Carta a las Iglesias, AÑO XX, Nº 457-458, 1-30 de septiembre de 2000
EDITORIAL: Juan XXIII. El Papa del siglo XX
REALIDAD NACIONAL: La independencia y la situación actual del país
REALIDD NACIONAL: Militares estadounidenses regresan a El Salvador
JUAN XXIII: El ministerio de Juan XXIII
MONSEÑOR ROMERO: Lo de Mons. Romero va en serio
COMENTARIO: Jubileo de los trabajadores y trabajadoras en El Salvador
IGLESIA: Momentos oscuros del Vaticano y libertad de Casaldáliga
IGLESIA: Pedro Casaldáliga: "Pido perdón desde hoy por el Dominius Iesus"
POBREZA: Pobreza en El Salvador
En este pontificado de numerosas canonizaciones, algunas han sido discutidas (como se analiza en otro artículo), otras se han realizado por los medios curiales normales (y ahí entra lo divino y lo humano de las instituciones). Pero a veces se canoniza a una persona porque lo único que no se puede hacer con ella es no canonizarla. Este es el caso de Angelo Roncalli, el Papa Juan XXIII.
Por qué es esto así no tiene que ver, a la hora de la verdad, ni con milagros que haya realizado, ni con virtudes heroicas ni con ortodoxia de doctrina. Tiene que ver con algo mucho más fundamental: Juan XXIII fue e irradió en su tiempo una buena noticia, un evangelio, como Jesús de Nazaret.
Esa buena noticia produjo ante todo gozo. Ser cristiano, más aún, ser simplemente humano, no está en conflicto con un Dios justiciero, amenazante con ortodoxias y derechos canónicos. Y aunque hoy parezca poca cosa, no lo era a los comienzos del Concilio. Juan XXIII hacía presente en su vida, en su palabra y hasta en su sonrisa a un Dios bueno. No le gustaban los profetas de calamidades, aunque denunció los graves males de nuestro mundo. Pero aun en esa mirada al mundo, siempre le vencía la esperanza sobre la tristeza, la utopía sobre la trivialidad. Su última encíclica fue "La paz entre los pueblos", testamento de esperanza. Y su primera encíclica sobre el cristianismo y el proceso social la tituló "Madre y maestra". Vio, pues, a la Iglesia, antes que nada, como madre acogedora, partera de humanidad.
Como Jesús, Juan XXIII cayó bien a cualquiera que tuviese un corazón noble y una ilusión en la vida. No asustó con solemnidades, ni protagonismos ni con prepotencias, sino que alegró por su sencillez, cercanía y humor -que bien puede ser considerado como la versión secular de la fe-. No ahuyentó a miembros de otras confesiones, religiones e ideologías, sino que creía en la posible bondad de todos los hombres, y ahí puso las raíces del verdadero ecumenismo.
Juan XXIII nunca vino a América Latina, pero tenemos una deuda muy especial con él. Treinta días antes de inaugurar el concilio, el 11 de septiembre de 1962, tuvo un radio-mensaje al mundo y habló de "la gran expectación ante el concilio". Dijo entonces que "la Iglesia siente el deber de hacer honor a sus responsabilidades frente a las exigencias y necesidades actuales de los pueblos". Y continuó hablando de lo que él llamó "otro punto luminoso: Frente a los países subdesarrollados, la Iglesia se presenta como es y como quiere ser: como la Iglesia de todos y ‘particularmente’ la Iglesia de los pobres".
La verdad es que en el concilio, con la excepción del cardenal Lercaro y algún que otro obispo, no prosperó mucho la idea de Juan XXIII. Pero ahí quedó la semilla, que fructificó en Medellín, en las comunidades cristianas, en una excepcional generación de obispos (Helder Cámara, Proaño, Méndez Arceo, Romero...), en la teología de la liberación y, sobre todo, en los innumerables mártires de América Latina y de todo el tercer mundo.
Sepámoslo o no, cuando trabajamos por la paz y la justicia, por una familia humana de cristianos de todas las confesiones, de miembros de todas las religiones, de hombres y mujeres de buena voluntad, cuando trabajamos por una Iglesia más madre que maestra, más acogedora que intransigente, cuando construimos una Iglesia de los pobres, cuando la esperanza vence al desencanto, y cuando en medio de la hipocresía de nuestro mundo podemos esbozar una sonrisa, cuando somos y hacemos todas estas cosas, venimos de Juan XXIII.
La Iglesia nos propone a Angelo Roncalli y sus virtudes como modelo a imitar. La tarea es difícil, si no imposible. Pero es fácil ver en él inspiración, aliento y ánimo. Desde su muerte siempre hay flores sobre su tumba. Es una manera de decir: "gracias, hermano Roncalli".
Una ojeada sobre la realidad actual del país en el mes de la independencia llena de pesimismo a cualquier observador a pesar del discurso del Presidente en San Juan Opico, el 15 de septiembre. En el plano político, cada día la crisis de las instituciones se agudiza más. Los ciudadanos no están satisfechos con su funcionamiento. No pasa una semana en que no haya reclamos por incumplimiento del mandato encomendado a las instituciones. En este sentido, hay una repugnancia generalizada respecto del quehacer político; el rechazo a la actuación de ciertos funcionarios es prueba de ello. También lo es el encubrimiento sistemático de la corrupción, las denuncias de espionaje telefónico y la impunidad de la que gozan los políticos.
Por otra parte, la actual situación de inseguridad ciudadana que abate a la población salvadoreña es otro motivo de desconcierto. Además, a la ya incontrolable delincuencia común y organizada y a la escalada de violencia social, se añade un problema de salud pública: el brote del dengue hemorrágico. En plena celebración de la fiesta de independencia, los salvadoreños tienen que experimentar, a raíz de la muerte de sus seres queridos, la ineficiencia del sistema de Salud pública. En este tema, las serias dificultades que enfrentan las autoridades del Ministerio de Salud y de la red hospitalaria nacional para controlar esta enfermedad no dejan lugar a dudas sobre la incompetencia gubernamental. A estas alturas, después de casi seis meses de epidemia, los funcionarios no saben, a ciencia cierta, a qué tipo de enfermedad se están enfrentando. Por lo tanto, no puede haber seguridad alguna en cuanto a las acciones a tomar, ni mucho menos la mejor manera de salvar vidas inocentes.
La situación económica es otro calvario en este caluroso y húmedo mes de septiembre. La ya precaria situación económica de los hogares pobres se encuentra agravada en un momento en que el gobierno acaba de anunciar la supresión del subsidio al consumo de energía eléctrica. De esta manera, el aumento que experimenta el precio de los hidrocarburos en el plano internacional está empeorando la crisis económica nacional.
Finalmente, ni el fútbol, el deporte de las multitudes que en muchas ocasiones sirve de opio y permite a la gente olvidar sus problemas, ha dado mayor satisfacción a la nación. Las humillantes derrotas de la selección en los días pasados, no hacen más que contribuir a aumentar la frustración. En esta ocasión, el deporte, tantas veces usado para evocar los sentimientos patrióticos, ha jugado una mala pasada al pueblo salvadoreño. Definitivamente, la emoción de la celebración de las fiestas patrias encuentra a los salvadoreños en una situación de pesadumbre social.
Pero no faltará quien vea en esta situación un motivo para dar mayor realce a las fiestas patrias en la medida en que se debe movilizar a la gente para que, estimulando su sentimiento de pertenencia, colabore para solucionar la crisis. El acostumbrado llamado de los funcionarios públicos a la colaboración ciudadana es una buena ilustración de lo anterior. El mismo presidente Francisco Flores, en muchas ocasiones, ha recalcado la necesidad de que todos los salvadoreños sientan su pertenencia a la nación y trabajen en un frente común para derrotar las dificultades que aquejan a la patria.
Ante semejantes llamados, hay que detenerse en el uso generalizado que hace del tema de la independencia una evocación emotiva y sensacionalista, para encubrir la situación de angustia de grandes partes de la población que no tienen cabida en el reparto del pastel nacional. Es la ideologización de la independencia. Dicho de otro modo, el tema de la patria en Centroamérica y especialmente en El Salvador se ha usado en sus componentes emotivos e ideológicos para ocultar la explotación de la que es víctima la gran mayoría de la población. O lo que equivale a decir que en El Salvador de hoy, tal como está estructurado el Estado, tan sólo un grupo reducido goza del privilegio de la gesta independentista que consagra la libertad de los hijos de estas tierras.
No tomar en cuenta esa realidad es perpetuar el sentido sensacionalista y emotivo de un nacionalismo que no convoca y que nunca ha convencido al pueblo salvadoreño en su mayoría. De hecho, como lo reconocen varios historiadores centroamericanos, la independencia fue una decisión de los criollos en contra de los españoles peninsulares que no tuvo precisamente mucho que ver con la situación de explotación y miseria que padecían los indígenas. De alguna manera, después de la independencia siguió la marginación, la explotación de los que antes de ella habían padecido con mayor rigor el peso de la colonización. Por esta razón, la libertad y prosperidad que trajo la independencia fue tan sólo para un grupo reducido, cuyos hijos y descendientes siguieron controlando los destinos de los países independizados. En este sentido, si se entiende independencia como una apuesta nacional para resolver los problemas que abaten a los individuos de un espacio geográfico determinado, se tiene que reinventar la independencia nacional. Para lograr una identidad real se tiene que trabajar en la solución de los problemas que aquejan a la nación salvadoreña. Si no se trabaja en esta línea, la independencia seguirá siendo una evocación emotiva, hueca y sin poder de convocatoria alguna.
En El Salvador de hoy se trata de volver a independizarse. Pero esta vez debe tratarse de una independencia que tome en cuenta los intereses de todos los hijos de esta tierra. No basta con que los salvadoreños de fuera se sientan emocionados al escuchar las letras del himno nacional; se tiene que romper la argumentación que parece invitar a los que desean hacer una experiencia de amor patrio a dejar el país para poderlo extrañar en tierras extranjeras. Como dijo el Presidente de la República en su discurso en San Juan Opico, hay que lograr la libertad en contra de la injusticia, de la ignorancia, de la marginación. Sin embargo, hay que encontrar la causa de que se esté aún atado a estos males a 179 años de vida independentista. Y, asimismo, recordar al presidente que hay un grupo de salvadoreños que nunca ha estado marginado, o que nunca ha padecido la injusticia y la ignorancia. Al contrario, desde la independencia ha contribuido a mitificar el sentido de la libertad conseguida para perpetuar los males de la gran mayoría de esta población. Olvidar esta realidad es caer en una esquizofrenia que no ayuda a restaurar los lazos patrios y olvidar la urgente necesidad de una reinterpretación, a la altura de los tiempos, del sentido y alcance de la independencia.
* * *
La nueva independencia
Abrirnos al mundo para ofrecerle mano de obra barata, y después ser incapaces de defender los derechos de nuestros obreros no tienen mucho que ver con la nueva independencia. Y asustarse como conejos cuando la AFLCIO reclama en base a documentos producidos por funcionarios y sellados adecuadamente con los emblemas del Ministerio de Trabajo de la AID y de la SETEFE, no deja de producir risa. O el Ministro de Trabajo no se entera de lo que la AID financia en su propia casa, o no lee los informes, o es gestor de un desmadre sensacional. Y en cuanto a que los casos en que la maquila trata mal a los obreros son los menos, no estaría de más que en el Ministerio contaran el número de empresas maquileras que tienen registradas y el número de sindicatos que cubren a las mismas. Aunque éste no sea un factor definitivo a la hora de demostrar mal trato, tal vez le pueda dar una pista para que el propio ejecutivo investigue la realidad y le hable con coherencia a los obreros y obreras de la nueva independencia.
Si la nueva independencia consiste, como parece hasta el momento, en una tarea en la que se compite por atraer inversionistas extranjeros a base de darles facilidades y recudir impuestos, no quedará más camino en el futuro que gravar el consumo y el trabajo en vez de gravar las ganancias del capital. Y al final el resultado será el que ya se está perfilando, ricos cada vez más ricos, invirtiendo buena parte de sus ganancias fuera de El Salvador, y clase media cada vez más proletarizada y gravada en su consumo y en sus salarios, y pobres cada vez más pobres. En otras palabras, que el parto de la nueva independencia, al menos desde el punto de vista teórico, se parece al famoso parto de los montes. José M. Tojeira.
Dean Brackley
La presencia militar de Estados Unidos está en aumento, de nuevo, en El salvador. El 23 de agosto entró en vigor el acuerdo entre los dos gobiernos para establecer en Comalapa una base de "monitoreo" del narcotáfico en la región, administrada por los militares estadounideneses. Pero esa base es sólo una parte de la nueva presencia. Concede a militares y personal civil de Estados Unidos acceso exclusivo a ciertas áreas de la base. El acuerdo es para diez años, pero Estados Unidos espera prolongarlo a veinte. El gobierno estadounidense piensa invertir 10.4 millones de dólares en construcciones en Comalapa. Aunque no se pone límite al número de personal estadounidense, su gobierno prevee un equipo permanente de diez a quince personas, asignadas para uno o dos años. El acuerdo permitiría usar uniformes militares y portar armas, sin poner límites a la cantidad o tipo de armas, aviones o equipos militares. La instalación será manejada por el equipo naval con base en Puerto Rico. Como los marines están bajo el departamento de la armada, son posibles las operaciones por tierra, mar y aire.
Desde que desmantelaron las bases en Panamá, Estados Unidos ha estado buscando lugares alternativos. Tanto Panamá como Costa Rica rechazaron recientemente una base estadounidense antinarcóticos en sus países. Sin embargo Estados Unidos ha encontrado lugar para sus bases en Manta, Ecuador, y en Aruba y Curacao, dependientes de Holanda. El Salvador se convierte en el tercer vértice del triángulo que rodea a Colombia. La finalidad última bien puede ser el apoyo a una intervención militar en Colombia.
El gobierno salvadoreño defiende la base de Comalapa como necesaria para combatir el crimen relacionado con la droga. El 17 de marzo, Mauricio Sandoval, director de la Policía Nacional Civil pidió a la Asamblea Nacional facilitar patrullas conjuntas y ayuda militar estadounidense como medidas "indispensables" para combatir el tráfico de drogas. 2.2 millones de dólares se asignan a esa tarea, y parte de esos fondos son usados para el programa "Central Skies", en el que helicópteros de Estados Unidos transportan a la policía salvadoreña alrededor del país, por ejemplo en Suchitoto. Es cierto que a los pilotos militares estadounidenses no se les permite ayudar en patrullajes o arrestos. Pero puede uno imaginarse el efecto que estos vuelos tienen en las comunidades de alrededor de Suchitoto, que sufrieron ataques desde helicópteros y bombardeos aéreos durante la guerra pasada.
La constitución salvadoreña, restringe la acción de los militares a la defensa de la soberanía nacional y la excluye de funciones de seguridad interna. Pero muy pronto después del final de la guerra, la fuerza armada comenzó a patrullar por el campo, dando como razón que el crimen constituye una emergencia nacional. Al mismo tiempo militares estadounidenses han comenzado a realizar ejercicios conjuntos con la fuerza armada salvadoreña, primero humanitarios, después militares. Esta política continúa hasta el día de hoy. Un funcionario de la embajada norteamericana reconoció hace poco que asesores militares estadounidenses trabajan directamente con la fuerza armada salvadoreña, y ello con independencia de la embajada norteamericana y su supervisión.
Los militares salvadoreños están aprendiendo la lección de esta cooperación. Después de participar en ejercicios conjuntos en la pasada primavera, un contingente de soldados llegó hasta la entrada de la ciudad de Arcatao, un reducto del FMLN. Los soldados querían ayudar con servicios de salud. La gente de Arcatao los recibió a la entrada del pueblo con un cuerno de toro y les dijo que se fueran. "Queremos servicios de salud" dijeron. "Pero los queremos del Ministerio de Salud".
Simbólicamente, el 15 de septiembre, día de la independencia de El Salvador, aviones A34 sobrevolaron la zona de Suchitoto, uno de esos lugares en los que hoy se disputan el poder político partidos de derecha y el FMLN. Al ver y escuchar el ruido de los aviones, la gente comentaba angustiada: "ésos son los aviones que nos bombardeaban durante la guerra".
Pocos días después de la muerte de Juan XXIII, el P. R. Rouquette, cronista de la revista Etudes, de París, escribía dicendo que si un día canonizaban a Juan XXIII, no le sorprendería, pero que sí sería sorprendente que un día canonizasen a Pío XII. La profecía se ha cumplido. He aquí algunas frases que recogió el P. Rouquette para mostrar el alma del Papa bueno.
El alma de un hombre bueno. El día 23 de enero de 1927, Angelo Roncalli (más tarde, Juan XXIII) le escribía a sus padres que celebraban sus bodas de oro: "Encuentro motivos especiales de gratitud hacia el Señor, no sólo por el hecho de haberles conservado a ustedes en tan buen estado de salud después de cincuenta años, sino además porque toda nuestra familia se ha mantenido en este espíritu de sencillez, pobreza llevada como un honor y no como una carga, y también en el temor del Señor. Ninguna pretensión de cara al mundo, lo que es a la vez un motivo de tranquilidad y de paz".
El 6 de marzo de 1939, siendo Nuncio del Vaticano en Constantinopla, se le muere su mamá. Naturalmente, fue a su pueblito, en el norte de Italia, al entierro. Al volver del cementerio, escribió a un amigo: "Quiero tenerle a usted, como si fuera un miembro de mi familia, que es humilde ciertamente, pero tiene los trazos de la gracia que me ponen confuso y que yo tanto admiro. He aquí el último. Mi pobre mamá me había dicho que ella no quería morir en mi casa señorial (la nunciatura) dotada con todas las comodidades. Ella prefería reposar en el Señor en su casa de campesinos, la casa de todos los suyos. Y quería ser llevada a la iglesia por última vez y de allí al cementerio. A ella le parecía que eso es más conveniente con su condición de humilde mujer del pueblo. Y sus hijos hemos dispuesto las cosas para que todo se realizara así".
Del Papa escribe que era un hombre despojado de toda ambición, de forma que le tenía verdadero horror al "espíritu de carrera". En una carta a un amigo, le decía: "Estamos hechos para el esplendor de la gloria celeste. Si el Señor nos reserva un poco de honor en la tierra, eso no tiene ningún valor y cae rápidamente, si no es cosa de Dios. Si el Señor, por el contrario, ha dispuesto que el valor de nuestra vida quede completamente oculto en él, sería ridículo buscar otra cosa. Los ambiciosos son las criaturas más ridículas y las más pobres de este mundo".
La bondad de un papa. El P. Jose María Castillo, estudiante en Roma por aquel tiempo, lo confirma. Ya en el cargo de papa, cumplió exactamente estas ideas, que las ilustra con dos anécdotas (entre tantas otras) que ocurrieron en el último año de su pontificado. La primera es que una mañana fría del invierno romano de 1963, se presentaron en el portone di bronze (la entrada al palacio Vaticano) tres campesinos, vestidos con sus humildes y sencillas ropas de pobres hombres del campo. Llevaban una cesta con la comida. Y pretendieron entrar, como la cosa más natural del mundo, en el imponente palacio pontificio. Naturalmente, la guardia suiza se lo impidió. Cuando los tres pobres campesinos dijeron que eran los hermanos del papa y que allí llevaban la comida para almorzar con su hermano, el revuelo y la impresión fueron increibles. En el Vaticano no estaban acostumbrados a ese tipo de papa, que permite que su familia viva en semejante situación de pobreza y escasez.
La otra anécdota ocurrió cuando Juan XXIII quiso publicar la encíclica Pacem in terris. El papa le había pedido a una comisión de expertos que le hicieran un borrador de la encíclica. Cuando los expertos le llevaron el escrito y Juan XXIII lo leyó, los reunió y les dijo: "Por favor, escriban una cosa más sencilla, porque esto es muy elevado y nadie se va a creer que lo he escrito yo ". Así era el Papa Juan XXIII.
Y una tercer anécdota muy conocida. Entre sus muchas dotes, el Papa Juan tenía también la de saber hablar a los niños de manera que se hacía escuchar y entender de ellos, graduando el tono de su palabra hasta acomodarlo a su inocencia. Durante una estación cuaresmal preguntó a un niño "¿Cómo te llamas?" "Arcangelo", respondió el pequeño, y el Papa respondió rápido: "Entonces vales más que yo; yo sólo me llamo Angelo".
El papa del concilio. "La inspiración para otro Concilio Vaticano nos ha venido como una flor que se abre en una inesperada primavera". El 11 de octubre de 1962, fecha de la inauguración del Concilio, dirigiéndose desde la ventana de su estudio privado a la muchedumbre que llenaba la plaza, el Papa Juan, expresando por enésima vez su inmenso afecto paternal a la humanidad, dijo entre otras cosas: "Al llegar a sus casas hagan una caricia a sus niños y díganles: ésta es la caricia del Papa".
La primera sesión del Concilio se cerró el 9 de diciembre de 1962. Durante los últimos momentos de su vida, el Papa Juan, pensando en la reapertura de la gran sesión ecuménica, dijo: "Si Dios quiere el sacrificio de la vida del Papa, que sirva para impetrar copiosos favores sobre el Concilio, sobre la Santa Iglesia, sobre la humanidad que aspira a la paz".
Y añadió. "Pido perdón a aquellos que hubiera ofendido sin saberlo: a todos los que no hubiera edificado. Siento que no tengo nada que perdonar a nadie, porque en todos aquellos que me conocieron y tuvieron trato conmigo -aunque me hubieran ofendido o despreciado o tenido, justamente por lo demás, en menos estima, o me hubieran sido motivo de aflicción- sólo reconozco a hermanos y bienhechores, por los que estoy agradecido y por quienes ruego y rogaré siempre".
Su testamento. "Nacido pobre, pero de gente honrada y humilde, estoy particularmente contento de morir pobre, habiendo distribuido según las exigencias diversas y circunstancias de mi vida sencilla y modesta, para servicio de los pobres y de la Santa Iglesia que me ha alimentado, cuanto llegó a mis manos -en medida muy limitada por lo demás- durante los años de mi sacerdocio y de mi episcopado. Apariencias de bienestar velaron, con frecuencia, escondidas espinas de angustiada pobreza y me impidieron dar siempre con la largueza que hubiera querido. Doy gracias a Dios por esta gracia de la pobreza de que hice voto en mi juventud, pobreza de espíritu como Sacerdote del Sagrado Corazón, y pobreza real. Y que me sostuvo a no pedir nada nunca, ni puestos, ni dinero, ni favores, nunca, ni para mí, ni para pariente o amigos...
En la hora del adiós, o mejor, del hasta luego, recomiendo todavía a todos aquello que más vale en la vida: Jesucristo bendito: su Santa Iglesia, su Evangelio, y en el Evangelio, sobre todo el Padre nuestro en el espíritu y en el corazón de Jesús y del Evangelio, la verdad y la bondad, la bondad mansa y benigna, activa y paciente, invencible y victoriosa.
Queridos hijos; hermanos míos, hasta más ver. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. En el nombre de Jesús nuestro amor; de María nuestra y su dulcísima Madre; de San José mi primer y predilecto Protector…"
No es un mito inflado ni un santo a la espera de un altar en el rincón de algún templo con flores y candelas. No es que esto esté mal. Pero hay más, mucho más. Monseñor Romero es bueno para este mundo, y el mundo –no todos claro– habla de él, como agarrándose a un clavo ardiente en esta época de globalizada deshumanización. Es otro Juan XXIII. A continuación, unos pocos ejemplos de actualidad.
* * *
En su reciente visita a El Salvador el presidente electo de México, Vicente Fox, habló en la Asamblea Legislativa. Recordó a Roque Dalton, "quien nos enseñó que la poesía no está hecha sólo de palabras". Pero mencionó también otro nombre: "Monseñor Oscar Arnulfo Romero nos enseñó los caminos de la misericordia y el compromiso social".
* * *
Del 7 al 10 de septiembre se celebró en Madrid el XX Congreso de Teología. La ocasión era importante, pues en la secularizada España no es fácil reunir, durante veinte años consecutivos, a más de mil personas para discutir sobre teología. En el acto final se hizo un repaso a los veinte congresos y se terminó con un comunicado oficial. Sólo tres nombres se mencionaron. Ignacio Ellacuría, como representante de los teólogos que han participado en esos congresos. Oscar Arnulfo Romero, como modelo de hombre y cristiano de verdad y justicia. Francisco de Asís, inspirador de paz y amor a la tierra.
* * *
Monseñor Vincenzo Paglia, postulador de la causa de beatificación de Monseñor Romero, estuvo entre nosotros. Dijo que el proceso sigue adelante, y recordó que el nombre de Monseñor Romero fue mencionado en el jubileo de los mártires celebrado en Roma. Y concluyó "todos tenemos que retomar su herencia de amor que él nos ha dejado, porque todos tenemos que tener un corazón más lleno del evangelio... La memoria de Monseñor Romero es un empeño a amar más, a ayudar más a los pobres, a operar porque sea actuada la justicia, porque haya paz para todos".
* * *
Navegando por internet nos hemos encontrado con una página de la Universidad de Minnesota sobre el caso de Monseñor Romero. Los datos son conocidos, pero no deja de impresionar que también los publique esa universidad.
Ante la petición de que se esclarezca el asesinato de Monseñor, la comisión interamericana de derechos humanos, con sede en Costa Rica, concluye que el estado salvadoreño es responsable por la violación de los siguientes derechos consagrados en la Convención Americana: derecho a la vida (artículo 4); a las garantías judiciales y a la tutela judicial efectiva (artículos 8 (1) y 25); y a conocer la verdad de lo sucedido. Asimismo, concluye que Estado no cumplió con su obligación de respetar los derechos reconocidos en la Convención Americana y garantizar su libre y pleno ejercicio, conforme al artículo 1 (1) de dicho instrumento internacional, así como su obligación de abstenerse de adoptar disposiciones de derecho interno que afecten el goce de los derechos allí consagrados, conforme a su artículo 2. En consecuencia, la Comisión recomienda al Estado que realice una investigación judicial completa, imparcial y efectiva, de manera expedita, a fin de identificar, juzgar y sancionar a todos los autores, materiales e intelectuales, de las violaciones encontradas, sin perjuicio de la amnistía decretada; que repare todas las consecuencias de las violaciones enunciadas, incluyendo el pago de una justa indemnización; y que adecúe su legislación interna a la Convención Americana, a fin de dejar sin efecto la Ley de Amnistía General aprobada por Decreto No. 486 de 1993.
Hasta el día de hoy en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sigue abierto el caso 11.481 Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez v. El Salvador.
* * *
Para terminar un documento notable de la Ciudad y el Condado de San Francisco
Proclamación
Considerando que el arzobispo Oscar Arnulfo Romero fue asesinado hace 20 años el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba la eucaristía en la capilla de un hospital de cancerosos en el que asistía a los enfermos. La vida de Monseñor Romero ha creado una profunda relación entre El Salvador y San Francisco; y
Considerando que grupos comprometidos en San Francisco han continuado construyendo puentes de solidaridad humana con el pueblo de El Salvador, tales como SHARE –New El Salvador Today, Catholic Charities– la oficina de CAROP, CISPES, Intercambio Global, la Fundación Romero y SICSAL, la oficina cristiana internacional de solidaridad con y desde América Latina; y
Considerando que miles de personas han perecido no sólo a causa de la guerra, sino también a causa de la malnutrición, violencia callejera e inhumanas condiciones de trabajo en fábricas y maquiladoras. Algunos incluso se arriesgan a cruzar ilegalmente las fronteras para llegar al Sur de California a través de montañas y ríos por persecución política y por las durísimas circunstancias económicas en que viven; y
Considerando que la diáspora generada por la violencia ha originado una hola de inmigrantes que han enriquecido nuestra ciudad, fundando organizaciones como CARECEN, CRECE y otras semejantes, que han creado oportunidades de empleo, acceso a servicios de salud, apoyo a jóvenes, desarrollo de liderazgo entre los inmigantes y comunidades religiosas. Inspirados por el espíritu de fraternidad que está representado en el nombre de nuestra ciudad, residentes y organizaciones de Estados Unidos, tales como el Centro Friar Moriarity, el Comité de Abogados de Derechos Civiles, la coalición interreligiosa para los derechos de los inmigrantes, la coalición de California del Norte para derechos de los inmigrantes, llevaron a la ciudad de San Francisco a declararse como Ciudad de Refugio en 1985, que sigue protegiendo a los inmigrantes hasta el día de hoy; y
Considerando que el gran boicot en contra del café salvadoreño, dirigido por la campaña "Vecino a vecino" y apoyado por el sindicato Longshoreman, comenzó en el puerto de San Francisco; y
Considerando que hombres y mujeres alrededor de todo el mundo están agradecidos a Monseñor Romero por el sentido de humanidad que produce en todos nosotros,
Resolvemos que el consejo de supervisores de la Ciudad y el Condado de San Francisco declare el 24 de marzo del año 2000 día de Monseñor Oscar Arnulfo Romero en la Ciudad y Condado de San Francisco.
Lleva el sello de la ciudad y condado de San Francisco, y la firma del supervisor Tom Ammiano.Lo de Monseñor Romero va en serio
No es un mito inflado ni un santo a la espera de un altar en el rincón de algún templo con flores y candelas. No es que esto esté mal. Pero hay más, mucho más. Monseñor Romero es bueno para este mundo, y el mundo –no todos claro– habla de él, como agarrándose a un clavo ardiente en esta época de globalizada deshumanización. Es otro Juan XXIII. A continuación, unos pocos ejemplos de actualidad.
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En su reciente visita a El Salvador el presidente electo de México, Vicente Fox, habló en la Asamblea Legislativa. Recordó a Roque Dalton, "quien nos enseñó que la poesía no está hecha sólo de palabras". Pero mencionó también otro nombre: "Monseñor Oscar Arnulfo Romero nos enseñó los caminos de la misericordia y el compromiso social".
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Del 7 al 10 de septiembre se celebró en Madrid el XX Congreso de Teología. La ocasión era importante, pues en la secularizada España no es fácil reunir, durante veinte años consecutivos, a más de mil personas para discutir sobre teología. En el acto final se hizo un repaso a los veinte congresos y se terminó con un comunicado oficial. Sólo tres nombres se mencionaron. Ignacio Ellacuría, como representante de los teólogos que han participado en esos congresos. Oscar Arnulfo Romero, como modelo de hombre y cristiano de verdad y justicia. Francisco de Asís, inspirador de paz y amor a la tierra.
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Monseñor Vincenzo Paglia, postulador de la causa de beatificación de Monseñor Romero, estuvo entre nosotros. Dijo que el proceso sigue adelante, y recordó que el nombre de Monseñor Romero fue mencionado en el jubileo de los mártires celebrado en Roma. Y concluyó "todos tenemos que retomar su herencia de amor que él nos ha dejado, porque todos tenemos que tener un corazón más lleno del evangelio... La memoria de Monseñor Romero es un empeño a amar más, a ayudar más a los pobres, a operar porque sea actuada la justicia, porque haya paz para todos".
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Navegando por internet nos hemos encontrado con una página de la Universidad de Minnesota sobre el caso de Monseñor Romero. Los datos son conocidos, pero no deja de impresionar que también los publique esa universidad.
Ante la petición de que se esclarezca el asesinato de Monseñor, la comisión interamericana de derechos humanos, con sede en Costa Rica, concluye que el estado salvadoreño es responsable por la violación de los siguientes derechos consagrados en la Convención Americana: derecho a la vida (artículo 4); a las garantías judiciales y a la tutela judicial efectiva (artículos 8 (1) y 25); y a conocer la verdad de lo sucedido. Asimismo, concluye que Estado no cumplió con su obligación de respetar los derechos reconocidos en la Convención Americana y garantizar su libre y pleno ejercicio, conforme al artículo 1 (1) de dicho instrumento internacional, así como su obligación de abstenerse de adoptar disposiciones de derecho interno que afecten el goce de los derechos allí consagrados, conforme a su artículo 2. En consecuencia, la Comisión recomienda al Estado que realice una investigación judicial completa, imparcial y efectiva, de manera expedita, a fin de identificar, juzgar y sancionar a todos los autores, materiales e intelectuales, de las violaciones encontradas, sin perjuicio de la amnistía decretada; que repare todas las consecuencias de las violaciones enunciadas, incluyendo el pago de una justa indemnización; y que adecúe su legislación interna a la Convención Americana, a fin de dejar sin efecto la Ley de Amnistía General aprobada por Decreto No. 486 de 1993.
Hasta el día de hoy en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sigue abierto el caso 11.481 Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez v. El Salvador.
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Para terminar un documento notable de la Ciudad y el Condado de San Francisco
Proclamación
Considerando que el arzobispo Oscar Arnulfo Romero fue asesinado hace 20 años el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba la eucaristía en la capilla de un hospital de cancerosos en el que asistía a los enfermos. La vida de Monseñor Romero ha creado una profunda relación entre El Salvador y San Francisco; y
Considerando que grupos comprometidos en San Francisco han continuado construyendo puentes de solidaridad humana con el pueblo de El Salvador, tales como SHARE –New El Salvador Today, Catholic Charities– la oficina de CAROP, CISPES, Intercambio Global, la Fundación Romero y SICSAL, la oficina cristiana internacional de solidaridad con y desde América Latina; y
Considerando que miles de personas han perecido no sólo a causa de la guerra, sino también a causa de la malnutrición, violencia callejera e inhumanas condiciones de trabajo en fábricas y maquiladoras. Algunos incluso se arriesgan a cruzar ilegalmente las fronteras para llegar al Sur de California a través de montañas y ríos por persecución política y por las durísimas circunstancias económicas en que viven; y
Considerando que la diáspora generada por la violencia ha originado una hola de inmigrantes que han enriquecido nuestra ciudad, fundando organizaciones como CARECEN, CRECE y otras semejantes, que han creado oportunidades de empleo, acceso a servicios de salud, apoyo a jóvenes, desarrollo de liderazgo entre los inmigrantes y comunidades religiosas. Inspirados por el espíritu de fraternidad que está representado en el nombre de nuestra ciudad, residentes y organizaciones de Estados Unidos, tales como el Centro Friar Moriarity, el Comité de Abogados de Derechos Civiles, la coalición interreligiosa para los derechos de los inmigrantes, la coalición de California del Norte para derechos de los inmigrantes, llevaron a la ciudad de San Francisco a declararse como Ciudad de Refugio en 1985, que sigue protegiendo a los inmigrantes hasta el día de hoy; y
Considerando que el gran boicot en contra del café salvadoreño, dirigido por la campaña "Vecino a vecino" y apoyado por el sindicato Longshoreman, comenzó en el puerto de San Francisco; y
Considerando que hombres y mujeres alrededor de todo el mundo están agradecidos a Monseñor Romero por el sentido de humanidad que produce en todos nosotros,
Resolvemos que el consejo de supervisores de la Ciudad y el Condado de San Francisco declare el 24 de marzo del año 2000 día de Monseñor Oscar Arnulfo Romero en la Ciudad y Condado de San Francisco.
Lleva el sello de la ciudad y condado de San Francisco, y la firma del supervisor Tom Ammiano.
Rvdo. Juan Antonio Méndez
Los salvadoreños y salvadoreñas por mucho tiempo hemos tenido fama de ser muy trabajadores, aunque en la actualidad esa fama ha disminuido debido a que muchos reciben remesas de algún familiar que trabaja en Estados Unidos y otros países. Debido a que en el país la mayoría de personas reciben un salario por debajo de las necesidades básicas que necesitan cubrir, muchos tienen que asumir un trabajo extra, a veces renunciando al merecido descanso semanal, agotando sus energías sin lograr recuperarlas adecuadamente.
La realidad del trabajador y trabajadora salvadoreños es semejante a la realidad de los trabajadores de otros países pobres del tercer mundo, países que no tienen la capacidad de determinación de su propio futuro porque están sujetos a las agendas de los países ricos del primer mundo, (ignoro si hay países de un segundo mundo). Lo cierto es que en las relaciones de trabajo, la producción y la distribución de los dividendos se ha producido un desequilibrio que afecta al ser humano en todas las dimensiones de su vida.
Pues bien, en esa realidad vamos a celebrar el Jubileo de los trabajadores. En el Arzobispado tendremos cuatro talleres. En el auditorio de la UCA, el 3 de noviembre, a las 5:30 p.m., habrá un foro de los trabajadores y de las trabajadoras. En la catedral metropolitana, el 4 de noviembre a las 5:00 p. m. habrá una celebración jubilar. Por último en la iglesia Episcopal san Juan Evangelista, el 11 de noviembre, a las 5:00 p. m. habrá una celebración ecuménica. Para prepararnos bien a todo ello, vamos a hacer ahora dos reflexiones. Una sobre el ser humano como trabajador, y otra sobre el trabajador desde la perspectiva bíblica del jubileo.
1. Las relaciones de trabajo y sus efectos en los seres humanos
La realidad de los trabajadores y trabajadoras está mediatizada por una visión incorrecta del ser humano. Los trabajadores son vistos como instrumentos de producción, de tal manera que su valor como seres humanos depende de su capacidad para producir: lo que importa son los números. Por otra parte, los trabajadores ven el trabajo solamente para satisfacer una necesidad económica, es decir, la gente trabaja porque necesita dinero para comprar lo necesario para vivir; de esta manera cae en un círculo vicioso y alienante de "vivir para trabajar, y trabajar para vivir".
Este empeño febril por aumentar la producción llega a convertir el trabajo en un espacio de enajenación del ser humano. Cada vez más se explota la tierra y sus recursos exigiéndole que dé más fruto y no se le da el cuido adecuado. Cada día la máquina va sustituyendo al ser humano y le va exigiendo, a costa de su salud, que produzca más.
Además, el deterioro de la salud mental y física va afectando al hombre y la mujer en los diferentes ambientes de su vida.
En el ambiente económico, la gran mayoría de hombres y mujeres reciben un salario que no les permite vivir con dignidad, no pueden cubrir sus necesidades básicas. Las grandes mayorías adquieren deudas por situaciones emergentes debido a que no tienen capacidad de ahorro.
En el ambiente educativo la mayoría de personas no tienen acceso a la educación y los pocos que tienen acceso no reciben una educación que forme una conciencia crítica y transformadora del hombre, de la sociedad y de su entorno. La "educación" viene a ser una simple transmisión de conocimientos que conducen a una conciencia mágica, acrítica y disminuye la capacidad del trabajador y la trabajadora para crecer y valorarse mejor, para negociar y vender mejor su fuerza de trabajo o para crear su propia empresa.
En el ambiente social, según el tipo de trabajo uno será tratado con cortesía y consideración o será visto con menosprecio. De esta manera se hace una valoración del ser humano como más o menos importante, valoración que está ligada a la valoración económica del trabajo que realiza.
En el ambiente político, los gobiernos hacen énfasis en el desarrollo de los pueblos desde una visión macroeconómica y no desde la calidad de vida de la población. Debido a esto, los planes y programas tienen como resultado el favorecimiento de unos pocos, los que están en ventaja económica, educativa, política y social, afectando negativamente a las grandes mayorías, los que están en desventaja, económica, educativa, política y social. Esto ocurre a nivel de personas pero también a nivel de países. Los países en desventaja se vuelven dependientes de los países con ventajas, los países pequeños adquieren deudas impagables y son afectados hasta el grado de no tener libre determinación, debido a que le son impuestas las líneas para sus planes y programas. Además, también la tierra y sus recursos está siendo afectada porque en nombre del progreso y desarrollo se contaminan los ríos, se destruyen los bosques, produciendo desequilibrio en los ecosistemas.
En el ambiente familiar, el hombre y la mujer, debido a que tienen que obtener un trabajo extra, no tienen suficiente tiempo para atender a sus hijos y criarlos mediante los principios y valores que les ayude a ser mejores personas, principios y valores que posiblemente ellos tienen como ideales. Tienen que buscar a una persona que cuide de sus hijos, quien probablemente se limitará a darle los alimentos y medicinas a tiempo. Otro efecto es que el exceso de trabajo y los horarios de trabajo encontrados no contribuyen a que la pareja tenga una vida conyugal con satisfacción y gratificante, dando lugar a que terceras personas interfieran en la relación y se produzca un desequilibrio en las relaciones, produciendo a veces la desintegración familiar.
En cuanto al ambiente cultural, se van perdiendo los principios y valores que hacen posible la vida armoniosa y dinamizan las relaciones de trabajo. Se pierde la perspectiva de equipo y la justa renumeración por el trabajo, se pierde el sentido de solidaridad y participación en el trabajo y la distribución justa de sus dividendos, se pierde la perspectiva del trabajo como un espacio para ser y hacerse hombres y mujeres libres, con dignidad y oportunidad para desarrollarse y humanizarse. Por el contrario, el trabajo viene a ser un espacio para la discriminación, para la competencia y desarticulación del competidor, para la explotación de unos por otros y para la valoración del trabajo como resultado del castigo divino o como un mal necesario.
En conclusión, como resultado de la incorrecta comprensión de la identidad del ser humano, de la ambición desmedida de riqueza y de la inadecuada valoración de la vida y de las relaciones en la dinámica del trabajo, estamos provocando un desequilibrio general en el planeta y sus habitantes que nos están conduciendo a la deshumanización y destrucción.
2. Las relaciones de trabajo desde la perspectiva cristiana: el Jubileo
Pero, afortunadamente, el Dios cristiano no es fatalista ni desea la muerte y extinción del ser humano. El Dios cristiano es Dios de esperanza, es Dios de amor y llama al hombre y a la mujer a recuperar su verdadera identidad y su verdadera vocación. ¿Cómo podemos cambiar nuestra actual realidad, que nos está conduciendo a la muerte, en una realidad de vida y verdadero desarrollo, deseado y planeado por Dios?
Hablar de la perspectiva cristiana del hombre y de la mujer en sus relaciones de trabajo implica reflexionar sobre el origen y vocación de ambos, sobre su devenir histórico y sobre su meta. Hay que preguntarse, pues, qué tiene que ver Dios en el proyecto de humanización y desarrollo del ser humano.
La Biblia nos muestra el camino para comprender que los hombres y mujeres somos seres especiales, somos seres divinos con una vocación de vida y trabajo. El libro del Génesis afirma que el hombre y la mujer fueron creados por Dios a su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27). Esto implica que el ser humano, hombre y mujer, fueron creados con dignidad, fueron hechos un poco menor que los ángeles y coronados de gloria y honra, fueron hechos señores de la creación (Salmo 8:3-6).
El hombre y la mujer recibieron la bendición de Dios y la vocación para señorear sobre la creación y administrarla (Génesis 1:28). Después Dios evaluó su trabajo, observó todo lo que había hecho y vio que era bueno en gran manera, es decir que era útil para el propósito con que fue creado, y descansó en el día séptimo (Génesis 1:31-2:2).
El primer ser humano participó en la creación completando la obra de Dios, poniendo nombre a todos los animales (2:19). Dicho de otra forma, la creación no está terminada, la creación continúa, y el hombre y la mujer tienen que seguir trabajando.
Después de que el hombre y la mujer desobedecieron a Dios sus relaciones sufrieron un desequilibrio, se acusaron mutuamente, su relación con la tierra se volvió hostil y el trabajo se volvió más pesado (Génesis 3:1-19). Como conciencia la tragedia llegó a los hijos de esta pareja. Caín el hermano mayor, el más fuerte mató a Abel, el hermano menor, el más débil (Génesis capítulos 3 y 4). Esta es la triste historia de los seres humanos, el más fuerte destruye al más débil. Esto se da a nivel de personas pero también ocurre en las relaciones de empresas y países.
Ocurrió con Egipto e Israel. Los Egipcios que eran más numerosos, más fuertes y poderosos esclavizaron a Israel y lo sometieron a servidumbre por cuatrocientos años. Dios levantó a Moisés como el gran libertador para liberar al pueblo y conducirlo a poseer la tierra que Dios había prometido a Abraham y sus descendientes. Dios dio leyes al pueblo para regular las relaciones interpersonales y las celebraciones de fe. En la alianza de Dios con el pueblo, Dios se comprometió a bendecirlos y el pueblo se comprometió a vivir en un ambiente de justicia, paz, libertad y solidaridad (libro del Exodo).
El pueblo no fue fiel todo el tiempo, la ambición de los más fuertes hacía que dañaran a los más débiles. Entonces Dios ordenó que se estableciera un año de jubileo cada cincuenta años. Los propósitos principales eran: 1) Crear un equilibrio ecológico. Para ello era necesario administrar bien la tierra, trabajándola durante seis años, dejándola descansar un año; la gente debía comer lo que espontáneamente la tierra produjera sin trabajarla (Levítico 25:11-12).
Un segundo propósito era crear un equilibrio en la economía. El año del jubileo las tierras tenían que ser devueltas a sus primitivos dueños o entregada a sus herederos sin tener que pagar un sólo centavo. Los bienes raíces eran considerados inalienables: todo el que compraba un terreno no compraba realmente el terreno, sino la cantidad de cosechas que podía levantar desde el año de la compra hasta el año del jubileo, sólo tenía derecho al usufructo. El valor del terreno dependía del número de cosechas que el comprador podía obtener. La tierra en sí nadie la podía vender o comprar porque la tierra le pertenece a Dios (Levítico 25:13-17, 23,24; 27:16-24: Levítico 25:23: Salmo 24:1).
Un tercer propósito era crear un equilibrio social. Los esclavos eran liberados y retornaban a integrarse a su familia, volver al hogar con su mujer y sus hijos (Levítico 25:39-55).
El pueblo de Israel desobedeció y Dios permitió que países más fuertes derrotaran a Israel y lo llevaran al exilio. El jubileo dejó de practicarse por mucho tiempo. Pero después de muchos años vino Jesucristo al mundo a enseñarnos la voluntad de Dios para el hombre y la mujer. En su primer mensaje Jesús dijo que "el Espíritu le ungió para dar la buena noticia a los pobres, para sanar a los quebrantados de corazón, para liberar a los cautivos, para darle la vista a los que no pueden ver, para liberar a los oprimidos y para anunciar el año del jubileo o año del Señor" (Lucas 4:18-19).
Después los llamó al arrepentimiento y al cambio de vida y de corazón, y los invitó a participar del reino de Dios (Marcos 1:14-15). Dijo a todo el que le escuchaba: "busquen primero el reino de Dios y su justicia y todo lo que necesiten se les dará por añadidura" (Mateo 6:33).
En conclusión, la perspectiva cristiana del hombre y de la mujer en sus relaciones entre sí y con la naturaleza, en su vida y trabajo, es la de trabajar con esperanza para crear un equilibrio en todas las relaciones, incluyendo la relación de las personas y su interacción con la naturaleza, es decir con la tierra y sus recursos (Romanos 8:18-25 y 2 Pedro 3:13). Esta esperanza es en realidad el proyecto definitivo de Dios. Comenzar a hacer realidad este proyecto implicará crear un equilibrio en las relaciones económicas, en las relaciones educativas, en las relaciones sociales, en las relaciones políticas, en las relaciones familiares, en las relaciones con la tierra y sus recursos, en la relación con Dios: implica trabajar para crear un equilibrio en todo. A esto nos invita el Jubileo, y por esto debemos trabajar.
En el mes de septiembre en el Vaticano han sucedido varias cosas que han llenado de perplejidad, desconcierto e indignación a muchos, aunque otros, obviamente, las habrán aplaudido. Nada se gana con ocultarlo y mucho puede ganarse con una reflexión honrada, crítica y fraterna. Quizás para el lector normal y corriente estos hechos no sean de especial interés, o le parezca natural que el Vaticano dictamine lo que le parezca. Pero no es así, pues van configurando un modo de ser Iglesia que también llega a ese lector normal y corriente. Veamos algunos hechos y la reacción de Casaldáliga.
La cuestionable beatificación de Pío IX
Pío IX y Juan XXIII, dos papas antagónicos, fueron beatificados el 4 de septiembre y pasaron ayer a engrosar la lista de beatos de la Iglesia Católica, particularmente ampliada por el actual pontífice, que ha creado 990. Juan Pablo II justificó su polémica decisión de elevar a los altares a Pío IX, el último papa rey (1846-1878), aludiendo a la voluntad de Dios y defendiendo su figura como un "ejemplo a seguir". "Los designios divinos han querido que la beatificación junte a dos papas que vivieron en contextos históricos muy diversos, pero que están ligados, más allá de las apariencias, por no pocas semejanzas humanas y espirituales", dijo.
La beatificación de Pío IX, que combatió con las armas la unificación de Italia, ha sido vista con frialdad por el gobierno italiano, que se limitó a enviar a la ceremonia al ministro de defensa, Sergio Mattarella. Por razones de fe personal acudieron también el gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio, y el presidente de la región del Lazio, Francesco Storace.
Las palabras con las que Juan Pablo II recordó a su antecesor Pío IX nada más proclamarlo beato, son la respuesta del Vaticano a todos los que han criticado con dureza esta decisión, entre ellos historiadores de gran prestigio, como Alberigo y Martina, que conocen bien a Pio IX y su época. Después de recalcar que la Iglesia no celebra a sus beatos por "los hechos históricos por ellos cumplidos", sino "por sus virtudes heroicas y evangélicas", el Papa pasó a enumerar las cualidades de Giovanni Maria Mastai Ferretti, resumidas todas en una sola frase: "Fue ejemplo de incondicional adhesión al legado inmutable de la Verdad revelada".
Su oposición a las ideas liberales, su Syllabus –un documento que hoy sería modelo de intolerancia–, donde se recogen en más de 80 proposiciones todos los supuestos errores ideológicos del momento, desde el comunismo y el socialismo al panteísmo, pasando por las sociedades secretas las clérico-liberales, no ha sido contrapeso negativo suficiente frente a su "fidelidad a los compromisos de su ministerio" y a la determinación con la que "supo dar siempre prioridad a Dios y a los valores espirituales". Es más, para Juan Pablo II, permanece como uno de los logros de Pío IX la convocatoria del Concilio Vaticano I en que quedó fijado el dogma de la infalibilidad y de la absoluta potestad del Papa, lo que llevó al absolutismo papal, sólo quebrado por Juan XXIII y vuelto a recuperar en nuestros tiempos.
En su intervención, Juan Pablo II reconoció que el largo pontificado de Pío IX, "no fue fácil y hubo de sufrir no poco en el cumplimiento de su misión al servicio del Evangelio. Fue muy amado, aunque también odiado y calumniado". Pero su "serenidad" se mantuvo en medio de "la incomprensión y los ataques de tantas personas hostiles".
El gobernador de la Banca de Italia, Antonio Fazio, y el ex primer ministro italiano Giulio Andreotti, son dos de las poquísimas figuras de la vida política italiana que han alzado la voz en defensa de Giovanni Maria Mastai. "Hay que leer su doctrina con los ojos del pasado", ha declarado Fazio a una emisora de frailes capuchinos. Andreotti, por su parte, ha escrito un libro enteramente dedicado a lavar la memoria del discutido pontífice.
Más allá de su persona, lo que se ha pretendido con la canonización de Pío IX, papa del Vaticano I, ha sido buscar un contrapeso a Juan XXIII, papa del Vaticano II. Y para algunos, no solo un contrapeso, sino un principio de interpretación: el Vaticano II, con su innegable novedad, habría que leerlo desde el Vaticano I, y no a la inversa.
El arzobispo de Bolonia pide que Italia sólo acepte inmigrantes católicos
El 13 de septiembre, Giacomo Biffi, cardenal arzobispo de Bolonia, desató una áspera polémica al reclamar al Gobierno italiano una política que favorezca la entrada de inmigrantes católicos, para preservar la "identidad del país". Fuera de las fronteras italianas deberían quedarse, a juicio del purpurado, los inmigrantes musulmanes, que en estos momentos representan un tercio del total de 1,25 millones de inmigrantes que viven legalmente en Italia.
No es la primera vez que el cardenal de Bolonia –un bastión histórico de la izquierda, pero gobernada hoy por un alcalde del Polo de Silvio Berlusconi– se lanza a la defensa de posiciones poco correctas en el capítulo de la inmigración. Sin embargo, nunca antes había sido tan rotundo como en su nota pastoral número 12, leída el miércoles al clero de la diócesis boloñesa.
"Los criterios para la admisión de inmigrantes no pueden ser sólo económicos o de carácter fiscal", explica Biffi en el documento. "Es necesario que exista una preocupación seria por salvar la identidad de la nación. Italia no es un territorio deshabitado, sin historia y sin tradiciones, que se pueda poblar indiscriminadamente".
Biffi, milanés de 72 años, considera que "no todas las culturas favorecen la convivencia", y apunta el dedo acusador contra el islam. "O Europa regresa al cristianismo o se volverá musulmana", puntualiza. "No sé qué harán con la fiesta del viernes, la poligamia, la discriminación de la mujer, el integrismo de los musulmanes para los cuales política y religión son una misma cosa", afirmó el cardenal, suscitando una amplia polémica.
Las principales críticas proceden de sectores católicos. Concretamente los políticos ex democristianos del Olivo atacaron con severidad afirmaciones que, en opinión de la ministra Patricia Toia, del Partido Popular Italiano, "lejos de contribuir a la unidad, parecen estimular la división, lo que es difícil de entender viniendo de un religioso".
Para Buriki Buchta, imam de Turín, una de las ciudades con mayor porcentaje de inmigrantes musulmanes, el del cardenal Biffi "es un discurso digno de las Cruzadas".
Un aplauso al cardenal boloñés ha llegado, en cambio, de la Liga Norte. "Son palabras serias que rompen un tabú", dijo el diputado Mario Borghezio, "pero a partir de ahora nadie podrá definir la inmigración como un hecho positivo".
En nombre del Vaticano, el arzobispo Francesco Goia, secretario del Consejo Pontificio para los inmigrantes, precisó que para la Iglesia "todos los hombres son hermanos".
Para terminar sólo quedan estas preguntas de menos a más. ¿Dónde queda la democracia? ¿Dónde queda la igualdad de la creación? ¿Dónde queda la opción por los pobres?
El documento Iesus Dominus: difícil la salvación fuera de la Iglesia Católica
Entre estos dos acontecimientos, la Congregación de la Fe publicó el documento Iesus Dominus (el Señor Jesús), que trata de la salvación en las diversas religiones. En conjunto el documento afirma que los miembros de las religiones no cristianas tienen graves inconvenientes para lograr la salvación, y que entre las iglesias cristianas, con la excepción de la Iglesia Católica, todas tienen defectos. Visto en su conjunto, este documento es un claro paso atrás con respecto al Concilio Vaticano II. Dice éste:
"Todos los hombres son llamados a formar parte del pueblo de Dios. Por lo cual este pueblo, siendo uno y único, ha de abarcar el mundo entero y todos los tiempos, para cumplir los designios de la voluntad de Dios, que creó en el principio una sola naturaleza humana, y determinó congregar a todos sus hijos, que estaban dispersos".
Lo importante de este texto, y de todo el Concilio es el espíritu de apertura, de esperanza y, en definitiva, de gozo en un Dios que es el Dios de todos. De ahí que las reacciones no se han hecho esperar. El arzobispo anglicano de Carterbury George Carey, el representante de los luteranos alemanes Manfred Koch, el presidente del Consejo Mundial de Iglesias han criticado el documento, a veces muy duramente, como paso atrás. Entre los católicos también lo ha criticado fuertemente –como era de esperar– Hans Küng, pero también muchos otros, sobre todo profesores de teología.
Lo que está detrás de todo esto es el viraje del Vaticano en los últimos años. Es claro el temor del cardenal Ratzinger a lo que produjo el Concilio. Basten los dos textos siguientes:
"Si por restauración se entiende volver atrás, entonces ninguna restauración es posible. Pero si por ‘restauración’ entendemos la búsqueda de un nuevo equilibrio, después de los excesos de una apertura indiscriminada al mundo agnóstico y ateo, pues bien, una ‘restauración’ así entendida es totalmente deseable y ya está en curso en la Iglesia. Puede decirse que ya se cerró la primera fase después del Concilio II".
"En los primeros años del pos Concilio II el candidato al episcopado parecía ser un sacerdote que estuviese antes que nada ‘abierto al mundo’. Pero después del viraje de 1968 (Conferencia del CELAM en Medellín) se comprendió que aquella característica única no era suficiente. A través de experiencias amargas (teología de la liberación) se percibió que se necesitaban obispos abiertos, pero a la vez capaces de oponerse al mundo y sus tendencias negativas".
Entrevista Irene Selser
La reacción al documento, evangélica y profética, clara y eclesial, la ha dado Pedro Casaldáliga. Entrevistado por teléfono por Irene Selser, de Milenio Diario, contestó: "aún no tengo el documento completo a mano porque estoy en el interior de la prelatura, aunque sí me han llegado varias referencias y lo lamento profundamente, es una verdadera decepción. Desde ahora adelanto un mea culpa".
Sobre lo fundamental del documento
"Da la impresión de que el Vaticano quiere cerrar el siglo, el milenio y hasta quizás el pontificado de Juan Pablo II dejando los dogmas bien remachados, para que no haya ninguna posibilidad de duda ni libertad excesiva.
Hay una especie de prurito, no de fidelidad a la fe –que nadie niega–, sino de una afirmación, más que católica, catolicista diría yo. Hace tiempo que se viene alertando sobre la necesidad de un diálogo ecuménico y sobre todo de un diálogo macroecuménico, por ejemplo con las grandes religiones asiáticas, y dialogar es escuchar.
Cada vez son más los teólogos que llaman la atención sobre la necesidad de un verdadero diálogo interreligioso en donde no se trata de que la Iglesia hable, sino de que hable y escuche. Un diálogo es un tú a tú, de ahí que debamos escuchar y hablar".
¿Cómo recibir el documento vaticano?
"Seguirlo al pie de la letra sería un golpe fatal contra el ecumenismo, es decir, el diálogo de las Iglesias cristianas, y también sería un golpe fatal contra el macroecumenismo, el diálogo de las Iglesias cristianas con las otras religiones, concretamente aquí en nuestra América, con las religiones indígenas y afroamericanas.
Sé que por gracia de Dios y por libertad de los espíritus se sabrá relativizar. Yo mismo, como cristiano católico y como obispo quiero relativizarlo para valorizar la presencia, la acción, la revelación mayor de Dios en todos los tiempos, en todas las religiones, en todas las culturas y en todos los pueblos.
Eso no niega para nada mi identidad cristiana y católica, pero quiero rescatar por encima de todo el amor salvífico universal de Dios, que es un primerísimo dogma: Dios crea por amor y porque ama salva, y tiene muchos modos y maneras de hacerlo. Además de los siete sacramentos, que la Iglesia católica reconoce, El tiene muchos sacramentos de contrabando, porque Dios es Dios; es amor y es amor infinito".
El Dominus Iesus ¿fue inspiración del papa Juan Pablo II o una iniciativa de Joseph Ratzinger?
"Los dicasterios, las congregaciones romanas, son el brazo derecho e izquierdo del papa, entonces en cierta medida proviene del papa. Pero, en rigor, esa declaración no fue firmada por él, aunque el cardenal Ratzinger es el hombre de su confianza en materia de doctrina.
Me gustaría recordar un gesto muy hermoso del papa Juan Pablo II –de este mismo papa–, en una audiencia privada en el Vaticano con el patriarca de Babilonia. Iba éste acompañado de dos dignatarios musulmanes y uno de ellos traía en las manos un ejemplar del Corán. Cuando Juan Pablo II se dio cuenta, se inclinó y besó el libro sagrado. Un gesto de esos disculpa la radicalidad y casi anula de raíz un documento como el Dominus Iesus".
Sobre el fondo del asunto
"Nadie de nosotros niega la significación de Jesucristo como salvador único universal, sólo que es único universal a su modo. No podemos pensar que Dios no ha podido comunicarse más que por el misterio de la encarnación, lo cual sería rechazar el propio Evangelio. Jesús, como nos dice el Nuevo Testamento, vino para derrumbar el muro de la separación entre el pueblo judío y los demás pueblos de la tierra.
Hay testimonios, incluso del propio Juan Pablo II, del que nadie podrá dudar, referidos a que toda oración auténtica, sea en la tradición religiosa que sea, es inspirada por el Espíritu Santo. También el papa llegó a afirmar explícitamente que la creencia de miembros de otras tradiciones religiosas es efecto del espíritu de la verdad que opera más allá de los confines visibles del cuerpo místico de Cristo".
La salvación universal
"En siglos pasados se llegó a afirmar que fuera de la Iglesia no había salvación, pero a partir del Concilio Vaticano II, quien dijera esto, diría una verdadera herejía. Dios es mayor que la Iglesia y Dios tiene sus modos y manera de comunicarse, aunque creamos los cristianos que la plenitud de la revelación se da por la Iglesia como comunidad de los seguidores de Jesús, porque Dios se nos ha hecho presente en un ser humano concreto, histórico, Jesús de Nazaret.
Pero, como recordó el mismo Jesús hablando con el viejo Nicodemus, el espíritu sopla donde quiere. Y cuando usted me pregunta si la declaración Dominus Iesus es un signo de intolerancia, a mí se me ocurre pensar que tendríamos que rezarle al recién beatificado papa Juan XXIII [1958-1963] para pedirle que nos ayude a reabrir las ventanas de la Iglesia como él quiso hacer, e hizo, con ocasión del Concilio II".
¿Entonces?
"Espero que el Dominus Iesus se sepa relativizar y que, sin querer crear conflictos mayores, sigamos dialogando con simplicidad de corazón y libertad de espíritu, queriendo la presencia mayor de Dios en todas las personas y en todas las culturas y religiones, para que también nuestra propia Iglesia católica aprenda a abrirse, a ser humilde y dialogante".
¿Qué lugar ocupa el mea culpa formulado en marzo último por Juan Pablo II, en el contexto del Jubileo, por los errores y abusos cometidos por Roma en el pasado?
"Permítame tomarme las cosas con buen humor, que ése es también un don del Espíritu Santo. A su pedido de perdón habremos de añadir una posdata: un nuevo mea culpa por el documento que acaba de salir".
¿Otro mea culpa dentro de cien años?
"No, yo ya estoy pidiendo perdón desde hoy".
(Fuentes: entre otras, El País, Diócesis de San Cristóbal)
J. I. González Faus
Es el supremo valor del ser humano. Pero no hay que confundirla con las dignidades, ni pensar que se le conserva o ejercita valiéndose de conductas estereotipadas o rituales. Las dignidades pueden adquirirse mediante diversas riquezas. La dignidad, al revés, no puede ser comprada; y con ella se posee una riqueza superior a todas las demás. En cuanto a las normas, quizá sean útiles unas pocas orientaciones que ayudan a no degradar la propia dignidad. Pero el ejercicio de la dignidad no brota de pautas estereotipadas, sino de una connaturalidad con ella que la vuelve casi inconsciente. La percibe el interlocutor, o el testigo, más que el sujeto.
La dignidad tampoco coincide con la seriedad. Esta no pasa de ser muchas veces una dignidad "de plástico". Mientras que, en la medida en que la dignidad humana es algo gratuitamente recibido, y en la medida en que el humor tiene bastante que ver con lo gratuito, la tranquila conciencia de la propia dignidad capacita para la sonrisa, para un buen humor contenido, y hasta para una ironía no exenta de ternura.
Es una cualidad que los ricos tienden a confundir con la hinchazón, y los pobres la irradian a veces sin saberlo. Los ricos la confunden porque creen que su dignidad brota de lo que tienen. Los pobres, como tienen tan poco, adivinan que su dignidad no puede brotar de lo que tienen, sino que brota de lo que son: seres humanos a pesar de su pobreza. La verdadera dignidad subyuga, la hinchazón repele. La dignidad inspira respeto, la chulería desprecio.
A. Camus dijo que en el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio. Lo comparto y lo considero fundamento para la esperanza. Pero no es que el hombre tenga dignidad porque hay en él cosas admirables, sino que lo admirable del ser humano es su misma dignidad. Y al revés: la fuente de todo lo despreciable que hay en el hombre, es la falta de respeto a su dignidad. Lo que llamamos pecado no es más que un atentado a la dignidad humana y, por eso, el mal trato a un ser humano lesiona la dignidad de aquél que lo inflige, más que la del que lo padece.
¿En qué consiste pues la humana dignidad? ¿En la razón? ¿En la capacidad de amar? ¿En la libertad? ¿En su capacidad de dominar el universo? En ninguna de ellas y en todas ellas. Es una determinación más honda, a la que un creyente puede calificar con las expresiones bíblicas del hombre como "imagen de Dios" o como "hijo de Dios", y el no creyente intentará fundamentar en el dato de que el hombre es el mayor valor de todo este sistema que llamamos universo. Da lo mismo: lo importante es comprender que también el no creyente necesita "creer" en la dignidad humana, que ésta –con toda su verdad– no es demostrable ni accesible a la mera razón. Es como un punto de partida previo a todo pensar y actuar. Y esta fe genera la convicción de que la dignidad humana no se pierde, aunque se hayan quebrado algunas de esas expresiones suyas citadas (como quebradas están nuestra razón, nuestra libertad o nuestra capacidad de amar). Eso mismo ocurre con la dignidad de un cuerpo enfermo, de un psiquismo tarado, de un pobre sin recursos, hasta la de un criminal al que, por eso, nos negamos con razón a que se le condene a muerte. Así se comprende la obligación de luchar contra cualquier forma de sufrimiento humano, aunque luego toda persona acabará aprendiendo que hay sufrimientos que, bien afrontados, tallan y esculpen la imagen de nuestra dignidad.
La fe en la dignidad humana implica una forma de relación respetuosa, "casta". De la dignidad brotan los derechos humanos. Pero brotan no como una exigencia que yo impongo a los demás, sino como una interpelación que los demás me hacen para que la respete. De este modo, las relaciones humanas dejarían de ser relaciones de dominación, para pasar a ser lazos de gratuidad.
El mercado como sistema estable absolutiza un tipo de relaciones en el que está ausente la dignidad. Por eso, si "todo es mercado" no puede haber dignidad humana. Si el mercado es sólo una parte de la vida (ni soberana, ni suprema, ni englobante), entonces es posible inyectar un halo de dignidad incluso en las relaciones mercantiles.
La dignidad tampoco consiste en soberanía ni títulos. El hombre tranquilamente empapado de su condición de hijo e imagen de Dios (o simplemente de su condición humana) no necesita más. Y sin embargo, tiene una serenidad en la mirada que permite incluso invertir una frase muy célebre de Jesús. El Maestro decía: "¡por qué miras la paja en el ojo ajeno, y no ves la viga en el propio?". Y ésta suele ser nuestra conducta habitual. Pero hay un tipo de personas que saben ver las pequeñas flores en el ojo ajeno, y no ven las perlas en el propio. Cuando uno se las encuentra, da gracias a Dios y palpa que, efectivamente, "en el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio". Como palpa igualmente que el verdadero sentido de la vida está en construir un mundo acorde con la dignidad humana, y no un mundo acorde con esa mezquindad y esa estupidez que también nos constituyen.
El Departamento de Economía de la UCA ha publicado un análisis de coyuntura económica. La conclusión más importante es que la mitad de la población del país vive en pobreza y el 35% vive en extrema pobreza.
Por extrema pobreza entiende el informe la situación de aquellas personas que viven con ingresos que no alcanzan a cubrir la canasta básica de alimentos. A este ingreso mínimo se le conoce como línea de indigencia. Por pobreza relativa se entiende la situación de aquellas personas cuyo ingreso se encuentra entre el ingreso necesario para satisfacer las necesidades alimentarias y un ingreso mínimo para satisfacer otras necesidades ampliadas. Normalmente, en América Latina este ingreso ampliado se calcula como el doble del ingreso para satisfacer las necesidades nutricionales. La determinación cuantitativa de la pobreza es, pues, algo relativo. En Estados Unidos, por ejemplo, la línea de la pobreza pasa por ganar menos de 15,000 dólares al año.
Según el informe de la UCA, que utiliza datos de 1998, el 49.74% de toda la población vive en condiciones de pobreza, dando un total de 3,007,296 de las cuales 1,346,407 sufren de extrema pobreza. Los casos más extremos de pobreza se encuentran en las zonas rurales de Cabañas, donde casi nueve de cada diez personas son pobres, y Morazán, donde casi ocho de cada diez personas son pobres.
El informe menciona muchos otros datos, de los que mencionamos los siguientes que se relacionan con la pobreza:
• La producción sigue dando señales de un crecimiento muy débil.
• En los primeros seis meses del año 2000 lo que más destaca es el incremento de la inflación anual con respecto al año anterior.
• El poco dinamismo de los sectores productivos de la economía salvadoreña se ha comenzado a manifestar en una creciente taza de desempleo y alto nivel de subempleo.
• Ante un salario mínimo nominal inalterado, el poder de compra de éste se ve reducido con respecto al año anterior, llegando a un nivel que es el 24% inferior al de 1988.
• Así mismo, el salario promedio nominal ha disminuido en los primeros cinco meses del año. Consecuentemente en términos reales ha bajado un 4.6% de diciembre de 1999 a mayo de 2000.
Quizás lo más importante del informe es lo siguiente. La brecha de ingreso de los hogares en pobreza extrema llegaba al 1.2% del PIB en 1998. Si ése es el monto necesario para erradicar la pobreza extrema, entonces no debiera ser muy difícil solucionar el problema, pero se necesita voluntad política y económica. Si existe, la situación de los pobres puede mejorar considerablemente. Esto requiere de una estrategia nacional de combate a la pobreza que parta de un conocimiento profundo de la complejidad del fenómeno y de un conjunto de estadísticas confiables sobre el tema, y que se fijen metas concretas con un calendario de ejecución y cumplimiento. En este sentido, el país ya cuenta con algunos avances a partir de investigaciones que tratan de profundizar sobre el tema, y también con un comienzo en la elaboración de una estrategia, contenida en el documento "Temas Claves para un Plan de Nación", queda por determinar si las principales fuerzas sociales del país pueden asumir la responsabilidad de cumplir con las exigencias que demanda la historia y la cordura humana.