Carta a las Iglesias, AÑO XX, Nº463-464, 1-31 de diciembre de 2000
INDICE
REALIDAD NACIONAL: Dolarización ¿para quién?
IGLESIA SALVADOREÑA: Congreso Eucarístico
MARTIRES DE EL SALVADOR: De los pobres viene la memoria
MARTIRES DE LA UCA: La tradición de Ellacuría en Estados Unidos
MARTIRES DE LA UCA: "La sonrisa de Nacho". Cuento
MISIONERAS MÁRTIRES: XX aniversario de Ita, Maura, Dorothy y Jean
INJUSTICIA: Cómo está el mundo
HOMENAJE: Don Samuel Ruiz "Premio Simón Bolivar" de la UNESCO
DERECHOS HUMANOS: Testimonio desde Burundi. El aplastamiento de la mujer y su esperanza
Nació en una pequeña aldea, hijo de una mujer del campo.
Creció en otra aldea donde trabajó como carpintero hasta que tuvo 30 años.
Después, y durante tres años, fue predicador ambulante.
Nunca escribió un libro. Nunca tuvo un cargo público.
Nunca tuvo familia o casa. Nunca fue a la universidad.
Nunca viajó a más de trescientos kilómetros de su lugar de nacimiento.
Nunca hizo nada de lo que se asocia con grandeza.
No tenía más credenciales que él mismo.
Tenía sólo treinta y tres años cuando la opinión pública se volvió en su contra.
Sus amigos le abandonaron.
Fue entregado a sus enemigos e hicieron mofa de él en un juicio.
Fue crucificado entre dos ladrones.
Mientras agonizaba preguntando a Dios por qué le había abandonado,
sus verdugos se jugaron sus vestiduras, la única posesión que tenía.
Cuando murió fue enterrado en una tumba prestada por un amigo.
Han pasado veinte siglos y hoy es figura central de nuestro mundo,
factor decisivo del progreso de la humanidad.
Ninguno de los ejércitos que marcharon, ninguna de las armadas que navegaron,
ninguno de los parlamentos que se reunieron, ninguno de los reyes que reinaron,
ni todos ellos juntos, han cambiado toda la vida del hombre en la tierra
como esta Vida solitaria.
Una reflexión crítica
¿Quién reconoce en navidad al ser humano que describe este poema? ¿Está navidad irremediablemente perdida? Los poderes de nuestro mundo estarían dispuestísimos %como Herodes en su tiempo% a volver a matar al niño, si fuera necesario. La industria y el comercio siguen dispuestísimos a que haya navidad, pero sin niño. Lo de las iglesias es otro cantar. Quieren un niño, sí, pero muchas veces no se sabe si ese niño es Jesús. Veámoslo.
En las iglesias, además del niño Dios, está el niño de Jesús de Praga, el niño Jesús de Atocha y otros más. De Jesús se dicen hoy tantas cosas y tan diversas que existe una gran confusión. Jesús está presente en la custodia y se le rinde homenaje en los congresos eucarísticos, pero no se sabe si está más o menos presente en los pobres de Mateo 25. Se recuerda que anunció un jubileo como salvación para los pobres, pero de tal manera se han multiplicado los jubileos %para jóvenes y ancianos, para obispos y militares, y para muchos otros% que es difícil saber qué jubileo anunció Jesús y quién es el Jesús que anunció el jubileo. El fenómeno musical a su alrededor también aporta, y no poco, a la confusión. El lenguaje de los cantos difícilmente se usaría para hablar a un Jesús de carne y hueso. A veces se le canta como se hace en las estadios de basquet para animar a un jugador y un equipo %costumbre muy estadounidense, por cierto.
Esto no es todo, por supuesto. En las iglesias y en el corazón de las gentes hay mucho de otro Jesús, del de Nazaret, del único que existió. Pero aunque no lo es todo, es muy real, muy abundante, muy actual y muy en aumento, si no se le pone remedio.
Hoy no vivimos en épocas descreídas, y por ello no hay peligro de hacer desaparecer a Jesús. Vivimos más bien, en épocas en que se fomenta %desde los poderes del mundo% o se tolera %desde instancias religiosas% la credulidad. Esta no molesta a ningún poder ni genera conflicto en las iglesias. Lo malo es que configura al ser humano en la línea de lo superficial, sin tener que tomar en serio la historia, sin tener que comprometerse para revertirla y sin tener que introducirse en sus conflictos y cargar con su peso.
En definitiva, muchas y poderosas fuerzas llevan hoy a una navidad sin el Jesús real. Parecen llevar, más bien, a un Jesús sin historia, sin profecía ni cruz, sin utopía ni resurrección. Según esto, lo más peligroso y triste de la navidad es que sirva precisamente para ocultar a Jesús, el del evangelio, el del poema. El gran inquisidor de la novela, un cardenal arzobispo de Sevilla, tuvo la audacia de decir a Jesús: "vete y no vuelvas". Fácil es repetir en navidad "el Señor viene". El problema es qué hacer con él cuando de verdad ha llegado a nosotros.
Un mensaje de alegría
Sin embargo, y con todo lo dicho, bueno es recordar y celebrar la navidad. El asunto está en celebrarla como Dios manda. Y para ello lo más importante es estar en sintonía con el nacimiento de Jesús y con el Jesús que nace. Los evangelios, cada uno a su modo, dejan muy claro lo fundamental de esa sintonía.
En primer lugar Jesús nace en lo pequeño, insignificante y despreciado. Y esto es más que palabra piadosa que hay que tener en cuenta al hacer el nacimiento. El autor del evangelio de Juan dice que Jesús va a aparecer en lo débil y despreciable de este mundo (en la sarx, que dice el texto griego). Según los evangelios de Mateo y Lucas Jesús no tiene ni un lugar digno donde nacer. Le van a visitar gente insignificante, hasta de mala reputación, los pastores. Cuando lo presentan en el templo sus padres ofrecen el sacrificio de la gente pobre. ¿Sintonía para Navidad? Estar con el cincuenta por ciento de salvadoreños que viven en pobreza, estar en los campos de refugiados de Africa. El gigantesco árbol de navidad y las luces de la Casa Blanca serán un bonito ornato para noches de invierno, pero no lugar de sintonía.
En segundo lugar, su nacimiento es rodeado de conflictos y es ocasión para presentar el gran conflicto que Jesús originó en vida. "Vino a los suyos y los suyos no le recibieron", dice el evangelio de Juan. En el evangelio de Lucas, un anciano, llamado Simeón, le dice a su madre: "este niño está puesto como señal de contradicción, y una espada atravesará tu corazón". Y la madre de Jesús %cuando le llevaba en sus entrañas% ya había dicho que "Dios ensalza a los humildes y derriba de sus tronos a los poderosos". ¿Sintonía para Navidad? Estar con los que defienden a las víctimas y luchan por la verdad, por ejemplo en la caso de la religiosas asesinadas. La reunión del grupo de los 7 para repartirse comercialmente Africa no es lugar de sintonía.
Por último, su nacimiento es presentado como preludio de lo que será la buena noticia de la vida de Jesús: esperanza y salvación para pobres y sencillos, la utopía de la paz. El evangelio de Juan lo dice preciosamente: con él nos ha venido la gracia y la verdad. ¿Sintonía para navidad? Estar con los que viven hoy las bienaventuranzas y mantienen la esperanza. Estos se encuentran más en el tercer mundo que en el primero, más en las clases pobres e indefensas que en las ricas y prepotentes, más en los generosos y solidarios que en los egoístas e indiferentes.
Comenzar con navidad siempre tiene el peligro de quedarse en ella, en un niño que %como ocurre con los niños% puede ser fácilmente manipulado. Por eso la hemos leído desde la vida de Jesús, desde el poema. Pero entonces, ¿qué de bueno dice la navidad en sí misma? ¿No puede haber un momento de puro gozo ante el nacimiento de un niño? La respuesta es clara: lo que en un niño hay de inocencia e incapacidad de mal, lo que hay de esperanza de vida y de sonrisa acogedora, expresan muy bien algo central de Jesús. Así lo vio el Nuevo Testamento: "ha aparecido en este mundo la gracia y la bondad de Dios". Así lo vio Francisco de Asís cuando hizo el primer nacimiento de la historia. El asunto está, entonces, en hacer nacimientos y en vivir %un poco% como san Francisco. Entonces el niño que nace es Jesús.
La Ley de Integración Monetaria propuesta por el Presidente Flores y aprobada por la Asamblea Legislativa el pasado 30 de noviembre es una medida para sustituir el colón por el dólar. Se trata de dolarizar la economía y, con ello, hacer que todas las compras y ventas se realicen en dólares. Aunque en un primer momento el colón seguirá en circulación, éste irá desapareciendo gradualmente a medida que los bancos vayan sustituyéndolos por el dólar, tal como lo obliga la citada ley.
Esta dolarización es considerada por los economistas como una forma de eliminar fuentes centrales de inflación, de reducir el riesgo de que en el futuro una devaluación del colón reduzca su poder adquisitivo, y de que los banqueros reduzcan las tasas de interés que cobran a sus clientes, en lo cual insiste el presidente Flores.
Sin embargo, en El Salvador el tipo de cambio no es una fuente central de inflación y tampoco presenta mayor riesgo de devaluación, pues el cambio se mantiene a 8.72 desde hace casi 8 años. Más a fondo, la medida no aborda el problema del lento crecimiento económico y la escasa generación de empleo e ingresos. Y en cualquier caso, esta medida no va a solucionar la problemática de los más pobres del país porque ellos
%sencillamente% no tienen relación con la banca.Las razones tras la dolarización no son solamente económicas, sino que la decisión tiene un fuerte componente político. Para algunos grupos económicos, especialmente la banca, la dolarización implicaría reducir la capacidad de intervención del Estado en la esfera económica a través del Banco Central de Reserva (BCR) y su política monetaria. Este queda ahora despojado de una de sus facultades más importantes, quedando ésta traspasada, de hecho, a la Reserva Federal de Estados Unidos.
Como quiera que sea, lo cierto es que de la aprobación de la ley ni siquiera se sigue que se reducirán las tasas de interés de la banca, pues esta decisión depende de los banqueros, quienes a la fecha se han limitado a decir que se reducirán las tasas de interés cobradas a los préstamos, pero sólo para mediados de 2001. Para mientras, lo que se ha reducido son las tasas pagadas a los ahorrantes, que ya han caído en 2 puntos porcentuales. Esta sensible disminución ha sido vendida por el gobierno como el precio a pagar a cambio de cerrar la posibilidad de que un futuro gobierno pueda devaluar el colón.
Pero en esa línea sólo los Bancos de Fomento Agropecuario e Hipotecario, los únicos que todavía están en propiedad del Estado, han reducido la tasa de interés activo. Lamentablemente, estos bancos son muy pequeños como para tener un impacto considerable, y apenas alcanzan a captar un 6% del total de depósitos de la banca. Los economistas gubernamentales también se olvidaron del sector informal, el cual, a pesar de realizar transacciones que alcanzan un volumen considerable, opera al margen de sus disposiciones. De hecho, el gobierno tampoco ejerce control alguno sobre este sector.
¿Y qué sucede con la parte de la población que no se mueve dentro de las esferas de la banca? Las personas que no depositan su dinero en la banca, ni solicitan préstamos, o no les son otorgados, no recibirán beneficios de esta medida, aun suponiendo que la banca decidiera reducir sus tasas en el 2001. Por el contrario, al igual que toda la población, se verán enfrentados a varios engorros y problemas, más o menos considerables. Primero, habrá que multiplicar para hacer la conversión de la moneda. Segundo, habrá que aproximar los precios a cifras "redondas", que no requieran el uso de monedas de baja denominación (de a uno, cinco, diez o más centavos). Tercero, recibirán cambios mezclados de dólares y colones, etc. Un ejemplo de lo que puede pasar. Si el pasaje de un microbús es de dos colones, su equivalente en dólares sería de 0.22 centavos, pero en la práctica lo más probable es que el pasaje cueste 0.25 centavos de dólar, que en realidad equivalen a 2.19 colones. Es decir, podríamos sufrir alzas de precios en el momento en que empresarios, tanto formales como informales, hagan sus conversiones. Según el gobierno, se "mantendrá vigilante" de que no se inflen los precios, pero es sabido que su capacidad de controlar los precios es mínima.
En conclusión, la dolarización supone que los salvadoreños tendremos que acostumbrarnos a comprar y vender en dólares, adoptando un tipo de cambio de 8.75 colones por cada dólar y esperar un efecto inflacionario debido a las aproximaciones al hacer los cambios de moneda.
Como contrapartida, a los clientes de la banca, y sólo a ellos, les dan la esperanza de que, probablemente, se reduzcan las tasas de interés en el 2001. Pero este descenso de las tasas de interés, no está relacionado con la dolarización. Aquéllas ya habían comenzado a bajar bastante antes que la medida fuera anunciada
%ciertamente algunas empresas obtenían tasas relativamente bajas en los bancos% y también los plazos habían comenzado a ampliarse, sin necesidad del cambio monetario. En cualquier caso, las tasas no bajarán tanto como el gobierno hace creer y sólo serán aplicables a los nuevos préstamos, aunque el gobierno hace las cuentas de la lechera al anunciar que la baja será general.Finalmente, los campesinos, obreros, del sector informal y desempleados tendrán que seguir esperando que el gobierno adopte medidas que realmente vengan a mejorar sus condiciones de vida.
* * *
El gobierno de Flores presentó la llamada integración monetaria como si ésta fuera la solución de los problemas de la economía salvadoreña e incluso se atrevió a anunciar que sus ventajas serían universales y se comenzarían a notar de manera instantánea. El presidente habría dado, pues, al fin, con la llave de la prosperidad y del bienestar. Pero el presidente Flores desconoce que a la mayor parte de los hogares salvadoreños le es indiferente el nivel de las tasas de interés, porque no son sujetos de crédito, ni tienen capacidad para ahorrar,
Al nivel de la economía, la dolarización expone a El Salvador a crisis externas como la subida del precio de los derivados del petróleo, la caída de los precios internacionales de los productos de exportación, la fuga masiva de capitales, la depreciación del dólar, etc, contra las cuales el país se queda sin defensa alguna. Ante cualquiera de estas crisis, El Salvador tendrá dos salidas igualmente malas: endeudarse más internacionalmente y aumentar el desempleo. Argentina es el espejo en el cual El Salvador de Flores puede ver el futuro que le aguarda. El responsable de la Reserva Federal de Estados Unidos ya ha advertido que, en caso de crisis, su gobierno sólo reaccionará para atenuar su impacto en su propio país, sin considerar qué pueda suceder en países como El Salvador. Es decir, El Salvador ha renunciado a tener una política monetaria propia y ha optado por asumir la estadounidense, pero sin ser parte de Estados Unidos, y, lo que es más peligroso todavía, sin contar con sus recursos y su experiencia.
El elevado déficit fiscal, uno de los problemas más graves de la economía salvadoreña, no disminuirá con el cambio de moneda. Al contrario, en lugar de disminuir, el aumento es constante. No se puede desconocer que la dolarización tiene algunas ventajas sobre la situación de cambio fijo, pero de ninguna manera esas mejoras pueden interpretarse como la respuesta al subdesarrollo insostenible de El Salvador. En este sentido, la dolarización, siendo más de lo mismo con algunas ventajas, es más un recurso para ganar tiempo, mientras ocurre algo que rescate a la economía nacional de su postración. Si la dolarización fuera tan buena como lo asegura la propaganda gubernamental, ¿por qué será que otros países no la adoptan? La medida está fundamentada en hipótesis que, si no llegan a cumplirse, causarán más confusión y descontento. Y, en estos asuntos, es muy fácil equivocarse.
Y recordémoslo. En la Asamblea Legislativa, ARENA votó en favor de mantener el fuero al jefe de la fracción del Partido de Conciliación Nacional a cambio de votos en favor de la ley de dolarización y el llamado Fondo Vial.
El día 26 de noviembre culminó la celebración del Congreso Eucarístico Nacional. Decenas de miles de personas se reunieron en el Cafetalón, muchas de las cuales pasaron la noche en vigilia. Este congreso ha estado enmarcado en la celebración del jubileo, como lo recordó el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, quien lo relacionó también con la situación de nuestro país. A continuación publicamos fragmentos de su homilía.
Es para mí un privilegio compartir con ustedes estos días de celebración y esperanza. Sé que estoy en medio de un pueblo activo y emprendedor en el ámbito del trabajo y de la acción social y además profundamente religioso, que se muestra creativo, fiel y audaz en su adhesión a Cristo y a su Iglesia...
He seguido con atención desde hace años la historia azarosa, y en ocasiones dramática, del pueblo salvadoreño, que perdió tantos hijos e hijas en años de dolorosos enfrentamientos entre hermanos. He visto desfilar por mi país los heridos y mutilados de esa guerra y sé que hay también muchas heridas del alma que toman tiempo en sanar y que aún duelen.
He visitado emocionado en la Catedral Metropolitana la tumba del Arzobispo Santo, que en el ofertorio de su Misa del hospitalito puso como ofrenda para aquella su última Eucaristía, su propia sangre, su vida cercenada, y siento que Monseñor Romero, sacerdote para siempre, participa de modo muy especial de este homenaje de su pueblo salvadoreño a Jesucristo nuestro Salvador, vivo y presente en el sacramento de la Eucaristía, como si concluyera con nosotros desde el cielo aquella última misa suya que no pudo terminar de celebrar...
Jesucristo conoce qué es nacer y vivir en la pobreza, sabe lo que es sentir el peso de los poderes de este mundo, sabe también lo que es morir y morir condenado injustamente a una muerte cruel. Y en medio de este mundo nuestro que El conoció tan bien, Jesús se nos muestra, con el testimonio de su vida, como "aquel que no vino a ser servido sino a servir". Los reinos de este mundo se proyectan con una voluntad de dominio. El reino de Cristo sólo puede tener una voluntad de servicio...
Su Reino no es de este mundo porque en él no se actúa como en los reinos de este mundo, porque no se impone, porque no arranca a los hombres su libertad, porque no pretende la dominación por la fuerza, sino la comunión y la solidaridad entre todos por el amor; es un Reino de los cielos pero que hay que plantar aquí en la tierra...
Queridos hermanos y hermanas de El Salvador: al celebrar ustedes este Congreso Eucarístico por deseo expreso de sus obispos, según el querer del Santo Padre para este Año Jubilar, están pidiendo en la oración y proponiéndose en sus propias personas, para sus familias y para su nación, que el Espíritu de Dios transforme la realidad de sus vidas en el comienzo de este nuevo siglo y milenio. Están apostando con Cristo Eucaristía a que se hagan nuevas todas las cosas: que la pobreza, y los sufrimientos que ella trae a grandes mayorías, sea vencida por la justicia y la responsabilidad amorosa de todos. Que la tolerancia y la fría convivencia se transformen en verdadera comunión. Que los intereses de individuos y de grupos cedan su sitio a la solidaridad. Que el amor sane las heridas. Que todos tengamos el valor y la fuerza de perdonar para que sea menos difícil la reconciliación...
Chalatenango: Talleres de memoria histórica
Los días 24 y 25 de noviembre y 3 de diciembre el Equipo Maíz realizó en Arcatao, San Francisco Lempa y Guarjila tres talleres de memoria histórica denominados "Tiempo de guerra y tiempo de paz". Los Talleres se hacen para no echar en el olvido la historia reciente de las comunidades de Chalatenango y transmitirla a los más jóvenes.
A los Talleres asistieron mujeres y hombres, ancianas y ancianos, jóvenes, niñas y niños, que no habían nacido cuando sucedieron los hechos que se iban a recordar. Fue realmente impresionante escuchar la historia desde dentro, desde la voz y sentimientos de sus protagonistas principales. A la gente se le cambia hasta el rostro cuando hablan de su historia. Tienen mucho que contar y lo narran con mucha emoción.
Se emplearon varias dinámicas. Una de ellas fue el álbum de fotografías. Así como muchas personas recuerdan mirando las fotografías que guardan con cariño, así en el taller hablamos a partir del álbum de fotos del pueblo. Las fotografías mostraban a Justo Mejía, primer secretario de la Unión de Trabajadores Campesinos (UTC), organización que nació precisamente en el nor-oriente de Chalatenango y que protagonizó, junto con FECCAS, las primeras luchas reclamando justos salarios y mejores tratos en las cortas de café, caña y algodón. "A él lo mataron por organizarnos. Lo capturaron en Dulce Nombre de María, lo mataron y lo botaron por una quebrada. Estuvimos buscándolo varios días y cuando lo encontramos recuerdo que eran un puño de campesinos los que íbamos allí acompañando su cuerpo. Era muy querido".
Otras fotografías mostraban la captura de un campesino por la Guardia Nacional; un enfrentamiento entre el ejército y la guerrilla; a la dirigente María Chichilco hablando a su pueblo en La Palma, cuando fue el diálogo; la fiesta de los acuerdos de paz en la plaza de catedral, etc. Todas las fotografías despertaron en las campesinas y campesinos un montón de recuerdos: "Esa soy yo", decía una campesina refiriéndose a una fotografía que muestra el retorno desde Mesa Grande a Guarjila. "Cuando llegamos esto era una zacatal, y ya ve, todo lo que tenemos ahora es fruto de muchos años de trabajo colectivo". Otra campesina no dejó de ocultar su emoción porque a su grupo le tocó comentar la fotografía de Monseñor Romero: "Vino a visitarnos, la Guardia lo detuvo y no le quería dejar pasar, lo catearon como que fuera un delincuente, platicó con nosotros y nos dijo que siempre estaría a la par nuestra". Muy presente tienen al compañero "Jesús Rojas". Cuando comentaron su foto, contaron que "quería mucho a los niños y las niñas". Una de las fotografías que más dio que hablar era una que muestra el campamento de refugiados de Mesa Grande.
Otra dinámica que se empleó es una que se llama la línea del tiempo. Se organizaron varios grupos de trabajo y a cada grupo se le entregó unas cartulinas para que en cada una escribieran un hecho importante en la vida de sus comunidades. Llama la atención que la mayoría de los cartones presentaban las masacres. Por supuesto, la masacre del Sumpul (14 de mayo de 1980), pero también muchas otras que muchos desconocemos, pero que ellas y ellos tienen bien presentes: las masacres en El Rincón Manaquil (1979), en El Tamarindo y en Santa Anita (1980), la masacre en Los Hernández (17 de marzo de 1981), en Gualcinga (28 de agosto de 1984), en la comunidad Ignacio Ellacuría (11 de febrero de 1990), la masacre en El Zapote (11 de abril de 1990).
En un momento del Taller preguntamos qué opinan de los que piensan que es mejor olvidar estos hechos para no abrir viejas heridas. La reacción fue unánime. "Recordar es aprender", decía una joven en San Francisco Lempa. "Pueblo que olvida su pasado, está condenado a morir", gritaba a modo de consigna un grupo. "¿Por qué?", preguntamos. Una campesina de Guarjila dijo con mucha firmeza y claridad: "Mire, quieren que olvidemos para que no se juzguen todas esas barbaridades que cometieron, pero así como le ha llegado la hora a Pinochet, aquí también les llegará la hora a los que masacraron al pueblo. Tiene que hacerse justicia. Y quieren que olvidemos el pasado para que olvidemos nuestros ideales y que ya no sigamos luchando ¿verdad?, para que estemos conformes y dormidos y vivamos como que aquí no hubiera pasado nada". "¡Cómo vamos a olvidar a nuestros seres queridos!", decía otra señora. "No hay que dejar morir la solidaridad", dijo Amparo en Arcatao, sin duda porque para ella ese pasado de tanta muerte y sufrimiento fue también un tiempo de solidaridad: "es que nos ayudábamos, estábamos muy unidos".
Otra dinámica que suscitó un debate muy interesante consistió en ordenar unos carteles que resumían en una palabra las etapas de su historia: organización, represión, guerra, retorno, diálogo, paz. Los carteles se presentaban desordenados. Ellas y ellos los ordenaban y explicaban la "lógica" del proceso. Entre los letreros había uno que decía liberación. La verdad es que no sabían dónde colocar ese letrero. Al final optaron por dejarlo al final, porque "hemos logrado algo de libertad, es cierto, pero la liberación todavía está lejos, porque, mire, hay mucha pobreza, por eso tenemos que seguir luchando con los mismos ideales de entonces".
Varias cosas aprendimos de esta experiencia: que la gente recuerda sin rencor en su corazón, recuerdan para sentirse vivos, para dar sentido a sus luchas, para no perderse en estos tiempos donde abunda la confusión y el desaliento. La gente pobre cuenta su historia porque quieren que sepamos la verdad que otros, con poder, quieren ocultar y tergiversar. Hay quienes ensalzan sus computadoras por la capacidad de memoria que almacena. En estos tiempo de avances tecnológicos, bueno es recordar que la memoria está en el pueblo. De los pobres viene la memoria y la verdad.
Miguel Cavada Diez
Usulután: "Hablemos claro" de YSUCA en Santa Elena
Una razón importante para insistir en la memoria histórica es la reivindicación de la dignidad de las víctimas. Recordarles es tener presente la realidad de donde venimos. Por un lado, la violencia de la represión y de la opresión. Por otro, los hombres y mujeres que fueron perseguidos, difamados, torturados, desaparecidos o asesinados por resistir a los poderes opresores y luchar por una liberación concreta.
Ambos aspectos pude recoger en uno de los programas "Hablemos Claro" de YSUCA, que realizamos en Santa Elena, departamento de Usulután. Por primera vez fueron recordados "los mártires de Santa Elena", un grupo de hombres y mujeres %18 en total% que fueron asesinados el 18 de noviembre de 1982 por el batallón Atonal. Todos ellos fueron sacados de sus casas y concentrados en el parque de Santa Elena. Se les acusó de ser "enemigos de la patria" y después fueron asesinados.
Al acto asistieron unas mil personas. El parque, donde fueron vistos por última vez con vida, lucía abarrotado con personas provenientes de diferentes cantones y caseríos. Estaban presentes también varios familiares de las víctimas que hoy residen en Canadá y Estados Unidos. Dieron su testimonio, y uno me impactó especialmente. En ese parque hace 18 años a la profesora María Luisa Campos le asesinaron por lo menos tres de sus familiares. Uno de ellos era su esposo, el profesor Félix de Jesús Parada, hombre muy apreciado y querido por la población de Santa Elena. He aquí parte de su testimonio.
"Me es muy grato estar en este lugar donde una tarde estuve con un dolor muy grande. Recuerdo que una persona del ejército estaba en este parque lanzando un discurso mientras mi esposo estaba en el otro extremo del parque encapuchado, capturado, sacado de la casa. Aquí se respiraba mucho dolor.
En este pueblo vivimos por muchos años, y aquí se profesionalizó mi esposo. Era un hombre entregado sin reservas a su vocación de enseñar a los niños y jóvenes. Yo nunca me he quitado el apellido de casada y siempre me he identificado como María Luisa Campos de Parada. Sentía que su apellido me respaldaría por toda mi existencia. Y ese apellido me está respaldando a mí, a la familia y a este pueblo que lo recuerda con mucho amor. Eso es lo que me hizo venir desde Nueva York. Y por eso hoy están aquí mis hijos que han llegado desde Toronto.
Recibí una llamada de Toronto de otro hijo con mucho llanto. "¿Y por qué lloras hijo? ¿Qué te pasa?". "Mamita, hay algo especial en Santa Elena, algo de mi papá. Te va a producir gozo pero también te va hacer llorar". Y así fue. Lloraba él y lloraba yo. Alguien que nos vio llorar pensó que algo trágico pasaba y nos preguntó: "¿qué pasa?" Respondí: "pasa algo hermoso. Aquél pueblo amado está haciendo algo para recordar a Felix de Jesús. Cosa que no esperábamos y cosa que agradezco a este pueblo que yo lo llevo aquí en el corazón".
La gente me pregunta por qué tanto hablo de Santa Elena. Y les digo: "Ese pueblo lo llevo en el corazón. Es mi pueblo, lo amo por siempre. El cariño de este pueblo me hace superar el dolor de todo este tiempo. Hoy siento una alegría porque esta muestra de cariño está haciendo muy feliz a todos aquellos que hoy recordamos. Todos ellos están viendo este acto. Es la herencia de una lucha. Yo quise estar hoy aquí para exaltar al que me ha dado la fuerza para seguir adelante y para sentirme la mujer más fuerte y más valiente para seguir luchando con ese amor que es una herencia bañada en sangre".
Los familiares de las víctimas y la población de Santa Elena recordaron a sus familiares y coterráneos, como hombres y mujeres buenos, ciudadanos ejemplares. A partir de hoy, cada 18 de noviembre los mártires de Santa Elena serán recordados con cariño y agradecimiento.
Carlos Ayala
Morazán: el recuerdo de once catequistas ignorados
En XI aniversario de los mártires de la UCA la comunidad eclesial de base "Segundo Montes" renueva su compromiso cristiano de seguir luchando para mantener presente la memoria de las y los mártires. Presentamos los nombres de algunos catequistas que por su fidelidad a la causa de Jesús fueron asesinados durante el pasado conflicto armado. Es importante señalar que, como diócesis, ningún mártir fue presentado ante el Vaticano. Indicamos el nombre, año y lugar de nacimiento, parroquia y servicio que prestaba, forma y lugar del asesinato, autores del crimen.
1. Aquino Vigil Mejía Sánchez. Nació en 1942 en el caserío Ojos de Agua, Cantón Agua Zarca. Parroquia de Torola. Celebrador de la palabra. Durante operativo militar. Caserío Las Trancas, Cantón La Laguna. Fuerza Armada.
2. José Santos Hernández Portillo. Nació en 1948 en el caserío El Tule. Cantón Agua Zarca. Parroquia de Torola. Celebrador de la palabra. Impacto de bala. Le asesinaron por proteger a un grupo de gente. Caserío Ojos de Agua. Paramilitares.
3. Teresa de Jesús Portillo Argueta. Nació en 1946 en el Caserío Raíces, cantón Agua Zarca. Parroquia de Jocoaitique. Promoción humana. Le quitaron los pechos. Caserío El Divisadero, Cantón Agua Zarca. Fuerza Armada.
4. Martín Napoleón Hernández García. Nació en 1936 en el caserío El Jícaro, Cantón El Progreso. Parroquia de Torola. Celebrador de la palabra. Torturado. No se le permitió a los familiares dar sepultura. Torola. Policía de Hacienda.
5. Miguel Angel Sánchez. Nació en 1936 en el caserío Tortolico, cantón Agua Zarca. Parroquia de Torola. Celebrador de la Palabra. Ametrallado. Guíaba un grupo de personas que era perseguido por el ejército. Caserío Tortolico. Fuerza Armada.
6. Juan Ramón Sánchez. Nació en 1945 en el caserío Soledad, cantón La Joya. Parroquia de Meanguera. Grupos de reflexión bíblica. Le dispararon cuando regresaba de Gotera. Desvío a Osicala. Fuerza Armada.
7. Matilde Ortíz Ramírez. Caserío Guachipilín, cantón Agua Blanca. Parroquia de Cacoopera. Celebrador de la palabra. Durante bombardeo aéreo. Caserío Agua Caliente, Cantón Joateca. Fuerza Armada.
8. Santos Felipe Gómez. Nació en el cantón Agua Blanca de Cacaopera. Parroquia de Gotera. Celebrador de la Palabra. Bombardeo aéreo cuando regresaban a sus hogares luego de haber recibido formación pastoral en la parroquia de Gotera. Río Torola, Caserío Llano Alegre. Fuerza Armada.
9. Jorge Pérez. Nació en el Caserío Flor del muerto, cantón Agua Blanca. Parroquia de Gotera. Celebrador de la palabra. Durante operativo militar. Caserío Flor del muerto. Fuerza Armada.
10. Clemente Díaz. Nació en el caserío El rincón, Cantón Rodeo. Parroquia de Jocoaitique. Celebrador de la palabra. Capturado y posteriormente asesinado. Caserío Los Quebrachos. Fuerza Armada.
11. José Simón Sánchez. Nació en 1960 en el cantón Soledad de Meanguera. Parroquia de Meanguera. Celebrador de la palabra. Muerto en una emboscada. Caserío Piña Castilla (Perquín). Fuerza Armada.
12. Rodolfo Vázquez. Nació en 1940 en el cantón Cañaverales de San Fernando. Parroquia de Jocoaitique. Celebrador de la palabra. Capturado y asesinado. Santa Rosa de Lima (2 feb. 1980). Fuerza Armada.
En la celebración de los 150 años de la Universidad de Santa Clara, California, el día 6 de octubre, el P. Kolvenbach, S.J., superior general de los jesuitas, pronunció un importante discurso sobre "El servicio de la fe y la promoción de la justicia en la educación universitaria de la Compañía de Jesús de Estados Unidos". En el discurso citó documentos oficiales de la Iglesia y de la Compañía y
%por excepción% citó dos veces a Ignacio Ellacuría:"La universidad debe encarnarse entre los pobres intelectualmente para ser ciencia de los que no tienen voz, el respaldo intelectual de los que en su realidad misma tienen la verdad y la razón, aunque sea a veces a modo de despojo, pero que no cuentan con las razones académicas que justifiquen y legitimen su verdad y su razón".
La cita está tomada del discurso de Ellacuría cuando la Universidad de Santa Clara le concedió un doctorado honoris causa en 1981. Desde entonces su concepción teórica de una universidad cristiana ha sido estudiada en varias universidades de Estados Unidos, en seminarios y tesis doctorales. Pero además, Ellacuría sigue causando impacto en la vida real.
El 18 de noviembre tomó posesión del rectorado de la Universidad de San Francisco el padre jesuita Steve Privett. Es un antiguo conocido y amigo de El Salvador, pues en los 80 pasó varios meses trabajando en los refugios. En los 90, como vicerrector académico de la Universidad de Santa Clara, vino varias veces al país con delegaciones de profesores y estudiantes. En marzo de este año Steve vino al aniversario de Monseñor Romero y contó que le habían ofrecido el puesto de rector de la Universidad de San Francisco. No le gustaba mucho la idea, pues prefería dedicarse a un trabajo directo con los pobres. Pero fue a pensar su decisión en la capilla de la UCA. "Allí, ante sus tumbas, pensé que estos jesuitas universitarios tuvieron un gran impacto con su trabajo, pero que casi tienen un impacto mayor después de haber sido asesinados. Pensando en ellos, comprendí que una universidad puede tener un gran impacto social. Para mí significa un gran desafío desarrollar ese potencial como rector de la Universidad de San Francisco. ¿Por qué no intentarlo?". Y en la capilla, ante sus hermanos mártires, Steve decidió aceptar el rectorado.
Como símbolo de su deuda con los mártires, para inaugurar su rectorado Steve invitó al P. Dean Brackley, quien vino a la UCA después de los asesinatos, a pronunciar la homilía el día 17 de noviembre. Al final de la eucaristía el nuevo rector animó a una docena de personas, estudiantes, profesores y administradores de la Universidad de San Francisco, a marchar hasta Fort Benning, Georgia, para protestar ante la Escuela de las Américas y pedir su cierre. Y así ocurrió. Allí se encontraron con estudiantes de las 28 universidades jesuitas
%unos 800% y con muchas otras personas. Alrededor de mil fueron arrestadas, y algunas con sentencias de cárcel por ser reincidentes. Los manifestantes han elegido estas fechas para la protesta por ser el aniversario del asesinato de los jesuitas de la UCA.El 18 Steve tuvo el discurso inaugural en el que se comprometió a dirigir la universidad en la línea de la fe y justicia, teniendo en cuenta a los oprimidos de su país y de acuerdo a la inspiración universitaria de los mártires de la UCA. El día 21 el P. Dean Brackley fue invitado a hablar a profesores y estudiantes de la Universidad de Santa Clara, donde Steve fue vicerrector académico. Al final de la conferencia, el rector de Santa Clara, P. Paul Locatelli
%otro gran solidario con El salvador% invitó a una cena a los estudiantes de esa universidad que también habían participado en la protesta ante la Escuela de las Américas y acababan de llegar.Con gestos simbólicos como estas protestas y con políticas universitarias en favor de la fe y la justicia (las 28 universidades jesuitas aceptaron como ideario el discurso del Padre Kolvenbach), la herencia universitaria de Ellacuría y sus compañeros se mantiene viva en la Universidad de San Francisco y Santa Clara, en las facultades teológicas de Berkeley y de Boston, y se va extiendo a muchos otros lugares.
Jon Sobrino
Aquel día me desperté contento. Mi madre se sintió un poco incómoda con mi alegría y dijo que nuestra pobreza no la justificaba. Tuve que recordarle que era domingo, y que vendría el padre Nacho a celebrar misa al tugurio. Mi madre sonrió. Sabía que era un día especial, pues Nacho no sólo traía su sonrisa contagiosa y dulces para los niños, sino también la palabra de Dios, justo a nuestro champerío, a los miserables, a los olvidados de la fortuna.
Yo era su ayudante y eso me llenaba de alegría. Solía llegar al mediodía. En una enramada incrustada en un terreno baldío, rodeada de basura, polvo, moscas y perros callejeros, instalábamos un altar. Nacho sacaba de una valija negra el cáliz con las hostias, el misal y una estola descolorida que le habían regalado en un pueblo indígena. Encendíamos un par de candelas. Como por acto divino, se creaba una atmósfera especial, como el de un sitio sagrado, que espantaba a las moscas y a los zancudos.
La gente se congregaba con mucha devoción. El tugurio era peligroso. Allí vivían ladrones y maleantes de toda ralea. Pero en aquel momento la enramada se convertía en un santuario y todos nos sentíamos protegidos. Las mujeres venían con sus niños panzones desnudos. También estaban los ancianos enclenques y los pordioseros en andrajos, los enfermos y los desahuciados, los obreros ebrios y los desempleados. Todos allí congregados para escuchar la palabra de aquel cura risueño, humilde y campechano.
Nacho nos contaba que había nacido en España y que había celebrado misa en muchas partes, en iglesias con adornos opulentos y en catedrales famosas, y para toda clase de gente culta y rica, pero que la misa favorita de él era la de aquella miserable enramada en medio de aquel tugurio. Según él, nosotros representábamos el pueblo de Dios, y él sentía que el Dios de los pobres, el verdadero, estaba entre nosotros. Por eso él venía al tugurio todos los domingos sin falta, aunque por eso lo tildaran de comunista.
La misa de Nacho era espontánea y a veces informal. Nos había enseñado a cantar y había formado un coro bastante desafinado, aunque a él le parecía perfecto. Entonábamos canciones no muy religiosas, como aquella del grupo Los Guaraguao: "Que triste se oye la lluvia, en las casas de cartón," que para nosotros era como nuestro himno nacional, porque el tugurio era precisamente eso: un champerío de cartón, lámina y adobe, donde "todo es lo mismo que ayer, sin futuro ni mañana..."
Nacho adaptaba la misa a nuestra realidad, a la causa de los pobres, "al servicio de la fe y la justicia, en la construcción del Reino de aquí y ahora, para proseguir la causa de Jesús como garantía de vida", como él predicaba. Por eso los domingos asistíamo con mucho interés, a la misa de los desposeídos. Nacho hacía que nos sintiéramos seres especiales. Tenía el don de la palabra divina.
El momento del Evangelio siempre era memorable. Leíamos, los que podíamos leer, y luego cada uno de nosotros lo comentaba a su manera. Por último Nacho lo adaptaba a nuestra triste realidad. A veces se emocionaba tanto que sus mismas palabras lo hacían llorar y sus lágrimas caían sobre el misal. Nosotros llorábamos con él como para consolarlo. ¿Y quién no iba a llorar al ver tanto dolor y miseria?
Yo me encargaba de ayudar en la misa y de alejar a los perros callejeros que se acercaban al altar. Nacho me indicaba que no los espantara porque también ellos eran criaturas de Dios. Los animales se echaban en el suelo, y con sus bocas babeantes y lenguas de fuera, se quedaban atentos a su sermón, como si ellos también lo entendieran. A veces pasaban por la enramada agentes de la policía, y no faltaba quien dentro de los fieles les lanzara un insulto a media voz. Los agentes quizás lo escuchaban pero se alejaban en silencio.
Comulgábamos y la misa terminaba con cantos de alegría y esperanza. Nacho guardaba sus cosas y se quedaba a escuchar con paciencia todo lo que la gente quisiera decirle. Quejas. Pedidos. Chistes. Historias. Después, abría unas bolsas de plástico y regalaba pan y medicinas. Luego se ponía a jugar con los niños y les regalaba dulces. No paraba de sonreír. Cuando se marchaba, nos dejaba contagiados con su sonrisa y su alegría. Algo cambiaba en nuestros corazones y hacía nuestra realidad menos dolorosa. Eso era lo que Nacho nos traía, lo que hacía del domingo un día muy especial.
Aquel domingo me fui a la enramada a esperar a Nacho. Como de costumbre, la gente empezó a congregarse bajo el intenso sol del mediodía. Esperamos en silencio. Al cabo de media hora vino un vecino a darnos la noticia. Días antes miembros del ejército habían asesinado a seis curas jesuitas, y a dos de sus asistentes, en su residencia de la Universidad Católica. Entre los asesinados estaba nuestro querido Nacho.
Cuando oí la noticia mi primer impulso fue llorar. Lloré con amargura la tragedia. El vecino dijo que a Nacho le destruyeron el rostro a balazos. Quizás el asesino fue incapaz de tolerar su sonrisa de amor y quiso borrarla. Pensé que había llegado el domingo que tenía que llegar, en que el cura Nacho nunca más vendría. La extraña alegría con que ese día me había levantado se convirtió de golpe en soledad y decepción. La muerte de Nacho despertó en muchos de nosotros sentimientos de odio y de venganza, pues nos habían quitado uno de nuestros seres más preciados. En mí, sin embargo, despertó un deseo de superación, de ser algún día como él, una persona humilde que dispensaba amor y esperanza a los desposeídos del mundo. En su memoria, me propuse convertirme en vivo testimonio de su amor.
Ese domingo llegó más gente que de costumbre, incluso habitantes de otros tugurios vecinos. Rezamos en silencio por largo rato. Después entonamos la canción que a él le gustaba cantar. Lo raro es que empezó a llover, como si el cielo llorara, como si Dios llorara. Y aunque la lluvia se oía triste en las casas de cartón, un extraño consuelo invadió nuestros corazones. Sobre todo cuando recordamos la contagiosa sonrisa de Nacho. Yo recé en silencio: "Nacho, gracias por tu amor y tu sonrisa. Que Dios te tenga en su gloria".
Mario Bencastro
16 de noviembre de 2000.
* * *
Carta de Alicia Martin-Baró
Queridísimo Dean y todas las comunidades de Jayaque:
Hace un año estaba con todos ustedes compartiendo amistad, cariño y todas las cosas buenas que hay en ese bendito pueblo y que ustedes nos dan sin cesar. Me he enterado tarde de que la eucaristía en recuerdo de Nacho fue ayer, día 11 (me enteré por un amigo que tiene internet). Siento haber llegado tarde, pero espero que en cualquier momento puedan leer esta carta que va con el cariño de siempre y aún más.
Agradecí muchísimo que un día me llamara Mónica Jovel. Si la ven le dais las gracias y que un día de estos le escribiré.
Espero que el 16 lo celebren como siempre y cada vez con más ilusión. Recibí la tarjeta de Dean en la que me daba noticias de la colonia Dos de Mayo. Me figuro que Tomás estará perfectamente bien. Nos ha dado a todos por el corazón.
Me alegra muchísimo que el programa de becas marche bien, al igual que el dental y el de corte y confección. Que la niña Tere no se canse de trabajar y lo mismo la comisión con que estuvimos reunidas mi amiga y yo.
Por "Carta a las Iglesias" me voy enterando de cómo van las cosas en el país. Ustedes no se cansen de trabajar por el bien y la mejora de todos. Tienen que ayudar a liberar a la gente y que pueda mejorar el vivir, más humano y mejor.
Aquí tendremos la Misa de aniversario el 17 a las 8 de la noche en la Pilarica y al día siguiente la ofrenda de flores en el monolito. Me acordaré tantísimo de todos que hasta me verán.
Un beso y un abrazo para todos, Alicia
El 2 de diciembre de 1980, en plena barbarie de militares, cuerpos de seguridad y escuadrones de la muerte, se rompieron no ya las reglas del bien, sino las reglas del mal. Cuatro mujeres, religiosas y norteamericanas fueron secuestradas y asesinadas, y añadiendo escarnio a la crueldad, fueron violadas. Ni siquiera en El Salvador habían ocurrido cosas como ésas.
Veinte años después, del 30 de noviembre al 3 de diciembre, se celebró su memoria. A El Salvador llegaron centenares de personas de Estados Unidos, a las que aquí se unieron muchas otras. Muchas actividades, en forma de via crucis, tuvieron lugar en el país. Y a través de todo ello aparecieron cosas importantes.
La primera es que todo comenzó, como no podía ser menos, con unas palabras de Monseñor Romero: "Cristo nos dice: Si quieres que tu vida y tu misión fructifique como la mía, haz como yo, conviértete en grano de trigo que se deja sepultar. No tengas miedo. Si por amor a los otros das la vida, darás mucho fruto, tendrás las satisfacciones más hondas". Este recuerdo de Monseñor, y con él el de tantos miles de mártires y caídos, hizo que este aniversario fuese verdaderamente salvadoreño.
La segunda es que estas palabras son muy verdaderas. Desafiando todos los pronósticos, en contra de todos los poderes de El Salvador y de Estados Unidos, veinte años después el fruto permanece y sigue creciendo. Dios puede realizar tanto bien después de tanto mal. Puede sacar vida en abundancia de la mas aberrante de las muertes. Por esa profunda razón este aniversario estuvo presidido por la fe: es verdad que Dios, crucificado él mismo, es un Dios de vida, de justicia, de resurrección. La celebración fue cristiana.
La tercera es que la celebración tuvo un sabor humano muy especial. Hondos y populares son los aniversarios de los mártires en nuestro país. Son humanos por lo que recuerdan, por lo que cuestionan y por lo que inspiran y animan. Pero el recordar a cuatro mujeres añade a lo humano el toque específico de lo femenino, la inmediatez con la vida y con las gentes, los detalles de ternura, de sencillez, sin ningún matiz de autoridad y prepotencia. En definitiva fue una celebración de la mujer.
Veamos ahora cómo transcurrió la celebración. Iniciamos la celebración el jueves 30 de noviembre con la celebración de la eucaristía. Ese día se celebraba el día internacional contra el SIDA y aquí en El Salvador las hermanas de Maryknoll dirigen el equipo arquidiocesano que trabaja con las personas que sufren de SIDA. Como las cuatro mujeres asesinadas, se dedican hoy también a aliviar el sufrimiento de personas apartadas e ignoradas por la sociedad. Magnífica expresión de la misericordia de Jesús y de María.
El viernes 1 de diciembre peregrinamos por los santos lugares de San Salvador. En la UCA recorrimos el jardín de rosas, la sala de los mártires y la capilla. "Parecía como la vigilia del 15 de noviembre", decía una trabajadora del Centro Monseñor Romero. Los visitantes se solidarizaban con los jesuitas. La peregrinación terminó, como no podía ser menos, en el Hospitalito donde Monseñor Romero derramó su sangre.
El sábado 2 de diciembre, el día exacto de los asesinatos, se celebró una gran misa en Catedral recordando a todos los mártires de El Salvador, ellos y ellas. Presidida por Monseñor Saenz Lacalle y un buen número de sacerdotes, a la misa se hicieron presentes salvadoreños y solidarios de fuera. Ese mismo día, un buen número de personas fueron al aeropuerto donde comenzó la tragedia. Después se dirigieron al lugar donde las mujeres fueron capturadas y donde se encontró su vehículo quemado y abandonado. De ahí, todos procedieron al lugar de su martirio, donde los cadáveres fueron encontrados dos días después. Fue un momento emocionante. Una gran concurrencia de personas rezamos la oración de vísperas, la oración que reza la Iglesia al atardecer. Siguieron testimonios de muchas personas que habían conocido a las hermanas. Y allí estaba la Hna. Madeline y la Hna. Teresa, que, viente años antes, habían reconocido los cadáveres.
El domingo 3 de diciembre se celebró otra misa en El Puerto de la Libertad donde habían trabajado Dorothty y Jean. El sacerdote que la celebró había trabajado con el equipo de Cleveland. Ahora es miembro de la comunidad Maryknoll y va a quedarse en el país para trabajar en la nueva parroquia de los padres Maryknoll. Ese mismo día a la tarde, las delegaciones extranjeras se reunieron en el colegio de la Asunción para una recepción. Fue muy emocionante, pues entre las hermanas Maryknoll, el equipo de Cleveland y las de la Asunción existían relaciones muy profundas. Cuando las hermanas de Maryknoll fundaron su comunidad en Nicaragua, Ita y Maura fueron acogida con gran hospitalidad por las hermanas de la Asunción. Y aquí en El Salvador, ambas se hospedaban en su colegio cuando venían a la capital. Con emoción recordaban las hermanas de la Asunción que los cadáveres de Ita y Maura, antes de ser llevados a Chalatenango para ser enterrados, fueron llevados al colegio donde se tuvo una misa de cuerpo presente. En aquellos tiempos, en que velar a los muertos asesinados por los militares era sumamente peligroso, las hermanas de la Asunción, con toda sencillez, acogieron y velaron sus cuerpos.
En esos momentos de profundo sentimiento, una religiosa de Estados Unidos, en nombre de todas las religiosas presentes, dio testimonio de cómo el martirio de estas cuatro religiosas despertó a muchas personas de su país a conocer la responsabilidad del gobierno de Estados Unidos en la barbarie que tenía lugar en El Salvador. Sobre todo reconoció, agradecida, cómo ese martirio transformó la vida religiosa femenina en su país. También habló Bill Ford, hermano de Ita. Durante años ha hablado con valentía ante el gobierno de Estados Unidos para protestar por los asesinatos y pedir justicia. Ahora hablaba con ternura y agradecimiento a las hermanas de la Asunción por la solidaridad y hospitalidad que siempre mostraron a su hermana Ita. También las hermanas Ursulinas dieron testimonio de que el martirio de Dorothy ha transformado a las ursulinas en Estados Unidos y en otros lugares. Por último, Guadalupe, una mujer salvadoreña que dirige un programa en favor de la niñez, dio un testimonio caluroso sobre el impacto de las religiosas mártires en su propia vida, cómo le tocaron el corazón y la mantienen en la vocación de servicio.
El lunes 4 de diciembre una numerosa delegación fue a Chalatenango. Participaron en una procesión desde Catedral al cementerio donde están enterradas Ita y Maura, junto con Carla Piette, hermana de Maryknoll, quien murió ahogada en un riada pocos meses antes para salvar a Ita. Hubo varios testimonios de agradecimiento y de solidaridad internacional. Varias religiosas dieron una conferencia de prensa para protestar contra la nueva base militar en El Salvador, administrada por Estados Unidos. "Es una ofensa a la memoria de nuestras hermanas asesinadas hace veinte años".
Así terminó el viacrucis. Me acordé de muchas palabras que escribieron las cuatro mujeres antes de su muerte. Quiero terminar recordando las de Jean Donovan: "muchas veces he decidido irme y casi lo hago, pero pienso en los niños, las víctimas pobres y magulladas por adultos locos. ¿Quién los cuidará? El corazón se queda para acompañarlos, aun en medio de lágrimas y soledad".
Los generales García y Vides Casanova esperan nuevos juicios. Sólo generan silencio, encubrimiento. Lo mismo ocurre con Alexander Haig, secretario de Estado, la CIA, el FBI... A las cuatro mujeres norteamericanas, los pobres, las víctimas, las personas solidarias, les recuerdan y agradecen. Hasta el día de hoy siguen generando vida.
Dean Brackley
Roma: N. Mancino, M. Gorvachov y Juan Pablo II
El 31 de octubre Juan Pablo II proclamó a Tomás Moro patrono de gobernantes y parlamentarios. Ojalá éstos imiten dos cosas de su nuevo patrono. Una es la honradez con su conciencia. Antes de ser decapitado por no someterse a los deseos del rey Enrique VIII dijo: "Muero siervo fiel del rey, pero más de Dios". La otra es la utopía, sobre lo cual escribió un libro. Donde abunda corrupción %al menos provecho propio% y pragmatismo, bien está recordar a Tomás Moro. En ese contexto, el 4 de noviembre se reunieron en el Vaticano varios personajes de la política. Citamos a tres de ellos con brevísimos comentarios.
Nicola Mancino, presidente del Senado italiano. Condenó el darwinismo social, "una situación marcada por una competición sin reglas, donde el único parámetro de referencia, la única medida de valor es el beneficio; una situación en la que los más débiles (pueblos o grupos de individuos dentro de cada uno de los estados) son aplastados y marginados". Dios sabe qué será de la globalización y sus bienes, pero, por ahora, estas palabras explican muy bien la realidad más verdadera de nuestro mundo.
Mijail Gorbachov. "Hay que corregir el camino que está tomando la humanidad, es necesario encontrar nuevas vías porque estamos muy lejos de esa relación de partnership sobre la base de igualdad que es la conveniente. Aumenta la división entre el norte y el sur del planeta y el auge del fundamentalismo liberalista. Evidentemente, es difícil liberarse de las ataduras del siglo XX". Las palabras de Ellacuría sobre "revertir la historia" se escuchan hoy, normalmente, en silencio obsequioso por provenir de un mártir, pero nada más. Pero, si Gorvachov tiene razón
%"aumenta la división"-, siguen siendo necesarias.Juan Pablo II. "Vivimos el escándalo de las sociedades opulentas del mundo de hoy, en las que los ricos se hacen cada vez más ricos porque la riqueza produce riqueza y los pobres son cada vez más pobres porque la pobreza tiende a crear nueva pobreza. Hoy, con el fenómeno de la globalización de los mercados, los países ricos y desarrollados tienden a mejorar su situación económica, mientras que los países pobres, exceptuando algunos en vías de desarrollo prometedor, tienden a hundirse aún más en formas de pobreza cada vez más penosas". No se puede hablar con más claridad sobre la verdad de nuestro mundo ni desenmascarar lo que hay de falaz en la globalización. Y recordemos que eso lo dijo ya en Puebla en febrero de 1979. El 4 de noviembre de 2000 las cosas siguen igual, o peor.
Praga: cerco al Banco Mundial y al Fondo Monetario
Dos meses antes
%y con otros métodos% miles de activistas antiglobalización lanzaron un mensaje no muy diferente ante la 55 Asamblea del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en Praga. Les acusan de fomentar la pobreza y la injusticia en el mundo. Los altercados entre manifestantes y fuerzas de seguridad se saldaron con cientos de personas detenidas y otras tantas heridas, importantes daños contra la propiedad y fuertes quebraderos de cabeza para los organizadores de la asamblea. Algunas de las ONGs se distanciaron de los actos de violencia, aunque mantuvieron la firmeza de sus críticas contra las dos instituciones multilaterales. De hecho el BM y el FMI dieron por concluida su 55 Asamblea con un día de adelanto.Conscientes de su mala imagen pública, los presidentes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, James D. Wolfensohn y Horst Köler, intentaron dulcificar su discurso, más el presidente del Banco Mundial que el del Fondo Monetario, a quien en realidad sólo le preocupa la estabilidad de los mercados financieros. Y es que es imposible negar la realidad: la pobreza afecta a 1.200 millones de personas que han de subsistir con menos de un dólar al día y a los 2.800 que lo han de hacer con menos de dos dólares... El Banco Mundial pide ahora mayor sensibilidad social en los gobiernos, acabar con la corrupción, extender Internet, fomentar la educación, asegurar altos niveles de salud... Pero de fondo sigue recetando más crecimiento económico, más comercio, más reformas del mercado. Son las soluciones clásicas del neoliberalismo.
El 23 de octubre don Samuel Ruiz recibió en París el Premio Bolívar de la Unesco. Esas fueron sus palabras de aceptación.
Vivo en estos días el descubrimiento de lo que significa para mí empezar a ser obispo emérito, después de cumplir setenta y cinco años de edad. Por una serie de acontecimientos sucedidos: encarcelamiento a sacerdotes, expulsión de algunos de ellos, refugio guatemalteco, pastoral indígena, levantamiento del EZLN en 1994, la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, a cuyo servicio estuve por cuarenta años, fue nacional e internacionalmente conocida. Pero, además, el acompañamiento y solidaridad eclesial y extraeclesial, generó un capital moral cuya administración no rehuyo, y que está en la base de la encomienda demandada por los indígenas de Chiapas y simbolizada en una bandera especial: continuar trabajando por el reconocimiento de la igualdad y de la dignidad del indio.
No sería sincero si yo dijera que en este momento no me invadieran sentimientos de alegría, pero también sería un engaño decir que éstos tendrían su origen en una satisfacción personal, por recibir en esta ocasión un premio a mis cuarenta años de episcopado en Chiapas, en una Diócesis mayoritariamente indígena. En verdad, desde hace muchos años he leído y entiendo mi vida personal más como el resultado de procesos y actividades de personas e instituciones en ella, que como efecto de esfuerzos individuales.
Sin que se niegue nuestra acción individual, somos más bien resultado de una acción creadora de Dios, que nos escogió desde la eternidad en Su Hijo y que permite que seamos configurados por una historia anterior que heredamos, por educación familiar que nos individualiza, por una educación individual y social que nos caracteriza, por las consecuencias de nuestras decisiones y opciones personales en las encrucijadas históricas que nos ha tocado vivir.
Por lo tanto, sin que sea necesaria una encomienda especial, me siento representar a las etnias de nuestro Chiapas, de México, del Continente Americano. Y, sin pretender nada más que eso, me siento representar a todos los pueblos autóctonos del mundo entero, quienes son los merecedores de este reconocimiento que hoy recibo, porque han sido sus luchas, sus sufrimientos, sus aspiraciones y esperanzas las que deben de ser reconocidas. Y bajo ese aspecto más bien entristezco al saber cuánto aplastamiento, cuánto dolor representa el caminar de estos Pueblos.
Y aunque día a día se acerca el ocaso de mi existencia, recibo hoy una encomienda y un envío para continuar, en la medida de mis fuerzas, acompañándolos en su búsqueda del reconocimiento real de la justicia que merecen en un nuevo tipo de sociedad y de la dignidad que heredan y que debe aún ser reconocida.
Pero sí me enorgullece el mirar hoy día que desde los más humildes de la tierra, nuestros aborígenes, que ocupan el piso bajo de la sociedad, emerge un mensaje de buenas noticias, a la vez que de interpelación a este viejo mundo: que solamente en un nuevo tipo de sociedad se podrá encontrar una convivencia unitaria y a la vez respetuosa de las legítimas diferencias culturales, sin ignominiosas dependencias, sin aplastamientos dominadores, en una auténtica fraternidad. Y son, entre otros, nuestros pueblos aborígenes los que están también dispuestos a ofrecer conscientemente sus valores culturales, como contribución a esa esperada transformación social. Y me llena, finalmente, de regocijo el saber que en una solidaridad de este primer mundo, manifiesta de muchas maneras, este mensaje es escuchado y se manifiesta en demandas y acciones que empiezan a dar sus frutos.
Trataré de ser un digno portador de este premio, enarbolando los ideales por los que vivió y luchó Simón Bolívar en la construcción de una Patria Grande Latinoamericana y Mundial.
Muchas gracias.
Durante tres años he sido testigo del aplastamiento de un pueblo por el poder de unos pocos. Podríamos creer que la esclavitud ha desaparecido de este nuestro planeta tan avanzado en su tecnología, tan convencido de los derechos de todos. Y sin embargo la esclavitud (ser propiedad de otro, no contar como persona) sigue existiendo bajo múltiples formas.
En Burundi, concretamente en un barrio de Bujumbura
%la capital%, he visto el sufrimiento y oído el grito silencioso de cientos de personas, especialmente de mujeres y niños. Obligadas por la guerra a abandonar su región, sus tierras, su casita y sus enseres, habiendo perdido la mayoría, marido e hijos, cientos de mujeres van llegando a los barrios periféricos de la capital intentando %por cualquier medio% sobrevivir a las situaciones de violencia y a la extrema pobreza. Las condiciones en las que se encuentran estas mujeres son denigrantes:* Muchas de ellas, al encontrarse solas, se ven obligadas a juntarse con cualquier hombre para poder sobrevivir. Consecuencias: un gran número de hijos, el sida, el abandono sucesivo de los distintos "maridos".
* El deterioro físico debido, sobre todo, al sida.
* Los militares, las autoridades locales (jefes de zona, jefes de barrio), todo el que tiene un mínimo de poder económico o social, se sabe con derecho a utilizar a estas mujeres para lo que ellos quieran.
* La estima que tienen de sí mismas es nula. Viven siempre con el miedo metido en el cuerpo sin saber de qué lado les vendrá el próximo golpe.
* La inmensa mayoría ha extraviado sus documentos (tarjeta de identidad) en sus huídas precipitadas, con lo que no constan como ciudadanas.
* Además, son analfabetas.
Hace tres años nos acercamos, en el barrio de Buterere, a un grupo de mujeres desplazadas para ofrecerles nuestro apoyo e intentar ayudarles a recobrar la esperanza.
Los principios fueron difíciles. Nuestro objetivo era comenzar pequeños "proyectos de autofinanciación" de modo que con nuestro apoyo y un seguimiento pudieran ganarse la vida y salir adelante. Pero nos encontramos con un obstáculo imprevisto: la mayoría de estas mujeres llevaban varios años yendo de un campo de desplazados a otro, recibiendo de las ONG alimentos, medicinas y utensilios de primera necesidad, con lo que, en su mentalidad "hombre blanco" era sinónimo de "dar gratuitamente". Tardamos casi dos años en hacerles comprender que nosotros no estábamos allí para dar, sino para ayudarles a retomar sus vidas en sus propias manos.
Otro objetivo muy importante para nuestro equipo es la formación humana. Digo humana, porque siendo de religiones diferentes no puede haber una formación religiosa explícita (aunque rezamos juntas al Dios de todos). Nuestro empeño ha ido dirigido a despertar los valores de la solidaridad, la honradez, la responsabilidad, la seriedad en el trabajo, el perdón... En realidad son valores que están en su propia cultura pero que se han ido "olvidando" con la guerra y la miseria.
La formación sobre salud, nutrición y otros muchos aspectos de la vida, se va haciendo en charlas semanales... aunque la mayoría de las mujeres no las consideran muy importantes.
Un problema muy serio se ha ido haciendo evidente a medida que hemos conocido mejor la situación de estas mujeres y del barrio en general: la presencia del SIDA en grados inimaginables. Gente especializada habla de un 70% de seropositivos. Poco a poco hemos ido animando a las mujeres a hacerse el test con un altísimo resultado positivo en ellas, en sus hijos y, aunque tenemos menos datos, también en la población masculina. De hecho, muchas de las mujeres con las que trabajamos están ya enfermas y algunas muy deterioradas a pesar de ser muy jóvenes.
Ante esta grave situación, en enero del año 2000 comenzamos un nuevo proyecto dirigido especialmente a los jóvenes de ambos sexos para formar grupos de teatro y de danzas tradicionales. Unos 150 jóvenes (entre ellos muchas madres solteras) participan en estos grupos. El tema de las obras de teatro son escenas sacadas de la vida real y que están relacionadas con el sida; todo ello para sensibilizar a la juventud sobre el enorme riesgo que les acecha.
Confiamos en que estas actividades lleguen a dar su fruto. Sin embargo, ante el hambre y la miseria ¿qué puede hacer una mujer para no prostituirse? ¿De qué le sirve la sensibilización cuando los hijos tienen hambre o están enfermos? ¿Cómo negarse ante un militar o persona "importante"?
La mujeres, sobre todo la mujer campesina y de la etnia hutu, sólo sirve para trabajar y tener y criar hijos. La mayoría acepta esta situación como algo normal y lógico pues no han conocido otra cosa. Sin embargo, hemos constatado hasta qué punto el sentimiento de ser "alguien con derechos" está inscrito en el meollo de nuestro ser. A través de los acontecimientos normales, en el sencillo compartir de la vida corriente, no es difícil ir haciendo una reflexión sobre "la dignidad y los derechos de toda persona". Nos asombra ver con qué rapidez captan el sentido de esa dignidad y reconocen la injusticia de que son objeto en la sociedad. Es como si descubrieran hasta que punto esta ansia de reconocimiento encaja profundamente en su yo más íntimo. Llegar a exigir un trato distinto en la vida concreta ya es otro cantar, pues conocen de sobra las consecuencias de la más mínima rebelión. Sin embargo, el mero hecho de saberse "personas con derechos" les devuelve interiormente su dignidad, les da esperanzas y les levanta la moral.
Para el que acompaña este proceso, percibir estos pequeños signos, ver resurgir a la MUJER en aquel ser sometido es una fuerte experiencia, es participar de alguna manera en la acción liberadora de Jesús, es colaborar humildemente en que estas personas recobren su estatura y su dignidad de hijas de Dios.