UCA

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas



Carta a las Iglesias

© 1997 UCA Editores


Carta a las iglesias, AÑO XVII, Nº 379, 1­15 de junio, 1997

El corpus

En estos días hemos celebrado El corpus, fiesta de larga tradición entre los católicos. La palabra significa simplemente el cuerpo, y al aplicarla al cuerpo de Cristo recordamos tres cosas muy importantes para nuestra fe y nuestra vida cristiana, que sin embargo solemos olvidar y que queremos recordar.

Jesucristo: un hombre como nosotros, no un fantasma

La primera es que el día del Corpus paseamos por las calles el Santísimo Sacramento. El sacerdote lleva la custodia, hay música, flores, altares, oraciones. Los católicos creemos que Jesús está presente en la hostia consagrada, y ese gran milagro lo celebramos el día del corpus. Pero hay que recordar de quién es ese cuerpo, quién se hace presente en él. Y ese cuerpo no es otro que Jesús de Nazaret.

Esto parece muy claro, pero no lo es. Ya desde los comienzos de la Iglesia hubo muchos que creían en Jesús como Hijo de Dios y aceptaban que tuviese un cuerpo muy especial -proveniente de una estrella, por ejemplo-, pero les parecía raro que tuviese un cuerpo como nosotros, en otras palabras, les parecía raro que Jesús fuese como nosotros. Les encantaba un Jesús que caminase sobre las aguas, que calmase la tempestad, que lo supiera todo, como hoy gusta a muchos un Jesús que hace milagros -cuanto más raros mejor-, que promete salvación por rezar una oración o llevar un escapulario, que se aparece de vez en cuando. Como siempre, cuesta aceptar a un Jesús que es como los demás, con un cuerpo como el nuestro, con todas sus posibilidades y también con todas sus limitaciones. Y sin embargo así es.

Jesús, como dice la Carta a los Hebreos, fue en todo semejante a nosotros, hombres y mujeres de hoy, menos en una sola cosa: el pecado. Eso quiere decir que tuvo que discurrir y aprender como nosotros cómo hacer las cosas, tuvo que pasar por la tentación y usar de su libertad para hacer de su vida un proyecto de justicia y de amor, tuvo que háberselas con Dios en la oración, a veces con gran gozo y a veces con gran oscuridad, con sudor y lágrimas, hasta llegar a quejarse "Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".

Pero entonces ese Jesús tampoco nos engaña. No juega a ser hombre, sino que lo es. Y cuando muestra compasión y misericordia hacia los débiles, cuando desenmascara los pecados de los opresores, cuando goza sentado a la mesa con los pecadores, cuando se mantiene firme hasta el final, entonces nos dice de verdad qué es ser humano, qué podemos y debemos ser nosotros.

Quizás nos gusta más un Jesús como nos lo pintan algunas de nuestras imágenes, un Jesús fantasma que ni siente ni padece, que está ahí para que le hagamos novenas, para que le pidamos milagros y para que echemos unos centavos en la alcancía. Pero no es ése el Jesús que vivió en Nazaret, ni el Jesús que está en el sagrario, ni el Jesús que se pasea por las calles el día del Corpus. El Jesús de verdad es "el que pasó haciendo el bien y consolando a todos los afligidos", como dice Pedro en su discurso de los Hechos de los apóstoles.

Jesucristo: presente en los pobres

Es una verdad muy consoladora que Jesús se ha quedado con nosotros. Puebla lo dice con toda claridad. Está en la eucaristía -lo que se recuerda el día del Corpus-, está en la proclamacion de la palabra, está en la comunidad, está en los pastores. Y añade algo muy importante: "ha querido identificarse con ternura especial con los más débiles y pobres" (n. 196).

El lenguaje es conmovedor. No se dice sólo que "está" en algún lugar, sino que se "identifica" con unos seres humanos. Y la identificación no es con pompa y solemnidad, sino con "ternura especial". Esos seres humanos, por último, no son sacerdotes o teólogos, obispos o gobernantes, sino "los más débiles y pobres".

Esta sorpresa y este secreto, nunca bien asimilado, nos lo contó el mismo Jesús al final de su vida: "lo que hicieron con estos más pequeños a mí me lo hicieron". Y en la historia de la Iglesia, mucho antes de que al obispo de Roma le llamaran "vicario de Cristo" (como lo hacemos hoy), los "vicarios de Cristo" sobre la tierra eran los pobres. La presencia de Jesús entre nosotros es, pues, variada. Y si se pregunta al evangelio y a Puebla dónde está "más" presente, la respuesta es "en los pobres".

Cuando el día del Corpus recorremos las calles con la custodia y adoramos a Jesús en ella, bien haríamos en mirar a las gentes de alrededor, a las jóvenes que vienen de trabajar de la maquila, a los niños desnutridos, los que han perdido su champa en las inundaciones, a los campesinos que llegan a la ciudad a buscar trabajo para sobrevivir... "Allí estaba yo", nos dice Jesús, "aunque ustedes no cayeron en la cuenta".

La responsabilidad: hacer presente a Cristo en la historia

San Pablo decía cosas admirables y extraordinarias: "Ustedes son el cuerpo de Cristo", y con ello se refería a la Iglesia, a las comunidades cristianas y, después, a la humanidad entera. Monseñor Romero escribió una carta pastoral que llevaba por título: "La Iglesia, cuerpo de Cristo en la historia", y para él eso fueron más que meras palabras.

El 19 de junio de 1977, cuando fue a Aguilares después de que los soldados la habían ocupado militarmente durante un mes, dijo a los campesinos atemorizados todavía por el recuerdo de los horrores que habían padecido esos días: "Ustedes son el divino traspasado, el Cristo crucificado". Y siguió: "He venido a reparar los ultrajes cometidos por los soldados contra Cristo en el Santísimo Sacramento", y de ahí la eucaristía. Pero añadió también: "He venido a reparar los ultrajes cometidos contra ustedes, cuerpo de Cristo, desaparecidos, asesinados, torturados", y de ahí la procesión por las calles del pueblo.

El cuerpo de Cristo es la Iglesia, verdad gozosa que muchas veces repetimos rutinariamente. Pero verdad también exigente, pues de lo que haga o no haga la Iglesia dependerá, en parte, el que Cristo esté o no presente. Y dependerá también el que quienes la miren alaben o maldigan su nombre.

El Padre Ellacuría lo decía con palabras un poco complicadas: "la corporeidad histórica de la Iglesia implica que en ella 'tome cuerpo' la realidad y la acción de Jesucristo para que ella realice una 'incorporación' de Jesucristo en la realidad histórica". En palabras más sencillas esto significa que Cristo, que vive ahora resucitado, se haga cuerpo y presencia en lo que somos y hacemos los cristianos. Y significa que entonces lo podemos introducir en la historia para que ésta quede "cristificada", sea más humana y más cristiana.

Bien visto, esto significa que la presencia de Cristo en la historia depende, pues, en cierta manera, de lo que seamos y hagamos nosotros, su Iglesia. Por ello, al afirmar que es cuerpo de Cristo confiesa también su responsabilidad de hacerle presente en la historia. Si se nos permite lenguaje vigoroso, el Señor queda -en parte al menos- a merced de la Iglesia.

Lo que queda por aclarar es qué Cristo queremos y debemos hacer presente en nuestro mundo: si un Cristo abstracto e imparcial, que en nada se parece a Jesús de Nazaret, o, peor aún, un Cristo amigo de poderosos y potentados, o un Cristo cercano a los pequeños, amigo y defensor de los pobres, cercano hoy a la mujer, tan ignorada y oprimida en la Iglesia, alegre y gozoso en las comidas, confiado en el Padre y disponible ante Dios.

El Corpus es más que una procesión, es más que arrodillarse ante el sagrario. Es preguntarse en serio por Jesús: qué Jesús tenemos, qué Jesús queremos, qué de Jesús queremos poner a producir en nuestra sociedad.


El Informe del Presidente en su tercer año de gobierno.

Corrupción en las pasadas administraciones municipales de ARENA

Un informe sin sentido

En su informe anual a la Asamblea Legislativa el Presidente Calderón Sol sólo dijo una cosa importante: anunció la disposición del poder ejecutivo para integrar una comisión con el órgano legislativo cuyo objetivo fuera elaborar, en breve, un nuevo anteproyecto de ley para privatizar ANTEL. De esta manera, el mandatario tomó distancia de ARENA, cuyos diputados prometieron calamidades y cruzadas nacionales, aceptó la derogación de la ley vigente y se comprometió a trabajar para formular otra en concertación con la oposición. No cabe duda que la postura del poder ejecutivo es más inteligente y constructiva que la de ARENA. A diferencia de éste, pues, el Presidente no se considera derrotado.

La oposición recibió bien la oferta de Calderón Sol, aunque rechazó integrar una comisión conjunta, alegando la independencia de poderes. Es decir, la oposición no está dispuesta a elaborar el nuevo anteproyecto junto con los representantes del poder ejecutivo. Estos ya tuvieron su oportunidad y no supieron apreciar el valor de los aportes de la oposición. Esta conoce la ley derogada y las disposiciones que deben ser revisadas y modificadas. Por lo tanto, no parte de cero, pero tampoco está dispuesta a enzarzarse en discusiones técnicas con los representantes del poder ejecutivo. La iniciativa ahora la tiene la oposición. El Presidente Calderón Sol perdió su oportunidad por la falta de visión política de sus colaboradores.

Por lo demás, el informe del tercer año de gobierno se redujo a hacer un recorrido incompleto a través de los ministerios de gobierno y los entes autónomos, señalando de forma rápida el logro más importante de cada uno de ellos. Llama la atención que justicia, trabajo, energía y transporte se hayan quedado en el tintero. De todas maneras, el Presidente de la República no estaba interesado en entrar en la problemática nacional. Se limitó a señalar los logros más relevantes y así dejó pasar una buena oportunidad para informar al país sobre el estado de la nación. La población sigue esperando una explicación sobre el deterioro de sus condiciones de vida y quisiera oir una palabra de esperanza.

No se puede llamar informe de labores a lo que es una lista de actividades, todas ellas invariablemente positivas. Por eso, el discurso del mandatario deja mucho que desear. Y el anuncio más importante está en una simple frase, sin ninguna elaboración. Los escribanos de Casa Presidencial no se molestaron en elaborar las ideas del mandatario. Si el Presidente no informa sobre el estado de la nación, este rito anual sin sentido bien podría ser incluido en la lista de reformas constitucionales para ser suprimido.

Fraudulento manejo de fondos en las pasadas administraciones municipales de ARENA

El caso de la corrupción en las alcaldías controladas por ARENA fue uno de los más sonados a lo largo de 1996. Además de poner en evidencia que el enriquecimiento fraudulento y el peculado eran dos de las actitudes más queridas de los funcionarios areneros que gobernaban la mayoría de las alcaldías del país, fue una muestra palpable de la tolerancia y permisividad del partido ARENA hacia ellas. Esta permisividad encontró su expresión más justa en la aprobación, a mediados de 1996, de un decreto que impedía a los órganos encargados de aplicar justicia procesar a los alcaldes sin pasar antes por la Asamblea Legislativa.

Sin embargo, ARENA cometió un grave error de cálculo. Fuera por confianza en la capacidad del salvadoreño promedio para olvidar los hechos relevantes de su historia o por la consabida prepotencia de ARENA en llevar adelante sus proyectos al margen de la situación y las advertencias de la opinión pública, el hecho es que la cúpula arenera no dudó en escoger como candidatos para las elecciones de alcaldes de este año a muchos de los funcionarios que ya había sido señalados como corruptos. El resultado ya es conocido: de más de doscientas alcaldías en su poder para el período 1994­1997, ARENA, como resultado de las elecciones, ahora posee sólo 160 de ellas, perdiendo así el control de algunas de las más importantes y grandes del país ­San Salvador, Apopa y Santa Ana, por ejemplo.

El cambio de administración en la alcaldías ha permitido que el tema de la corrupción, que

ARENA quería olvidar, haya cobrado nuevos bríos y vigencia. Pocos días después de haber tomado posesión, los alcaldes electos del FMLN empezaron a facilitar a los medios de comunicación los primeros resultados de sus análisis administrativos y financieros, en los cuales se evidenciaban graves irregularidades y déficits heredados por los anteriores alcaldes (en su gran mayoría pertenecientes a ARENA).

Algunas alcaldías con casos de corrupción recientes:

San Marcos, Santa Ana, Ilopango, Mejicano y San Salvador

Por ejemplo, en la alcaldía de San Marcos, el ex alcalde arenero, Rodolfo Bojorques, habría heredado una deuda de 115 mil colones con el INPEP, institución que desde mayo del año pasado no percibe los abonos de los empleados municipales, a pesar de que éstos afirman haber experimentado los descuentos pertinentes en sus salarios; además, la nueva administración afirma poseer un documento en el que se registra el pago de 70 mil colones para la construcción de un parque que no existe. Otros casos son el de la alcaldía de Santa Ana, en la cual la administración saliente habría destruido los controles de recaudación de impuesto; Ilopango, que adeuda 470 mil colones, mantenía en sus planillas a un número de personas superior al que soporta el presupuesto edilicio y habría vendido casi la totalidad de las áreas verdes del municipio; y Mejicanos, que al no haber cancelado los pagos por el servicio de agua y luz adeudaría medio millón de colones.

Pese a que estos son sólo algunos ejemplos de lo que han encontrado las nuevas administraciones, el caso que más atención ha atraído es el de la Alcaldía de San Salvador. Así pues, el 27 de mayo, en una rueda de prensa convocada por el alcalde, Héctor Silva, la nueva administración presentó un informe de diez páginas en el que se mostraban los resultados del estado administrativo financiero dejado por el anterior edil, Mario Valiente. Entre las irregularidades detectadas -que aún aguardan ser comprobadas por parte de la Corte de Cuentas- se mencionan: deudas por un monto de 85 millones de colones, de los cuales 25 millones corresponde a préstamos adquiridos en los últimos tres meses de gestión y para los cuales se hipotecó el rastro municipal y el Mercado Sagrado Corazón; la existencia de planillas de periodistas que recibían honorarios por realizar una labor que beneficiaba la imagen de la alcaldía; deudas por 3 millones con ANDA y CAESS; la Gerencia de Mercados cobró impuestos sin que éstos entraran en las arcas municipales.

Como era de esperarse, las reacciones por parte de Mario Valiente y otros funcionarios areneros han sido más virulentas y personalizadas que explicativas o racionales. Epítetos como "gato" y "aprendiz de alcalde" fueron los términos usados para referirse a Silva, a la vez que se le hacía un llamado a que cesara de criticar, cuando debería preocuparse mejor por resolver los problemas de la alcaldía. Sin embargo, es llamativo que el mismo Valiente afirme tajantemente que no existió corrupción durante su administración, cuando en un primer momento, cuando la existencia de irregularidades eran sólo un rumor, aceptó que ya en su gestión se habían detectado irregularidades en la Gerencia de Mercados y que en la alcaldía se dio corrupción en todos sus niveles.

Aunque los nuevos alcaldes se han cuidado mucho de calificar como "corrupción" a las irregularidades encontradas, los recientes señalamientos en contra de las anteriores administraciones edilicias areneras sólo vienen a evidenciar algo que empezó a cobrar cuerpo el año pasado: el fraude y la mala administración por parte de los funcionarios de ARENA es más la norma que la excepción. Por otra parte, son prueba de que el proteccionismo que en el pasado mostró el partido para con sus ediles se realizó solamente con el objetivo de ocultar una práctica generalizada de corrupción y no con el interés de proteger a figuras públicas de acusaciones maliciosas e infundadas, tal como pretendió ser explicado en su momento por ARENA.

Ciertamente, un gran paso para una administración cristalina de los bienes públicos ha sido dado. Por ello, de ninguna manera se le puede reclamar a los nuevos ediles por haber emprendido la tarea de sacar los "trapos sucios" al sol, en especial cuando ellos ponen en predicamento la labor de las posteriores administraciones. Empero, no deja de ser preocupante la lentitud con la que han reaccionado la Corte de Cuentas y la Fiscalía de la República en su labor de verificar las acusaciones de corrupción e iniciar procesos penales a los responsables. La actual coyuntura no sólo se presenta como el momento idóneo para que la oposición asegure una administración eficiente y coherente con el interés público. Es también una oportunidad clave para medir la capacidad del partido en el poder para reconocer sus yerros y sus profundas taras.


Homilías de Monseñor Gregorio Rosa Chávez

Los días 1 y 8 de junio Mons. Rosa pronunció las homilías dominicales y dijo lo siguiente sobre la realidad del país.

"La práctica de la compra de conciencias (en la Asamblea) debe quedar en el pasado y la búsqueda seria de mejores condiciones para todos debe ser como la nueva cultura que se va creando en los dirigentes políticos de El Salvador". Se mostró complacido de que ARENA deje de ser la "aplanadora", pues ha quedado descartada ante la nueva "forma de concertación" y discusión en el seno del parlamento. "Que esta práctica existió, lo sabemos todos, y que es totalmente contraria con la voluntad popular también es cierto. Espero que el partido gobernante no caiga en la tentación de acudir a esos medios". Pero el llamado también fue para la oposición. "Espero que los que están ahora con capacidad de bloquear toda medida también tengan la madurez, la serenidad y la ponderación necesaria para que el criterio último siempre sea el bien del país y el de los más débiles".

Por lo que toca a la derogación de la ley de privatización de ANTEL, dijo que es una señal de que las leyes deben ser discutidas y no impuestas. "Si recordamos el pasado reciente, la asamblea tuvo una lógica de la aplanadora, sin discusión, incluso sin debate, incluso en horas nocturnas. Cuando de repente se aplica la misma fórmula, como que se actúa con gran energía, pero hay que reconocer los pecados propios también". "La ley de Privatización del ANTEL fue una ley no discutida suficientemente, una ley impuesta con muchas deficiencias, al igual que toda la lógica de la modernización".

Al referirse al sistema neoliberal que se implanta en El Salvador, Mons. Rosa Chávez hizo tres reflexiones críticas. La primera es que el dogma de que "la copa pronto rebalsa y favorece a todos está desprestigiado. Una lógica dejada totalmente a la ley del mercado no resolverá el problema, por lo que el Estado debe intervenir para proteger a los débiles". La segunda es que el Banco Mundial está insistiendo en la compensación social, en suavizar el coste del ajuste, lo cual quiere decir que, si esto no se ataca, hay una bomba de tiempo que se convierte en violencia que hace fracasar la economía. La tercera es que también los organismos internacionales están dando prioridad a la inversión en educación técnica, en valores, con capacidad creativa, y esto significa que se considere al ser humano como centro de todas las cosas.

La conclusión es que el sistema "debe aceptar sus limitaciones y responsabilidades para que se intervenga en lo que se debe intervenir, y no pensar que basta dejar las cosas a la libre ley del mercado. Espero que estos dogmas que parecían intocables vayan cayendo uno a uno y volvamos a una visión humanitaria de verdad, una economía al servicio del hombre y no al revés".

Advirtió que en los últimos días se ha dicho mucho acerca de que miembros de la Policía Nacional Civil podrían estar involucrados en diferentes asesinatos de miebros de maras y se especula con que posiblemente existan grupos dentro de la misma institución para acabar con los delincuentes. Para Mons. Rosa es positivo que las autoridades de la PNC reconozcan el problema; ahora falta que "en el problema se profundice y se llegue hasta la raíces para que el mal se cure... Es necesario que se salve a la PNC porque de ahí depende que el país (también) se salve... Es necesario contar con una PNC confiable y que responda al espíritu de los Acuerdos de Paz, de lo contrario se vuelve a querer tomarse la justicia por su propia mano, volvemos a entronizar la impunidad y la corrupción".

Con relación al sorpresivo aumento que se recetaron los diputados de la Asamblea Legislativa, Mons. Rosa espera que éste contribuya a que se tenga un buen trabajo de la legislación para brindar un mejor bienestar a todos los salvadoreños. "Quisiera ver el lado positivo (del aumento) y ése sería que no haya pretextos para la corrupción, que no hayan conciencias que se vendan, de modo que la esperanza del pueblo de que los legisladores se preocupen por los más débiles acompañe el ejercicio de esta legislatura".

Respecto a la renuncia del Comisionado Presidencial para la Modernización del Estado, Alfredo Mena Lagos, dijo que está mostrando que hay problemas serios en el manejo de esta tema. "Hay intereses económicos que sólo miran la privatización como cosa rentable en la que se ganan millones en pocos minutos, y está la visión del país, donde entran varios factores, y uno es que todos sepamos qué es lo que esta pasando".


Soñando con la Iglesia del año 2000

Juan Pablo II nos ha pedido a todos prepararnos para celebrar el año 2000 con provecho. Ofrecemos ahora en forma de "sueños", escritos con respeto, cariño y libertad cristiana, cómo piensan la Iglesia del año 2000 un laico, un obispo y un teólogo. Los testimonios nos llegan desde España, pero los tres "soñadores" son muy cercanos a nosotros. El obispo, Mons. Alberto Iniesta, vino al funeral de Monseñor Romero, enviado -y pagado- por la comunidad de obreros del barrio de Vallecas. Los textos están tomados de diversos números de la revista Vida Nueva.

El futuro de la Iglesia

¡Cuantas cosas querría decir! La limitación de espacio me obliga a dar una opinión muy concentrada. Siempre me impresionó la expresión usada entre otros, por Martin Lutero King y el Cardenal inglés Hume: "He tenido un sueño". Voy a utilizarla yo también, pero con la esperanza de que no se trate de un sueño utópico, sino de una realidad alcanzada en un plazo razonable de tiempo.

Sueño con una Iglesia sencilla, humilde, abierta a la comprensión de las debilidades humanas y al perdón. Una Iglesia que sea creíble por su coherencia entre lo que enseña y lo que practica.

Sueño con una Iglesia que, consciente de su debilidad, ponga su fuerza en el Espíritu y no en el poder, y que busque en la oración confiada la luz que necesita en todo momento.

Sueño con una Iglesia que reconozca y defienda plenamente los derechos humanos y la dignidad e igualdad fundamental de todo tipo de personas, tanto fuera como dentro de la propia institución eclesial.

Sueño con una Iglesia que acepte sus graves errores históricos, que sepa rectificarlos cuando sea posible y que, en todo caso, pida perdón a todos a los que de alguna manera haya perjudicado.

Sueño con una Iglesia pacífica, que defienda la paz y rechace la guerra, tal y como ahora viene haciendo.

Sueño con una Iglesia que defienda la vida y condene la muerte violenta y todo tipo de torturas.

Sueño con una Iglesia amante de la libertad, dialogante, que no utilice tantos dogmatismos y que no imponga el atractivo mensaje de Jesús que debe custodiar y transmitir, sino que lo ofrezca libremente, a creyentes y no creyentes, como el mejor camino para colmar las auténticas aspiraciones del ser humano.

Sueño con una Iglesia en búsqueda humilde de nuevos caminos de investigación sobre el contenido y alcance de su doctrina, así como las distintas formas de aproximación y presentación de la misma para hacerla más próxima, asequible y adaptada a las distintas culturas y condiciones de la humanidad.

Sueño con una Iglesia que acepte una pluralidad en su seno, manteniendo la comunión en lo esencial y por supuesto en la clave fundamental que es el Amor al ser humano, al mundo que nos rodea y a la naturaleza, tan amenazados por egoísmos desenfrenados.

Sueño con una Iglesia respetuosa, siempre bien dispuesta a entrar en diálogo constructivo, franco y cordial, aceptando como punto de partida la existencia de una ética civil de mínimos, universalmente reconocidos y que puede y debe ser enriquecida con las exigencias superiores de otros mensajes y entre ellos, y de una manera muy especial, el de Jesús de Nazareth.

Sueño con una Iglesia que entienda el poder como lo definió su Fundador, como un servicio a los hermanos y esté dispuesta a compartirlo en el ámbito en que sea razonablemente posible, en un ejercicio de auténtica corresponsabilidad, buscando siempre el bien de la comunidad a la que sirve.

Sueño con una Iglesia en la que, de alguna manera, el Pueblo de Dios pueda participar en la selección y presentación de sus futuros pastores, como se vino haciendo en los primeros siglos. Lógicamente esta participación directa debería ser más impulsada cuando se trate de jerarquías de ámbito local.

Sueño con una Iglesia en la que los clérigos y laicos, hombres y mujeres, suficientemente capacitados, puedan ocupar puestos de alta responsabilidad y representación, en el seno de la propia institución eclesial, multiplicando las posibilidades de actuación y aceptación en determinados ambientes.

Sueño con una Iglesia más vinculada al Evangelio que a códigos, costumbres y normas diversas y que, aun aceptando la necesidad social de la existencia de todas estas disposiciones, no oscurezca en sus aplicaciones concretas el sentido de la Palabra de Dios.

Sueño con una Iglesia donde la jerarquía ejerza su magisterio legítimo, escuchando antes de tomar

decisiones o publicar documentos, a representantes cualificados del Pueblo de Dios, hombres y mujeres, clérigos y laicos, que con competencia adecuada al tema de que se trate, representen a su vez distintas tendencias científicas, filosóficas o ideológicas, para que de esta forma, y tras un amplio discernimiento cristiano, se contribuya entre todos a la búsqueda de conclusiones que el magisterio refrendará.

Sueño con una Iglesia donde el sexo no suponga en absoluto una discriminación, tanto para la presencia plena, como para el trabajo dentro de la propia Institución.

Sueño con una Iglesia en que sacerdotes, religiosos y religiosas puedan vivir en plenitud sus carismas libremente elegidos, en tanto que sigan manteniéndolos y que puedan adaptarlos a sus cambios personales de situación sin perder su actividad eclesial.

Sueño con una Iglesia solidaria y que ofrezca solidaridad sin nada a cambio, una Iglesia donde el ejemplo magnífico de los misioneros, y de los comprometidos -mártires- con los sufrientes de este mundo, sea el espejo donde nos miremos todos a la hora de medir nuestro compromiso.

Sueño con una iglesia que crea en el AMOR, con mayúscula y con minúscula, como el gran motor de la humanidad y que rechace firmemente todo lo que causa opresión, desigualdad y dolor, no sólo por su maldad, sino por lo que supone de alejamiento del amor verdadero.

Finalmente ya no sueño. Creo por la Fe en Dios, con la Esperanza cristiana y en el Amor vivido y predicado por Jesús, que todos los sueños anteriores pueden convertirse en realidad si todos nosotros, Jerarquía y Pueblo de Dios unidos, nos lo proponemos en serio. El desafío está ahí, en las puertas de un nuevo milenio. La respuesta está en nuestras manos.

Pedro León, Presidente de "Justicia y Paz" de España

La Iglesia del año 2000 en la que sueño

Para el año 2000 sueño con una Iglesia sinfónica, orgánica, corporativa, popular, de hermanos con diversos carismas del Espíritu, donde todos se sientan colaboradores, en la que el ministerio pastoral ejerza la autoridad con caridad, con humildad y espíritu de servicio, y la comunidad sepa dialogar y opinar con libertad, con respeto, con realismo y con espíritu de familia. Una Iglesia que siga potenciando los cauces de corresponsabilidad del Pueblo de Dios, de acuerdo con la eclesiología del Vaticano II, y que junto a la Conferencia Episcopal se constituyera un Consejo Pastoral, representativo de los presbíteros, laicas/os y religiosas/os, por delegación de los consejos diocesanos.

Una Iglesia en la que la colegialidad del Papa con los obispos siguiera progresando de manera afectiva y efectiva, y que convocara para el comienzo del tercer milenio un Concilio Vaticano III para afrontar los desafíos de esta época y sus profundas mutaciones de alcance planetario.

Una Iglesia ecuménica y universal -valga la redundancia-, reunida y unida, en la que el ministerio de Pedro se ejerciera sobre orientales, católicos y protestantes, no como el párroco del mundo, sino como una referencia para momentos de conflicto doctrinal, promoviendo la unidad en la diversidad, y como autoridad para casos extremos de ruptura en la comunidad local, según el lema de san Agustín: "En lo necesario, unidad; en lo dudoso, libertad y en todo, caridad".

Una iglesia que no se proponga otra misión ni tenga otra obsesión que anunciar a Jesucristo, sin división entre el Jesús histórico como algo ya pasado, limitado y superado, y un Cristo difuso y diluido entre otros muchos "cristos". Una iglesia que reconociendo y valorando las "semillas del Verbo" que el Espíritu Santo ha esparcido en las diversas religiones, se manenga inquebrantablemente fiel a Jesucristo como manifestación suprema y normativa de Dios al mundo y a la historia.

Una iglesia que sepa inclinarse ante Dios en la oración, y ante el hermano en la acción, viviendo la vida como una liturgia, y la liturgia como una vida. Una Iglesia en la que la opción preferencial por los pobres y por los oprimidos sea cada vez más general y generosa, donde los pobres sean los señores a los que tengan que servir los ricos. Una Iglesia liberadora de todas las esclavitudes: materiales y morales, corporales y espirituales, individuales y estructurales, temporales y eternas. Una iglesia que no se arrodille ante los poderes mundanos de la riqueza o del prestigio, sino que viva con los pobres, humilde con los humildes y sencilla con los sencillos. Una Iglesia que no sea violenta, polémica, o fanática aunque sí fervorosa y entusiasta en la vivencia de su fe, valiente en el anuncio del Evangelio y fiel al tesoro de la tradición. En la que los teólogos estén llenos de ciencia, en diálogo con la cultura humana, pero que busquen ante todo la sabiduría cristiana, y orienten y animen a los fieles en el camino de la santidad. Una Iglesia franciscanamente ecologista, mirando en la naturaleza no sólo lo pragmático y material del medio ambiente, sino también la belleza del hombre y de la creación, como reflejo de la infinita hermosura de Dios, y como hogar de la familia humana.

¿Esto es soñar despierto? ¿Es una carta a los Reyes Magos, o un brindis al sol, para la galería? Creo que todo está en nuestras manos, porque está en las de Dios. Mucho ya lo vivimos, pero mucho nos falta. Hemos hecho bastante, mas no lo suficiente.

Alberto Iniesta, obispo

Gestos para confirmarnos en la fe. Carta a Juan Pablo II

Hermano Juan Pablo: He leído tu escrito sobre nuestra preparación al tercer milenio. Quieres que los cristianos lleguemos a él en una situación de profunda conversión, de cambio radical, y dispuestos a pedir perdón por todos los pecados que, como cristianos y como Iglesia, hemos cometido a lo largo de la historia. Sé que tú mismo has tenido problemas con las personas más conservadoras de tu entorno por ese programa tan evangélico, que nos propones concretar dedicando cada uno de los tres años que faltan para el 2000, al Hijo Jesucristo, al Espíritu Santo, y al Padre origen de todo y de esa misteriosa Comunión Absoluta a la que los cristianos llamados Dios. Gracias.

Las gentes de mi entorno me dicen que nuestra condición humana da para muy poco en eso de la conversión, y por eso necesitamos el ejemplo y aliento de testigos y hermanos mayores en la fe. Y eso parece que forma parte también de la misión de Pedro a quien el Señor dijo: "tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos" (Lucas 22, 32). Tú sabes bien que una de las razones que más contribuyeron a afianzar históricamente el papado, fue el magnífico ejemplo de fidelidad, de solidaridad y de apoyo, de la primitiva iglesia de Roma.

Hoy tambien necesitamos ayuda, y por eso, si me lo permites, y desde mi insignificancia, quisiera transmitirte algunos de esos posibles gestos con los que Pedro podría ser confirmación y apoyo para los creyentes de hoy. No hablo en nombre propio ni pretendo dar lecciones; pero sí recojo muchas voces que necesitan ser confirmadas en su fe. Yo me limito a sistematizar esos "gestos simbólicos de conversión", de acuerdo con tu programa de tres años de preparación al tercer milenio.

1997. Año de Jesucristo

Para este año, ya medio entrado, habría una petición sencilla y rápida pero muy significativa: el sucesor de Pedro, como expresión de la singularidad y la identidad de Jesucristo, podría renunciar a los títulos de "vicario de Cristo" y de "Santo Padre".

Ya sabes, hermano Juan Pablo, que durante los 13 primeros siglos, los papas se llamaron sólo vicarios de Pedro. Fue en el s. XIII, cuando Inocencio II (en una época en que los papas eran monarcas terrenos y competían en poder con otros monarcas), se reservó el título de Vicario de Cristo. Al hacer eso, rompió con una tradición antiquísima, en la que la expresión "vicario de Cristo" se aplicaba a mil personas y situaciones que encarnan para nosotros la interpretación de eso que hoy llamamos la alteridad: podía llamarse así a curas y obispos, pero también a los extranjeros, a los huéspedes y, sobre todo, a los pobres, según la bella expresión de Pierre de Blois: pauper Christi vicarius est ("el pobre es el vicario de Cristo"). Devolver este título a los pobres, desprendiéndote de él, sería precioso y muy cristológico. Y podrías decir como san Pedro al mendigo que pedía limosna delante del Templo: "no tengo oro ni plata, lo que tengo te doy" (Hechos de los Apóstoles 3, 6). En el caso de Pedro fue devolver la salud. En tu caso sería la devolución de ese título que es de ellos.

Por lo que toca al título de "Santo Padre" sabes tú mejor que yo cuán sensible era Jesús a la exclusividad de la Paternidad y de la Santidad de Dios: "a nadie en la tierra llamen padre, porque uno sólo es el Padre de ustedes: el del cielo" (Mateo 23, 9). Y: "¿pór qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno" (Marcos 10, 18). Claro que el lenguaje siempre es relativo y hay experiencias, que nos simbolizan un poco la paternidad de Dios, en la que tan difícil es creer en este mundo antifraterno. Puede tener su sentido llamar a alguien padre derivadamente. Pero lo tendría también que tú proclames tu renuncia a ese nombre, como Jesús (el Bueno por excelencia) proclamó su renuncia a ser llamado "bueno".

Creo, querido hermano Juan Pablo, que estos dos gestos tan sencillos podrían ayudar a cumplir la misión de Pedro de "confirmarnos en la fe".

1998. Año del Espíritu

En ese año sería magnífico que Pedro devolviera a las iglesias locales algo que les perteneció durante todo el primer milenio: me refiero al nombramiento (o al menos la participación en el nombramiento) de sus pastores. Sabes de sobra, querido hermano, que esa fue la tradición de la Iglesia primitiva, y que según san Cipriano esta tradición "viene de los Apóstoles y es voluntad de Dios". Sabes también que sólo razones de excepción hicieron cesar este derecho de las iglesias: en concreto la necesidad de evitar que el nombramiento de los obispos fuera acaparado por los monarcas y señores feudales. Los papas se reservaron los nombramientos sólo como un "estado de excepción", precisamente cuando las iglesias locales protestaban por los abusos de los señores. Y eso lo hacían para defender la libertad de la Iglesia. Pero no es normal que un estado de excepción dure siglos .

Hoy, gracias a Dios, la situación está totalmente cambiada y brinda una oportunidad única para devolver esa libertad del Espíritu a las iglesias. Ya sabes cuántas veces nuestros mayores en la fe reconocen la obra del Espíritu en el difícil proceso que lleva a la coincidencia en un nombramiento episcopal. Ellos sabían como nosotros que la coincidencia es lo más imposible entre los humanos, y, si ella se producía, estaban seguros de que no era mérito, sino don del Espíritu.

1999. Año del Padre

Así llegaríamos, en el umbral del 2000, a ese Misterio inefable que llamamos Dios, y del que los cristianos decimos que, en Jesús y a través de Su Espíritu, no se ha revelado como Poder, sino como Amor y como "Padre bueno". Sabes bien hasta qué punto el mundo moderno carece de experiencia de lo que puede ser un padre "bueno", y cómo andamos metidos en los líos freudianos de asesinatos del padre, y en orfandades o añoranzas de ahí derivadas. En este contexto, una magnífica manera de transparentar que Dios no se ha revelado como Poder, sería la renuncia al cargo de "Jefe de Estado". Sé bien que tu Estado es diminuto, ridículo a los ojos de este mundo, y que Stalin hacía aún más el ridículo cuando preguntaba "cuántas divisiones tiene el papa". Pero aun así y todo, por pequeño que sea, el título condiciona, e impone infinitas exigencias de relación y de protocolo que desvirtúan la manera evangélica de relacionarse unos con otros. ¿Te imaginas a Jesús viajando por la Palestina como Jefe de estado y hablando así de la paternidad de Dios? ¿Cómo hubiera podido así llegar a aquella cercanía con las gentes? ¿No crees que tu condición de Jefe de Estado, aun con la mejor voluntad, ha bloqueado muchas posibilidades abiertas a la iniciativa de tus viajes? Recuerdo que en uno de ellos te preguntaron los periodistas en el avión qué carácter le dabas a aquel viaje, y tú respondiste con la mejor buena fe: "un viaje de hermano".

No digo que te marches del Vaticano. Pero el jefe político del Estado Vaticano podría ser algún otro: un buen católico sin ministerio eclesial. Y tú vivir en aquel estadito como un ciudadano más, que, además, es el obispo de Roma. Esto no sería imposible. Habría que pensarlo un poquito más, pero es bien posible hallar la fórmula y yo sólo quiero decirte que, también así, se cumpliría el encargo dado a Pedro de "confirmar a sus hermanos en la fe".

En fin, querido hermano Juan Pablo. Estas son las reflexiones que se me ocurren de cara al tercer milenio. Y que Dios, Padre, Hijo y Espíritu, te ilumine.

J. I. González Faus, teólogo.


Juan Pablo II en Polonia

El papa Juan Pablo II ha visitado muchos lugares y ha proclamado mucho mensajes en su natal Polonia. Entre ellos, uno llama la atención por su sabor evangélico. El papa ha instado a los obispos polacos a que renuncien a toda situación de privilegio y acepten las críticas justas, reservándose sólo la libertad para anunciar el Evangelio.

"El mundo actual no está para triunfalismos", dijo, "y la Iglesia debe evitar la tentación de volver a la situación privilegiada de antes de la II Guerra Mundial apoyándose en su ascendencia sobre la población católica". Estas son palabras fuertes en un país tradicionalmente católico y en el que la Iglesia ha tenido un influjo tan decisivo.

Y añadió las bellas palabras de Pablo VI: "el camino de la Iglesia es el hombre" en un mensaje, en el que analizó la situación de Polonia antes y después de la caída del comunismo.

Con el sistema comunista, en Polonia "la Iglesia creaba casi un aspecto en el cual el hombre y la nación podían defender los propios derechos". Ahora "el hombre debe encontrar espacio en la Iglesia para defenderse, en cierto sentido, contra sí mismo, contra el mal uso de la libertad, contra la dilapidación de una gran oportunidad histórica para la nación".

La situación anterior facilitaba un reconocimiento general de la Iglesia incluso en los ambientes no católicos, pero "en la situación actual, en muchos casos, no se puede contar con tal reconocimiento, hay que tener en cuenta la crítica e incluso algo peor". Por ese motivo, Juan Pablo II propuso "aceptar por una parte lo que puede haber de justo en una crítica, y por otra no olvidar que Cristo será siempre un signo de contradicción".

El Papa se refirió al papel de los laicos en la vida política, económica y cultural, donde deben asumir su responsabilidad "en nombre propio, en sintonía con el Evangelio". La Iglesia debe ayudarles "pero no sustituirles".

"La Iglesia debe ser libre en el anuncio del Evangelio, de todas las verdades y las indicaciones que contiene. Desde tal libertad se esfuerza en la evangelización, y esto le basta, no busca ni quiere poseer privilegios especiales".

"Polonia puede ofrecer a la Europa que está uniéndose su arraigo en la fe, sus tradiciones religiosas y otros muchos valores con los cuales el continente podrá construir un organismo rico, no sólo a nivel económico, sino también profundamente espiritual".

No todos los países son como Polonia, comentamos nosotros. Pero en muchos de ellos se da la tentación de que la Iglesia se alíe con el poder para conseguir, si no privilegios, sí ciertas ventajas. A corto plazo esto suele resultar bien, pero a mediano plazo no. La fuerza de la Iglesia está en el evangelio, en su opción por los débiles, en su testimonio de honradez... Todos lo sabemos, pero es bueno que el Papa nos lo recuerde.


Jóvenes en pandillas

Sobre las maras la gente habla y dice muchas cosas. Unos dicen que son temibles, haraganes. Pero también hay quienes piensan de forma más amable: lo que necesitan es formación y ayuda, buscan amistad y compañía... Para tener un conocimiento más adecuado del problema, a finales de mayo, en la Cátedra de la Realidad Nacional que periódicamente realiza la UCA, se dio a conocer la encuesta que hizo el IUDOP sobre las pandillas juveniles.

Según la encuesta la edad promedio del pandillero viene a ser 18.7 años. El ingreso se suele hacer a los 14.5. Un dato interesante es que el 95.3% sabe leer y escribir. Suelen ingresar por "bacil", prohibiciones familiares, por amigos, por protección y otras causas. La mayoría opinan que en la pandilla consiguen confianza, trabajo, educación y tranquilidad, entre otras cosas. En cuanto a la violencia, al 69.3 % le fue asesinado un ser querido. Y el 51.8 % de los pandilleros ha pasado por un hospital a consecuencias de agresiones.

Esto dicen las encuestas. Y ¿qué opina la gente de la calle? Sobre esto hemos hablado con María Isabel de 15 años y Nelly de 18, que conocen a algunos miembros de las maras, pandilleros de 17 y 18 años, y también a una joven de 13 años. María Isabel dice que a los pandilleros que conoce les gusta la mara, la consideran una cosa buena, quizás porque en ella se sienten respetados. Nelly, sin embargo, dice que el pandillero que ella conoce ha querido salirse de la mara, pero parece que no le dejan sus compañeros.

María Isabel y Nelly creen que en las maras no se obtiene ningún beneficio, a no ser el de olvidar problemas. Muchos jóvenes de las maras lo tienen todo en su casa, y a los que no lo tienen las maras no les puede dar mucho. Piensan que consumen droga que daña su organismo, y si quieren salirse ya no pueden. Salen perjudicados por la droga, el libertinaje y la violencia.

Ambas jóvenes piensan que la sociedad no les ayuda nada o muy poco, pues los consideran perdidos y se apartan de ellos. No obstante, María Isabel dice que al pandillero que ella conoce le ayuda un joven, de unos 25 años, con reuniones que hace con algunos pandilleros. El amigo de Nelly asiste a reuniones en una parroquia, pero la jovencita pandillera no.

¿Y qué piensan los pandilleros? Hablamos con Malcon (nombre supuesto) de 18 años, y Darwin de 16. Malcon pertenece a la "Salvatrucha", una mara que tiene varias secciones, tales como TLS, MTLS, CTLS, SLS, ZLS, PTLS y ATLS. A los pertenecientes a la TLS los llaman los Teclas. Cada cierto tiempo se celebra la "MIRI", algo así como una reunión general de todos los pandilleros distribuidos en las diferentes secciones.

Malcón ingresó en 1989 a los 11 años, por amistad. Recuerda que, para probarlo, le rodearon otros seis integrantes de la mara. Tenía que moverse rápido pues, de lo contrario, el grupo pandillero le daría una paliza. Cuenta Malcon que a algunos les han roto costillas en esas pruebas.

Darwin pertenece a la M.S., Mara Salvatrucha 13 de Ciudad Delgado, que viene de los Angeles. Ingresó a los 13 años en 1994. Los compañeros del barrio le fueron induciendo. Necesitaban defenderse de la Mara 18, la contraria. Estos venían de México y Estados Unidos y querían burlarse de los salvadoreños.

Malcon dice que la gente los toman como antisociales. Sin embargo, a los compañeros de la pandilla con el tiempo se les toma cariño de hermanos, como si fuesen de sangre. "Si nos matan a alguien todos lloramos. En la pandilla, si estás triste, tus compañeros te platican. También te ayudan económicamente si estás enfermo. Cuando te apresan, los amigos reúnen dinero para ti. En la mara tienes amistad, compañía, diversión". "No obstante, prosigue, en la mara hay reglas. La droga es voluntaria". El tomó coca, heroína, marihuana. Se le borraba la mente, pero ya lo dejó. Cuenta también que una mara, en una marginal, hizo un mural de la Virgen de Guadalupe en la pared de la Casa Comunal.

Darwin habla en forma parecida. Dice que comparten comida, casa, ropa. "Me protegieron de las maras rivales". La dificultad de estar en la mara está "en los problemas que me crean con la familia. Además mis mejores amigos me dejaron".

En cuanto a la gente, Darwin afirma que los ven como vagos, "que no tenemos respeto. Nos miran como a ladrones, drogatas, narcotraficantes, violadores. Ahora hay maras que obligan a las cipotas a acostarse con cualquiera. Sin embargo en otras partes las respetan". Darwin también tomó marihuana y alcohol, pero lleva ya seis meses sin probar nada de eso. Ahora anda reuniéndose con un grupo cristiano. Su Mara le respeta eso.

Hace dos años, les mataron a dos pandilleros e hirieron a otros en los Chorros, cuenta Malcon. Fue un taxi. Quiso arrollarnos al grupo de unos 10 que íbamos. En su colonia, una marginal, la Mara "Quire" robaba a la gente de la colonia. A él le explotaron una granada cerca y fué herido en una pierna y en el hombro, aunque muy poco. Al final se impuso la Salvatrucha y ellos se tuvieron que ir de la colonia. Darwin dice que en Ciudad Delgado con frecuencia había encontronazos con la Mara 18. "En alguna ocasión me han pasado los cohetazos, las balas y las bombas cerca, pero hasta ahora no he sido herido de gravedad".

Pocos pandilleros manifiestan deseos de salirse de las maras. Pero el 84.8 % espera lograr "calmarse", algo así como tranquilizarse. El 46.8% quiere dejar la droga y el 13.7% la violencia. Al igual que muchos otros jóvenes, los pandilleros esperan encontrar trabajo, tener familia estable, educación, ser alguien, mejorar, comprensión...

¿Y quién les ayuda? Malcon dice que les ayuda el Juzgado Menor de 1ª Instancia de la Fiscalía General de la República. Además están El Comedor y el Hospital. La Empresa de la Ruta 97 les cubre la enfermedad cuando tienen necesidad. La fiscalía incluso les da uniformes y pelota para jugar.

La acción de la lglesia se reduce hasta ahora a acciones aisladas de alguna parroquia, congregación o sacerdote. También parece que en la UCA se ha comenzado a dar algún tipo de orientación y ayuda a los jóvenes integrados a las maras. La Vicaría Divino Salvador -comenta el Padre dominico Carlos del Cid, de la Iglesia del Rosario- ya ha acordado iniciar todo un plan de formación y ayuda a los jóvenes pandilleros.

En definitiva, dada la envergadura y la importancia del crecimiento de las maras, ni la sociedad, ni la Iglesia y mucho menos el Estado, están haciendo lo suficiente por los jóvenes integrados en las pandillas juveniles.

Las pandillas juveniles en sí mismas no son malas. Pero las desviaciones hacia la droga, la violencia, la promiscuidad sexual, son una tragedia. Sus raíces están en un sistema injusto, en la desarticulación familiar y la marginación juvenil, así como en la guerra pasada, las modas de Estados Unidos, la influencia de los medios de comunicación, la sociedad consumista, competitiva y violenta. Y a eso hay que añadir la atracción de los antivalores de la ideología neoliberal.

Pedro Serrano


Más de 200.000 desaparecidos y asesinados en el Congo

En el nueva República Democrática del Congo ha finalizado la guerra abierta. El "vientre fecundo de Africa", como se ha definido al Zaire, guarda en sus entrañas riquezas suficientes para que sus gentes dejen de ser de las más pobres del mundo. Nadie tiene derecho a privar a este pueblo de la esperanza de un futuro mejor. Con estas palabras se ha expresado la esperanza de que la vida triunfe en Africa Central. Ojalá ocurra la resurrección. Pero, por triste que sea, no hay que olvidar la cruz de estos años, que puede resumirse así.

Unos 190.000 refugiados ruandeses de la etnia hutu han desaparecido en la profundidad de las selvas congoleñas y otros muchos han muerto de hambre o asesinados por las fuerzas del nuevo presidente, Laurent Kabila, y por soldados del nuevo régimen dominado por los tutsis en Ruanda, según un informe publicado por la organización humanitaria Médicos sin Fronteras. En el informe se afirma que Kabila ha establecido "una estrategia deliberada dirigida a la exterminación de todos los refugiados ruandeses, incluidos mujeres y niños", y que sus soldados asesinaron a varios miles de personas cerca de la frontera angoleña.

El informe estima que unos 340.000 ciudadanos ruandeses permanecen todavía en el territorio de la Républica Democrática del Congo (antiguo Zaire), desde el éxodo provocado por el genocidio y la guerra civil de 1994. El segundo éxodo ruandés comenzó a principios de noviembre pasado, cuando los combates entre las tropas de Kabila y el Ejército regular del hoy depuesto presidente Mobutu alcanzaron los campos de refugiados estrablecidos alrededor de Goma y Bukavu, cerca de la frontera de Ruanda. De los más de 1,2 millones de personas que vivían en esos campos, casi 900.000 optaron por regresar a su país. Los otros emprendieron ruta hacia el interior del Congo y, en algunos casos, caminaron durante semanas hasta 1.500 Kilómetros (la distancia entre Madrid y Bruselas) a través de una selva espesa y sin apenas alimentos.

Hacia mediados de diciembre, unos 160.000 refugiados reaparecieron y fueron reagrupados en dos nuevos campos, Tingi-Tingi y Amisi (extremo noreste del país), donde la mala alimentación y las carencias sanitarias causaron unas 20.000 muertes. En febrero, los refugiados de ambos campos volvieron a ser dispersados por los combates. Entre el 21 y el 24 de abril, unas 85.000 personas que se habían dirigido hacia Kisangani (en la región de Alto Zaire, al norte del país) fueron atacadas por soldados ruandeses. El número de muertos no pudo ser determinado y se produjo una nueva dispersión. El 26 de abril, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, acusó a Kabila de poyectar la "lenta exterminación" de los refugiados hutus de Ruanda. La comisaria europea Emma Bonino afirmó a su vez que la región se había convertido en "un enorme matadero".

El informe recoge la declaración efectuada por un jefe militar de Kabila: "Todos los ex FAR [Fuerzas Armadas Ruandesas del antiguo régimen hutu] e interahamwes [milicias civiles que dirigieron el genocidio de los tutsis] debían ser eliminados. Es lamentable que utilizaran a mujeres y niños como escudos". En estos momentos la situación "sólo puede ser calificada de dramática" dadas las dificultades de las organizaciones humanitarias para acceder a los refugiados.


Textos olvidados de la doctrina social de la Iglesia (VIII).

El compromiso de la Iglesia

Texto 1. "Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia" (Concilio Vaticano II, 1965, Gaudium et Spes, n.1).

Texto 2. "La Iglesia está vivamente comprometida en esta causa porque la considera como su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente la "Iglesia de los pobres". No corresponde a la Iglesia analizar científicamente las posibles consecuencias de tales cambios en la convivencia humana. Pero la Iglesia considera deber suyo recordar siempre la dignidad y los derechos de los hombres del trabajo, a orientar estos cambios para que se realice un auténtico progreso del hombre y de la sociedad" (Juan Pablo II, Laborem Exercens, 1981, n. 8 y 1).

Texto 3. "Hoy más que nunca, la Iglesia es consciente de que un mensaje social se hará creíble por el testimonio de las obras antes que por su coherencia y lógica interna. De esta conciencia deriva también su opción preferencial por los pobres, la cual nunca es exclusiva ni discriminatoria de otros grupos" (Juan Pablo II, Centesimus annus, 1991, n. 57).

Comentario. Cabe preguntar si los miembros de la Iglesia somos concientes de hasta qué punto nos obligan los textos citados. Ahí se pone en juego la misión de la Iglesia y su fidelidad a Jesucristo, quien reveló a Dios como un Dios de los pobres. Esa credibilidad no es tanto cosa de teorías coherentes como de testimonio de obras. Y todo ello aunque la Iglesia no esté en posesión de soluciones técnicas, y su trabajo haya de ser más bien "recordar, denunciar y contribuir". En esa contribución de la Iglesia por los pobres y su empeño por ser una "Iglesia de los pobres" hay que leer lo que sigue:

Texto 4. "Quiero señalar aquí la opción o amor preferencial por los pobres. Esta es una… forma especial… en el ejercicio de la caridad cristiana. Se refiere a la vida de cada cristiano… pero se aplica igualmente a nuestras responsabilidades sociales y, consiguientemente, a nuestro modo de vivir y a las decisiones que se deben tomar coherentemente sobre la propiedad y el uso de los bienes.

Hoy, vista la dimensión mundial que ha adquirido la cuestión social este amor preferencial, con las decisiones que nos inspira, no puede dejar de abarcar a las inmensas muchedumbres de hambrientos, mendigos, sin techo, sin cuidados médicos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor. Ignorar esa realidad… significaría parecernos al "rico epulón", que fingía no conocer al mendigo Lázaro, postrado a su puerta" (Juan Pablo II, Sollicitudo rei socialis, 1987, n. 42).

Comentario. La opción por los pobres no es sólo personal o asistencial, sino "política". Que en muchos miembros de la Iglesia y de la sociedad se encarna hoy la imagen del "rico Epulón" de la parábola de Jesús ¿quién podría negarlo? Y sin embargo los cristianos seguimos cantando "está enfermo, está preso, está desnudo. Pero El nos va a juzgar por todo eso"…

Texto 5. "Frente a tantos nuevos interrogantes, la Iglesia hace un esfuerzo de reflexión para responder, dentro de su propio campo, a las esperanzas de los hombres. El que hoy los problemas parezcan originales debido a su amplitud y urgencia, ¿quiere decir que el hombre se halla impreparado para resolverlos? La enseñanza social de la Iglesia acompaña con todo su dinamismo a los hombres en esta búsqueda… No interviene para confirmar con su autoridad una determinada estructura establecida o prefabricada, [pero] no se limita, sin embargo, simplemente a recordar unos principios generales. [Es] una reflexión madurada al contacto con situaciones cambiantes de este mundo, bajo el impulso del Evangelio que se convierte en fuente de renovación, desde el momento en que su mensaje es aceptado en la plenitud de sus exigencias. Se desarrolla con la sensibilidad propia de la Iglesia, marcada por la voluntad desinteresada de servicio y la atención a los mas pobres; finalmente, se alimenta en una rica experiencia multisecular (Pablo VI, Octogesima adveniens, 1971, n. 42).

Comentario. A pesar de eso, la tarea de la Iglesia no es encontrar soluciones técnicas. Pero sí que puede aspirar a que, luego de dar su propio testimonio práctico y no meramente teórico, se sientan estimuladas en la búsqueda de soluciones, tanto las autoridades civiles, como las comunidades cristianas.

Texto 6. "Los responsables de las naciones y los mismos organismos internacionales…, no han de olvidar dar la precedencia al fenómeno de la creciente pobreza. Por desgracia, los pobres, lejos de disminuir, se multiplican no sólo en los países menos desarrollados, sino también en los más desarrollados, lo cual resulta no menos escandaloso" (Juan Pablo II, Sollicitudo rei socialis,1987, n. 42).

Texto 7. "Frente a situaciones tan diversas nos es difícil pronunciar una palabra única, como también proponer una solución con valor universal. No es éste nuestro propósito ni tampoco nuestra misión. Incumbe a las comunidades cristianas analizar con objetividad la situación propia de su país, esclarecerla mediante la luz de la palabra inalterable del evangelio, deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción según las enseñanzas sociales de la Iglesia tal como han sido elaboradas a lo largo de la historia… A estas comunidades cristianas toca discernir con la ayuda del Espíritu Santo, en comunión con los obispos responsables, en diálogo con los demás hermanos cristianos y con todos los hombres de buena voluntad, las opciones y los compromisos que conviene asumir para realizar las transformaciones sociales, políticas y económicas que se consideren de urgente necesidad en cada caso (Pablo VI, Octogesima adveniens, 1971, n. 4).

Comentario. Además de señalar que aquí habla Pablo VI de "enseñanzas sociales" y no de Doctrina Social de la Iglesia, es más importante notar que nunca la Iglesia se ha mostrado más descentralizada, menos decidida a imponer soluciones desde la distancia y más dispuesta a colaborar absolutamente con todos. Es sólo desde esa actitud, como se podrá dirigir después a los gobernantes de la tierra.