© 1996 UCA Editores
Encuentro internacional de Comunidades Eclesiales de Base Un encuentro sorprendente Aunque pudiera parecer cosa del pasado, en América Latina sigue habiendo encuentros de las comunidades eclesiales de base, y el lector podrá leer una crónica sobre ello más adelante. Ante todo, es bueno recalcar que se trata de un encuentro internacional con la participación de muchos países latinoamericanos, de un encuentro que es ya tradicional -el quinto de este tipo- y de un encuentro que es eclesial, con participación de laicos, religiosos, sacerdotes y teólogos, y, junto con ellos y ellas, de un buen número de obispos. Este encuentro no debiera ser una sorpresa, pero de hecho lo es, al menos visto desde nosotros. No debiera ser ninguna sorpresa porque las comunidades de base han sido la opción de la Iglesia latinoamericana en Medellín y Puebla. Son la máxima expresión de creatividad eclesial después de siglos de cristianismo en nuestro continente, y son "ortodoxas", aprobadas y alentadas por los obispos en sus documentos. Tienen una larga tradición, han dado muestras de fe, esperanza y compromiso con la justicia, y tienen mártires, como no los tienen otros movimientos. Y no sólo eso. Hasta todavía hace poco estas comunidades eran como el orgullo de la Iglesia latinoamericana, fruto que se ofrecía a otras Iglesias y espejo donde querían mirarse cristianos de otros continentes. Sin embargo, las cosas han ido cambiando desde Puebla para acá, y como por arte de magia lo que antes parecía muy bueno se ha ido convirtiendo en sospechoso, peligroso y hasta "herético". De ser alabadas, las comunidades eclesiales de base pasaron, en muchos lugares, a ser controladas por la jerarquía, y se ha pretendido neutralizarlas, de hecho, con el apoyo de todo tipo de movimientos con tal de que éstos no tomen en serio la realidad latinoamericana de injusticia, corrupción y encubrimiento. Sobre ellas se ha cernido, pues, silencio y sospecha, cuando no ataques eclesiales, como ha ocurrido también con la teología de la liberación (benémeritos teólogos como Gustavo Gutiérrez viven bajo la nube de la sospecha, como decía de sí mismo el Cardenal Newmann el siglo pasado), con la generación de obispos de Medellín (don Helder Camara, el cardenal Arns, don Pedro Casaldáliga, Monseñor Romero, todos ellos hostigados y tenidos por conflictivos) y hasta con el Vaticano II, su ideal de diálogo y colegialidad intraeclesial, de servir y no de imponer. La "Iglesia de los pobres", y nada digamos la "Iglesia popular", en lugar de ser el fruto más maduro de Medellín, ha sido silenciada y hostigada. Y sin embargo, la Iglesia tiene que ser de los pobres En este mismo número puede leerse también el último informe de las Naciones Unidas sobre la pobreza en el mundo. Estremece e indigna lo que dice, pero aquí sólo nos queremos fijar en un punto: la pobreza va en aumento y nuestro mundo es cada vez más un mundo de pobres. Esto significa que América Latina es un continente muy pobre y, a la vez, es el continente con el mayor número de católicos y cristianos. Guste o no -y sin apelar todavía al evangelio- la Iglesia tiene que ser Iglesia de los pobres e Iglesia popular, y de hecho ya lo es. Lo que pasa es que hay dos formas fundamentalmente distintas, comprensibles ambas desde la perspectiva de los mismos pobres, de ser Iglesia. Una es la que más prolifera y a la que más facilidades se le da. Se trata de que los pobres reformulen su religiosidad popular -en peligro por los nuevos procesos culturales- en sectas y movimientos o según planes pastorales importados, que garanticen un mínimo el sentido de sus vidas. Esto es muy comprensible, sobre todo si las iglesias institucionales, católicas y protestantes, no satisfacen sus necesidades religiosas y condenan a los pobres al anonimato eclesial (gran escasez de templos y de líderes religiosos) y litúrgico (celebraciones muy doctrinales y con muy poca participación). A esto se buscan, como hemos dicho, soluciones en movimientos que, en el fondo, quieren imitar a las sectas, sobre todo su éxito. No es que los obispos y otros líderes eclesiales no vean problemas en ello, pero "al menos", parecen decir, "mantienen su fe en Dios". Sabiéndolo o sin saberlo, estas políticas eclesiásticas le hacen el juego a otras políticas que no tienen ningún interés en Dios, en Jesucristo, en la Iglesia y en los pobres. Son los poderosos de este mundo que quieren mantener bajo control la fuerza profética y libradora de lo religioso. Lo aceptan, promueven y aun financian como "droga" adormecedora, pero no como "estimulante" humanizador y liberador. Las comunidades de base como Iglesia de pobres Lo anterior significa que nuestras Iglesias tienen que ser, necesariamente, de pobres, pero que por miedo a su fuerza liberadora no se les anima y, a veces no se les permite, ser Iglesia de comunidades de base. Decía Ellacuría que lo más importante de las comunidades de base es, precisamente, que son de base, es decir, que están a la base de la realidad, que son comunidades de pobres, verdaderas comunidades salvadoreñas. En esto coinciden con otros movimientos y sectas, pero se diferencian de ellos en su visión del evangelio. Dios quiere que la vida tenga sentido, pero, para ello, que la vida sea posible. Aquel dicho de Monseñor Romero de que "la gloria de Dios es que el pobre viva" guía, a la vez, su fe cristiana y su visión de la realidad salvadoreña. Son Iglesia de los pobres, pero de pobres con conciencia, que quieren organizarse en comunidades, de pobres con esperanza de liberación, de pobres con compromiso y entrega. Y son comunidades de mártires. No hay que ser anacrónicos, ni intentar mantener voluntarísticamente modelos de hace quince o veinte años, pero tampoco hay que ser irresponsables, desagradecidos y menos aun cínicos, y no reconocer el potencial de las comunidades de base para la actualidad. Lo uno y lo otro, superación del anacronismo y actualización de su potencial, es lo que se trató en el V Encuentro de Comunidades y lo que debiéramos hacer entre nosotros. Pero, repitámoslo, lo esencial es comenzar con el hecho fundamental: que la Iglesia se deje afectar hondamente por la pobreza estrepitosa del continente, y que no dé la impresión de estar a gusto entre las minorías pudientes. Ya hemos dicho que no se trata de repetir miméticamente lo que fueron las comunidades en tiempo de la represión y la guerra. Hay que repensar, pues, cómo ser hoy comunidad, y de hecho en varios lugares del país siguen creciendo comunidades de pobres que viven su fe, su esperanza y su praxis, de acuerdo al evangelio de Jesús, aunque no se llamen comunidades de base. Pero algo o mucho hay que mantener también de aquéllas, y quizás, entre otras, las siguientes cosas. La primera y fundamental es fomentar todo lo que sea comunidad para superar el individualismo espiritualista deshumanizante. La segunda es poner en relación la pobreza y el anhelo de liberación con la fe en un Dios liberador, no alientante. La tercera es mantener la identidad salvadoreña, con lo cual las comunidades deben relacionarse con grupos populares, y deben superar algunos errores del pasado, como también se reconoce en el encuentro. La cuarta es manenter la lucidez y generosidad de sus mártires, como su tesoro mas precioso, y que su verdad y su amor guíe sus pasos. La quinta y última es buscar la convergencia entre comunidades y movimientos en lo que tienen de pobres y creyentes, en una línea de humanización y liberación. Hacemos este pequeño alegato en favor de las comunidades de base porque nos parecen necesarias. La proliferación de movimentos, aun con las cosas buenas que traen, no ponen a la Iglesia salvadoreña a la altura de los tiempos. ¨No será posible volver a la pastoral de acompañamiento de Monseñor Romero, debidamente actualizada, para minimizar los problemas de las comunidades y maximizar su potencial evangélico? La división de ARENA, el sistema de justicia y los derechos humanos Divisiones en ARENA ARENA se presentó desde su fundación como un partido cuya unidad granítica no podía ser puesta en cuestión. Durante la década de los 80, pasó de ser una organización político-militar escuadronera a otra político-partidaria, cuyos recursos económicos le permitieron forjarse una imagen distinta a la que tuvo en sus oscuros orígenes. El lema "Patria sí, comunismo no", todavía repetido con fanatismo por sus miembros en reuniones y congresos, expresaba la disposición de la derecha de mantenerse unida ante su enemigo. El temor al comunismo era más fuerte que cualquier conflicto de interés grupal o personal. Así, el auge organizativo de los sectores populares y de las organizaciones guerrilleras la aglutinaron como partido de clase. El fin de la guerra, sin embargo, hizo desparecer el fantasma del comunismo y la derecha se quedó sin el enemigo que la aglutinó durante dos décadas. Sólo para los más recalcitrantes, para los cuales "libertad se escribe con sangre", el FMLN sigue siendo el enemigo de la "patria" y de los "verdaderos salvadoreños", cuyos miembros y simpatizantes no merecen vivir. Así, terminada la guerra, los areneros se dedicaron a lo suyo: unos a trabajar en sus empresas en el marco de la legalidad y otros a negocios ilícitos, bajo el poder del partido y el control gubernamental. Y no sólo eso, los grupos de poder económico dieron rienda suelta a sus propios intereses, tratando cada uno de lograr la mejor posición respecto de los demás. Y la unidad del partido comenzó a resquebrajarse. El consenso en torno a los dirigentes ya no es tal, y figuras que ocuparon un lugar destacado en la formación de ARENA son ahora marginadas y cuestionan públicamente la legitimidad de los actuales líderes del partido. Este es el marco en el que hay que comprender las declaraciones de Víctor Antonio Cornejo Arango -uno de los fundadores de ARENA y ex secretario de la Asamblea Legislativa, cuando ésta fue presidida por Roberto D'Abuisson-, quien ha lanzado duras críticas al COENA y a su Presidente, Juan José Domenech. Antes, Sigifredo Ochoa Pérez ya había hecho públicas sus diferencias con la cúpula del partido. Después, Raúl García Prieto amenazaba con convertirse en portavoz de la disidencia arenera, lo cual se resolvió con su incorporación al COENA. Y desde hace varios meses, Rafael Angel Alfaro ha criticado la conduccion del partido. La actitud de Cornejo Arango, pues, es parte del malestar que reina en algunos círculos de la derecha por la forma como es conducido el partido y el gobierno. ¨Qué es lo que pide Cornejo Arango? Fundamentalmente, pide la renuncia de Domenech, ya que éste "no tiene la capacidad suficiente para gobernar la dirigencia". Y si no renuncia "nos veremos obligados a realizar otras actividades de mayor envergadura". Ante esta amenaza, las reacciones de la dirigencia de ARENA han sido contradictorias. Mientras que para el Presidente Calderón Sol las críticas son positivas, como señal de democracia, Domenech -negando cualquier división en las filas areneras- respondió directamente a la exigencia de Cornejo Arango, afirmando que no renunciaría, ya que piensa "cumplir con el voto unánime de todos los delegados de la última convención". Una posición más realista -o más resignada ante lo inocultable- fue la de Mario Valiente quien admitió como posible un división en ARENA. Más allá de las críticas que puedan hacer determinados personajes de ARENA, lo cierto es que la unidad granítica amenaza con resquebrajarse estrepitosamente. Y esta dinámica, por cierto, si llevase a una democratización del partido, pudiera ser positiva para el país, pues si hemos de ser gobernados por la derecha es bueno que ésta sea competitiva transparente y honesta. Hasta ahora en transparencia y honestidad, ARENA deja mucho que desear, pues ha sido un partido cerrado a la crítica pública, y también la corrupción se ha enquistado en sus filas (en ANTEL hubo corrupción cuando la institución estuvo presidida por Domenech). Ojalá esta crisis la haga mejorar en transparencia y honestidad. La opinión de los salvadoreños sobre el sistema de justicia El 32 por ciento de los salvadoreños está poco satisfecho con el trabajo de la Corte Suprema de Justicia después de dos años de gestión, según revela el último sondeo nacional del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP), de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas", efectuado entre el 13 de julio y el 9 de agosto. Cerca del 40 por ciento de los consultados, que conocen a la Corte Suprema de Justicia, tiene una impresión favorable de la misma, mientras que el 24 por ciento tiene una actitud desfavorable y el 27 por ciento tiene una actitud ambivalente, ni favorable ni desfavorable. El resto prefirió no responder a la pregunta. Sobre las resoluciones de la Corte Suprema, un poco más de la tercera parte de la población, el 38 por ciento, piensa que el máximo tribunal no emite sus fallos de manera justa, mientras que un 34 por ciento sí cree que lo hace. En otra respuesta relacionada, el 39 por ciento cree que los jueces no toman en cuenta los puntos de vista de todas las partes antes de tomar un decisión, mientras que el 32 por ciento piensa que sí lo hacen, y cerca de un 27 por ciento prefirieron no responder a la pregunta o se mostraron indecisos. Para el 60 por ciento de los encuestados, la mayoría de los jueces están sujetos al control político, mientras que el 14 por ciento piensa que no están atados políticamente, y el resto de consultados declinó opinar al respecto. Sobre este mismo tema, el 58 por ciento piensa que los funcionarios públicos no deberían actuar siguiendo los intereses del partido que los colocó en el puesto, mientras que un 24 por ciento piensa que sí, y el resto se abstuvo de expresar su opinión. A la pregunta global sobre si el sistema de justicia salvadoreño puede ser descrito como honesto o corrupto, casi la tercera parte de los consultados (un 32 por ciento) afirmó que el sistema está conformado tanto por personas honestas como corruptas, casi la mitad (el 47 por ciento) sostuvo que el sistema de justicia salvadoreño es corrupto, y una pequeña proporción (el 11 por ciento) dijo que era honesto. Un 9 por ciento se negó a contestar. Lo anterior ayuda a comprender una de las opiniones más polémicas y preocupante en la actual situación del país. Cerca de la mitad de los salvadoreños, el 46 por ciento, piensa que "ya que el gobierno no proporciona justicia y seguridad, la gente tiene el derecho a tomar la justicia por la propia mano". Sin embargo, casi la otra mitad, el 44 por ciento, está en desacuerdo, y un 10 por ciento no tiene opinión al respecto. Todo esto está relacionado con una opinión expresada por más de la mitad de los consultados (57 por ciento), según la cual las personas que dirigen el país y las encargadas de impartir justicia realmente no están preocupadas por lo que le sucede al ciudadano común salvadoreño. La opinión sobre derechos humanos Para el 23 por ciento de los salvadoreños el derecho humano que en la actualidad necesita protegerse más es el derecho a la vida, mientras que un 21 por ciento piensa que son los derechos del niño los que necesitan ser mejor atendidos. Otros señalaron el bienestar social, el respeto a las libertades civiles, el respeto a la dignidad humana y la protección de los más débiles. Sobre qué institución defiende mejor los derechos humanos, tanto a nivel nacional como a nivel comunitario, el 29 por ciento piensa que la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos es la institución que mejor los defiende a nivel nacional, seguida de la Comisión de Derechos Humanos con el 10 por ciento y la PNC con el 8 por ciento. Sin embargo, un 17 por ciento afirmó que ninguna institución defiende los derechos humanos a nivel nacional, y la desconfianza aumenta cuando se trata de la defensa de los derechos humanos a nivel comunitario. Más de la tercera parte de los salvadoreños piensan que ninguna institución defiende los derechos humanos en la comunidad donde viven, mientras que el 21 por ciento afirma que sí lo hace la PNC y el 12 por ciento la Procuraduría. Sobre el trabajo de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos. El 67 por ciento de los consultados que la conocen tiene una opinión favorable del trabajo que realiza. En cambio, el 9 por ciento tiene una opinión negativa, y el 17 por ciento se mostró indeciso o no quiso dar su opinión. En conjunto, más de la mitad de los consultados (el 54 por ciento) evalúa como muy importante el trabajo de la Procuraduría. Un poco más de la tercera parte lo define como algo importante (37 por ciento) y solamente el 5 por ciento piensa que su labor no es nada importante. En la misma línea, para el 55 por ciento de los salvadoreños, las declaraciones de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos se hacen de manera justa, mientras que el 20 por ciento no cree que sean bien equilibradas. Los niños robados durante la guerra Viven en Santa Tecla y en Ilopango. Viven en Estados Unidos, en Francia y en Italia. Son los niños que fueron robados durante la guerra en El Salvador. Forman parte de un sórdido secreto que desde hace poco ha comenzado a ver la luz del día. En la "Guinda de Mayo" de 1982 los helicópteros y camiones del ejército sobrevolaron y ocuparon, con estruendo, Chalatenango. Los soldados quemaron cantones y campos, y mataron a cientos de civiles, forzando a huír a miles de campesinos que se refugiaban en las montañas. Días después del operativo, los militares sorprendieron a uno de los grupos en guinda. Mientras María Magdalena Ramos chineaba a su bebé Nelson, de sólo seis meses, un soldado le agarro el brazó. Ahora, 14 años después Magdalena cuenta el horror de aquel día. Esta es su historia: Nos llevaron ahí por el cerro que se llama Loma Pacha. Unas 200 gentes ya estaban ahí, y estaban quitando a los niños que chineaban. Entonces comenzaron a usar sus radios para llamar a los helicópteros y comenzaron a llevar a los bichos. El primer helicóptero se llenó rápido y también el segundo, y en éste se llevaron a mi bebé. Yo lo chineaba y mi mamá se le cayó encima, y les suplicamos que, si nos tuvieran que matar, que por favor nos mataran a todos con el bebé. Nos dijeron que no, "que los pequeños no tienen por qué sufrir a causa de ustedes". Luego golpearon a mi mamá en la cara y la tiraron al suelo. El niño lloraba porque ellos lo jalaban y yo lo jalaba también. Me lo arrebataron y yo corrí para buscarlo dentro del helicóptero. Lo buscaba y lo buscaba en la ventana, pero no pude verlo con todos los bichos. Todo el helicóptero estaba lleno y él era el más pequeño. Me agarró un soldado por el cincho y me tiró al suelo. Corrí al otro lado, pero de ese lado tampoco pude ver a mi niño. Luego despegó el helicóptero y me quedé debajo de él. Era verde, casi negro, y cuando despegó con mi bebé, me dijo un soldado: "No llorésÉ Estos bichos van a ser del gobierno". * * * La Asociación Pro Búsqueda de Niños Desaparecidos, fundada en 1994 por familiares de los niños capturados, encontró a Nelson ese mismo año en un orfanatorio fuera de San Salvador. La Asociación ayudó a que conociera a su mamá. Durante todos estos años el joven había creído que su mamá lo había abandonado. Hasta la fecha la Asociación ha facilitado treinta reencuentros entre los niños y sus familiares. El grupo Médicos por los Derechos Humanos de Estados Unidos ha realizado pruebas de sangre que, comparando la estructura genética de ADN de los niños extraviados y de sus padres, indican que aquellos son, en realidad, hijos suyos. Amílcar Guardado tiene ahora 22 años. A los 5 años, Amílcar vio como los soldados mataron a su mamá y a su hermano menor en la masacre del río Sumpul. Luego los soldados lo llevaron en un helicóptero, junto con otro hermano suyo, Mauricio, a su base militar en Ilopango donde oficiales de la Fuerza Aérea cuidaron y criaron a los hermanos durante toda la guerra. Imelda Laínez tiene ahora 17 años. En 1984 tenía 6 años cuando un bombardeo la hirió y la separó de su familia en la isla de Montecristo, Usulután. Luego fue adoptada por una pareja de Estados Unidos que la crió junto con sus propios hijos. Hace poco la Asociación Pro Búsqueda ayudó a que Amílcar e Imelda regresaran a sus lugares y pudieran conocer a sus familias, que ya no esperaban encontrar vivos a sus hijos desparecidos. Grupos humanitarios afirman que, durante el conflicto, la Fuerza Armada de El Salvador secuestró a cientos de niños de comunidades que simpatizaban con el FMLN. Hasta ahora la Asociación Pro Búsqueda ha contabilizado más de 360 casos de niños robados o separados de sus familias en zonas de conflicto. Aunque no se trata sólo de acciones de la Fuerza Armada, la Asociación ha constatado que, ciertamente, más de 151 niños fueron secuestrados por los soldados. * * * El general Humberto Corado, anterior Ministro de Defensa, no quiso investigar el papel del ejército en estos secretos de la guerra. Sin embargo, otros militares han reconocido que sí hubo soldados que sacaron niños de las zonas de guerra durante el conflicto, "por razones humanitarias", dicen, para proteger a niños huérfanos y abandonados. El general Adolfo Blandón, jefe de Estado Mayor entre 1983 y 1988, admitió que la Fuerza Armada separó a niños de sus padres en las zonas conflictivas. El año pasado declaró que los soldados actuaban así para librar a estos niños del peligro de la guerra. Ahora afirma que desconocía que se trataba de un número tan elevado de niños, y culpa a la Cruz Roja Salvadoreña por la manera en la que los niños fueron llevados a orfanatorios y fueron entregados a familias ricas o de militares para que los adoptaran. Testigos, víctimas y grupos de derechos humanos, sin embargo, dan una versión muy distinta y acusan y responabilizan más claramente a la Fuerza Armada. Dicen que lo que pretendían los soldados era que estos niños no se incorporaran después a la guerrilla, o que, increiblemente, querían tenerlos de mascotas, o incluso que querían hacer negocio con ellos, vendiéndolos. En un documento del gobierno norteamericano se dice que "un líder de los escuadrones de la muerte, vinculado a los militares, arrebataba a bebés de las zonas conflictivas para venderlos por adopción". Muchos documentos se han extraviado y algunos funcionarios del gobierno salvadoreño han obstaculizado las investigaciones y la reunificación de las familias. Sin embargo, funcionarios de la embajada de Estados Unidos, rompiendo con la postura que adoptaron durante la guerra, afirman hoy que algunos oficiales salvadoreños participaron en "fraudes indudables en ciertos casos de adopciones". De hecho, ciudadanos de Estados Unidos, incluyendo a asesores militares, adoptaron a 2,354 niños salvadoreños durante la guerra. La misma embajada colaboró "entonces" en el fraude, al menos en la medida en que, como ha afirmado un portavoz, "durante los primeros años de la guerra no hubo mucha investigación formal para averiguar estas cosas". Años más tarde, en 1989, cuando el fraude se hizo inocultable, la embajada comenzó a investigar cada uno de los casos, y entonces -¨sospechosamente?- dijo el portavoz que disminuyó el número de adopciones que se habían hecho. Que nos devuelvan a los niños y también la esperanza Desde hace algunos días hemos podido darnos cuenta, a través de varios medios, que algunos niños que desaparecieron durante la guerra han sido encontrados gracias al trabajo de la asociación Pro Búsqueda de Niños Desaparecidos. Da tanto gusto ver los abrazos, los gritos de regocijo, las lágrimas y todos aquellos gestos propios de quien encuentra a alguien a quien ama y extrañaba o que en muchos casos hasta llegó a pensar que estaba muerto! Pero también sigue viva la pregunta: ¨a cuántos de los desaparecidos falta encontrar? ¨A cuántos niños secuestró el ejército durante la guerra, sin que nadie pudiera hacer nada por evitarlo? Qué bueno fuera que la prensa escrita, la radio y la televisión se unieran al esfuerzo de familiares y amigos de los niños desaparecidos en la guerra y pudieran usar un pequeño listón en la solapa pidiendo que vuelvan a su casa todos los secuestrados. Es loable el sentimiento de solidaridad que se da con una familia pudiente para que encuentre a su hijo, y rogamos a Dios que sus niños regresen con sus padres sanos y salvos. Pero qué bonito sería que los salvadoreños no fuéramos tan selectivos y de vez en cuando volviéramos los ojos hacia los que tienen poco y necesitan mucho. Es necesario convencernos de que, si queremos, es más fácil ver tras los espejos que forman las lágrimas de las madres, que con disímulo suben su delantal y se limpian su tristeza, que ver tras los vidrios polarizados de un carro del año. El dolor es el mismo para unos y para otros, ciertamente, por lo tanto nuestra solidaridad y compromiso debe ser para todos los niños, que son el futuro de una nación que puede ver sin distingos de clase social, sin bandera política y sin compromisos económicos. Por muchos años he sido amiga y he compartido con María Luz Domínguez, a quien conocí en el Refugio de San José de La Montaña, allá por el año 1985. Su familia estaba formada por ella y tres hijos. Fueron de las primeras familias a las que se buscó repoblar con la ayuda directa del arzobispado. Fueron llevados a San Carlos Lempa e instalados en una de las pocas casas que quedaban paradas después de los fuertes bombardeos. María Luz ha sido una mujer muy valiente, pero a su retorno a San Carlos, Fidel, el más grande de sus tres hijos fue arrancado de su casa y llevado a la guerra. Durante estos últimos once años María Luz ha guardado la esperanza de encontrar a Fidel, o por lo menos de que alguien tenga misericordia de su dolor de madre y le dé "razón de él", como dice ella. Dolores, otra mujer a la que le tocó guindiar y sufrir mucho durante la guerra, ha dicho varias veces: "Yo siento que el corazón me brinca en el pecho, y que el estómago se me hace nudo cada vez que dicen que ha aparecido uno de los niños que se perdió. A mí, gracias a Dios, me quedaron los míos, pero a mi cuñada los soldados le quitaron al más chiquito, mi hermano se ha hecho loco buscándolo y nada". "Yo tengo la esperanza, de que alguien de buenos sentimientos lo tenga por ahí, igual que a la niña de la comadre Eulalia que también se la llevaron en el mismo operativo". Aquí cabe muy bien la pregunta ¨Donde están los niños desaparecidos en la guerra? Lorenzo interviene y dice lo siguiente: "Hay también otras cosas importantes que la guerra se llevó. Es triste decirlo, pero durante el tiempo del conflicto armado había más entrega, más solidaridad con los hermanos, más compromiso con el dolor del otro. Durante los operativos y las guindas, unos jalábamos a los otros. Teníamos esperanza, orábamos juntos sufríamos y nos divertíamos juntos, aunque sea con una atolada chiquita hacíamos fiesta. Hoy todo se ha enfriado, nos están obligando a que olvidemos esos momentos juntos, y eso es triste porque ya ni nos vemos ni compartimos igual". La alegría de ver a los niños cuando regresan de la escuela cada día, sus sonrisas y ocurrencias, borran en muchos padres el cansancio y los problemas. El retorno de los niños que se perdieron en la guerra, no sólo debe darnos alegría, sino la fortaleza para luchar y no permitir que se nos arrebate la esperanza. Carmen María El Cardenal Pablo Evaristo Arns cumple 75 años (II) Luchador por la justicia y defensor de los derechos humanos Uno de los aportes más importantes del cardenal Arns en el área de derechos humanos es el haber guardado todos los detalles de 1,843 casos de tortura, por parte de los militares brasileños, con el nombre de las víctimas y de sus torturadores. Este proyecto culminó en 1985, el año en que el país volvió a un gobierno civil, con la publicación del libro Brasil nunca más! La tortura en Brasil. El teólogo dominico Frei Betto, quien estuvo en prisión de 1969 a1973, dijo que La tortura en Brasil es una obra histórica, un informe completo sobre la tortura. Y no se puede dudar de lo que dice porque no está basado en noticias de periódicos, sino en las actas de un jurado militar. Un pequeño equipo de abogados copió, en secreto, las actas, y el cardenal Arns preparó las cosas para que pudieran ser sacadas del país y asegurar así que no serían confiscadas y destruidas. Como muchos otros defensores de los derechos humanos en Brasil, Arns ha sido insultado por sectores de la derecha. Le han llamado protector de criminales, incluso un Maquiavelo marxista que orquestaba todos los ataques contra el status quo. Pero la oposición de Arns a la violencia nunca ha estado coloreada políticamente, como reconoce el senador por Sao Paulo Eduardo Suplicy. "Don Pablo, en su solidaridad hacia los pobres y excluidos, a veces es un gran problema para la élite, pues les da grandes sustos. Pero en el momento en que un miembro de esta élite necesita de alguien para salvar a otra persona, don Pablo siempre está disponible, dijo Suplicy. Mencionó como ejemplo que cuando en 1989 fue secuestrado el magnate de una cadena de supermercados, Abilio Diniz, pidieron a don Pablo que negociara con los secuestradores. Algunos años después, los padres de uno de los acusados y convictos por el secuestro fueron a Sao Paulo para hablar con don Pablo para que los ayudase. Y así lo hizo". El influjo del cardenal Arns se ha extendido también en círculos académicos. El rector de la Universidad Pontificia de Sao Paulo, Antonio Carlos Caruso Ronca, dice que Arns usaba la universidad pontificia para que los intelectuales expulsados de sus cátedras por los militares pudieran tener "un espacio democrático". En 1977 cuando los militares prohibieron a la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia celebrar su asamblea anual en una universidad, la pontificia les abrió sus puertas. Ese mismo año el auditorium sufrió un incendio premeditado. Arns también pone en práctica dentro de la Iglesia los principios de justicia y de respeto a la libertad. Por ejemplo, cuando el teólogo franciscano Leonardo Boff fue llamado por Ratzinger a Roma en 1984, el cardenal Arns, junto con el cardenal Aloisio Lorscheider, también franciscano, le acompañó y apareció ante Ratzinger en un gesto poco común de apoyo a un teólogo. Para recalcar la seriedad de su oposición a las medidas disciplinarias contra Boff -quien después dejó la orden franciscana- los dos arzobispos llevaban sus vestidos cardenalicios en lugar de la ropa informal que usan normalmente. Por su trabajo en favor de los derechos humanos y de la justicia social Arns ha recibido 61 doctorados honoris causa tanto en Brasil como en el extranjero. Ecumenismo y humanismo El respeto a la dignidad de la persona humana le ha llevado a Arns, con toda naturalidad, al ecumenismo. Mantiene relaciones cordiales con los líderes de las iglesias protestantes históricas. En la década de los setenta, por ejemplo, el pastor Jaime Wright, de la Iglesia Presbiteriana Unida fue "el vicario episcopal para asuntos internacionales y de derechos humanos" del cardenal. La protesta de Arns contra el asesinato de Herzog fue también el comienzo de una gran amistad con el rabino Henry Sobel. El día de navidad de 1995 Sobel y Arns discutieron por televisión sobre las raíces de la intolerancia. "Una de las cosas que más dividen en asuntos religiosos es el fundamentalismo", dijo el cardenal. Después, volviéndose hacia Sobel, continuó: "yo tengo más en común, con el rabino Sobel, que es mi amigo, que con los fundamentalistas católicos". Y Sobel respondió: "a mi me llegan cartas de odio porque he condenado al judío que asesinó a Yitzhak Rabin". Sobel describió una vez a Arns como "un modelo de líder religioso, un verdadero líder religioso". Y añadió que había aprendido de su padre que "la tarea de un líder religioso no consiste sólo en consolar a los afligidos... más importante aún, tiene que afligir a los satisfechos. Arns es un líder religioso en la tradición de los profetas de Israel, un defensor de la justicia. Yo creo que don Pablo es "el heredero de los profetas de Israel". Y este ecumenismo se ha ampliado al exigir respeto hacia las culturas de los pueblos indígenas de Brasil y al apoyar a los grupos afro-brasileños que buscan que se reconozca su cultura e identidad dentro de la Iglesia. El cardenal tiene el don de relacionarse con todo tipo de gentes. Le gusta saltarse el protocolo para celebrar la eucaristía en casas de ancianos, en tugurios o en hospitales para enfermos de sida. Abundan las anécdotas sobre la compasión y la generosidad de Arns. En un mes de julio, cuando en Sao Paulo hace frío, Arns estaba celebrando una misa al aire libre. Llevaba puesto un abrigo -caro-, que le habían regalado en Alemania el invierno anterior. Arns se quitó el abrigo para ponerse los ornamentos y se lo dio a una religiosa para que se lo guardara. Cuando comenzó la misa vio a una mujer que estaba temblando. "Póngale el abrigo o se morirá antes de que termine la misa", le dijo a la religiosa. Después, cuando la mujer empezaba a quitarse el abrigo, Arns movió la cabeza y sonrió. "Quédese con él, la próxima vez que vaya a Alemania me regalarán otro". El cardenal es capaz de encandilar a gente de tugurios y a jefes de estado. Habla alemán, inglés, francés, español y portugués, lo cual le ha ayudado a hacer de embajador de la Iglesia brasileña y de su pueblo. Sus relaciones con el exterior fueron decisivas para defender a los prisioneros políticos durante el régimen militar de Brasil. Wright cuenta como ejemplo un encuentro entre Arns y el presidente de Estados Unidos Jimmy Carter. Wright, cuyo hermano era uno de los "desaparecidos" opositores al régimen, le recordó a Arns que tanto él como Carter habían recibido el año anterior sendos doctorados honoris causa por la universidad de Notre Dame, y le sugirió al cardenal que usase el hecho como pretexto para encontrarse con Carter. Arns le escribió a Carter, incluyendo una lista de personas desaparecidas por el régimen militar. Carter estuvo de acuerdo en encontrarse con Arns, y cuando el encuentro quedó confirmado Wright filtró la carta -y la lista- al periódico A Folha de Sao Paulo. Los militares habían impuesto estricta censura en 1969, de modo que incluso los periódicos más audaces sólo se atrevían a publicar recetas de cocina o poesías en los espacios que habían quedado vacíos por la censura. Wright pensó que el encuentro entre Arns y Carter sería un acontecimiento que permitiría a la prensa hacer públicos los nombres de los desaparecidos, cosa que hasta entonces era tabú. Todo salió bien. "Por invitación personal del presidente de Estados Unidos, el cardenal Arns fue con él al aeropuerto de Río, lo cual le dio la oportunidad de tener una conversación privada de 40 minutos", recuerda Wright. "Y en el aeropuerto, una banda militar tocó en honor del presidente y del cardenal arzobispo de Sao Paulo, considerado como el enemigo número uno del régimen militar". Pero el verdadero milagro ya había ocurrido. "La Folha de Sao Paulo", aprovechándose de que la policía brasileña no se atrevería a censurar la prensa el día en que el presidente de Estados Unidos llegaba a Brasil, publicó por primera vez la lista de desaparecidos que el cardenal Arns había enviado a Jimmy Carter. La reacción del Vaticano La fama internacional del cardenal Arns ha ido creciendo cada vez más. Lo tienen en gran estima religiosos y religiosas, científicos, defensores de los derechos humanos, teólogos y los pueblos empobrecidos de toda América Latina. Pero, al parecer, cuanto mayor es el respeto que le tienen en esos círculos, mayor es también la reacción del Vaticano contra los teólogos que él defiende y contra su forma de concebir la Iglesia. En este sentido, quizás el golpe más duro de parte de Roma ha sido la división de la arquidiócesis de Sao Paulo en contra de su voluntad y de 14 años de planificación pastoral. En 1975, después de haber consultado con grupos de base, líderes de diversos sectores de la ciudad y dirigentes de la pastoral especializada, Arns convocó a una amplia asamblea diocesana que identificó las prioridades pastorales para Sao Paulo para un período de 4 años. Animado por el papa Pablo VI, Arns amplió esta visión pastoral y diseñó un plan para adaptar las estructuras arquidiócesanas a las exigencias de una metrópoli moderna. Su plan, cuidadosamente pensado, estaba basado en una premisa: una ciudad funciona como una unidad, lo cual hacen ya irrelevantes los límites parroquiales y diocesanos. El informe enviado al Vaticano, basado en estudios sobre ciudades como París, Nueva York y Chicago, proponía la demarcación de ocho diócesis interdependientes que formarían una unidad bajo el arzobispo. Los obispos de estas diócesis se comprometían a igualar los ingresos entre las áreas ricas y pobres para asegurar así un único enfoque pastoral para toda la ciudad. A pesar de las muchas conversaciones con Roma y del aparente apoyo inicial de Juan Pablo II, el 5 de marzo de 1989 funcionarios del Vaticano notificaron al cardenal que la diócesis de Sao Paulo iba a quedar dividida en cuatro nuevas diócesis totalmente independientes, reduciendo la arquidiócesis al área central de la ciudad. Arns pasó de ser pastor de 16 millones a ser pastor de 7 millones. Los funcionarios del Vaticano no consultaron con Arns los nombramientos de los obispos de las nuevas sedes, y Roma ignoró su sugerencia de que sus obispos auxiliares quedasen en las nuevas diócesis -que conocían bien- durante la transición. Este desconocimiento de tantos años de investigación y discusión llevó al Consejo Presbiteral de Sao Paulo a escribir una carta al papa, expresando "su inmensa tristeza" por estos cambios. Este incidente fue ampliamente interpretado en la prensa como un ataque al cardenal Arns de parte de la línea dura vaticana. Por su parte, en una entrevista a una revista católica italiana, en 1990, el cardenal dijo que la decisión del Vaticano había sido un error y que los pobres iban a pagar por ello, y añadió que con la división de la diócesis también quedó dividida la ciudad según clases sociales, separando a los ricos de los pobres. Siempre cortés cuando habla de Roma, el cardenal dijo en 1993: "Todo lo que puedo decir es que la división de la diócesis se llevó a cabo de forma muy distinta al plan que yo había propuesto. No se han tenido en cuenta las urgencias pastorales de las grandes ciudades". El plan de Arns disgustó a la línea dura vaticana que quiere desbaratar cualquier intento de descentralización de la autoridad eclesial o de generar una dinámica más dialogante y democrática al interior de la estructura jerárquica de la Iglesia. Retiro y renovación La división de la diócesis fue un duro golpe que amenazó con destruir la moral del cardenal. Uno de sus consejeros más cercanos dijo en 1993: "Cuando don Pablo luchaba contra los militares, cuanto más suciamente jugaban éstos, más fuerte era el cardenal. Pero cuando quien le juega sucio es la curia, entonces parece como que le sacan la vida a don Pablo. Ya sabe usted, es como cuando uno es perseguido por su propio padre y su propia madre". En 1992, en la cuarta Conferencia de los Obispos Latinoamericanos en Santo Domingo, Arns sufrió una grave conmoción en un accidente de carro, y el doctor le ordenó que, en el próximo año, no trabajara más que cuatro mañanas a la semana. Por su parte, el cardenal Arns ya ha comunicado al nuncio y al Vaticano que quiere retirarse en septiembre de este año cuando cumplirá 75 años, pero la celebración de este jubileo parece que le ha dado nuevos bríos a este cardenal luchador. Sigue increiblemente activo, por ejemplo, celebrando misas para conmemorar a Chico Méndez, ecologista asesinado, y al héroe negro Zumbi dos Palmares; visitando a dos líderes del Movimiento de los Sin Tierra que están en prisión; promoviendo la solidaridad con las personas que tienen sida, trabajo en el que Arns ha sido pionero en Brasil. También ha estado activo en promover la campaña de educación de la Conferencia de Obispos en 1996, que quiere animar al pueblo a organizarse políticamente y lograr la justicia. Personas cercanas al cardenal creen que la cercanía de su retiro le ha devuelto la energía. En el periódico arquidiócesano de octubre del año pasado, Arns volvió a tocar uno de sus temas fundamentales: la necesidad de nuevos métodos de evangelización. Enfatizó la importancia de "los nuevos evangelizadores", los laicos, especialmente los pobres. "En nuestro tiempo y en el futuro tendremos que dar oportunidad a los laicos para que profundicen su conocimiento del mensaje social de la Iglesia, amplien su cultura teológica y fortalezcan su adhesión a la persona de Jesús. Todos, no sólo los que tienen una mejor educación, deben ser capaces de analizar el ambiente que les rodea para encontrar modos de cambiarlo". El cardenal Arns terminó con una reflexión prácticamente autobiográfica. "Estar siempre atentos a lo que pasa en el mundo es esencial para poder participar en reuniones e incluso en conversaciones informales.Que acepten las ideas de uno, sin tratar de imponerlas a los demás, requiere una humilde superioridad intelectual en el campo de lo religioso y una delicadeza de un Francisco de Asís. Si en esos momentos aparece el desencanto y el sufrimiento, eso sólo refuerza la esperanza". No puede haber mejor consejo para el próximo arzobispo de Sao Paulo. V Encuentro Latinoamericano de Comunidades de Base Realidad y necesidad de las comunidades Del 6 al 8 de agosto se ha celebrado en San Pedro, Paraguay, el V Encuentro Latinoamericano de Comunidades de Base. Los delegados de los diversos países de la región, principalmente Bolivia, Ecuador y Brasil, describieron la grave situación socioeconómica de las poblaciones rurales y de los barrios pobres de las ciudades, y analizaron también los efectos de la guerrilla, el narcotráfico y la insuficiencia de los programas oficiales para superar la pobreza. Por lo que toca a las comunidades de base, en el continente unos sacerdotes y jerarcas las apoyan con entusiasmo, mientras que otros todavía tiene recelos y no las impulsan con la misma fuerza. En el encuentro, los obispos, religiosos, teólogos y líderes sociales defendieron la necesidad de las comunidades eclesiales de base con el objetivo de que se conviertan en comunidades de fe y de promoción de las familias carentes de medios, especialmente las del area rural. Muchas fueran las intervenciones de los participantes. A continuación ofrecemos dos de ellas que analizan la realidad actual de las comunidades y el significado positivo -y los problemas que originan- dentro de la sociedad y de la Iglesia. Obispo Eguiguren, Bolivia: "La Iglesia de los pobres no es una comunidad de violencia" El obispo Eguiguren sostuvo que "las comunidades de base son una nueva manera de hacer Iglesia a través de pequeñas comunidades que quieren compartirlo todo fraternalmente, especialmente la lucha en favor de la gente humilde y pobre". Y son eclesiales, porque son organizaciones que se basan en la fe, no tienen intereses políticos ni sindicales ni cosa parecida, porque su única base es la fe. El obispo reconoció que "las comunidades de base algo se politizaron, en algunos países, y pudo haber pequeños errores o desviaciones en Brasil, El Salvador y Nicaragua, pero añadió que esto se ha magnificado a nivel internacional". Un 85 por ciento de todas las comunidades de base en América Latina nunca se politizaron ni defendieron la violencia como método para alcanzar sus objetivos. Lo que ha ocurrido es que "a las dictaduras militares les interesaba, lógicamente, presentar a dichas comunidades fomentando la violencia, porque han sido ellos los que han actuado con violencia institucionalizada y no han visto en los otros más que marxismo y comunismo". Las fricciones surgen también por el lado de los derechos humanos, pues con gobiernos deshumanizantes la Iglesia tiene el deber de pronunciarse. "De lo contrario ¨para qué sirve?", se preguntó el obispo. Si se quisiera enmarcar ideológicamente la acción de las comunidades eclesiales de base "posiblemente, éstas se acercan más a un socialismo humano que a un capitalismo salvaje, porque hoy día estamos viviendo un capitalismo que se acentúa cada vez más, destruyendo muchas cosas a su paso". Jose Marins: "La Iglesia es todavía muy clerical" Los teólogos de la lglesia de los pobres, como los brasileños José Marins y Teolide Trevisan, dijeron que las comunidades de base son células nacidas de la teología de la Liberación, pero también del espíritu de la Iglesia latinoamericana reunida en Medellín, Puebla y Santo Domingo, de las palabras de Juan Pablo II y de los mártires contemporáneos. "Nacen, luchan y crecen principalmente en el contexto de la realidad estructural y coyuntural del continente pobre y católico de América Latina". José Marins, quien asesora el encuentro, ha insitido en que la Iglesia católica es aún "muy clerical", por lo que en muchos casos muestra un cierto temor ante las iniciativas progresistas de los laicos. Por ello, grupos de laicos, como el de las comunidades de base, son mal vistos en numerosas diócesis de la región, porque se tiene miedo a lo nuevo. "Esa resistencia existió desde el principio. Primero fue el poder político, que tenía gran preocupación por las comunidades de base, pues creía que eran células guerilleras, sin estudiar bien el problema. Después ha ocurrido lo mismo dentro de la Iglesia". Y esto ocurre porque "la Iglesia es todavía muy clerical. El ministro lo concentra todo, y cuando se comienza a hablar de comunidad cree que ya no se valora al sacerdote". Es un fenómeno parecido al que señalaba don Helder Cámara: "Si das limosna eres un santo, pero si preguntas por qué hay pobres eres un subversivo". Dijo también que "cuando algunos asocian las comunidades de base con la violencia y las señalan como un mal fruto de la teología de la liberación, actúan como los privilegiados del poder y de la riqueza, porque ven una amenaza para sus privilegios". Recalcó que las comunidades de base no tienen condiciones para organizar partidos políticos, pero pueden y tienen que inspirar a sus miembros -como ciudadanos- a que hagan política, y cambien las estructuras. José Marins reconoce que el trabajo eclesial en favor de las clases populares tuvo mayor protagonismo en las dos décadas pasadas y que actualmente pasa por una etapa de "invierno". Pero "eso no quiere decir que no hay vida. Hay mucha vida, aunque ésta se nota más hacia el interior de las comunidades". En este sentido, un reciente estudio, hecho en Brasil, por 40 teólogos y especialistas sociales demuestra que estos grupos de base no han disminuido, pero no tienen el auge que tuvieron durante los gobiernos militares, cuando aparecían como los únicos espacios libres e independientes. Marins insiste también en que el modelo de las comunidades de base se ha extendido por Europa, Asia, Australia y Estados Unidos. Bajo su asesoramiento y el de su equipo, las religiosas Teolide Trevisan y Carolee Chanona, se siguen formando comunidades de base en Alemania, Inglaterra, Corea del Sur y algunas regiones norteamericanas, australianas y filipinas. En cada país, las comunidades tienen características propias y se adecúan a la realidad local. En países más avanzados económicamente son más ecuménicas e integran a familias de clase media, mientras que en América Latina son casi exclusivamente de pobres. Un mundo cada vez más pobre para los pobres 89 países están en peor situación que hace diez años. 1,600 millones de seres humanos son hoy más pobres que hace quince años. El patrimonio de las 358 personas cuyos activos tienen un valor superior a 1,000 millones de dólares supera el ingreso anual del 45 por ciento de la población mundial. En algunos países, la gente es más pobre que hace 30 años, con escasa esperanza de un mejoramiento rápido. Estos datos escalofriantes están tomados del informe del programa de Naciones Unidas para el Desarrollo hecho público el 17 de julio. Este es el séptimo informe que clasifica a los174 países de Naciones Unidas según su desarrollo humano. Este año se han usado nuevos índices para medir la pobreza y la riqueza. La conclusión es que el crecimiento económico ha fracasado para la cuarta parte de la población mundial, y que ha aumentado la polarización mundial entre ricos y pobres. "Si se mantienen las tendencias actuales, la disparidad económica entre países industrializados y en desarrollo pasará de lo injusto a lo inhumano", dice James Gustave Speth Administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en la introducción al informe. A continuación ofrecemos algunas conclusiones fundamentales del Informe. ú En el período 1975-1995 el producto nacional bruto mundial creció en un 40%, pero ese crecimiento benefició sólo a una minoría de países. Al mismo tiempo, el número de pobres aumentó en un 17%. ú Los países muy ricos se están enriqueciendo aún más. Actualmente, el patrimonio de las 358 personas cuyos activos tienen un valor superior a 1,000 millones de dólares superan el ingreso anual combinado de países en que vive casi la mitad -un 45%- de la población mundial. ú 89 países están en peor situación económica que hace 10 años o más. Entre los países ricos, sólo tres -Canadá, Finlandia e Islandia- no son hoy tan ricos como en el decenio de 1980. Pero en 70 países en vías de desarrollo los niveles actuales de ingreso son inferiores a los que tuvieron en el decenio de 1980 o en el de 1970. Y en 19 de esos países, incluidos no sólo Haití, Liberia, Nicaragua, Rwanda y el Sudán, destrozados por conflictos, sino también en países como Venezuela y Ghana, el ingreso per cápita actual es inferior al de 1960 o antes. ú Desde 1980 quince países, principalmente de Asia, han gozado de un crecimiento económico espectacular a un ritmo muy superior al visto incluso durante dos siglos de industrialización en el Occidente, que va del 3,5% anual en Malasia al 8,2% en la República de Corea y China. Sin embargo, el declive económico en otras regiones del mundo en desarrollo ha durado mucho más y ha sido mucho más profundo que la Gran Depresión de los años 30. Mientras los países ricos se recuperaron de la depresión en buena medida en cuatro o cinco años, el decenio perdido de 1980 persiste para centenares de millones de habitantes de muchos países de Africa y América Latina. En algunos casos, la gente es más pobre que hace 30 años, con escasa esperanza de un mejoramiento rápido. ú El desempleo afecta a 35 millones de habitantes del mundo industrializado. En esos países la tasa media de desempleo fue de un 8.6% en 1993, y variaba del 2.5% en el Japón al 23% en España. Las estadísticas oficiales de desempleo de los países en vías de desarrollo tienen escaso significado porque gran parte del empleo se da en zonas rurales y en la economía no estructurada que no tributa, por lo cual es muy difícil conseguir estadísticas. Pero el desempleo urbano de la juventud ha sido medido en Kenya en un 29% y en Argelia en un 21%. ú Los países del Asia oriental y sudoriental que han crecido más rápidamente han sido también aquellos en los que ha habido mayor justicia en la división del ingreso y los activos, como la tierra y el crédito. Además, han basado su crecimiento en un fuerte desarrollo humano, tal como lo define el Informe. ú Pese a los contratiempos o al estancamiento del ingreso, la mayoría de los países ha dado muestras de considerable progreso en materia educacional y de salud, acceso a agua limpia y planificación de la familia. ú El índice de Desarrollo Humano del informe clasifica a los países en una escala que combina la esperanza de vida (que refleja la salud general), la educación y el poder adquisitivo básico. El índice de este año clasifica al Canadá en primer lugar entre los 174 países, seguido por Estados Unidos, Japón, los Países Bajos y Noruega. De los países en desarrollo Chipre ocupa el primer lugar, seguido de Barbados, las Bahamas, la República de Corea y la Argentina (Hong Kong, que no es un país, estaría clasificado por encima de Chipre). Al ajustar el índice por la diferencia entre hombres y mujeres, Suecia ocupa el primer lugar, mientras que el Canadá pasa al segundo lugar, los Estados Unidos al cuarto, el Japón al décimo segundo lugar y los Países Bajos al undécimo. Para ayudar a comprender el grado y el carácter de la pobreza, el informe de este año ha ido más allá de la pobreza del ingreso para considerar otros elementos. En lugar de examinar la situación media de la capacidad humana, el nuevo índice de pobreza de capacidad refleja el porcentaje de personas que carecen de capacidad básica o de capacidad humana esencial mínima, conceptos extremos en sí mismos y que hay que superar para salir de la pobreza de ingreso y sostener el desarrollo humano. El nuevo índice refleja la proporción de niños de menos de cinco años de edad que tienen peso insuficiente (el indicador más crítico de la nutrición y una medida básica de salud pública), la proporción de nacimientos sin asistencia de personal de salud cualificado (que mide la reproducción sana) y la tasa de analfabetismo femenino (que mide la capacidad de obtener educación y conocimientos). El índice hace hincapié en la privación de las mujeres en razón de su función central en las familias y la sociedad. Como la inversión en las mujeres tiene tan buen rendimiento un índice bajo es también una señal de gran ineficiencia económica. Según esto, el informe llega a la conclusión de que un 21% de los habitantes de los países en vías de desarrollo se hallan por debajo de la línea de pobreza de ingresos, pero el porcentaje se eleva al 37% si se tienen cuenta la pobreza de capacidad. En conclusión, según el informe, "el adelanto a corto plazo por lo que toca al desarrollo humano es posible, pero no será sostenible sin un mayor crecimiento. Y a la inversa, el crecimiento económico no es sostenible sin desarrollo humano".