Carta a las iglesias, AÑO XIX, Nº 433, 1-15 de septiembre de 1999

 

Ha muerto don Helder Cámara

 

Don Helder Cámara, símbolo de la lucha a favor de los pobres y de la resistencia a la dictadura militar brasileña, murió la noche del viernes 27, por insuficiencia respiratoria, en su humilde casa de Recife, donde había vivido como arzobispo. Había cumplido 90 años en febrero. A la mañana del día siguiente, muy temprano, la gente que salía para trabajar se detenía ante los quioscos de periódicos que traían la noticia de su muerte. Los militares le llamaron el obispo rojo, pero para Brasil la muerte de Don Helder ha sido luto nacional.

Don Helder fue enterrado en la catedral al lado de monseñor José Lamartine, que fue uno de sus ayudantes. Miles de personas formaron cola frente a la catedral de Olinda para dar el último adiós a una de las más significativas figuras de la Iglesia católica brasileña. Propuesto para el Nobel de la Paz, los militares lo boicotearon por miedo a que adquiriera mayor prestigio internacional. Los escuadrones de la muerte atentaron varias veces contra su vida, y su casa mostraba los impactos de las balas.

Durante los veinte años de dictadura militar, de 1964 a 1985, fue un tenaz defensor de los derechos humanos y ayudó a delinear la llamada "teología de la liberación", que la veía fundamentada en los evangelios y que justificaba cristianamente el cambio social. Don Helder resumía la novedad de aquellos años con estas conocidas palabras: "Si doy comida a los pobres, me llaman santo. Si pregunto por qué los pobres no tienen comida, me llaman comunista". También se hizo célebre otra frase suya: "nunca empuñaré las armas ni mataría a nadie. Pero estoy dispuesto a que me quiten la vida por amor a los pobres", palabras que recuerdan los tiempos recios en que a los pastores de la Iglesia les iba la vida si tomaban decisiones en favor de los pobres.

 

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Don Helder nació en Fortaleza el 7 de febrero de 1909. Fue uno de los doce hijos de João Cámara, periodista y crítico teatral, y de Adelaide Pessoa, maestra. Entró en el seminario a los 14 años y fue ordenado sacerdote en 1931. Ya en ese año organizó la Juventud Obrera Cristiana, que estaba ligada a una organización que acabó siendo un partido político.

Enseguida, la Iglesia conservadora de entonces le pidió que abandonara toda actividad de signo político, y fue enviado a Río de Janeiro a organizar la enseñanza religiosa en las escuelas. Nombrado arzobispo auxiliar de Río, organizó enseguida un nuevo movimiento para "urbanizar, humanizar y cristianizar las favelas".

Su influencia en la Iglesia brasileña comenzó a sentirse bien pronto, cuando en 1952 impulsó la fundación de la poderosa e influyente Conferencia Episcopal de Obispos de Brasil, de la cual fue el primer presidente, y de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM).

Posteriormente, trabajó en la preparación del II Concilio Vaticano. El Concilio, convocado por el Papa Juan XXIII, se desarrolló entre 1962 y 1965, e introdujo numerosas y profundas reformas en la estructura y en la pastoral de la Iglesia. De aquellos tiempos del Concilio es también otra de sus frases famosas. Preguntado por los periodistas cuál era el mayor problema de la Iglesia en América Latina, les sorprendió con estas palabras: "el mayor problema de la Iglesia no es la falta de sacerdotes, sino el hambre que pasa la gente". También solía decir: "la liberación eterna comienza aquí. Es aquí y ahora donde construimos nuestra eternidad". Defensor a ultranza de la gente sencilla y pobre, siempre les mostró un gran cariño y sobre todo un gran aprecio, poco frecuente en estos tiempos de infantilización pastoral: "cuando estás cerca de los pobres te das cuenta de que aunque no saben leer ni escribir sí saben pensar". En sus palabras, en sus ideas y en su comportamiento empezaba ya a nacer lo que sería Medellín.

En 1964, año del golpe militar, asumió el obispado de Olinda y Recife. Allí se convirtió en un personaje internacional por sus actividades a favor de los presos políticos, por sus denuncias contra la tortura, que los militares negaban, y por su defensa a ultranza de las clases más pobres.

Sin embargo, su influencia comenzó a declinar cuando Juan Pablo II fue nombrado Papa en 1978. Es sabido que en el Vaticano comenzó una involución doctrinal y se comenzó a sospechar y a atacar a la teología de la liberación como marxista.

Al cumplir los 76 años, sin prolongar ni un año más su ministerio arzobispal, Roma le pidió que dejara la diócesis, y nombraron como sucesor suyo al obispo José Cardozo Sobrinho, conocido como tradicionalista y conservador, quién se dedicó a revertir muchas de las reformas de don Helder. El Vaticano nunca le nombró cardenal, ni siquiera a una edad avanzada, siendo así que don Helder es el símbolo de la nueva Iglesia latinoamericana.

Desde entonces se retiró a vivir, escribir y meditar en una casita sencilla de la misma ciudad de Recife de la que había sido arzobispo. Escribió más de 40 libros, algunos de los cuales tenían que ser leídos a escondidas por miedo a los militares, que los consideraban subversivos. Con más tiempo libre, recorrió las principales universidades del mundo llevando su mensaje de paz y de justicia social.

 

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Murió como deseaba, en su casa, rodeado de sus amigos tras haber estado internado cinco días en un hospital por insuficiencia renal. Comentando su muerte, que siempre esperó con calma, decía: "uno de mis anhelos de llegar al infinito es la esperanza de que, por lo menos, allí las paralelas puedan encontrarse".

Como ocurre con los grandes, su espíritu sigue muy presente. El sábado 28, precisamente el día en que los periódicos daban la noticia de su muerte aparecía también otra noticia que le hubiese alegrado a don Helder. El presidente de la Conferencia de Brasil, Don Jayme Chemello, criticaba la falta de ética en la política y afirmaba: "la política es un arte; si hubiese una política digna no sufriríamos el hambre". Y refiriéndose a la marcha de los 100.000 trabajadores sobre Brasilia para pedir un cambio de política social y económica, Chemello comentó: "esa manifestación demostró lo mucho que el pueblo está sufriendo".

El presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, en una nota oficial, afirmó: "Monseñor Helder Cámara fue un hombre bendito que dedicó su vida al ecumenismo, a los derechos humanos y a la lucha por la paz y la solidaridad. Brasil sentirá su falta".

El periodista de El País, Juan Arias, experto durante muchos años en cuestiones eclesiales dice en su crónica que "a quien el Vaticano nunca quiso hacer cardenal los brasileños ya lo han canonizado en vida". Lo entendemos muy bien. Para todos los hombres y mujeres de buena voluntad don Helder sigue siendo un ser humano cabal, un seguidor de Jesús y un sacramento de la bondad de Dios. Hay esperanza, pues, para los que sobrevivimos en este mundo. Aunque a veces haya que mirar hacia atrás y haya que ir más allá de los paradigmas nos encontramos con la bondad y la verdad.

Ahora, con Enrique Angelelli, con Leonidas Proaño, con Sergio Méndez Arceo, con Oscar Romero y con innumerables hombres y mujeres sencillas, con innumerables mártires de este continente, don Helder nos dice cómo entrar en este siglo XXI.

(Los datos han sido tomados de El País, CNN y de fuentes propias).

 

 


 

 

Corrupción arenera

Los primeros cien días de Francisco Flores

 

Desvío de fondos para la compra de votos

Los acontecimientos suscitados recientemente en torno a las demandas de los ex patrulleros ilustran de modo aleccionador no sólo acerca de las movidas turbias que caracterizan a la política nacional, sino también acerca de lo mal que anda el país en materia de liderazgo presidencial. Esta vez, las irregularidades se iniciaron –siendo este el origen de un sin fin de suciedades que poco a poco han ido saliendo a flote– con el desvío de 10 millones de colones –parte de un paquete de ayuda destinada a los afectados por la tormenta "Mitch"– a la Asociación de Productores Agrícolas (APROAS), integrada por ex patrulleros que sirvieron a la Fuerza Armada durante el conflicto armado.

El desvío de fondos fue efectuado, como todo parece indicar, con la autorización del ex presidente Armando Calderón Sol en plena campaña electoral y, según han revelado miembros de APROAS, con la petición expresa a los ex patrulleros de apoyar al candidato de ARENA, el ahora presidente Francisco Flores. Obviamente, Calderón Sol no estaba solo en la trama; por lo menos otros dos importantes miembros de ARENA sabían lo que estaba pasando: el Ministro del Interior, Mario Acosta Oertel, y el diputado Walter Araujo. Curiosamente, el principal beneficiado de la negociación de ARENA con los ex patrulleros –el presidente Francisco Flores– ha manifestado en más de una oportunidad desconocer por completo de ese trato.

Más allá de si es legítimo o no comprar votos, desde todo punto de vista, además de ilegal, es sucio que un partido utilice recursos públicos para ese fin. Precisamente, esto fue lo que hizo ARENA, con la mayor desfachatez y cinismo. Todo lo demás –si Mario Acosta Oertel no sabía que los miembros de APROAS eran ex patrulleros; si la Secretaría Técnica de Financiamiento (SETEFE) metió mano o no en el desvío de recursos; si los fondos fueron tomados del presupuesto ordinario de la nación o de la cooperación internacional, etc.–, aunque importante para deducir responsabilidades, no debe ocultar el punto central del problema: que el partido ARENA, valiéndose del poder e influencia que tienen varios de sus miembros en las estructuras del Estado, utilizó 10 millones de colones que no eran suyos para la compra de votos.

 

¿Y el presidente de la República?

Pues el presidente Flores se ha movido entre lo absurdo y lo ridículo. Desde que se agudizó el problema de los ex patrulleros Flores parecía no tener claro cómo hacerle frente a la situación. Así, el día del enfrentamiento entre los ex paramilitares y agentes de la Policía Nacional Civil, Flores ocupó buena parte de su exposición en un programa de televisión para explicar los detalles que rodearon la muerte de un ex patrullero, sin ofrecer una solución para el problema, que es justamente lo que cabe esperar de un presidente en una situación de crisis social. Luego, cuando salió a luz el tema de los 10 millones, Flores dijo, primero, que no sabía nada del acuerdo de su partido con los ex patrulleros y, segundo, que no había nada que investigar al respecto. Grave desliz del presidente Flores, porque, en primer lugar, cuesta creerle que no se enteró del mencionado acuerdo –si no lo supo es que fue marginado, por los suyos, de discusiones políticas importantes–; y, en segundo lugar, porque sí había y hay cosas que investigar sobre el desvío de fondos a los ex patrulleros.

Por no haber sabido manejar la situación como era debido, el presidente Flores ha visto fuertemente socavada su autoridad como jefe del ejecutivo. Es indudable que miembros de ARENA cercanos a él se valieron de prácticas sucias para facilitarle su camino a la presidencia de la República. Si verdaderamente no sabía nada del asunto, fue simple y llanamente burlado por aquéllos; si lo sabía y lo niega, no se distingue en lo más mínimo de ellos. Es decir, el presidente Flores siempre queda mal parado ante una sociedad que cada vez más cree menos en su capacidad y voluntad para crear "una nueva forma de hacer política".

 

Flores: ¿otro Calderón Sol?

El primero de septiembre se cumplieron tres meses desde que Francisco Flores asumió el poder del ejecutivo. Tal y como han ido las cosas, es tiempo suficiente para hacerse una idea del tipo de presidente que le espera al país a lo largo de los próximos cinco años. De acuerdo a la imagen que vendió, se suponía que Flores sería, si no el más amigo de los desposeídos, al menos sí un hombre emprendedor, dinámico y eficiente, cuya profesionalidad se haría evidente desde el momento en el que ocupara el cargo. No obstante, lo único que se ha visto hasta ahora es a un mandatario que pasa más preocupado por explotar su vena poético–filosófica que por gobernar.

La pasividad de Flores es asombrosa. Mientras los trabajadores hacen sentir la necesidad de aumentos salariales y rechazan enérgicamente las medidas económicas que el Presidente pretende impulsar, a éste no se le ocurre nada más que hacer "llamados a la razón y al diálogo", con lo cual no hace sino evidenciar la incapacidad de su administración para dar respuesta a una oleada de demandas que, si bien puede ser cuestionada en algunos aspectos, pone de manifiesto la inconformidad de la gente con un gobierno que continúa haciendo caso omiso de los problemas de la mayoría.

De las famosas "alianzas", sólo dos han salido a la luz pública y más han tardado en darse a conocer que en sacar a flote sus debilidades. Primero fue el plan de seguridad pública. Un modelo ambicioso y sugerente, pero poco realista en cuanto al presupuesto y atrapado aún en el enfoque reactivo de la lucha antidelincuencial. Pero es que, además, ciertas actuaciones de Flores contradicen flagrantemente su supuesto interés en combatir la delincuencia. En concreto, el modelo económico que pretende implementar –la segunda "alianza" conocida– y la nefasta Ley de Armas, que él avaló sin mayor detenimiento.

Es harto sabido ya que hablar del combate a la delincuencia sin reconocer la necesidad de combatir la pobreza es mera retórica. Pues bien, ni en el modelo de seguridad pública ni, más preocupante aún, en el modelo económico se ven muestras palpables de que después de los próximos cinco años El Salvador será menos pobre y más seguro que ahora. Al contrario. La privatización, que ha sido una de las grandes banderas de la política económica de los gobiernos de ARENA, no ha dado el resultado esperado. Lejos de eso, los servicios básicos se han encarecido y su calidad ha disminuido considerablemente. Las cosas amenazan con ponerse peor si Flores decide llevar a la práctica la idea de añadir el IVA a la canasta familiar y a los medicamentos. Además, es evidente que nada de lo que está haciendo este gobierno en el terreno económico da pie a pensar que habrá un aumento considerable en la tasa de empleo (otra de las promesas de Flores). ¿Será ésta la forma de combatir la delincuencia desde su raíz?

Por otra parte, la Asamblea Legislativa autorizó la armamentización de la sociedad civil. Un despropósito ante el cual Flores simplemente argumentó que "lo perfecto es enemigo de lo bueno". Aún hoy es un misterio cómo es que el Presidente puede considerar "bueno" que los salvadoreños, con la arraigada violencia que los caracteriza, puedan portar instrumentos de muerte de manera legal. Los ejemplos sobre nuestra violencia cotidiana sobran: un hombre asesinó a su vecino porque al estacionar su vehículo éste arruinó el jardín de su casa; un profesor mató a su esposa y luego se suicidó, estando presente el hijo de ambos en el lugar de los hechos; un conductor asesinó a otro por haberle negado la vía... ¿Será bueno facilitar armas a la población en un país en el que no se respeta la vida y donde la violencia es usualmente el primer recurso para solucionar los conflictos?

El que el Presidente se haya rodeado de "técnicos" para ayudarse a gobernar tampoco ha supuesto ningún cambio considerable. La mayor parte de los ministros será acaso competente, pero es obvio que no están cualificados para administrar una sociedad tan necesitada y conflictuada como esta. Por si esto fuera poco, quienes realmente concentran altos poderes de decisión son las tradicionales y ultra conservadoras figuras de siempre. Mario Acosta Oertel es la prueba más palpable de ello. Además, la presencia de Mauricio Sandoval en la Policía Nacional Civil no favorece mucho la imagen de esa "una nueva forma de hacer política" que Flores anunció hasta la saciedad antes de ocupar la silla presidencial.

Tampoco se ve nada claro que Flores y su gabinete sepan hacia dónde conducir el país. Pese a los esfuerzos en la formulación de un Plan de Nación y al tan publicitado plan de gobierno del mandatario, El Salvador camina a tientas y a la deriva, esperando la noticia del día y la respuesta de coyuntura. Recordemos cuántas maravillas habló el gobierno pasado del Plan de Nación, cuántas veces se insistió en la importancia de que el documento pudiera ser asumido por cualquier grupo político que se hiciera del ejecutivo. Ahora, ni siquiera Flores lo toma en cuenta. Y, peor aún, su notoria falta de liderazgo tiene que ver, en mucha medida, con la falta de un proyecto de conjunto y de mediano y largo plazo, que encamine al país en una sola dirección.

Como van las cosas, el personaje que parecía poseer una diferencia cualitativa respecto de sus predecesores se está convirtiendo en un clásico arenero más. Lo diferente de Flores es su estrategia. Ciertamente, es más cómodo callar y evitar meter mano que fingir hacerse cargo de unos problemas que no parecen tocarle, a pesar de ser los mismos –pobreza y violencia– a los que durante la campaña consideró "sus verdaderos enemigos". ¡Cuánta indulgencia han encontrado esos "enemigos" en el Presidente!

En definitiva, una evaluación de los tres primeros meses de gobierno no puede más que generar pesimismo. Mal hicieron quienes creyeron que Flores superaría, al menos en un mínimo, la gestión de Calderón Sol. "Paquito" es más bien una nueva versión del ex presidente. La falta de planificación, la corrupción, la ausencia de liderazgo, la incapacidad para hacer frente a la pobreza y la violencia, son hasta ahora las notas características de este gobierno. Muchas medidas ya ejecutadas, como la Ley de Armas, el nombramiento de ciertos funcionarios y el modelo de seguridad pública, sin duda determinarán el rumbo del presente lustro. Y eso es lo más grave: el futuro del país depende de un brusco viraje con el que nadie en esta administración da muestras de estar comprometido. Ante semejante panorama, ante semejante presidente, ¿no se estarán socavando las virtudes del presidencialismo para avanzar en el proceso de democratización del país?

 

 


 

 

Monseñor Gregorio Rosa Chávez habla sobre la realidad

 

Como aparece en este número de Carta a las iglesias, se dan realidades en el mundo y en el pequeño país de El Salvador que, por desgracia, se repiten y a las que, también por desgracia, nos hemos ido acostumbrando. Temas como el de la pobreza, el de la violencia, el de la mentira, el del cinismo insolidario, el de la marginación de los empobrecidos especialmente de las mujeres, etc. llenan gran cantidad de literatura actual y, sin embargo, han dejado de hacer mella en la sensibilidad de muchas personas y colectivos del mundo.

Ante ello, lo que esperan las personas que son las víctimas inocentes de dichas realidades y todos aquéllos y aquéllas que tienen buena voluntad, es que haya quien se atreva a llamar las cosas por su nombre y diga en son de denuncia y de llamada la verdad que es y la que debe ser. En estos tiempos en que nos acercamos a los veinte años del martirio de monseñor Romero, cuando se han publicado de nuevo los volúmenes de sus homilías, al releer éstas y al conocer mejor su vida y sus actitudes, es normal que identifiquemos en él a una de aquellas personas. También es normal que nazca en nosotros una nostalgia y un deseo de palabra eclesial que hable proféticamente sobre la realidad.

Por esta razón es motivo de consuelo y de esperanza que personas que tienen autoridad en la Iglesia se muestren continuadoras de las llamadas del concilio Vaticano II, de Medellín, de Puebla y de Santo Domingo y se atrevan a iluminar desde la experiencia cristiana lo que va ocurriendo día a día en la vida de la sociedad, tal como hicieron monseñor Romero, monseñor Gerardi y monseñor Helder Cámara, entre otros, tan presentes en este número de Carta a las iglesias. En este contexto deben enmarcarse las palabras que va diciendo sobre la realidad, siempre que tiene ocasión, monseñor Gregorio Rosa Chávez.

El domingo, 29 de agosto, Monseñor Rosa habló sobre muchas de estas realidades que preocupan al hombre y a la mujer de hoy.

Refiriéndose a la espiral de violencia en la sociedad salvadoreña, unió certeramente este problema al de la pobreza. Dijo en este sentido que "es necesario dirigir una mirada hacia el panorama nacional y lo que vemos no es para quedarnos tranquilos". Analizando el caso de la muerte de Wendy Pineda, hace unos días, que fue degollada y lanzada a un pozo en Guazapa, afirmó que "la muerte de esta niña, que era una niña trabajadora, que tuvo que ir lejos de su casa para vender frutas, es como un símbolo de lo que no debe suceder". Insistió además en que "la base de la violencia es la pobreza, el hambre y la injusticia estructural", y dijo estar seguro "de que si las políticas sociales y económicas se corrigieran no habría necesidad de que se desintegrara la familia". En esta línea, basado en un informe de la UNICEF, sobre la situación de la mujer, el niño y el adolescente, Rosa Chávez sostuvo que se debe pasar del enfoque asistencialista a uno en el que se reconozcan los derechos de la gente, se combata frontalmente la pobreza, se fortalezca la familia y se trabaje por el cambio social. Sobre este cambio dijo que debe ser un cambio de rumbo drástico, donde los pobres tengan futuro y se vele por sus derechos.

Monseñor Rosa dedicó también su comentario dominical a hablar del caso de APROAS (Asociación de Productores Agrícolas) y dijo que el problema más de fondo es que hay una actitud de no enfrentar los problemas del país, que "no quieren reconocer que algo está podrido", que "todo el problema de la corrupción está detrás de este caso y cortinas de humo van y vienen", y que "la confusión aumenta, cuando sería saludable para la nación que se admitiera que sí se equivocaron".

Habló también de las negativas consecuencias que tiene para la democracia el que se esté evadiendo permanentemente el problema y de que esto no es bueno para la democracia, ya que se requiere una democracia transparente y de diálogo. Insistió en que "es importante llegar a la verdad sobre el aparente desvío de fondos" y en que siempre debe respetarse la voluntad del donante. Afirmó en último término que "aquí hay afectados del Mitch en forma permanente, que es un problema estructural de injusticia y que la pobreza tiene rostro de mujer".

Tuvo también unas palabras sobre las tan elogiadas remesas familiares. Señaló que mucho se elogia el beneficio de las remesas familiares, pero insistió en que no se toma en cuenta el precio de esto, que es la falta de una figura paterna en el hogar, la desintegración de la familia, la falta de ternura en los hogares.

Para monseñor Rosa Chávez, muchos males se solucionarían si se establecieran prioridades en favor de las mayorías y sus necesidades, como la pobreza y la educación.

Es indudable que tales palabras sobre la realidad en boca de un jerarca de la Iglesia católica no sólo hacen pensar, sino que tienen el efecto de animar a seguir trabajando para transformar tal realidad, para convertirla en mejor en beneficio de los más desamparados de la sociedad y para ir poniendo aquéllas que son las señales obvias del reino de Dios: la justicia, la participación social, la liberación de todas las cadenas, la generosidad solidaria, la pacificación de la sociedad, la civilización del amor.

 

 


 

 

Cuestión de racionalidad

José María Tojeira

 

El final del mes de agosto ha estado plagado de contradicciones políticas. Tanto que algunos han vuelto a tocar el tema de la gobernabilidad del país. El Presidente incluso ha tocado el tema de la vuelta al pasado. Y un cierto desconcierto y descontento se ha multiplicado entre los sectores más activos de la vida social y política salvadoreña.

Los conflictos con los ex patrulleros y con algunos sectores del empleo estatal permitieron que salieran a luz algunos actos que no podemos catalogar sino como corrupción política. No de otra manera puede calificarse la entrega de diez millones de colones a APROAS, asociación que reúne en la actualidad a los antiguos patrulleros.

Pero el hecho de los diez millones entregados se terminó, en medios políticos, viendo como fruslería, al lado de la incapacidad gubernamental para explicar el hecho. Diez millones gastados y el Presidente de la República era incapaz de dar una explicación fidedigna. Los ministros se tiraban explicaciones unos contra otros. Algunos políticos areneros, de los más experimentados en la maniobra y el manejo de situaciones complicadas, aparecieron de repente como seres angelicales que no se habían dado cuenta que APROAS y los ex patrulleros eran una misma realidad. Ante el escándalo de las Embajadas que vieron con horror cómo la ayuda del Mitch se repartía no a los damnificados, sino a los antiguos amigos políticos de Arena con la intención de callarles la boca antes de las elecciones, el Gobierno reaccionó rápidamente ofreciendo una nueva explicación. El dinero salió ahora de imprevistos. Y todo fue perfecto, todo fue legal, todo fue lógico en el marco de un gobierno ejemplarmente interesado en el desarrollo de su pueblo pobre. Ni una autocrítica, ni un reconocimiento de que algo estuvo mal hecho, ni la más mínima expresión o promesa de que situaciones de éstas no volverán a darse.

Más allá de lo frustrante que esto pueda ser (esperábamos un gobierno de profesionales y de mayor respeto a la ley, no a un club de chambones dirigiendo desafinadamente la orquesta nacional), lo importante ahora sería sacar algunas conclusiones adecuadas. La primera, y para que el Gobierno recupere credibilidad, hacer una auditoría, con elementos independientes y gubernamentales trabajando juntos, de la ayuda recibida para el Mitch. Hay suficientes elementos para pensar, y no sólo los datos que APROAS ha aportado, que la ayuda del Mitch no ha sido adecuadamente utilizada. Ser transparentes, deshacer acusaciones infundadas, deducir responsabilidades a quienes hayan aprovechado puestos de influencia para hacer derivaciones indebidas de la ayuda obtenida, son tareas necesarias si queremos que el actual gobierno se aparte de las prácticas del pasado.

En segundo lugar creo importante debatir con seriedad lo que este tipo de situaciones implica. Y me referiré a dos temas mencionados en vinculación con los acontecimientos que mencioné al principio: La vuelta al pasado y la gobernabilidad del país. La vuelta al pasado la ha manejado el Sr. Presidente en referencia a la presión utilizada por sectores populares y gremiales reclamando determinados derechos socioeconómicos. Sobre esto diría dos cosas. En primer lugar que la única manera de que la gente no presione es que, o bien vea básicamente satisfechas sus necesidades, o bien sienta que sus necesidades son dialogadas con racionalidad, transparencia y deseo de solucionarlas por parte de los gobiernos. Si esas dos circunstancias no se dan, los gobiernos no tienen derecho a pedir que no se les presione. Y en segundo lugar, si los gobiernos se resisten a dialogar o hacen trampas en el proceso de diálogo, quienes vuelven al pasado son los gobiernos y no las personas que presionan. En el caso de los ex patrulleros, volvió más al pasado la policía matando a dos manifestantes que los ex patrulleros tirando piedras a la policía.

Si la vuelta al pasado es tema de la derecha gobernante y aliados, la no gobernabilidad del país suele ser tema un poco más a la izquierda. Yo no creo que El Salvador sea ingobernable, ni que los acontecimientos que nos impactaron en las semanas pasadas lo demuestren. Al contrario, creo que vivimos en un país bastante gobernable. Y que por ello mismo quienes gobiernan se pueden dar el lujo de gobernar sin racionalidad. No veo que podamos caer en la ingobernabilidad ni a corto ni a mediano plazo. Pero sí creo que la irracionalidad en el modo de gobernar nos puede llevar al conflicto social. Y las últimas semanas han sido abundantes en manifestaciones de irracionalidad política. Comenzando por las múltiples y contradictorias manifestaciones de los dirigentes de Arena en torno al tema de los diez millones. Siguiendo por las declaraciones del Presidente achacando la vuelta al pasado a las víctimas en vez de a los victimarios. Y finalizando con la incapacidad de ser transparentes en un tema que lo amerita. Ojalá una reflexión más seria sobre los hechos recién pasados nos ayude a cambiar de rumbo y poner un poco más de racionalidad en la cosa pública.

 

 


 

 

Nuevas esperanzas de que se resuelva pronto

el asesinato de Monseñor Gerardi

 

Como se sabe, desde el asesinato de monseñor Gerardi, ocurrido el 26 de abril de 1998, las investigaciones sobre el caso han sufrido muchas dificultades y éste no ha sido todavía esclarecido.

Ya la misma noche del crimen, según parece, algunos oficiales del Ministerio Público ordenaron una "limpieza" de la escena del crimen, alterando así y haciendo desaparecer evidencias.

El caso fue asignado al fiscal Otto Ardón quien comenzó diciendo que se trataba de un crimen común y mandó arrestar al sin hogar Carlos Vielman. Más tarde hizo encarcelar al P. Mario Orantes, sacerdote que vivía en la misma casa cural que el obispo. A pesar de que fueron utilizados más de 100 agentes en la investigación que llevó a prisión a dicho sacerdote, al final se demostró que las acusaciones contra él no tenían fundamento. Finalmente, el fiscal Ardón fue removido del caso y sustituido por Celvin Galindo.

Inmediatamente comenzaron a surgir sorpresas. En un cateo de la casa de un militar sospechoso, fueron descubiertos un reloj y una cadena de oro pertenecientes al obispo Gerardi, cosa que no había sido mencionada en la investigación del fiscal Ardón. A raíz de esto, el nuevo fiscal decidió investigar al militar que estaba conectado con la guardia presidencial y se dio cuenta de que las declaraciones hechas por el militar al fiscal Ardón se habían "extraviado".

Con encubrimientos, tergiversaciones de la realidad y cosas por el estilo, siempre por parte de la Presidencia de la República y de los militares, el caso avanzó muy lentamente y en algunos momentos dio la impresión de que desaparecía de la escena pública. En estos últimos días, sin embargo, se han dado un par de hechos que han hecho renacer la esperanza de que se pueda llegar a saber la verdad del caso y se haga justicia de una vez, tal como ha aparecido en algunos diarios de Guatemala, de El Salvador y de otros países.

 

Aparece un nuevo testigo

Un nuevo testigo (en los diarios ha aparecido su nombre) del asesinato del obispo, presentado por el Arzobispado de Guatemala, ha vinculado al Estado Mayor Presidencial al hecho y ha proporcionado el nombre del autor material del mismo. El testigo prestó su testimonio ante la juez Flor de María García, titular del juzgado Segundo de Primera Instancia Penal, el miércoles 25 de agosto y su declaración se tomó como un "anticipo de prueba" para el eventual juicio público contra los que resulten responsables.

El nuevo testigo ha trabajado en el Estado Mayor Presidencial y ha alcanzado varios puestos en los últimos nueve años. Entre estos puestos, el más elevado ha sido el de Asistente Encargado de Servicios, que supervisa la entrada y salida de vehículos propiedad del Estado Mayor Presidencial; es el que ocupaba cuando fue asesinado monseñor Gerardi.

Según el diario guatemalteco Prensa Libre, el ex miembro del Estado Mayor Presidencial dijo a la juez que el asesinato de Gerardi, la noche del 26 de abril de 1998, fue debidamente preparado por ese cuerpo de elite del ejército, y señaló al mayor Juan Francisco Escobar Blas, al mayor Dubois y al capitán Byron Lima Oliva, de planificadores de dicho asesinato. Dichos oficiales, según las declaraciones del testigo, "limpiaron la zona del crimen", dejando expeditos los alrededores de la casa parroquial de la iglesia San Sebastián, en cuya cochera se perpetró el brutal asesinato. Aseguró también que la noche del crimen vio salir del Estado Mayor Presidencial el vehículo Toyota Corolla de color blanco, placa 3201, que fue visto transitar por los alrededores de la iglesia y que dicho vehículo estaba después en las instalaciones del Estado Mayor Presidencial. El testigo también proporcionó al tribunal el nombre del supuesto autor material del asesinato y toda su declaración refuerza una vez más la tesis de que se trató de un crimen político.

A causa de su declaración el testigo tuvo que exiliarse, junto con su familia, por las amenazas de muerte recibidas, según dicen los abogados vinculados al caso. Como se recordará, también permanece en el exilio otro testigo, conductor de taxi, cuya historia sobre el Toyota corrobora lo que ha dicho este nuevo testigo. Dicho conductor de taxi fue secuestrado y, tras conseguir escapar de sus secuestradores, también se tuvo que exiliar.

Como era de esperar, los militares han rechazado estas últimas acusaciones afirmando que, mientras el testigo trabajaba en el Estado Mayor Presidencial su puesto fue el de portero del Palacio Nacional de Cultura, y que ha tenido fuertes problemas económicos que le han llevado a acusar al Estado Mayor para chantajear y conseguir así dinero. Según el coronel Douglas Barrera, portavoz del Departamento de Información de la Fuerza Armada, el testigo nunca estuvo en un puesto en el que pudiera obtener un segura información sobre el caso Gerardi.

 

Reacciones de la Iglesia

Nery Ródenas, director de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado ha puntualizado que la historia del nuevo testigo coincide con la de otros testimonios del caso y ha solicitado la colaboración de la institución armada en las investigaciones, después que el testigo ha involucrado a miembros del Estado Mayor Presidencial en el asesinato del obispo.

El asesor jurídico de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, Mynor Melgar, ha lamentado que la declaración del testigo haya sido filtrada a los medios de comunicación "porque esto sólo puede ayudar a que los asesinos se escapen".

El obispo Mario Ríos Mont, al cargo de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado como sucesor de monseñor Gerardi, ha expresado su confianza de que el Fiscal Celvin Galindo y la juez Flor de María García se muestren decididos y acepten el testimonio del nuevo testigo.

El Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, Monseñor Víctor Hugo Martínez, ha considerado que el nuevo testigo "sólo vino a confirmar lo que se dijo desde el principio, que el crimen fue político". Asimismo hizo un llamado para que el Ministerio Público (Fiscalía) investigue esa versión, "porque desde la muerte de monseñor Gerardi se tuvo que hacer". También ha pedido al gobierno del presidente Alvaro Arzú que investigue exhaustivamente el asesinato, ya que "fuerzas ocultas han tratado de obstaculizar la investigación".

 

Pruebas de ADN

También según algunas crónicas de los diarios guatemaltecos, recogidas por diarios de otros países, entre ellos, de El Salvador, la investigación del asesinato del obispo guatemalteco Juan Gerardi Conedera se reactivó al retornar en estos días al país el fiscal Celvin Galindo López con resultados de pruebas de ADN de la sangre extraída a 17 sospechosos. Galindo recibió en Washington el informe de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y dijo que es muy importante y que dentro de dos semanas podrá hacer públicos los resultados para adoptar las medidas pertinentes. Esto da esperanzas de que el caso pueda ser resuelto en breve tiempo.

 

 


 

 

La manipulación de la religión a través del temor

 

José Luis Caravias, S.J.

 

En estos días entra sin pudor hasta el último rincón de nuestros hogares un tufo maloliente de temor. Temor a las próximas desgracias cósmicas que están por "caer". Temor esquizofrénico a lo desconocido, que zumba molesto en nuestros atormentados espíritus. Miedo de que acabe todo, de que llegue el fin…

El spray que enrarece esta ya cargada atmósfera se compone de una mezcla de citas "proféticas", de muy variada procedencia, todas ellas sin marca de fábrica, que producen una repugnante nebulosa difícil de respirar. Se entrecruzan, sacadas de contexto, frases sueltas de Nostradamus y San Malaquías, de Jesucristo y Ptolomeo, del "Libro de los Muertos" y el Apocalipsis, de la Virgen de Fátima y la pitonisa de la esquina… Lo mismo da que un texto sea esenio, hindú o babilónico. Todo sin el menor aparato crítico, inventando y tergiversando a gusto y placer. Basta con que un cualquiera se presente como "músico de los planetas" ofreciendo un "Realismo Mágico" para entregarnos a él extasiados, permitiéndole meter sus punzantes dedos en nuestros ya angustiados corazones…

Gran cantidad de gente de todas las clases sociales, presos de su ingenuidad, ingiere con fruición esta ensalada de sincretismo religioso. Los sufridos habitantes de este planeta, cansados de tantos callejones sin salida, entran en esta "Religión del miedo", diseñada por expertos en tragedias, buscando un poco de bálsamo para sus agitados pulmones… y lo único que encuentran, una vez más, son grandes dosis de resignación pasiva, fetichista, que a veces degenera en histeria.

Los ingredientes más usados en esta "cocinada" provienen de los cuartetos de Michel de Nostradamus. No es que este señor, de la época renacentista, fuera un mago o un brujo esotérico. Se trata de un científico, hijo de la ciencia del siglo XVI, que sintió especial predilección por las matemáticas y las ciencias astrales. Y llegó a convertirse en un insigne y respetado médico, muy comprometido en épocas de epidemias.

Alrededor de 1.555 publicó sus Centurias, en las que narra en cuartetos sus visiones y profecías. El mismo aclara "A las Profecías las he oscurecido voluntariamente un poco por la manera como las he ordenado: constituyen una perpetua vaticinación de aquí al año 3.797"… Conociendo la fragilidad de los hombres, y no queriendo arriesgarme nunca a escandalizarla, decidí expresarme en sentencias cortas, tejidas unas con otras, y cuyo sentido quedaría oculto tras de severos obstáculos: todo esto debía ser redactado bajo forma nebulosa, como conviene a estas profecías…".

He leído buena parte de estas Centurias de Nostradamus y algunos escritos más de él. Y me resulta un hombre sincero y respetable, acorde con su tiempo. Pero me subleva toda esa acomplejada caterva de seudocientíficos actuales, profetas del miedo, que despiden chorros de negativismo, intentando obscurecerlo todo y angustiar a todos. Manipulan descaradamente las citas de autores respetables y los mismos hechos históricos. Nada de reflexión seria y responsable, sino simples mentiras, enmascaradas bajo capa de "ciencia". Se rodean de un halo de misterio, sumamente rentable. Se aprovechan de la ignorancia y la ingenuidad del pueblo, desorientándolo a base de raras y oscuras predicciones. Y un pueblo asustado y desorientado deja de ser peligro para los poderosos y se convierte en consumidor teledirigido a distancia…

Usando un fundamentalismo craso, –todo al pie de la letra, según el capricho del "iluminado"–, pretenden justificar sus predicciones, "demostrando" que muchas profecías ya se han cumplido. Dicen que las Centurias de Nostradamus anunciaron la revolución francesa, la llegada al poder de Napoleón, la Segunda Guerra Mundial, el final de Hitler, la muerte de Kennedy o el fracaso del Apolo13. Pero las Centurias usan un lenguaje tan simbólico y enigmático, que por medios ahistóricos y fundamentalistas puedo demostrar con ellas lo que se me dé en gana, hasta los hijos que va a parir mi gata al final de este mes.

El lenguaje simbólico de cualquier escrito apocalíptico hay que interpretarlo según las propias normas de este género literario y dentro de su marco histórico, y no de una forma fundamentalista y ahistórica, caprichosa y tendenciosa. Hay intereses solapados de engañar y manipular

Realmente seguimos siendo muy ingenuos. Cualquiera, no sabemos con qué fines, se pone a interpretar pronósticos enigmáticos escritos hace siglos, sin ningún asidero serio y responsable, y multitud de gente se deja llenar el corazón de angustia… Somos tan tarados que estamos dispuestos a vivir angustiados, con tal de no tener que comprometernos responsablemente.

Mención especial merece el caso del "Tercer mensaje de la Virgen de Fátima". Casi no hay casa en la que no haya entrado una fotocopia de este panfleto. Se trata de algo absolutamente falso. Ese Dios castigador no es el Dios de Jesús. Ni esas palabras tan duras pueden ser de la Madre de Jesús. Ese "mensaje", no autorizado por la Iglesia, está impregnado de angustia. Por ningún lado aparece la "Buena Noticia" de la paz de Dios, que es fruto de la justicia. Los problemas del mundo no se van a solucionar prendiendo velas, sino comprometiéndonos con seriedad en la construcción de un mundo justo, en el que sea posible una auténtica fraternidad.

¡Dejémonos de pendejadas, y arrimemos el hombro, cada uno según su responsabilidad! Dios es mucho más grande, más constructor, más positivo, más lindo, que esos ídolos, torpes, miopes y vengativos, en los que nos quieren hacer creer… No está llegando el fin del mundo, apenas comenzamos a construirlo…

 

 


 

 

Jesús y las mujeres

José M. Castillo

 

Lo digo ya y en pocas palabras: el que no sabe lo que fue realmente la relación de Jesús con las mujeres, ni conoce a Jesús ni comprende el mensaje que él quiso transmitir. Lo cual no debe extrañar a nadie. Porque si la presencia de la mujer es determinante y hasta decisiva, en la vida de cualquier persona y en la cultura de toda sociedad, no lo iba a ser menos en la existencia concreta de Jesús. Lo que pasa es que todo lo que roza con el sexo (máxime si lo que está en juego es la respetabilidad de Jesús) es algo que a muchas personas les provoca, no sé si tal respeto o tal miedo, que, sin darse cuenta, a esas personas les bloquea la mente y hasta les incapacita para pensar en ese asunto. Y la cosa se complica aún más cuando nos ponemos a hablar de semejante cuestión en una cultura machista y androcéntrica como la nuestra. Porque la pura verdad es que todavía abundan demasiado los que se ponen nerviosos en cuanto salen a colación las reivindicaciones de feministas y grupos similares. Y, ¡lo que faltaba!, que ahora nos pongamos a tratar de tema tan espinoso, nada menos que en relación a Jesús de Nazaret.

La primera pregunta, que hay que hacerse aquí, es clara: ¿qué pasaba con la mujer en la sociedad en que vivió Jesús? Filón de Alejandría, un judío helenista de aquel tiempo, decía que "toda vida pública, con sus discusiones y sus negocios, tanto en la paz como en la guerra, está hecha para los hombres". Y es que, en la legislación (religiosa) de entonces, se repite sin cesar una fórmula que equiparaba a mujeres, esclavos y niños: "la mujer, igual que el esclavo no judío y el niño menor, tiene sobre ella a un hombre como dueño". Por eso las discriminaciones, entre mujeres y hombres, eran constantes y hasta provocativas. Por ejemplo, las escuelas eran exclusivamente prohibidas a las mujeres. Y sabemos por Flavio Josefo (un historiador judío del siglo primero) que la mujer estaba obligada a obedecer a su marido como a su dueño; y esta obediencia era un deber religioso. En la práctica, la mujer venía a ser como una sirvienta del marido.

Naturalmente, todo esto llevaba consigo que las mujeres tenían que vivir en un estado de separación permanente con respecto a los hombres. Filón nos informa que las mujeres vivían recluidas: "no sobrepasaban la puerta del patio". Y en cuanto a las jóvenes, "estaban confinadas en los aposentos de las mujeres y evitaban por pudor la mirada de los hombres, incluso de los parientes más cercanos". De ahí que un famoso letrado José ben Yojanán (hacia el año 150 a. C.), decía: "No hables mucho con una mujer". Y añadía: "Esto vale de tu propia mujer, pero mucho más de la mujer de tu prójimo". Por eso se explica que las reglas de la buena educación prohibían encontrarse a solas con una mujer, mirar a una mujer casada e incluso saludarla. Y aunque es cierto que, en los ambientes populares existía una mayor permisividad, entre otras cosas, porque las mujeres trabajaban en la agricultura como los hombres, no es menos verdad que una mujer no debía estar sola en los campos. Y no era corriente, incluso en el campo, que un hombre se entretuviera con una mujer extraña. Esto, ni más ni menos, es lo que explica la extrañeza de los discípulos de Jesús cuando lo vieron conversando con la samaritana (Jn 4, 27).

Mención aparte merece la situación de la mujer en cuanto afectaba a sus derechos legales y, más en concreto, por lo que se refería al matrimonio. La edad normal de los esponsales para las jóvenes era entre los doce y los doce años y medio. Pues bien, precisamente hasta esa edad, una hija no tenía derecho a rechazar el matrimonio decidido y contratado por su padre. Es más, el padre podía incluso casar a una hija suya con un deforme, cosa que normalmente se hacía por dinero. Y, lo que es peor, el padre podía vender a su hija como esclava, si no había cumplido más de doce años. Además, la poligamia estaba permitida. Lo que suponía que la esposa debía tolerar la existencia de concubinas junto a ella, aunque es verdad que esto se lo podrían permitir (normalmente) sólo los ricos.

Por otra parte, el derecho al divorcio estaba exclusivamente de parte del hombre. En las leyes del Deuteronomio (cap. 24, 1), se permite al hombre despedir a su mujer, en el caso de que éste encuentre en ella "algo vergonzoso". Pero, claro está, a la hora de precisar cómo había que entender esa ley, los seguidores de la escuela teológica de Hillel (en contra de lo que opinaban los partidarios de Shammay) venían a decir que, "por cualquier motivo" (Mt 19, 3), el marido podía echar a la mujer a la calle. Lo que significaba que los hillelitas reducían a pleno capricho el derecho unilateral al divorcio que tenía el marido. Por eso, cuando Jesús dice aquello de que "lo que Dios ha unido, no lo separa el hombre" (Mt 10, 6), lo único que hace es responder a lo que le preguntaron unos fariseos que debían ser partidarios de Hillel. Jesús, por tanto, no se refiere propiamente al problema nuestro del divorcio. Se limita a responder lo que le preguntaron. Que no era, ni más ni menos, si el marido tenía derecho unilateral a echar a la mujer a la calle cuando le diera la gana. Y eso es lo que Jesús dice que no puede ser. O sea, lo que Jesús defiende es la igualdad de derechos del hombre y de la mujer en el matrimonio. Sacarle más consecuencias a ese pasaje, es atreverse a afirmar algo que, dada la pregunta que allí se planteó, seguramente a Jesús ni se le pasó por la cabeza.

 

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Que Jesús trató con el mayor respeto y con suma delicadeza a las mujeres, que se cruzaron en su vida, es cosa que nadie pone en duda. Pero eso lo hace cualquier persona respetuosa y que sabe apreciar la dignidad de todo ser humano. Por eso es importante dejar muy claro que el comportamiento de Jesús con las mujeres fue mucho más lejos y, en consecuencia, resulta bastante más sorprendente.

Ante todo, hay algo que llama la atención. Como sabemos, por los evangelios, Jesús tuvo problemas y conflictos con mucha gente. Los tuvo con las autoridades religiosas de aquella sociedad (sumos sacerdotes, senadores y doctores de la ley). Los tuvo además con los partidarios más activos de los dos grandes grupos que había entonces, los saduceos (Mc 12, 18–27) y sobre todo con los fariseos. También tuvo serios problemas con su familia (Mc 3, 21; 6, 4; Jn 7, 5) y con los paisanos de su pueblo (Mc 6, 1–6). Y (lo que es más chocante) se produjeron tensiones muy fuertes entre Jesús y sus discípulos. Baste recordar que al más importante de ellos, Pedro, le llegó a llamar "Satanás" (Mt 16, 23). Sin embargo, un hombre que tuvo tantos problemas con tantas personas, con ninguna mujer tuvo jamás ni un roce.

Pero lo sorprendente no está en que no tuvo problemas con las mujeres. Eso puede ocurrir (y ocurre), seguramente, en la vida de muchas personas. Lo que hace pensar, en toda esta cuestión, es la importancia, que tuvieron las mujeres, en la vida de Jesús. Empezando por lo más claro: el grupo que acompañaba a Jesús no estaba formado sólo por hombres (los "discípulos" o los "Doce"), sino que allí iban también, como indica expresamente el evangelio de Lucas, "muchas mujeres" (Lc 8, 2–3). Marcos igualmente habla de las mujeres, que andaban con Jesús "cuando estaba en Galilea" y además "otras muchas que habían subido con él a Jerusalén" (Mc 15, 41). Si tenemos en cuanta que, en aquella sociedad, las mujeres no podían entretenerse con hombres fuera de su casa, es evidente que tenía que resultar sospechoso, por lo menos, el grupo aquel de hombres y mujeres, todos juntos, que iban con Jesús "de pueblo en pueblo y de aldea en aldea" (Lc 8, 11).

Por otra parte, sabemos que Jesús había curado, a algunas de aquellas mujeres, "de malos espíritus y enfermedades", especialmente a María Magdalena "de la que habían salido siete demonios" (Lc 8, 12). En aquella cultura, en la que los conocimientos de medicina eran muy escasos, las enfermedades se explicaban o por causa de pecados (que habría cometido el paciente o su familia) (Jn 9, 2) o por la presencia de "malos espíritus" a los que se atribuían determinados males, por ejemplo la epilepsia (Mt 17, 18) o la parálisis (Lc 13, 11. 16). Esto quiere decir que con Jesús iban mujeres que, desde el punto de vista de las convicciones sociales de entonces, no eran precisamente "edificantes". Mucha gente las veía como personas "empecatadas" o "endemoniadas". Y Jesús no tuvo el menor inconveniente en andar, de un lado para otro, con tales personas.

Pero el comportamiento de Jesús, en un asunto (para muchos) tan "delicado", llegó a resultar incomprensible. Por ejemplo, cuando se dejó "besar" (Lc 7, 38), "tocar" (Lc 7, 39) y "perfumar" (Lc 7, 38), en público, por una prostituta "conocida en la ciudad" (Lc 7, 37). Cosa que, lógicamente, provocó serias sospechas en la casa del piadoso fariseo donde pasó todo aquello (Lc 7, 39). Los creyentes de hoy, desde la fe en Jesucristo, leemos este episodio como un relato de edificante "conversión". Pero hay que ponerse en el pellejo de los que vieron semejante escena. Algo que hoy seguiría resultando escandaloso. Además, lo de dejarse perfumar, en público, por una mujer, se volvió a repetir (Jn 12, 1–8). Y el evangelio dice que aquello costó un dineral, porque se trataba de "una libra de perfume de nardo auténtico de mucho precio" (Jn 12, 3). Con lo cual, de nuevo el escándalo, porque hubo quien dijo que tanto dinero se podía haber dado en limosna a los pobres (Jn 12, 5). Y lo chocante es que Jesús le dio la razón a la mujer (Jn 12, 7).

Más aún, el mismo Jesús "despenalizó" el adulterio, cuando le trajeron a aquella mujer que había sido sorprendida precisamente en semejante escándalo (Jn 8, 1–11). Y, sin duda alguna, lo más provocativo ocurrió cuando Jesús les dijo, en su cara, a los sumos sacerdotes y a las máximas autoridades (Mt 21, 23) que las prostitutas son las primeras a la hora de entrar en el Reino de Dios (Mt 21, 31). Si eso se debe a que se convirtieron, como se puede pensar a partir de Mt 21, 32 es cosa que cada día se pone más en duda. Porque, como ya indicó el profesor Joachim Jeremías, no hay datos que hagan suponer que las prostitutas y los publicanos de Israel cambiaron de vida. No. La cosa se explica por lo que digo para terminar.

Lo que los evangelios destacan, en los relatos que he recordado, no es que Jesús se rebajó a tratar con mujeres indignas y a dejarse querer por ellas. Eso sería enaltecer a Jesús a costa de las mujeres, una vez más. No y mil veces no. Lo que los evangelios dejan muy claro es que las mujeres, a las que la sociedad considera como indignas, tienen tal dignidad (sean quienes sean y se porten como se porten), que Jesús, por dejar eso claro de una vez para siempre, no dudó en jugarse su buen nombre y hasta llegó a escandalizar a los más "piadosos". Lo que pasa es que esto es duro de aceptar. Lo fue para las gentes "respetables" de entonces. Y lo sigue siendo ahora. Porque la "buena noticia", que es el Evangelio, es y será siempre la piedra dura en la que nos vamos a partir los dientes todos los que vamos por la vida considerándonos los mejores.

 

 


 

 

Pobreza agraviada.

Cinismo de nuestro mundo

 

En el Nº 431 de esta Carta a las Iglesias, reprodujimos datos importantes del Informe de las Naciones Unidas sobre la pobreza, con un comentario de actualidad. Publicamos ahora un editorial de El PAIS, Madrid, del 21 de agosto, sobre el cinismo de nuestro mundo.

 

LA VOZ de alarma de la ONU está más que justificada, porque los datos son estremecedores. Desde 1992, los 21 países más ricos y desarrollados han recortado sus ayudas al Tercer Mundo en un 24%. Son 15.000 millones de dólares menos (2,4 billones de pesetas), según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Y esto ha sucedido en años en los que la economía de los países ricos ha aumentado de forma constante. Tan sólo en los últimos tres, los mercados financieros de Europa y Estados Unidos han crecido en un 70%. No se trata sólo de una evolución bochornosa y la prueba de una falta de sensibilidad y compasión. Es también una demostración de falta de visión política y una grave irresponsabilidad para con los países pobres y con los que no lo son. El mundo es cada vez más pequeño. Los humanos somos cada vez más, y las distancias, cada vez más estrechas. Pero las sociedades del bienestar parecen creer que pueden mantener permanentemente lejos de sus fronteras las inmensas bolsas de miseria.

Ya no se trata siquiera de alcanzar ese 0.7% del producto nacional bruto que tan admirablemente se ha reclamado en ayudas al Tercer Mundo en España. España es además una excepción, porque ha aumentado modestamente sus aportaciones respecto a su PNB. Lo que se perfila es un olvido generalizado por parte de los gobernantes en los países ricos de que el futuro de las próximas generaciones en sus naciones está vinculado al desarrollo del Tercer Mundo. No habrá vallas en Ceuta ni corrientes del estrecho de Gibraltar ni distancias en el Mediterráneo que impidan que millones de seres humanos busquen su derecho de sobrevivir o mejorar su subsistencia y la de sus hijos.

En este sentido, Africa es el continente sangrante por excelencia. Treinta años después de su colonización, muchos países de este continente están sumidos en guerras, hambrunas y miseria, sin que su tragedia parezca inquietar más que a algunas organizaciones humanitarias. Tiene razón el secretario general de las Naciones Unidas, el ghanés Kofi Annan, cuando dice que si Africa obtuviera un interés similar al recibido por Kosovo, muchos de sus problemas estarían en vías de solución.

Todo indica que, sin una ayuda urgente a este continente, su situación empeorará drásticamente en los próximos años. Es imprescindible una movilización general, dirigida por la ONU, pero en la que deben participar todas las organizaciones públicas y privadas de los países ricos, para afrontar una crisis dramática por su magnitud y terrible en sus efectos.

 

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El nuevo reparto de Africa

El Continente africano es, seguramente como ningún otro, el gran olvidado por todas aquellas fuerzas progresistas de la comunidad internacional que pretenden desterrar para siempre de la faz de la tierra la barbarie, el hambre y la miseria. Y sin embargo, a la vez, ha sido durante siglos objeto de "atención", codicia y expolio por parte de los gobiernos y de los grandes intereses económicos del Norte civilizado, fundamentalmente de los europeos. Los últimos cambios políticos globales, que han convertido a Estados Unidos en la gran potencia hegemónica mundial, han tenido también su repercusión en este continente. Desde hace unos años empieza a ser evidente que nada sucederá en él a partir de ahora sin el beneplácito del gobierno de Estados Unidos y de las grandes corporaciones multinacionales de su órbita.

Sin embargo, esta nueva etapa no ha significado el inicio de una "primavera" africana en el marco de un supuesto nuevo orden internacional, sino más bien el de una especie de neocolonización. En ella lo fundamental no parece ser el dar una respuesta a los problemas cruciales de Africa, sino la explotación masiva de sus recursos en las condiciones más favorables posibles para las grandes multinacionales. Hace unos años Ronald Brown, Secretario de Estado de Comercio, lo proclamaba sin el menor rubor y con la más expresiva y africana de las imágenes: "Durante muchos años los negocios africanos han estado dominados por los europeos, mientras que Norteamérica sólo controlaba el 17% de este mercado. Ahora estamos determinados a invertir esta situación y a hacernos con la parte del león".

No es casual que el Sr. Brown hiciese tal declaración programática en Uganda. Esta ha sido precisamente la "cabeza de playa" en la que el gigante norteamericano ha hecho su "desembarco" en Africa. Lamentablemente, este desembarco no tenía la misma grandeza de miras que el de Normandía. Este pequeño, pero estratégico país, es limítrofe con ese otro gigante que es el antiguo Zaire, un verdadero prodigio en recursos naturales de todo tipo, que ocupa el centro mismo de este gran continente. Primero cayó Ruanda, después la democracia en Burundi y más tarde el Zaire mismo. Los importantes contratos mineros ya conseguidos empiezan a proporcionar los primeros dividendos que acrecentarán ese pobre 17% del que se lamentaba el Sr. Brown.

Los objetivos económicos son, pues, claros. Pero lo realmente desolador es que los métodos para alcanzarlos no han variado de los que se practicaron durante décadas en América Latina. Son demasiados los indicios de ello. Al parecer en Africa aún es posible tener por aliados a genocidas más feroces que los Pinochet, Videla, etc. sin que las sociedades norteamericanas y europeas lleguen a descubrir lo que realmente está sucediendo. También se han tenido que realizar poderosas campañas mediáticas que, tras el genocidio de varios cientos de miles de tutsis y hutus moderados en el 94, ocultasen a la opinión pública internacional otro genocidio mucho mayor de varios millones de hutus y justificasen el brutal apartheid que sufren los supervivientes de esta etnia mayoritaria. Monseñor Munzihirwa, obispo jesuita de Bukavu, tres días antes de ser asesinado, al igual que monseñor Romero, había clamado: "Pedimos a los lobbies tutsis que dirigen Ruanda y Burundi que dejen de organizar la desinformación a fin de engañar a la opinión internacional". Seguramente su sacrificio no será inútil, pero por ahora estos extremistas han conseguido hacer pasar por genocidas a las grandes víctimas de esta tragedia: la gran mayoría de la población de Ruanda y Burundi. De nuevo una reducida minoría consigue, por los más perversos medios, esclavizar a todo un pueblo engañando a casi todo el mundo mediante el control absoluto de toda información independiente sobre el terreno que dominan.

Todo este proyecto de conquista de los recursos y los mercados de Africa ha sido definitivamente consagrado en 1997, en la cumbre del G-7 en Denver. El Congressional Blak Caucus, un grupo de representantes negros del Congreso norteamericano, ha calificado esta cumbre de "segunda Conferencia de Berlín", cuando las potencias europeas se dividieron Africa en 1885. En Denver los gobiernos de las grandes potencias, y en especial los de Estados Unidos y Francia, han acordado al parecer una política común, dejando aparte sus diferencias.

Africa ya no puede esperar más. Los trágicos acontecimientos que se vienen sucediendo en la Región de los Grandes Lagos, desde el año 90 especialmente, fecha en que Ruanda fue invadida por el FPR desde Uganda, no pueden ser entendidos sólo ni principalmente en clave étnica, sino en la de conflictos de poder y en el marco de esta neocolonización. No podemos permitir que estos procesos de desolación y muerte sigan su curso. Hacemos pues un llamamiento a todas aquellas instituciones, organizaciones y personas que conocen o intuyen la verdad de cuanto acabamos de exponer para que apoyen nuestro intento de lograr para esta causa el premio Nobel de la Paz del año 2.000. Son tales los recursos volcados en este macroproyecto de neocolonización y tales las heridas abiertas en esa región que hacer aflorar la verdad, la justicia, la democracia y la reconciliación se ha convertido en una empresa casi inalcanzable.

Abril, 1999

Firman Adolfo Perez Esquivel, Pedro Casaldáliga y otros

 

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"Por qué Africa no existe"

Africa ha vuelto a desaparecer de las pantallas, de los periódicos, de la brillante realidad que fabrican cada día los medios de comunicación. Sierra Liona ha quedado sumido en el olvido. De Eritrea y Etiopía aparece algún chispazo aislado e incomprensible de vez en cuando. Las guerras civiles en Angola y Sudán también han huido de la actualidad, como Níger, que apareció fantasmalmente un día porque habían matado a su presidente, o Nigeria, donde hubo elecciones, o la guerra en la R. D. de Congo (el antiguo Zaire del caimán Mobutu, una guerra en la que están implicados al menos seis países africanos), que también ha dejado de existir.

¿Qué ocurre entonces de los otros países, donde no hay guerra y por lo tanto de los que nunca se habla, nunca existen, no producen actualidad, no tienen historia, pasado, memoria, ni siquiera un horror lo bastante intenso como para merecer un instante en el estereotipo, en la fotonoticia que demuestre que en el Tercer Mundo sólo saben morir o matar? Un gran espacio en blanco.

Africa sigue sin contar casi nada en la memoria y en la conciencia. Fuera de los focos de la actualidad, que deslumbran, pero no iluminan, su historia parece la de un espacio extraterrestre, como si sus pueblos pertenecieran a otro planeta. La actualidad aliena, nos mantiene en un constante bombardeo que aniquila nuestra capacidad de reacción, de averiguar la verdad, nos borra la idea de que podamos intervenir en nuestras vidas...

Para que Africa volviera a la actualidad tendría que cambiar el curso del mundo, y la historia (esa historia que los dueños de las palabras anunciaron a bombo y platillo que había terminado, porque las tropas del mercado libre habían alcanzado sus últimos objetivos militares) volvería entonces a tener sentido.