Carta a las Iglesias, AÑO XX, Nº.443-444, 1-29 de febrero de 2000

 

2000 años de Jesús, 20 años de Romero (I)

Circular fraterna de don Pedro Casaldáliga

En este "final" y "cambio", de siglo, de milenio, de "paradigmas", somos muchos, con diferentes tonos y perspectivas, los que expresamos nuestros sueños pensando en una nueva sociedad, y también en una Iglesia nueva. Hay como una especie de anónimo colectivo soñador que se expresa, nos expresa, según necesidades o intereses, pero que palpita impaciente en la humanidad de este año 2000.

A nivel social, político, económico, se quiere un verdadero cambio, y no apenas unas pinceladas de marketing. A nivel cristiano —que no deja de ser también social, político y económico— se trata del Jubileo, que debería ser el verdadero Jubileo, el Jubileo definitivo que proclamó Jesús de Nazaret, tiempo de justicia para los pobres, era de liberación para la humanidad entera.

Los "humanos" de hoy llevamos como unos 35.000 años de camino; tiempo suficiente para aprender las grandes lecciones de la historia. Desgraciadamente, el poder neoliberal que impera hoy en la humanidad se manifiesta como una suicida "exuberancia irracional" de la especulación, según Alain Greenspan, del todopoderoso Banco Mundial. Y otros altos mandatarios de ese Banco y del FMI acaban de reconocer que "hay que empezar a tener en cuenta a los pobres...". ¡No se puede prescindir impunemente de la mayoría de la humanidad!

Frente a la muerte de la esperanza que prácticamente nos predica el sistema, el jubileo de Jesús se define desde su proclamación en Nazaret como la liberación total de los pobres.

Cerrando el siglo más cruel de la historia se nos fue a la casa del Padre el profeta don Hélder Cámara insistiendo en la esperanza. Y en este nuestro Brasil de la máxima disparidad social, el pueblo se ha puesto en marcha "multiplicando las marchas" reivindicativas. Y en nuestra América, ha resonado, confluyendo, unificándose, el Grito de los Excluidos. Y en el mundo entero la solidaridad va siendo, no sólo "el nuevo nombre de la paz", sino también el nombre inevitable de la sobrevivencia.

 

El balance de la iniquidad

Las estadísticas y los balances de siempre se multiplican en revistas y en la comunicación electrónica. Continúan siendo, desgraciadamente, los de siempre. Pero ahora, con el peso específico de un fin de época, haciendo memoria y exigiendo pronóstico.

Aproximadamente, las cuatro quintas partes de la población mundial asisten a la globalización, pero no participan de ella. Mil 300 millones de personas han de pasar con menos de un dólar al día. Estimando la pobreza absoluta como un ingreso inferior a 370 dólares al año, Asia tiene 778 millones de pobres absolutos, Africa 398 millones y América 156 millones.

De los 4400 millones de habitantes de los países "en desarrollo", aproximadamente tres quintas partes no tienen acceso a agua limpia, una cuarta parte no tiene vivienda adecuada y una quinta parte no tiene servicios normales de salud. Se calcula que en el nuevo milenio faltará agua potable para el 40% de la humanidad, en este nuestro planeta tierra que es con más razón "planeta agua". Estados Unidos, por otra parte, con apenas un 5% de la población mundial, utiliza el 25% de los recursos mundiales. Con ironía y razón, el sociólogo estadounidense Petras habla de "globalización o imperio norteamericano".

La deuda externa se ha puesto de actualidad como noticia y como desafío. Esa deuda que, según el mismo papa, "amenaza gravemente el futuro de las naciones"; y que, según las Naciones Unidas, hace morir cada día en Africa 19.000 niños. Por otra parte, Africa transfiere a Occidente más de 33 millones de dólares diarios.

El movimiento "Jubileo 2000" ha hecho una campaña en el mundo entero exigiendo que se anulen las deudas externas de los países pobres. Se lograron 17 millones de firmas. Poco después corrió por el mundo la noticia alborozada de que los señores del poder mundial iban a cancelar parte de esas deudas. La verdad es que lo que van a cancelar es simplemente de unos 25.000 millones de dólares que equivale sólo al 1% de la deuda total de los países del Tercer Mundo; porque el monto total de la deuda externa tercermundista llega a la escalofriante cifra de 2 billones 30 mil millones de dólares, y sólo 41 países podrán recibir ese "generoso perdón"...

Entre los balances desoladores de este final de siglo y de milenio hay que sopesar amargamente el desempleo y el trabajo semiesclavo, la violencia de todo tipo (sin olvidar, afirmaba Juan Pablo II, que "la pobreza es la primera violencia"), y el cínico armamentismo.

El "Borrador de la Agenda por la Paz y la Justicia en el siglo XXI", que responde al "llamamiento de La Haya por la Paz", proclamaba que, "en vísperas de un nuevo siglo, es hora de crear condiciones en las que el objetivo primordial de las Naciones Unidas, ‘salvar de la guerra a las generaciones venideras’, pueda ser realizado". Pesan aún en la conciencia los ciento diez millones de muertos de las interminables guerras del siglo XX. Pero todavía, sólo en Africa hay 18 países implicados en guerras que afectan a 180 millones de personas. En 70 países acechan 119 millones de minas sembradas, y sólo en Angola ellas ya han producido 100.000 mutilados. El ejército mexicano que tenía en 1995 ciento treinta mil hombres, ahora tiene 40.000 más sobre todo para impedir las más que justas reivindicaciones de los pueblos indígenas de Chiapas. La administración Clinton ha alcanzado el récord de 21.3 billones de dólares en armamento exportado.

La máxima parte de las víctimas de esas guerras, hoy tan modernas y hasta virtuales, son, como lamentaba Noam Chomsky hablando de Timor Este, "víctimas que no valen la pena".

"La hermana madre Tierra", que diría Francisco de Asís, está siendo brutalmente violada. Sus productos ya no son naturales, son transgénicos. Y sólo en nuestro Brasil, durante un año, se deforestaron 16 mil 838 kilómetros cuadrados. En la Amazonia se ha talado una media equivalente a 7 mil campos de fútbol por día... La cuarta parte de la superficie de la tierra está bajo la amenaza de la desertificación.

La directora del Programa Mundial de Alimentos, de la ONU, reconocía hace poco la incapacidad de la misma ONU para solventar la "inseguridad alimentaria" en los años venideros, lo que quiere decir que entre 800 y 900 millones de seres humanos -apróximadamente el 20% de la población mundial- están condenados a morir... de hambre.

La superpoblación de las grandes ciudades ya es mucho más que una amenaza. Según el informe del PNUD de 1998, en el año 2015 México tendrá más de 19 millones de habitantes, São Paulo más de 20, Bombai más de 26, Xangai más de 17, Buenos Aires más de 13, Metro Manila más de 14 y Lagos más de 24. En los próximos 15 años, pues, el 55% de la humanidad vivirá en las ciudades, cuando en el siglo XIX sólo vivía en ellas el 5% de la población mundial.

El AMI no ha muerto; se está travistiendo. Así como no ha muerto todavía la Escuela de las Américas y se está excogitando una Escuela de Africa, que no es de hoy: de las 53 naciones africanas, 43 han recibido de Estados Unidos entrenamiento militar y 26 de ellas eran naciones no democráticas.

Ayer, digamos, en su "manifiesto comunista", Marx y Engels profetizaban lúcidamente para nuestro hoy neoliberal que "el poder estatal moderno no pasa de un comité ejecutivo encargado de gerenciar los negocios comunes de la burguesía", del FMI, de las transnacionales. Porque es necesario recordar siempre que mientras se paga la deuda externa, obedeciendo los dictámenes neoliberales, no se pagan las deudas internas de nuestros países. Y los gobiernos dejan de estar al servicio de sus pueblos para someterse a un verdadero imperio neoliberal apátrida.

Cuando se propugna tan insistentemente un desarrollo sostenible, debemos entender dialécticamente, para todas las consecuencias de la militancia, que el actual modelo de desarrollo de Estados Unidos y de Europa es no sólo social, económica y ecológicamente insostenible sino también éticamente inicuo.

 

La memoria subversiva

Vamos a hacer verdad nuestra memoria, "y esa verdad será que no hay olvido" (Mario Benedetti). Ni de la vida, muerte y resurrección de Jesús, ni de la historia ambigua de su Iglesia, ni del clamor secular, creciente, desoído, de los pobres de la tierra, ni de tantos y tantas testigos de sangre que nos convocan a la fidelidad.

Son 2000 años de Jesús y 20 años de Romero. Dos fechas que podrán parecer desproporcionadas en un mismo epígrafe, porque Jesús es Jesús, y que sin embargo se relacionan íntimamente. En América Latina, por lo menos, un buen modo, y muy nuestro, de celebrar el Jubileo de la Encarnación y de la Redención, es celebrarlo "a lo Romero".

Se está escribiendo mucho también acerca de la celebración del Jubileo. Han empezado ya hace meses las grandes celebraciones y se preparan otras mayores todavía. No han faltado sin embargo voces oportunas que llamasen la atención.

"En el 2000, la opción por los oprimidos como sujetos, escribe Giuglio Girardi, nos impone una toma de partido contra la interpretación triunfalista del Jubileo que lo concibe como una exaltación del cristianismo histórico. Esa opción exige una reinterpretación del Jubileo como crítica severa no sólo a la civilización occidental, sino (también) al modelo de cristianismo que ha sacrificado la opción por los pobres a la opción por los imperios; crítica inspirada en las imprecaciones contra la religión del templo, lanzada por los profetas y sobre todo por el mismo Jesús en la instauración de la época jubilar".

Naturalmente, caben las celebraciones, las romerías, el "júbilo" por la venida de Dios en carne y en historia a nuestra tierra humana. Pero deberían realizarse siempre según la humildad y la kénosis de esa venida. Dándole al jubileo toda la sustancia bíblica que nos viene ya de los profetas y que Jesús rehabilitó definitivamente para que fuera un jubileo total y universal; para que respondiera -ésa es la gran finalidad- al corazón de su Padre Dios, nuestro Padre. Teóricamente todos entendemos que el Jubileo ante todo ha de ser volver a Jesús de Nazaret, al Jesús del Evangelio, a su Causa, el Reino.

Para mi propio examen de conciencia y compartiendo con tantos hermanos y hermanas que caminamos juntos, o que juntos deberíamos caminar, yo subrayaría concretamente:

* El redescubrimiento del Dios de Jesús, que es el Dios-Amor, Padre-Madre de toda la familia humana, una y plural. Un Dios, capaz "de hacer salir de las piedras hijos e hijas suyos". Dios de todos los nombres, adorado en todas las religiones, presente de antemano y siempre en todos los corazones humanos.

* Como consecuencia de esta fe en ese Dios, una auténtica fraternidad/sororidad universal, "en la cual se reconocerá que somos los discípulos" de Jesús.

* Más allá de la ley, contra la ley a veces (y hablo de las leyes civiles y también de las leyes religiosas), el amor-justicia, el amor-solidaridad, el amor-misericordia. Un amor parcial, porque parte siempre de los pobres, de los excluidos. Jon Sobrino acaba de lanzar un volumen de cristología titulado significativamente "La fe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas".

* La esperanza victoriosa, que se funda en la cruz del Resucitado y que se traduce diariamente, a nivel personal y a nivel social, en una fidelidad siempre coherente, en una militancia inclaudicable, en una testimonialidad sin arrogancia pero sin miedo, que va hasta el fin, como fueron tantos hermanos y hermanas mártires. Esperanza vivida y celebrada "contra toda esperanza", a pesar de todas las claudicaciones y fracasos, "a pesar de todos los pesares neoliberales y eclesiásticos", me hace bien repetir.

Celebrar los 20 años del obispo Oscar Arnulfo Romero, mártir en plena eucaristía, el 24 de marzo de 1980 en El Salvador, ha de ser asumir la herencia de Romero, las causas por las cuales él dio la vida. Su conversión a los pobres. Aquel Jubileo de tres años definitivos que él selló con su sangre. Sus actitudes de escucha, de acogida, de profecía, de esperanza, su modo tan ubicadamente fiel y tan políticamente consecuente de ser pastor. El pueblo, amado, buscado, asumido pastoralmente, en sus angustias y en sus reivindicaciones, lo hizo santo. Y santo lo viene declarando desde su muerte-martirio y como santo lo venera sobre todo en la catedral-catacumba de San Salvador. El verdadero proceso de canonización del buen pastor Romero ha de ser el proceso de la asimilación de sus causas y actitudes.

En este final de siglo es interesante recoger la afirmación de Ludwig Kaufmann, en su libro "Tres pioneros del futuro. Cristianismo de mañana": "Tres pioneros de la fe que miran cara a cara la realidad de su presente respectivo..., que indican un camino para que nosotros podamos ser cristianos mañana. Juan XXIII, que confiaba que Dios sigue actuando en la historia, que supo leer los signos de los tiempos y tuvo la valentía de situar a la Iglesia en el camino del servicio a la humanidad. Charles de Foucauld, inspirador de la comunidad de los hermanitos (y hermanitas), que en avances sucesivos, trató de dejar atrás las fronteras y los privilegios de los cristianos europeos. Oscar Romero, que se decidió de manera radical en favor de los pobres y llegó a ser mártir de la Iglesia de los oprimidos".(Continuará).

 

 


 

 

Conflictivo escenario social

14 temas de reflexión para la nueva Asamblea Legislativa

Elecciones y conflictividad social

La dinámica política-electoral tiene atrapados a los partidos. En estos momentos, no tienen tiempo para aquello que no sea la obtención del mayor número de votos que les sea posible. Y, entre tanta publicidad política, visitas a comunidades y ofrecimientos a manos llenas, pocos ciudadanos son capaces de tener en claro qué es lo que diferencia a un partido y a sus candidatos de otros partidos y otros candidatos. La conclusión que parece imponerse es que, después de todo, da igual votar por uno que por otro, o rechazarlos por igual, pues ninguno genera más confianza que otro. Es lamentable, pero es así: entre más empeño ponen los partidos en atraer votos, menos se demarcan entre sí y más confunden a los electores, con lo cual se cierran los espacios para un ejercicio electoral medianamente razonado por parte de los ciudadanos. Si da igual votar por cualquiera, da igual, por lo mismo, no ir a votar: he aquí una vía posible de interpretación del alto porcentaje de abstencionismo que ha caracterizado a los últimos eventos electorales en el país (1994: 55%; 1997: 60% y 1999: 65%).

Vista la realidad nacional desde la dinámica estrictamente electoral, más que novedades respecto a campañas proselitistas pasadas lo que se tiene son marcadas continuidades, tanto en el plano de la saturación y manipulación publicitarias como en el plano de la "polarización" entre ARENA y FMLN, que han hecho de la disputa de la alcaldía de San Salvador el terreno propicio para medir fuerzas y posicionarse del modo más favorable en vistas a las futuras elecciones presidenciales.

Ahora bien, si la campaña electoral depara pocas novedades, ¿hay algo distinto en la actual coyuntura electoral con relación a coyunturas pasadas? Es evidente que sí lo hay, pero eso distinto está fuera de la dinámica político-electoral: la conflictiva situación social del país, respecto de la cual los partidos y sus líderes parecen haberse desatendido, afanados como están en jugar a la política del modo en que siempre lo han hecho. En la coyuntura actual del país se juegan dos lógicas, cuya separación es cada vez más nítida: a) la del movimiento social, expresada en demandas salariales y resistencia a la privatización —cuya expresión más abierta se ha dado en el caso del conflicto en el Seguro Social—; y b) la de los partidos políticos, cuyos esfuerzos están centrados en conquistar y repartirse cuotas de poder. Los puntos de encuentro entre ambas lógicas son escasos, cuando no inexistentes: por un lado, los partidos pasan de largo por las demandas socio-laborales; por otro, el movimiento social no ve representados y defendidos sus intereses en el quehacer partidario.

 

El divorcio entre sociedad y política

Dicho de otro modo, en El Salvador se ha operado una ruptura entre sociedad y política; y ello porque el sistema político ha sido incapaz de cumplir con su función de intermediario entre las demandas de aquélla y las instituciones del Estado responsables de darles respuesta. Y es que no hay modo de que el sistema político canalice las demandas de los diversos grupos sociales si antes no las hace suyas y las procesa, que es precisamente lo que no ha podido hacer. Es por ese fallo del sistema político —fallo del que son responsables directos los partidos y sus cúpulas— que algunas de las demandas sociales más difíciles de atender —empleo y salarios— se han desbordado por cauces violentos que amenazan, además, con convertirse en la vía privilegiada para plantear demandas y buscarles solución. Todo lo contrario a la vía democrática, la cual privilegia —pues tiene los instrumentos institucionales para ello— los arreglos pacíficos de los conflictos.

Obviamente, en la actual coyuntura electoral, las iniciativas del movimiento social —sobre todo, cuando éstas se manifiestan de un modo violento— se pueden leer como resultado de una manipulación política. Esto es precisamente lo que ha hecho el gobierno. Sin embargo, sin descartar algún tipo de pretensión manipuladora de tipo político, es indudable que el malestar social por los efectos de la privatización y por los sesgos de las políticas económicas a favor de la élite financiera es anterior a la campaña electoral y, de continuar el sistema político funcionando tal cual, va a perdurar más allá de ella. No ver la gravedad de la ruptura entre el sistema político y la sociedad —debido a las fallas del primero— es cerrarse a la posibilidad de resolver los conflictos sociales por vías distintas a las de la amenaza y la fuerza. Es cerrarse también a la posibilidad de renovar, en la línea de la democratización interna, a los partidos y sus liderazgos.

El escenario social en el que se realiza la actual campaña electoral está atravesado por fuertes conflictos, de los cuales los partidos y sus líderes todavía no se han hecho cargo con seriedad y responsabilidad. Así pues, para medirle el pulso a la realidad nacional es conveniente dar una mirada a lo que sucede fuera de los partidos políticos, sus ofertas, su música y sus afiches. Hasta ahora los ritmos del país se han medido por las exigencias de la política; quizás ya va siendo hora de medir a la política por los ritmos del país, especialmente por los ritmos exigidos por las necesidades de la mayor parte de sus habitantes

 

Los retos de la nueva Asamblea Legislativa

A continuación se hace una exposición de aquello que cabría esperar de la nueva Asamblea Legislativa en 14 áreas temáticas claves para la sociedad salvadoreña. Dos preguntas articulan el conjunto de temas expuestos a continuación, y son las siguientes: ¿qué tipo de Asamblea Legislativa queremos los salvadoreños? ¿Qué tipo de diputado es el que más conviene a los intereses de los ciudadanos?

1. Con una visión amplia de los problemas fundamentales del país: deterioro ecológico, inseguridad, pobreza, impunidad y corrupción.

2. Con un franco compromiso por tratar de resolver esos problemas:

3. Con una disposición sincera por hacerse cargo de las demandas ciudadanas y canalizarlas adecuadamente.

4. Con un compromiso decidido con la democracia como forma de vida y con la democracia como instrumento de resolución de conflictos.

5. Con un compromiso claro con el fortalecimiento de la institucionalidad democrática.

6. Con una disposición a luchar contra la corrupción no sólo al interior de la Asamblea, sino en el conjunto del aparato estatal.

7. Dispuestos a aceptar la crítica pública de sus actuaciones y desatinos, lo cual será una muestra de su vocación democrática.

8. Dando muestras de un rechazo decidido al autoritarismo en todas sus variantes.

9. Con un compromiso con el fortalecimiento del Estado de Derecho.

10. Comprometidos con el bienestar de la mayor parte de salvadoreños.

11. Dispuestos a trabajar por un modelo integral de seguridad ciudadana, es decir, que no privilegie la dimensión meramente coercitiva en el combate de la criminalidad.

12. Dispuestos a asumir su rol de interlocutores de los otros dos órganos del Estado, evitando la sumisión a alguno de ellos o la confrontación gratuita.

13. Dispuestos a asumir y defender su independencia respecto de los partidos y su dependencia de la voluntad e intereses ciudadanos.

14. Mostrando voluntad para trabajar en serio por la integración centroamericana, dejando de lado el estrecho nacionalismo o los intereses de grupos económicos particulares.

 

 


 

 

Una lección no aprendida

Entrevista al P. José Comblin

En el Simposio de Misionología, celebrado en Sao Paulo en mayo de 1999, la Revista Spiritus entrevistó al P. José Comblin, sacerdote nacido en Bélgica, con experiencia latinoamericana de cuarenta años. Vivió en carne propia los ataques de las dictaduras y ha estado muy cercano a los obispos renovadores. Además, ha escrito innumerables libros sobre teología y realidad eclesial. En esta entrevista el P. Comblin habla sobre la situación de la Iglesia en Brasil, en la nueva situación política de democratización formal. Sus palabras son firmes, duras para algunos, pero contienen una gran verdad. Y bueno será leerlas en El Salvador para aprender de Brasil. Ofrecemos la última parte de la entrevista en la que analiza la realidad de la Iglesia en la nueva situación de democracia.

 

Spiritus. En esa situación post-revolucionaria de democracia, ¿la Iglesia puede aportar al ordenamiento social y político desde la doctrina social?

Todos los políticos aquí dicen que aplican la doctrina social de la Iglesia. Todos están de acuerdo, aplauden, aclaman, todos son de la doctrina social de la Iglesia. Pero esa doctrina es tan flexible, tan indefinida: "a veces sí", "tal vez", "quién sabe", "un poco por aquí". Todo el mundo puede identificarse con esta doctrina. Tiene un nivel de una generalidad tan grande que todos pueden encontrar ahí su justificación, y eso no sirve de mucho. Si no hay opciones más claras y decididas, no tiene repercusión. También la combatividad de la Iglesia ha disminuido, porque los obispos que estaban al frente, o ya han muerto o se han jubilado, y la nueva generación es completamente diferente. Son toda gente buena, todos hombres muy buenos, piadosos, con buena voluntad, pero no tienen el vigor y la fuerza de la generación anterior. Entonces tampoco tendrá la misma repercusión.

 

¿Cómo reacciona la Iglesia frente al hecho de verse ahora, quizás, algo más marginada de la gestación de la sociedad en comparación con hace quince años?

Ahora está muy claro que la Iglesia quiere usar los instrumentos modernos y de la cultura moderna para reconquistar el poder. En eso el P. Marcelo Rossi es el símbolo de toda una nueva orientación, con televisión, grandes manifestaciones y procesiones, gran visibilidad. Se quiere recuperar más audiencia, prestigio y poder. Esta es la orientación y opción de la Iglesia mayoritaria, aunque la Conferencia Episcopal oficialmente no lo diga, pero en la práctica es la opción por el poder.

Han tenido bastante miedo de las "sectas" protestantes, de los pentecostales que están en la ofensiva de las nuevas religiones, y entonces hay que usar las mismas armas y métodos: Ellos tienen televisión - nosotros también. Ellos hacen grandes festivales y shows - nosotros también. Ellos curan enfermos -nosotros también vamos a curar enfermos. Ellos tienen el Espíritu Santo nosotros también vamos a tener el Espíritu Santo. O sea, imitamos las mismas tácticas y el mismo programa de las "sectas" para reconquistar. Eso, consciente o inconscientemente, penetra en todo, a nivel parroquial, a nivel de pequeñas comunidades, a nivel diocesano, todo lo cual provoca un cambio. En los últimos diez años eso ya es bastante visible en Sao Paulo, por ejemplo. Un cambio naturalmente que es muy apreciado y muy apoyado en Roma. En Brasil ya no hay ningún arzobispo combativo. En el interior y en lugares escondidos todavía existen, pero en los puestos importantes ya no hay líderes así. El clero joven no quiere saber nada de implicación social y política, sino que busca justamente prestigio, recuperar más gente, reforzar la parroquia y renovarla, darle más visibilidad y más expresividad.

En los diez o quince años que vienen, esta tendencia va a predominar, hasta que haya un cambio en la sociedad, porque la sociedad actual favorece eso completamente: los movimientos populares están silenciados, desorganizados y desmovilizados, y el pueblo está temeroso de perder su empleo, con una cesantía inmensa y el subempleo más grande todavía. Todo esto favorece una religión de pura expresividad y de pura exterioridad. Entonces probablemente eso va a predominar en los próximos diez o quince años, y después vendrá otra generación. Para entonces, ¿cuál será la forma de democracia? Una vez que se llega a un nivel de desintegración social, de anomia, nace la aspiración a una dictadura. Yo creo que es inevitable que se produzca una nueva fase de dictaduras de tipo populista, un nuevo Peronismo y cosas como las que ya suceden en Venezuela. La tendencia va en ese sentido. Cuando esto pase, ¿qué va a hacer la Iglesia en ese caso? ¿Cómo va a hacer eso? Esta es una incógnita. Es muy probable, por lo menos en varios países, que la Iglesia va aliarse al dictador. Esa es la tradición...

 

¿La Iglesia ha aprendido algo de los procesos y compromisos democratizadores de las comunidades de base?

Aprendió, y después olvidó la lección. Aprendió, pero después hubo un corte, porque la nueva generación sacerdotal es completamente diferente: vuelve al pasado. Cierra el paréntesis de treinta años (cuando comenzó Medellín, y vuelve al esquema anterior, a la tradición anterior, a un sistema de organización clientelista, patronal, en que el padre es el Padre del pueblo, como el pequeño dictador que organiza todo, hace todo, organiza su propio culto y vuelve a la tradición. La interrupción de estos treinta años no fue lo suficientemente fuerte, fue combatida en Roma de modo sistemático y completo, y entonces no encontró más apoyo grande en el episcopado. Los religiosos han sido desprestigiados, destrozados, la CLAR (Confederación Latinoamericana de Religiosos) ha sido combatida con mucha fuerza, de tal modo que, aunque los religiosos en muchos lugares son los que podrían tener más autonomía, no se sienten muy seguros. Hay el crecimiento de los nuevos movimientos espirituales, como la Renovación Carismática, el Opus Dei y los Legionarios de Cristo, que van creciendo más todavía. Estos movimientos de tipo tradicional, integrista, son un buen refugio en una época de confusión, de desorden, de confusión mental. En ellos hay seguridad, orden, las cosas claras, bien definidas. Esos movimientos van a ocupar posiciones importantes todavía durante algunos años.

Pero el mundo cambia, todo cambia. Vendrá otra generación. Hay que resistir con paciencia y perseverancia, "aunque es de noche", como dice José María Vigil. Estamos en la noche oscura, como dice José Ignacio González Faus en su último libro. O sea, exteriormente la Iglesia triunfa , está en una fase triunfal y triunfalista, y el Jubileo será un triunfo. Pero, claro, ¿un triunfo de qué?

 

 


 

 

Coro hablado

 

Corifeo : Un 15 de agosto, en medio de las montañas de Oriente, nació una luz.

Pueblo: En ciudad Barrios nació una luz que fue Monseñor Romero.

Corifeo: Una familia cristiana formó su mente y su corazón.

Pueblo: Una familia cristiana formó su mente y su corazón

Corifeo: Una madre ejemplar y un padre laborioso fueron el primer modelo que él vio.

Pueblo: Todos nacimos en un hogar, todos estamos llamados a ser madres y padres ejemplares. Así se forman los hombres y mujeres que el país necesita y la Iglesia desea.

Corifeo: Y como a un nuevo Samuel, el Señor Dios lo llamó para servirlo a El y a sus hermanos.

Pueblo: Servir, servir, servir. Esa fue siempre la meta de su vida.

Corifeo: Y desde joven siguió al único Maestro. Sus años juveniles, fueron marcando su camino.

Pueblo: Estudió, oró y se sacrificó incansablemente. Forjaba su Espíritu en el que dijo: "quien me sigue no anda en tinieblas". Y nunca anduvo a oscuras. La Luz fue siempre su sendero.

Corifeo: Buscó siempre la luz y, paso a paso, fue viendo cada vez mejor.

Pueblo: Veía con la mente y veía con el corazón. Es la única manera de ver. Con la mente y el corazón.

Corifeo: En Roma cimentó su amor a Dios, a Cristo Jesús y a la Iglesia.

Pueblo: "Sentir con la Iglesia" fue siempre su lema y esto le llevó también a "sentir con el pueblo". Sentir con la Iglesia y sentir con el pueblo".

Corifeo: Iglesia y pueblo de Dios fueron el objeto de su servicio que abundó en toda su vida.

Pueblo: Remota localidad del Oriente, fue su primer campo de apostolado. Ahí mostró ya lo que siempre iba a ser.

Corifeo: San Miguel lo vio después ser incansable Pastor en todas sus jornadas.

Pueblo: Ahí escribió a la virgen de la Paz aquella tierna poesía: "Esos tus ojos".

Corifeo: Ahí los niños, hombres y mujeres, ricos y pobres le oyeron predicar la palabra clara y fueron testigos de su amor por todos.

Pueblo: Hombres y mujeres, ricos y pobres, fueron testigos de su amor y entrega por todos.

Corifeo: San Salvador fue después su destino. El primer asomo a la ciudad que lo iba a ver morir.

Pueblo: Santiago de María lo recibió jubilosa como Pastor y Obispo.

Corifeo: Ahí abrió su casa para los cortadores sin techo. Ahí abrió su corazón.

Pueblo: Ahí, lo dijo él mismo, se topó con la miseria. Ahí empezó a ver el doloroso calvario de los que sufren.

Corifeo: El pueblo sufría y su corazón sufría con ellos.

Pueblo: Ahí fue testigo de la primera masacre de campesinos, que como Obispo le tocó constatar.

Corifeo: Masacre del pueblo y masacre del Pastor. Sangre del pueblo y sangre del Pastor.

Pueblo: De ello escribió a las autoridades…

Corifeo: Nunca se hizo justicia de esta muerte despiadada. Era sólo el inicio de la larga cadena de muertes y sangre.

Pueblo : Muertes y sangre. Era el inicio del sufrimiento. Era el comienzo del camino a la cruz. Iba a ser el paraíso del infierno.

Corifeo: Su alma ardía en dolor, su corazón sentía compasión por la multitud.

Pueblo: Vio personas y vio multitudes. Nunca cerró sus ojos a la cruel realidad. Fue Santiago de María su inicio como Pastor.

Corifeo: Estaba maduro para un mayor sacrificio.

Pueblo: Estaba maduro para una mayor entrega. Estaba maduro para ser el grano de trigo que muere. Para dar la vida por los que ama.

Corifeo: Y así empezó su Arzobispado. Como hombre de Dios, como Pastor de un pueblo sufriente, como voz de los sin voz.

Pueblo: A un pueblo que sufría, Dios le dio un Pastor que entendía el dolor. Fue un obispo hecho pueblo.

Corifeo: Dios que tuvo compasión de las multitudes y que oyó los clamores del pueblo en Egipto.

Pueblo: Lo modeló para oír el clamor suficiente, para recoger la sangre derramada, para aliviar los corazones doloridos, para llevar la paz que sólo Cristo da.

Corifeo: Para repetir con el Dios del Exodo: "He visto la opresión de mi pueblo, he oído el clamor que le arrancan sus opresores y conozco sus angustias. Voy a bajar para liberarlo (Ex. 3, 7)

Pueblo: Y Monseñor Romero vio la opresión, oyó el clamor del pueblo y conoció sus angustias. Trató de promoverlo y liberarlo, con la liberación que sólo Dios puede otorgar.

Corifeo: Y entonces empezó su propio calvario. Su cruz se estaba formando.

Pueblo: Cruz hecha de dolor, de lágrimas, de angustias sin cuento, de historias llenas de tragedia.

Corifeo: Cruz que empezó en un momento y que no tenía término.

Pueblo: Cruz de brazos inmensos, de Norte a Sur, de Oriente a poniente, que atravesaba el país entero.

Corifeo: Cruz interminable, pesada y ardua, cruz que siempre apunta a Resurrección.

Pueblo: Cavó tumbas y fosas. Plantó cruces por doquier. Recogió cadáveres. Palabras de consuelo. Palabras de consuelo. Palabras de compasión salieron de su corazón.

Corifeo: Otra vez se oyó decir: "vengan a mí los que estén cansados y agobiados"

Pueblo: Y todos iban a él. Le escuchaban y sentían aliento. Lo oían y encontraban fuerza. Lo amaban y les amaba. Juntos lloraban y juntos reían. Muchos morían y él con ellos. Moría con cada uno. Moría día a día.

Todos los días eran muerte y resurrección.

Corifeo: Habló con todos y habló a todos.

Pueblo: Habló a los jóvenes y a los ancianos. Habló a mujeres y a madres viudas. A madres a quienes arrebataron sus hijos. A todos dijo que Dios ama y que hay que amarse como hermanos.

Corifeo: Pero no todos entienden qué es amar.

Pueblo: Hay quienes entienden más cómo odiar; cómo matar, cómo hacer sufrir. De hambre, de enfermedad, de crueldad.

Corifeo: Y así, miles fueron asesinados sin piedad y con suma crueldad.

Pueblo: Niños, mujeres, catequistas, sacerdotes, monjas y nunca se hizo justicia.

Corifeo: Y todos callaban.

Pueblo: Excepto una voz: firme, valiente y cristiana. Era la voz de los sin voz. La voz de Monseñor Romero.

Corifeo: El clamaba y gritaba: "en nombre de Dios, cese la represión"

Pueblo: Y se formó conjuro para acallar esa voz.

Corifeo: Decidieron matarlo y silenciar a quien los señalaba en nombre de Dios.

Pueblo: Las tinieblas pretendieron apagar la luz. La mentira quiso ocultar la verdad. La injusticia callar la voz de justicia. El mal terminar con el bien.

Corifeo: Pero a su muerte, la luz se hizo más brillante. La verdad fue más clara.

Pueblo: Y la voz de la justicia ya no la pueden callar. El bien venció al mal. La muerte lo hizo inmortal.

Corifeo: Hoy su voz se oye en todo el mundo. Hoy su voz es voz universal.

Pueblo: Y nosotros la oímos, nosotros la seguimos, nosotros la queremos vivir.

Corifeo: Porque es la voz de Dios que nos pide vivir de compromisos. Por eso ¿Quieren vivir el compromiso de la fe?

Pueblo: Queremos.

Corifeo: ¿Quieren vivir el compromiso de la esperanza?

Pueblo: Queremos.

Corifeo: ¿Quieren vivir el compromiso del amor en el servicio a los hermanos necesitados?

Pueblo: Queremos.

Corifeo: Y ¿quieren vivir el compromiso de la justicia, de la paz, de la santidad y la gracia?

Pueblo: Queremos.

 

 


 

 

Las hermanas del Hospitalito recuerdan a Monseñor

El día 6 de febrero la misa dominical en la cripta estuvo preparada por las religiosas carmelitas de Santa Teresa. Esas religiosas llevan el Hospital para cancerosos donde Monseñor Romero vivió durante sus tres años de arzobispo. La hermana Luz Isabel Cueva, quien fue superiora en aquellos años, dio un largo testimonio sobre Monseñor, del cual ofrecemos algunas cosas menos conocidas.

* * *

Me alegra compartir con ustedes algunos testimonios de la vida de nuestro inolvidable pastor y profeta Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez. Ustedes han leído y oídos muchas cosas importantes de él, pero los testimonios que escucharán de mi humilde persona, como testigo ocular de ellos, son de esos que no se pueden guardar en biblioteca sino en el corazón.

Nuestra congregación de Carmelitas Misioneras de Santa Teresa considera como una gracia extraordinaria, un regalo de Dios, que nos haya tocado la dicha de haber conocido y convivido en el Hospital Divina Providencia con un gran santo, quien fue para nosotras, además de un excelente pastor, un profeta, un hermano y un gran amigo.

Monseñor Romero visitó por primera vez el Hospital Divina Providencia, desde su fundación en 1966, con ocasión de celebrar la hora santa dedicada a la Divina Providencia los días primero de cada mes, lo cual hacía con mucho fervor, elocuencia y profundidad, ya que tenía el don de la palabra, por eso muchas personas asistían a escucharle con agrado.

Antes o después de la hora santa, pasaba Monseñor al hospital a saludar a los enfermitos, por quienes tenía un cariño especial y les decía: "Ustedes son el Cristo sufriente y su cama es la cruz". Se encomendaba a sus oraciones porque decía que ellos eran como lámparas vivientes que interceden ante Dios para lograr su misericordia y perdón para el mundo entero.

A Monseñor le conmovía el dolor físico y moral de los enfermitos de cáncer, les exhortaba para que sus sufrimientos los unieran a los de Cristo y tuviera un valor corredentor por la salvación de la humanidad y tantas necesidades del país.

En ese tiempo las enfermitas, especialmente las más jóvenes, sufrían porque sentían que iban a morir y dejaban a sus hijos desamparados. Por tal motivo nuestra congregación tuvo el proyecto de construir un hogar para niños huérfanos, especialmente para aliviar el sufrimiento moral de estas enfermitas. Monseñor Romero en un derroche de generosidad y solidaridad con este proyecto, dos días antes de su muerte, nos hizo entrega de un cheque por valor de US$ 10,000 dólares, cantidad que le obsequió la Universidad de Lovaina con ocasión de otorgarle el Doctorado Honoris Causa. Fue con dicha cantidad que iniciamos la construcción del mencionado hogar, ubicado en Santa Tecla, el cual lleva por nombre Divina Providencia, donde actualmente se albergan más de cien niños que reciben una educación integral.

* * *

El 16 de julio de 1974, en una solemne ceremonia, Monseñor Romero consagró con óleo el templo expiatorio del Hospital Divina Providencia, y el 24 de marzo de 1980, consagró ese mismo templo pero no con óleo como la vez anterior, sino con su propia sangre la cual ofrendó a Dios por defender a su pueblo que tanto amaba.

Como testigo ocular de aquel trágico asesinato, me voy a permitir describirlo. Era el primer aniversario de la muerte de la Sra. Sara de Pinto, madre del señor Jorge Pinto, quien, a través de un amigo, le envió una nota a Monseñor, pidiéndole que le oficiara una misa por su madre difunta. Ese día en los periódicos aparecía una gran esquela, casi de media página, en la que invitaban a esa eucaristía y decía que Monseñor Romero la iba a celebrar, algo que por la situación de persecución a Monseñor, los que lo estimábamos nos pareció una imprudencia. Recibimos algunas llamadas telefónicas para pedirle a Monseñor que no celebrara él esa misa, a lo que Monseñor contestó con firmeza: "ya me comprometí y no puedo fallarles. Si no es llegado el momento no pasará nada y si ya es llegada mi hora, estoy en las manos de Dios, que él disponga de mi vida".

A las seis de la tarde Monseñor inició la eucaristía normalmente, dijo la homilía en la que encomendaba a doña Sarita, a quien él conocía. Seguidamente pasó al centro del altar para iniciar el ofertorio, eran las 6:15. Estaba extendiendo el corporal cuando de la puerta principal del templo entró velozmente el proyectil que segó la vida de nuestro inolvidable y querido pastor Oscar Romero.

En ese instante se escuchó como el estallido de una bomba, tal vez por la cercanía del micrófono y las lámparas que son de cristal. Se vivió un momento indecible, un verdadero caos. Las personas que estaban en la misa, en un número no mayor de quince, se pusieron muy nerviosas, protegiéndose en el ala derecha del templo y se tendieron en el piso pues creían que su vida corría peligro.

Yo me encontraba en la segunda banca, mi reacción fue de mucha agresividad, corrí hacia el altar viendo con indignación por donde entró la bala, tratando de detectar al asesino, pero como todo estaba previamente planificado y sin que nadie ni nada les impidiera el paso, salieron éstos tranquilamente, ya que en ese tiempo no había portón a la entrada de ese centro benéfico. Mi intención al correr hacia el altar, fue auxiliar a Monseñor, pero era imposible pues la bala además de ser expansiva, fue directa al corazón lo cual provocó una hemorragia incontenible por oídos, nariz y boca. Inmediatamente salí para hablar por teléfono y llamar a un médico, pero al regresar a la capilla ya se habían llevado a Monseñor a la Policlínica Salvadoreña con la esperanza de alcanzar un milagro de Dios, salvándole la vida, lo cual humanamente era imposible.

Pero volvamos de nuevo al momento en que el proyectil expansivo destrozó el corazón de nuestro querido pastor. Al sentir el impacto de la bala, Monseñor por instinto de conservación se cogió del altar y haló el mantel. En ese momento se volcó el copón lleno de hostias sin consagrar las cuales se esparcieron sobre el altar. Nuestra comunidad del hospitalito interpretó este signo como que Dios le dijera en ese momento a Monseñor: "Hoy no quiero que me ofrezcas como siempre pan y vino, hoy la víctima eres tú, Oscar". Y en ese instante cayó a los pies de la imagen de Cristo, ese Cristo que había sido su modelo durante su vida, desde niño, joven, sacerdote, obispo y arzobispo.

* * *

Monseñor Romero era una persona como cualquier humano. También se enojaba cuando no se hacían las cosas como él decía, regañaba fuerte y contestaba ásperamente, pero era tan humilde que después se iba con la persona que, sin duda como humana había quedado resentida, y le pedía perdón. Le decía: "Perdóname porque se me fue la albarda por un lado". Esto es un estímulo para nosotros y se comprueba que los santos no nacen santos sino que lo logran con la ayuda de Dios y el esfuerzo personal porque Dios no hace lo que a nosotros nos corresponde hacer.

Monseñor Romero también poseía gran sentido del humor, era muy ameno y muy oportuno en su conversación, le gustaba las bromas y que le contaran chistes. Refiriéndose al trabajo continuo que exigen nuestra obras benéficas, él mismo decía de mi persona: "Yo creo que la Madre Luz no duerme pensando a quien va a fregar al día siguiente". Y las personas que me conocen lo confirmarán, y yo acepto que es verdad.

Con mucho respeto a las personas que creen que Monseñor se convirtió de un estilo de vida no muy comprometido a un estilo de vida de mayor compromiso, yo, que tuve la dicha de conocerlo de cerca, puedo decir que él fue siempre una persona de fe, de esperanza y caridad profunda, de una experiencia de Dios, extraordinaria. Antes de tomar una decisión importante, oraba de rodillas ante el Santísimo, implorando su luz para conocer la voluntad de Dios sobre lo que tenía que decir o hacer en un determinado momento.

Como recordarán, tenía un gran amor por los más pobres a quienes apoyaba y ayudaba también personalmente en medio de sus limitaciones económicas. Yo más bien atribuyo el cambio de mentalidad de Monseñor, no a una conversión sino a las circunstancias de violencia que le tocó vivir en ese tiempo, cuando le asesinaban cruelmente a sus sacerdotes, catequistas y demás personas comprometidas con la Iglesia. Creo que eso fue lo que dio ese giro a su mentalidad y forma de ser. Y por otra parte y la principal es que todavía no había llegado su hora, la que no somos nosotros, sino Dios, quien la determina. Cristo respetó esa hora y no se adelantó a la disposición de su Padre hasta que llegó la hora de iniciar su predicación que fue a los treinta años.

* * *

Les sugiero que cuando necesiten de su intercesión ante el Señor, le pidan con fe y si les conviene se los concederá, pues Monseñor Romero continúa ante el Padre siendo la voz de los sin voz, esa voz suplicante ante Dios nuestro padre y madre que nos ama y nos espera siempre como hijos pródigos.

Que la vida de Monseñor Romero sea para nosotros y nosotras un reto, que nos ayude a esforzarnos para vivir radicalmente el evangelio, ayudando y apoyando a los más pobres en una forma más real y concreta.

Monseñor Romero, ruega por nosotros.

 

 


 

 

Este es un fragmento de Pedro Miguel

sobre el General Augusto Pinochet Ugarte

 

Nada Personal

"…le deseo sinceramente un juicio justo,

apegado a derecho y, en la medida de lo posible,

un calabozo limpio, cómodo y digno.

Ojalá que nadie lo golpee, General, que nadie lo humille.

Que no le confisquen su casa y su auto

ni le destruyan su biblioteca.

Que no le venden los ojos

ni lo tiren al suelo para darle patadas y culatazos.

Que no lo cuelguen de los pulgares

ni le administren descargas eléctricas en los testículos,

que no le arranquen la lengua,

que no le hundan la cara en una pila de agua de vómito

ni lo asfixien metiéndole la cabeza en una bolsa de plástico,

que no le revienten los globos oculares,

que no le quiebren los huesos de las manos,

que no le introduzcan ratas hambrientas por el ano,

que no lo violen, ni lo mutilen

ni lo hagan volar a pedazos con una carga explosiva;

que no disuelvan su entierro a macanazos,

que no se secuestren a sus hermanos

ni les arranquen los pezones a sus hijas.

Es decir, General,

ojalá que no le hagan nada de lo que sus subordinados hicieron,

bajo las órdenes y la responsabilidad de usted,

a miles de chilenos y chilenas

y a muchos otros ciudadanos de Argentina,

de España, de Francia, de Alemania, de Suecia.

No.

Que le organicen un juicio justo

y que le preparen una celda limpia y cómoda

en la que pueda pasar sus últimos años sin padecer frío ni hambre.

No es nada personal.

Es que si eso se consigue, general Augusto Pinochet Ugarte,

la humanidad habrá dado un gran paso hacia el reencuentro consigo misma".

Este fragmento es un simple recordatorio de lo ocurrido en países como Chile, Argentina o tantos otros países de Latinoamérica. A veces parece que la humanidad jamás se encontrará.

Ayuden a su memoria a no olvidar estos hechos y saber.

 

 


 

 

Mentiras de nuestra democracia

José I. González Faus

Se ha repetido hasta la saciedad aquello de que la política "es el arte de lo posible". No se dice que esta frase tiene una doble lectura: la primera, hoy dominante, viene a decir que como lo posible es muy poco, la política es el arte de hacer poco, el arte de hacer "lo menos posible". La segunda entiende que la política debería ser el arte de hacer posibles las cosas. "Arte", no mera fuerza o empeño.

Casi todos los grandes problemas insolubles que pueblan la política actual, tienen causas que se remontan a muchos años antes, cuando se intentó resolver las cosas de la manera más facilona y más inmediatista, sin preguntarse qué podría acarrear aquella solución al cabo de unos cuantos años.

Así sucede en la economía que acumula capital de manera cruel e injusta para poder despegar, legando al futuro situaciones en las que la injusticia se ha vuelto absolutamente necesaria. Así sucede entre israelitas y palestinos. Así sucede hoy con la ecología. Así sucedía en mis años mozos cuando se plantearon las demandas de independencia de los países africanos y nuestros mayores se limitaban a contestar que "no están preparados", sin reconocer nunca que no lo están porque nunca quisimos prepararlos para la independencia. Lo cual acabó dando lugar a la trágica Africa que hoy conocemos.

Las cosas tienen un momento en que pueden ser resueltas o se puede hacer posible su solución futura. Si se deja pasar esa hora., suele llevar a otra en que son prácticamente insolubles, o su solución resulta carísima. El poeta latino Ovidio acuñó unos versos que antes nos sabíamos todos de memoria: "Resiste al principio, pues cuando la enfermedad ha crecido es muy difícil encontrar medicinas que la curen"(1). Y los Padres de la Iglesia repetían esa enseñanza con el ejemplo de la planta, que los monjes del desierto ponían en práctica para educar a sus novicios: cuando está acabada de plantar, no cuesta nada arrancarla. Si dejas pasar unos días ya habrá que hacer mucha fuerza o cabar para poder arrancarla. Cuando se ha convertido en árbol ya no se la puede arrancar, y hay que recurrir al hacha.

Sazón cristiana

Lo anterior no vale sólo a nivel personal, individual, sino mucho más a nivel político y social. En teología se habla de "pecado estructural" para aludir a una situación en la que el mal se hace inevitable porque se ha vuelto absolutamente necesario. El ejemplo del drogadicto, que efectivamente necesita la heroína, es el más usado para explicarlo.

Una visión cristiana de la política debería atender ante todo a estructurar el mínimo posible de pecado. Y para ello pueden ser útiles algunas miguitas cristianas. Veámoslo.

A raíz de ese pecado estructurado la llama el evangelio "Satanás". Lo de menos es si se trata de una raíz personal o impersonal. Lo decisivo es que tiene un poder suprapersonal que el evangelio describe así: es homicida y padre de la mentira (cfr. Jn 8, 44). El mal en el mundo siempre suele tener esa estructura: se elimina al hombre, o a lo humano, y se enmascara o se desfigura ese crimen con una mentira.

Luchar contra la mentira, desenmascarar todas esas pseudoverdades (que acaban encubriendo muertes del ser humano) debería ser la obsesión de un cristiano cuando se asoma a la política. Tanto si las mentiras se implantan en la política "civil", como en la "eclesiástica". Por eso puede que valga la pena señalar algunas de esas mentiras estructurales que afectan a nuestras democracias de corte occidental. Y que pueden acabar matándolas como democracias, aunque conserven falsamente ese nombre.

Antes conviene dejar claro que, cuando hablamos de "verdad", no aludimos a una "posesión de lo real" que daría a su dueño una especie de poder absoluto. Nuestro acceso a la verdad es muy precario. Pero aun así, uno puede saber que alguien miente cuando le ve contradecirse. Y nuestras democracias se contradicen en varios puntos. Por ejemplo estos tres: a) en contra de lo que se proclama, la ley no es igual para todos; b) la información deforma deliberadamente los datos, siempre que haga falta; y c) la "autoridad del pueblo" apenas es algo más que una liturgia inútil.

Tres ejemplos bien serios. Vamos a verlos un momento.

La mentira de la igualdad ante la ley

Pobres y ricos no son iguales ante la ley. El que roba una gallina pasará probablemente más tiempo en la cárcel que el que estafa varios millones. Los grandes "capos" del narcotráfico son infinitamente más impunes que sus emisarios. Los militares asesinos de Argentina o Chile han salido mucho mejor parados que los supuestos subversivos a quienes ellos aniquilaron sin juicio previo. En España (y aunque haya que alabar y fomentar el esfuerzo hecho y los pasos dados) cabe preguntar si la ley acabará siendo la misma para los terroristas de ETA que para los del GAL… Y, en general, todos estamos contaminados de esa mentalidad norteamericana de que quebrantar la ley es un medio necesario para defenderla. Todos, y no sólo los defensores de la ley.

En ningún país democrático puede el presidente declarar una guerra sin consentimiento de los representantes del pueblo, pero todos han encontrado la manera de hacerlo cuando les convenía: todo está en hacer la guerra sin declararla oficialmente. O en no llamarla guerra, sino bombardeo, operación militar o intervención "humanitaria". ¡Con lo fácil que resulta! ¡Y con la fe que tenemos los humanos en que las cosas, cuando no se las llama por su nombre, dejan de ser cosas!

Y es que, tal como funciona la convivencia, los ricos y los poderosos son los únicos que tienen y tendrán siempre a mano las mil triquiñuelas que la ley inevitablemente suscita y con las que se puede muchas veces burlarla. De ahí el cínico esfuerzo que hemos presenciado en los dos últimos partidos gobernantes, por "cooptar" al poder judicial para su política: siempre, por supuesto, en medio de solemnes declaraciones de "respeto a la independencia del poder judicial", que quedan desmentidas con sólo pronunciar algunos nombres propios como los de Eligio Hernández o Fungairiño…

La mentira de la información

La imagen aquella del cormorán que nos sirvieron todas las televisiones como víctima de la barbarie de Sadán Hussein y que, como en el chiste de Gila "no era de la guerra", es sólo el símbolo graficómico de toda esa mentira. Pero sus alcances son infinitamente mayores.

Es ya utópico el que "la primera víctima de la guerra es la verdad". Pero ese tópico no vale sólo para las guerras militares y calientes, sino también para las frías y económicas. En un mundo montado exclusivamente sobre la competitividad, hay que añadir que la primera víctima de la competitividad es la verdad. Y ese sacrificio es, además, muy fácil porque la información no puede ser controlada: ni la puede controlar el lector que la recibe(2) ni –infinidad de veces– el medio que la transmite y que, a su vez, la ha recibido de alguna de las grandes agencias.

En agosto de 1964 tuvo lugar el incidente del golfo de Tonkin que desencadenó la guerra de Vietnam. El presidente Johnson y su secretario McNamara dijeron a los norteamericanos que el destructor Maddox había sufrido un ataque no provocado mientras estaba llevando a cabo una misión rutinaria en aguas internacionales. Sólo más adelante se supo que el Maddox no estaba en aguas internacionales sino en aguas territoriales vietnamitas, que no estaba en misión "rutinaria" sino en una misión de espionajes electrónico, y que no había sido disparado ningún torpedo contra el destructor.

A veces las cosas acaban sabiéndose más tarde cuando ya no importan. Parece cada vez más claro que las inspecciones de Irak nunca fueron mero control de armamentos, sino prepotencias y abusos que buscaban una negativa para poder justificar otro bombardeo. Pero nadie puede pedir cuentas por esos bombardeos. Seis meses después de estar la guerra de Serbia, informó El País (un diario "tan del régimen" que difícilmente publicará u opinará nada contra Estados Unidos) que la OTAN había previsto muchos de los "daños colaterales" de sus ataques, que antes de bombardear el edificio de 23 pisos de Belgrado, sede el partido socialista, Clinton, Blair y Chirac recibieron un informe que decía literalmente: "Daños colaterales: tres edificios en el radio de la explosión, víctimas aproximadas: 50-100 empleados de gobierno o del partido. Víctimas civiles 250"(3). Luego de eso se realizó el bombardeo. Y el comentario que sugiere esta noticia es el siguiente: tachamos de loco a Anguita por decir que Solana era un criminal de guerra. Ahora que se nos demuestra que 2 ó 3 presidentes actuaron (aunque quizás no lo sean) como criminales de guerra, ya nadie reacciona. ¡Son cosas viejísimas, de hace seis meses¡ ¿Quién se interesa a esas distancias?

Semejantes mentiras conforman casi todo el tejido de nuestra historia. Los países del primer mundo experimentaron un desarrollo impresionante a base de proteccionismos salvajes y destrozos ecológicos. Más tarde, cuando su producción era excesiva para el consumo interno y necesitaban mercados exteriores, inventaron la "libertad de comercio" como una panacea para todos los males del mundo, y la impusieron a países mucho menos desarrollados y necesitados de un mínimo proteccionismo para poder despegar en su crecimiento interno. También se acordaron entonces de que la ecología es un gran valor, y concluyeron que los países del llamado tercer mundo no deberían desarrollarse para no estropear más el planeta (que los del primero habían dejado ya casi impresentable).

La doble verdad suele ser la mayor de las mentiras. Si la primera víctima de las guerras es la verdad, hay que añadir que la verdad no muere cuando ya ha estallado la guerra: la verdad muere antes, para que la guerra pueda estallar. El esquema del evangelio de san Juan antes citado; el homicidio brotando de la mentira es un principio valiosísimo de análisis estructural y, por tanto, de análisis político.

La mentira del poder del pueblo

Con motivo de la crisis yugoslava, el entonces candidato de la oposición se cansó de acusar al presidente del gobierno de haber manifestado "un profundo desprecio al parlamento español". Nadie niega que aquel candidato de la oposición es inteligente y brillante. Que su modo de argumentar encuentra fórmulas de una contundencia tal que las hace parecer evidentes. Y se puede conceder además que, al señor Aznar, el Parlamento le importa un comino.

Pero el candidato Borrel ¿no se preguntó nunca por qué ni cómo era posible ese desprecio al Parlamento? Si algo parece ser Aznar, es eso que se llama un "practicón". Y bien: Aznar ha podido despreciar al Parlamento simplemente porque se dio cuenta de que el Parlamento no vale para nada.

Y no vale sencillamente porque no tiene nada de parlamento. Allí no se va a parlamentar. Todavía está por reseñar una sola sesión del parlamento en que alguno de los asistentes haya cambiado de opinión (¡y de voto!) movido por las razones aducidas por otros parlamentarios.

Al parlamento no se acude a argumentar, sino a escenificar una especie de liturgia, cuyo final ya se conoce, porque los asistentes votarán según lo que haya dicho el partido y no por lo que digan las razones de los oradores. Los parlamentarios dejan así de ser "representantes del pueblo" que les votó, para pasar a ser meras correas de transmisión del partido. Y los partidos dejan de ser servidores del pueblo para pasar a ser servidores de sí mismos. En estas condiciones, ¿que tiene de particular que un "practicón" como Aznar decida dejarse de ritos y de liturgias, para irse "al grano"?

Hace tiempo que se viene reclamando una supresión o suavización de la llamada "disciplina de partido". Pero, otra vez esas voces son desautorizadas como utopías locas, propias de "otra galaxia¨. Con lo cual, cuando llega la hora, todo el mundo sabe que una sesión parlamentaria no va a servir para nada, salvo quizá para lucimiento personal de algún aspirante a hacer carrera. Y los representantes del pueblo, o no acuden o, si acuden allí, no es para parlamentar sino para insultar, a ver si con ello halagan bajas pasiones del personal y conquistan algunos votos futuros. Así el Parlamento debería llamarse más bien Insultamento(4).

De esta manera, el pecado, la injusticia o la antidemocracia se van estructurando en la política y amenazan con descafeinar la democracia. Al principio resultan muy cómodas esas sesiones parlamentarias en las que todo está decidido de antemano por la disciplina del partido, y en las que sólo se celebra una liturgia (o representan una comedia) parlamentaria. Pero, a la larga, aquellos polvos traen estos lodos, y la autoridad de la democracia se va convirtiendo en la democracia de la autoridad.

¿La democracia edificada sobre arena?

Razón tenían los clásicos: resiste en los comienzos porque si no, luego, no hay quien arregle las cosas. Todo eso es sabiduría humana y es además un factor indispensable para un visión cristiana de la política. A muchos les parecerá sólo "anguitismo puro y duro". Pero también puede ser referido a unas palabras de Jesús quien, después de predicar el sermón de la Montaña -el más utópico de todos los sermones-- concluía con una observación que me voy a permitir parafrasear:

"Todo aquel que escucha estas palabras y las pone en práctica se asemejará a un político prudente que edificó la democracia sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron las riadas y soplaron los vientos. Pero la democracia no se vino abajo porque estaba edificada sobre la peña. Y todo el que escucha estas palabras y no las pone en práctica, se parece a un político corto de vista que edificó la democracia sobre arena. Y cuando las primeras dificultades rompieron contra ella, su ruina fue aparatosa (cfr. Mt 5, 24-27).

Notas

(1) En el clásico distico latino: "Principiis obsta, sero medicina paratuir, cum mala pero longas invalure moras".

(2) El cual, además, prefiere ser confirmado en lo que ya piensa, antes que afrontar honradamente la realidad.

(3) 22 de septiembre de 1999, p. 6

(4) "Durante el franquismo las Cortes españolas eran ridiculizadas con una frase bíblica: "Cuatro animales que decían Amén" (Apoc 5, 14). Los parlamentarios han de preguntarse hoy si esta cruel ironía también les afecta, al haber convertido los debates parlamentarios en una liturgia aburrida a la que no vale la pena acudir (salvo a la hora de votar) porque los resultados se conocen con antelación", Ma. Dorlors Oller, "Ante una democracia de baja intensidad", Cuadernos (Cristianisme i Justicia" No. 56, p. 26).

 

 


 

 

Tu armonía con los pobres

Monseñor Romero

tú, para romperle el alma al enemigo

les regalaste rosas de amistad

les recordaste que los pobres desean abrigo

y que deben practicar la bondad.

Monseñor Romero

conservaste tu ternura única,

eras capaz de levantar tu voz,

tu mensaje es de paz y comunica

la verdad de los pobres y de Dios.

Monseñor Romero

los que te mataron

llorando se ahogaron,

por causa de su egoísmo

se hirieron a sí mismos.

Tu palabra fue como una llave

que abrió miles de corazones.

A mi pueblo llega como hoja volando

con alegría, sacrificio y emociones

y el alma del asesino queda temblando.

Con los blandos tú eras blando

con los duros tú eras duro

y ninguno en apuro

te vio andar titubeando.

Tú querías que los pobres

vivieran y se amaran libres

como el pájaro en el cielo

hiciste el Reino de Dios en este suelo.

Le dieron muerte a tu cuerpo

pero tu alma vive en los corazones

y así pasará el tiempo

hasta que en todo el mundo te harán veneraciones.

Tú viviste una vida comunitaria

entregaste el todo por el todo

fuiste invicto y de vida voluntaria

apoyaste a la gente con buen modo.

El que maltrataba al pueblo

te maltrataba a ti,

el que hostigaba al pueblo

te hostigaba a ti,

el que luchaba junto al pueblo

luchaba junto a ti.

Tú fuiste un árbol cobijador,

tenías dulce arte en tu vivir,

eras junto a tu pueblo sufridor

y lo acompañaste hasta morir.

El mal lo quitaste con el bien

hiciste que el humano se amara

y que el idiota se dejara

amar sin que nadie lo esperara.

Juan Antonio Argueta

CEB del norte de Morazán