© 1997 UCA Editores
Alrededor de las fiestas agostinas dos graves males han merodeado
por El Salvador, y sin que todavía se les vean fin. Uno,
del que se habla más adelante, es el proselitismo de la
secta Moon. El otro es la corrupción en las financieras.
Los hechos son conocidos, aunque cada día se descubren
cosas nuevas, y crece la indignación. Aquí queremos
profundizar, desde una perspectiva cristiana, en los gravísimos
males de la corrupción.
1. La corrupción no sólo es algo malo, sino que usa de medios e instrumentos que deben usarse para fines en principio buenos. Bien sea para obtener beneficios políticos o, más generalmente, económicos, usar de la autoridad que otorga un cargo en el gobierno, en la fuerza armada, en bancos o financieras es tergiversar la naturaleza de las cosas. Lo que se instituye para facilitar el bien público (nada digamos del bien de los pobres) se convierte en instrumento de todo lo contrario: se usa para el bien propio en contra de los derechos de otros. Si lo político se usa para oprimir, no para servir; si lo militar y policial se usa para agredir, no para defender; si lo financiero se usa para robar no para ayudar, entonces hay una tergiversación grave de las instituciones, que lleva a la degeneración social.
2. La corrupción que ha salido a luz estos días aparece en el ámbito financiero, del dinero, de la riqueza. Y ése suele ser el ámbito en el que se da corrupción, porque la acumulación dinero es la grave tentación. Dicho con claridad, robar es grave peligro para quien tiene algún tipo de poder. Y como dice el Nuevo Testamento, "la raíz de todos los males es la ambición del dinero"; es decir, el mal no está sólo en el robar para propio medrar y acumular, sino en el despojo a que se somete a los demás. Más aún, esa corrupción ?cuando es descubierta? produce otros males, como la falta de confianza en las instituciones, peligro de desestabilización... Hay mucho de verdad cuando se dice que la corrupción "pone en peligro la democracia".
3. Todo escándalo busca el encubrimiento, y más la corrupción. La violación del séptimo mandamiento ("no robar") lleva a la violación del octavo mandamiento ("no mentir"). ¡Cuántas mentiras no se habrán dicho en estos años! Y las preguntas ahora son: si se sigue mintiendo, qué es lo que ha ocurrido para que salgan a luz verdades tan sórdidas, qué tipo de presiones no habrá habido, muy probablemente de parte de Estados Unidos. Lo cual, por cierto, es otro mal grave: mientras los desmanes sean tolerables para una gran potencia, poco importan que sufran otros.
4. La corrupción tiene un dinamismo al "más". Si un hurto pequeño sale bien y sin tropiezos, abusando de la situación de poder, se intenta otro mayor; y así hasta llegar a miles y millones. Este es el caso ahora en El Salvador, que lleva a pensar qué robos habrán ocurrido en el pasado y que robos estarán ocurriendo ahora. En otras palabras, lo que aparece es lo que se descubre. ¿Qué y cuánto es lo que queda por descubrir?
5. La conclusión de estas breves reflexiones es que la corrupción genera una gran deshumanización social. No sólo produce males concretos, como toda violación de los mandamientos, sino que produce un ambiente humano y ético gravemente enrarecido. Los que están arriba en la escala social, elegantes, bien vestidos, bien educados, cercanos, a veces, a autoridades eclesiásticas, expresan con frecuencia la hipocresía de la sociedad, y eso como cosa aceptada. Como la corrupción se da sobre todo en quienes tienen altas resposabilidades, se pierde la confianza en las instituciones sociales. La corrupción deteriora gravemente la economía en un país pobre y sus mayorías, y los procesos de democratización ?con lo bueno que tengan? se vuelven sospechosos y pierden eficacia. Y sobre todo, la corrupción genera un clima de inmoralidad que empuja a hacer cosas inmorales. Como siempre, Mons. Romero lo dijo con toda claridad: "El robar se va haciendo ambiente. Y al que no roba se le llama tonto" (Homilía del 18 de marzo, 1979).
Ojalá la Iglesia oriente bien en este desolador panorama.
En las páginas siguientes se puede leer un relato del IX Encuentro Intereclesial de Comunidades de Base celebrado en Brasil. Visto desde aquí, el relato es impresionante y animante. Se juntaron 12.000 personas de toda América Latina. El ambiente era de esperanza y de fiesta por una parte, y de autoevaluación por otra. Se celebró a los mártires latinoamericanos como testigos insustituibles de la fe. Y en la clausura estaba presente, masivamente, la jerarquía de la Iglesia: 60 obispos brasileños.
Para nosotros todo esto es buena noticia en medio de mucho desencanto, un rayo de luz en medio de mucha oscuridad y un acicate a la creatividad en medio de una notable falta de ella, todo lo cual, sin ser lo único, caracteriza a nuestra Iglesia en la actualidad. Y es que las comunidades eclesiales de base, con ese o con otro nombre, son insustituibles para la Iglesia y para un país religiosamente cristiano. Y éstas son las razones.
En primer lugar, las comunidades son de base, es decir, son las mayorías pobres. Históricamente, expresan la realidad salvadoreña, y son la misma gente que conforman otros movimientos. Cristianamente, son los privilegiados de Dios y los que mejor pueden encarnar los valores evangélicos.
En segundo lugar son comunidades fundamentalmente laicales, que reproducen el plan original de Dios de crearse un pueblo de iguales, sin que lo determinante sea lo ministerial. Esto último es superestructural, cambiable, secundario. Aquello es infraestructual, permanente, necesario.
En tercer lugar son comunidades comprometidas con la realidad del país. Su intento es promover el reino de Dios en la historia, cooperar con otros movimientos históricos para ello. En lenguaje cristiano, traer a Dios a la realidad del país.
Por último son comunidades nacidas del evangelio, y con un significado muy proceso. Junto al compromiso mencionado, quieren dar testimonio del amor de Dios, de Cristo, comunicar la buena noticia que nos ha sido dada, don y gracia que nos humaniza.
Estas comunidades eclesiales de base fueron alabadas en Puebla (1979) y, en lo sustancial, en Santo Domingo (1992). Entre nosotros, Mons. Romero las apoyó y desarrolló creativamente lo que él llamó "la pastoral de acompañamiento" para promover bienes y minimizar males en las comunidades. Sin embargo, éstas no encuentran ahora mucho apoyo oficial, y, desde luego, mucho menos que el que encuentran otros movimientos. Por eso es tan de agradecer lo que ocurrió en el IX Encuentro de comunidades.
Es cierto que no se puede repetir ya la experiencia de los años setenta y ochenta, y hay que aprender también de los peligros y errores de las comunidades concretas. Pero esto no quita la imperiosa necesidad de que la Iglesia crezca desde la base y tenga en su centro a los pobres como elemento configurador e inspirador. Y hay que ver si se fomentan comunidades de pobres, comprometidos con el evangelio y la historia, o comunidades, también de pobres, pero que no trabajan por la salvación en la historia y son cooptadas por el capitalismo injusto, en cualquiera de sus rostros.
Lo segundo abunda en nuestros días con el beneplácito
de muchos jerarcas. Lo primero nos parece una necesidad, y para
ello es necesario que converjan varias cosas: a) la vocación
y decisión de laicos y laicas a formar tales comunidades;
b) el acompañamiento de religiosas y de sacerdotes (éstos
últimos no muy preparados ahora para tales tareas) dejándoles
ser laicos; c) una teología --hasta ahora no hay otra que
la de la liberación debidamente actualizada-- que provea
el instrumental teórico para su compromiso, su esperanza
y su experiencia de Dios; d) un viraje importante en la jerarquía
que deje de ver en ellas un mal o al menos el mayor de los peligros
(recuérdese la obsesión, en grado no justificable,
contra la "iglesia popular"), y vea en ellas al pueblo
verdaderamente de Dios. Ojalá podamos juntar en El Salvador
a 60 obispos con movimientos, marginados y comunidades de base.
Clase política y transición
Cuando se habla de transición democrática inmediatamente
se piensa en el fortalecimiento del sistema de partidos, el pluralismo
ideológico y la competencia electoral. Asimismo, se hace
descansar el rumbo de la transición, casi en su totalidad,
sobre las espaldas de la clase política, la cual es percibida
como la principal responsable de los aciertos o desaciertos de
la dicha transición. De aquí que los políticos
terminen siendo los principales protagonistas de un proceso que,
en realidad, los supera y que no es de su exclusividad, pues atañe
directamente al conjunto de los actores sociales. Esto es claro
en la transición salvadoreña, en la cual la clase
política pareciera tener en sus manos el futuro del país,
ya sea que éste avance hacia un orden democrático
consolidado, ya sea que los lastres autoritarios sigan predominando
en las prácticas sociopolíticas.
Pero que ello sea así no quiere decir que sea lo mejor
o lo más conveniente para el país. Esto es así
porque lo que está en juego en un proceso de transición
democrática no puede depender de unas instituciones y personas
?los partidos políticos y sus dirigentes? cuyos intereses
difícilmente van a coincidir totalmente con los intereses
del conjunto de la sociedad. Ciertamente, los partidos políticos
juegan un importante papel en la construcción de un orden
democrático, pero no son ?ni deben ser? los únicos
protagonistas. Hay demasiadas cosas en juego, demasiadas decisiones
que tomar y demasiados involucrados, para que una élite
decida por todo y por todos. Luego de la firma de los Acuerdos
de Paz, se ha propendido a depositar en la clase política
las decisiones más importantes sobre los derroteros institucionales
de El Salvador, eximiéndose los demás actores sociopolíticos
de cualquier responsabilidad. Por supuesto, la gran ausente en
la transición es la sociedad civil, cuyos miembros ?organizados
o no? no se hacen sentir por ninguna parte, pese a que desde la
firma de los Acuerdos de Paz se han presentado importantes coyunturas,
como la suscitada por el escándalo financiero, en las que
su presencia tendría que cobrar relevancia.
La sociedad civil debe superar el miedo y el temor
Durante la década pasada sucedieron cosas graves en el país, y fueron pocos los ciudadanos que se atrevieron a decir un palabra crítica sobre lo que estaba ocurriendo. Eso se explicaba por el temor y el miedo colectivos. De los aparatos de terror que propiciaron ese temor y ese miedo sólo quedan vestigios, cuyo campo de maniobra es estrecho y limitado. Pero lo que no ha desaparecido del todo son las huellas subjetivas que años de terror dejaron en lo más profundo de la conciencia de los salvadoreños. Eso se traduce en un inmovilismo social y una resistencia al riesgo y al compromiso público que hacen que la sociedad civil no tenga la presencia debida en la transición salvadoreña.
Si la sociedad civil --las organizaciones, grupos e individuos que la constituyen- asumiera el papel protagónico que le corresponde en el proceso de transición democrática, su presencia pública se haría sentir cada vez que afloraran problemas de alcance nacional. En este momento, lo que reclama la irrupción de la sociedad civil --denunciando, pronunciándose, exigiendo cuentas- es la corrupción en el sistema financiero, pues es el país en su conjunto el que tendrá que pagar los costos de un posible colapso económico que se podría seguir del manejo ilícito de dinero que están haciendo determinados empresarios nacionales. También es competencia de todos los salvadoreños la privatización de ANTEL, ante la cual la sociedad civil no puede cruzarse de brazos, sin decir palabra alguna.
Que la sociedad civil puede superar sus miedos y asumir un papel activo en la construcción democrática lo muestran palpablemente los casos de España y Corea del Sur. En el primero, la sociedad civil ha desafiado recientemente el terror de ETA y ha salido masivamente a las calles a pronunciarse por el cese de la violencia y el imperio de la legalidad. Si se considera de dónde viene España y se tienen en cuenta las cortapisas que puso el franquismo a la participación social, cobra relevancia la actitud asumida por la sociedad española no sólo ante el asesinato del concejal vasco Miguel Angel Blanco, sino a lo largo de la transición iniciada con Adolfo Suárez. En Corea del Sur, país que no ha sido ajeno al autoritarismo político y militar, la sociedad civil ha asumido como bandera de lucha la erradicación de la corrupción, de lo cual pueden dar buena cuenta un ex presidente en prisión y otro que está siendo enjuiciado actualmente.
España y Corea del Sur cuentan con sociedades civiles que, activamente, están apuntalando la institucionalización democrática. No se ha dejado todo el trabajo en manos de los políticos, pues éstos ni son capaces por sí solos de sacar adelante la transición ni son totalmente confiables por los intereses particulares que puedan terminar defendiendo. El contrapeso a los desmanes que éstos puedan cometer proviene de una sociedad civil consciente de sus derechos y responsabilidades; es ésta también la que les ofrece el respaldo y la fuerza necesarios para superar los obstáculos encontrados.
En El Salvador, la sociedad civil se resiste a irrumpir responsablemente en el quehacer nacional, pese a que su presencia es imprescindible para avanzar en la institucionalización democrática. No cabe duda de que el recuerdo de la guerra no ha desaparecido por completo de la conciencia colectiva, al igual que no ha desaparecido el temor a ser víctima de la violencia por motivos políticos. A este temor se suma el generado por el crimen organizado, que seguramente no tolerará que organizaciones y personas de la sociedad civil lo cuestionen públicamente.
Sin embargo, los ciudadanos honestos y las organizaciones sociales
representativas deben sobreponerse a esos y otros temores que
puedan estar induciendo al inmovilismo y a la pasividad públicas.
La democratización, en lo que tiene de respeto a las leyes
y a las instituciones, no es asunto exclusivo de la clase política,
aunque ésta tenga un rol importante que cumplir. Hasta
ahora, las decisiones importantes del país han estado en
manos de esta última, lo cual ha puesto a los políticos
en la mira de la crítica pública, pero también
les ha permitido concentrar más poder del que efectivamente
les corresponde en una democracia.
Los retos de la transición
El Salvador tiene ante sí ingentes desafíos que la clase política no puede ni podrá enfrentar por sí sola, aun sí se asume que sus miembros pondrán siempre y en todo momento el bien común por encima de determinados intereses particulares. La voz de la sociedad civil, su respaldo y su presión son necesarios para la construcción de un nuevo país. Hechos como la corrupción empresarial exigen el pronunciamiento de aquélla, su movilización y su demanda de investigaciones prontas y eficaces para establecer responsabilidades. Sólo una sociedad civil activa y comprometida de lleno con el respeto de la legalidad podrá hacer avanzar la transición, poniendo freno a quienes se interponen en su camino y dando su respaldo a quienes están decididos a que el Estado de derecho sea una realidad.
Que empresarios inescrupulosos atenten contra la estabilidad económica
y pongan en riesgo la credibilidad del sistema financiero es algo
que no debería ser preocupación sólo de la
clase política, sino preocupación de todos los salvadoreños.
La indiferencia ante los problemas nacionales que ha predominado
hasta ahora debe ser reemplazada por una vigilancia activa. Sólo
así se podrá poner un alto a los desmanes de empresarios
y políticos deshonestos; sólo así quienes
poseen una cuota de poder económico o político sabrán
que ello no los convierte en amos absolutos de El salvador.
Acabo de estar en Sao Luis Maranao, Brasil, en el IX Encuentro Intereclesial de Comunidades de Base, durante los días comprendidos entre el 15 y 19 de julio. En la inauguración y en la clausura había unas 12 mil personas, y durante el encuentro unas 5 mil, que venían de 17 países. En la clausura estuvieron con nosotros 60 obispos de Brasil. Los temas que tratamos fueron los de movimientos y comunidades eclesiales de base, el pentecostalismo, los indígenas, la exclusión y el catolicismo popular.
Ahora, cuando me pongo a escribir mi experiencia, en primer lugar doy gracias a Dios y a Mons. Romero por haber hecho posible que pudiera experimentar esta gran riqueza. También quiero agradecer a los hermanos y hermanas que me apoyaron y animaron para ir a conocer la cuna de las comunidades eclesiales de base en Brasil, a compartir la alegría, la fe, la esperanza y la lucha en esta caminata de la Patria Grande.
En el encuentro reflexionamos sobre los avances y retrocesos que hemos vivido durante estas décadas y compartimos realidades comunes con los demás países hermanos, como son la pobreza, la exclusión, la desigualdad social, el neoliberalismo, la globalización. Pero también compartimos el martirio, la terquedad por la lucha de la dignidad humana y la construcción del reino de Dios.
Ese compartir con muchos hermanos y hermanas es sentir que estamos con un mismo espíritu para la formación de las comunidades, sobre todo, tratando de ser fieles a ese empuje del espíritu de Jesús en la experiencia de las primeras comunidades cristianas, que fue retomado por el Vaticano II, Medellín y Puebla. Es así como las comunidades eclesiales de base nacen, crecen y se van multiplicando en muchos países. Luego tratan de ir respondiendo a los desafíos históricos que se van presentando.
En la acogida solidaria y fraterna que recibimos todos de parte de Sao Luis Maranao, Sao Paulo y otros estados de Brasil sentí la presencia de Dios, una gran fuerza del Espíritu. Dios estaba presente en todos los esfuerzos de Brasil y América Latina.
Otra impresión fuerte es que nuestro país, El Salvador, es muy querido y visto con mucha esperanza, sobre todo por el testimonio martirial de hombres y mujeres que han dado su vida por la construcción del reino de Dios, por su constancia en la lucha por la justicia. La figura y el nombre de Monseñor Romero suena con mucho espíritu y cariño en niños, jóvenes y adultos. De las comunidades que estaban participando en Sao Paulo 16 llevan el nombre de Monseñor Romero. ¡Qué alegría escuchar todo esto!
Otro momento importante fue que en uno de los lugares donde estuvimos reflexionando estaba una cruz hecha por fotos de mártires de América Latina, pero de El Salvador había muchos: Mons. Romero, P. Octavio Ortiz, los padres jesuitas, Rafael Palacios, Neto Barrera y muchos más. Una cruz impresionante.
¡Y es tan bonito y llena de tanta esperanza el ver en Brasil el trabajo en conjunto de las comunidades eclesiales de base con el acompañamiento fuerte de obispos y sacerdotes! Hay una organización muy grande y unas comunidades fuertes. Se animan mutuamente y juntos enfrentan problemas sociales y retos a seguir.
Todo esto anima a seguir adelante. Sabemos que no estamos solos en todo este proceso, sino que hay muchos países del mundo tratando de seguir empujando este proyecto de vida de las comuniddes. El sentir, ver y experimentar toda esa experiencia es muy enriquecedor y se queda una sin palabras. Es un cuestionamiento para nuestra vida y para seguir luchando frente a todas las necesidades de nuestros países.
Hubo muchos momentos emotivos, pero voy a recordar sólo dos. En uno de los bloques de reflexión, el de indígenas, al final de la plenaria, en el momento de la celebración litúrgica, los caciques se pararon y llamaron a don Pedro y le dicen: "Invitamos al espíritu que está presente en don Pedro Casaldáliga a quien nosotros le reconocemos como nuestro cacique". Le ponen todos sus símbolos (collares). Don Pedro no sabe por qué fue que no lloró en ese momento.
Otro momento emotivo fue en una celebración muy grande de los mártires donde participaron 12 representantes de América Latina en una celebración litúrgica simbolizando las doce tribus de Israel. Tumbados en el piso expresaron el martirio de América Latina. Luego con un canto que se llama "Levántate América" comenzaron a ponerse de pie con una gran esperanza en la resurrección. Después pasaron más de 25 personas a mencionar un nombre de un mártir de cada país de América Latina.
Yo iba representando a El salvador y fui muy bien acogida. Tuve una conferencia de prensa en compañía de Don Pedro Casaldáliga, y de un sacerdote y la Hermana que organizaron el evento. También tuve otra conferencia por teléfono, unos 10 minutos, desde Sao Paulo para dar a conocer un poco cómo están en El Salvador las comunidades y la situación. Y tuve otras entrevistas por el gran interés que hay de conocer nuestra realidad.
También me impactó que muchos de los que estaban allí querían enviar saludos especiales a los cristianos y cristianas de El Salvador, porque saben lo mucho que ha sufrido este pueblo y el gran ejemplo que han dado los mártires. Aparte escribo los saludos de cuatro obispos: don Franco, obispo de Sao Luis Mariano, don Pedro Casaldáliga, obispo de Sao Felix de Araguaia, don José, obispo de Teresiña, y don José Gómez, otro obispo cuya dócesis no recuerdo ahora. De los laicos y laicas muchos quisieron hablar, y me pidieron que les transmita a ustedes sus saludos. Aunque lo resuma en pocas palabras, esto es lo que dijeron.
Me acuerdo ahora del saludo de Francisco, de la República Dominicana, "a toda las comunidades de base que están caminando en El Salvador y a todos nuestros hermanos sufridos y explotados por las altas esferas de poder, que no perdamos la esperanza, que luchemos hasta el final y que nos unamos para que podamos logar nuestra libertad".
Héctor, vive en California donde hay muchos latinoamericanos y salvadoreños. Nos dijo algo muy bonito. "Para serles sinceros los salvadoreños son los que tienen más experiencia de Iglesia de comunidades. Yo les envío un saludo muy afectuoso, quiero compartir la esperanza de ese pueblo que camina y de ese pueblo emigrante que está para acá con nosotros en California. Y que seamos perseverantes, que tengamos plena conciencia del Reino y que por él luchamos".
María, compañera de Argentina, un país tan lejano del nuestro y tan distinto en muchas cosas, pero que sufrió también una cruel represión, manda también su saludo. "Quiero decirles que estamos en las mismas luchas, en los mismos dolores, con la misma sangre derramada y que es importante este martirio porque nos está acercando al Reino".
El P. Marcelo, de Cuernavaca, estuvo hace unos años en El Salvador, y no se le olvida. Tiene un recuerdo muy cariñoso para Monseñor y para don Sergio. "Envío un saludo desde México, un saludo compartido para el pueblo salvadoreño y con un especial cariño a ese lugar de Morazán de tantos recuerdos para mí. Recordando, pues, que nos hemos hermanado muy particularmente a través de nuestros pastores don Oscar Arnulfo Romero, don Sergio Méndez Arceo que fueron compañeros en el camino por ese trabajo del Reino de Dios".
En el encuentro, como es natural, eran mayoría los brasileños. Por eso termino con las palabras que nos dijo un joven, Felipe, de una comunidad de base de Sao Luis Maranao, donde tuvimos el encuentro.
Soy un joven del nordeste del Brasil y para mí es una gran alegría estar participando en este encuentro intereclesial de comunidades de base con la participación de varios países de América Latina y de manera especial la presencia de amigos de El Salvador que es un país también de esperanza, un país sufrido, pero que es un pueblo que lucha y que sueña. Sería muy bonita la presencia de los pobres de El Salvador porque eso enriquece mucho esta caminada que es una gran experiencia. Desde aquí les envío un abrazo para los jóvenes de El Salvador y que continúen en la lucha y en la esperanza porque la lucha de ustedes en El Salvador es nuestra lucha y sus sueños son nuestros sueños y la victoria será la misma.
Cuando Felipe terminó de hablar, me animé a preguntarle por Monseñor Romero, y le pregunté: "Felipe, ¿cuál ha sido la inspiración de Monseñor Romero para tí?". Y Felipe contestó:
Como ya sabe toda América Latina, don Romero es el testimonio cristiano, es el compromiso con los pobres, y eso nos da una fuerza muy grande en la caminata de las comunidades y en particular a los jóvenes de toda América Latina. El testimonio de la lucha por la sangre derramada de don Romero alimenta y nos llena de vida. Como jóvenes, siento que vale la pena seguir en la construcción del Reino de Dios y luchar por los excluidos de nuestra sociedad. Para mí Monseñor Romero es un ejemplo para toda la juventud de América Latina, de El Salvador y también para todos los jóvenes del Brasil.
Termino con este testimonio. Todos sabemos los problemas que tienen
las comunidades de base, pero este encuentro me dio una gran esperanza.
Fueron días muy lindos, y animan a pensar que florecerán
las comunidades de base aquí entre nosotros, en la tierra
de Monseñor Romero.
Otilia
En un recuadro
"Yo soy Franco, estoy trabajando y sirviendo al pueblo de Dios en Balas en el sur del Maranao. Agradezco mucho la invitación de enviar un saludo muy cariñoso, muy fraterno, a ustedes hermanos y hermanas de las comunidades de El Salvador. Que Dios los bendiga y las bendiga, que Dios nos ayude a todos por la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe a hacernos servidores de los pobres para ser los servidores de Cristo, viviendo entonces en la comunidad, intentando seriamente luchar para que nuestro continente, en la realidad, se vuelva a hacer continente de la vida y de la esperanza. Un gran abrazo, muchas saludes de parte de este amigo".
Franco, obispo de Sao Luis Maranao.
"A los cristianos de El Salvador todo mi cariño. Yo les pido que no pierdan esa herencia de opción por los pobres, de esperanza en la victoria de la resurrección. Recuerden, la última palabra que Romero escribió, que yo y algunos obispos la recibimos. Fue en el último día de su vida, y fue ésta su palabra: 'Nosotros creemos en la victoria de la resurrección, a pesar de todos los avatares de la vida nosotros creemos en la Pascua'. El imperio neoliberal no puede más que el reino de Dios. Ahora, de nuestra parte, vamos a poner el día a día de la fidelidad de la oración, de la familia, del trabajo, de la participación, de la comunidad eclesial, del sindicato, del partido. Recibir el reino de Dios, hacer el reino de Dios y esperarlo. Un abrazo muy cariñoso, del tamaño de este Brasil, con todo el calor de El Salvador".
Don Pedro Casaldáliga, obispo de Araguaia.
Don José, de Teresiña, también quiere enviar
un saludo a las comunidades de base de El Salvador. "Aprovechamos
esta oportunidad y a nuestros hermanos que están en El
Salvador trabajando, luchando, reuniéndose también
en comunidad para transfomar las sociedades en una sociedad más
justa y más hermana, nuestros saludos y un gran abrazo.
Desde el nordeste de el Brasil, caliente, también como
ustedes".
Don José, Obispo de Teresiña.
"Para las comunidades de El Salvador un saludo muy grande,
nosotros les acompañamos en todo lo que es El Salvador,
que pasa por sufrimientos y problemas. Entonces, Dios les bendiga
y haga que puedan vivir una vida nueva, la vida de cristianos,
la vida de hijos de Dios. Muchas gracias".
Don José Gómez, Obispo.
641. La Comunidad Eclesial de Base, como comunidad, integra familias,
adultos jóvenes, en íntima relación interpersonal
en la fe. Como eclesial es comunidad de fe, esperanza y caridad;
celebra la palabra de Dios en la vida, a través de la solidaridad
y compromiso con el mandamiento nuevo del Señor y hace
presente y actuante la misión eclesial y la comunión
visible con los legítimos pastores, a través del
servicio de coordinadores aprobados. Es de base, por estar constituida
por pocos miembros, en forma permanente y a manera de célula
de la gran comunidad. "Cuando merecen su título de
eclesialidad, ellas pueden conducir, en fraternal solidaridad,
su propia existencia espiritual y humana" (EN 58).
642. Los crisitanos unidos en comunidad eclesial de base, fomentando su adhesión a Cristo, procuran una vida más evangélica en el seno del pueblo, colaboran para interpelar las raíces egoístas y consumistas de la sociedad y explicitan la vocación de comunión con Dios y con sus hermanos, ofreciendo un valioso punto de partida en la construcción de una nueva sociedad, "la civilización del amor".
643. Las Comunidades Eclesiales de Base son expresión del
amor preferente de la Iglesia por el pueblo sencillo; en ellas
se expresa, valora y purifica su religiosidad y se le da posibilidad
concreta de participación en la tarea eclesial y en el
compromiso de transformar el mundo.
61. La comunidad eclesial de base es célula viva de la parroquia, entendida ésta como comunión orgánica y misionera.
La CEB en sí misma, ordinariamente integrada por pocas
familias, está llamada a vivir como comunidad de fe, de
culto y de amor; ha de estar animada por laicos, hombres y mujeres
adecuadamente preparados en el mismo proceso comunitario; los
animadores han de estar en comunión con el párroco
respectivo y el obispo.
"Las comunidades eclesiales de base deben caracterizarse
siempre por una decidida proyección universalista y misionera
que les infunda un renovado dinamismo apostólico"
(Juan Pablo II, Discurso inaugural, 25). "Son un signo de
vitalidad de la Iglesia, instrumento de formación y de
evangelización, un punto de partida válido para
una nueva sociedad fundada sobre la civilización del amor"
(RMi 51).
La procuradora para la Defensa de los derechos Humanos, Victoria de Avilés, ha denunciado que el Estado viola de manera sistemática los derechos económicos de los salvadoreños. En una entrevista a Notimex dijo que tras el fin del conflicto armado se esperaba que la población tuviera más acceso a empleo y diversos beneficios, pero el Estado continúa sin asegurar las mínimas necesidades y los problemas han aumentado.
"La situación económica es bastante difícil. Después de la guerra, la violación sistemática de los derechos humanos ya no se dio en la misma forma que en el conflicto, pero ahora se violentan los derechos económicos, sociales y culturales".
La Procuradora aseguró que cada día la capacidad adquisitiva de la población común en este país es menor, pues a ésta le cuesta más sobrevivir con la familia: "cada día es difícil alcanzar los beneficios del desarrollo". Pese al crecimiento de la economía salvadoreña, los beneficios están lejos de alcanzar a los más pobres, por ello emplazó al gobierno a crear políticas de inversión social. "Es justo que la población perciba lo que le permita comprar la canasta básica y cubrir sus necesidades físicas y espirituales de recreación, porque esto no debe ser una utopía sino una realidad". El Centro para la Defensa al Consumidor indicó a principios de este año que la familia necesitaba ganar un poco más de 500 dólares al mes para cubrir la canasta básica, en contraste con el salario mínimo de un obrero que gana 110 dólares.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reveló que en 1996 el 60 por ciento de los salvadoreños (unos 3.3 millones) de una población total de cinco millones 500 mil carecía de acceso a los servicios de salud.
Un 45 por ciento de la población no recibía agua potable, un 19 por ciento carecía de programas de saneamiento básico y 93 mil niños menores de cinco años presentaban desnutrición por negligencia, agregó.
La tasa de desempleo fue de 52.9 por ciento, y más de la mitad de la población económicamente activa de El Salvador tenía empleo informal o estaba desempleado.
Para la Procuradora de los derechos humanos, al gobierno le falta
el contacto con la población que le permita conocer de
manera real sus necesidades para dictar mejores leyes en beneficio
de las personas.
La Habana: visita del Papa. Juan Pablo II visitará del 21 al 25 de enero próximo la isla caribeña, único país de América Latina que todavía no ha visitado. En medio de muchas habladurías, Carlos Manuel de Céspedes, vicario general del cardenal de la Habana, Jaime Ortega, ha afirmado que los únicos que pueden crear problemas están fuera, en Miami.
"No creo que las amenazas al Papa puedan venir de personas que viven en Cuba. Pienso que aquéllos que están fuera ?en Miami? harán todo lo que puedan para crear problemas antes, durante y después de la visita del Pontífice. Pero la seguridad vaticana y la cubana funcionan".
Carlos de Cespedes afirmó que hoy hay más comunicación entre el Estado cubano y la Iglesia: "Hoy hay más comunicación, han existido períodos de aislamiento, de hostilidad. No diré de persecución porque es una palabra fuerte que no me parece adecuada a la situación cubana. Hoy hay más diálogo".
Sobre el número de católicos en la isla, el vicario dijo que antes de la revolución castrista el 86 por ciento de los cubanos se declaraba católicos. Actualmente no se sabe, pero el 60 por ciento de las familias piden que sus hijos sean bautizados y que los funerales de sus miembros se celebren por el rito católico.
Respecto a qué espera la iglesia local con la visita de Juan Pablo II, De Céspedes dijo que la primera petición es el acceso a los medios de comunicación radio, televisión y prensa. "Creo que, aunque sea en forma limitada, no será difícil de conseguir. Más remota, sin embargo, es la posibilidad de tener nuestras escuelas, una universidad. Hoy un muchacho recibe educación católica el sábado y el domingo, marxista de lunes a viernes. Para un adulto es fácil separar las dos ideas, pero para un niño es una confusión".
Otra petición puede ser el poder traer sacerdotes de fuera, ya que, aunque las vocaciones han aumentado, no son suficientes. Además "para quien no está habituado, no es fácil ejercer como sacerdote en un país comunista".
Aseguró que el Papa celebrará misa en la Plaza de la Revolución de la Habana, delante al monumento símbolo de la Revolución castrista. Lo que no sabe es si Fidel Castro participará en las funciones religiosas de la visita. "Como siempre, sabremos lo que hará sólo un minuto antes".
Piensa que los cambios serán "pequeños y muy
limitados". "Es verdad que la gente quiere cambios,
pero con cuidado. No aquellos que exigen los cubanos de Miami.
Sus intransigencias y sus extremismos son los más sólidos
pilares del Gobierno cubano".
Chiapas: Las elecciones no han cambiado la situación. El obispo de la diócesis, don Samuel Ruiz espera que el nuevo Congreso de México actúe con autonomía para impulsar las negociaciones de paz en el estado de Chiapas.
El Presidente de la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI), que media entre la guerrilla y el Gobierno, se refierió a las demandas de la comunidad indígena para acabar con la marginación y el clima de confrontación en este estado del sureste de México, donde en enero de 1994 se alzó en armas el Ejercitó Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Don Samuel ha recordado que en el estado de Chiapas no se vive la euforia postelectoral que se percibe en la mayor parte del territorio mexicano tras los comicios legislativos del pasado día 6 en los que el Partido Revolucionario Institucional, en el Gobierno desde 1929, cedió terreno ante el avance de la oposición de izquierda y de derecha.
El sufrimiento de los indígenas chiapanecos, dice el obispo, ha servido para promover la participación ciudadana y para forjar los cambios políticos que se han traducido en avances de la oposición que acabaron con la mayoría absoluta del PRI en la Cámara de diputados.
El presidente de la CONAI añade que en Chiapas las cosas
no cambiaron con las recientes elecciones y afirmó que
perdura la inseguridad y la confrontación, por lo que exhorta
a los legisladores a que trabajen con ahínco por la paz
en la región.
Honduras: indiferencia de los países ricos. El presidente del CELAM y arzobispo de Tegucigalpa, Oscar Andrés Rodríguez, ha exigido una mayor colaboración de los países ricos con los más pobres. En ocasiones hay "una total indiferencia" por los problemas de los más desfavorecidos y hay que apostar por la convivencia, por "estimular, animar y suscitar" una mayor solidaridad, sobre todo cuando se está tomando una mayor conciencia de que "somos una aldea global, un único mundo y esas barreras de nacionalismos en muchas partes se están superando".
En este sentido destaca el papel cada vez más importante de los misioneros laicos en los países más desfavorecidos a través de las Organizaciones no Gubernamentales. "Es un signo de los tiempos que especialmente la juventud se sienta interesada en ayudar a los demás y en Honduras hay muchos jóvenes que trabajan con mucho entusiasmo para la promoción humana".
Por otro lado ha mostrado su preocupación por la xenofobia
y racismo que existe en Estados Unidos hacia los latinoamericanos,
a los que se "considera como agresores peligrosos para el
desarrollo económico".
Honduras: el incremento de la pobreza amenaza con la ingobernabilidad. Honduras tiene una extensión territorial de 112.492 kilómetros cuadrados y una población de seis millones de habitantes, de los que el 80 por ciento viven entre la pobreza y la miseria.
La pobreza, que ha sido eterna compañera de la mayoría de los hondureños, se comenzó a agudizar a principios de 1990, tras las drásticas medidas de ajuste económico que impuso el gobierno de Rafael Callejas, que han continuado en la administración que preside Carlos Roberto Reina, quien cesará en enero de 1998.
A través de FIDES la Iglesia denuncia la realidad actual de Honduras que está viviendo "un proceso de empobrecimiento que va deteriorando progresivamente las condiciones de vida, y da origen a la exclusión y marginación de grandes sectores poblacionales".
Según la Iglesia, la pobreza que ahora vive este país tiene connotaciones de mayor severidad que en cualquier otro período de la historia hondureña.
FIDES señala que hay una legión de desocupados por la falta de formación profesional adecuada, y que los procesos de ajuste económico han acentuado las deficiencias de los servicios públicos de salud, educación y vivienda.
La Iglesia advierte que si en Honduras continúa la indiferencia
ante el avance de la pobreza económica, se podría
caer en un debilitamiento del proceso democrático, una
situación de ingobernabilidad y una mayor acentuación
de la inestabilidad económica.
"El Reverendo Moon es el primero en proveer las respuestas,
porque el Reverendo Moon es el único que conoce los secretos
de Dios... El Reverendo Moon es una persona que hizo derramar
lágrimas a Dios centenares de veces. Nadie en la historia
ha amado más a Dios que el Reverendo Moon. Por eso, aun
cuando el mundo trata de destruirle, el Reverendo Moon nunca perecerá...
El Reverendo Moon ha vivido toda su vida superando un camino de
sufrimiento para poder iniciar este tipo de movimiento alrededor
del mundo. La hora ha llegado para que el Reverendo Moon toque
la trompeta de victoria y mueva al mundo entero".
Estas notables palabras las decía el reverendo Sun Myung Moon de sí mismo en un discurso pronunciado hace menos de un año, en septiembre de 1996, en el Hotel Victoria Plaza de Montevideo, propiedad del imperio económico que él lidera. La comunidad cristiana acusó a este mesías sudcoreano de realizar proselitismo engañoso y de utilizar el poder económico para manipular las necesidades de la gente, y convocó a una actitud de alerta frente a su pretendido mesianismo, declarando que los católicos debían abstenerse de participar en cualquier actividad del grupo.
La secta moon, surgida en 1954 en Corea del Sur, se ha extendido por todo el mundo mediante la divulgación de un libro denominado "El Principio Divino", documento que interpreta la Biblia y proclama que Moon es el nuevo Mesías. La secta sostiene que todas las religiones ya han cumplido su misión y ahora tienen que ser reemplazadas por otra religión universal, liderada por ellos. Sostiene también que la biblia está supeditada a los escritos de Moon. Dicen que Dios es Padre y Madre, luz y tiniebla, espíritu y cuerpo. Sobre Jesús dice que no terminó su papel porque debió haber tenido mujer e hijos, pero, como murió pronto, ellos retoman ahora su papel. El enemigo principal para Moon es el comunismo.
Estas y otras cosas dicen los moon. Aquí queremos comentar
dos cosas. Una, más publica y conocida, su concepción
del matrimonio. Otra, menos conocida y más honda, su imperio
económico.
Degeneración del matrimonio: en noviembre 3.6 millones de matrimonios en Washington
Miembros coreanos de la secta Moon han estado predicando en los dos últimos meses en los países de Centroamérica, y también entre nosotros en El Salvador, una campaña a favor del matrimonio, tal como ellos lo entienden. La campaña ha parecido en los medios de comunicación y ha sido condenada por los espiscopados de dichos países. La noticia más reciente llega de Bolivia, donde ha ocurrido lo mismo que en otros países. La secta intenta captar 80.000 jóvenes para que se casen en Washington con personas desconocidas.
Mujeres coreanas, que se autodenominan "jóvenes por la paz mundial", se han instalado en las aceras cercanas a la Universidad de La Paz, en paseos y plazas para invitar a los jóvenes bolivianos a que acudan a sesiones de adoctrinamiento con el fin de convencerles de que se casen en noviembre con alguien que no conocen en la capital estadounidense.
Un estudiante de comunicaciones social relató al diario "Presencia" que las jóvenes coreanas le llevaron a una sede de Moon en el centro de la ciudad, donde le enseñaron vídeos que resumen la doctrina de la secta y la vida de su fundador a quien se le ve celebrando matrimonios masivos.
"Con el séptimo vídeo ya me sabía toda la doctrina de la secta y me había tomado más de cuatro tazas de té", contó el estudiante, a quien una de las coreanas se acercaba para ofrecerle té cuando observaba que estaba a punto de dormirse durante la larga sesión. Le confesaron que planean captar al menos 80.000 jóvenes bolivianos y llevarlos a Washington para un matrimonio colectivo.
Le preguntaron si estaba dispuesto a formar una familia. "Si aceptas, Dios te conseguirá una pareja", le dijeron. Pero para ello debería prepararse hasta noviembre, cuando conocería en Washington a su esposa, una persona que sólo vería en fotografías y con quien no tendría relación hasta el matrimonio. Lo mismo les dijeron a sus compañeros de experiencia, la mayoría de ellos de condición pobre y de origen aymarai.
El estudiante interrogó a las coreanas sobre la procedencia de los recursos para pasajes y visados de todas esas personas, pero sólo le confirmaron su intención de llevárselos para casarlos.
La secta Moon está reconocida en el país desde julio de 1978, pues presentó la documentación necesaria para obtener personería jurídica, al igual que otros 230 grupos religiosos establecidos legalmente. La subsecretario del ministerio para el culto dijo que la secta propone matrimonios colectivos y tiene todo el derecho de hacerlo porque cuenta con personería jurídica, y no existe motivo para intervenir en sus actividades.
Por su parte, un sacerdote católico de la Pastoral Universitaria de La Paz recordó que el coreano Moon estuvo en la cárcel en Estados Unidos y que en Uruguay este grupo tuvo también problemas con las autoridades. "Este pasado poco transparente cuestiona los valores éticos y religiosos de la secta coreana. Prometiendo matrimonios colectivos y costosos viajes, lo que la secta Moon está haciendo es promover la ruptura de la familia como célula importante de la sociedad", opinó el sacerdote.
En el mes de noviembre, la secta intenta realizar 3, 6 millones
de matrimonios de Washington.
El negocio: la fe puede mover montañas de dólares
Las ideas de la secta sobre Moon el mesías y el matrimonio son extravagantes, pero no lo es tanto sus negocios. Para ello veamos lo que Moon está haciendo y planea hacer en el Cerro de Montevideo.
Las frases omnipotentes del mesías, que hemos citados al comienzo, se sustentan en la idea de que, para combatir el mal y dominar las cosas materiales, Moon, el mesías, debe ser el hombre más poderoso de la tierra, y de que Uruguay ha sido elegido para llevar a cabo la obra de Dios, es decir, trasegar dinero para las arcas de Moon.
El imperio económico de Sun Myung. El mesías ha puesto sus ojos en el Cerro de Montevideo. Las adquisiciones del ex Frigorífico Nacional y de las instalaciones del astillero Tsakos fueron pasos importantes para mover dinero al mundo entero. Las 91 hectáreas del ex Frigorífico Nacional, adquiridas al Estado por 1.800.000 dólares, habrán de convertirse en el mayor enclave comercial de América Latina. En palabras de Koo Bae Park, muy cercano a Moon, éste está convencido de que Uruguay, además de ser en muchos aspectos el mejor país de América Latina, tiene una posición estratégica ideal desde el punto de vista comercial, razón por la cual el proyecto del Cerro habrá de convertirse en centro de comercialización, con destino a los países asiáticos, de todo lo producido en el continente. El cerro articulará un abanico de empresas dedicadas a la industria forestal y los productos alimenticios, y por otra parte allí se instalará la maquinaria coreana para el mecanizado de piezas de automóviles de alta precisión, y la elaboración de productos informáticos.
Un elemento neurálgico del proyecto es la salida de los productos, para lo cual el grupo Moon se encuentra gestionando la construcción de un puerto para buques de gran calado, y su comunicación con el canal principal, sumado a otro deportivo. En el corto plazo, y para el conjunto del proyecto, Moon desembolsó unos 100 millones de dólares.
El pronóstico del reverendo es la creación de "muchos miles" de puestos de trabajo en el transcurso de un lustro. Puesto que los empresarios moonies piensan ocupar el 90 por ciento de esos muchos miles de gente del lugar, "el perfil" de los nuevos trabajadores se ha convertido en un asunto de especial atención para el grupo inversor. Por ello se dedican a un "trabajo de chequeo" en las distintas universidades, con el fin de seleccionar los trabajadores que se someterán al "centro educativo". Se trata de la tercerización, que describen así: "adiestrar a gente joven en el trabajo con maquinaria de punta, para que posteriormente el trabajador pueda instalar una minifábrica en su casa y ofrecer sus servicios".
El impacto social. Koo Bae Park, uno de los emisarios del reverendo Moon dice: "no somos exclusivamente hombres de negocios, sino que nos interesa más que nada la calidad de vida de la gente. Pero no podemos pedir esas cosas cuando las personas no tienen trabajo o dinero para resolver los problemas de sus familias. Por eso necesitamos consistencia industrial para poder ofrecer calidad de vida".
Basta analizar algunos datos sobre la calidad de vida de los habitantes de la zona para medir el grado de penetración que alcanzaría la tentadora oferta industrial de Moon. Se trata del área geográfica con mayor crecimiento demográfico de Montevideo, pero también con la población más alta de menores de edad en hogares con necesidades básicas insatisfechas, los índices de salud más bajos de la capital y una marginalidad creciente en el mercado de trabajo. Como contrapartida, sus pobladores muestran una activa participación social y política.
La experiencia indica que los comportamientos sectarios alcanzan su máxima expresión en épocas de crisis y, sobre todo, en grupos sociales especialmente deprimidos o angustiados, y en esta situación el reverendo Moon ofrece una buena noticia: la creación de muchos miles de puestos de trabajo. Para penetrar en ese mundo, el mesías utilizó a una de sus múltiples organizaciones de fachada, la Federación para Salvar la Nueva Nación.
Por lo pronto, la carta de presentación de estos acólitos de la secta no incluye el variado menú políticoreligioso que acostumbraba a repartir el reverendo por el mundo, cuando la cruzada de los moonies se resumía en salvar al mundo de los tentáculos de Satán, personificado en el comunismo. Ahora la oferta se dirige a preocupaciones más cercanas, como la drogadicción, la desintegración familiar, el desempleo y la paz.
El modus operandi, que cuenta con un gran monto de dinero para obras en bien de la comunidad, tiene dos vertientes. Los primeros encuentros de los seguidores de Moon con vecinos de la zona se canalizan por medio de las comisiones de barrio. Así, en una primera reunión de presentación dijeron: "Venimos a que ustedes nos pidan. A ver qué necesitan". Y la gente fue pidiendo: una máquina de coser, unos tarros de pintura, tirantes y chapa, un caño para armar arcos de baby fútbol, y cosas por el estilo. Todo esto les fue enviado puntualmente, y al mismo tiempo invitaban a la gente a participar en los encuentros dominicales del Victoria Plaza.
Lo que piensa la gente. Ese primer encuentro dividió a los vecinos entre los que se oponían a las "dádivas" del grupo Moon y los que veían una promesa de bienestar para el barrio. "No veo nada de malo en recibir a gente que quiere colaborar con la comunidad. Además, ellos han dicho que no están haciendo un trabajo religioso. Yo participé en un seminario en el Victoria Plaza donde se hablaba de la familia, que es la base de un país, pero no noté connotaciones religiosas... Por lo que tengo entendido ellos mueven un montón de resortes, porque en el día de la jornada de limpieza hicieron colaborar al Ejército y a empresas privadas".
Esta es la otra forma de entrar en las comunidades: "Un día para mi barrio" con el fin de "mejorar la calidad de vida", que tuvo lugar el 18 de mayo, con la colaboración de maquinaria del ejército y los auspicios de las empresas de Moon en Uruguay. Un centenar de "voluntarios", en su mayoría jóvenes, empuñaron la pala y la escoba para asear cuadras enteras. Muchos voluntarios, según el testimonio de algunos vecinos, fueron reclutados con el compromiso de que tendrían "prioridad" a la hora de inaugurarse las nuevas empresas. La jornada concluyó con reparto de chorizos y refrescos, y el canto de salmos por parte de un coro de misioneras coreanas vestidas de blanco.
Todo indica que la apuesta social, como sustento del proyecto empresarial, será intensa. Habrá que ver si la omnipotencia del reverendo, a través de las buenas nuevas económicas, consigue disipar la desconfianza de muchos habitantes del Cerro, quienes, sin saberlo, comparten una postura similar a la del presidente Julio María Sanguinetti, cuando en 1981 dijo que la de Moon es "una fanática secta que hace una extraña mezcla de religión y negocios".
En el Cerro hay dos visiones. "Lo primero que hay que hacer es aclararle a la población que las huestes de Moon son una especie de piratas modernos, que llegan al país para hacer un manejo muy turbio del capital, como es el lavado de dinero", sostuvo un miembro de Movimiento de Participación Popular, presidente de la Junta Departamental de Montevideo. Y agregó: "Esta secta es una especie de mafia religiosa que, como otras, busca apoyo social para moverse en el medio y engrosar sus negocios. De todos modos, su trabajo social merece mucha atención, porque todo indica que tiene respaldo en el Partido Colorado". Para él la promesa de crear miles de puestos de trabajo habría que ponerla entre signos de interrogación, "aunque cuando a mí la gente me pregunta si debe anotarse yo le digo que sí, que vaya y se anote, porque entiendo que no hay mucha diferencia entre trabajar con Pintos Risso y la secta Moon. No creo que haya un capital más bueno que otro, ya que todos tienen sus huellas de sangre arriba". Por otra parte, aseguró que el grupo Moon "no encontrará en el Cerro gente que se amilane y se haga esclava; tenemos tremendas reservas de dignidad para que Moon consiga derribar lo que no pudo tirar abajo la dictadura".
Por su parte, el edil del lugar explicó que su participación
en la jornada del 18 de mayo fue en el entendido de que sólo
se trataba de una jornada de apoyo a la comunidad. "Como
era el único edil presente en ese momento, me pidieron
que dijera algunas palabras destacando la tarea comunitaria y
así lo hice", pues "mientras nadie demuestre
que esas inversiones son ilícitas, o cosas por el estilo,
deben ser bienvenidas". Aclaró que no tiene "vinculación
orgánica" con las organizaciones de Moon, pero reconoció
haber participado de seminarios vinculados a las actividades comerciales
y religiosas del grupo, "solamente a título informativo,
porque mi religión es la católica". Por lo
demás, dijo estar molesto por el doble discurso de la Intendencia
montevideana con respecto al tema, "ya que, por un lado,
las autoridades municipales mantienen contactos reservados con
los representantes de Moon para allanarles el camino y, por otro,
niegan todo tipo de colaboración a las jornadas comunitarias
del grupo porque eso adquiere trascendencia pública".
La secta Moon ofrece dinero y empleo, lo cual sin ninguna duda
llama la atención a quien no lo tiene. Su visión
del matrimonio no tiene respeto por la dignidad de la persona.
Y su visión mesiánica de sí mismo nada tiene
que ver con el Jesús sencillo, humilde y acogedor, que
anunció la buena nueva a los pobres y denunció el
pecado de los poderosos y oligarcas. Y cuando le llamaban "mesías",
decía a sus discípulos: "no lo digan a nadie".