UCA

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas



Carta a las Iglesias

© 1997 UCA Editores


Carta a las Iglesias, AÑO XVII, N.378, 15-31 de mayo de 1997

A María por Jesús

    Parecería que en el ordenamiento litúrgico y de las devociones populares nos comportamos como los ministerios del transporte y de obras públicas, que nos estrechan las carreteras y nos cambian la dirección de calles y avenidas. Ahora muchos fieles se preguntan si hay que ir "a Jesús por María' o "a María por Jesús". Es un problema de dirección y de distancia, similar al del transporte. La verdad es que el problema nos lo creamos nosotros, ante la extrañeza de Jesús y de María. La pregunta es ¿por qué nos creamos este problema? ¿Es problema de devoción o de teología?

Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos

    En las lecturas de la época pascual hemos escuchado el sermón sacerdotal, el discurso de despedida del jueves santo. Ya se imaginaba Jesús que este discurso de despedida iba a generar, además de tristeza, malos entendidos en la Iglesia y que, al igual que los varones galileos, íbamos a mirar al cielo para ver al Señor. Por eso Jesús quiere dejar bien claro que su despedida es presencia: "Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos. Yo soy el camino, la verdad y la vida. Yo soy la vid y ustedes los sarmientos; sólo el que está entroncado en la vid da mucho fruto". Jesús es bien claro en enfatizar su cercana presencia en la Iglesia.
    Y es que los mismos apóstoles podían caer en una mal entendida tentación de ser ellos los únicos intermediarios para ir a Jesús. Y Jesús les riñó una vez: "dejen que los niños se acerquen a mí, porque el Reino de los Cielos es de los que son como ellos". Algo parecido les pasó cuando querían hacer bajar rayos y truenos del cielo sobre los protestantes samaritanos: todavía no entienden cómo se hace presente el Reino de Dios. Los apóstoles, con la ayuda del Espíritu y adelantándose al Concilio Vaticano II, entenderán pronto que Jesús está en la comunidad. Esa es la vivencia de la primitiva Iglesia.
    Jesús de Nazaret no sólo nos repitió que El siempre estaría cerca de nosotros, sino que nos descubrió que también el Padre es un Dios de cercanías. La alianza del Antiguo Testamento se transforma en una relación familiar: Dios es Padre. Para que esta relación no quedara en una expresión hueca les enseñó y les pidió a los apóstoles orar con la misma oración que sólo Jesús podía decir: el Padre nuestro. Los comentaristas bíblicos nos recuerdan que la palabra "Abba" era la primera palabra que aprendía a balbucear el niño hebreo: "papá". Como la oración del Padre nuestro encierra la mayor cercanía de Dios, la comunidad cristiana la engarza en el sancta-sanctorum de la eucaristía; a continuación de la consagración la comunidad recita la cercanía del Padre, "papá-Dios".

Feliz tú porque has creído

    La vida de María fue una cercanía de Dios. Primero, la cercanía de Dios-Padre: he aquí la esclava del Señor, que se haga en mí tu Palabra. Luego la cercanía de la Palabra, el Dios-Hijo, que pone su tienda de campaña entre nosotros. María entiende que Dios se hace palabra, buena noticia, y como su Hijo es Dios, deja que su Hijo le hable. María le enseñó el hebreo y el arameo, pero guardaba en su corazón lo que su Hijo le decía en hebreo y en arameo. María está cerca de Jesús por ser oyente cercana de Jesús: ella ha escogido la mejor parte. Un cierto día Jesús dijo: "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Los que escuchan mis palabras esos son mi madre y mis hermanos". Y María dijo para sus adentros: pues esa soy yo, la Madre de Dios.
    María escuchaba tan de cerca a Jesús, que un día le dijo a su amigo Lucas: saca la pluma y escribe un poema que he aprendido de mi Hijo; y le recitó el Magnificat. Mi Señor está cerca, El está con nosotros. El es el Dios de los humildes; me ha dicho que me quiere porque soy humilde; que se recrea con los sencillos y con los hambrientos de Dios, con los que tienen hambre y sed de justicia, con los que nuestros profetas llamaban "el pobre de Yahvé". A mi Señor le caen mal y rechaza a los ricos, soberbios y orgullosos. Seguramente María recitaría estos versículos a sus amigas de Nazaret, al recoger el agua de cada mañana, porque en la sinagoga no hablaban las mujeres. Algunas de sus amigas le dirían, María, no alborotes el enjambre que por menos han desaparecido muchos judíos. Y otras comentarían: de tal palo tal astilla, sin saber que el palo aprendía de la astilla.

El Jesús de la comunidad

    Un día el Espíritu bajó sobre los apóstoles, que oraban junto con María, y descubren que Jesús se hace presente en la comunidad. El Señor ha resucitado y está en la comunidad; es la enseñanza de María y de los apóstoles. Más y más creyentes se unen a la comunidad, asiduos a escuchar la enseñanza de los apóstoles, los hechos y dichos de Jesús, y a la fracción del pan, Jesús está presente en la unión de ánimos y de corazón; y de la fracción del pan brota la multiplicación de los panes, para que a nadie le faltase su taburete y su con qué. Un auténtico comunismo cristiano que administran los diáconos. Con Jesús crece la comunidad de los cristianos.
    Si a Jesús le tentaron en el desierto, a los cristianos les van a tentar desde dentro de la comunidad, que se ve enfrentada a la primera herejía de los judaizantes: cerrar y cercar la comunidad cristiana con ritos y prescripciones antiecuménicas: no vayamos a los sitios de los paganos. Esta tentación se sigue repitiendo en la historia de la Iglesia. Hará falta la iluminación del Espíritu para que Pedro y los demás apóstoles, junto con Pablo, derriben las cercas del feudalismo judío. Es el sentido de esa importante pregunta: ¿han recibido el Espíritu?; el Espíritu y nosotros hemos decidido. la segunda revolución de la comunidad cristiana se realiza en Samaría, Efeso, Corinto, Atenas, Roma. Con la luz del Espíritu la comunidad cristiana descubre que el cáliz de la salvación ha sido derramado "por ustedes y por todos los hombres, para el perdón de los pecados". La Iglesia, al descubrir a un Dios Padre de todos, se descubre a sí misma como Iglesia Católica. La Iglesia al servicio del Reino de Dios en el mundo; el Reino de los cielos hay que inaugurarlo en la tierra.
    La comunidad cristiana entiende que el Magnificat de María es un poema universal, dedicado a los pobres, humildes y sencillos de todos los tiempos; así como una seria advertencia a los ricos, soberbios y orgullosos de cualquier meridiano y paralelo. La comunidad cristiana descubre que Dios está cercano a las alegrías y gozos, a las angustias y temores de los hombres de todos los tiempos. Con toda razón los sacerdotes nos dicen en la misa: "el Señor está con ustedes", para que no lo andemos buscando por otro lado.

A María con Jesús

    Si Juan Pablo II nos ha dicho en su carta apostólica "Cercano el Tercer Milenio" que vivimos un mundo de irreligiosidad y de ausencia de Dios, los cristianos podemos, sin querer, echar más leña al fuego. No sacamos a Dios del mundo, pero sí lo ponemos lejos, en el cielo y en el final de los tiempos, ausente de los problemas de este mundo. Entonces recurrimos a intermediarios. Al decir, con gran devoción, que hay que ir a Jesús por María, cambiamos la dirección de la "teología de María". Dios es un Dios de cercanías, que se goza en estar con los hijos de los hombres. María nos dice: no fui yo la que subí a encontrar a Dios, sino que fue Dios quien vino a Nazaret y nos encontró a José y a mí. Mi Señor camina con los pies en la tierra; eso es lo que dije en mi poema del Magnificat, que también para mí encierra un importante misterio: que el Dios-Padre católico tiene una opción preferencial por los pobres, humildes y sencillos. Ahí me encontrarán a mí junto con mi HIJO.

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La violencia en El Salvador.
Privatización del canal 8 de televisión

Magnitud e impacto económico de la violencia
    
Recientemente, el Presidente del BID, Enrique Iglesias, reveló unas cifras escalofriantes sobre los niveles de violencia que abaten al país. Ciertamente, los salvadoreños estamos ante una situación verdaderamente grave y, lo que es peor, no parecemos darnos cuenta de ello. Se trata, entonces, de comenzar por prestarle atención al problema, entenderlo y buscar las mejores soluciones. Pero ello no es fácil, pues ante el tema de la violencia sobran las opiniones, sin que haya sobre ella una visión clara y precisa.
    En el caso concreto de El Salvador, sus habitantes viven en un contexto de violencia permanente, cuyas expresiones más significativas son los homicidios y las lesiones intencionales. Según datos de la Fiscalía General de la República, en nuestro país, en 1996, hubo 8,019 homicidios a nivel nacional, es decir, una tasa de 146 muertos por cada 100 mil habitantes; hubo, asimismo, según los registros del Ministerio de Salud, un total de 26,192 lesionados, es decir, una tasa de 464 personas agredidas por cada 100 mil habitantes. El frío cálculo numérico nos indica la gravedad de la situación, pues esas tasas de homicidios y lesionados sitúan a nuestro país a la cabeza de los países más violentos de América Latina. Más allá del dato, por supuesto, está la vida diaria de cada salvadoreño, para el cual es sumamente alta la probabilidad de ser agredido o asesinado tanto fuera como dentro de su casa.
     La violencia también tiene un impacto económico. Impacta a nivel estatal, puesto que, a medida que la situación se vuelve más incontrolable, los gastos presupuestarios asignados a instituciones como la Policía Nacional Civil o la Fiscalía General de la República se vuelven insuficientes, por lo que es necesario desviar más recursos hacia ellas. Asimismo, el sistema de salud, por el cual pasa un buen número de lesionados -muchos de ellos a punto de fallecer-, invierte una parte importante de sus recursos -ciertamente insuficientes- en la atención de esos casos. Pero también los agentes privados invierten en su seguridad para protegerse de la violencia: rejas, balcones, vigilancia privada, seguros de autos. Un número importante de familias ha perdido sumas considerables por asaltos a sus casas o por robos de vehículos. Otras, o han perdido a un miembro que aportaba recursos para el sostenimiento del grupo familiar o se ven de pronto con un lesionado que drena recursos del hogar para su atención médica o su manutención.
    Todo ello no ha sido mínimamente calculado, por lo cual no contamos con una cifra aproximada que nos diga cuánto de los recursos económicos del país, estatales y privados, es absorbido por el agujero negro de la violencia y qué porcentaje del PIB representan esos costos. Estamos lejos de conocer, además, algo sumamente importante: cuánto cuesta a la sociedad perder, sea por homicidio o por lesión, miembros suyos cuya formación técnica y profesional ha supuesto una inversión económica y cultural considerable, así como lo que costaría formar a personas con similar nivel de conocimientos.
    Una vez medida la magnitud y los costos de la violencia, se tiene que pasar a su combate, el cual no implica, como creen muchos, la pena de muerte. Se trata de auxiliarse de la medicina y hacer estudios epidemiológicos que permitan hacer un mapeo de los factores que se asocian a los diversos actos delictivos. Hecho este diagnóstico, llegará la hora de pasar a las soluciones no del macro problema de la violencia, sino de aquellos factores de corto, mediano y largo plazo que es necesario controlar o erradicar. Se trata, aquí, de hacer políticas públicas orientadas a resolver los problemas específicos detectados por estudios epidemiológicos científicamente llevados a cabo.     
Esta última parte, una de las más importantes en el combate de la violencia, requiere -de parte de empresarios, políticos, académicos y ciudadanos en general- no sólo de una preocupación real por el problema de la violencia, sino también de una disposición sin límites para coordinar esfuerzos que permitan hacer un trabajo más eficaz en orden a disminuir sus alarmantes niveles en el país.

¿Se privatizará el canal 8 de televisión?
    Uno de los más recientes conflictos generados con motivo de la privatización ha girado en torno a la venta de uno de los dos canales tradicionalmente utilizados por el Estado para fines de educación informal: el canal 8. Incluso los funcionarios públicos difieren sobre la importancia de privatizar el citado canal, lo cual, además de reflejar con gran claridad cómo los objetivos de la privatización pueden estar reñidos con la educación, muestra cómo aquélla puede incluso llegar a planificarse en función de los intereses económicos particulares de los empresarios locales.
    Originalmente, la Ley de Telecomunicaciones contemplaba, entre otras cosas, la venta de los canales 8 y 10 hasta ahora administrados por el Ministerio de Educación. Sin embargo, una de las últimas decisiones de la pasada Asamblea Legislativa fue la aprobación de reformas a la citada ley en orden a suspender la venta del canal 8. De acuerdo al diputado del partido ARENA, Walter Araujo, la reforma en cuestión pretendió convertir al canal 8 en un ente de servicio público administrado por el Ministerio de Educación. Según Araujo, "esto es parte de la política estatal que lleva adelante el Organo Ejecutivo".
    Paradójicamente, la política del gobierno es en realidad la privatización y no el mantenimiento de empresas estatales que, a juicio de los mismos funcionarios gubernamentales, causan más gastos que ingresos. Esta aparente contradicción podría ser resultado de una rectificación del Gobierno en torno a la necesidad de que la privatización no vaya en detrimento de la función social del Estado. Lamentablemente, y de acuerdo a las versiones de funcionarios públicos, la situación es muy diferente.
    De acuerdo al Superintendente General de Electricidad y Telecomunicaciones, Orlando de Sola, la reforma a la Ley de Electricidad y Telecomunicaciones lo habría tomado por sorpresa, señalando que "si la SIGET [Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones] no lo subasta [el canal 8] podría hacerse acreedora de una sanción". De acuerdo a declaraciones del mismo funcionario, la decisión de retrasar la venta del canal 8 obedece a las presiones ejercidas por el grupo empresarial (Tele Corporación Salvadoreña, TCS) que dirige 3 canales locales, el cual no vería con buenos ojos el fomento de la competencia en el espectro televisivo. De Sola consideró conveniente que los diputados recapacitaran su decisión y, más aún, que el Presidente Calderón Sol vetara la reforma de la Ley de Telecomunicaciones.
    Esta postura motivó una rápida reacción del Presidente Calderón Sol, quien afirmó que la decisión de no vender el canal 8 no responde a presiones de ningún empresario, sino a la necesidad de convertirlo en un canal de servicio público adscrito al Ministerio de Educación. Sobre el desconocimiento que el titular de la SIGET expresó tener de la reforma de ley, el mandatario expresó que "[Presidente y Superintendente] no tenemos que estar comunicados, no veo por qué" y que "son iniciativas de diputados, [éstos] no tienen por qué andarle informando a nadie de lo que se va a hacer".
    Como quiera que sea, el caso del canal 8 muestra al menos dos cosas: primero, que la capacidad de influencia que la gran empresa local tiene sobre la toma de decisiones es mucho mayor que la de los sectores mayoritarios y, segundo, la existencia de profundas diferencias entre los mismos funcionarios de gobierno sobre la forma que deberá adoptar el proceso de privatización. Resulta destacable cómo las decisiones políticas están fuertemente influenciadas por los grupos empresariales, mientras que los sectores de trabajadores prácticamente se encuentran excluidos de la toma de decisiones. Por otra parte, la idea de privatización del titular de SIGET refleja claramente un pensamiento ortodoxo liberal, en el cual la privatización debe ejecutarse a cualquier precio; en cambio en la visión presidencial y, al parecer, en la del partido ARENA, la privatización debe supeditarse a los intereses de los sectores empresariales.
    Lo cierto es que la liberalización económica o privatización no conduce automáticamente al desarrollo y, por el contrario, podría convertirse en un elemento que genere condiciones negativas tanto para empresarios como para trabajadores. Por ello es fundamental que se asuma, y se cumpla, un marco normativo que oriente el proceso de privatización en función de la búsqueda de la reducción de la pobreza. Esto implicaría que el Estado en lugar de retirarse de la prestación de servicios básicos debería fortalecerla.

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A veinte años del martirio del Padre Afonso Navarro


    El 11 de mayo de 1977, el Padre Alfonso Navarro fue asesinado en su casa parroquial junto con el joven Luis Alfredo Torres. A pesar de que nos quieren suprimir la memoria histórica, el pueblo no olvida a sus mártires.

    El lunes 12 de mayo se conmemoró con una solemne misa en la parroquia de la Resurrección, el vigésimo aniversario del martirio del padre Alfonso Navarro.
    Con la asistencia de su familia y lde a de Luisito, el niño que lo acompañó en el martirio, con el entusiasmo que caracteriza a todos los católicos que siempre tenemos presente a nuestros mártires, se abarrotó la iglesia y se concelebró la eucaristía con varios sacerdotes, presidida por Monseñor Sáenz Lacalle, acompañado por Mons. Rosa Chávez, quien tuvo a su cargo la homilía.
    Mons. Rosa Chávez recordó emocionadamente los sufridos años de la guerra, las amenazas, persecuciones a la Iglesia y el martirio de sus sacerdotes, monjas, catequistas y pueblo en general. Hizo especial mención del padre Grande, el padre Navarro y Monseñor Romero, porque tuvo la oportunidad de estar presente inmediatamente después de los sucesos, y recordó como una bendición para él, haber celebrado el primer responso en la Policlínica Salvadoreña, por Moseñor Romero , la triste noche del 24 de marzo de 1980.
    También recordó parte de la homilía que Monseñor Romero dijo en la misa de cuerpo presente en esa misma parroquia de la Resurrección, que se refería al beduino moribundo que señalaba el camino y que decía:

Cuentan que una caravana, guiada por un beduino del desierto, desesperaba sedienta y buscaba agua en los espejismo del desierto; y el guía les decía: "No por allí, por acá". Y así varias veces, hasta que, hastiada, aquella caravana, sacó una pistola y disparó sobre el guía. Agonizante ya, todavía tendía la mano para decir: "No por allá, sino por aquí". Y así murió, señalando el camino.

.Creemos en Dios, predicamos la esperanza y morimos convencidos de esa esperanza. Y este es el segundo aspecto del mensaje de Alfonso Navarro: es un ideal que no muere, es una mano tendida como la del beduino que en el desierto sigue diciendo: "No por allí, no por los espejismos del odio, no por esa filosofía del diente por diente y ojo por ojo, que eso es criminal"; sino por esta otra: "Amaos los unos a los otros". No por los caminos del pecado y de la violencia se va a construir un mundo nuevo, sino por los caminos del amor.

    Hizo luego, un llamado a los pastores indiferentes al sufrimiento del pueblo, que se hacen oídos sordos para no perder privilegios. Anunció que tenía a su cargo la elaboración de la lista de mártires salvadoreños que hace algún tiempo solicitó el Papa por medio del arzobispo actual y que los obispos de Guatemala ya la entregaron el año pasado, y que espera que en El Salvador sea elaborada pronto, para lo cual solicita colaboración y apoyo.
    Finalizó la celebración con un convivio y se clausuró con el corrido al padre Navarro y con melodías carismáticas.
    
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Recuadro
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En el Acta de entrega de la Parroquia de San Juan Opico, de la que el P. Navarro fue párroco y a la que sirvió con entrega y dedicación admirables, profetiza al final: "Me despido de todos, recordándoles las palabras de San Pablo que empuja toda mi vida sacerdotal: La verdad nos hará libres y si por ella alguna vez viene la muerte, la muerte sea bienvenida, pues vendrá la Resurrección, pues quien busca la vida la perderá y quien la pierda por mi causa la encontrará.
    

A 20 años de tu muerte

Cuantas veces he pasado sin notarlo
sobre la tumba que guarda tu estructura
y he visto, sin mirar tu sepultura
donde emerge tu espíritu ardiente y temerario.

He caminado por tu templo, tu morada
que compartes con el Señor en gran sigilo
y recogida en el sagradio, en el olvido
he ignorado tu presencia que se mezcla con la nada.

He recorrido tus calles y jardines,
he llamado a las puertas de tus casas,
hablado y trabajado con tus gentes
sin captar lo que sentías y soñabas,
sin saber que ya habías amado antes
y dejabas la tierra bien trillada.

También he paseado por tu casa, por tu sitio,
por tu hogar, trabajando y sintiéndome contenta
algunas veces y otras perezosa, vacía y olvidada.

Pero hoy he sabido de tu vida,
del poder de la Verdad cuando el Señor la usa como espada
de libertad y justicia, comprendidas como don de Dios,
soplo de vida que cura esta tierra en sequía, maltratada.

Y después de estos años, Alfonso, te he aprendido,
(así dicen que todos te llamaban),
he conocido de tus penas y alegrías
y de cómo hacías Vida la Palabra.

De tu prédica directa,
de tu querer unir la Iglesia y encarnarla
en ese evangelio que tanto nos cuesta vivir cada jornada.
Por eso ante Dios hoy te prometo
no pasaré más tiempo ya callada
y esa sangre que acogió la tierra,
ésta tu tierra querida y masacrada
brotará fecunda de mis labios,
de mi pluma y alma por Dios purificada
y seré testigo alegre y victorioso
pues moriste como un Cristo
y como en Cristo tu vida está ya resucitada.

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En el día de la madre

    Para la mayoría de los salvadoreños, el 10 de mayo o "día de la madre" no pasa desapercibido, no porque nos dediquemos a reflexionar sobre la maternidad, sino porque los recursos mercadológicos y publicitarios (radiales, escritos o televisados), la promoción o productos creados para esa fecha se han encargado de recordarnos año con año que hay que celebrarle a la madre, y que, si de hacer bien las cosas se trata, lo mejor es comprar un electrodoméstico de "x", "y" o "z" almacén, pues al fin y al cabo ellas son las "reinas del hogar" y, como tales, las estufas, refrigeradoras, lavadoras o televisores promocionados durante la fecha son su principal patrimonio.
    Al igual que la navidad, el año nuevo, la semana santa o las fiestas de agosto, el día de la madre se ha convertido en otro día bendito .... pero para lucrarse, sin que importe reflexionar sobre el verdadero motivo de la celebración, profundizar en los compromisos y retos desprendidos del verdadero significado de tales fechas; son días de vacación y se utilizan para ir a la playa, al restaurante o las tiendas para adquirir lo último que ha salido en el mercado. La supuesta humanización inherente al verdadero significado de esos días queda plasmada en un par de "bellas" palabras o una sonrisa -con un poco de suerte estos pueden ser sinceros-, nada que implique grandes responsabilidades o sacrificios de nuestra parte.
    El día de la madre se ha convertido, así, en una oportunidad más que tienen los comerciantes para vender sus mercancías. Por supuesto, ellos se benefician de esa imagen de madre -hogareña-, cuyo único papel en la vida es cocinar y atender a los niños y al marido. Es una imagen de felicidad y satisfacción, por un desempeño que tiene que ser resituado con los regalos que hagan más llevadera esa vida en el hogar.
    Qué lejos, sin embargo, se halla esa imagen de la realidad. Porque la vida de amas de casa, con la felicidad que asocia la publicidad a esa vida, no puede ser disfrutada por miles de madres salvadoreñas que tienen que trabajar duramente, en las maquilas o en otras fábricas, para llevar el sustento a sus hogares. Muchas de estas madres, además, no cuentan con el apoyo de un compañero que les ayude llevar la pesada carga cotidiana; o, si cuentan con pareja, muchas veces ésta constituye un carga más a la que se tiene que hacer frente. Están también las madres desempleadas o subempleadas en los trabajos más denigrantes para las cuales la felicidad en el hogar es un sueño lejano.
    El día de la madre debería ser una ocasión para reflexionar sobre la infelicidad de una gran mayoría de madres salvadoreñas. La imagen de madre feliz en el hogar es sólo eso: una imagen. Tampoco es cierto que todas las madres sean felices con un televisor, una lavadora o una licuadora. Unas, la gran mayoría, lo que quieren es un trabajo digno y un respeto básico a sus derechos como mujeres; otras, las que han adquirido la instrucción suficiente, saben que la realización de una mujer no pasa necesariamente por planchar, criar a los hijos y atender al esposo. Respetar a las madres como mujeres y como seres humanos: ese es el mejor homenaje que se puede hacer a las madres en el -día de la madre.

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Textos olvidados de la doctrina social de la Iglesia (VII)
Problemas concretos


1. El derecho a la emigración

     Texto 1. A la abundancia de bienes y servicios disponibles en algunas partes del mundo, sobre todo en el Norte desarrollado, corresponde en el Sur un retraso inadmisible; y es precisamente en esta zona geopolítica donde vive la mayor parte de la humanidad.

    Dejando a un lado el análisis de cifras y estadísticas, es suficiente mirar la realidad de una multitud ingente de hombres y mujeres, niños, adultos y ancianos, en una palabra, de personas humanas concretas e irrepetibles, que sufren el peso intolerable de la miseria. Son muchos millones los que carecen de esperanza debido al hecho de que, en muchos lugares de la tierra, su situación se ha gravado sensiblemente (Juan Pablo II,Sollicitudo rei s ocialis, 1987, nn. 13 y 14).

Comentario
"Es suficiente mirar". El mayor pecado en lo referente a la pobreza y la injusticia es el hábito de no mirar, de cerrar los ojos. Si se afrontan datos como los citados, es fácil esperar las conclusiones:

     Texto 2. Todo hombre tiene derecho a la libertad de movimiento y de residencia dentro de la Comunidad política de la que es ciudadano; y también tiene derecho de emigrar a otras Comunidades políticas y establecerse en ellas cuando así lo aconsejen legítimos intereses. El hecho de pertenecer a una determinada Comunidad política, no impide de ninguna manera el ser miembro de la familia humana y pertenecer en calidad de ciudadano a la comunidad mundial (Juan XXIII, Pacem in terris, 1963, n. 20).

     Texto 3. Pues bien, entre los derechos de la persona humana, también se cuenta el que pueda cada uno emigrar a la nación donde espere poder atender mejor a sí y a los suyos. Por lo cual, es deber de las autoridades públicas el admirar a los extranjeros que vengan y, en cuanto lo permita el verdadero bien de esa comunidad, favorecer los intentos de quienes pretenden incorporarse a ella como nuevos miembros.

    Aprovechamos la presente oportunidad para aprobar y elogiar públicamente todas la iniciativas de solidaridad humana o de cristiana caridad, enderezadas a aliviar los sufrimientos de quienes se ven forzados a emigrar de sus países (Juan XXIII, Pacem in terris, 1963, n. 101).

2. La discriminación de la mujer

     Texto 1. Un hecho de todos conocido (es) el ingreso de la mujer en la vida pública. En la mujer se hace cada vez más clara y operante la conciencia de la propia dignidad. Sabe ella que no puede consentir en ser considerada y tratada como un instrumento (Juan XXIII, Pacem in terris, 1963, n. 35).

     Texto 2. En muchos países, es objeto de estudios y a veces de reivindicaciones vivas, una legislación sobre la mujer que haga cesar esa discriminación efectiva y establezca relaciones de igualdad de derechos y de respeto a su dignidad. No hablamos de una falsa igualdad que negaría las distinciones establecidas por el mismo Creador, y que estaría en contradicción con la función específica, tan capital, de la mujer en el corazón del hogar y en el seno de la sociedad. La evolución de las legislaciones debe, por el contrario, orientarse en el sentido de proteger la vocación propia de la mujer y, a la vez, reconocer su independencia en cuanto persona y su igualdad de derechos a participar en la vida económica, social, cultural y política (Pablo VI, Octogesima adveniens, 1971, n. 14) 14).

Comentario
La presencia de la mujer en la vida pública, y no sólo en la casa, es un signo de los tiempos que merece ser acogido en un esfuerzo hacia la plena igualdad. El hecho de que ese signo de los tiempos pueda ser falsificado en movimientos que confundan la plena igualdad con la falta de respeto a las diferencias, no invalida la justeza de la causa. La Iglesia no ha caído aquí en el error fácil de desautorizar una causa santa amparándose en aquellos que la defienden mal.

     Texto 3. La Iglesia ha defendido siempre el principio de que a la mujer trabajadora se le debe, por igual prestación de trabajo y en paridad de rendimiento, la misma retribución que al trabajador. Sería injusto y contrario al bien común explotar sin miramientos el trabajo de la mujer, por la sola razón de que se consigue a menor precio, con daño tanto de la obrera como del obrero, que quedaría de ese modo expuesto al peligro del paro (Pío XII, Assai numerose, alocución de 15 de agosto de 1945).

Comentario

Todavía hoy, la desigualdad de salarios suele ser objeto de comentarios y denuncias no infrecuentes. En España los sueldos de las mujeres son en torno a un 20% más bajos. Por eso hemos elegido las palabras anteriores que son de hace más de cincuenta años.

3. El problema de la huelga

     Texto. En caso de conflictos económicos_sociales hay que esforzarse por encontrarles soluciones pacíficas. Aunque se ha de recurrir siempre primero a un sincero diálogo entre las partes, sin embargo, en la situación presente la huelga puede seguir siendo medio necesario, aunque extremo, para la defensa de los derechos y el logro de las aspiraciones justas de los trabajadores. Búsquese con todo cuanto antes caminos para negociar y para reanudar el diálogo conciliatorio (Gaudium et spes, 1963, n. 68).

Comentario
La huelga es legítima pero debe ser un último recurso al que se acude cuando ha fracasado el diálogo previo. Es un derecho "para las aspiraciones justas del trabajador". Resulta muy difícil justificar con estas palabras algunos tipos de huelgas corporativas de quienes ganan ya mucho pero pretenden ganar todavía más, o pretenden hundir a la empresa para hacerse con la propiedad de ésta.

4. El problema de la propiedad

     Texto 1. Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. Sean las que sean las formas de la propiedad, adaptadas a las instituciones legítimas de los pueblos, jamás debe perderse de vista este destino universal de los bienes. El hombre. no debe tener las cosas exteriores que legítimamente posee como exclusivamente suyas sino también como comunes, en el sentido de que no le aprovechen a él solamente, sino también a los demás (Gaudium et spes, 1963, n. 69).

Comentario
La propiedad no es un derecho último y absoluto, sino un derecho secundario, subordinado al cumplimiento del destino universal de los bienes. Las demás enseñanzas derivan de este principio fundamental.

     Texto 2. Si la tierra está hecha para procurar a cada uno los medios de subsistencia y los instrumentos de su progreso, todo hombre tiene el derecho de encontrar en ella lo que necesita. Todos los demás derechos, sean los que sean, incluso el de propiedad, están subordinados a ello. [La propiedad] no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. El bien común exige algunas veces la expropiación si por el hecho de su extensión, de su explotación deficiente o nula, de la miseria que de ello resulta a la población, del daño considerable producido a los intereses del país, algunas posesiones sirven de obstáculo a la propiedad colectiva.

    El Concilio ha recordado. no menos claramente, que la renta disponible no es cosa que queda abandonada al libre capricho de los hombres; y que las especulaciones egoístas deben ser eliminadas. Desde luego no se podría admitir que ciudadanos provistos de rentas abundantes, provenientes de los recursos y de la actividad nacional, las transfiriesen en parte considerable al extranjero, por puro provecho personal sin preocuparse del daño evidente que con ello infligirían a la propia patria (Populorum progressio, 1967, nn. 22.23.24).

     Texto 3. La propiedad, según la doctrina de la Iglesia, nunca se ha entendido de modo que pueda construir un motivo de conflicto social con el trabajo. La propiedad se adquiere ante todo mediante el trabajo, para que ella sirva al trabajo. Esto se refiere de modo especial a la propiedad de los medios de producción: considerarlos aisladamente como un conjunto de propiedades separadas, con el fin de contraponerlos al trabajo, en la forma de "capital", es contrario a la naturaleza misma de estos medios y de su posesión. Estos no pueden ser poseídos contra el trabajo, no pueden ser poseídos ni siquiera para poseer, porque el único título legítimo para su posesicón es que (en forma de propiedad privada o pública) sirvan al trabajo. El reconocimiento de la justa posición del trabajo y del trabajador dentro del proceso productivo exige varias adaptaciones en el ámbito del derecho mismo a la propiedad de los medios de producción (Juan Pablo II, Laborem exersum, 1981, n.14).

Si la propiedad de los medios de producción se adquiere sobre todo mediante el trabajo, se sigue de aquí que, cuando al trabajador se le "modera" el salario por debajo de lo justo, para invertir en la producción, los medios adquiridos con esas medidas pertenecen, al menos en buena parte, a los trabajadores y no al capital. Esto ya había sido insinuado por León XII y Pío XI:

     Texto 4. Tengan en cuenta los ricos y empresarios que oprimir para su lucro a los necesitados e indigentes y sacar sus beneficios a través de la pobreza ajena, no lo permiten ni las leyes divinas ni las humanas (León XIII, Rerum novarum, 1891, n. 14).

Comentario
Las leyes divinas puede. Las humanas no tanto porque suelen estar hechas por los mismos que buscan esa opresión para su beneficio. En cualquier caso, la doctrina de la Iglesia ha ido evolucionando en este punto y ha recuperado elementos perdidos de los Santos Padres y de la tradición primitiva. Los primeros documentos, en este punto, estaban demasiado infectados por "la figura de este mundo" (Rom 12,2) y por el miedo a determinados eslóganes comunistas, ante los que no se supo hacer una serena "discreción de espíritus".
¡Pero incluso el documento que tiene una más que discutible doctrina sobre la propiedad (superada por documentos posteriores) dice eso!

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Sínodo de las Américas


    Convocado por primera vez, un encuentro entre Iglesias de América Latina y del Caribe, con las Iglesias de Canadá y de Estados Unidos, se realizará en fecha a determinar el Sínodo de las Américas bajo el tema: "Encuentro con Jesús Cristo vivo, camino para la conversión, la comunión y solidaridad en América".

    El documento preparatorio, o Lineamenta (1), es una invitación a todas las Iglesias, comunidades, centros de formación y grupos para que presenten propuestas, respondiendo a un cuestionario de dieciséis preguntas que se encuentran en el texto.

    Hay riquezas en los Lineamenta y podemos destacar aspectos positivos, como el enfoque bíblico dado al tema; la elección del tema cristólogico, como elemento unificador del conjunto de la propuesta; la articulación entre la conversión personal pero también social, entre el compromiso eclesial y la solidaridad en el campo económico, político y social.

    Lo que sigue, son algunas reflexiones y sugestiones, acerca de los Lineamenta, para mejorar el texto y "rellenar" lagunas; soñando que ese encuentro de Iglesias de las Américas sirva para que sean encontrados, ecuménicamente, caminos concretos y cada vez mas solidarios, con las mujeres y hombres de hoy, en sus búsquedas, en sus necesidades y esperanzas.

Observaciones

    a. Los Lineamenta se abren con un denso capítulo consagrado al encuentro con el Cristo vivo hoy, presentado a partir de la perspectiva de los escritos de San Lucas. La elogiable insistencia en la perspectiva cristológica corre el riesgo de dejar en la sombra el ineludible carácter trinitario de la fe cristiana y la crucial importancia que asume la figura del Espíritu Santo. Basta mirar el movimiento carismático al interior de la Iglesia Católica y de las Iglesias salidas de la Reforma y la absoluta centralidad del Espíritu Santo en los movimientos e Iglesias Pentecostales. Nos queda la impresión de un cierto Cristo_monismo en la presentación del anuncio cristiano.

    A lo largo de los últimos años, la Iglesia Latinoamericana y Caribeña viene insistiendo a través de ricas experiencias y de una madura reflexión, en los caminos de inculturación del Evangelio, de la catequesis, de la liturgia y de la teología y de un modo de ser Iglesia_comunidad, entre los pueblos y culturas del continente, en especial las indígenas y afroamericanas. Santo Domingo colocó entre las prioridades pastorales para los próximos años, a la par de la opción preferencial por los pobres, al lado del novedoso protagonismo de los laicos, este arduo proceso de inculturación del Evangelio y de la Iglesia en la moderna cultura urbana y de los medios de comunicación de masas y en las culturas nativas y afroamericanas del continente. Causa desconcierto que los Lineamenta adopten un nuevo concepto, el término aculturación. El término inculturación, además de tener sus raíces en las ciencias sociales y antropológicas, ya ganó entidad teológica y curso eclesial. Los dos conceptos no son coincidentes. Reconocemos que el término inculturación causa extrañeza en la tradición sociológica norteamericana, donde reina la "aculturación", pero su uso en el campo misiológico, pastoral y teológico aconsejaría manternerlo, pues ya ganó un estatuto propio en los documentos del magisterio latinoamericano, africano, asiático y pontificio.

    b. Metodológicamente, los Lineamenta abandonan una de las grandes intuiciones del Vaticano II, claramente expresada en el prólogo de la Gaudium et Spes. Esta propone que la Iglesia escuche las señales de los tiempos, en una escucha atenta y amorosa, para descubrir cuál es el servicio que se le pide: "las alegrías y esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de hoy, sobre todo de los pobres y de todos los que sufren, son también las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los discípulos de Cristo" (GS 200). El Concilio transforma las "señales de los tiempos" en un "topos" teológico, a través del cual, Dios nos habla y nos interpela. Los Lineamenta abandonan esta metodología en favor de una propuesta cristológica previa a cualquier escucha de estas señales de los tiempos en el continente, definiendo de antemano el mensaje a ser anunciado, sin interrogarse sobre aquellos que lo recibirán y sobre la realidad en que están inmersos.

    Resulta incomprensible el rechazo a la contribución que las ciencias económicas, sociales y políticas aportan para la comprensión de los fenómenos y desafíos de la realidad que interpelan a los cristianos y a las iglesias en su tarea de una evangelización liberadora.

    El Concilio no desprecia la contribución de las ciencias y de la técnica, para reducir el sufrimiento humano y garantizar el desarrollo de las personas y de los pueblos. La válida insistencia en el punto de vista de la ética y la referencia al evangelio que orientan la palabra de la Iglesia, no la dispensa mínimamente de esta articulación armoniosa y crítica con las ciencias, la técnica y el ejercicio de la actividad política, económica, social y científica, en favor de los hombres y su bienestar humano y espiritual.

    c) De ese desprecio, resulta el escaso valor y limitado alcance de los análisis presentados en el documento. En ningún lugar del documento se da el nombre preciso a la actual conyuntura económica, donde pasó a reinar soberana la así llamada "economía de mercado", bajo la propuesta hegemónica del neo_liberalismo y la dictadura de los ajustes económicos impuestos por el F.M.I., BID y el sistema financiero internacional.

    d. Por falta de un análisis más preciso, se desconoce totalmente la urgente cuestión de la tierra que afecta a las poblaciones indígenas y a la vida y muerte de millones de campesinos y de trabajadores rurales sin tierra.

    e. Eclesialmente, siempre que se habla de los agentes tanto de conversión, como de comunión y de solidaridad, son señaladas: la familia, la parroquia, comunidades religiosas, movimientos laicos, la iglesia, la escuela, la universidad , los sacerdotes, teólogos, los obispos, etc. Pero en este elenco, hay algunas omisiones incomprensibles. No se mencionan las miles de comunidades eclesiales de base, iglesia de los pobres y pequeños, sustentada por la palabra de Dios donde se articulan con seriedad, fe y vida, y compromiso social y político y donde se celebra de manera cada vez más inculturada.

    f. No son mencionadas, en ningún momento, todas las pastorales que intentan ser, respuestas creativas y audaces a los nuevos desafíos de la realidad: la pastoral de la tierra, de la mujer marginada, de los indígenas, de los chicos de la calle, de los sin techo, de los sin tierra, la pastoral obrera y de la juventud, de los migrantes, la pastoral de los negros y de los nómadas.

    También es sistemáticamente ignorada, la riqueza del testimonio, llevado muchas veces hasta el martirio, de la vida religiosa inserta en medio de los más pobres. No se habla de los laicos en sus organizaciones como catequistas y delegados de la palabra, como animadores de centros de derechos humanos, como partícipes de las responsabilidades eclesiales en las CEBs, en los consejos parroquiales y diocesanos, activos en los movimientos e iniciativas apostólicas en la Iglesia y en la sociedad.

    g). Se desconoce así, al lado de los individuos, sus organizaciones que estructuran y permiten actuar e intervenir. Junto a la familia, no son nombrados los movimientos familiares. Al hablar de los jóvenes no se mencionan las pastorales de juventud o los movimientos juveniles. Al mencionar a los religiosos y religiosas, son omitidas sus Conferencias nacionales así como la CLAR; al hablar de los teólogos no se menciona su servicio pastoral y su función eclesial.

    h). En la evocación de santidad en el continente, se podría haber dado especial relevancia a la santidad martirial de las últimas décadas que afectó a iglesias enteras, como el Quiché guatemalteco, donde laicos y laicas, catequistas y delegados de la palabra, sacerdotes y religiosas mezclaron igualmente su sangre, en el testimonio del evangelio, la justicia y de la paz. En otros lugares la violencia hirió pastores al lado de sus ovejas, como el arzobispo Oscar Romero de El Salvador y el obispo Enrique Angelelli en Argentina.

    i). ¿Por qué no reconocer la emergencia, en el continente, de un pensamiento teológico preocupado con los pobres y su liberación y que mereció dos Instrucciones de la Santa Sede? La teología de la liberación fue considerada por el Papa, en carta a los obispos del Brasil, "no sólo oportuna, sino útil y necesaria", y en estos años, surgió también una teología feminista latino_americana de la liberación, así como una teología india, una teología negra caribeña, norte_americana y latinoamericana.

    j. No se reconoce en los Lineamenta el crucial papel representado por la lectura popular de la Biblia. Ella es un alimento en la vida de las comunidades de base, y en el pueblo cristiano en general. Ayuda a centrar más la piedad popular, en los elementos esenciales de la fe, a partir de la vida de Jesús y de la experiencia de las primeras comunidades, a través de la lectura cotidiana de los profetas y de la lectura orante de los salmos.

    k. El parágrafo dedicado a la mujer podría muy bien devolverle la palabra, en un ejercicio humilde de escucha sobre lo que ellas tienen para decir a la iglesia; en una acogida atenta de sus dones, carismas y ministerios en la vida de la iglesia; en la celebración gozosa de las maravillas que Dios opera, a través de ellas, en favor de su pueblo y de su iglesia. ¿No deberían disponerse, la jerarquía y los miembros masculinos de la iglesia, a un diálogo y a una búsqueda paciente de las reformas en aquellos puntos del actuar, pensar y sentir que no hacen justicia a la dignidad y valor de las mujeres y a la igualdad fundamental querida por Dios para sus hijos e hijas? ¿No está interpelada la Iglesia a prever el ejercicio del poder y la concepción de los ministerios, en una gran apertura al Espíritu que continúa actuando en la historia?

    i). Los números dedicados al ecumenismo, quedan como yuxtapuestos a los que se refieren al fenómeno de las "sectas". ¿No se debería evitar esta palabra cargada de sentido peyorativo y de un cierto menosprecio por la fe religiosa de sus seguidores, sustituyéndola por algún concepto equivalente, como el de "nuevos movimientos religiosos"? ¿No se debería profundizar qué es lo que lleva a tantos católicos a ingresar a estas nuevas iglesias? ¿No se debería también con los movimientos e iglesias pentecostales instaurar un diálogo humilde y respetuoso, nombrando las dificultades existentes?

P. Oscar Beozza, Brasil

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Hermana Iglesia, hermanos escándalos


El siguiente comentario está inspirado en un artículo aparecido en Vida Nueva el pasado 3 de mayo de 1997.

    Los ataques por parte de la Iglesia católica a las libertades de expresión espiritual e intelectual no tienen fin.

    El último escándalo estalló en México, donde el Cardenal Pio Laghi, Prefecto de la Congregación para la Educación Católica y encargado de visitar los institutos de formación sacerdotal de América Latina, ordenó la suspensión de las actividades del Instituto Interreligioso (INTER) y del Centro de Estudios Teológicos (CET), ambos dirigidos por los jesuitas. A eso se suma el cierre de las puertas del Instituto Teológico y del Centro de Reflexión Teológica, siempre en México, a otras congregaciones religiosas.

    Los pecados de los jesuitas serían, a juicio del Cardenal Laghi, una acción "marcadamente" inspirada por los principios de la teología de la liberación, un exceso de "autonomía" y una calidad de la enseñanza "insuficiente".

    Por parte jesuita -Enrique Maza y Francisco López-, las respuestas no se hicieron esperar; en medio de la tempestad se reafirma "la plena comunión" de la Orden "con la Iglesia" y se asegura la toma de medidas adecuadas para "corregir y mejorar lo que sea necesario". Sin embargo, se hace notar "que hay un serio malentendido en los argumentos" aducidos por Roma, ya que la palabra y la acción de esos Centros han sido siempre dirigidas hacia una plena realización de la Palabra evangélica y una consciente actualización del papel de la Iglesia, en medio de un contexto latinoamericano violentado por el patente atropello de los derechos humanos básicos.

    Este grave acontecimiento se enmarca en una arraigada tendencia de la Iglesia contemporánea hacia un estéril conservadurismo, un claro oscurantismo y una visible promiscuidad con las esferas políticas y económicas de la sociedad.

    La aspiración a una sociedad más justa (derechos respetados, libertades realizadas, desigualdades amortizadas) tiene que ver no sólo con sistemas o ideologías (teología de la liberación, socialismo, capitalismo), sino, sobre todo, con un elemental desarrollo de la conciencia, con un mínimo sentido de dignidad -sobre todo hacia asimismo-, con esas raíces morales innatas en el hombre que marcan el límite entre la decencia y la indecencia de la vida. Sobrepasado este límite, ya no se puede hablar de Espíritu, Iglesia y Verdad; sino solamente de pobre carne, débil comunidad y gran ignorancia.

Bárbara Trentini

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Eclesiales de Zaire



    "Sólo el diálogo, el perdón y el entendimiento, y no la violencia", podrán construir el futuro de Burundi, ha expresado el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Angelo Sodano, en un mensaje de condolencia que ha dirigido, en nombre del Papa, al obispo de Burundi (Burundi).

    En esta diócesis burundesa, se verificó, días atras, el asalto por parte de una banda de rebeldes hutus, del seminario de Buta y el asesinato de 34 seminaristas (otros 34 resultaron heridos) y siete laicos.

    El mensaje pontificio, _difundido hoy, viernes, por Radio Vaticano y leído durante el funeral de las víctimas_ asegura que el Papa "condena con fuerza el acto de barbarie y repite nuevamente que nada de bueno puede venir de la violencia".

    Asimismo, Juan Pablo II expresa su deseo de que "todos los componentes del país, abandonando todo sentimiento de odio y de venganza se empeñen finalmente en la única vía posible para construir el futuro de la nación, que es la vía del diálogo, del perdón, del entendimiento".

    "Este es el comentario que el "organo vaticano L'Osservatore Romano publica hoy, viernes, a propósito del asesinato, por guerrilleros hutus, de 34 seminaristas y siete laicos, en Burundi.

    Entre tanto, agrega L'Osservatore, "en el Zaire se consuma, en medio de la indiferencia de la comunidad internacional, el "genocidio silencioso" de los refugiados ruandeses, de los que cientos de miles han desaparecido en la foresta ecuatorial y de la que reaparecen de cuando en cuando pequeños grupos extenuados por el sufrimiento".