Carta a las Iglesias, AÑO X VI, Nº426, 16–31 de mayo, 1999

 

Anuncios y denuncias de los obispos latinoamericanos

En este número —y en otros posteriores— vamos a hablar del Jubileo 2000. Es evidente que no se trata de un simbolismo mágico, y menos esotérico, del número 2000. Se trata de recordar el comienzo de la vida entre nosotros de Jesús de Nazaret y de la tradición cristiana que ha llegado hasta nuestros días. Por eso el lector podrá ver más adelante un profundo artículo de Gustavo Gutiérrez sobre el jubileo, en el que comienza hablando de conversión y opción por los pobres.

En este contexto queremos comentar lo que los obispos latinoamericanos acaban de decir en Cumbayá durante la XXVII Asamblea General del CELAM, Consejo Episcopal Latinoamericano, en la que fue elegido como nuevo presidente el obispo colombiano Jorge Jiménez.

Monseñor Jiménez dijo que la Iglesia católica se ha comprometido a afrontar los retos ante el nuevo milenio con la globalización de la solidaridad, pues la internacionalización de la economía no ha solucionado los graves problemas de la humanidad.

Expresó también su preocupación por las consecuencias que en esta región han generado la violencia y la pobreza. "Hemos hecho una exhortación para que se acabe con la violencia en nuestros países, y hemos condenado, en forma general las guerras. Los oídos de quienes tienen la posibilidad de acabar con las guerras algún día tendrán que abrirse, y no se puede ceder y ser más insistentes en condenar todo tipo de violencia". En este contexto el presidente del CELAM condenó los ataques de la OTAN contra Yugoslavia, se mostró preocupado por el conflicto indígena mexicano y dijo que la Iglesia y el CELAM harán desde hoy todos sus esfuerzos para que se logre la paz en Colombia.

* * *

Ese mismo día el CELAM condenó el embargo impuesto por Estados Unidos a Cuba, por ser ineficaz y por no favorecer la integración continental. Monseñor Rodríguez Maradiaga —anterior presidente del CELAM— dijo que "el bloqueo a Cuba y a otros países no puede ser una actitud que se mantenga a las puertas del próximo milenio. Ciertamente no se puede explicar en un continente, que quiere integrarse cada vez más, entrar al siglo XXI con este tipo de medidas que, en el fondo de todos los latinoamericanos, no se aceptan". Y censuró no solo el bloqueo de Cuba sino "todo tipo de bloqueo, también el de Irak, y cualquier otro tipo de bloqueo que la comunidad internacional quiera establecer, porque no es esa la manera de encontrar soluciones". En lugar de bloquear a los pueblos, dijo, se deberían emprender acciones para impedir que la pobreza avance, y también para impedir que el armamentismo domine al mundo.

* * *

El CELAM también pidió la condonación de la deuda externa, como lo han pedido muchas iglesias alrededor de todo el mundo. En Río de Janeiro, por ejemplo, se ha creado el "tribunal de la deuda exterior" constituido por la Confederación Regional de Obispos de Brasil (CNBB), la Conferencia de Iglesias Cristianas (CONIC), el Movimiento de Campesinos sin Tierra (MST) y la Central Unica de Trabajadores (CUT). El tribunal declaró hoy "ilegal" la deuda exterior brasileña y del resto de América Latina e instó a los gobiernos de la región a declarar una moratoria. Aunque la discusión se centró en la deuda externa de Brasil, que suma unos 210,000 millones de dólares y es la más alta de América Latina, los miembros del improvisado "tribunal" afirmaron que el caso brasileño es semejante al del resto de los países latinoamericanos.

"La deuda exterior fue contraída fuera de los marcos legales nacionales e internacionales sin una sola consulta a la sociedad, y ha favorecido casi en exclusiva a una élite, en detrimento de la mayoría de la población y de la soberanía nacional" dice el tribunal en la "sentencia" que difundió.

El obispo Demetrio Valentini, miembro de la CNBB y portavoz del encuentro, señaló que la deuda global de América Latina será, a finales de este año, de unos 709.000 millones de dólares (pese a que la región ya ha pagado 700.000 millones de dólares en intereses en los últimos treinta años). Por su parte el abogado brasileño Aristides Junqueira dijo que "ni siquiera en la época de la colonia hubo tal transferencia de capitales desde América Latina, una región que hoy está siendo escenario de algo parecido a una guerra mundial, pues el hambre está matando a más gente de la que pudieron haber matado Hitler y Mussolini".

Los organizadores del encuentro indicaron que el "juicio" se enmarca en las actividades de la coalición latinoamericana del jubileo 2000, que pretende la condonación de la deuda en coincidencia con las celebraciones del segundo milenio del nacimiento de Jesús.

También la Iglesia católica de Perú acaba de pedir el 20 de mayo, "a los organismos financieros internacionales condonar la deuda externa o reconvertirla en recursos para programas sociales y afirma que el pago de la deuda ha sido cubierta con intereses por los países pobres".

El presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Monseñor Luis Bambarén Gasterumendi, reveló que la iglesia ha logrado reunir 1,766,877 firmas en el país para respaldar una cruzada mundial de condonación de la deuda. Las firmas han sido reunidas en unas 50,000 páginas y un peso de 250 kilos. Serán entregadas el 19 de junio en Colonia por Monseñor Oscar Rodríguez, obispo de Tegucigalpa, en la cumbre del Grupo de los Ocho. "La campaña ha sido un éxito porque no sólo han sido firmas, sino que todos han tomado conciencia del peso de la deuda y de la necesidad de luchar contra la pobreza a través de los programas sociales".

Por su parte el cardenal de Lima, Augusto Vargas Alzamora, dijo que la deuda externa de los países pobres ha sido cubierta tres veces o más por el pago de intereses durante varios años, agravando los problemas sociales de las naciones deudoras. "No se puede tolerar la descompensación entre los países, pues son deudas que con los intereses han cubierto de sobra el capital que se prestó".

* * *

También en otros países los obispos han hablado de cosas importantes. En Paraguay el obispo del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, Lucio Alzert, criticó a los socios del Mercosur por otorgar asilo al ex-presidente Raúl Cubas, al ex-golpista Lino Oviedo y al ex-ministro de la defensa, José Segovia Montes, de Paraguay.

En Guatemala, Monseñor Próspero Penado del Barrio escribió una carta al obispo norteamericano de Detroit, Michigan, Thomas Gumbleton agradeciendo "su gran labor en favor de la paz, justicia y concordia entre los hermanos de América Latina, y "apoyando a los obispos de los Estados Unidos en sus esfuerzos de cerrar la Escuela de las Américas". Una carta semejante ha enviado Monseñor Rodolfo Valenzuela Nuñez, obispo coadjutor de la Verapaz, al obispo norteamericano James Candrick Williams.

En otro contexto el presidente de la Confederación Episcopal de Guatemala, Monseñor Víctor Hugo Martínez, denunció que el asesinato del dirigente del partido Frente Democrático Nueva Guatemala, Roberto González, obedece a un móvil político que demuestra la existencia de fuerzas contrarias que luchan para imponer su hegemonía.

Digamos para terminar que también se ven buenas noticias en el horizonte. Monseñor Jorge Jiménez, el día que fue elegido como presidente del CELAM, afirmó que "hay una luz de esperanza para lograr la paz en Colombia".

* * *

En este comentario hemos mencionado sólo palabras de obispos latinoamericanos, palabras de denuncia, de exigencia de conversión y de esperanza. De eso se trata en el Jubileo. En el continente hay muchos millones de hombres y mujeres que esperan y trabajan por todo ello. Ojalá que el yobel el cuerno con que se anunciaba el jubileo —como se ve en la portada— anuncie el fin de la deuda, el fin de los bloqueos y el fin de las guerras. Y que en su lugar crezca la vida, la justicia y la paz en este continente.

 

 


 

 

La IX Convención del FMLN

Situación económica de El Salvador

 

El FMLN en la encrucijada

Los resultados de la última convención del FMLN han puesto de manifiesto las enormes dificultades que tendrá que sortear el partido de izquierda para relanzarse como una opción viable de poder. Tras el fracaso electoral de marzo, tanto "ortodoxos" como "renovadores" se preparaban para encarar y sacar el mejor provecho de la convención: los primeros, tras cargar sobre las espaldas de la fórmula electoral la derrota en las elecciones, tenían claro que se les había presentado la oportunidad ideal de hacerse de las riendas del partido; los segundos, pese a la renuncia de Facundo Guardado a la coordinación del Frente, no ocultaban sus intenciones de capitalizar a su favor la desidia con la que, según ellos, los ortodoxos asumieron el compromiso electoral. Unos y otros se acusaban mutuamente del fracaso electoral; unos y otros querían sacar ventaja a costa del rival.

Una cosa estaba más que clara: los "ortodoxos" iban a la convención a pasarle la factura Guardado y los suyos. Por su parte, los "renovadores" estaban dispuestos a defenderse usando la mejor arma a su alcance: las elecciones se perdieron porque "el Frente derrotó al Frente".

Siendo así las cosas, no es de extrañar que en la convención efemelenista del domingo 9 de mayo la crisis del FMLN no se haya resuelto, sino más bien lo contrario: se ha prolongado por más tiempo, sin que se atisben señales claras de cómo se podrá solucionar. No podía ser para menos, pues las dos principales facciones enfrentadas fueron al evento animadas con un propósito: doblegar a la facción rival, haciéndola aceptar tanto su concepción de partido como sus reglas de juego. Los medios de comunicación, especialmente la prensa escrita, han dado su dictamen: los "ortodoxos" doblegaron a los "renovadores". Un indicio, entre otros, de que ello es así es la reafirmación del FMLN como un partido "socialista" y "revolucionario".

Pero de eso no se sigue que los problemas en el FMLN hayan terminado. Y eso, en lo fundamental, por tres razones. En primer lugar, porque los facundistas no se van a quedar con los brazos cruzados —al igual que no lo hicieron en su momento los "ortodoxos"— mientras ven cómo sus rivales los desplazan del control de un partido a cuya dirección se creen con el derecho inalienable de pertenecer. En segundo lugar, porque los "renovadores", seguros como están de que el fracaso de su proyecto obedeció al boicot de los "ortodoxos", van a esperar su turno para pagarles con la misma moneda. En tercer lugar, porque no se puede asumir sin más y simplistamente que el FMLN es un partido socialista y revolucionario; se tiene que discutir a fondo qué es lo que se entiende en la actualidad por socialismo y por revolución, con lo cual es casi ineludible que salgan a flote las pasiones y los dogmas más arraigados, tanto en el bando de los "renovadores" como en el de los "ortodoxos". Y es que mientras los primeros seguramente defenderán con ardor que la esencia de la revolución y el socialismo pasan por la democracia política y el mercado, los segundos de seguro se adscribirán a la tesis de que la revolución y el socialismo pasan por una suerte de luchas de clases y por una reestructuración del aparato productivo a favor de los sectores mayoritarios de la sociedad.

En los próximos meses, los "renovadores", a la defensiva como están, tendrán que ingeniárselas para revertir una dinámica que amenaza con dejarlos fuera del equipo de dirección del FMLN. Los "ortodoxos", sabedores de que tienen ante sí a un grupo que antes quiso marginarlos del control del Frente, tendrán que ser contundentes en su ofensiva, a modo de sacudirse de una buena vez las molestias que les han venido ocasionando los "renovadores".

¿Perspectivas del FMLN? Sombrías, en tanto que se desintegra estrepitosamente y en tanto que pierde a pasos agigantados la credibilidad social que ganó tras largos años de lucha. Por más que se le dé vueltas al asunto no se ve cómo el Frente pueda salir fortalecido de la actual fractura interna que lo sacude. Incluso ya no se ve tan claro cómo el FMLN puede ser la alternativa para hacer contrapeso a la maquinaria de ARENA. No estaría de más pensar en una nueva opción de izquierda, a la cual el FMLN pudiera aportar, más que sus siglas, lo mejor de la experiencia y sabiduría política de la que hizo gala durante la guerra civil.

 

¿Crecimiento y estabilidad económica?

Se ha vuelto rutinario que los representantes del Banco Central de Reserva, de forma simplista, califiquen el desempeño de la economía como de "crecimiento con estabilidad macroeconómica". Casi desde inicios de la presente década los informes económicos anuales del gobierno han destacado aspectos como las tasas de crecimiento económico, la reducción de la inflación, el incremento de las exportaciones y el incremento de las reservas internacionales netas. Sin embargo, la valoración de estos resultados no puede hacerse al margen de consideraciones básicas como la orientación del crecimiento, el comportamiento de las importaciones o las principales entradas de capital, la situación de las finanzas públicas, los efectos de las políticas monetarias, etc.

Los datos oficiales sobre los resultados económicos de los dos primeros meses de 1999 muestran nuevamente esta tendencia. Así, para las actuales autoridades del BCR, este año el "crecimiento y la estabilidad macroeconómica se ha mantenido", tal como lo reflejarían sus estadísticas del Indice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE), tasa de inflación, exportaciones y crecimiento de las Reservas Internacionales Netas (RIN). A continuación se reseñan los principales resultados económicos dados a conocer por el BCR, reacciones de representantes del sector empresarial frente a ellos y algunos elementos que permitan contextualizar la aparente bonanza económica de El Salvador.

Ateniéndose a los datos del BCR, durante los primeros dos meses del año se habrían tenido resultados destacables, comenzando por un incremento del IVAE en relación a los mismos meses de 1998, pues pasó de 4.1% a 5.5%. Los sectores que habrían experimentado las mayores tasas de crecimiento habrían sido la industria, la construcción, el sector financiero y el sector transporte, todos los cuales habrían crecido a tasas superiores al promedio del IVAE.

Al mismo tiempo, las informaciones del BCR destacan que la tasa de inflación interanual para el mes de abril pasado fue de 0.1%, lo cual es la "inflación más baja que el país ha tenido en los últimos 27 años" y, además, es una importante disminución en relación a la del año pasado, cuando fue de 2.7%.

En lo que respecta al sector externo, los datos del BCR establecen que, durante el primer trimestre de 1999, las exportaciones, excluyendo las del café, crecieron a una tasa de 4.7%. Se menciona, además, que las de "maquila, en particular, aumentaron en marzo 15.1%, con lo que las acumuladas al trimestre alcanzan un crecimiento del 6%". Por otra parte, en relación a las importaciones, la información se limita a señalar que las importaciones de bienes de capital se incrementaron en 34% debido a la "inversión de los sectores privatizados". Finalmente, se señala que las remesas familiares alcanzaron los 317 millones de dólares durante el primer trimestre del año, lo cual permitió que las reservas internacionales netas crecieran en 68 millones de dólares. En total, las reservas internacionales netas alcanzaron los 1,833 millones de dólares, lo cual es suficiente para financiar 6.6 meses de importaciones.

Las estadísticas oficiales de crecimiento, por otra parte, han llegado a ser objetadas por los sectores industrial y de la construcción y, más importante aun, el supuesto repunte de las tasas de crecimiento se contradice con la contracción de las recaudaciones fiscales (ver Proceso, 847). Para algunas gremiales empresariales, las cifras oficiales de crecimiento son muy cuestionables de cara a la experiencia de sus agremiados.

En su conjunto, el panorama macroeconómico, aunque todavía estable, comienza a mostrar señales de no ser sostenible por depender más de factores exógenos que de la política económica. Por ello, es importante que las nuevas autoridades económicas del país abandonen la postura del supuesto éxito económico que se ha mantenido hasta ahora y adopten políticas más realistas de fomento de la producción, el empleo y el bienestar de la población.

 

 


 

 

La guerra y los ejércitos

 

José María Tojeira

 

Ya van siete "trágicas" equivocaciones de la OTAN. 17 muertos en una zona residencial el 5 de abril. 30 muertos al volar un puente sobre el que pasaba un tren el 12 del mismo mes. El 14 matan a 75 refugiados pensando que su columna de vehículos era de militares. El 27 son 20 los que mueren en un barrio residencial. El primero de mayo 39 muertos al volar un puente sobre el que pasaba un autobús. El 7 de mayo 15 muertes cuando una bomba estalla junto a un hospital y un mercado. El 8 de mayo 4 víctimas cuando un misil impactó en la Embajada de China.

La muerte de los civiles, para la OTAN, es "trágica", es lamentable, es un "error" (así calificaban aquí los militares la muerte de los jesuitas). Pero para eliminar a Milosevic, por lo visto hay que matar más civiles. Las víctimas no importan. Incluso en la característica hipocresía de nuestra sociedad hay más preocupación por las cuatro víctimas de la embajada china que por las 75 muertes de los refugiados a los que se supone se pretende ayudar. Y es que la muerte de los pobres no les importa a quienes diseñan las políticas de la guerra. Sólo la muerte de los poderosos, de los chinos en particular, preocupan un poco más. Porque estas muertes pueden traer repercusiones políticas, económicas, propagandísticas, etc. Los pobres no pueden protestar, las embajadas sí, los países sí.

Más allá de la hipocresía y del cinismo con el que se maneja todo este tinglado, la guerra de Yugoslavia nos puede ayudar a sacar algunas conclusiones que tarde o temprano la comunidad mundial tendrá que plantearse con mayor vigor. La guerra no es respuesta para solucionar conflictos humanos. No lo es la limpieza étnica, que es una especie de guerra sucia, tan sucia y criminal como el mismo Milosevic que la patrocina. No lo es la guerra formal. Y no lo es sobre todo, la guerra moderna.

En efecto, según quienes han dado seguimiento a las guerras del presente siglo, a medida que se han modernizado las armas y los ejércitos, simultáneamente, ha ido creciendo el número de víctimas civiles. La bomba atómica, insuficientemente criticada por ser el arma final de los poderosos, es un arma que especialmente mata civiles (los militares son los que tienen los refugios más sofisticados contra ellas y los que tienen mejor infraestructura para protegerse a tiempo). En Chechenia el 40% de los muertos fueron menores de edad, civiles. En Yugoslavia la perfección de las armas en manos de los ejércitos más modernos del mundo, siguen causando más víctimas civiles que militares.

Si para derrocar a Milosevic se necesita tanta muerte de inocentes, incluidos aquellos a los que se pretende proteger, ¿se podrá llamar moral a esta guerra? Ningún sacrificio de inocentes puede ser justificado para obtener resultados. Y la repetición de errores sólo puede demostrarnos que aunque las guerras quieran ser morales, siempre destruyen vidas inocentes. Y cuando más sofisticados son sus medios, más abundan las víctimas de este estilo. Los errores podrán ser tildados de errores, pero no lo son en realidad. Porque ya se sabe que se van a dar y un error previsto ya no es un error, sino parte de una estrategia querida y premeditada.

Pero la inmoralidad de la guerra moderna nos lleva a otra pregunta ¿son morales los ejércitos tal y como existen en el mundo actual? ¿Qué se puede decir de ejércitos que cuanto más modernos son, más víctimas civiles producen? Desde una opción clara por la dignidad de la persona creo que la guerra de Yugoslavia, como tantas otras, especialmente las de este siglo, nos demuestran que los ejércitos tal y como existen deberían ser erradicados. Tal vez haga falta alguna fuerza internacional de pacificación. Tal vez haga falta una policía internacional que luche contra el mercadeo inescrupuloso de armas y el terrorismo internacional. Pero ciertamente los civiles matándose entre sí, sin el apadrinamiento de ejércitos o sin la intervención directa de éstos, no matan tanta víctima inocente como esas máquinas de matar que son los ejércitos modernos cuando se deciden a intervenir. Un mundo sin ejércitos sería un mundo más pacífico.

Desde Occidente es muy fácil decir que convenzamos a los chinos de que no tengan ejército y después lo dejamos nosotros, dando por supuesto que nosotros somos los buenos y ellos los malos. Pero estas fórmulas de tirarse la pelota tienen que terminar de alguna manera. Tal vez sea necesario que el tercer mundo dé el primer paso. Tal vez entonces los pueblos de los países ricos dejarían de temernos y presionarían en sus propias sociedades en favor de la desaparición de los ejércitos, aunque sólo fuera por vergüenza de que los más ricos fueran los más incivilizados. E incluso sin pensar en tantos ricos, la eliminación de los ejércitos sería sin duda un paso útil en nuestros propios esfuerzos de desarrollo. Con fronteras bien delimitadas y con desarmes simultáneos ¿para qué queremos ejércitos? ¿Para que el día que enloquezcan ellos o los políticos, se dediquen a matar niños, mujeres y ancianos?

 

Tres últimos errores trágicos

 

14 de mayo. Alrededor de unos cien albaneses murieron y otros cincuenta resultaron heridos por un bombardeo nocturno de la OTAN contra Korisa, aldea del sudoeste de Kosovo. Cuerpos despedazados, muchos quemados y todavía humeantes estaban dispersos por el suelo. Shemi Ahmeta, kosovar de étnica albanesa, dijo que en el ataque murieron siete miembros de su familia. Añadió que en la aldea se encontraban quinientos refugiados que permanecieron escondidos en los últimos diez días en las zonas boscosas y que pasaban la noche allí antes de regresar a sus hogares.

20 de mayo. Aviones de la OTAN bombardearon Belgrado y varios suburbios, produciendo impactos directos en un hospital donde hubo por lo menos tres muertos. También dañaron levemente la residencia del embajador de Suecia. En el hospital resultó destruido un quirófano y se tuvieron que evacuar de la sala de maternidad a bebés y mujeres embarazadas.

21 de mayo. Alrededor de 20 personas murieron en el ataque a una prisión en Kosovo y nuevas embajadas (la de Suiza y la India) resultaron dañadas el viernes en Belgrado al cumplirse la 59 jornada de bombardeos de la OTAN.

 

Los errores de la OTAN

 

Desde el comienzo de sus bombardeos a Yugoslavia el 24 de marzo pasado, la OTAN ha admitido los siguientes errores:

6 de abril: Un misil aliado con deficiencias en su sistema de identificación del objetivo cae en un barrio residencial de la ciudad serbia de Aleksinac, causando la muerte de cinco civiles, según la OTAN, y de catorce según el Gobierno yugoslavo.

9 de abril: La OTAN ataca una central de policía y el edificio de Correos en el centro de Pristina (capital de Kosovo) y un proyectil cae sobre viviendas, donde hay una docena de muertos.

12 de abril: Dos misiles lanzados por aviones de la OTAN destruyen el puente de Grdelica, al sur de Belgrado, cuando un tren pasaba por él, causando la muerte, según las autoridades serbias, de medio centenar de pasajeros.

14 de abril: 75 personas (cifra facilitada por Belgrado) mueren a consecuencia del bombardeo aliado de una caravana de refugiados que transitaba al noreste de la localidad de Dkjakovica, en Kosovo, con intención de regresar a sus hogares.

27 de abril: La televisión serbia informa de la muerte de al menos veinte civiles en el bombardeo por la OTAN de la ciudad de Surdulica (sur de Belgrado), donde dos proyectiles dirigidos a una fábrica ligada al Ejército yugoslavo caen por error en una zona de viviendas de la ciudad.

1 de mayo: Un proyectil de la OTAN destruye un autobús de pasajeros a su paso por el puente de Luzane, en Kosovo, causando la muerte, según informaciones serbias, de 47 personas.

7 de mayo: El ataque aliado contra la ciudad de Nis alcanza a dos barrios céntricos, afectando a un hospital y a un mercado al aire libre, ocasionando la muerte de al menos 15 personas, siempre según informaciones de Belgrado.

8 de mayo: Por un "fallo" de los servicios de espionaje, la OTAN bombardea la embajada de China en Belgrado, causando la muerte de tres ciudadanos del país asiático.

La OTAN no ha reconocido como error los bombardeos, perpetrados el 3 de mayo, contra la carretera entre Pec (Kosovo) y Rozaje (Montenegro), que causaron la muerte de al menos 17 civiles, que viajaban en un autobus y dos automóviles.

 

 


 

 

Jubileo 2000

Conversión y opción por los pobres

 

Gustavo Gutiérrez

 

En su carta Tertio Millennio Adveniente (en adelante TM), Juan Pablo II ha propuesto la celebración de un Jubileo en el año 2000. Se trata de un texto denso y audaz que subraya el marco bíblico de ese acontecimiento y sugiere caminos concretos para vivirlo con interés y fecundidad.

 

Un examen de conciencia

Juan Pablo II recuerda a propósito del significado de la Encarnación que "en el cristianismo el tiempo tiene una importancia fundamental" (TM 10). Nos presenta luego el año jubilar como la ocasión de un exigente "examen de conciencia" para el conjunto de la comunidad eclesial y para cada cristiano en particular. "A las puertas del nuevo milenio, los cristianos –dice el Papa– deben ponerse humildemente ante el Señor para interpelarse sobre las responsabilidades que ellos tienen también en relación a los males de nuestro tiempo" (TM 36). Indica a continuación algunas de esas realidades: "la indiferencia religiosa", la "pérdida del sentido trascendente de la existencia humana". En relación a asuntos sociales, el Papa se pregunta: "¿Y no es acaso de lamentar(...) la corresponsabilidad de tantos cristianos en graves formas de injusticia y de marginación social?" (id.)

La primera condición para una auténtica celebración del Jubileo es, por consiguiente, colocarse con humildad ante el Señor para interrogarnos acerca de las responsabilidad que nos cabe en lo que Juan Pablo II llama "las sombras" de nuestra época. Podríamos decir que se trata de una perspectiva de espiritualidad. El cristiano no es un espectador de la historia humana, está presente en ella, participa en su devenir. No puede por eso pretender situarse fuera de ella y limitarse a criticarla. Debe asumirla desde dentro e intentar orientarla hacia situaciones de justicia y fraternidad.

Considera Juan Pablo II que profundizar en la noción bíblica del Jubileo puede darnos muchas luces para enfrentar los problemas presentes. En relación con los desafíos de orden social, el Papa ve en las disposiciones veterotestamentarias para celebrar el Jubileo, de las que hablaremos en seguida, una "normativa jurídica" en la que se delineaba "una cierta doctrina social" que –añade– "se desarrolló después más claramente a partir del Nuevo Testamento" (TM 13). En efecto, el año jubilar "debía devolver la igualdad entre todos los hijos de Israel" (id.). Lo mismo habría que decir de la libertad; esa celebración "recordaba a los ricos que había llegado el tiempo en que los esclavos israelitas, de nuevo iguales a ellos, podían reinvindicar sus derechos" (id).

L a incidencia en la historia y las consecuencias sociales del año jubilar son evidentes. Pero ello no lo hace menos orientado a Dios; al contrario, uno de sus valores consiste en no romper el vínculo de la transformación de las sociedad con la relación personal y comunitaria con Dios.

Recordemos algunos textos bíblicos para ver la significación y el alcance del tema que nos ocupa.

 

Proclamar un año de gracia del Señor

El Levítico nos trae un texto capital sobre la celebración del Jubileo. Se trata del capítulo 25, del cual por razones de brevedad sólo citaremos algunos versículos.

El Jubileo tiene una estrecha relación con el sentido mismo del pueblo de Dios que habita la tierra prometida y que se organiza socialmente. Ese es el contexto de la convocación: "En el día de la expiación harán resonar el cuerno por toda la tierra. Declararán santo el año cincuenta, y proclamarán en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para ustedes un jubileo; cada uno recobrará su propiedad y cada cual regresará a su familia" (25,9b–10). Veamos algunas ideas centrales de estos versículos.

El llamado se hará el día de la expiación, una importante fiesta en el calendario religioso judío. La ocasión nos hace ver desde ya que el perdón de las faltas es un elemento importante de este acontecimiento. El año deberá ser proclamado santo, un tiempo particularmente dedicado a Dios, por ello las recomendaciones que siguen deben ser vistas como un homenaje a Dios, un modo de reconocer su santidad. El año jubilar tiene una relación estrecha con el sábado, tiempo de descanso (eso es lo que significa la palabra sábado), todo trabajo se detiene para tener presente sólo a Dios. La noción de sábado va más allá de un día de la semana, se aplica también al séptimo año. En esa línea el año jubilar aparece como un gran sábado, a él se llega después de "siete semanas de años" (v.8), el año cincuenta.

En ese momento especial, y para santificarlo, el pueblo de Dios debe traer a la memoria la libertad, la justicia e igualdad que deben reinar en él según la voluntad divina. No solamente eso, debe asimismo tomar las medidas necesarias para poner en práctica el propósito de Dios. Ese es el sentido de las pautas de comportamiento que encontramos en el pasaje citado. Proclamar la liberación para todos los habitantes del país va lejos. Significa, como se dice en otros versículos de este cap. 25 (también en Ex 21,2–6 y Dt 15,12–18), poner fin a todo tipo de servidumbre, liberar a aquellos que por deudas, por ejemplo, se encontraban trabajando para otros como siervos. La razón fundamental de esto es que Yahvé liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto para que viviera libre en la tierra prometida. El año jubilar implica un volver a empezar, ser nuevamente un pueblo de personas libres.

Algo semejante sucede con la segunda indicación: "Cada uno recobrará su propiedad". Habiendo partido los israelitas en situación de igualdad en cuanto a la propiedad de la tierra, a lo largo del tiempo diferentes circunstancias pueden traer desniveles que es necesario corregir. Eso es lo que debe hacerse cada cincuenta años. Si alguien vendió o cedió sus tierras a un acreedor, ahora las recuperará. Estamos otra vez ante un nuevo comienzo. Eso es lo propio del año jubilar. Es un regreso a la familia, con lo que ello implica de paz, afecto y fraternidad.

¿En qué se basa la necesidad de esta restauración? Unos versículos más lejos el Levítico nos recuerda un principio básico, todo pertenece a Dios: "La tierra no puede venderse para siempre, porque la tierra es mía, ya que ustedes son para mí como forasteros y huéspedes" (v.23). Lo creado ha sido hecho para todos, nadie tiene derecho a apropiarse de los bienes de este mundo en forma definitiva y exclusiva, sobre todo si eso perjudica a otras personas en su derecho fundamental a la vida. Este principio –punto de partida de una auténtica teología de la creación– dio origen a una enseñanza de la Iglesia que viene desde los primeros siglos: el destino universal de los bienes de este mundo. Juan Pablo II la ha recordado como una fuente de inspiración de la actual doctrina de la Iglesia (cf. Centesimus Annus 30–43).

 

Abrir la mano al pobre

El Deuteronomio, libro que nos presenta siempre una rica reflexión teológica, trae un importante capítulo (el 15) sobre nuestro tema. De él tomaremos algunos versículos que ponen el acento en una de las dimensiones de la celebración jubilar: la eliminación de la pobreza.

El llamado código deuteronómico presenta "preceptos y normas" que el pueblo de Dios debe "poner en práctica" en la tierra que Yahvé le ha dado en posesión (12,1). Uno de esos preceptos reza así: "No debería haber ningún pobre junto a ti" (15,4). La meta hacia la que debe orientarse Israel aparece así con toda claridad. A ella apunta el Jubileo. Precisemos sin embargo, que la ausencia de la pobreza no es únicamente una cuestión de orden social y económico. En última instancia la pobreza significa muerte. Muerte temprana e injusta que es contraria al don de la vida que nos viene de Dios. El asunto tiene pues una gran envergadura. En él se juega la razón de ser del pueblo de Dios.

A esto, y de modo realista, el texto añade bajo forma condicional: "Si hay junto a ti algún pobre de entre tus hermanos (…) no endurecerás tu mano al hermano pobre, sino que le abrirás tu mano y le prestarás los que necesite para remediar su indigencia" (15,7). Lo ideal, aquello que debe procurarse, es que no haya pobres, pero en caso de haberlos la conducta del creyente será la de no cerrar el corazón y abrir la mano al hermano. Si bien debemos ir hacia una sociedad en la que todos dispongan de lo necesario para vivir con dignidad, no podemos dejar de atender las urgencias que persisten, ellas comprometen personas para quienes cada momento cuenta. Pero a la vez esta última obligación no nos dispensa de empeñarnos –por lejano que parezca encontrarse ese objetivo– en eliminar la pobreza y aquello que la causa también.

Un texto de san Agustín, comentando la primera epístola de Juan y aludiendo implicitamente conocido pasaje de Mt 25,31–45, puede ayudarnos a comprender mejor lo que estamos diciendo. Decía el obispo de Hipona: "Es buenos darle de comer al hambriento, pero es mejor que no haya hambrientos; es bueno que des de beber al sediento, pero es mejor que no haya sedientos". Ambas cosas son relevantes, tanto atender a los pobres aquí y ahora como buscar la eliminación de la pobreza yendo a sus raíces y causas.

El Deuteronomio nos da una pauta importante para la celebración del Jubileo. Como cristianos y como Iglesia debemos comprometernos en forjar en el Perú una sociedad justa y humana, así como en la eliminación de las enormes e injustas desigualdades sociales que vivimos. Pero al mismo tiempo es necesario "abrir la mano" al hermano en dificultad. Es lo que intentan hacer las llamadas obras sociales de la Iglesia. Tarea que debe, no obstante, estar acompañada por el rechazo a todo lo que motiva –e incluso justifica– la pobreza y la opresión. Juan Pablo II, las conferencias episcopales han denunciado en varias oportunidades esas situaciones, no sin experimentar la incomprensión e incluso la hostilidad de quienes ven afectados así sus privilegios.

 

 


 

 

Comunicado de los Padres Provinciales Jesuitas de la India

 

Los provinciales de los jesuitas indios apoyan a sus teólogos. Una de las gracias más preciosas que Dios nos ha concedido en los últimos años de este milenio es la mayor conciencia que tiene la Iglesia universal de la necesidad de encarnarse en las diversas culturas.

En el Concilio Vaticano II la Iglesia se vio a sí misma en su dimensión mundial y sentó los cimientos teológicos y pastorales para caer en la cuenta de que además es una comunión de iglesias locales que responden a las experiencias y problemas locales en el contexto de misión. Siguiendo esta intuición, los jesuitas, igual que otros muchos, se han dado en serio a la investigación, reflexión y práctica en muchos sectores de la vida eclesial, particularmente en la teología, la espiritualidad, el diálogo interreligioso y la inculturación.

Están explorando nuevos espacios teológicos que abarcan una amplia y compleja gama de la realidad que constituye nuestro multicultural y multireligioso continente. Además de sus antiguas tradiciones, el continente está actualmente recibiendo el impacto de fuerzas científicas y secularizadas, trastornos económicos, incertidumbres políticas, catástrofes ecológicas, revoluciones socioculturales y reacciones religiosas fundamentalistas.

Las recientes atrocidades cometidas contra las minorías, incluidos los cristianos, en la India, que han afectado directamente a algunos jesuitas, han dañado su compromiso con una democracia secular. En este contexto expresamos nuestro aprecio, apoyo y estímulo por su labor a nuestros teólogos y a cuantos construyen la Iglesia local en la India y deseamos que vayan más allá y más hondo, en fidelidad a Cristo y a la misión que nos ha confiado en la Iglesia.

Notamos también con satisfacción la demanda de muchos obispos, en el Sínodo de Asia, de la debida autonomía para las Iglesias locales en Asia. Lamentamos que la falta de entusiasmo y diversos obstáculos dentro y fuera del país hayan obstaculizado el progreso de la inculturación en el subcontinente. Viviendo y trabajando entre tales desafíos, estamos apenados, igual que nuestros compañeros jesuitas, por el ambiente de sospecha, por no decir, desconfianza, creado por las recientes decisiones de la Congregación para la Doctrina de la Fe respecto de nuestros hermanos Anthony de Mello y Jacques Dupuis, ambiente que parece sintomático de disuasión general y aún de desaprobación de la dirección que está tomando la teología asiática.

Pensamos que esta sospecha ha prestado un mal servicio a toda la Iglesia. Anthony de Mello fue un pionero en la integración de la espiritualidad y métodos de oración asiáticos y cristianos. Ha ayudado a millares de personas en Asia Meridional y en el resto del mundo a liberarse y profundizar su vida de oración, como lo prueban numerosos testimonios y nuestra propia experiencia personal. Jacques Dupuis enseñó teología en la India más de veinte años. Su búsqueda de una teología del pluralismo religioso está marcada tanto por su experiencia de la situación multireligiosa del Asia Meridional como por su lealtad a la tradición doctrinal, magisterial y teológica de la Iglesia.

No decimos que su obra deba estar exenta de atención crítica. En una situación que evoluciona, la crítica y el diálogo abiertos y constructivos son sanos y deben aceptarse. Pero deseamos que esto se haga con plena estima del contexto cultural y multireligioso asiático en que actúan estos y otros teólogos. También necesitamos tener en cuenta el pluralismo legítimo en teología dentro de la unidad de la fe y de la subsidiariedad en la toma de decisiones en una Iglesia que es también comunión de Iglesias locales. Vemos falta de aprecio de las diferencias y de los procedimientos cuando las decisiones se toman unilateralmente sin diálogo con las Iglesias Asiáticas.

Lisbert D’Souza, SJ, Provincial de la India

Presidente, Conferencia de Provinciales

 

 


 

 

Maquila o el regreso a la esclavitud

Relato desde Honduras

 

Lo que aquí se dice de Honduras bien puede aplicarse a El Salvador.

En Centroamérica se le conoce como la industria del ensamblaje y se aplica a una serie de fábricas en las que, partiendo del exterior, se elaboran bienes en la región con mano de obra local, para luego reexportar los productos terminados.

Expertos en la materia sostienen que su desarrollo cobró fuerza en Honduras a fines de la década de 1980, cuando el gobierno promovió una ley de inversiones que favorecía el capital externo.

 

Este país centroamericano tiene 156 empresas maquiladoras, en su mayoría procedentes de países asiáticos como Taiwan, Hong kong y Corea del Sur. Su eje de acción se encuentra en la región norte del país, donde dan empleo en forma permanente a unas 60.000 personas, de las que el 90 por ciento son mujeres, el resto son hombres y menores de edad. Datos oficiales señalan que la industria del ensamblaje genera divisas reales por 250 millones de dólares y la idea es superar la cifra en los próximos dos años.

Junto a este aparente desarrollo, la vida en las fábricas de maquila es otra. Las obreras son forzadas a trabajar extenuantes jornadas laborales y carecen de múltiples derechos. Un estudio elaborado por el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH), reveló que el 90 por ciento de las mujeres que laboran en maquilas tienen prohibido el derecho a la sindicalización. Las mujeres que promueven estas acciones son automáticamente despedidas, y puestas en una especie de "lista negra" que les dificulta conseguir empleo en otra fábrica similar.

Entre las principales causas de despido figuran el intento de organizar sindicatos, haber denunciado maltratos o elevar quejas al Ministerio de Trabajo, entre otras. Por lo general se les despide antes de que cumplan dos meses de haber ingresado al trabajo, ya que es el tiempo de prueba establecido por la ley. En ese período el patrono no está obligado a pagar prestaciones laborales por despido. También son despedidas antes de que cumplan el período de vacaciones, un derecho laboral adquirido y estipulado en la Constitución del país.

Enma Romero Varela es una de las obreras hondureñas que ha sido despedida de las maquilas antes de cumplir su primer año de trabajo. Laboraba en la fábrica "Dos caminos", de la norteña ciudad de Puerto Cortés. Enma denunció al CODEH su despido sin prestaciones, junto a otras siete mujeres. "De repente, la supervisora de la fábrica nos llamó y no sabíamos por qué. Al llegar a la oficina nos comunicó que estábamos despedidas", dijo. "Nos dijo que habíamos robado un tiquet para pegarlo a nuestra hoja diaria de trabajo y así exigir más paga. Protestamos y le dijimos que eso era falso, ya que no somos ladronas. Amenazamos con quejarnos al Ministerio de Trabajo". Entonces, los encargados de la fábrica prohibieron la salida de las siete empleadas a quienes encerraron por espacio de ocho horas en un cuarto donde fueron interrogadas. Al final del interrogatorio las obligaron a firmar un finiquito en donde aceptaban su culpa a cambio de pagarles 80 dólares en calidad de prestaciones. "Fue después que nos dimos cuenta que la empresa utilizaba este tipo de mañas para despedir a la gente y evadir el pago de prestaciones".

Hugo Ramón Maldonado, procurador del CODEH en San Pedro Sula, al norte del país, explicó que los testimonios de obreras despedidas y maltratadas en las maquilas abundan porque "en esos sitios se viola indiscriminadamente los derechos humanos". Indicó que un 40 por ciento de las obreras que laboran en maquilas son objeto de maltratos físicos como empujones, bofetadas, golpes en la cabeza, plantones bajo el sol, flagelamiento, insultos y gritos, entre otras acciones.

En la investigación del organismo humanitario se señala que la mayoría de las empresas prefieren contratar mujeres entre los 15 y 30 años de edad, a quienes se les obliga a hacerse pruebas de embarazo e, incluso, a planificar sus hijos.

Las condiciones en las que laboran las obreras llevó al CODEH a denunciar internacionalmente la "otra cara" de la maquila en Honduras, con el testimonio de la obrera Lesly Rodríguez, de 15 años de edad. Rodríguez denunció ante el Senado de Estados Unidos que las mujeres son obligadas a trabajar un promedio de 80 horas a la semana y sin pago de horas extras, ya que sus patronos les imponen una cuota de producción sumamente alta. "Muchas trabajadoras se ven forzadas a llevar el trabajo a sus casas porque no pueden llenar la cuota exigida por los patronos".

"Durante el trabajo no nos dejan hablar. Si nos encuentran hablando entre nosotras nos castigan. Los supervisores nos gritan y nos mandan a la casa sin pago por cuatro o cinco días. Los supervisores siempre nos están gritando que trabajemos más rápido. Algunas veces nos pegan en la cabeza o en la espalda", denunció la joven. La denuncia valió para que Honduras estuviera a punto de suspender las exportaciones de maquila a Estados Unidos y fuera objeto de una demanda internacional.

Según el presidente de CODEH, Ramón Custodio, "las mujeres en las maquilas se han dado cuenta que tienen derechos y están dispuestas a defenderlos, especialmente después de que se dio a conocer el caso de Lesly. Pensamos emprender a fines de este mes una jornada de educación en derechos humanos a las mujeres de las maquilas, monitorear las empresas de ensamblaje y rendir un informe que detalle seriamente lo que sucede en esos centros de trabajo".

Por su parte, el Presidente de la República dijo que si bien puede darse un choque de culturas, "los derechos laborales son irrenunciables y se deben respetar". Según el Presidente, el tema de la maquila es algo "muy sensible que debe abordarse con seriedad, porque si las empresas se van, Honduras enfrentará graves problemas en materia de empleo".

Para el economista Efraín Moncada, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), la maquila en Honduras y en el resto de países de América Central, es sólo una forma "salvaje" del capitalismo, con dos caras. "La primera cara son los capitales e infraestructura que trae al país y a la región, y la otra la forma inhumana con que frecuentemente se trata a los obreros, especialmente a las mujeres y a los niños".

Thelma Mejía

Noticias Obreras

* * *

Desde hace años el gobierno de El Salvador impulsa la industria maquilera como elemento central de su estrategia económica. Se trata de fábricas principalmente textileras, de propiedad salvadoreña, estadounidense, coreana y taiwanesa. Las grandes empresas norteamericanas de ropa encargan la fabricación de sus productos a las empresas maquiladoras. La ley para las Zonas Francas y Recintos Fiscales (Art. 19) otorga a las maquilas "exención total" de los impuestos sobre la importación de maquinaria y demás enseres y "exención total por un período de 10 años, prorrogables por igual plazo" de los impuestos sobre la renta, de los impuestos municipales sobre el activo y el patrimonio y otros impuestos también.

Los beneficios de las empresas y los puestos de trabajo han aumentado grandemente cada año desde 1992 y siguen aumentando, aunque la industria trata de convencer al público de lo contrario. Según el Centro de Estudios del Trabajo (CENTRA), sólo en los últimos cinco años el número de empleos de este sector ha pasado de 32 a 79 mil. En 1994 la maquila producía más de un tercio de todas las exportaciones del país. Actualmente produce casi la mitad (48%).

Si se pregunta dónde cabemos los salvadoreños en la economía global, la respuesta es: la maquila. Las empresas textileras multinacionales recorren el mundo buscando mano de obra barata, principalmente femenina –y no organizada. Casi 90% de las personas que trabajan en las maquilas en El Salvador son mujeres jóvenes, según la Procuraduría para los Derechos Humanos.

Casi dos tercios de las trabajadoras de maquila ganan el sueldo mínimo o menos. El sueldo mínimo cubre sólo 47% de la canasta básica ampliada. Algunas fábricas obligan a horas extras, a veces mal pagadas. Se ha despedido a mujeres por embarazo. Se sufre hostigamiento verbal y sexual en algunas fábricas, condiciones insalubres y hasta peligrosas. A muchas empleadas despedidas se les niega la indemnización. Pocas aguantan más de tres años de esta clase de trabajo.

En El Salvador menos de 2% de empleados de las maquilas textileras se han afiliado a un sindicato. No existe un solo contrato colectivo laboral. La razón principal es que la patronal no permite la organización sindical. Circula entre empresarios una "lista negra" computarizada de personas "indeseables" que reclaman sus derechos laborales y a quienes se les niega el empleo.

 

 


 

 

Medellín ayer, hoy y mañana (II)

 

José Comblin

 

Hay un segundo aspecto de Medellín que es necesario subrayar. En Medellín estaban presentes —y en lugares destacados— obispos que ya eran una gran luz por su acción comprometida con los pobres, y por su clara definición y por las iniciativas que tomaron para aplicar el espíritu de Vaticano II. Por citar solamente algunos nombres, se sentía la presencia invisible, pero muy viva, de Manuel Larraín. Allí estaban Leónidas Proaño, Ramón Bogarin, Samuel Ruiz, Marcos McGrath, Helder Cámara, Cándido Padin y varios otros. Se conocía también el testimonio vivencial de obispos de muchos otros países: J. Antonio Dammert, Luciano Metzinger, en Perú; E. Angelelli, en Argentina; G. Valencia, en Colombia y otros.

Junto a estos obispos había miles de sacerdotes comprometidos con la liberación de los pobres. Las religiosas habían empezado el movimiento de salida de los conventos hacia los pobres. Muchas iniciativas estaban ya funcionando en vistas al desarrollo, la promoción o la liberación de los pobres. Por eso, las palabras de los textos de Medellín significaban mucho más que lo que les corresponde en los diccionarios. Detrás de las palabras estaban presentes las vidas de muchos hombres y mujeres de Iglesia, y al frente de ellos, un grupo de obispos, que eran los nuevos "padres de la Iglesia latinoamericana".

Hoy el discurso no ha cambiado. Todavía se repiten las mismas palabras, pero ahora como palabras sin sentido, como discurso convencional. Se sigue repitiendo el discurso de la opción preferencial por los pobres, pero la práctica es otra. Son palabras… Words, words, words… Antes, las palabras decían lo que se hacía y los textos de Medellín eran como su expresión pública de lo que hacía, por lo menos una parte de la Iglesia, aquella que más se identificaba con el Vaticano II.

Medellín tiene valor sobre todo como acontecimiento. Los textos subsisten, pero Medellín es mucho más que un texto. Muchos latinoamericanos no han leído los textos, pero, en sus vidas, han vivido guiados por Medellín. Medellín fue una señal levantada, un mensaje para América Latina y un mensaje que repercutió en el mundo entero, porque despertó a muchas iglesias adormecidas.

¿Qué significó Medellín como acontecimiento? Que la Iglesia salía de la sacristía y de la casa parroquial para ir al encuentro de los hombres y las mujeres del continente. Medellín significó que la Iglesia había escuchado el clamor de los pobres después de muchos siglos de haber permanecido sorda. Por eso, Medellín despertó esperanza.

Hoy día, la impresión dominante es que la Iglesia, en su mayoría, en los pastores y las ovejas, vuelve al pasado. Mantiene el mismo lenguaje, pero la práctica es distinta. Vuelve a las sacristías y a las casas parroquiales. Ya no escucha la voz de las mayorías pobres y escucha más a su público tradicional, al que asiste al culto.

La Iglesia vuelve a preocuparse de sí misma. Busca recuperar posiciones de poder cultural, político y aun económico. Vuelve a cultivar los sentimientos religiosos, las emociones. No le falta clientela, pues el modelo neoliberal ha hecho crecer la angustia, la desesperación, la inseguridad, el desconcierto de los pueblos. Estos buscan refugio en una religión, que, por lo menos, les da tranquilidad y paciencia, para ellos un pedazo de cielo en la tierra, puesto que la tierra se ha entregado a los demonios.

Mientras perdure el régimen neoliberal habrá masas humanas que busquen consuelo en la religión: ésta les ofrece milagros, curaciones, salud del cuerpo y del alma, protección por lo menos psicológica, en fin, todo lo necesario para poder aguantar la vida, en una sociedad que ha destruido todos los lazos comunitarios y deja a los individuos en soledad. Para los solitarios de hoy sólo queda Dios. ¡Cuántos dicen: si no hubiera Dios, no podría aguantar! Para la Iglesia es más fácil volver a esta misión de consolar a los afligidos. Es bueno que lo haga, dada la situación, pero es una tarea sin verdadera esperanza.

Las preocupaciones de la Iglesia actual son: las sectas, la secularización de la sociedad, el relativismo filosófico y la moral de la posmodernidad, lo cual es un indicio de una pastoral a la defensiva. Se repiten los llamados a la evangelización, pero ¿cómo puede evangelizar una Iglesia replegada sobre sí misma, que cultiva un lenguaje propio sin relación con el mundo de los pobres? Ofrece una religión como consuelo, pero no evangeliza.

* * *

Y mañana ¿qué será de Medellín? Hay signos de esperanza. Primero, el neoliberalismo ya está de bajada. Hoy, los resultados económicos son tan catastróficos que los mismos gobiernos empiezan a criticarlo. En cuanto a sus resultados sociales, las protestas empiezan a articularse. Al neoliberalismo le quedan pocos años. El movimiento del péndulo cambia y reaparecen de nuevo los desafíos de la pobreza y la exclusión. En unos pocos años, la Iglesia tendrá que expresarse y definirse de nuevo. La voz de los pobres está callada por el momento, pero clamará. Nuevas políticas tendrán que ser aplicadas y los cristianos serán llamados a colaborar.

En la Iglesia estamos llegando al final de un pontificado que la ha marcado mucho. El próximo Papa tendrá que ser diferente. Lo único seguro es que será diferente y tendrá que abrir las puertas de la Iglesia al mundo, a las otras religiones y a las otras iglesias cristianas. Para poder entrar en diálogo con el mundo, las demás religiones y los demás cristianos, tendrá que conceder más libertad a los católicos. En la actualidad, lo más activo en la Iglesia son los movimientos carismáticos y similares, no tanto por su valor intrínseco, sino por el silencio impresionante de todo lo demás. Claro que los movimientos carismáticos no encuentran obstáculos en la actual situación social, sino al revés, pero los demás están desconcertados y desmovilizados, porque han sido reducidos al silencio "obsequioso". No son sólo algunos teólogos los reducidos al silencio, sino que hay miles y miles de católicos que se autocensuran. En América Latina lo que se escucha es un silencio inmenso. Pero esto ya está en declive. En el tercer milenio se manifestará una Iglesia que, por el momento, vive escondida.

La Iglesia tomará otros rumbos en pocos años más y lo mismo sucederá en el mundo. El modelo neoliberal está condenado por la historia. Así camina la humanidad: un paso atrás y dos pasos adelante.

Una nueva generación abrirá el paso otra vez al pueblo de los pobres. Medellín vivirá de nuevo, pues nada nuevo comienza a partir de cero. Todo lo nuevo empieza a partir de un pasado olvidado o reprimido. Y en América Latina, el punto de partida de una nueva etapa sólo puede ser Medellín.

¿Habrá otro acontecimiento? Aún no lo sabemos. Por el momento no acontece nada. Pero algo puede suceder que cristalice todas la fuerzas latentes. La Iglesia de los pobres está latente. Una nueva circunstancia puede sacarla de nuevo a la superficie de la historia. Medellín reaparecerá mañana, como nuevo acontecimiento eclesial.