Introducción a las Biografía de los MártiresLas vidas que aquí se relatan están unidas por el martirio. Aunque las vidas de los jesuitas ya tenían mucho en común -compartían una misma vocación, un mismo compromiso religioso y una obra-, cada una es única e irrepetible. Los derroteros por los que fue transcurriendo cada uno fueron muy diferentes y ellos mismos eran personalidades fuertes y bien definidas. Enfrentaron los desafíos planteados por su vocación a la vida religiosa en la Compañía de Jesús de manera diversa. Sin embargo, sus caminos se juntaron en la encrucijada del 16 de noviembre de 1989. Ahí se encontraron con una madre y su hija adolescente, cuya historia es muy similar a la de la inmensa mayoría de las salvadoreñas, quienes se unieron a ellos en el martirio. Cada vida está relatada de forma separada, respetando su inidividualidad, pero sin perder de vista el sendero que lleva a la encrucijada del 16 de noviembre de 1989. No son biografías exhaustivas ni definitivas. Su pretensión es mucho más modesta. Son relatos que recogen los rasgos más característicos o relevantes de cada una de estas ocho vidas. Tienen mucho de testimonio para animar y de memoria para no olvidar. Tienen mucho de recuerdo agradecido por una entrega tan generosa. Tienen mucho de historia biográfica para quienes no los conocieron. En este sentido, son relatos tradicionales, en cuanto buscan transmitir una experiencia pasada que forma parte de la realidad salvadoreña. El texto fue publicado en la edición de Estudios Centroamericanos de noviembre-diciembre de 1989 con el título “Ser jesuita hoy en El Salvador”. Era una edición monográfica en homenaje a los mártires de la UCA. Su pretensión era responder a qué es ser jesuita con la vida personal de los mártires. Juan Ramón Moreno solía repetir a sus novicios que la Compañía de Jesús no es otra cosa que lo que los jesuitas son en cada momento histórico. No hay más Compañía de Jesús que la que sus miembros configuran con su vocación, su misión y su vida. Estos relatos constituyen una buena respuesta a quienes abrigan ideas extremas sobre lo que es ser jesuita. Para algunos es un ideal inalcanzable por sublime, pero para otros es la síntesis de lo peor de la vida religiosa. En realidad, ser jesuita es ser como fueron estos hombres con grandes cualidades y limitaciones, con grandes ideales y realizaciones, con grandes visiones y fracasos, con personalidades fuertes y dimensiones muy humanas e incluso tiernas. Todo ello encarnado en una situación histórica concreta y en una sociedad con unos problemas específicos. Los desafíos que enfrentaron, el sentido de su vida y, en último término, también el de su muerte vienen dados por El Salvador en el cual les tocó vivir. Su importancia estriba en haber asumido esos desafíos y en haber dedicado su vida a superarlos. El pueblo salvadoreño que no descansa de la pobreza, como decía Ignacio Ellacuría, no los dejó descansar mientras vivieron. “Ser jesuita hoy en El Salvador” fue escrito hace diez años. El texto que sigue debe mucho a aquél, pero ha sido revisado y modificado a partir de la perspectiva que da la distancia de los hechos relatados y del aporte de obras como las de Teresa Whitfield (Pagando el precio. Ignacio Ellacuría y el asesinato de los jesuitas en El Salvador) y Marta Dogget (Una muerte anunciada. El asesinato de los jesuitas en El Salvador), ambas publicadas por UCA Editores. La biografía de Ignacio Ellacuría puede parecer más larga que la de los demás. En buena medida se debe a que incluye un esbozo de lo que ha sido el transcurrir de la UCA, la obra a la que todos estuvieron vinculados. Es el contexto que explica muchas otras cosas de cada uno de ellos. Rodolfo Cardenal. |
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