UCA

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas



Carta a las Iglesias

© 1996 UCA Editores



Encuentro internacional de Comunidades Eclesiales de Base



Un encuentro sorprendente



         Aunque pudiera parecer cosa del pasado, en América

Latina sigue habiendo encuentros de las comunidades eclesiales de

base, y el lector podrá leer una crónica sobre ello

más adelante. Ante todo, es bueno recalcar que se trata de

un encuentro internacional con la participación de muchos

países latinoamericanos, de un encuentro que es ya

tradicional -el quinto de este tipo- y de un encuentro que es

eclesial, con participación de laicos, religiosos,

sacerdotes y teólogos, y, junto con ellos y ellas, de un

buen número de obispos.

         Este encuentro no debiera ser una sorpresa, pero de hecho lo

es, al menos visto desde nosotros. No debiera ser ninguna sorpresa

porque las comunidades de base han sido la opción de la

Iglesia latinoamericana en Medellín y Puebla. Son la

máxima expresión de creatividad eclesial

después de siglos de cristianismo en nuestro continente, y

son "ortodoxas", aprobadas y alentadas por los obispos en sus

documentos. Tienen una larga tradición, han dado muestras de

fe, esperanza y compromiso con la justicia, y tienen

mártires, como no los tienen otros movimientos. Y no

sólo eso. Hasta todavía hace poco estas comunidades

eran como el orgullo de la Iglesia latinoamericana, fruto que se

ofrecía a otras Iglesias y espejo donde querían

mirarse cristianos de otros continentes.

         Sin embargo, las cosas han ido cambiando desde Puebla para

acá, y como por arte de magia lo que antes parecía

muy bueno se ha ido convirtiendo en sospechoso, peligroso y hasta

"herético". De ser alabadas, las comunidades eclesiales de

base pasaron, en muchos lugares, a ser controladas por la

jerarquía, y se ha pretendido neutralizarlas, de hecho, con

el apoyo de todo tipo de movimientos con tal de que éstos no

tomen en serio la realidad latinoamericana de injusticia,

corrupción y encubrimiento.

         Sobre ellas se ha cernido, pues, silencio y sospecha, cuando

no ataques eclesiales, como ha ocurrido también con la

teología de la liberación (benémeritos

teólogos como Gustavo Gutiérrez viven bajo la nube de

la sospecha, como decía de sí mismo el Cardenal

Newmann el siglo pasado), con la generación de obispos de

Medellín (don Helder Camara, el cardenal Arns, don Pedro

Casaldáliga, Monseñor Romero, todos ellos hostigados

y tenidos por conflictivos) y hasta con el Vaticano II, su ideal de

diálogo y colegialidad intraeclesial, de servir y no de

imponer. La "Iglesia de los pobres", y nada digamos la "Iglesia

popular", en lugar de ser el fruto más maduro de

Medellín, ha sido silenciada y hostigada.



Y sin embargo, la Iglesia tiene que ser de los pobres



         En este mismo número puede leerse también el

último informe de las Naciones Unidas sobre la pobreza en el

mundo. Estremece e indigna lo que dice, pero aquí

sólo nos queremos fijar en un punto: la pobreza va en

aumento y nuestro mundo es cada vez más un mundo de pobres.

Esto significa que América Latina es un continente muy pobre

y, a la vez, es el continente con el mayor número de

católicos y cristianos. Guste o no -y sin apelar

todavía al evangelio- la Iglesia tiene que ser Iglesia de

los pobres e Iglesia popular, y de hecho ya lo es. Lo que pasa es

que hay dos formas fundamentalmente distintas, comprensibles ambas

desde la perspectiva de los mismos pobres, de ser Iglesia.

         Una es la que más prolifera y a la que más

facilidades se le da. Se trata de que los pobres reformulen su

religiosidad popular -en peligro por los nuevos procesos

culturales- en sectas y movimientos o según planes

pastorales importados, que garanticen un mínimo el sentido

de sus vidas. Esto es muy comprensible, sobre todo si las iglesias

institucionales, católicas y protestantes, no satisfacen sus

necesidades religiosas y condenan a los pobres al anonimato

eclesial (gran escasez de templos y de líderes religiosos)

y litúrgico (celebraciones muy doctrinales y con muy poca

participación). A esto se buscan, como hemos dicho,

soluciones en movimientos que, en el fondo, quieren imitar a las

sectas, sobre todo su éxito. No es que los obispos y otros

líderes eclesiales no vean problemas en ello, pero "al

menos", parecen decir, "mantienen su fe en Dios".

         Sabiéndolo o sin saberlo, estas políticas

eclesiásticas le hacen el juego a otras políticas que

no tienen ningún interés en Dios, en Jesucristo, en

la Iglesia y en los pobres. Son los poderosos de este mundo que

quieren mantener bajo control la fuerza profética y

libradora de lo religioso. Lo aceptan, promueven y aun financian

como "droga" adormecedora, pero no como "estimulante" humanizador

y liberador.



Las comunidades de base como Iglesia de pobres



         Lo anterior significa que nuestras Iglesias tienen que ser,

necesariamente, de pobres, pero que por miedo a su fuerza

liberadora no se les anima y, a veces no se les permite, ser

Iglesia de comunidades de base. 

         Decía Ellacuría que lo más importante de

las comunidades de base es, precisamente, que son de base, es

decir, que están a la base de la realidad, que son

comunidades de pobres, verdaderas comunidades salvadoreñas.

En esto coinciden con otros movimientos y sectas, pero se

diferencian de ellos en su visión del evangelio. Dios quiere

que la vida tenga sentido, pero, para ello, que la vida sea

posible. Aquel dicho de Monseñor Romero de que "la gloria de

Dios es que el pobre viva" guía, a la vez, su fe cristiana

y su visión de la realidad salvadoreña. Son Iglesia

de los pobres, pero de pobres con conciencia, que quieren

organizarse en comunidades, de pobres con esperanza de

liberación, de pobres con compromiso y entrega. Y son

comunidades de mártires.

         No hay que ser anacrónicos, ni intentar mantener

voluntarísticamente modelos de hace quince o veinte

años, pero tampoco hay que ser irresponsables,

desagradecidos y menos aun cínicos, y no reconocer el

potencial de las comunidades de base para la actualidad. Lo uno y

lo otro, superación del anacronismo y actualización

de su potencial, es lo que se trató en el V Encuentro de

Comunidades y lo que debiéramos hacer entre nosotros. Pero,

repitámoslo, lo esencial es comenzar con el hecho

fundamental: que la Iglesia se deje afectar hondamente por la

pobreza estrepitosa del continente, y que no dé la

impresión de estar a gusto entre las minorías

pudientes.

         Ya hemos dicho que no se trata de repetir miméticamente

lo que fueron las comunidades en tiempo de la represión y la

guerra. Hay que repensar, pues, cómo ser hoy comunidad, y de

hecho en varios lugares del país siguen creciendo

comunidades de pobres que viven su fe, su esperanza y su praxis, de

acuerdo al evangelio de Jesús, aunque no se llamen

comunidades de base. Pero algo o mucho hay que mantener

también de aquéllas, y quizás, entre otras,

las siguientes cosas. La primera y fundamental es fomentar todo lo

que sea comunidad para superar el individualismo espiritualista

deshumanizante. La segunda es poner en relación la pobreza

y el anhelo de liberación con la fe en un Dios liberador, no

alientante. La tercera es mantener la identidad salvadoreña,

con lo cual las comunidades deben relacionarse con grupos

populares, y deben superar algunos errores del pasado, como

también se reconoce en el encuentro. La cuarta es manenter

la lucidez y generosidad de sus mártires, como su tesoro mas

precioso, y que su verdad y su amor guíe sus pasos. La

quinta y última es buscar la convergencia entre comunidades

y movimientos en lo que tienen de pobres y creyentes, en una

línea de humanización y liberación.

         Hacemos este pequeño alegato en favor de las

comunidades de base porque nos parecen necesarias. La

proliferación de movimentos, aun con las cosas buenas que

traen, no ponen a la Iglesia salvadoreña a la altura de los

tiempos. ¨No será posible volver a la pastoral de

acompañamiento de Monseñor Romero, debidamente

actualizada, para minimizar los problemas de las comunidades y

maximizar su potencial evangélico?





                                                           La división de ARENA, el

sistema de justicia y los derechos humanos

                                                      

Divisiones en ARENA



     ARENA se presentó desde su fundación como un

partido cuya unidad granítica no podía ser puesta en

cuestión. Durante la década de los 80, pasó de

ser una organización político-militar escuadronera a

otra político-partidaria, cuyos recursos económicos

le permitieron forjarse una imagen distinta a la que tuvo en sus

oscuros orígenes. El lema "Patria sí, comunismo no",

todavía repetido con fanatismo por sus miembros en reuniones

y congresos, expresaba la disposición de la derecha de

mantenerse unida ante su enemigo. El temor al comunismo era

más fuerte que cualquier conflicto de interés grupal

o personal. Así, el auge organizativo de los sectores

populares y de las organizaciones guerrilleras la aglutinaron como

partido de clase.

     El fin de la guerra, sin embargo, hizo desparecer el fantasma

del comunismo y la derecha se quedó sin el enemigo que la

aglutinó durante dos décadas. Sólo para los

más recalcitrantes, para los cuales "libertad se escribe con

sangre", el FMLN sigue siendo el enemigo de la "patria" y de los

"verdaderos salvadoreños", cuyos miembros y simpatizantes no

merecen vivir. Así, terminada la guerra, los areneros se

dedicaron a lo suyo: unos a trabajar en sus empresas en el marco de

la legalidad y otros a negocios ilícitos, bajo el poder del

partido y el control gubernamental. Y no sólo eso, los

grupos de poder económico dieron rienda suelta a sus propios

intereses, tratando cada uno de lograr la mejor posición

respecto de los demás. Y la unidad del partido

comenzó a resquebrajarse. El consenso en torno a los

dirigentes ya no es tal, y figuras que ocuparon un lugar destacado

en la formación de ARENA son ahora marginadas y cuestionan

públicamente la legitimidad de los actuales líderes

del partido.

     Este es el marco en el que hay que comprender las declaraciones

de Víctor Antonio Cornejo Arango -uno de los fundadores de

ARENA y ex secretario de la Asamblea Legislativa, cuando

ésta fue presidida por Roberto D'Abuisson-, quien ha lanzado

duras críticas al COENA y a su Presidente, Juan José

Domenech. Antes, Sigifredo Ochoa Pérez ya había hecho

públicas sus diferencias con la cúpula del partido.

Después, Raúl García Prieto amenazaba con

convertirse en portavoz de la disidencia arenera, lo cual se

resolvió con su incorporación al COENA. Y desde hace

varios meses, Rafael Angel Alfaro ha criticado la conduccion del

partido. La actitud de Cornejo Arango, pues, es parte del malestar

que reina en algunos círculos de la derecha por la forma

como es conducido el partido y el gobierno.

     ¨Qué es lo que pide Cornejo Arango? Fundamentalmente,

pide la renuncia de Domenech, ya que éste "no tiene la

capacidad suficiente para gobernar la dirigencia". Y si no renuncia

"nos veremos obligados a realizar otras actividades de mayor

envergadura". Ante esta amenaza, las reacciones de la dirigencia de

ARENA han sido contradictorias. Mientras que para el Presidente

Calderón Sol las críticas son positivas, como

señal de democracia, Domenech -negando cualquier

división en las filas areneras- respondió

directamente a la exigencia de Cornejo Arango, afirmando que no

renunciaría, ya que piensa "cumplir con el voto

unánime de todos los delegados de la última

convención". Una posición más realista -o

más resignada ante lo inocultable- fue la de Mario Valiente

quien admitió como posible un división en ARENA.

     Más allá de las críticas que puedan hacer

determinados personajes de ARENA, lo cierto es que la unidad

granítica amenaza con resquebrajarse estrepitosamente. Y

esta dinámica, por cierto, si llevase a una

democratización del partido, pudiera ser positiva para el

país, pues si hemos de ser gobernados por la derecha es

bueno que ésta sea competitiva transparente y honesta. Hasta

ahora en transparencia y honestidad, ARENA deja mucho que desear,

pues ha sido un partido cerrado a la crítica pública,

y también la corrupción se ha enquistado en sus filas

(en ANTEL hubo corrupción cuando la institución

estuvo presidida por Domenech). Ojalá esta crisis la haga

mejorar en transparencia y honestidad.



La opinión de los salvadoreños sobre el sistema de

justicia



     El 32 por ciento de los salvadoreños está poco

satisfecho con el trabajo de la Corte Suprema de Justicia

después de dos años de gestión, según

revela el último sondeo nacional del Instituto Universitario

de Opinión Pública (IUDOP), de la Universidad

Centroamericana "José Simeón Cañas", efectuado

entre el 13 de julio y el 9 de agosto.

     Cerca del 40 por ciento de los consultados, que conocen a la

Corte Suprema de Justicia, tiene una impresión favorable de

la misma, mientras que el 24 por ciento tiene una actitud

desfavorable y el 27 por ciento tiene una actitud ambivalente, ni

favorable ni desfavorable. El resto prefirió no responder a

la pregunta.

     Sobre las resoluciones de la Corte Suprema, un poco más

de la tercera parte de la población, el 38 por ciento,

piensa que el máximo tribunal no emite sus fallos de manera

justa, mientras que un 34 por ciento sí cree que lo hace. En

otra respuesta relacionada, el 39 por ciento cree que los jueces no

toman en cuenta los puntos de vista de todas las partes antes de

tomar un decisión, mientras que el 32 por ciento piensa que

sí lo hacen, y cerca de un 27 por ciento prefirieron no

responder a la pregunta o se mostraron indecisos.

     Para el 60 por ciento de los encuestados, la mayoría de

los jueces están sujetos al control político,

mientras que el 14 por ciento piensa que no están atados

políticamente, y el resto de consultados declinó

opinar al respecto. Sobre este mismo tema, el 58 por ciento piensa

que los funcionarios públicos no deberían actuar

siguiendo los intereses del partido que los colocó en el

puesto, mientras que un 24 por ciento piensa que sí, y el

resto se abstuvo de expresar su opinión.

     A la pregunta global sobre si el sistema de justicia

salvadoreño puede ser descrito como honesto o corrupto, casi

la tercera parte de los consultados (un 32 por ciento)

afirmó que el sistema está conformado tanto por

personas honestas como corruptas, casi la mitad (el 47 por ciento)

sostuvo que el sistema de justicia salvadoreño es corrupto,

y una pequeña proporción (el 11 por ciento) dijo que

era honesto. Un 9 por ciento se negó a contestar.

     Lo anterior ayuda a comprender una de las opiniones más

polémicas y preocupante en la actual situación del

país. Cerca de la mitad de los salvadoreños, el 46

por ciento, piensa que "ya que el gobierno no proporciona justicia

y seguridad, la gente tiene el derecho a tomar la justicia por la

propia mano". Sin embargo, casi la otra mitad, el 44 por ciento,

está en desacuerdo, y un 10 por ciento no tiene

opinión al respecto. 

     Todo esto está relacionado con una opinión

expresada por más de la mitad de los consultados (57 por

ciento), según la cual las personas que dirigen el

país y las encargadas de impartir justicia realmente no

están preocupadas por lo que le sucede al ciudadano

común salvadoreño.



La opinión sobre derechos humanos



     Para el 23 por ciento de los salvadoreños el derecho

humano que en la actualidad necesita protegerse más es el

derecho a la vida, mientras que un 21 por ciento piensa que son los

derechos del niño los que necesitan ser mejor atendidos.

Otros señalaron el bienestar social, el respeto a las

libertades civiles, el respeto a la dignidad humana y la

protección de los más débiles.

     Sobre qué institución defiende mejor los derechos

humanos, tanto a nivel nacional como a nivel comunitario, el 29 por

ciento piensa que la Procuraduría para la Defensa de los

Derechos Humanos es la institución que mejor los defiende a

nivel nacional, seguida de la Comisión de Derechos Humanos

con el 10 por ciento y la PNC con el 8 por ciento. Sin embargo, un

17 por ciento afirmó que ninguna institución defiende

los derechos humanos a nivel nacional, y la desconfianza aumenta

cuando se trata de la defensa de los derechos humanos a nivel

comunitario. Más de la tercera parte de los

salvadoreños piensan que ninguna institución defiende

los derechos humanos en la comunidad donde viven, mientras que el

21 por ciento afirma que sí lo hace la PNC y el 12 por

ciento la Procuraduría.

     Sobre el trabajo de la Procuraduría para la Defensa de

los Derechos Humanos. El 67 por ciento de los consultados que la

conocen tiene una opinión favorable del trabajo que realiza.

En cambio, el 9 por ciento tiene una opinión negativa, y el

17 por ciento se mostró indeciso o no quiso dar su

opinión. En conjunto, más de la mitad de los

consultados (el 54 por ciento) evalúa como muy importante el

trabajo de la Procuraduría. Un poco más de la tercera

parte lo define como algo importante (37 por ciento) y solamente el

5 por ciento piensa que su labor no es nada importante.

     En la misma línea, para el 55 por ciento de los

salvadoreños, las declaraciones de la Procuraduría

para la Defensa de los Derechos Humanos se hacen de manera justa,

mientras que el 20 por ciento no cree que sean bien equilibradas.





                                 Los niños robados durante la guerra



     Viven en Santa Tecla y en Ilopango. Viven en Estados Unidos, en

Francia y en Italia. Son los niños que fueron robados

durante la guerra en El Salvador. Forman parte de un sórdido

secreto que desde hace poco ha comenzado a ver la luz del

día.



     En la "Guinda de Mayo" de 1982 los helicópteros y

camiones del ejército sobrevolaron y ocuparon, con

estruendo, Chalatenango. Los soldados quemaron cantones y campos,

y mataron a cientos de civiles, forzando a huír a miles de

campesinos que se refugiaban en las montañas. Días

después del operativo, los militares sorprendieron a uno de

los grupos en guinda. Mientras María Magdalena Ramos

chineaba a su bebé Nelson, de sólo seis meses, un

soldado le agarro el brazó. Ahora, 14 años

después Magdalena cuenta el horror de aquel día. Esta

es su historia:



     Nos llevaron ahí por el cerro que se llama Loma Pacha.

     Unas 200 gentes ya estaban ahí, y estaban quitando a los

     niños que chineaban. Entonces comenzaron a usar sus

     radios para llamar a los helicópteros y comenzaron a

     llevar a los bichos.



     El primer helicóptero se llenó rápido y

     también el segundo, y en éste se llevaron a mi

     bebé. Yo lo chineaba y mi mamá se le cayó

     encima, y les suplicamos que, si nos tuvieran que matar, que por

     favor nos mataran a todos con el bebé. Nos dijeron que

     no, "que los pequeños no tienen por qué sufrir a

     causa de ustedes".



     Luego golpearon a mi mamá en la cara y la tiraron al

     suelo. El niño lloraba porque ellos lo jalaban y yo lo

     jalaba también. Me lo arrebataron y yo corrí para

     buscarlo dentro del helicóptero. Lo buscaba y lo buscaba

     en la ventana, pero no pude verlo con todos los bichos. Todo el

     helicóptero estaba lleno y él era el más

     pequeño.



     Me agarró un soldado por el cincho y me tiró al

     suelo. Corrí al otro lado, pero de ese lado tampoco pude

     ver a mi niño. Luego despegó el helicóptero

     y me quedé debajo de él. Era verde, casi negro, y

     cuando despegó con mi bebé, me dijo un soldado:

     "No llorésÉ Estos bichos van a ser del gobierno".

                                                   *  *  *

     La Asociación Pro Búsqueda de Niños

Desaparecidos, fundada en 1994 por familiares de los niños

capturados, encontró a Nelson ese mismo año en un

orfanatorio fuera de San Salvador. La Asociación

ayudó a que conociera a su mamá. Durante todos estos

años el joven había creído que su mamá

lo había abandonado.



     Hasta la fecha la Asociación ha facilitado treinta

reencuentros entre los niños y sus familiares. El grupo

Médicos por los Derechos Humanos de Estados Unidos ha

realizado pruebas de sangre que, comparando la estructura

genética de ADN de los niños extraviados y de sus

padres, indican que aquellos son, en realidad, hijos suyos.



     Amílcar Guardado tiene ahora 22 años. A los 5

años, Amílcar vio como los soldados mataron a su

mamá y a su hermano menor en la masacre del río

Sumpul. Luego los soldados lo llevaron en un helicóptero,

junto con otro hermano suyo, Mauricio, a su base militar en

Ilopango donde oficiales de la Fuerza Aérea cuidaron y

criaron a los hermanos durante toda la guerra.



     Imelda Laínez tiene ahora 17 años. En 1984

tenía 6 años cuando un bombardeo la hirió y la

separó de su familia en la isla de Montecristo,

Usulután. Luego fue adoptada por una pareja de Estados

Unidos que la crió junto con sus propios hijos.



     Hace poco la Asociación Pro Búsqueda ayudó

a que Amílcar e Imelda regresaran a sus lugares y pudieran

conocer a sus familias, que ya no esperaban encontrar vivos a sus

hijos desparecidos.



     Grupos humanitarios afirman que, durante el conflicto, la Fuerza

Armada de El Salvador secuestró a cientos de niños de

comunidades que simpatizaban con el FMLN. Hasta ahora la

Asociación Pro Búsqueda ha contabilizado más

de 360 casos de niños robados o separados de sus familias en

zonas de conflicto. Aunque no se trata sólo de acciones de

la Fuerza Armada, la Asociación ha constatado que,

ciertamente, más de 151 niños fueron secuestrados por

los soldados.



                                                   *  *  *



     El general Humberto Corado, anterior Ministro de Defensa, no

quiso investigar el papel del ejército en estos secretos de

la guerra. Sin embargo, otros militares han reconocido que

sí hubo soldados que sacaron niños de las zonas de

guerra durante el conflicto, "por razones humanitarias", dicen,

para proteger a niños huérfanos y abandonados. El

general Adolfo Blandón, jefe de Estado Mayor entre 1983 y

1988, admitió que la Fuerza Armada separó a

niños de sus padres en las zonas conflictivas. El año

pasado declaró que los soldados actuaban así para

librar a estos niños del peligro de la guerra. Ahora afirma

que desconocía que se trataba de un número tan

elevado de niños, y culpa a la Cruz Roja Salvadoreña

por la manera en la que los niños fueron llevados a

orfanatorios y fueron entregados a familias ricas o de militares

para que los adoptaran.



     Testigos, víctimas y grupos de derechos humanos, sin

embargo, dan una versión muy distinta y acusan y

responabilizan más claramente a la Fuerza Armada. Dicen que

lo que pretendían los soldados era que estos niños no

se incorporaran después a la guerrilla, o que,

increiblemente, querían tenerlos de mascotas, o incluso que

querían hacer negocio con ellos, vendiéndolos. En un

documento del gobierno norteamericano se dice que "un líder

de los escuadrones de la muerte, vinculado a los militares,

arrebataba a bebés de las zonas conflictivas para venderlos

por adopción".



     Muchos documentos se han extraviado y algunos funcionarios del

gobierno salvadoreño han obstaculizado las investigaciones

y la reunificación de las familias. Sin embargo,

funcionarios de la embajada de Estados Unidos, rompiendo con la

postura que adoptaron durante la guerra, afirman hoy que algunos

oficiales salvadoreños participaron en "fraudes indudables

en ciertos casos de adopciones". De hecho, ciudadanos de Estados

Unidos, incluyendo a asesores militares, adoptaron a 2,354

niños salvadoreños durante la guerra.



     La misma embajada colaboró "entonces" en el fraude, al

menos en la medida en que, como ha afirmado un portavoz, "durante

los primeros años de la guerra no hubo mucha

investigación formal para averiguar estas cosas".

Años más tarde, en 1989, cuando el fraude se hizo

inocultable, la embajada comenzó a investigar cada uno de

los casos, y entonces -¨sospechosamente?- dijo el portavoz que

disminuyó el número de adopciones que se

habían hecho.





                          Que nos devuelvan a los niños y también la

esperanza        

                                                      

     Desde hace algunos días hemos podido darnos cuenta, a

través de varios medios, que algunos niños que

desaparecieron durante la guerra han sido encontrados gracias al

trabajo de la asociación Pro Búsqueda de Niños

Desaparecidos. ­Da tanto gusto ver los abrazos, los gritos de

regocijo, las lágrimas y todos aquellos gestos propios de

quien encuentra a alguien a quien ama y extrañaba o que en

muchos casos hasta llegó a pensar que estaba muerto! Pero

también sigue viva la pregunta: ¨a cuántos de los

desaparecidos falta encontrar?

     ¨A cuántos niños secuestró el

ejército durante la guerra, sin que nadie pudiera hacer nada

por evitarlo? Qué bueno fuera que la prensa escrita, la

radio y la televisión se unieran al esfuerzo de familiares

y amigos de los niños desaparecidos en la guerra y pudieran

usar un pequeño listón en la solapa pidiendo que

vuelvan a su casa todos los secuestrados.

     Es loable el sentimiento de solidaridad que se da con una

familia pudiente para que encuentre a su hijo, y rogamos a Dios que

sus niños regresen con sus padres sanos y salvos. Pero

qué bonito sería que los salvadoreños no

fuéramos tan selectivos y de vez en cuando

volviéramos los ojos hacia los que tienen poco y necesitan

mucho. Es necesario convencernos de que, si queremos, es más

fácil ver tras los espejos que forman las lágrimas de

las madres, que con disímulo suben su delantal y se limpian

su tristeza, que ver tras los vidrios polarizados de un carro del

año. El dolor es el mismo para unos y para otros,

ciertamente, por lo tanto nuestra solidaridad y compromiso debe ser

para todos los niños, que son el futuro de una nación

que puede ver sin distingos de clase social, sin bandera

política y sin compromisos económicos.

     Por muchos años he sido amiga y he compartido con

María Luz Domínguez, a quien conocí en el

Refugio de San José de La Montaña, allá por el

año 1985. Su familia estaba formada por ella y tres hijos.

Fueron de las primeras familias a las que se buscó repoblar

con la ayuda directa del arzobispado. Fueron llevados a San Carlos

Lempa e instalados en una de las pocas casas que quedaban paradas

después de los fuertes bombardeos. María Luz ha sido

una mujer muy valiente, pero a su retorno a San Carlos, Fidel, el

más grande de sus tres hijos fue arrancado de su casa y

llevado a la guerra. Durante estos últimos once años

María Luz ha guardado la esperanza de encontrar a Fidel, o

por lo menos de que alguien tenga misericordia de su dolor de madre

y le dé "razón de él", como dice ella.

     Dolores, otra mujer a la que le tocó guindiar y sufrir

mucho durante la guerra, ha dicho varias veces: "Yo siento que el

corazón me brinca en el pecho, y que el estómago se

me hace nudo cada vez que dicen que ha aparecido uno de los

niños que se perdió. A mí, gracias a Dios, me

quedaron los míos, pero a mi cuñada los soldados le

quitaron al más chiquito, mi hermano se ha hecho loco

buscándolo y nada". "Yo tengo la esperanza, de que alguien

de buenos sentimientos lo tenga por ahí, igual que a la

niña de la comadre Eulalia que también se la llevaron

en el mismo operativo". Aquí cabe muy bien la pregunta

¨Donde están los niños desaparecidos en la guerra?

     Lorenzo interviene y dice lo siguiente: "Hay también

otras cosas importantes que la guerra se llevó. Es triste

decirlo, pero durante el tiempo del conflicto armado había

más entrega, más solidaridad con los hermanos,

más compromiso con el dolor del otro. Durante los operativos

y las guindas, unos jalábamos a los otros. Teníamos

esperanza, orábamos juntos sufríamos y nos

divertíamos juntos, aunque sea con una atolada chiquita

hacíamos fiesta. Hoy todo se ha enfriado, nos están

obligando a que olvidemos esos momentos juntos, y eso es triste

porque ya ni nos vemos ni compartimos igual".

     La alegría de ver a los niños cuando regresan de

la escuela cada día, sus sonrisas y ocurrencias, borran en

muchos padres el cansancio y los problemas. El retorno de los

niños que se perdieron en la guerra, no sólo debe

darnos alegría, sino la fortaleza para luchar y no permitir

que se nos arrebate la esperanza.



                                                                                          Carmen María

                                                                                                             

                                                                                                             

                                                   El Cardenal Pablo Evaristo Arns cumple 75 años (II)



Luchador por la justicia y defensor de los derechos humanos



     Uno de los aportes más importantes del cardenal Arns en

el área de derechos humanos es el haber guardado todos los

detalles de 1,843 casos de tortura, por parte de los militares

brasileños, con el nombre de las víctimas y de sus

torturadores. Este proyecto culminó en 1985, el año

en que el país volvió a un gobierno civil, con la

publicación del libro ­Brasil nunca más! La tortura

en Brasil. El teólogo dominico Frei Betto, quien estuvo en

prisión de 1969 a1973, dijo que La tortura en Brasil es una

obra histórica, un informe completo sobre la tortura. Y no

se puede dudar de lo que dice porque no está basado en

noticias de periódicos, sino en las actas de un jurado

militar. Un pequeño equipo de abogados copió, en

secreto, las actas, y el cardenal Arns preparó las cosas

para que pudieran ser sacadas del país y asegurar así

que no serían confiscadas y destruidas.



     Como muchos otros defensores de los derechos humanos en Brasil,

Arns ha sido insultado por sectores de la derecha. Le han llamado

protector de criminales, incluso un Maquiavelo marxista que

orquestaba todos los ataques contra el status quo. Pero la

oposición de Arns a la violencia nunca ha estado coloreada

políticamente, como reconoce el senador por Sao Paulo

Eduardo Suplicy. "Don Pablo, en su solidaridad hacia los pobres y

excluidos, a veces es un gran problema para la élite, pues

les da grandes sustos. Pero en el momento en que un miembro de esta

élite necesita de alguien para salvar a otra persona, don

Pablo siempre está disponible, dijo Suplicy. Mencionó

como ejemplo que cuando en 1989 fue secuestrado el magnate de una

cadena de supermercados, Abilio Diniz, pidieron a don Pablo que

negociara con los secuestradores. Algunos años

después, los padres de uno de los acusados y convictos por

el secuestro fueron a Sao Paulo para hablar con don Pablo para que

los ayudase. Y así lo hizo".



     El influjo del cardenal Arns se ha extendido también en

círculos académicos. El rector de la Universidad

Pontificia de Sao Paulo, Antonio Carlos Caruso Ronca, dice que Arns

usaba la universidad pontificia para que los intelectuales

expulsados de sus cátedras por los militares pudieran tener

"un espacio democrático". En 1977 cuando los militares

prohibieron a la Sociedad Brasileña para el Progreso de la

Ciencia celebrar su asamblea anual en una universidad, la

pontificia les abrió sus puertas. Ese mismo año el

auditorium sufrió un incendio premeditado.



     Arns también pone en práctica dentro de la Iglesia

los principios de justicia y de respeto a la libertad. Por ejemplo,

cuando el teólogo franciscano Leonardo Boff fue llamado por

Ratzinger a Roma en 1984, el cardenal Arns, junto con el cardenal

Aloisio Lorscheider, también franciscano, le

acompañó y apareció ante Ratzinger en un gesto

poco común de apoyo a un teólogo. Para recalcar la

seriedad de su oposición a las medidas disciplinarias contra

Boff -quien después dejó la orden franciscana- los

dos arzobispos llevaban sus vestidos cardenalicios en lugar de la

ropa informal que usan normalmente.



     Por su trabajo en favor de los derechos humanos y de la justicia

social Arns ha recibido 61 doctorados honoris causa tanto en Brasil

como en el extranjero.



Ecumenismo y humanismo



     El respeto a la dignidad de la persona humana le ha llevado a

Arns, con toda naturalidad, al ecumenismo. Mantiene relaciones

cordiales con los líderes de las iglesias protestantes

históricas. En la década de los setenta, por ejemplo,

el pastor Jaime Wright, de la Iglesia Presbiteriana Unida fue "el

vicario episcopal para asuntos internacionales y de derechos

humanos" del cardenal. La protesta de Arns contra el asesinato de

Herzog fue también el comienzo de una gran amistad con el

rabino Henry Sobel. El día de navidad de 1995 Sobel y Arns

discutieron por televisión sobre las raíces de la

intolerancia. "Una de las cosas que más dividen en asuntos

religiosos es el fundamentalismo", dijo el cardenal.

Después, volviéndose hacia Sobel, continuó:

"yo tengo más en común, con el rabino Sobel, que es

mi amigo, que con los fundamentalistas católicos". Y Sobel

respondió: "a mi me llegan cartas de odio porque he

condenado al judío que asesinó a Yitzhak Rabin".



     Sobel describió una vez a Arns como "un modelo de

líder religioso, un verdadero líder religioso". Y

añadió que había aprendido de su padre que "la

tarea de un líder religioso no consiste sólo en

consolar a los afligidos... más importante aún, tiene

que afligir a los satisfechos. Arns es un líder religioso en

la tradición de los profetas de Israel, un defensor de la

justicia. Yo creo que don Pablo es "el heredero de los profetas de

Israel". Y este ecumenismo se ha ampliado al exigir respeto hacia

las culturas de los pueblos indígenas de Brasil y al apoyar

a los grupos afro-brasileños que buscan que se reconozca su

cultura e identidad dentro de la Iglesia.



     El cardenal tiene el don de relacionarse con todo tipo de

gentes. Le gusta saltarse el protocolo para celebrar la

eucaristía en casas de ancianos, en tugurios o en hospitales

para enfermos de sida. Abundan las anécdotas sobre la

compasión y la generosidad de Arns. En un mes de julio,

cuando en Sao Paulo hace frío, Arns estaba celebrando una

misa al aire libre. Llevaba puesto un abrigo -caro-, que le

habían regalado en Alemania el invierno anterior. Arns se

quitó el abrigo para ponerse los ornamentos y se lo dio a

una religiosa para que se lo guardara. Cuando comenzó la

misa vio a una mujer que estaba temblando. "Póngale el

abrigo o se morirá antes de que termine la misa", le dijo a

la religiosa. Después, cuando la mujer empezaba a quitarse

el abrigo, Arns movió la cabeza y sonrió.

"Quédese con él, la próxima vez que vaya a

Alemania me regalarán otro".



     El cardenal es capaz de encandilar a gente de tugurios y a jefes

de estado. Habla alemán, inglés, francés,

español y portugués, lo cual le ha ayudado a hacer de

embajador de la Iglesia brasileña y de su pueblo. Sus

relaciones con el exterior fueron decisivas para defender a los

prisioneros políticos durante el régimen militar de

Brasil. Wright cuenta como ejemplo un encuentro entre Arns y el

presidente de Estados Unidos Jimmy Carter. Wright, cuyo hermano era

uno de los "desaparecidos" opositores al régimen, le

recordó a Arns que tanto él como Carter habían

recibido el año anterior sendos doctorados honoris causa por

la universidad de Notre Dame, y le sugirió al cardenal que

usase el hecho como pretexto para encontrarse con Carter. Arns le

escribió a Carter, incluyendo una lista de personas

desaparecidas por el régimen militar. Carter estuvo de

acuerdo en encontrarse con Arns, y cuando el encuentro quedó

confirmado Wright filtró la carta -y la lista- al

periódico A Folha de Sao Paulo. Los militares habían

impuesto estricta censura en 1969, de modo que incluso los

periódicos más audaces sólo se atrevían

a publicar recetas de cocina o poesías en los espacios que

habían quedado vacíos por la censura. Wright

pensó que el encuentro entre Arns y Carter sería un

acontecimiento que permitiría a la prensa hacer

públicos los nombres de los desaparecidos, cosa que hasta

entonces era tabú.



     Todo salió bien. "Por invitación personal del

presidente de Estados Unidos, el cardenal Arns fue con él al

aeropuerto de Río, lo cual le dio la oportunidad de tener

una conversación privada de 40 minutos", recuerda Wright. "Y

en el aeropuerto, una banda militar tocó en honor del

presidente y del cardenal arzobispo de Sao Paulo, considerado como

el enemigo número uno del régimen militar".



     Pero el verdadero milagro ya había ocurrido. "La Folha de

Sao Paulo", aprovechándose de que la policía

brasileña no se atrevería a censurar la prensa el

día en que el presidente de Estados Unidos llegaba a Brasil,

publicó por primera vez la lista de desaparecidos que el

cardenal Arns había enviado a Jimmy Carter.



La reacción del Vaticano



     La fama internacional del cardenal Arns ha ido creciendo cada

vez más. Lo tienen en gran estima religiosos y religiosas,

científicos, defensores de los derechos humanos,

teólogos y los pueblos empobrecidos de toda América

Latina. Pero, al parecer, cuanto mayor es el respeto que le tienen

en esos círculos, mayor es también la reacción

del Vaticano contra los teólogos que él defiende y

contra su forma de concebir la Iglesia. En este sentido,

quizás el golpe más duro de parte de Roma ha sido la

división de la arquidiócesis de Sao Paulo en contra

de su voluntad y de 14 años de planificación

pastoral.



     En 1975, después de haber consultado con grupos de base,

líderes de diversos sectores de la ciudad y dirigentes de la

pastoral especializada, Arns convocó a una amplia asamblea

diocesana que identificó las prioridades pastorales para Sao

Paulo para un período de 4 años. Animado por el papa

Pablo VI, Arns amplió esta visión pastoral y

diseñó un plan para adaptar las estructuras

arquidiócesanas a las exigencias de una metrópoli

moderna. Su plan, cuidadosamente pensado, estaba basado en una

premisa: una ciudad funciona como una unidad, lo cual hacen ya

irrelevantes los límites parroquiales y diocesanos. El

informe enviado al Vaticano, basado en estudios sobre ciudades como

París, Nueva York y Chicago, proponía la

demarcación de ocho diócesis interdependientes que

formarían una unidad bajo el arzobispo. Los obispos de estas

diócesis se comprometían a igualar los ingresos entre

las áreas ricas y pobres para asegurar así un

único enfoque pastoral para toda la ciudad.



     A pesar de las muchas conversaciones con Roma y del aparente

apoyo inicial de Juan Pablo II, el 5 de marzo de 1989 funcionarios

del Vaticano notificaron al cardenal que la diócesis de Sao

Paulo iba a quedar dividida en cuatro nuevas diócesis

totalmente independientes, reduciendo la arquidiócesis al

área central de la ciudad. Arns pasó de ser pastor de

16 millones a ser pastor de 7 millones. Los funcionarios del

Vaticano no consultaron con Arns los nombramientos de los obispos

de las nuevas sedes, y Roma ignoró su sugerencia de que sus

obispos auxiliares quedasen en las nuevas diócesis -que

conocían bien- durante la transición.



     Este desconocimiento de tantos años de

investigación y discusión llevó al Consejo

Presbiteral de Sao Paulo a escribir una carta al papa, expresando

"su inmensa tristeza" por estos cambios. Este incidente fue

ampliamente interpretado en la prensa como un ataque al cardenal

Arns de parte de la línea dura vaticana. Por su parte, en

una entrevista a una revista católica italiana, en 1990, el

cardenal dijo que la decisión del Vaticano había sido

un error y que los pobres iban a pagar por ello, y

añadió que con la división de la

diócesis también quedó dividida la ciudad

según clases sociales, separando a los ricos de los pobres.

Siempre cortés cuando habla de Roma, el cardenal dijo en

1993: "Todo lo que puedo decir es que la división de la

diócesis se llevó a cabo de forma muy distinta al

plan que yo había propuesto. No se han tenido en cuenta las

urgencias pastorales de las grandes ciudades". El plan de Arns

disgustó a la línea dura vaticana que quiere

desbaratar cualquier intento de descentralización de la

autoridad eclesial o de generar una dinámica más

dialogante y democrática al interior de la estructura

jerárquica de la Iglesia.



Retiro y renovación



     La división de la diócesis fue un duro golpe que

amenazó con destruir la moral del cardenal. Uno de sus

consejeros más cercanos dijo en 1993: "Cuando don Pablo

luchaba contra los militares, cuanto más suciamente jugaban

éstos, más fuerte era el cardenal. Pero cuando quien

le juega sucio es la curia, entonces parece como que le sacan la

vida a don Pablo. Ya sabe usted, es como cuando uno es perseguido

por su propio padre y su propia madre".



     En 1992, en la cuarta Conferencia de los Obispos

Latinoamericanos en Santo Domingo, Arns sufrió una grave

conmoción en un accidente de carro, y el doctor le

ordenó que, en el próximo año, no trabajara

más que cuatro mañanas a la semana. Por su parte, el

cardenal Arns ya ha comunicado al nuncio y al Vaticano que quiere

retirarse en septiembre de este año cuando cumplirá

75 años, pero la celebración de este jubileo parece

que le ha dado nuevos bríos a este cardenal luchador. Sigue

increiblemente activo, por ejemplo, celebrando misas para

conmemorar a Chico Méndez, ecologista asesinado, y al

héroe negro Zumbi dos Palmares; visitando a dos

líderes del Movimiento de los Sin Tierra que están en

prisión; promoviendo la solidaridad con las personas que

tienen sida, trabajo en el que Arns ha sido pionero en Brasil.

También ha estado activo en promover la campaña de

educación de la Conferencia de Obispos en 1996, que quiere

animar al pueblo a organizarse políticamente y lograr la

justicia.



     Personas cercanas al cardenal creen que la cercanía de su

retiro le ha devuelto la energía. En el periódico

arquidiócesano de octubre del año pasado, Arns

volvió a tocar uno de sus temas fundamentales: la necesidad

de nuevos métodos de evangelización. Enfatizó

la importancia de "los nuevos evangelizadores", los laicos,

especialmente los pobres. "En nuestro tiempo y en el futuro

tendremos que dar oportunidad a los laicos para que profundicen su

conocimiento del mensaje social de la Iglesia, amplien su cultura

teológica y fortalezcan su adhesión a la persona de

Jesús. Todos, no sólo los que tienen una mejor

educación, deben ser capaces de analizar el ambiente que les

rodea para encontrar modos de cambiarlo".



     El cardenal Arns terminó con una reflexión

prácticamente autobiográfica. "Estar siempre atentos

a lo que pasa en el mundo es esencial para poder participar en

reuniones e incluso en conversaciones informales.Que acepten las

ideas de uno, sin tratar de imponerlas a los demás, requiere

una humilde superioridad intelectual en el campo de lo religioso y

una delicadeza de un Francisco de Asís. Si en esos momentos

aparece el desencanto y el sufrimiento, eso sólo refuerza la

esperanza".



     No puede haber mejor consejo para el próximo arzobispo de

Sao Paulo.





                             V Encuentro Latinoamericano de Comunidades de Base

                                   Realidad y necesidad de las comunidades

                                                      

     Del 6 al 8 de agosto se ha celebrado en San Pedro, Paraguay, el

V Encuentro Latinoamericano de Comunidades de Base. Los delegados

de los diversos países de la región, principalmente

Bolivia, Ecuador y Brasil, describieron la grave situación

socioeconómica de las poblaciones rurales y de los barrios

pobres de las ciudades, y analizaron también los efectos de

la guerrilla, el narcotráfico y la insuficiencia de los

programas oficiales para superar la pobreza.

     Por lo que toca a las comunidades de base, en el continente unos

sacerdotes y jerarcas las apoyan con entusiasmo, mientras que otros

todavía tiene recelos y no las impulsan con la misma fuerza.

En el encuentro, los obispos, religiosos, teólogos y

líderes sociales defendieron la necesidad de las comunidades

eclesiales de base con el objetivo de que se conviertan en

comunidades de fe y de promoción de las familias carentes de

medios, especialmente las del area rural.

     Muchas fueran las intervenciones de los participantes. A

continuación ofrecemos dos de ellas que analizan la realidad

actual de las comunidades y el significado positivo -y los

problemas que originan- dentro de la sociedad y de la Iglesia.



Obispo Eguiguren, Bolivia: "La Iglesia de los pobres no es una

comunidad de violencia"



     El obispo Eguiguren sostuvo que "las comunidades de base son una

nueva manera de hacer Iglesia a través de pequeñas

comunidades que quieren compartirlo todo fraternalmente,

especialmente la lucha en favor de la gente humilde y pobre". Y son

eclesiales, porque son organizaciones que se basan en la fe, no

tienen intereses políticos ni sindicales ni cosa parecida,

porque su única base es la fe.

     El obispo reconoció que "las comunidades de base algo se

politizaron, en algunos países, y pudo haber pequeños

errores o desviaciones en Brasil, El Salvador y Nicaragua, pero

añadió que esto se ha magnificado a nivel

internacional". Un 85 por ciento de todas las comunidades de base

en América Latina nunca se politizaron ni defendieron la

violencia como método para alcanzar sus objetivos.

     Lo que ha ocurrido es que "a las dictaduras militares les

interesaba, lógicamente, presentar a dichas comunidades

fomentando la violencia, porque han sido ellos los que han actuado

con violencia institucionalizada y no han visto en los otros

más que marxismo y comunismo". Las fricciones surgen

también por el lado de los derechos humanos, pues con

gobiernos deshumanizantes la Iglesia tiene el deber de

pronunciarse. "De lo contrario ¨para qué sirve?", se

preguntó el obispo.

     Si se quisiera enmarcar ideológicamente la acción

de las comunidades eclesiales de base "posiblemente, éstas

se acercan más a un socialismo humano que a un capitalismo

salvaje, porque hoy día estamos viviendo un capitalismo que

se acentúa cada vez más, destruyendo muchas cosas a

su paso".



Jose Marins: "La Iglesia es todavía muy clerical"



     Los teólogos de la lglesia de los pobres, como los

brasileños José Marins y Teolide Trevisan, dijeron

que las comunidades de base son células nacidas de la

teología de la Liberación, pero también del

espíritu de la Iglesia latinoamericana reunida en

Medellín, Puebla y Santo Domingo, de las palabras de Juan

Pablo II y de los mártires contemporáneos. "Nacen,

luchan y crecen principalmente en el contexto de la realidad

estructural y coyuntural del continente pobre y católico de

América Latina".

     José Marins, quien asesora el encuentro, ha insitido en

que la Iglesia católica es aún "muy clerical", por lo

que en muchos casos muestra un cierto temor ante las iniciativas

progresistas de los laicos. Por ello, grupos de laicos, como el de

las comunidades de base, son mal vistos en numerosas

diócesis de la región, porque se tiene miedo a lo

nuevo.

     "Esa resistencia existió desde el principio. Primero fue

el poder político, que tenía gran preocupación

por las comunidades de base, pues creía que eran

células guerilleras, sin estudiar bien el problema.

Después ha ocurrido lo mismo dentro de la Iglesia". Y esto

ocurre porque "la Iglesia es todavía muy clerical. El

ministro lo concentra todo, y cuando se comienza a hablar de

comunidad cree que ya no se valora al sacerdote". Es un

fenómeno parecido al que señalaba don Helder

Cámara: "Si das limosna eres un santo, pero si preguntas por

qué hay pobres eres un subversivo".

     Dijo también que "cuando algunos asocian las comunidades

de base con la violencia y las señalan como un mal fruto de

la teología de la liberación, actúan como los

privilegiados del poder y de la riqueza, porque ven una amenaza

para sus privilegios". Recalcó que las comunidades de base

no tienen condiciones para organizar partidos políticos,

pero pueden y tienen que inspirar a sus miembros -como ciudadanos-

a que hagan política, y cambien las estructuras.

     José Marins reconoce que el trabajo eclesial en favor de

las clases populares tuvo mayor protagonismo en las dos

décadas pasadas y que actualmente pasa por una etapa de

"invierno". Pero "eso no quiere decir que no hay vida. Hay mucha

vida, aunque ésta se nota más hacia el interior de

las comunidades". En este sentido, un reciente estudio, hecho en

Brasil, por 40 teólogos y especialistas sociales demuestra

que estos grupos de base no han disminuido, pero no tienen el auge

que tuvieron durante los gobiernos militares, cuando

aparecían como los únicos espacios libres e

independientes.

     Marins insiste también en que el modelo de las

comunidades de base se ha extendido por Europa, Asia, Australia y

Estados Unidos. Bajo su asesoramiento y el de su equipo, las

religiosas Teolide Trevisan y Carolee Chanona, se siguen formando

comunidades de base en Alemania, Inglaterra, Corea del Sur y

algunas regiones norteamericanas, australianas y filipinas.

     En cada país, las comunidades tienen

características propias y se adecúan a la realidad

local. En países más avanzados económicamente

son más ecuménicas e integran a familias de clase

media, mientras que en América Latina son casi

exclusivamente de pobres.





                             Un mundo cada vez más pobre para los pobres

                                                      

     89 países están en peor situación que

     hace diez años. 1,600 millones de seres humanos son

     hoy más pobres que hace quince años. El

     patrimonio de las 358 personas cuyos activos tienen un valor

     superior a 1,000 millones de dólares supera el ingreso

     anual del 45 por ciento de la población mundial. En

     algunos países, la gente es más pobre que hace

     30 años, con escasa esperanza de un mejoramiento

     rápido.



     Estos datos escalofriantes están tomados del informe del

programa de Naciones Unidas para el Desarrollo hecho público

el 17 de julio. Este es el séptimo informe que clasifica a

los174 países de Naciones Unidas según su desarrollo

humano. Este año se han usado nuevos índices para

medir la pobreza y la riqueza. La conclusión es que el

crecimiento económico ha fracasado para la cuarta parte de

la población mundial, y que ha aumentado la

polarización mundial entre ricos y pobres. "Si se mantienen

las tendencias actuales, la disparidad económica entre

países industrializados y en desarrollo pasará de lo

injusto a lo inhumano", dice James Gustave Speth Administrador del

Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en la

introducción al informe. A continuación ofrecemos

algunas conclusiones fundamentales del Informe.



ú En el período 1975-1995 el producto nacional bruto mundial

creció en un 40%, pero ese crecimiento benefició

sólo a una minoría de países. Al mismo tiempo,

el número de pobres aumentó en un 17%.



ú Los países muy ricos se están enriqueciendo

aún más. Actualmente, el patrimonio de las 358

personas cuyos activos tienen un valor superior a 1,000 millones de

dólares superan el ingreso anual combinado de países

en que vive casi la mitad -un 45%- de la población mundial.



ú 89 países están en peor situación

económica que hace 10 años o más. Entre los

países ricos, sólo tres -Canadá, Finlandia e

Islandia- no son hoy tan ricos como en el decenio de 1980. Pero en

70 países en vías de desarrollo los niveles actuales

de ingreso son inferiores a los que tuvieron en el decenio de 1980

o en el de 1970. Y en 19 de esos países, incluidos no

sólo Haití, Liberia, Nicaragua, Rwanda y el

Sudán, destrozados por conflictos, sino también en

países como Venezuela y Ghana, el ingreso per cápita

actual es inferior al de 1960 o antes.



ú Desde 1980 quince países, principalmente de Asia, han

gozado de un crecimiento económico espectacular a un ritmo

muy superior al visto incluso durante dos siglos de

industrialización en el Occidente, que va del 3,5% anual en

Malasia al 8,2% en la República de Corea y China. Sin

embargo, el declive económico en otras regiones del mundo en

desarrollo ha durado mucho más y ha sido mucho más

profundo que la Gran Depresión de los años 30.

Mientras los países ricos se recuperaron de la

depresión en buena medida en cuatro o cinco años, el

decenio perdido de 1980 persiste para centenares de millones de

habitantes de muchos países de Africa y América

Latina. En algunos casos, la gente es más pobre que hace 30

años, con escasa esperanza de un mejoramiento rápido.



ú El desempleo afecta a 35 millones de habitantes del mundo

industrializado. En esos países la tasa media de desempleo

fue de un 8.6% en 1993, y variaba del 2.5% en el Japón al

23% en España. Las estadísticas oficiales de

desempleo de los países en vías de desarrollo tienen

escaso significado porque gran parte del empleo se da en zonas

rurales y en la economía no estructurada que no tributa, por

lo cual es muy difícil conseguir estadísticas. Pero

el desempleo urbano de la juventud ha sido medido en Kenya en un

29% y en Argelia en un 21%.



ú Los países del Asia oriental y sudoriental que han crecido

más rápidamente han sido también aquellos en

los que ha habido mayor justicia en la división del ingreso

y los activos, como la tierra y el crédito. Además,

han basado su crecimiento en un fuerte desarrollo humano, tal como

lo define el Informe.



ú Pese a los contratiempos o al estancamiento del ingreso, la

mayoría de los países ha dado muestras de

considerable progreso en materia educacional y de salud, acceso a

agua limpia y planificación de la familia.



ú El índice de Desarrollo Humano del informe clasifica a los

países en una escala que combina la esperanza de vida (que

refleja la salud general), la educación y el poder

adquisitivo básico. El índice de este año

clasifica al Canadá en primer lugar entre los 174

países, seguido por Estados Unidos, Japón, los

Países Bajos y Noruega. De los países en desarrollo

Chipre ocupa el primer lugar, seguido de Barbados, las Bahamas, la

República de Corea y la Argentina (Hong Kong, que no es un

país, estaría clasificado por encima de Chipre). Al

ajustar el índice por la diferencia entre hombres y mujeres,

Suecia ocupa el primer lugar, mientras que el Canadá pasa al

segundo lugar, los Estados Unidos al cuarto, el Japón al

décimo segundo lugar y los Países Bajos al

undécimo.



     Para ayudar a comprender el grado y el carácter de la

pobreza, el informe de este año ha ido más

allá de la pobreza del ingreso para considerar otros

elementos. En lugar de examinar la situación media de la

capacidad humana, el nuevo índice de pobreza de capacidad

refleja el porcentaje de personas que carecen de capacidad

básica o de capacidad humana esencial mínima,

conceptos extremos en sí mismos y que hay que superar para

salir de la pobreza de ingreso y sostener el desarrollo humano. El

nuevo índice refleja la proporción de niños de

menos de cinco años de edad que tienen peso insuficiente (el

indicador más crítico de la nutrición y una

medida básica de salud pública), la proporción

de nacimientos sin asistencia de personal de salud cualificado (que

mide la reproducción sana) y la tasa de analfabetismo

femenino (que mide la capacidad de obtener educación y

conocimientos). El índice hace hincapié en la

privación de las mujeres en razón de su

función central en las familias y la sociedad. Como la

inversión en las mujeres tiene tan buen rendimiento un

índice bajo es también una señal de gran

ineficiencia económica.



     Según esto, el informe llega a la conclusión de

que un 21% de los habitantes de los países en vías de

desarrollo se hallan por debajo de la línea de pobreza de

ingresos, pero el porcentaje se eleva al 37% si se tienen cuenta la

pobreza de capacidad.



     En conclusión, según el informe, "el adelanto a

corto plazo por lo que toca al desarrollo humano es posible, pero

no será sostenible sin un mayor crecimiento. Y a la inversa,

el crecimiento económico no es sostenible sin desarrollo

humano".