Carta a las iglesias Año XVIII, Nº412, 16-31 de octubre, 1998

 

Víctimas y verdugos

¿Qué has hecho de tu hermano? Dos jueces españoles han pedido la extradición de Pinochet para interrogarlo en España. ¿Por qué? En octubre de 1974 –hace ahora 24 años– desapareció en Cuatro Alamos, Chile, Antonio Llidó, sacerdote obrero valenciano. Fue detenido por agentes de la DINA (policía secreta) y salvajemente torturado. Nunca más se volvió a saber de él. También otros ciudadanos españoles fueron asesinados o desaparecidos, como el sacerdote Joan Alsina, la dirigente socialista Michelle Peña, Antonio Elizondo, Enrique López y Carmelo Soria. Los jueces españoles responsabilizan de ello a Pinochet, y de ahí la orden de captura.

Las reacciones han sido variadas, como era de esperar, aunque priva el estupor y, en la mayoría, satisfacción y contento. En el mundo del derecho discuten ahora sobre si el arresto y la extradición son legalmente correctos o no. En el mundo de gobernantes y políticos la sorpresa es mayúscula, y en algunos hay temor de que no ocurra ya lo que siempre suele ocurrir, como denuncia Eduardo Galeano: "los militares, los indultados de siempre". Y muchos de ellos –en situaciones algo parecidas– entonan una letanía para que no triunfe la justicia ni siquiera una vez: peligra la estabilidad política interna y las relaciones internacionales, se sienta un precedente peligroso... O esgrimen –ahora– el argumento de la compasión hacia una persona enferma y de avanzada edad, cuando muchos callaron antes y no mostraron indignación y compasión ante las atrocidades. Lo más notable es que critican el arresto, pero no se atreven ni a pronunciar –fonéticamente– la razón: los horrores y aberraciones de las cuales se responsabiliza al general. Este mundo actual, diplomático, pulido, lleno de abrazos y buenas formas, no se atreve a llamar a las cosas por su nombre.

Y lo peor son los ataques contra los que desean que el antiguo dictador sea juzgado. No expresan compasión hacia los supervivientes, madres, esposas, familiares de los asesinados, sino que se les critica –cuando no se les acusa– de no ser capaces de superar el rencor y el odio, de buscar revancha y venganza, de no agradecer la paz en la que ahora vive Chile. ¡Notable discurso! Hace años muchos seres humanos fueron salvajemente torturados y asesinados. Ahora, sus familiares y amigos son "rencorosos", en otras palabras, siguen siendo los malos, y el establishment –como siempre– son los buenos y tienen razón... Y los que entonces cometieron crímenes pueden llevar una vida pacífica y lucrativa. A veces se hacen pasar por los salvadores de la patria. En el caso de Augusto Pinochet se han superado todas las hipocresías: ha sido proclamado senador vitalicio de Chile.

Pero hay otras maneras de recordar a las víctimas y también de tratar a sus verdugos. Maneras más humanas y más cristianas, maneras que buscan el bien, y el bien duradero, maneras que entienden de sufrimiento y de perdón, pero que no quieren trivializar nada de ello con el olvido, la impunidad y la hipocresía.

El presidente de la Fundación Llidó en Chile dice que está contento con la detención de Pinochet, que espera que sea extraditado y juzgado, pero no es eso lo único que le ocupa en estos días. Para el 25 de octubre ha organizado una serie de actos en Santiago de Chile y en Valencia, España, para recordar el martirio del sacerdote Llidó. En Quilota piensan celebrar una eucaristía en la que participarán alrededor de 129 sacerdotes, monjas, misioneros y laicos chilenos y españoles, la mayoría de los cuales trabajan en barrios populares. En la misa se piensa usar la estola y el rosario del Padre Llidó, que él entregó a un joven de la comunidad al comienzo de la represión.

Estos mismos sacerdotes y religiosas son los que en agosto pidieron a Pinochet una "conversión profunda y sincera". Y le pidieron también que "desde la misericordia y la compasión dijera dónde están los restos del Padre Llidó". ¿Es esto rencor, inmadurez política, falta de realismo...?

Y recordemos otros caso mencionado por los dos jueces españoles. El 19 de septiembre de 1973, ocho días después del golpe de Pinochet, fue fusilado Joan Alsina, sacerdote español, incansable trabajador por la justicia. Antes de morir pidió a su verdugo: "Por favor, no me pongas la venda y mátame de frente, porque quiero verte para darte el perdón".

No hay que justificarse –para no hacer justicia– explicando las reacciones como fruto del recor, ni hay que invocar el realismo político para que los familiares de las víctimas no puedan saber –simplemente– dónde están sus cadáveres. En cualquier caso, los políticos y gobernantes deben saber que si se olvida todo, si seguimos adelante como si nada hubiera pasado, si se ignora la vileza de los verdugos y la grandeza de la víctimas, la deshumanización de nuestro mundo seguirá su marcha galopante.

¿Y el perdón cristiano? Las mismas víctimas lo han concedido muchas veces, comenzando por nuestro Monseñor Romero, y antes que él por Joan Alsina. El problema de más difícil solución no es que las víctimas perdonen a sus verdugos, sino que los verdugos se dejen perdonar. Junto a la aberración, existe el orgullo, el no querer reconocer... Y así, aunque les sea ofrecido el perdón, prefieren empecinarse en lo suyo, y no se dejan sanar, no se dejan acoger, no se dejan dar futuro por las víctimas. Y en El Salvador tenemos muchos ejemplos de ello.

Este es el problema de Augusto Pinochet, y de otros como él. Lo más fundamental que hoy le piden las víctimas es que pronuncie una sola palabra: "perdón". Que tenga la humildad y la valentía humana –no el valor del que hacen gala los militares– para "pedir perdón". Con esto solo no se restablecerá la justicia ni se repararán los daños a las víctimas, por supuesto. Pero con esto se comenzará a humanizar una sociedad. "Pedir perdón" puede sonar a cursilería, a algo politically incorrect, como dicen en Estados Unidos, pero sin ello no hay solución para lo humano. Más aún, ojalá el ser humano Augusto Pinochet –en Londres, en Madrid o en Santiago de Chile– se deje perdonar, acepte el perdón que le ofrece Joan Alsina. Entonces sentirá la libertad para pedir perdón. Y entonces podrá responder a Dios, con humildad y con confianza, cuando le pregunte "qué has hecho de tu hermano".

 

"El cariño y la memoria de las víctimas". Brevemente, una palabra sobre la otra cara de la moneda: la víctima Juan Gerardi. Su muerte está ahora opacada por la investigación del asesinato, sobre la cual hemos tenido al tanto al lector. La Iglesia ha protestado por cómo ha llevado el caso el Ministerio Público y cree que el Padre Orantes es inocente, a juzgar por la falta de pruebas hasta el momento. Pero el problema más grave es otro. Al querer hacer de este crimen un crimen personal y pasional se echa en el olvido la obra de Juan Gerardi: la denuncia de las aberraciones, el ánimo a los supervivientes, la defensa de la dignidad de las víctimas; en una palabra, la verdad, la memoria de un pueblo.

Como ocurre en El Salvador con Monseñor Romero, hay mil modos de enterrar a Monseñor Juan Gerardi. Gobernantes y políticos –interesados, como los chilenos en que no se alboroten las fuerzas armadas– quieren seguir dando vueltas alrededor del cadáver de Monseñor, pues mientras esto ocurra se desviará la atención de aquello por lo que vivió Monseñor Gerardi. Y así se permite la tragicomedia de que un experto español quiera llevarse un dedo del cadáver de Monseñor como recuerdo, y se desvía la atención de su obra. Hay aquí mucho de burla y de intento de infantilizar al pueblo. Pobres democracias que quieren edificarse sobre estas bases.

En medio de estos avatares, los poderes de este mundo en general –al menos cuando a ellos les afecta el problema– suelen defender menos a las víctimas que a los verdugos. Por ello para terminar, insistimos en tres cosas. Una es que nuestro mundo es realmente un mundo de víctimas y de verdugos, y no se puede escamotear esa realidad. Otra es que las víctimas humanizan a nuestro mundo y los verdugos lo deshumanizan. La última –quizás la más cristiana– es que la víctima es la que salva al verdugo, Joan Alsina a Pinochet, Juan Gerardi a los militares guatemaltecos.

 


 

¿Qué esperar de ARENA?

Augusto Pinochet en manos de la justicia internacional

 

El futuro de los salvadoreños con ARENA

A estas alturas, el escenario político nacional va adquiriendo unos perfiles preelectorales cada vez más nítidos. Al parecer, el FMLN y ARENA serán, de nueva cuenta, los principales protagonistas de la justa electoral de 1999, a partir de la cual se definirá el gobierno con el que los salvadoreños recibiremos el siglo XXI. Las apuestas y los cálculos acerca de quién y porqué será el ganador de los comicios presidenciales ya han comenzado a hacerse; en esos cálculos y apuestas pesa sobremanera el desempeño reciente de los partidos políticos señalados, sobre todo las dinámicas seguidas por cada uno de ellos en la elección de sus fórmulas presidenciales.

Al respecto, no pueden obviarse las dificultades que atravesó el FMLN para la elección de sus candidatos a la presidencia y vice presidencia de la república. No han faltado quienes han hecho notar que el Frente, tanto por el proceso de elección interna de candidatos como por la fórmula elegida, se la ha puesto fácil a ARENA, en el sentido de que este partido no sólo va a explotar las debilidades organizativas del FMLN, sino también la imagen de Facundo Guardado.

Si es cierto que el FMLN se la ha puesto fácil a ARENA, las posibilidades de un relevo político en el ejecutivo se vuelven más inciertas, pues, salvo el Frente, ninguno de los partidos actualmente existentes ha dado muestras de poder hacerle una competencia eficaz a ARENA. Al fallar el FMLN como alternativa política viable, las perspectivas de ARENA se hacen más bonancibles, no por méritos propios, sino por la debilidad del adversario. Es quizás la certeza del triunfo seguro lo que ha tranquilizado a las facciones areneras insatisfechas con el desempeño económico del gobierno y con la hegemonía de Alfredo Cristiani en el COENA.

De materializarse ese triunfo, es seguro que las dinámicas económicas y sociales que se fraguaron con Cristiani —que han sido continuadas en sus aspectos fundamentales por Calderón Sol— continuarán golpeando a los sectores mayoritarios del país. Pobreza, marginalidad social creciente, compadrazgo entre el poder económico y gobierno... son males que seguramente no serán erradicados, sino que más bien empeorarán. Cómo y en qué medida las mayorías salvadoreñas verán agravadas sus condiciones de vida no se puede predecir con certeza; lo que sí se puede decir desde ya es que en ARENA lo que menos existe —el partido lo ha demostrado ya en dos períodos presidenciales— es un compromiso con el bienestar de los sectores populares.

Al margen de la buena voluntad que puedan tener figuras como Francisco Flores, en ARENA hay un claro predominio de los intereses empresariales más rapaces, ajenos a cualquier idea de compromiso social. Cualquiera que desde el interior de ARENA quiera romper con la lógica partidaria tradicional —con esa lógica que al decir de algunos críticos ha hecho del partido una institución "mercantilista"— se va a topar con fuertes resistencias. Nadie dice que Francisco Flores no va intentar algo nuevo desde ARENA; es posible que él intente convertirse en el "segundo fundador" del partido. Pero, si llegara a intentarlo, las resistencias van a ser enormes, y las posibilidades de fracasar también lo van a ser.

Mucho se ha dicho y escrito sobre lo mucho que le falta al FMLN para ser un partido democrático. Poco o nada se ha dicho sobre los déficits democráticos en ARENA. No falta quien señale que a El Salvador le hace falta una izquierda fuerte y moderna. Casi nadie señala que eso vale también para la derecha. ARENA ciertamente necesita de una refundación; una refundación que, ante todo, permita una renovación de sus cuadros de dirección, una erradicación del maridaje que existe entre el gobierno y el partido, y la distinción entre los intereses económicos y los intereses políticos que conviven en la institución partidaria. El gobierno, aunque esté integrado por figuras del partido y de la empresa privada, no es un gobierno de y para el partido y la empresa privada. Ni Cristiani ni Calderón Sol han entendido eso, y, si lo han entendido, no han hecho nada para cambiar la situación. ¿Podrá hacerlo Francisco Flores? De ganar y si quiere ser el presidente de los salvadoreños, este es uno de los desafíos que tendrá que enfrentar "Paquito" Flores.

 

Los crímenes de Pinochet

El general Augusto Pinochet ha sido detenido por las autoridades británicas, a petición del juez español Baltazar Garzón, bajo el cargo de haber cometido crímenes contra la humanidad. Hay suficientes razones para someter a Pinochet a un proceso judicial: él, en última instancia, fue el responsable de desapariciones forzadas, torturas y asesinatos de miles de ciudadanos chilenos. Su dictadura fue sangrienta; las libertades fundamentales de los chilenos fueron abolidas por la brutalidad militar; el oscurantismo y el temor se apoderaron de la vida pública y privada, impidiendo la más elemental disidencia o crítica a un régimen que se asentaba en el poder autocrático de un hombre —Pinochet— para quien todo debía regirse por su voluntad. Incluso fue su voluntad la que se impuso —ya en el marco de la transición democrática— cuando decidió nombrarse senador vitalicio. Esta decisión fue la culminación de su poderío sobre la sociedad chilena; con ella quiso demostrar a todos —críticos y simpatizantes— que el único poder absoluto en Chile, desde 1973 hasta la fecha, era él.

Pinochet no sólo arrasó con las libertades fundamentales de los chilenos, instauró un régimen sangriento y socavó los cimientos de una de las democracias más consolidadas en América Latina, sino que, además, se burló de la institucionalidad que, surgida una vez que él se cansó de ser el amo y señor de Chile, luchaba denodadamente por rehacer lo que el dictador había destruido: el respeto a la legalidad, la recuperación de la confianza ciudadana y la restauración de los valores democráticos arrasados por la dictadura. Pinochet fue un abierto enemigo de la democracia; no solamente estuvo en desacuerdo con sus reglas y valores, sino que los violentó flagrantemente. Cínicamente, no dudó autonombrarse senador vitalicio, pervirtiendo una de los funciones más consustanciales de la democracia: la función senatorial. Un enemigo mortal de la democracia convertido en senador: esta es una de las paradojas más risibles y a la vez dramáticas, de la transición democrática chilena.

Los adalides de la democracia en Chile tuvieron que aceptar, por miedo o por conveniencia política, el desaire de Pinochet. El dictador terminó, como siempre, por salirse con la suya. Sin embargo, ante la comunidad internacional, revestido de las atribuciones que fuere, Pinochet continuaba —y continúa— siendo un asesino, cuyas cuentas con la justicia internacional seguían —y siguen— pendientes. Son estas cuentas las que ahora, al amparo del derecho internacional, se le quieren cobrar, a iniciativa de la justicia española. Al igual que los asesinos nazis, quienes no han dejado de ser perseguidos y enjuiciados, criminales como Pinochet no pueden evadir correr igual suerte. Estos especímenes, con sus actividades de terrorismo, tortura y asesinatos colectivos, violentaron derechos humanos fundamentales, cuya garantía y protección corren por cuenta no sólo de los sociedades nacionales, sino de la comunidad internacional. En el caso concreto de Pinochet, apelar a su investidura de senador vitalicio para declararlo inmune es una aberración, pues sus crímenes son imprescriptibles.

Todavía no está claro hasta dónde va a llegar el proceso judicial contra Pinochet. Aunque el derecho internacional ampara la iniciativa del juez Garzón, para que ésta pueda culminar con éxito se necesita del respaldo del presidente español José María Aznar, quien seguramente tomará en cuenta, antes de decidirse sobre el tema, las implicaciones políticas de una decisión orientada a procesar a Pinochet. Como quiera que sea, un paso importante se ha dado: el otrora dictador intocable, cuyos designios se impusieron sobre la vida de miles de chilenos, está detenido por las autoridades británicas a la espera de ser llevado a los tribunales. Si evade la justicia internacional no será por estar limpio de culpa —internacionalmente es reconocido como un criminal—, sino por intereses políticos ajenos al imperio del derecho y la justicia.

Por otro lado, el "caso Pinochet" es aleccionador para la experiencia salvadoreña. El Salvador, sin llegar a tener en las últimas cuatro décadas una figura como la de Pinochet, sí ha tenido sus dictadorzuelos, sus aprendices de dictador. ¿Quiénes son estos? Son, dicho sin preámbulos, los mandos superiores del aparato militar que en la década de los años 70 llevaron adelante la represión contra el movimiento popular organizado y que en la década de los años 80 dirigieron la guerra contra el FMLN. Estos (ex) dictadorzuelos cargan sobre sus espaldas la responsabilidad de desapariciones forzadas, torturas y asesinatos, para cuya ejecución se inspiraron no sólo en muchas de las ideas anticomunistas proclamadas por Pinochet, sino también en prácticas propias del aparato represivo —los carabineros— al servicio del dictador.

 

Los criminales de guerra salvadoreños

En El Salvador, los responsables de crímenes de lesa humanidad no han rendido cuentas ante la justicia nacional o internacional por las atrocidades cometidas. Incluso se corre el riesgo de que sus nombres y sus actividades pasadas se olviden, sin que sus crímenes sean penalizados. Los criminales de guerra salvadoreños se amparan en la tesis de la difamación para defenderse de quienes los señalan con nombre y apellido, con lo cual los acusadores terminan convirtiéndose en acusados. Asimismo, nuestros criminales de guerra no se convierten en "diputados vitalicios" o cargos de trascendencia semejante, sino que asumen roles más modestos, aunque no por eso de menor valor civil: analistas políticos, comentaristas de radio, burócratas universitarios, dirigentes deportivos... Así, de enemigos mortales de la democracia que eran antaño, ahora se presentan como sus principales mentores. Y, lo peor, les sobran aduladores, bastantes de ellos antiguos perseguidos políticos.

Los aduladores de los criminales de guerra conversos a la democracia no quieren reconocer que el mejor servicio que éstos pueden prestar a la instauración democrática es reconocer sus crímenes y someterse a la justicia. ¿Habrá que esperar hasta que la justicia internacional los obligue a rendir cuentas por sus actos criminales?

 


 

Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja…

 

"Los ricos y los poderosos también pueden entrar en el Reino de los cielos". Esta frase está escrita en letra grande —para que a nadie se le pase por alto—, en la edición de "La Prensa Gráfica (20 de octubre de 1998) en una página de publicidad a su suplemento semanal de la Biblia. Veamos qué nos dice Monseñor Romero al respecto:

 

Y a los ricos les quiero decir también que no basta una pobreza espiritual, una especie de deseo pero sin eficacia. A ellos les digo: mientras no encarnen esos deseos de pobreza evangélica en realizaciones que se interesen como en su propia causa por los pobres, como si se tratara de Cristo, seguirán siendo llamados los ricos "los que Dios desprecia", porque ponen más confianza en su dinero y se distinguen entre ellos de los otros, que creen hombres de segunda clase. (Homilía 1 de julio de 1979, VII p. 49).

 

El texto es muy claro y poco más podemos decir. Aunque los ricos no lo quieran aceptar ni entender, lo que movió a Monseñor Romero a hacerles sus incesantes llamados a la conversión fue el amor y no el odio ni el desprecio: "los amamos entrañablemente y deseamos que se salven, que no vayan a perecer aprisionados en su propia idolatría (Homilía 15 de octubre de 1978, V p. 250). Hay mucha gente que piensa, y por supuesto muchos ricos, que basta con una pobreza espiritual para entrar en el reino de Dios. Ciertamente, entrarán si renuncian a sus riquezas y a las injusticias con que las atesoran. No basta la buena voluntad, como tampoco bastan las limosnas porque éstas no solucionan nada, lo dejan todo igual: el rico sigue siendo rico y el pobre en la miseria. Se trata de renunciar a las riquezas y de emprender cambios "profundos y radicales" en el sistema económico injusto que genera esa enorme brecha entre ricos y pobres. Los datos oficiales nos dicen que por lo menos 60 de cada 100 personas viven en algún grado de pobreza. La causa es la idolatría del poder y de la riqueza. Esto hay que cambiarlo si queremos que cese la violencia y que haya una verdadera reconciliación en nuestra sociedad. Estas son las "realizaciones concretas" de las que habla Monseñor Romero.

  Y si Monseñor Romero fue claro, más claro es el evangelio que Monseñor predica. Jesús dice que no se puede servir a Dios y al dinero (Mt 6, 24). Al joven rico le dice que venda todo lo que tiene, lo reparta entre los pobres y le siga (Mc 10, 17-22). Se alegra cuando Zaqueo decide devolver todas las riquezas que ha atesorado con injusticias (Lc 19, 1-10). Y sentencia: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que es rico entre en el reino de Dios (Mc 10, 25). El mensaje es claro, pero como dice Jon Sobrino, "de muchas formas se ha intentado disminuir el tamaño del camello o aumentar el ojo de la aguja".

 

Miguel Cavada Diez

 


 

Recordarlos a todos

 

Lo hemos dicho muchas veces: hay que recordarlos, y recordarlos a todos y a todas. "El recuerda Israel" del Antiguo Testamento, y "el hagan esto en mi recuerdo" de Jesús siguen siendo centrales en la fe, y siguen siendo la prueba de nuestro agradecimiento y de nuestro compromiso.

 

En la UCA seguimos recordando, y en este número ofreceremos breves recuerdos de Joaquín López y López y de Juan Ramón Moreno, de Elba y Celina, según se han ido celebrando las eucaristías en su recuerdo. Pero comenzamos con el recuerdo de los mártires de Copapayo, masacre de más de cien personas que ocurrió en los primeros días de noviembre de 1983. No son conocidos, pero ahora los sobrevivientes se han animado a tomar la palabra. Así lo explican ellos.

  

Copapayo. Por el rescate de nuestra historia

 

Hoy que la miseria se acrecienta cada día más como una tormenta en el horizonte y no hallamos dónde encontrar para meternos a salvo, en estos tiempos de la impunidad para los asesinos y ladrones con o sin corbata, y de la amnistía para los que mandaron a matar a nuestros familiares, mientras que millares de niños y niñas de humildes hogares son condenados a muerte por la desnutrición y falta de atención médica, urge que los pobres, juntos, encontremos los caminos que nos llevarán a la reconquista de nuestra dignidad y de la esperanza para un futuro mejor.

 

No encontraremos las enseñanzas que nos orientarán en las telenovelas que pretenden infiltrarnos con la cultura gringa de idolatrización de los valores materiales y de la violencia sin sentido, de las intrigas en lugar de la solidaridad entre hombres y mujeres.

No las encontraremos en las muchas sectas que nos dividen, ni en la misma Iglesia oficial que quiere vaciar nuestra fe de su compromiso social con los pobres y convertirla en un puro ritual al gusto y al servicio de las desigualdades reinantes.

No encontrarán muchos jóvenes desorientados un ideal para el cual vivir ni ejemplos que imitar entre la mediocridad de las miles de "personalidades" que hoy se nos ofrecen en el ámbito político, social y religioso: porque las ambiciones personales de esta gente más causan asco que admiración.

Tampoco nos pueden convencer los muchos entre nuestros dirigentes quienes, ante nuestra pregunta por los valores de solidaridad y fraternidad, por los cuales muchos dieron su sangre, sólo saben respondernos: "¿De qué sirve estar recordando todo aquello? El pasado ya pasó y hoy tenemos que adaptarnos a las nuevas condiciones del mundo actual". ¡Como si este ni tan "nuevo" mundo lleno de egoísmo fuera así por ley divina y no por obra humana!

Pero sí tenemos una fuente inagotable de ejemplos a imitar, de enseñanzas a retomar y de valores morales a vivir, en el legado de nuestra historia reciente de luchas populares y revolucionarias, valores forjados por toda una generación de los mejores hijos e hijas de nuestro pueblo. Urge que rescatemos esta nuestra historia, que cultivemos esta tierra con los valores de los héroes y mártires que la abonaron con su sangre.

 

"¡Y sepan que sólo muero si ustedes van aflojando.

Porque el que murió peleando, vive en cada compañero!"

 

Así dice la Milonga del Fusilado, y si es verdad lo que dice, entonces hagámonos cargo de esta preciosa herencia que nos dejaron Rutilio Grande, Monseñor Romero, Rafael Palacios, Juan Chacón, Dimas Rodríguez, Apolinario Serrano, Servando Gómez, Eva–Chico y Toño, Jovel Loyola, Horacio Marroquín, Irineo Valle, Filomena Puertas, "Ticho" Rivas, el "Seco Hugo", Victoria Flamenco, "Julia" la mexicana, René y Ramiro Pineda, Carlos y Oscar Menjívar, Víctor y "Samuel" Escobar, Emma y German Avalos, la joven catequista Aída Escalante, brutalmente torturada y asesinada por la Guardia, y miles de nuestros héroes y mártires que dieron su sangre por no dejar de soñar en un mundo donde la solidaridad entre los seres humanos y entre los pueblos sea la máxima aspiración de todos.

Si nosotros no rescatamos la memoria de nuestros familiares y compañeros y compañeras caídas ¿quién lo hará? Nos recordamos de nuestra gente del Mozote y del Sumpul, pero también de nuestra gente masacrada en San Francisco –la Tigra, Tenango– Guadalupe del Guazapa 10, Las Bermudas, la Zacamil, Palo Grande, Plataneras, El Mangal, Tenancingo y de la masacre de Copapayo –La Escopeta– San Nicolás que cumplirá 15 años el próximo 4 y 5 de noviembre. En esos dos días del año de 1983 las fuerzas élites de la dictadura masacraron a más de 120 de nuestros familiares, ancianos, mujeres y niños, todos desarmados y huyendo la represión.

Dejemos que nos ayuden en el recuerdo algunos de los pocos que sobrevivieron:

  "Salieron las dos lanchas queriendo pasar por el otro lado, llenas de gente hasta por fuera, cuando les tiraron dos granadazos, y ahí fue donde saltaron niños y ancianos y se oyeron los gritos y volaron los pedazos de lancha".

"Entonces bajaron los soldados gritando y ladrando como perros, con los fusiles casi tocando a la gente, dispararon tan cerca que la detonación quemó la ropa".

"Agarraban a los niños y los tiraban con la punta del yatagán y los tiraban dentro de la poza, mirando como se ahogaron".

"Dentro de 15 minutos habían matado entre 30 y 40 personas".

"La gente que no pudieron matar con el ametrallamiento, la agarraron y la pusieron manos atrás y se la llevaron a un caserío que le dicen San Nicolás".

"Por toda la calle hacia la Escopeta hallamos cadáveres de mujeres violadas y mutiladas".

"Cuenta un cipote que ahí en San Nicolás, antes de matar a la gente los repartieron en tres grupos, uno en un cerrito así y otros a la orilla de un lindero y otros dentro de una casa, la mayoría eran mujeres dando pecho con sus niños. Ya el siguiente día a eso de las seis de la mañana dio orden el coronel Domingo Monterrosa que emplazaran una ametralladora en la puerta de la casa, pues, y ahí contó de uno a tres y luego ametrallaron a toda la gente, los tres grupos de un tiempo" (El cipote quedó debajo de su mamá, chorreando de sus sesos, haciéndose muerto).

"A mi hermanita la dejaron maneada y sin cabeza, hecha pedazos y a mi hermano también".

"Otra muchacha la mataron en el mero copito del Copinol, que la dejaron deshecha, machucada más bien, hecha pedacitos la muchacha".

"Estimamos que entre el 4 y 5 de noviembre, de Copapayo a San Nicolás, los soldados mataron de 120 a 150 personas. Unos de los masacrados eran de Chalate, por lo que los pocos sobrevivientes desconocen sus nombres".

 

Después de quince años estas cosas se recuerdan con dolor y es difícil ponerlas en palabra. El hacerlo, sin embargo, es importante para recordar su pasado y saber quiénes son ellos. Sirve también de terapia colectiva. Este año, por primera vez, el domingo 8 de noviembre, Copapayo, La Escopeta y San Nicolás, van a recordar a sus mártires y caídos. Habrá cantos, testimonios, grupos teatrales y musicales., exposición de fotos... A las diez habrá una misa. Y a las 12, traslado a la casa de san Nicolás "donde colocaremos dos cruces a la memoria de los que ahí ofrendaron su sangre para un mundo mejor"

 


 

Lolo y Pardito

 

La UCA ha empezado el sábado 17 de octubre la celebración de misas que conmemoran los nueve años del martirio de nuestros hermanos y hermanas. Como buenos salvadoreños, podemos decir que estamos en comunidad rezando nuestra novena. Cada año hay nuevas caras y nuevas manos, que se unen y se convierten en exigencia pacífica de esta conmemoración.

La misa de este sábado fue ofrecida en memoria del P. Joaquín López y López y del P. Juan Ramón Moreno Pardo, llamados con cariño Lolo y Pardito. Van llegando los amigos y amigas, se llenan las bancas de la capilla y se va sintiendo ese ambiente donde las sonrisas se multiplican. En caras de grandes y chicos se refleja la ternura de Dios. La UCA cambia, se siente más bonita, más alegre, más humana. La vida revolotea con frescura y sencillez.

Con nardos y gladiolas blancas se adorna el altar, y todos nos sentimos convocados desde la realidad de nuestros hermanos, para seguir hablando de ellos y recordándolos. La misa empieza con el canto "Tengo que gritar", y en su letra nos siguen quemando y animando muy adentro. Son la llama de una zarza que arde y nos llama a vivir en este tiempo santo, ya que, si nosotros no lo hacemos, no hablamos y no gritamos que en El Salvador y en la UCA ha habido víctimas inocentes, ya lo harán las piedras y los montes, porque no puede callarse la voz de la verdad.

Llegó mucha gente de las obras de Fe y Alegría, que justo en este día celebran 29 años de servicio. Servicio y obras a las que dedicó su vida entera en los últimos años el P. Lolo, fiel compañero de Jesús, quien, siguiendo sus pasos, tomó partido por los más pequeños y débiles, en este caso mujeres, niños y niñas de este país a los que se les sirve en las escuelas. Nos dijo el P. Marcelino que son casi 5000 los que se cubren con la cobija de Fe y Alegría. También nos dijo que no hay pisto pero hay fe. También estuvieron presentes muchas religiosas y religiosos ex–alumnos del P. Moreno a quienes enseñó en la UCA, al igual que lo hiciera en la casa como maestro de novicios.

A la hora de las ofrendas siempre la gente reserva lo que más cariño demuestra. Lo primero en ofrecerse fue la cruz, como signo que nos une y nos demuestra que el mal produce la cruz, pero que la cruz siempre vence al mal, y esta misa es muestra de ello. Los niños hicieron gala de sus dones y creatividad ofrendaron cuadros donde pintaban sus inquietudes: casitas, árboles, flores y soles, sin faltar destacadamente la figura del P. Lolo. Lo más bonito fue la ofrenda de un niño tierno con su ropita dominguera alzado en alto, con la esperanza de ofrecerlo en la eucaristía como símbolo que en la obras de los mártires en El Salvador y en la UCA, siempre esperamos vida, vida nueva y renovada desde el compromiso, como el del P. Lolo y el de Pardito. Ellos asumieron su vocación con la misma necedad de Dios de amar a los hombres y mujeres, sin importar si la humanidad responde o no. (Para los que no son salvadoreños tenemos que explicar que, entre nosotros, "necedad" significa "terquedad").

Así viven en nosotros nuestros mártires, y seguiremos siendo necios y cerrados, convocando y tratando de dar respuesta a todos los que quieren recordar y hacer memoria, con la seguridad de que Dios se acercó a nuestros hermanos para quedarse entre nosotros.

 

Carmen María

 


 

La que une es la madre

 

Mucha gente y muchos signos adornaban la capilla de la UCA, el sábado 24 de octubre. Las que convocaban eran nuestras mártires, Elba y Celina, y con ellas tantas mujeres más que han dado su vida por amor a este querido y sufrido pueblo. "La que convoca, la que une es la madre, es la mujer", dijo el padre Mauricio en la homilía. Porque la celebración eucarística, en memoria de Elba y Celina, se ha transformado en fiesta de la unidad y de la solidaridad.

Fiesta de la unidad en la Iglesia. Por primera vez la Conferencia de religiosos de El Salvador (CONFRES) ha participado activamente en la animación del recuerdo de los mártires en la UCA. Estaban representadas diferentes congregaciones; había además presbíteros de diversa proveniencia, junto a los padres jesuitas, y a la par los familiares de mártires, desaparecidos y desaparecidas, los catequistas y laicos comprometidos, los estudiantes y trabajadores de la UCA. Estaba presente también el grupo de laicos del ‘Centro juvenil Celina Ramos’, que comparten la espiritualidad ignaciana con los religiosos jesuitas. Elba y Celina, mujeres sencillas entregadas al servicio en la cotidianidad, sin mucho ruido, son instrumento para el encuentro entre los diversos sectores de la Iglesia. Nos han ayudado a ser signo profético, en una humanidad "globalizada", pero dividida y desigual, y en una Iglesia salvadoreña también arraigada demasiadas veces en "capillismos" anacrónicos y en estructuras de privilegio y de conformismo.

Fiesta de la unidad también generacional. Una madre, antes de la Misa, fuerte como la madre de los Macabeos (primera lectura), mirando la foto de su hija asesinada, exclamó emocionada: "Era tan linda, tan joven...". Había tantas personas que vivieron los duros años de la represión armada y de la persecución; que conocieron a nuestras hermanas cuando daban su vida "en cuotas pequeñitas", día tras día, preparándose, sin saberlo, para dar "la cuota grande"; que vieron caer a familiares e inocentes, con quienes lucharon hombro a hombro. También estaban presentes muchos jóvenes: laicos y laicas, deseosos de dar seguimiento a la utopía del Reino en un país y en un mundo marcados todavía por la injusticia y la desesperación, como nos recordaba el padre José María Castillo, con su característica pasión, en la charla que precedió la celebración; y jóvenes religiosos y religiosas, muchos de ellos de otros países, venidos para compartir la vida y para fortalecer su consagración en medio del pueblo salvadoreño.

Ha sido una fiesta de la solidaridad con aquellas que tanto sufrieron y siguen sufriendo marginación y discriminación: las mujeres. La memoria de Elba y Celina nos ha abierto al recuerdo de muchas otras mujeres, que "completaron en su carne los sufrimientos de Cristo" hasta derramar su sangre: Ita, Dorothy, Maura, Jean, Silvia y muchas más, representadas en una serie de fotos que entraron en procesión al inicio, junto con el cirio pascual y una cruz recogida en el Mozote. El recuerdo se ha hecho homenaje presente a todas las mujeres, que hoy día siguen cargando la cruz en el mercado, en la calle, en las maquilas, en el hogar, víctimas del machismo, de la desigualdad, del desprecio. Las mujeres, que son las verdaderas valientes, las que mantienen en pie este país, y sin embargo, a pesar de estar abriendo brechas poco a poco, "siguen sufriendo, en condición de desventaja". Un precioso dibujo de una madre, cubierto por una telaraña, fue el símbolo liberador del acto penitencial: al ir cortando una a una las pitas de la telaraña, quisimos mostrar que la esperanza no muere, que estamos dispuestos a luchar, mujeres y varones juntos y complementarios, para que ellas vayas ganando realmente los espacios que se merecen. "La Iglesia sigue teniendo momentos proféticos", decía el padre Mauricio: hemos querido hacernos continuación de la voz profética de Monseñor Romero, que nos hizo vibrar en la segunda lectura.

La fiesta de la unidad y de la solidaridad se ha hecho banquete al comulgar con el cuerpo y la sangre de Cristo repartidos para todos, por cuatro mujeres, en grandes patenas y cálices. La gran fila de gente y los cantos que se entonaban con entusiasmo creaban una atmósfera de alegría. Esta muerte se ha transformado en vida, este sacrificio inocente sigue animando la esperanza: vale la pena dejarlo todo para conseguir el único tesoro del Reino (cfr. Mt 13, 44–48).

"Que la sangre de estas mujeres benditas salpique nuestros corazones" y allí podamos llevarlas como testigos de la tarea que nos ha sido confiada: trabajar para conocer la verdad sobre el sacrificio de nuestras mártires y de los 75.000 salvadoreños y salvadoreñas que han dado la vida por la justicia y la reconciliación. El pétalo de rosa que cada uno y cada una de nosotros nos hemos llevado a la casa es símbolo de este compromiso y recuerdo de esta fiesta de unidad y solidaridad.

 

Comisión de religiosos en formación

 


 

La crisis internacional en El Salvador (III)

La crisis mundial sí nos puede golpear

 

P. Fco. Javier Ibisate, S. J.

Hace dos semanas estaba leyendo los diarios sobre la crisis financiera mundial (países sud–asiáticos, Japón, China, Rusia, Europa, Estados Unidos, Latinoamérica…) y le pregunté a la cocinera de nuestra comunidad, Doña Amanda: "¿usted cree que esta crisis internacional le puede afectar también a usted?". La niña Amanda abrió los ojos y me dijo: "Padre, yo no entiendo de esas cosas. Yo vivo de mi trabajo y de lo que ustedes me pagan". Creo que nuestra cocinera dio en el clavo: la gente quiere trabajo y lo que más directamente le afecta es la "crisis interna". La aparente prosperidad de "arriba" no llega hasta los sectores de bajos ingresos. Y llueve sobre mojado.

Siguiendo con lo que decíamos en el artículo anterior, uno de los fundamentos que da el BCR para mostrar la estabilidad es "el sector externo solvente", pero el BCR agarra la paila por donde no quema. Dice que las exportaciones, enero–julio han aumentado y que las remesas se han incrementado en un 10%, con lo cual aumentan las reservas internacionales y la deuda externa disminuye en $300 millones. Estos son datos ciertos, pero no "certeros", es decir son engañosos.

La revista del BCR muestra que, año tras año, tenemos un serio déficit comercial, donde las importaciones superan a las exportaciones por un valor de alrededor de los $1,500 millones de dólares. Estos montos muestran dos cosas. La primera es nuestra amplia dependencia del mercado internacional, y en segundo lugar que no hemos mejorado nuestra capacidad tecnológica, requerida para competir en el mercado internacional. En efecto esa misma revista del BCR afirma que tenemos un déficit comercial con todos los grupos de países con los que comerciamos. Seamos, pues, más sinceros.

Además, no se debe sumar lo que hay que restar. La publicación del BCR suma las "exportaciones de mercancías" con "las exportaciones de salvadoreños". Quiero decir que al resto de ingresos de divisas se agregan los $1.200 millones de las remesas, como si éstas nacieran de nuestra estabilidad económica. La realidad es que muchos salvadoreños pueden participar con un 20% en la demanda nacional gracias a esas remesas y no gracias a la estabilidad económica interna. Nuestra economía se sostiene sobre estos flotadores externos, que en la pasada década les llamábamos los "pobres–dólares".

La revista del BCR añade otros datos sobre el sector externo solvente. Pero un sencillo detalle de aritmética muestra que la lista de nuestras importaciones ocupa casi nueve páginas, mientras que las exportaciones caben en tres páginas. Dice también que año con año necesitamos de fuertes préstamos, sobre todo al gobierno y también al BCR. Esto hace que el saldo de la deuda externa pública alcanzase la cifra de $2.679,6 millones en 1997, y que en cada Presupuesto Nacional haya que asignar una fuerte partida a financiar esta deuda, somos un país netamente deudor.

Conclusión: por aquí nos puede golpear la crisis financiera internacional. A nivel global de Latinoamérica se comienzan a sentir ya dos efectos negativos. Un repentino retiro de capitales especulativos, que buscan lugares más seguros; y una posible disminución de capitales e inversiones, tanto privados como públicos. Esta crisis puede afectar a nuestro crecimiento y nivel de empleo a través de la reducción de nuestras exportaciones, del flujo de remesas, de la pérdida de competitividad frente a otras economías, la baja de precios internacionales y la baja de la demanda de nuestras exportaciones (como el café y el azúcar).

Si la crisis llega a afectar fuertemente a Estados Unidos, ello tendría un doble efecto porque ese país es el gran socio comercial y porque allá se ganan la vida casi millón y medio de salvadoreños. Y hay muchas otras razones para el temor... No podemos cerrar los ojos a los posibles efectos de la crisis financiera internacional, y, como dice Héctor Dada, "no tenemos una visión estratégica en política comercial".

Aunque en todo lo dicho se trata de cuestiones un tanto refinadas de economía, llegamos a una conclusión general. Del informe de las Naciones Unidas, del análisis del Departamento de Economía (UCA) y de otros economistas concluimos que nuestro crecimiento no es tan sostenible, ni nuestra estabilidad tan firme como lo pinta el BCR. El argumento principal sigue siendo el mismo: "la prosperidad macroeconómica sigue sin beneficiar al grueso de la población, y en algunos casos, incluso ha empeorado para los sectores más vulnerables". La cocinera tiene razón.

 


 

Así nos han deformado (I)

El evangelio del consumo de masas

Los doctrinarios del neoliberalismo insisten en que el mercado es un fenómeno natural y el consumo es el destino primario del hombre. Estas afirmaciones no son neutrales. Pues si el mercado es "natural" los muchos muertos de hambre que produce no son responsabilidad humana, sino una desgracia comparable a las de los terremotos o los tifones. Pero además, estas afirmaciones son contrarias a los orígenes del mismo liberalismo.

En dos breves artículos vamos a presentar la historia del mercado y del consumo (basados en el libro de Jeremy Rifan, Todos al paro, publicado en 1995). El libro se centra en Estados Unidos, pero las lecciones son para todos, también aquí en El Salvador. Y el tema es muy adecuado para estos días de aniversario. A fin de cuentas, los mártires dieron su vida por un Evangelio, pero no por el evangelio del consumo, sino por el evangelio de la vida, de los pobres, de Jesús.

 

El consumo ha pasado de ser una desgracia a expresar felicidad

  El término "consumo" tiene raíces etimológicas. En su forma original "consumir" significaba destruir, saquear, someter, acabar o terminar. Es, pues, una palabra forjada a partir de un concepto de violencia y, hasta el presente siglo, tenía tan sólo connotaciones negativas. A finales de los años 20 la palabra se empleaba para referirse a la peor de las epidemias del momento: la tuberculosis.

En la actualidad, sin embargo, parece una cosa buena que el norteamericano medio "consuma" el doble de lo que podía consumir a finales de la segunda guerra mundial. La metamorfosis del concepto de consumo desde el vicio hasta la virtud es uno de los fenómenos más importantes observados durante el transcurso del siglo XX.

El fenómeno del consumo de masas no se produjo de forma espontánea, ni fue tampoco la consecuencia inevitable de una insaciable naturaleza humana. Más bien al contrario. Los economistas de fin de siglo observaron que los trabajadores se conformaban con ganar lo justo para vivir y para permitirse algunos pequeños lujos básicos, y que preferían tener más tiempo de ocio en lugar de ingresos adicionales como consecuencia de una mayor cantidad de horas de trabajo.

De acuerdo con los economistas de la época, a medida que los ingresos de las personas se incrementaban, su empleo era cada vez menor, provocando que cada uno de estos incrementos fuese menos deseable. El hecho de que los trabajadores prefiriesen cambiar horas adicionales de trabajo por horas adicionales de ocio se convirtió en una gran preocupación para los hombres de negocios, cuyos inventarios de bienes se hacinaban rápidamente en sus plantas de fabricación y en sus almacenes por toda la nación.

Debido a las nuevas tecnologías, se podía sustituir a un creciente número de trabajadores, lo que permitía un considerable ahorro de mano de obra y unos niveles de producción en franco crecimiento. En esa coyuntura la comunidad empresarial empezó a buscar de forma desesperada nuevas maneras de reorientar la psicología de aquellos que todavía disponían de capital llevándolos a lo que fue definido como "el nuevo evangelio económico del consumo", título de un libro que fue publicado ¡en octubre de 1927!

La transformación del norteamericano medio, de una psicología basada en el ahorro a una basada en el consumo, fue tarea ardua y difícil. La ética protestante del trabajo, que había dominado el comportamiento general del norteamericano de frontera, estaba profundamente enraizada en un comportamiento general: la moderación y el sentido del ahorro eran piedras angulares en el estilo de vida norteamericano, parte fundamental de su tradición inicial. Para la mayoría de estos norteamericanos, la virtud del autosacrificio continuaba imperando frente a la trampa del placer inmediato del mercado de consumo.

Ante esto, la comunidad empresarial norteamericana se propuso cambiar radicalmente la psicología que había construido una nación. Su objetivo era convertir a los trabajadores de una actitud de inversores en el futuro a la de consumidores en el presente. Muy pronto, los líderes empresariales se dieron cuenta de que para lograr que la gente "quisiese" cosas que nunca antes habían deseado, debían crear la figura del "consumidor insatisfecho". La General Motors fue pionera en pregonar el nuevo evangelio del consumo, introduciendo el cambio de modelo anual en sus automóviles, y lanzando una vigorosa campaña de publicidad diseñada a hacer que los propietarios se sintieran descontentos con el vehículo que poseían. "La clave para la prosperidad económica consiste en la creación organizada de un sentimiento de insatisfacción", decía.

El gran énfasis sobre la producción, que tanto había preocupado a los primeros economistas a principios de siglo, quedaba súbitamente unido a un nuevo interés en el consumo. En la década de 1920, el marketing, que hasta entonces había jugado un papel secundario en el mundo de los negocios, adquiría un protagonismo insospechado. La cultura del productor se transformaba de la noche a la mañana en la del consumidor. El consumidor se convertía en pieza fundamental. "El mundo de los negocios, por fin, ha aprendido la lección de la importancia del consumidor. A menos que se le convenza de comprar y comprar pródigamente toda la caravana de automóviles de seis cilindros, los cigarrillos, las barras de labios y los congeladores eléctricos, su mercado quedará bloqueado¨.

Los publicistas no tardaron mucho en modificar sus planteamientos. Pasaron de informar sobre productos a reclamos emotivos, que incluían diferenciación social y de estatus. El hombre y la mujer corrientes fueron invitados a emular a los ricos, a tomar porciones de riqueza y de prosperidad, que antes estaban reservadas sólo a la aristocracia empresarial y a la élite social. La "moda" se convirtió en la palabra al uso cuando las empresas y las industrias intentaron identificar sus productos con lo "ultimo".

Economistas especializados apuntaron las ventajas comerciales en la conversión de una nación de gente trabajadora en otra de consumidores. La idea motriz era que "los lujos para los acomodados deben ser convertidos en necesidades para las clases más pobres." La transformación del trabajador americano en un persona con plena conciencia consumidora supuso un cambio radical. La mayoría de los americanos seguían produciendo en casa sus propios productos para autoconsumo. Pero los publicistas empleaban cualquier medio a su alcance y cualquier oportunidad posible para denigrar los productos "caseros", promocionando los "comprados en la tienda" y los "producidos en la fábrica".

Los jóvenes eran objeto de atención especial. Los mensajes transmitidos estaban diseñados para que eligiesen "lo moderno" y se avergonzasen de "lo pasado de moda". El temor a quedarse atrasados fue elemento fundamental y fuerza estimuladora básica para crear los deseos de compra. Un historiador del trabajo, Harry Braverman, captó bien el espíritu comercial del momento al afirmar que "la fuente del estatus ya no es la capacidad para crear cosas sino la posibilidad de adquirirlas".

Nuevos conceptos de marketing y de publicidad, que se abrían paso lentamente, despegaron de pronto en los años 20, reflejando la creciente decisión de la comunidad empresarial a vaciar los almacenes e incrementar el ritmo de consumo para adaptar el mercado a la cada vez más acelerada productividad. Hasta bien entrado el siglo la mayoría de las tiendas vendían a granel, artículos tan dispares como azúcar, vinagre, harina, clavos, agujas... Las "marcas" eran entonces elemento completamente extraño para el mercado, pero pasaron a ser algo absolutamente común en la economía. (Continuará).

  


 

Mons. Arturo Lona, obispo defensor de los indígenas, asediado por la nunciatura de México

 

Ya hablamos del problema en el anterior número de Carta a las Iglesias: Dos años antes de lo debido, el nuncio Justo Mullor, español, pidió a Mons. Arturo Lona Reyes, obispo de Tehuantepec, conocido defensor de los indígenas, que pidiese la renuncia. Ante esto, Monseñor Lona se declaró en ayuno y se desencadenaron los acontecimientos.

El 6 de octubre un grupo de sacerdotes de la diócesis exigieron al nuncio que hiciera pública la petición de renuncia supuestamente presentada a Mons. Lona. Reunidos en Ixtepec, sacerdotes de 50 parroquias de la diócesis de Tehuantepec, integrados en un consejo diocesano, acordaron otorgarle su apoyo total y lo justificaron destacando sus 27 años de trabajo en defensa de los pobres y los indígenas de la zona, una de las más pobres de México. Consideraban también que el obispo coadjutor, Felipe Padilla, aún no tiene la experiencia suficiente para hacerse cargo de la diócesis de Tehuantepec. Mons. Padilla, quien estaba presente en la reunión, rehusó hacer declaraciones y optó por abandonar el lugar del encuentro. Además, decenas de fieles ayunaron varios días en la catedral de Tehuantepec en apoyo al obispo. El Centro de Derechos Humanos Tepeyac convocó movilizaciones de apoyo y expresó su confianza en que termine su gestión en el año 2000.

Mons. Lona, por su parte, confirmó que el nuncio apostólico le solicitó la renuncia por considerar que hay dos cabezas de dirección que dividen a la diócesis, y añadió que rechazó la petición del nuncio debido a que no hay bases canónicas. Dice que en el fondo del conflicto se encuentra su trabajo pastoral hacia los más pobres y sus críticas hacia la imposición de proyectos que atentan contra los pueblos y sus culturas. Recalca que el problema se agudizó cuando organizó un sínodo diocesano dónde se establecieron líneas de trabajo para el futuro en favor de los más pobres. Pese a todo, afirmó que está dispuesto a acatar la decisión del Papa Juan Pablo II de dejar la diócesis en la que ha permanecido por 27 años. A la comunidad le ha pedido que no pierda la fe y que eviten pugnas entre ellos.

  

Todo este asunto "sólo ha venido a dividir a la Iglesia", afirmó a una radiodifusora del estado de Veracruz el arzobispo emérito de Oaxaca, Bartolomé Carrasco Briceño. Exhortó a los feligreses a no escandalizar pues el problema ya se ventila en el Vaticano, y les pidió que, en caso de que Mons. Lona fuese removido, aceptaran con fe la decisión. Y añadió estas palabras de crítica al nuncio:

 

"Que me perdone Dios, pero lo que hizo Mullor no se vale… ya que tiene complejo de conquistador. Arturo Lona Reyes lleva 27 años de trabajar en esa región, y pese a haber sufrido dos atentados de muerte sigue con su labor en favor de la gente pobre, mientras que la línea de Justo Mullor es distinta, alejada del pueblo. Cuando Mons. Lona Reyes ha venido a la zona, el nuncio apostólico se esconde de la gente. Apenas termina de oficiar una misa se retira de inmediato".

 

La historia se repite. Mons. Lona es de "los obispos de Medellín". Es el fundador del Centro de Promoción Pastoral y ayudó a formar el seminario diocesano con especialidades en Teología y Filosofía. En Tehuantepec impulsó la formación de sacerdotes, la creación de centros de asistencia con medicina tradicional indígena, construyó 17 parroquias y promovió el trabajo de más de 350 misioneras. Mons. Lona ha recibido reconocimientos por su trabajo con las etnias de Huaves, Mixes, Zoques, Chontales, Chinanteca, Mazatecos y Mixtecas.

Por otra parte, Mons. Lona ha sido perseguido por los poderosos. El 29 de junio de 1995, en la zona de Los Chimalapas, fue objeto de un atentado del que salió ileso. Su vehículo fue tiroteado por desconocidos mientras regresaba de una visita a las comunidades indígenas de la zona.

Al parecer, el Vaticano se ha retractado y Mons. Lona permanecerá en la diócesis. Más o menos eso es lo que pasó en Chiapas con don Samuel Ruiz.

  


 

Noticias eclesiales

 

San Salvador. No se investiga a los autores intelectuales de los crímenes. Mons. Gregorio Rosa dijo sobre la petición de los defensores de cinco policías, condenados hace una semana por el asesinato del estudiante Adriano Vilanova, en septiembre de 1995, para que el veredicto sea anulado, que "muchas veces lo legal puede ser lo más injusto, ya que se buscan argucias legales para no hacer justicia". De todas formas hace una semana ya había dicho que sólo se había hecho justicia parcial, ya que faltaba una exhaustiva investigación para determinar la autoría intelectual, que puede estar en altos cargos de la Seguridad Pública.

También ha insistido en que la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y la Policía Nacional Civil "deben funcionar bien". "Es bueno repetir incansablemente que necesitamos que las dos instituciones que surgieron de los acuerdos de paz logren funcionar bien, de eso depende en gran parte que se consolide la paz". Dado como están las cosas, consideró natural la afirmación de la Procuradoría: la policía continúa en el primer lugar de las instituciones que más violan los derechos humanos. Añadió que los gobiernos han probado distintos métodos para afrontar la creciente criminalidad en el país (leyes más duras), pero "la experiencia de muchos años demuestra que la Ley de Protección del Orden Público, el estado de sitio y las normas excepcionales no lograron su objetivo".

El problema está en que "se han hecho muchas cosas, pero no se toca el corazón de las cosas, y es que esto está en el fondo mismo de la persona humana. Mientras no se promueva una nueva cultura de paz, las cosas van a seguir igual". Como causas de la delincuencia en el país mencionó la pobreza y la marginación social que padecen la mayoría de los salvadoreños.

 

Honduras. Falta de castigo a corruptos ha creado frustración. Hace dos semanas, Honduras apareció en el tercer lugar como el país más corrupto del mundo en un informe del organismo "Transparencia Internacional", lo que provocó reacciones de diversos sectores, incluso de algunos señalados por presuntos actos de corrupción. Al respecto, el editorial del semanario FIDES de la Iglesia católica agrega que "resultan exageradas algunas reacciones por el índice de corrupción atribuido al sistema económico hondureño", y que "es cierto que por esa calificación pudiera haber algún deterioro a la imagen del país a nivel mundial y es posible que se ahuyente alguna inversión extranjera ".

El editorial añade que la falta de castigo a los corruptos ha generado "un sentimiento de frustración generalizado", a la vez que ha crecido "el contraste ofensivo entre la riqueza ostentosa y la pobreza extrema". La corrupción pública o privada es un fenómeno social que distorsiona todo sentido de justicia económica, y destruye el sentido ético y de la sociedad. Además, precisa que la corrupción no se reduce únicamente al mal manejo de los fondos públicos en provecho de particulares, sino que también entraña la burla del sistema judicial, la exaltación de la impunidad y la impotencia de la sociedad entera. "Jamás puede interpretarse un caso de corrupción como un asunto de índole privada, puesto que siempre sus efectos negativos se hacen sentir, en mayor grado, sobre los miembros más pobres y desvalidos de la sociedad".

Hasta ahora, el tema de la corrupción, con raíces que tienen más de un siglo, no ha pasado de ser una denuncia que se quedó en los tribunales, como ocurrió durante la administración de Carlos Roberto Reina (1994–1998), quien impulsó una "revolución moral" para combatir ese problema. Pero los presuntos corruptos acusados andan libres, muchos de ellos amparados bajo la inmunidad de que gozan por ser diputados del Congreso Nacional o del Parlamento Centroamericano.

 

Brasil. Denuncia por la esterilización de las indígenas. El Consejo Indigenista Misionero (CIMI) brasileño presentó en Washington una denuncia contra el gobierno del Brasil por el delito de genocidio perpetrado por esterilización de las indígenas de una aldea en el estado de Bahía. La denuncia fue presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), según manifestó Saulo Feitosa, secretario ejecutivo del CIMI. "Aprovechamos una audiencia que ya nos había concedido la Comisión Interamericana para solicitarle a la OEA que investigue un caso muy grave de genocidio", aseguró Feitosa.

Según la denuncia, el gobierno brasileño fue omiso al permitir que un médico y diputado federal, aparentemente buscando los votos de los habitantes de una población indígena, esterilizara a todas las mujeres adultas de una aldea patax. El caso ocurrió hace cuatro años cuando el entonces diputado federal Roland Lavigne hacía campaña para su reelección. Lavigne, propietario de varias clínicas en la región, le dijo a las mujeres de la aldea Bahet que, a cambio de sus votos, podían someterse gratuitamente en sus centros a intervenciones quirúrgicas para dejar de tener hijos. Según el CIMI el diputado no explicó a las cerca de 60 mujeres que aceptaron la propuesta sobre el carácter permanente de la cirugía y las consecuencias que la esterilización podía tener para toda una aldea. "Al provocar el exterminio de toda una aldea por su incapacidad de reproducirse, la esterilización sólo puede ser considerada como un genocidio", aseguró Feitosa.

El caso sólo fue denunciado este año, cuando nuevamente se celebraron elecciones parlamentarias en Brasil, por varios caciques patasóx, que acusaron al médico de haberse aliado con los hacendados de la región para exterminar a la población indígena y apropiarse de sus tierras. "El gobierno no hizo nada para evitar la esterilización de toda una aldea y esa actitud puede ser calificada como genocidio", denunció el secretario ejecutivo del CIMI. Con su actitud, el gobierno no sólo violó la Constitución del país, que obliga a las autoridades federales a proteger la constitución física de las poblaciones indígenas, sino que violó varios tratados y acuerdos internacionales, como la Declaración Interamericana de Derechos Humanos.

"Sabemos que el gobierno ya preparó su defensa y que la entregará a la Comisión en las próximas semanas, pero queremos que la OEA estudie la seriedad de las acusaciones y decida abrir la respectiva investigación para que, una vez comprobadas las denuncias, obligue al gobierno brasileño a tomar las respectivas medidas reparadoras. También queremos que este tipo de genocidio sea denunciado internacionalmente y sea incluido en el informe anual de la OEA".