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Carta a Las Iglesias, Año XVII, Nº 381, 1-15 de julio, 1997
Estos días hemos celebrado la festividad de san
Pedro y san Pablo. Consciente o inconscientemente, muchas homilías
y comentarios se han centrado en lo que ambos tienen de grandeza
eclesial y de autoridad. Uno es llamado el apóstol de los
judíos, y otro el apóstol de los gentiles. A san
Pedro, además, con no mucha precisión histórica,
se le suele llamar el primer obispo de Roma y hasta el primer
papa. En otras palabras, en esta fiesta se suele recordar la dimensión
jerárquica de la Iglesia, incluso cuando se hace para recordar
lo que debiera ser evidente, aunque en la realidad no lo es tanto:
que la autoridad en una Iglesia cristiana debe ser servicio.
Lo primero es animar en la fe
Sin embargo, antes que nada hay que recordar a Pedro,
el Simón amigo y seguidor de Jesús, y a Pablo, el
Saulo fariseo nacido en Tarso, como seres humanos y como creyentes,
hermanos nuestros en la fe. Ellos aportaron a la fe de sus hermanos
y hermanas, y también de ellos recibieron ánimo
para la suya propia. Y es que al hablar de la fe, antes de discutir
quién tiene autoridad en la Iglesia para escribir encíclicas
o dictaminar sobre cuestiones de ortodoxia, hay que mencionar
lo fundamental: quién genera fe real, cómo se animan
los cristianos a crecer en el seguimiento de Jesús, cómo
se ayudan unos a otros cuando se oscurece la fe y la esperanza.
En el Nuevo Testamento esto es muy claro. En el primer
texto cristiano, la primera carta a los tesalonicenses, escrita
más o menos el año 50, Pablo les dice a los cristianos
de Tesalónica que ha enviado a Timoteo "para darles
ánimo en la fe" (1Tes 3, 2). Les dice que "pide
a Dios noche y día poder ir a verles para completar lo
que falta a su fe" (1Tes 3, 10). Y la razón es animar
a una comunidad abatida porque no había tenido lugar la
vuelta del Señor, tal como lo esperaban, y porque también
ellos comenzaban a padecer persecución.
Cuando escribe su carta a la comunidad de los romanos,
san Pablo es todavía más claro, y les dice que quiere
ir a verles para compartir la fe: "Tengo muchas ganas de
verles para animarnos mutuamente con la fe de unos y otros, la
de ustedes y la mía" (Rom 1, 11s). No se trata aquí
ya de la ayuda unilateral del Pablo, apóstol y gran teólogo,
a la fe otros, los "laicos", la gente sencilla. Se trata
de una ayuda mutua, de un mutuo dar y recibir la propia fe. En
otras palabras, se trata de llevarse mutuamente en la fe.
También Pedro es presentado en los evangelios,
como quien anima a la fe de los otros. En el evangelio de Lucas
Jesús le dice: "He rogado por ti para que tu fe no
desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus
hermanos" (Lc 22, 32).
Desde este perspectiva de comunicar y ayudar en la fe,
lo más importante que dice el Nuevo Testamento es que,
en tiempos díficiles, como los que pasaba otra comunidad
a la que se escribió la Carta a los hebreos hay que "tener
fijos los ojos en Jesús, el que ha vivido la fe originariamente
y en plenitud" (Hebr 12, 2).
Mantener la fortaleza de la vida cristiana
Para san Pedro y san Pablo, ser cristianos fue una
gran dicha. Pedro conoció a Jesús de Nazaret. Predicó
mucho sobre él, y quizás lo más bello y certero
que dijo es que "Jesús pasó haciendo el bien,
curando a todos los afligidos, porque Dios estaba con él"
(Hech 10, 38). San Pablo, de temperamento más fogoso, se
entusiasmaba hablando de Jesús: "para mí vivir
es Cristo". No es de extrañar que pudieran animar
en la fe.
Pero su vida cristiana fue también difícil.
Para empezar ambos tuvieron problemas con los cristianos más
conservadores de Jerusalén, y entre ellos mismos hubo fuertes
disputas. Pablo dice que cuando Pedro llegó a Antioquía,
"me enfrenté con él cara a cara porque era
digno de reprensión" (Gal 2, 11), palabras que hoy
sonarían increibles en la Iglesia. Pero peleaban no por
mezquinos intereses personales, sino por cosas serias, en este
caso, para que el Dios de Jesús pudiese llegar a todos
los seres humanos, "judíos y griegos, libres y esclavos,
varones y mujeres". Dicho de otra forma, para que todos pudieran
"comer juntos", tesis que siempre defendió Pablo
y también Pedro, aunque éste de forma más
moderada y con resistencias al principio de ahí el enojo
de Pablo y el debate, pues en "la mesa compartida se jugaba
la esencia y el futuro de la nueva fe".
Y sufrieron mucho también por ser seguidores de
Jesús. Pablo lo cuenta con más detalles. "He
estado en peligro de muerte muchas veces. Cinco veces recibí
de los judíos cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui
azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué...
Peligros entre falsos hermanos, trabajos y fatigas; noches sin
dormir muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer;
frío y desnudez..." (2Cor 11, 23 27). Pedro fue también
perseguido, desde el inicio, por predicar el nombre de Jesús,
fue encarcelado y al final martirizado.
Esta vida de Pedro y Pablo, la firmeza en las dificultades,
el aguante en los sufrimientos, es lo que animaba a los cristianos
en el seguimiento de Jesús y en la fe. Por ello Pedro y
Pablo no son símbolos de autoritarismo, pero sí
son signos de fortaleza y de reciedumbre
Y mantener la esperanza
Así mantenían la fe de los cristianos,
una fe viva no sólo de rezos y novenas, de cánticos
y aplausos , sino una fe que actúa a través del
amor, como dice Pablo, a través de la compasión
y de la justicia. Y junto con la fe, mantenían la esperanza,
cosa hoy tan necesaria. Ni Pedro ni Pablo eran de los "milagreros"
que esperaban que Dios hiciese portentos para resolver nuestro
problemas en la vida cristiana. Tenían fe en el poder de
Dios, pero ese poder se mostraba para ello, sobre todo en mantener
la esperanza. Cada uno de ellos lo escribió a su manera.
Dice Pedro. "Dios nos ha engendrado a una fe viva... Por
lo cual ustedes rebosan de alegría, aunque sea preciso
que todavía por algún tiempo sean afligidos"
(1Pedr 1, 3 6).
Dice Pablo. "¿Quién nos separará del amor
de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la
persección, ¿el hambre?... En todo salimos vencedores
gracias a aquel que nos amó" (Rom 8, 35ss).
Estos son nuestros predecesores y hermanos en la fe. Fueron
apóstoles, fundaron comunidades y por eso también
tenían autoridad. Pero su autoridad real les venía
de su propia vida. Y a tenor de lo que sabemos de ellos, gozaban
más con la gente, compartiendo la fe, la esperanza y la
mesa, que siendo autoridades sobre la gente. San Agustín
lo dijo muy bien: "Para ustedes soy obispo, con ustedes soy
cristiano. El nombre de 'obispo' es el nombre del peligro; el
nombre de 'cristiano' es el nombre de la gracia".
Y también lo dijo muy bien Mons. Romero cuando
pensaba en sí mismo como obispo profeta. El era profeta
para el pueblo, y el pueblo era profeta para él:
"Estas homilías quieren ser la voz de este pueblo,
quieren ser la voz de los que no tienen voz. Y por eso, sin duda,
caen mal a aquellos que tienen demasiada voz".
"El pueblo de Dios es mi profeta".
Calderón Sol viaja a Estados Unidos. En las últimas semanas el gobierno salvadoreño ha hecho esfuerzos por lograr un consenso favorable, en los círculos políticos estadounidenses, sobre lo que significaría una deportación masiva de salvadoreños. El Presidente Armando Calderón Sol, asumiendo un inusual protagonismo diplomático, ha visitado la capital de Estados Unidos y ha defendido a los salvadoreños inmigrantes ante líderes políticos y los medios de aquel país. Parece que el gobierno ha caído en la cuenta de lo grave que sería una deportación masiva, especialmente por el impacto económico de la disminución de las remesas. Ante la histeria antiinmigrante que prevalece en algunos norteamericanos, la respuesta del gobierno salvadoreño no se ha hecho esperar, y el cabildeo de Calderón Sol lo ha llevado hasta el Capitolio.
Sobre el peligro de una avalancha de deportados de la noche a la mañana no hay certeza, pues las noticias comunican confusión. Hay sectores duros en el gobierno de Estados Unidos que apuestan por una deportación masiva de inmigrantes para comenzar a resolver sus problemas domésticos. Pero otros, a sabiendas de que hay que hacer algo con los ilegales, saben que no pueden desentenderse del todo sobre lo que sucede en lo que, en la época de la guerra fría, sus líderes gustaban llamar su patio trasero .
De todos modos, hay que tomar en serio la situación económica de Estados Unidos en el contexto mundial, pues ésta le exige reajustes internos ante los cuales tendrán que rendirse los grupos políticos. Para nadie es un secreto que Estados Unidos es el país más endeudado del mundo y que su déficit comercial le está resultando una carga difícil de llevar. De ser la economía más fuerte del mundo, en la actualidad está siendo desplazada por Japón y Alemania, en los niveles industrial y científico técnico.
El consumo exorbitante de sus ciudadanos y los bajos niveles de productividad lo están llevando a perder la supremacía económica de la que ha gozado a lo largo del siglo XX. Como ha señalado L. Thurow, en la competencia económica mundial, la economía de los productores japoneses le está ganando la partida a la economía de los consumidores estadounidenses. No es extraño que la casa blanca y el congreso comiencen a hacer algo para remediar la situación.
El trabajo de la Comisión ad hoc y sus resultados. Ha pasado ya un mes desde que el decreto número 900 fue derogado por la Asamblea Legislativa. Los asesores de la comisión ad hoc entregaron ya su primer informe en el que aseguran que los activos de ANTEL pueden tener diferentes destinos: continuar siendo estatales, traspasarse a una empresa en la que el Estado pueda ser copropietario minoritario o mayoritario, o ser transferidos a uno o varios entes privados, sin que el Estado tenga titularidad como propietario.
Las opiniones de las fracciones legislativas varían. Como era de esperarse, ARENA y el FMLN tienen las posiciones más encontradas. El primero aboga por la venta parcial de ANTEL, 51% de sus acciones para asegurar a los inversionistas, un 10%, con acceso preferencial a los trabajadores y el 39% restante al pueblo salvadoreño, a través de la Bolsa de Valores. Por su parte, el FMLN plantea la modernización de la autónoma sin venderla e impulsar una serie de acciones para mejorar el servicio. PCN, PDC, PLD, PRSC y CD creen en la venta parcial de acciones, oscilando entre el 49% y el 85% de las mismas.
Así las cosas, aún le queda mucho por hacer a la comisión ad hoc. Falta que los partidos elijan una de las propuestas sobre las acciones de la autónoma, con lo cual se definirá el control que se otorgará al inversionista y al Estado en el manejo de las telecomunicaciones. Todavía no se ha dicho nada definitivo respecto al destino de los fondos de la venta, no se ha definido el precio base con el que ANTEL se expondrá en la subasta ni se ha mencionado el problema de los trabajadores de la autónoma.
Después de un mes, ANTEL continúa en el limbo. Aún es un enigma cómo van a compaginarse las posturas extremas de ARENA y del FMLN partido éste que seguramente se verá obligado a modificar su planteamiento ante un panorama en el que tiene todas las de perder , especialmente porque los partidos intermedios también discrepan entre sí. Habrá entonces que esperar un mes más para conocer el rumbo que tomará la privatización de las telecomunicaciones salvadoreñas.
El caso Mathies Hill. Los defensores más agresivos de las reformas neoliberales no se cansan de repetir que el sector público es, por naturaleza, ineficiente y corrupto, mientras que el sector privado empresarial es eficicaz y honesto. Los vicios de los estados latinoamericanos y la necesidad de su reforma radical, son evidentes. Pero no hay que ser anticapitalista para saber que los empresarios no siempre son eficientes ni los más honestos y transparentes en sus actividades económicas. El sector privado salvadoreño es una prueba contundente de ello, como lo demuestra su rezago tecnológico en muchas de las industrias nacionales y sus actividades ilícitas.
En el más reciente caso de corrupción empresarial se halla involucrado Roberto Mathies Hill, hasta hace poco dirigente del sector empresarial de ARENA y uno de los más exitosos representantes de los nuevos capitalistas modernos, emprendedores y audaces que, al amparo de actividades financieras de la más diversa índole, le estaban dando un nuevo rostro al sector empresarial del país. Para muchos, en personajes como Mathies Hill debía descansar la apuesta por un nuevo El Salvador. Y es que éste, además de atender sus negocios privados, tenía tiempo para el partido ARENA y para el deporte nacional, desde la presidencia del Comité de Selecciones Nacionales y desde la presidencia del Club Deportivo FAS. Qué más se podía pedir a un joven empresario, y qué lejos estaban la mayoría de nuestros capitalistas de ser tan emprendedores como él.
Pero como ha sucedido tantas veces, las apariencias engañan, y el buen muchacho "Robertillo", como lo ha llamado la diputada Gloria Salguero Gross, ha resultado ser un fraude. Es indudable que ha sido emprendedor y dinámico, pero lo ha sido en actividades financieras ilícitas que, al ser descubiertas, lo han llevado ante la justicia. Mathies Hill, como otros empresarios de triste recuerdo, es uno más de los que buscaban enriquecerse a como diera lugar, violando las leyes e irrespetando las reglas del mercado, reglas que los empresarios debieran ser los primeros en cumplir.
Todavía no está suficientemente clara cuál es la dimensión real de los negocios turbios en los que está involucrado el ex dirigente del sector empresarial de ARENA. No se conocen tampoco los niveles de corrupción y de ilegalidad presentes en el sistema financiero, aunque por el destape de otro caso, el de Crediclub, es de sospechar que son muy elevados. La pregunta es hasta qué punto están dispuestas a llegar las autoridades del país en la investigación y sanción de empresas y personas que han hecho de la estafa institucionalizada una práctica digna de elogios.
La destitución del Superintendente del Sistema
Financiero, inmediatamente después de que Mathies Hill
fuera capturado, deja también enormes dudas. ¿Fue
relevado porque investigó a este empresario o como ha
sostenido el Presidente Calderón Sol porque mucho se tardó
en hacerlo? ¿Fue relevado porque estaba metiendo las narices
donde no debía o por complicidad o incompetencia? Y las
preguntas difíciles: ¿por qué se están
investigando y sancionando estos casos de corrupción empresarial
cuando es evidente que no son nada nuevo en el país? ¿Lavado
de dinero? ¿Narcotráfico? ¿Presión de
Estados Unidos?
Mons. Gregorio Rosa sobre el escándalo de FINSEPRO
En el país es difícil afirmar que "todos
somos iguales ante la ley". Es importante que la información
circule con libertad para que la sociedad conozca la realidad.
Lo más urgente es que se les garantice a todas las personas,
unas 500 afectados, la devolución de sus ahorrros. Queda
como obligación del estado ser más eficiente en
la protección de los intereses de la población.
En este caso existe una transfondo político y también
hay una situación de apuro para el gobierno porque queda
al descubierto una de sus debilidades, en un punto tan sensible
como la economía, muchas veces precaria, de sus ciudadanos.
Este tipo de hechos crea en el extranjero una mala imagen de las
instituciones financieras del país, ya que se habla que
"somos un país confiable y seguro para las invesiones".
Si a esto se suma que estamos considerados como una de las naciones
con gran índice de criminalidad, esto es totalmente negativo.
Hace falta una verdadera democracia y combatir la corrupción
y la impunidad.
En El Salvador hay mucha tradición mariana. Una imagen
de la Virgen de la Paz recorre ahora el país. El día
16 de este mes celebraremos la Virgen del Carmen en varias comunidades.
Por eso es bueno reflexionar sobre la Virgen María. Lo
hacemos retomando algunos textos de las homilías de Monseñor
Romero con unas reflexiones del Grupo Maíz.
¿Se imaginan ustedes a la Virgen María sentada
en las bancas de catedral escuchando las homilías de Monseñor
Romero, como muchas de las mujeres campesinas que acudían
a las misas dominicales? Seguro que no. Por el contrario, nosotros
imaginamos a la Virgen María como una mujer blanca, de
ojos azules, bella, vestida de finos trajes, coronada de oro y
plata y rodeada de ángeles. Así son la mayoría
de las imágenes que veneramos. Tanto es así que
cuando se necesita hacer un sociodrama o presentar la pastorela,
buscamos siempre una muchacha "chelita" para que salga
de Virgen.
Estas imágenes de la Virgen María nos muestran
la verdad de María ya glorificada y en el cielo, pero nos
ocultan otra verdad: que la Virgen María fue una mujer
campesina de un pueblo oprimido por el imperio romano, elegida
por Dios para ser la madre de Jesús.
Monseñor Romero un día dijo que si la Virgen
María "allí estuviera sentada en las bancas
de catedral, como una de estas mujeres que escuchan y yo no la
distinguiría" (15 de julio, 1979). Y es que para Monseñor
Romero, la madre de Jesús era, ante todo, "una mujer
del pueblo": "María se quedó así
como ustedes, estimadas mujeres, una mujer del pueblo (20 de enero,
1980).
Lo que pasa es que a lo largo de la historia se nos ha
presentado a la Virgen María como el símbolo de
una mujer humilde, callada y sumisa. Fue humilde, tal vez fue
callada en ciertas ocasiones, pero nunca fue sumisa. Recordemos
que María supo "dar su cara por Cristo cuando por
la injusticia del mundo queda clavado en la cruz" (15 de
Julio, 1979).
Todos creemos en el dogma de la inmaculada concepción
de María, y eso está bien. ¿Pero aceptamos
con la misma intensidad su lucha contra el pecado de la opresión,
expresada en su canto del Magnificat? Todos celebramos con gran
fe y devoción su asunción a los cielos el 15 de
agosto, y esto igualmente es bueno, ¿pero conocemos y aceptamos
lo que nos recuerda Monseñor Romero?
María se hace salvadoreña y encarna a Cristo en
la historia de El Salvador. Y María se hace del apellido
de ustedes y de mi apellido para encarnar la historia de su familia,
de mi familia, en la vida eterna del evangelio. María se
identifica con cada uno de nosotros para encarnar a Cristo en
nuestra propia historia individual. Dichosos si de veras en eso
hacemos consistir la devoción a la Virgen (24 de diciembre,
1978).
Hemos exagerado nuestra devoción a la Virgen María
hasta el extremo de acomodar a la Virgen a nuestros propios intereses.
"Algunos católicos decía Monseñor
han llegado a hacer de la Virgen María una idolatría,
una mariolatría" (24 de diciembre, 1978). Y él
mismo nos recuerda que María "no es divina, no es
diosa, no es redentora" (20 de enero, 1980) porque "el
único salvador es Dios, Jesucristo" (24 de diciembre,
1978).
Hemos alejado a la Virgen María de nuestra realidad
salvadoreña, una realidad cargada de injusticias e ingratitudes.
A veces nos refugiamos en la Virgen María para no enfrentar
esta realidad y para evadir el mandamiento del amor. Rezamos a
la Virgen, pero damos la espalda a los pobres. Olvidamos que la
devoción a la Virgen tiene que ser "una devoción
que nos haga aprender de María la libertad con que ella
hablaba" (15 de julio, 1979).
Monseñor Romero tenía una gran devoción
a la Virgen María. Cuentan que rezaba todos los días
el Rosario, por muy ocupado que estuviese. Y Monseñor nos
enseñó con su testimonio y con su palabra que la
devoción a la Virgen María tiene que ser "una
devoción liberadora" (15 de julio, 1977).
El rezo del Rosario puede servir para adormercernos y
alejarnos del compromiso cristiano y puede servir para todo lo
contrario, para pedir a Dios que nos ayude en el cumplimimiento
del compromiso del amor a los más pobres y marginados del
pueblo. Monseñor Romero nos recuerda algo que no siempre
tenemos presente, el profetismo de la Virgen María:
No olviden que María es, ante todo, una mensajera profética
de Cristo y que en su cántico del Magnificat se acordó
de los pobres, de los hambrientos y también dijo que Dios
les pediría cuenta a los soberbios y a los orgullosos,
a los ricos del mundo (15 de julio, 1979).
Para Monseñor, la Virgen María no está
lejos, está muy cerca: "María se hace salvadoreña".
María está presente en el dolor, en la esperanza
y en la ternura de los más pobres de El Salvador, allí
debemos buscarla:
María es la expresión de la necesidad de los salvadoreños.
María es la expresión de la angustia de los que
están en la cárcel. María es el dolor de
las madres que han perdido a sus hijos y nadie les dice dónde
están. María es la ternura que busca angustiada
una solución (24 de diciembre, 1978).
Muchos grupos conservadores han manipulado la devoción
de la Virgen María. Han ocupado a la Virgen para alejar
al pueblo pobre y creyente de su compromiso político. Pero
María jamás estuvo al lado de los ricos, María
fue pobre y defendió a los pobres. Monseñor Romero
lo dijo muy claro, nuestra devoción a la Virgen María,
si es verdadera, debe impulsarnos a cumplir nuestra responsabilidad
política que como ciudadanos tenemos. Y, por supuesto,
haremos la política de los pobres:
María también llegó a decir una palabra que
diríamos hoy "insurrecional": derriba del trono
a los poderosos cuando éstos ya son un estorbo para la
tranquilidad del pueblo. Esta es la dimensión política
de nuestra fe. La vivió María, la vivió Jesús
(17 de febrero, 1980).
Mucho se habla hoy de supuestas apariciones de la Virgen
María. En estas apariciones casi siempre se pone en boca
de la Virgen María palabras contra el comunismo. Son los
ricos quienes inventan estos mensajes y quieren así confundir
al pueblo sencillo. No hay que dejarse engañar. El mensaje
de la Virgen María está muy claro en la Biblia,
en el comienzo del evangelio de Lucas (Lc 1, 46 55). La Virgen
María nos invita a hacer la política de los pobres,
que es derribar a los poderosos de sus tronos, para edificar un
mundo de justicia y alegría.
Con antelación, el Vaticano suele dar a conocer
el lema de la jornada mundial para la paz que se celebrará
el 1 de enero de 1998. Este año el papa Juan Pablo II ha
elegido el siguiente lema: "De la justicia de cada uno nace
la paz para todos".
En esa jornada la Iglesia solicitará la responsabilidad
personal de cada hombre y mujer "para construir una convivencia
humana en justicia, condición indispensable para que haya
paz para todos".
"Junto a la justicia que se pretende de los otros
hay una justicia para ofrecer a los demás; junto al derecho
a la justicia existe el deber de justicia. Por todo ello, la justicia
es premisa inseparable de la paz. Donde falta una falta también
la otra, donde está presente una estará presente
la otra".
El comunicado vaticano dice que los rápidos cambios
sociales obligan a dar una gran importancia al tema de la justicia,
y a este respecto recuerda que la economía actual ofrece
muchas oportunidades, pero también genera "desequilibrios
dramáticos" entre los países. También
añade que la cultura permite una emancipación técnico
científica, pero que existe el riesgo de una manipulación,
y que la política se apoya en la participación de
los ciudadanos, pero también está originando involuciones
ténicas y nacionalistas.
"El 50 aniversario de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, que se celebra en 1998, ofrece la oportunidad
para profundizar en las relaciones entre justicia y derechos humanos.
Existen bienes que competen a la persona en cuanto tal y que deben
ser reconocidos por justicia. Son todos aquellos que salvaguardan
la dignidad de la persona y que la conciencia de la humanidad
poco a poco ha reconocido como derechos fundamentales universales
del hombre". Entre esos derechos destacan los sociales y
los económicos, y es de justicia garantizar el desarrollo
y permitir que todos participen en los beneficios.
Estos mensajes por la paz siempre iluminan nuestra realidad.
Notable y beneficioso para el país fue el que Juan Pablo
II dedicó al diálogo y la paz. Ayudó mucho
entonces, sobre todo a Mons. Rivera, a mantener la iniciativa
del diálogo y negociación que llevase al fin de
la guerra. Ahora, en tiempo, de paz, ésta se ve amenazada
no ya por la guerra, pero sí por la injusticia. Esto viene
de lejos y es problema permanente y recurrente. Recordemos lo
que, hace 30 años, decía Medellín, que en
muchas cosas, se aplica a nuestro munto actual:
"Existen muchos estudios sobre la situación del hombre
latinoamericano. En todos ellos se describe la miseria que margina
a grandes grupos humanos. Esa miseria, como hecho colectivo, es
una injusticia que clama al cielo" (Justicia 1). Es un verdadero
pecado que cristaliza "en las estructuas injustas que caracterizan
la situación de América Latina" (Justicia 2).
Esta situación injusta en sí misma "conspira
contra la paz" (Paz 1) y es en sí misma "violencia
institucionalizada" (Paz 16).
En favor de la paz todos dicen estarlo en el país.
¿Pero cuántos están en favor de la justicia?
En el número anterior ofrecimos unas reflexiones
sobre la "nueva" comprensión del martirio que
ha sido ocasionada por los miles de mártires latinoamericanos
desde Medellín. Vimos que hay que entender el martirio
a partir de la vida y muerte de Jesús. Pero también
sabemos que ha habido masacres de mujeres, niños y ancianos
indefensos que no tenían ni libertad siquiera para aceptar
el martirio. Por eso queremos reflexionar ahora sobre estos dos
tipos de martirios.
Los que son matados como Jesús
En la actualidad, hay muchos mártires que,
estructuralmente hablando, reproducen el martirio de Jesús.
Así fue el martirio de Mons. Romero y el de tantos otros
sacerdotes, religiosas, catequistas, delegados de la palabra,
estudiantes, sindicalistas, campesinos, obreros, maestros periodistas,
médicos, abogados En su santidad personal habrá
un más y un menos, por supuesto, pero trabajaron por defender
el reino de Dios y combatir el antirreino, ejercieron la violencia
profética y por ello fueron perseguidos, torturados y asesinados.
En su vida y en su muerte se parecen a Jesús y en ellos
se verifica claramente lo que hemos llamado la "nueva"
noción cristiana de martirio.
Hay, sin embargo, otro tipo de muertes que no son exactamente
iguales a las citadas. En ellas no están tan presentes
la "indefensión" o la "libertad" que
constituyen las características del martirio verdadero,
según la definición oficial, y que están
también presentes en la muerte de Jesús. Por eso,
hay que preguntarse si estas muertes pueden ser llamadas martirio.
Los que son matados como "los santos inocentes"
En El Salvador muchas personas fueron asesinadas masiva,
inocente y anónimamente, sin haber hecho uso de ninguna
violencia explícita, ni siquiera la de la palabra. No entregaron
activamente la vida por la defensa de la fe y ni siquiera, en
directo, por defender el reino de Dios. Son los campesinos, los
niños, las mujeres y los ancianos sobre todo, que mueren
lentamente día a día y murieron violentamente con
increíble crueldad y en total indefensión. Son,
simplemente, matados y masacrados. Mueren sin libertad y por necesidad.
Entre nosotros los símbolos más macabros de estas
muertes son masacres como las de El Sumpul, El Mozote...
El Padre Ellacuría llamaba "siervo doliente
de Jahvé", "pueblo crucificado", a estas
personas que morían lentamente por la pobreza y violentamente
por la represión. Pero para expresar si y qué de
excelencia tienen sus muertes no hay todavía palabra en
el lenguaje eclesial, y no se los llama mártires, pues
falta el requisito de haber entregado la vida "libremente".
Y es que los pobres ni libertad tienen (así como no tienen
muchas veces las condiciones materiales para poseer el tipo de
virtudes que se exigen para la canonización).
A esta paradoja hay que darle alguna solución para
no caer en el absurdo de que la fe nada tenga que decir a estos
crucificados pasivos ni que ellos tengan nada importante que decir
a la fe. Para poder llamarlos mártires hay que repensar
hondamente que es lo que en nuestro mundo reproduce la cruz de
Jesús.
Con relación a la muerte de Jesús, las muertes
de estas mayorías asesinadas, hablando descriptivamente,
expresan menos el carácter activo de lucha contra el antirreino
y expresa menos la explícita libertad con que se la aborda.
Pero, por otro lado, expresan más la inocencia histórica,
pues nada han hecho para merecer la muerte más que ser
pobres, y expresan la indefensión, pues ni posibilidad
física tienen de evitarla. Y sobre todo expresan mejor
que son esas mayorías las que cargan injustamente con un
pecado que las ha ido aniquilando poco a poco en vida, y, definitivamente,
en muerte. Se las llame o no mártires a estas mayorías
oprimidas en vida y masacradas en muerte, ellas son las que mejor
expresan el ingente sufrimiento del mundo. Son las que, sin pretenderlo,
sin desearlo y sin saberlo, "completan en su carne lo que
falta a la pasión de Cristo". Hoy son el siervo doliente
y son el Cristo crucificado.
Si se considera, pues, el martirio desde la respuesta
del antirreino a quien lucha activamente por el reino, el ejemplo
de mártir es Monseñor Romero. Si se lo considera
desde el cargar realmente con el pecado del antirreino, el ejemplo
son las mayorías indefensas que son dadas muerte inocente,
masiva y anónimamente. Son "el siervo doliente de
Yahvé", son "el pueblo mártir". Son
las que más abundante y cruelmente completan en su carne
lo que falta a la pasión de Cristo y son las que más
trágicamente muestran toda la negrura de la pasión
del mundo.
Una pregunta delicada: "¿y los combatientes?"
Decimos que la pregunta es delicada porque podría
parecer que añoráramos épocas de guerra.
Nada más lejos de la verdad. Pero tampoco se puede ignorar
un hecho masivo, sea cual sea su interpretación cristiana.
En El Salvador, y en otros países latinoamericanos,
muchos cristianos (y no cristianos) se organizaron popularmente,
y por defender el reino llevaron a cabo una lucha explícita
e hicieron uso de algún tipo de violencia más allá
de la palabra profética , violencia social, política
e incluso armada. Muchos de ellos fueron torturados y asesinados,
pero no todos en forma indefensa, sino con armas en las manos.
¿Qué decir de esas muertes? ¿Se les puede
llamar "mártires" de alguna manera? Para contestar
a esta pregunta hay que tener en cuenta supuesta la legitimidad
ética de los diversos tipos de lucha el criterio central
del martirio: que sea muerte por amor injustamente infligida.
Desde este punto de vista, santo Tomás no vio dificultad
en considerar la muerte de un combatiente como posible martirio,
pues "el bien de la república es el más alto
de los bienes" y "cualquier bien humano puede ser causa
del martirio en cuanto es referido a Dios".
Entre nosotros, que estas muertes sean o no llamadas "martirio"
puede ser considerado como quaestio disputata que dicen los teólogos
, es decir, una cuestión que se puede discutir teóricamente.
Siguiendo lo que dice santo Tomás, sólo Dios puede
juzgar dónde ha existido un amor mayor. Pero no es superfluo
reflexionar sobre ello, pues no se puede ignorar que ha habido
cristianos que han luchado política, social y algunos aun
armadamente por amor a un pueblo, y que estuvieron dispuestos
a entregar generosamente su vida por amor.
Cuál sea, por una parte, su grado de amor, si y
cómo, por otra, superaron los peligros deshumanizantes,
la mística de la violencia condenada por Mons. Romero y
los subproductos negativos que genera la lucha y sobre todo la
lucha armada, sólo Dios lo conoce. Sin embargo, pueden
reproducir algo central del martirio: la entrega de la vida por
amor, y por eso, pudieran participar de él de alguna manera.
En cualquier caso, ahora que Juan pablo II nos pide recordar a
los mártires es muy importante que en muerte se mantenga
su dignidad, llámeseles "caídos" o "mártires".
Y es muy importante que sus madres tengan al menos ese consuelo.
Sobre los refugiados salvadoreños en Estados Unidos.
"No se puede confiar y depender de la voluntad del Gobierno
de Estados Unidos, en ofrecer a los indocumentados salvadoreños
estadía en ese país del norte de América".
Hay que trabajar por solucionar los problemas del país,
evitando de esa forma las emigraciones hacia otros países.
Dentro de ese tema, Rosa Chávez asegura que existen
dos frentes de lucha: uno interno, considerado el más importante,
el cual se refiere al bien común, sobre todo el de los
más pobres, y la justicia social. Esto merece, una cruzada
en la que todas las personas ligadas a cuestiones públicas
se involucren de lleno.
El segundo frente es el externo, el cual está relacionado
a las gestiones y buenos oficios para que las leyes migratorias
de Estados Unidos se suavicen o se cambien. Pero la lucha mayor
"es dentro del país", como reto mayor del gobierno
salvadoreño en el nuevo año de gestión.
Sobre la nueva comisionada para la modernización
del sector público. Mons. Rosa dijo que le gustaría
conocer bajo que números asumirá su cargo: si le
interesarán los números grandes o los rostros de
la gente que sufre. Para muchos, dijo, el término modernización
equivale a quitar empleos. Si cuando un gobierno deja sin empleo
a mucha gente se está modernizando, eso es un concepto
equivocado.
Se tiene cifras positivas a nivel macroeconómico,
pero tenemos también rostros angustiados, y para solucionar
esta problemática debemos cambiar la perspectiva y apostarle
al desarrollo humano.
Sobre el incremento al salario mínimo. Monseñor
Rosa Chávez afirmó que nos acostumbramos a salarios
de hambre; además de que muchos de los jefes de familias
están mal educados sobre cómo hacer buen uso del
dinero cada semana. Para la Iglesia católica, salario justo
quiere decir cubrir las necesidades básicas, por eso un
salario es justo no sólo para el que trabaja sino para
su grupo familiar. Para que esto sea una realidad hay una tarea
larga a realizar. Debemos recordar que, cuando hubo el aumento
del 3 por ciento a los diez puntos que tenía el Impuesto
del Valor Agregado (IVA), se dijo que se pagaría la deuda
social, y la misma no fue cancelada. "Estas incoherencias,
deberían ser ya cosas del pasado, pero todavía son
cosas del presente, cuestiones que deben cambiar".
Fortalecer a familias es clave para programa de educación.
En el programa Escuela Saludable existen muchísimos niños
que no están en condiciones saludables, lo que indica que
hay un déficit tremendo de salud en los niños que
van a las escuelas. Se ha avanzado en cobertura, lo cual es positivo,
pero no se ha avanzado nada en el fortalecimiento de las familias
para que estos pequeños tengan una familia digna, lo que
significaría comer a diario, acceso a los servicios de
salud. Es un paquete social el que se debe observar para analizar
la situación de la Educación.
La Educación es la clave del futuro, y los maestros
por lo tanto se convierten en constructores del mismo. Por ello
es necesario que los profesores sean estimulados, ayundándoles
a cumplir su misión, con salarios justos, ya que una reforma
educativa termina en una aula de clases.
De la actitud del maestro depende que un programa, como
el impulsado por el gobierno "Reforma Educativa en Marcha",
a través del Ministerio de Educación, tenga éxito
o fracase.
Sin educación no tiene futuro el país, y
en ese contexto debemos preguntarnos qué entendemos por
educación. Si es educación domesticadora que genere
gente pasiva, consumista, materialista, individualista; o si es
educación liberadora generadora de hombres y mujeres capaces
de cambiar la historia, de hacer un país libre, fraterno,
solidario.
PNC debe generar confianza en la población. En
los últimos días la policía Nacional Civil
(PNC) ha sido tildada como una de las instituciones más
violadoras de los derechos humanos, al conocerse que dentro de
la institución existen agentes involucrados en actos delictivos
que actúan contra la misma sociedad civil.
Las autoridades superiores de la PNC han aceptado que
sí existen grupos, pero que se hace todo lo posible por
contrarrestrarlos y resolver el problema, lo cual conlleva una
depuración.
Una forma de poder encontrar una solución al problema
de estos grupos delictivos, enquistados en la corporación
policial, y que crean una imagen negativa, es a través
de la investigación profunda, para determinar quiénes
son los responsables.
Además, se rumora que dentro de la misma Policía
existe encubrimiento en algunos casos, donde están agentes
involucrados. "Esto no es una buena medida, no es una buena
práctica; sino que, al contrario, tiene que haber transparencia,
no sólo a nivel de información si no también
a nivel de las medidas que se toman". Si la Policía
"da el paso audaz de no ocultar las cosas que pasan en su
seno y dar funciones ejemplares, todos estaríamos contentos".
Muchas veces se nota de qué manera se quiere ocultar o
encubrir algunos hechos. Y precisamente "esa es una de las
lacras que hay que desterrar de la vida del país".
Otro de los factores que contribuye a que la delincuencia
en los últimos meses haya aumentado y se tengan hoy hasta
agentes de la policía involucrados en actos delincuenciales
es que en nuestra sociedad no existe una cultura de respeto a
la Ley. "No tenemos una cultura de respeto a la Ley, de igualdad
ante la Ley, y todavía persiste la impunidad y la corrupción.
Tampoco existe una cultura de una autoridad que de verdad respete
a las personas, y ese es el gran reto de la PNC: cambiar esa visión
del pasado por una en la que la gente confíe y vea los
resultados".
Las actuaciones de la policía son parte del termómetro
que mide el proceso de consolidación de la democracia y
el proceso de paz. "Esperamos que las presiones de la población
sean escuchadas y tomadas en cuenta, para bien, no sólo
de la policía, sino también de los ciudadanos".
Sobre la elección de la nueva Corte Suprema de
Justicia. Ante la elección de la nueva Corte suprema Mons.
Rosa Chávez dijo que "nace con un alto grado de apoyo,
esperamos que tenga más uñas y dientes, ante tanto
problema y ante el dominio de la cultura de la impunidad que se
ha instalado por décadas en el país".
"Necesitamos que este poder no se deje manosear,
que se dé su puesto, porque la justicia y la paz tienen
que ir juntas, y eso aún lo estamos esperando desde que
firmamos la paz; pero si no hay justicia entonces es imposible
que exista la paz".
Sobre el homosexualismo. El pasado fin de semana los miembros
de la Asociación "Entre Amigos", compuesta por
homosexuales, realizó una marcha por las principales calles
de San Salvador para exigir sus derechos, y principalmente para
llamar la atención sobre la discriminación a la
que están sometidos.
Ante esto Mons. Rosa dijo que la Iglesia tiene un gran
respeto por las personas,"no importa cual sea su condición,
incluso ética o moral. En ese sentido vemos con respecto
a estas personas". También fue firme en decir que
"en el plan de Dios, la familia está formada por un
hombre, una mujer y los hijos, no por dos seres del mismo sexo",
como pretenden vivir estas personas.
Dos opiniones sobre Monseñor Romero
Personajes públicos que más admira:
Mons. Romero y David Escobar Galindo.
José Ignacio Piña, embajador de México, El
Diario de Hoy, 26 de junio.
Mons. Romero: un desastre.
Mayor D'Aubuisson: mártir.
Roberto Quiñonez, Ministro de agricultura, El Diario de
Hoy, 23 de junio.
"Santo Padre, tenemos hambre. Sufrimos miseria, nos falta
trabajo, estamos enfermos. Con el corazón roto por el dolor,
vemos que nuestras esposas gestan en la tuberculosis, nuestros
niños mueren, nuestros hijos crecen débiles y sin
futuro. Pero a pesar de todo, creemos en el Dios de la vida".
Estas son las palabras que le dijeron a Juan Pablo II
los campesinos peruanos cuando los llegó a visitar. Gustavo
Gutiérrez las recogió después en un bello
libro titulado "El Dios de la Vida".
Empezamos así este comentario porque en el número
anterior ya vimos la pobreza del mundo en cifras, aterradoras
ciertamente, pero que no tienen el poder de palabras como las
que acabamos de citar.
Desde Medellín, también la Iglesia ha pronunciado
palabras poderosas. Y en Puebla, hace ya 18 años, los obispos
pronunciaron las siguientes palabras que son proféticas,
poque nos recuerdan el lenguaje de los profetas de Israel y porque
predecían el futuro: "la situación de inhumana
pobreza en que viven millones de latinoamericanos, expresada,
por ejemplo, en la mortalidad infantil, falta de vivienda adecuada,
problemas de salud, salarios de hambre, desempleo y subempleo,
destrucción, inestabilidad laboral, migraciones masivas,
forzadas y desamparadas, etc." (n. 29).
Esto ocurría al comienzo de la llamada "década
perdida" de los ochenta. Ahora, ya iniciada la nueva década
de los noventa, la del "despegue de la economía",
los obispos dijeron en Santo Domingo: "La política
de corte neoliberal que predomina hoy en América Latina
y el Caribe profundiza aún más las consecuencias
negativas de estos mecanismos" (n. 179).
¿Y aquí en El Salvador? Empecemos con los
números. Hay una constante erosión de los salarios,
y aumenta la brecha entre el salario nominal y real (El Salvador
en Cifras y Trazos, Equipo Maíz, 1996, p. 60). El desempleo,
unido al subempleo, alcanza la cifra escandalosa de cerca del
62% (op. cit., 56). En su discurso anual, el Presidente del país
no tuvo más remedio que reconocer que "pasamos por
una desaceleración temporal". Y aunque habla de "record
histórico en la producción azucarera del país",
el café, los granos básicos y la ganadería,
la construcción y el comercio, se encuentran en franca
recesión (Proceso, n. 761, junio, 1997, p. 6). En conclusión,
"la reducción de la inflación no se ha traducido
en una mejoría de los salarios mínimos reales debido
a que estos aún así crecen con menos celeridad que
los precios" (op. cit. p.6)
Si seguimos hablando en números, por lo que toca
al desarrollo humano y a la pobreza estamos ahora en el puesto
115, entre los 175 países del mundo. El año pasado
estábamos en el puesto 118, lo cual suele ser esgrimido
como argumento de que "vamos a bien". Pero esto es falaz.
En primer lugar, porque si hemos avanzado algunos puestos, otros
también seres humanos habrán retrocedido. Pero
sobre todo es falaz porque en nuestro mundo, pasando de un determinado
lugar no sabemos si es el puesto sesenta o setenta no importa
mucho avanzar o retroceder dos puestos: la pobreza real es espantosa
y los sectores populares experimentan una seria depreciación
de su nivel de vida.
Un sondeo del IUDOP de este año revela que "el
aspecto más criticado del trabajo del gobierno es la gestión
económica. Un poco más de la mitad de los entrevistados
piensan que la situación económica del país
ha empeorado en los últimos tres años" (Proceso
n. 760, junio 1997, pp. 9 10). Se entiende, pues, el descontento
de los trabajadores que se manifestaron en la capital el viernes
20 de junio. Agrupados en varias gremiales pertenecientes a la
Unidad Nacional de los Trabajadores Salvadoreños (UNTS),
se sumaran a la petición de los empleados públicos
para exigir aumento de salario (Diario Latino, 20 junio 1997).
Y no está nada bien que los nuevos cargos de las alcaldías
y de la Asamblea legislativa se aumenten sus retribuciones mientras
al pueblo trabajador se le dejara como hasta ahora.
Y ahora digamos todo esto con las palabas de la gente.
Hemos hablado con cuatro trabajadores y todos dicen que estamos
peor. D. Guayo, mecánico, dice que no hay trabajo en las
fábricas y abunda el desempleo. Su hermano Juan, que trabaja
en una tienda, y Doña Concepción Peraza son de la
misma opinión: la canasta básica se encuentra más
cara. Y la niña Luz Chávez se junta al coro de los
que dicen que "hay poco trabajo".
Pedro Serrano
_____________
"Había un hombre rico que se vestía con ropa
finísima y que cada día comía regiamente.
Había también un pobre, llamado Lázaro, todo
cubierto de llagas, que se tendía a la puerta del rico
y que sentía gana de llenarse con lo que caía de
la mesa del rico, y hasta los perros venían a lamerle las
llagas". Jesús de Nazaret.
"Tendidos en camas de marfil o arrellanados sobre sus sofás,
comen corderitos del rebaño y terneros sacados del establo,
pero no se afligen por el desastre de su pueblo". Amós.
Era fácil de prever. Desde la entrada victoriosa
de los soldados de Laurent Desiré Kabila en Kinshasa, el
problema de la Región de los Grandes Lagos va dejando de
ser noticia como si todo hubiera sido arreglado sin más.
La diplomacia americana e inglesa se apresura a reconocer
y apoyar al autoproclamado presidente Kabila para echar manos
a las minas del ex Zaire. Los vecinos que le han ayudado logística
y militarmente intentan negociar una parte de la tarta que les
corresponde. ¿Y los supervivientes de las masacres cometidas
por el ejército del actual "hombre fuerte" de
Kinshasa? Esos siguen abandonados a su propia muerte. A la lucha
por los diamantes y las riquezas mineras del nuevo Congo hay que
añadir la depuración étnica en Ruanda, los
campos de exterminio en Burundi por las "fuerzas del orden".
Ante tal panorama, la pregunta es por el futuro de la Región
de los Grandes Lagos. Y sobre todo la pregunta es ¿qué
esperanza tiene los vencidos?
La suerte de los supervivientes. Desde del desmantelamiento
de los campos de refugiados rwandeses y burundeses en el Este
del Zaire por las tropas de Kabila lo más clamoroso es
la lucha por la vida de estos refugiados. Algunos han podido cruzar
hasta el Congo Brazzaville, superando así todos los peligros
que van desde la persecución del ejército de Kabila
hasta las fieras de la selva, el hambre y las enfermedades de
todo tipo. Otros han sido masacrados justo antes de cruzar la
frontera con Congo Brazaville. Dejando de lado a los que ya yacen
en las fosas comunes en el este de esta nueva República
de Congo, ¿qué será de los que han sido llevados
por la fuerza a Rwuanda? ¿Cómo sobrevivirán
los que han conseguido cruzar la frontera hacia el Congo Brazaville
o hacia Angola?
El futuro del nuevo país. La nueva República
Democrática de Congo corre un inminente peligro de desintegración
si las nuevas autoridades no toman en serio la experiencia que
el pueblo tiene de la dictadura de Mobutu. Deben ofrecer algo
nuevo para hacerse creíbles ante la sociedad congoleña
víctima de la dictadura de Mobutu y de la lucha entre la
francofonía y la anglofonía.
Es cierto que la población zaireña estaba
harta de Mobutu y de su camarilla, razón por la cual aclamó
a Kabila como lo podría haber hecho ante cualquier extraterrestre
o dinosaurio, con tal de que les quitase al dictador de encima.
Pero no hay que pensar que los congoleños ignoran las barbaridades
cometidas por las famosas Fuerzas de la Alianza, dominadas por
miembros armadas de Museveni, Kagame y Buyoya. Sería injusto
pensar que el pueblo zaireño, ahora congoleño, está
de acuerdo con el extermino de los refugiados rwandeses y burundeses.
La desconfianza hacia las nuevas autoridades de Kinshasa radica
justamente en el hecho de estar rodeadas por personas cuya identidad
zaireña es muy discutida y discutible. Además, cabe
dudar de su humanismo, ya que ante la pregunta por más
de medio millon de refugiados desaparecidos en la zona controlada
por el ejército de ocupación, la respuesta escalofriante
fue que "eso carece de importancia", es "un pequeño
problema". ¿Qué se puede esperar de personas
así? Esperamos que se conviertan y se arrepientan por los
crímenes cometidos para construir un estado de derecho
y que respeten la persona humana independientemente de su etnia
o de su región.
Papel de la Comunidad Internacional. A pesar del fracaso
de la Comunidad Internacional en la crisis y en los conflictos
político étnicos de los Grandes Lagos, todavía
puede hacer algo por la recontrucción e instauración
de la democracia. Algunas acciones son urgentes.
a) Tratar de aclarar el tema de la francofonía
y de la anglofonía que aparece como el móvil de
la nueva colonización de Africa.
b) Seguir de cerca la política de las nuevas autoridades
del Congo sin dejarse llevar por el sensacionalismo o por el afán
de aprovecharse de la riqueza de esta joven república cuanto
antes.
c) No dejarse emborrachar por la historia de los vencedores,
sino también por la otra historia, que quiere ser olvidada
para siempre.
d) Tomar en serio el "rumor" de la voluntad
de la hegemonía tutsi en la Región de los Grandes
Lagos con el apoyo de los anglosajones.
e) Caer en la cuenta de que el problema del nuevo Congo,
afecta y perjudica a países vecinos como Burundi, Rwanda,
Tanzania, Uganda, Congo Brazzaville, Angola, etc.
El papel de la Comunidad Cristiana. La Iglesia africana
de la Región de los Grandes Lagos atraviesa una crisis
que no deja de interpelar a la conciencia de todo creyente. Estos
acontecimientos trágicos apelan a una toma de conciencia
y ponen a prueba nuestra fe en el Dios de la vida, quien entregó
a su propio hijo para derribar el muro del odio y del terror.
No podemos quedar indiferentes ante el sufrimiento y la
humillación del pueblo de Dios en los Grandes Lagos. En
efecto, como recordaba Monseñor Casaldáliga en su
mensaje de adhesión a la marcha por la paz en los Grandes
Lagos, "el corazón de Africa es hoy el corazón
de la humanidad que todavía quiere ser humana. Es el propio
corazón del Dios de Jesús: un corazón del
futuro, la esperanza de la familia humana, el cielo y la nueva
tierra que sueñan a Dios. Todos somos Africa o no somos
humanidad". La comunidad cristiana debe interpretar esta
crisis como un "Kairós", momento oportuno para
vivir con intensidad su misión profética y descubrir
el rostro desfigurado y humillado en "cada uno de estos más
pequeños".
La esperanza cristiana nos invita a abrir los ojos de
la fe, para no caer en la tentación de la desesperacion,
sino concentrar nuestras fuerzas para buscar el "reino de
Dios y su justicia". Esta misma esperanza debe impulsarnos
en estos momentos a construir una Iglesia evangelizadora y liberadora,
de lo contrario no pertenecemos a la Iglesia que Jesús
quiso.
Esta esperanza es la que nos impide callarnos y bajar
los ánimos ante el ruido de los fusiles y ametralladoras,
ante las amenazas por defender a "huérfanos y viudas".
Hacemos nuestros sus gritos debilitados por el agotamiento y la
humillación. La esperanza cristiana nos libera del miedo
y nos anima a buscar un mundo de cohabitación y de coexistencia,
un mundo marcado por la fraternidad y la justicia. Sólo
la verdad nos hará libres.
A todos los cristianos del mundo entero, a todas las personas
de buena voluntad, les pedimos que no se cansen de hacer el bien,
en la esperanza de que la violencia y las injusticias no podrán
imponerse y decir la última palabra de nuestra historia.
Por eso confiamos.
Un día la verdad será descubierta y triunfará
la justicia sobre la mentira. Un día los africanos descubrirán
el negocio sucio y el engaño del Pentágono, del
Hexágono y de la Gran Bretaña. Renunciarán
a regalos envenenados dejarán de ser peones y marionetas
para ellos mismos.
Un día la caza al hombre dejará lugar a
un trabajo humanizador. Ese día todos se arrepentirán,
se avergonzarán del mal cometido. Se irritarán por
haberse dejado llevar por el afán del poder y del tener,
por el odio y la venganza, por dejarse cegar por el miedo y la
hipocresía.
Entonces anidará en el corazón la sed del
sincero diálogo. El perdón y la reconciliación
recobrarán su contenido, la palabra volverá a ser
creadora y generadora de vida y de amistad. Las Mil Colinas dejarán
de ser mil problemas. Los Grandes Lagos regarán los grandes
corazones contritos.
De la sangre derramada brotará la vida.
Dámaso Masabo
"Africa es un simple decorado para una supuesta acción
humanitaria reservada a unos salvadores venidos de fuera"
Obispo de Madagascar
El Papa Juan Pablo II ha nombrado nuevo Ordinario Militar
al administrador de la Catedral de San Miguel y miembro de la
orden franciscana, reverendo Luis Morao.
La Nunciatura Apostólica explicó en un comunicado
del 19 de junio que la designación de Morao ocurre luego
que el Sumo Pontifíce aceptó la renuncia a ese cargo
presentada por el arzobispo de San Salvador, Monseñor Fernando
Sáenz Lacalle.
Fray Luis Morao nació en Treviso, Venecia, Italia,
el 26 de junio de 1939, y tras cumplir el período de formación
en la Orden de los Franciscanos de los Frailes Menores, tomó
los votos perpetuos el 17 de septiembre de 1964, y fue ordenado
sacerdote el 29 de junio de 1996.
Desde 1967 a 1984 trabajó como misionero en Filipinas,
y posteriormente fue llamado a colaborar como secretario provincial
de las Misiones Franciscanas en Venecia.
De 1985 a 1988 fue misionero en Guatemala, y desde este
último año trabajó en la diócesis
de San Miguel, como encargado de la dirección del Santuario
de San José.
Poco tiempo después de que Monseñor Sáenz
Lacalle fue nombrado como ordinario militar y recibió el
grado de general, diversos sectores de sacerdotes, religiosas,
laicos y laicas lanzaron duras críticas.
En su oportunidad, Mons. Sáenz Lacalle defendió
el nombramiento, y, rechazando las críticas, manifestó
que en varios países alrededor del mundo, el Arzobispo
también administra el Ordinariato Militar.
Hasta aquí la noticia aparecida en La Prensa Gráfica,
el 20 de junio. En su homilía del 22 de junio Mons. Rosa
Chávez informó que Mons. Sáenz Lacalle le
comentó que era muy difícil tener una atención
adecuada a la Arquidiócesis y al mismo tiempo tener las
obligaciones que supone el cargo del Ordinariato Militar. En esa
dirección iban los argumentos expuestos en las cartas enviadas
a la Santa Sede, para que se le permitiera entregar el cargo mililtar
y entregarse de lleno a la Arquidiócesis.