Carta a las Iglesias, AÑO XXI, Nº471-472, 1-30 de abril, 2000

 

INDICE

 EDITORIAL: Semana Santa, liturgia e historia

REALIDAD NACIONAL: Los males de la justicia y de la dolarización

SEMANA SANTA: Pregón pascual tecleño

SEMANA SANTA: Camino del Calvario, camino de Emaús

SEMANA SANTA: Testimonios sobre la Semana Santa

SEMANA SANTA: San Marcos Lempa, Usulután

SEMANA SANTA: El jueves santo

SEMANA SANTA: Semana Santa en La Colina

MARTIRES CENTROAMERICANOS: Tercer aniversario de Mons. Juan Gerardi

DERECHOS HUMANOS: Capitalismo cruel. El proceso de la vergüenza

SOLIDARIDAD: La pascua de los pueblos. Marcha por la Paz

 

 

 

Semana Santa, liturgia e historia

 

A veces hay liturgia sin historia, una religión intimista, de templo, que termina en cantos y oraciones, sin tocar la vida ni la historia. A veces hay historia sin liturgia, trabajo por cambiar la realidad, compromiso por revertir la historia, pero que no sabe celebrar ni expresarse ante Dios. Una semana santa lograda es aquella en que hay liturgia con historia e historia con liturgia. Y de eso queremos hablar brevemente.

El santo entierro. En semana santa se recuerdan los últimos días de Jesús en la liturgia, pero eso siempre se hace también %se sepa o no% en la historia concreta, y según sea esa historia así será la liturgia.

Teólogos, liturgistas y pastoralistas suelen quejarse, a veces, de que el pueblo no se centra en lo fundamental de la Semana Santa: la resurrección. Y visto a primera vista, así es, aun cuando las cosas vayan cambiando poco a poco. Desde tiempo inmemorial el tiempo "litúrgico" fundamental, ha sido la Semana Santa, no la Navidad, el nacimiento de Jesús, o Pentecostés, la venida del Espíritu, sino la Semana Santa. Lo central de ella el viernes santo y de éste el santo entierro. El Jesús muerto, ensangrentado, que ha sufrido en su vida, ejerce una atracción especial. Los peligros son claros: resignación, masoquismo. Pero ello no opaca la verdad central: allá donde ven mayor cercanía de Dios es en el Jesús crucificado. Besarán su imagen y dejarán una ofrenda con la esperanza (¿supersticiosa?), quizás, de algún milagro que cambie sus vidas. Pero lo fundamental es la sintonía con ese Cristo. Eso ocurre entre los pobres y oprimidos en países católicos latinoamericanos, pero también entre los afroamericanos, los negros de Estados Unidos, quienes encontraban sentido y consuelo en el crucificado, como lo han cantado bellísimamente: "were you there when they crucified my Lord?", "¿estaban ustedes allí cuado crucificaron a mi Señor?".

En tiempo de terremoto. Lo que acabamos de decir ha sido verdad siempre, en tiempos de normalidad, si es que ha habido "normalidad" para los pobres alguna vez. Pero en tiempo del terremoto ocurre más. Los pobladores de San Agustín y Santa María Ostuma, de San Vicente o La Colina, ven en el terremoto algo que les recuerda a la cruz de Jesús, no así los pobladores de la Escalón o San Benito, Wall Street o los Campos Elíseos. Se discute estos días si ha habido más o menos participación de fieles en esta Semana Santa, si lo han hecho por devoción o por miedo, o por no tener dinero para ir a otros lugares. Pero el hecho es que el terremoto les remite a la cruz, y %por cierto% ninguna otra institución política, cultural o patriótica, ninguna ideología democrática o revolucionaria, tiene un símbolo semejante con el que se puedan identificar hoy los damnificados y las víctimas. Entonces, el que el vía crucis de Santa Tecla se hiciera entre ripio es a la vez liturgia e historia.

La resurrección, su triunfo y su gloria. Con modestia, con temor y temblor hay que hablar de la resurrección, pero sin reducirla a un descomunal milagro de los que sólo Dios puede hacer. Pudiera decirse que "al fin y al cabo todo salió bien", que "por mucho que aquí suframos nos espera una vida mejor". No es esto creer en la resurrección de Jesús. No se genera así esperanza, sino infantilismo. La resurrección de Jesús quiere decir que Dios devolvió a la vida a una víctima, quien amó a los oprimidos, los defendió y se enfrentó, por ello, con sus opresores. Resurrección es, entonces, el triunfo de la justicia de Dios. Se cumple, así, el anhelo que hasta nuestros días recorre la historia de la humanidad: "Que el verdugo no triunfe sobre la víctima". Esta es la fe cristiana, sólo que para proclamarla %y no hacer de la resurrección un final feliz, como en las antiguas películas de Hollywood% hay que tener mucha credibilidad, como la de nuestros mártires, quienes sí creían que de la cruz, por amor, surge vida para que el amor permanezca para siempre (muy distinto a la idea de Platón de que si de la noche sale el día, de la muerte surge la vida). Cuando hay esa fe y esa esperanza, entonces liturgia, símbolos e historia convergen. Así ocurrió en La Colina donde se celebró la Pascua de Resurrección en un escenario apocalíptico, la esplanada en que se convirtió el suelo donde estaban las casitas y el llanto de los sobrevivientes. Pero también escenario de esperanza, por la enorme multitud que allí se junto para animarse mutuamente y solidarizarse. Resonaban aquellas palabas inmortales de Monseñor Romero: "sobre estas ruinas brillará la gloria del Señor". La resurrección en El Salvador este año se ha hecho presente en aquellos y aquellas que mantienen la esperanza a pesar de terremotos, ineficiencia y corrupción oficial y a pesar del sempiterno egoísmo de los poderosos; que mantienen la libertad, sin que el miedo o el egoísmo pongan límites a hacer el bien; que mantienen el gozo, sin que el sufrimiento les haga caer presa de la tristeza.

Cirio pascual y playa. El cirio pascual es el símbolo central de la eucaristía de la noche del sábado. En medio de la oscuridad de la noche alumbra una luz, la luz de Jesús. El símbolo es bellísimo, pero hay que remitirlo a la historia. Jesús alumbró de veras en su vida y muerte. El profeta Isaías, en sus bellísimos cantos del siervo de Dios, dice que el siervo, Jesús, ha sido elegido para ser luz de las naciones. Si El Salvador quiere tener luz, saber su verdad, la verdad de sus bancos y edificios, de su moderna fuerza armada y su economía, que se mire en el siervo sufriente, en el pueblo sufriente. Ese es el gran cirio pascual. Y con él, los numerosos mártires de este pueblo. Símbolo y realidad convergen, la luz de un cirio, la luz de Jesús, la luz del pueblo crucificado y de sus mártires.

La playa. Día de asueto y descanso en la playa pueden convergir, como ocurre el sábado santo cuando la gente del pueblo, en buses o carros destartalaldos, va al mar. La playa para descansar y recuperar fuerzas para servir al pueblo crucificado puede convergir con semana santa. La playa distante de la realidad de los pobres, que expresa desprecio objetivo hacia ellos, opulencia, cuando no desenfreno, empecinamiento en seguir un camino de vida rico e insultante, no converge con Semana Santa, ni con el cirio pascual, ni con Jesús crucificado y resucitado, ni con Dios. Es una burla.

Las marchas por la paz: Butembo, México, Portoalegre. Por último Pascua significa paso, y así celebran la pascua todos aquellos que siguen caminando y pasando del desencanto a la esperanza, del egoísmo al servicio, de la muerte a la vida. Eso ocurre en el día a día de las personas, pero a veces ocurre más masiva y públicamente. En los últimos meses han tenido lugar tres acontecimientos importantes, marchas por la paz, pascuas históricas de nuestros días: la marcha en Butembo, en el Congo, Africa, en medio de millones de muertos, hambrientos y refugiados. La marcha de los zapatistas hacia el distrito federal para pedir vida y dignidad para los indígenas de Chiapas y de todo el país. La marcha en Portoalegre de miles de manifestantes para pedir un cambio radical en la política económica mundial, es decir, para que la vida sea posible. Estas marchas son verdaderas pascuas de la historia. Reproducen el éxodo, son fieles al "humilde caminar", en justicia y con ternura, que nos pide Miqueas, y repiten el gesto de Jesús, cuando añadió "hagan esto en conmemoración mía". En este número hablaremos de la marcha de Butembo, y en los siguientes de Chiapas y Portoalegre.

Ojalá esta Semana Santa y la vida entera de las personas y de los pueblos, sea liturgia, memorial de la vida de Jesús, y sea historia que re-hace su vida.

 

 


 

 

Los males de la justicia y de la dolarización

 

La ceguera de la justicia salvadoreña y la compra de títulos universitarios

Ultimamente la justicia salvadoreña no le atina por ningún lado y cada día su ceguera se hace más patente. La marcha del sistema judicial parece ser la de un ciego que anda estrellándose contra las paredes de la realidad nacional. La conflictividad social le queda grande al sistema judicial. A las demandas de transparencia y eficiencia no responde la actitud de buena parte de sus responsables.

Esa percepción la comparte buena parte de la población que no deja de quejarse del funcionamiento de las instituciones nacionales. Pero, al contrario de lo que ocurre con la Policía Nacional Civil o la Fiscalía General de la República %confrontadas con las mismas críticas de ineficiencia y corrupción, y a las que, bien que mal, han respondido con un proceso de depuración interna% el aparato judicial se ha cerrado a la crítica, y se ha hecho inmune a las denuncias de la sociedad que exige una mejor administración de la justicia en el país. Recientemente, un informe del departamento de Estado de Estados Unidos, calificaba de ineficiente y corrupto al sistema judicial, confirmando los señalamientos que se hacen en el país acerca de los tentáculos que tienen el crimen organizado y la corrupción, y la incapacidad del aparato judicial ante ello.

Como sucede casi siempre, ante la denuncia de que la corrupción ha invadido al sistema judicial, un mal entendido espíritu corporativo parece impedir que los altos funcionarios encargados de la depuración de la misma ni siquiera se den por enterados.. Por eso seguimos en un ir y venir de declaraciones de los funcionarios de la Corte Suprema de Justicia, anunciando depuración pero sin dar señales claras de querer atacar el problema.

Lo último que ha venido a colmar la paciencia de los salvadoreños ha sido la denuncia de profesionales con títulos comprados y que ostentan cargos importantes en el aparato judicial. En una clara señal de desprecio hacia los ciudadanos los agentes del órgano judicial se han enfrascado en una disputa, confrontando a los jueces con el Consejo Nacional de la Judicatura, cuestionando la capacidad de este último para evaluar a los jueces.

Un ejemplo relacionado con lo que acabamos de decir es el siguiente. La incapacidad para elegir un nuevo procurador de derechos humanos, junto con el desastre interno que se ha generado dentro de la Procuraduría, es un signo evidente del desinterés para que funcione la justicia. Claro que aquí el problema es muy claro. Cualquiera que en El Salvador quiera defender los derechos humanos tendrá que entrar en contradicción, al menos de vez en cuando, con los poderes del estado. Tendrá que exigir y defender derechos económicos y sociales que son conculcados sistemáticamente.

Es evidente que los responsables de la justicia deberían explicar a la ciudadanía qué tipo de evaluación e investigación se ha efectuado acerca de la idoneidad de los jueces. Pero aquí está parte importante del problema. Es un secreto a voces que algunos de los administradores de las universidades clausuradas contaban con suficiente apoyo en el órgano judicial para poder colocar a los alumnos que iban graduando. Se puede entender, por lo tanto, la resistencia por parte de algunos miembros del aparato judicial a favorecer una investigación que revele las entrañas del manejo del tema. Sería revelar sus propios secretos y obligarlos a dar cuenta de sus vergonzosos actos de corrupción.

Las promesas incumplidas de la dolarización

Después de casi cuatro meses de la vigencia de la dolarización, aún no se perciben los ingentes beneficios que sus defensores tanto pregonaron. La supuesta reducción de las tasas de interés activo bancario no se ha concretado; lejos de ello, el panorama sigue presentándose sin mayores cambios para los usuarios del sistema financiero. Esto no sería problema especial si no fuera porque ya venían experimentándose restricciones al crecimiento económico derivadas del funcionamiento del sistema financiero.

Entre los problemas destacan las elevadas tasas de interés con las que se han venido otorgando los créditos para consumo e inversión; y, en segundo lugar, y no menos importante, destaca la concesión del crédito en función de actividades urbanas que han hecho declinar la importancia económica de los sectores con mayor potencial exportador, el agro y la industria.

Estos problemas cuestionan profundamente los resultados de la reprivatización de la banca, medida que fue presentada para superar ineficiencias micro y macroeconómicas de la banca nacionalizada. Aunque no se puede decir que estamos ante una banca en quiebra, sí es claro que cada vez más está lejos de jugar un importante papel en la promoción del desarrollo.

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SEMANA SANTA VIOLENTA

Las vacaciones de Semana Santa no sólo trajeron diversión y descanso a las familias salvadoreñas, sino también luto y dolor. El índice de violencia, accidentes de tránsito, fallecidos por diversas causas y, por si fuera poco, la escasez de agua, fueron algunos de los hechos que entorpecieron la tranquilidad de la población.

No cabe duda de que El Salvador sigue siendo uno de los países de Centroamérica que presenta elevados niveles de inseguridad. Uno de los rubros más notorios en estas vacaciones fue la violencia. En efecto, la cifra pasó de 117 durante la semana santa del año pasado a 124 muertos, durante este año. De los fallecidos, 79 fueron víctimas de lesiones por arma de fuego y blanca.

La Policía Nacional Civil informó que la actividad delincuencial disminuyó en un 36% en estas vacaciones. Lo sorpresivo sucedió con los secuestros, de los cuales no se reportó ningún caso. Según el Coordinador de Operaciones de la PNC, Andrés Ramírez, "hubo una disminución en hurtos y robos de vehículos. Este año hubo 54 vehículos menos que el año pasado".

"En todos los delitos hubo una disminución considerable", dijo. Las carreteras del país, mantuvieron un flujo constante de vehículos y un control permanente de las unidades de antidopaje del Viceministerio de Transporte Terrestre. En este sentido, los accidentes de tránsito disminuyeron. El año pasado hubo un total de 484, mientras que este año la cifra bajó a 339; es decir, un 29.95 % menos que el año pasado.

 

 


 

 

Pregón pacual tecleño

 

En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto de nuestro corazón a Dios, Padre de todos, a Cristo, su hijo y nuestro hermano, y a su Espíritu, vida, luz y fuerza que habita en nosotros.

En esta noche, Padre, al Jesús que pasó haciendo el bien, consolando a los afligidos, acogiendo a los marginados, acercándose a los pequeños, le has devuelto a la vida. Y desde entonces sabemos que su vida es para siempre y para todos nosotros la verdadera vida.

En esta noche, Padre, al Jesús defensor del oprimido, por ello perseguido, difamado y crucificado por los poderosos, le has resucitado y has hecho justicia a una víctima. Y desde entonces todas las víctimas de este mundo pueden vivir y morir con una esperanza.

En esta noche, Padre, al Jesús, servicial, arrodillado para lavar los pies de los demás, lo has exaltado, lo has hecho Señor. Y desde entonces sabemos que Jesús no es un Señor dominador, sino hermano. Y tú, Dios nuestro, no nos causas ya temor por tu majestuosidad y lejanía, sino confianza por tu abajamiento y cercanía.

En esta noche, Padre, sigues presente entre nosotros en el agua que nos lava y purifica, en el pan que nos da vida y fortaleza, y en el cirio que da luz y calor en nuestro caminar. Por eso, Padre, podemos decir ahora, con agradecimiento y humildad:

Alégrate, El Salvador, porque estás en Pascua. Eres pequeño como Belén, pero has sido elegido para llevar el nombre de Jesús, el Divino Salvador. Como este cirio, como el siervo sufriente de Jahvé, eres luz de las naciones, luz que destruye las tinieblas. En estos años a ti han venido de muchas partes para conocer a Dios y seguir a Jesús. Tu tierra está regada de sangre martirial, de hombres y mujeres buenos y generosos. Sufrimiento y guerras no han matado tu esperanza. Alégrate porque llegará el día de tu liberación, y será como una mesa grande, con manteles largos, cada cual con su taburete, y llegará para todos y para todas la tortilla y el conqué.

Alégrate, Santa Tecla %y Las Delicias, La Colina, San Vicente, San Agustín, Santa María Ostuma%, porque, todavía con lágrimas en los ojos, estás en Pascua. Las cadenas de la muerte no retuvieron a Cristo para siempre, ni tampoco retienen a tus muertos soterrados. Viven ahora allá donde no hay llanto ni gemido. Alégrate porque sobre este estas ruinas brillará la gloria del Señor, tus habitantes volverán a construir casas y las habitarán. Alégrate porque la luz del Padre Rafael Palacios permanece prendida y luminosa junto al cirio pascual. Alégrate porque Dios recogerá a tu pueblo disperso y lo hará vivir como comunidad, crecido en compasión y en compromiso, en verdad y en esperanza. Tu via crucis entre ripio será un caminar hacia la vida.

Alégrate, El Carmen, templo, Iglesia, comunidad, pueblo de Dios, porque estás en Pascua. Las paredes en ruinas han dado paso a una comunidad más unida, a un pueblo más vivo y a un templo con más espíritu, templo y comunidad construidos entre todos. En ellos mora el Señor. En ellos la esperanza se hace más firme y el compromiso más radical. Alégrate porque junto al cirio pascual están presentes innumerables luces que pasaron por El Carmen: Lolo y Rutilio los primeros, Ignacio y Nacho después, con Segundo, Juan Ramón y Amando, con Julia Elba y con Celina. En el antiguo templo forjaron su espíritu y ahora lo derraman sobre esta nueva Iglesia. Alégrate porque aquí en El Carmen, recibió Monseñor Romero su último alimento, que le dio la fortaleza para llegar hasta el final, martirial y amoroso, la tarde de aquel mismo día. Su luz recoge todas la luces encendidas en este pueblo salvadoreño. Sigue fúlgida y orientadora, calurosa y fraterna, como nuestro entrañable cirio pascual.

Por todo ello, en verdad podemos decir: "!Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra, Dios con nosotros!". Podemos esperar que Jesús ilumine siempre nuestras vidas, mantenga nuestra esperanza, profundice nuestro compromiso, aumente nuestra alegría y nos anime a poner por obra lo que esta noche celebramos.

Y que el lucero matinal encuentre ardiendo a este cirio que no conoce ocaso, Jesucristo, tu Hijo, que vive por los siglos de los siglos. AMEN.

 

 


 

 

Camino del Calvario, camino de Emaús

Todos parecen coincidir en que más personas participaron en los actos de semana santa este año que en años anteriores. Muchos dicen que las personas afectadas por el terremoto, o sea, prácticamente todos de una u otra manera, buscaban el sentido de la vida después de los desastres. En el pueblo de Armenia, las alfombras representaron los estragos de los sismos. "Este año la cuaresma comenzó el 13 de enero", dijo un agente de pastoral ahí. El pueblo buscó el sentido de la vida en las procesiones, en los servicios y la oración. Y, según lo que dicen, lo encontraron.

¿Qué hicimos en semana santa? ¿Era mero teatro, teatro infantil incluso, como algunos sospechan, esto de caminar cargando la urna durante tres horas y llenándonos de polvo? ¿…éramos unos niños grandes jugando, recordando, pero, en fin, distrayéndonos de la dura realidad? La respuesta viene de la misma gente que participó: De ninguna manera. La gente dice, por ejemplo, en la Colonia "Las Palmas" de la capital, que las procesiones consolaron. Las horas de sacrificio no se sintieron como en otros años. "Nos sentimos consolados y nuestras heridas sanadas". Aunque a veces a la gente le cuesta decir en términos exactos que encontraron sentido en la vida en medio de sus tragedias. Cristo y su Espíritu sanan, consuelan, dan sentido y suenan a construir de nuevo.

Los actos de semana santa son teatro, sí, pero son teatro real; son liturgia. Caminamos con la imagen de Jesús en semana santa, recordando cómo él caminó, pero recordamos a la vez que Jesús camina con nosotros hoy, todos los días. Caminamos con él en las procesiones de semana santa para recordarnos que todas las semanas son santas.

Como él cargó con los pecados del mundo caminando hacia el Calvario, nosotros cargamos con los pecados del mundo hoy: la injusticia ancestral, el desempleo y los sueldos de miseria, la destrucción ecológica, el abuso de drogas y alcohol, el maltrato de mujeres, ancianos, niños y niñas, la corrupción oficial y la delincuencia violenta. Por eso muchas parroquias vinculan las estaciones del viacrucis de ayer con las cruces de hoy. Hace siglos Jesús, siendo inocente, cargó con los pecados ajenos; hoy nosotros cargamos con los ajenos y los propios también.

Todo esto sería teatro de recordatorio sin más, si no fuera por el hecho central: Este Jesús crucificado resucitó y vive entre nosotros. Por tanto, no sólo caminamos cargando los pecados hacia el Calvario. Caminamos hacia Emaús en compañía del resucitado. "Terremoteados" nos debatimos entre desánimos y alegrías diariamente, muchas veces sin reconocer asl peregrino resucitado a la par. Otras veces sentimos su presencia y su Espíritu animador. Pero hay que escuchar su Palabra y dejar que se levante el ánimo: "¿No ardían nuestros corazones cuando nos explicaba las escrituras?". Y como los peregrinos de Emaús reconocemos al resucitado en la fracción del pan %pan de la Eucaristía y tortilla del comal% como los damnificados de Armenia, todavía expuestos a la intemperie, que repartieron el tamal pisque entre todos y todas.

El teatro de semana santa es real; no es jugar con muñecas y ritos. Como dijo la niña Chave en la vigilia pascual de la parroquia san Francisco de Asís de Mejicanos (los grupos juveniles presentaron dramas de cruces y resurrecciones salvadoreñas), "Siento que Cristo ha resucitado aquí esta noche". Este Jesús que sufrió (como sufrimos) camina ahora con nosotros, y nos levanta el ánimo. Sentimos consuelo y encontramos sentido en nuestros actos de semana santa.

Si Jesús no hubiera resucitado, todo esto sería puro teatro, hasta teatro infantil y alienante. Pero Jesús vive entre nosotros y en nosotros. Por eso, las procesiones, las tradiciones tan sanas del pueblo creyente sirven para que ahí encontremos a Dios, y así nos ayudan a encontrarlo en las demás semanas también. Un Dios cercano, humano, solidario. La semana santa nos ayuda a entrar en el sentido más profundo de nuestras vidas.

Dean Brackley

 

 

 


 

Testimonio sobre la Semana Santa

Estudiantes de la UCA en Semana Santa

En el Centro Pastoral de la UCA se reúnen habitualmente alrededor de cincuenta estudiantes de diversas carreras. Reciben apoyo, formación humana y cristiana. Un buen número de ellos se reunieron después de Semana Santa para reflexionar sobre sus experiencias.

En conjunto la Semana Santa fue una ocasión para salir de la ciudad y encontrarse con la realidad del país, sobre todo en el campo: pobreza, destrucción del terremoto, religiosidad. Dicho en palabras simbólicas, se encontraron con que Semana Santa no es vacaciones en la playa.

El lector podrá leer las diversas experiencias, variadas. Quizás valgan estas frases para resumirlas: "nos ha servido para ponernos la mano en la conciencia", "para poder ayudar", "nos despidieron llorando". Una Semana Santa con los pobres se convirtió en interpelación y buena noticia.

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La Semana Santa me sirvió para reflexionar muchas cosas. Los terremotos han venido a revelar una pobreza extrema en que vive El Salvador. Son pocos los ricos que han acaparado la riqueza del país y somos muchos los pobres, auque nosotros sí tenemos para comer. Eso nos ha servido para ponernos la mano en la conciencia. He visto que esta Semana Santa ha despertado más espíritu en la gente. En el otro extremo hay gente que no valora la vida (José Rafael, Lourdes, Colón).

En el movimiento en que estoy hicimos una encuesta en una comunidad que tenía las casas caídas por el terremoto. En Semana Santa tuve la alegría de ver que ya habían construido las casas, con la colaboración de personas de otros países y también de nosotros. Me dediqué a visitarlos y ayudarlos. Me dí cuenta que ellos no tenían el apoyo que yo había recibido, y traté de hacerles sentir bien de alguna manera (Erick Jesús, Popotlán, Apopa).

Para mí fue muy especial la Semana Santa, estar en mi pueblo de San Bartolomé Perulapía, ver a las personas cercanas que habían perdido su casa. Perdimos la vergüenza y comenzamos a pedir todo lo que fuera necesario y luego lo fuimos a dejar. Me dio muchísima satisfacción ver la iglesia totalmente llena, como antes, y no como ahora en que casi nadie llegaba. Al ver los rostros, ya no se veían tan enojados con Dios por los terremotos. Ya se habían hecho de nuevo su vida y estaban allí, rezando y colaborando en todo lo que podían echándole ganas para todo (Dora Patricia, San Bartolomé Perulapía).

Yo vengo de Las Vueltas y mi experiencia ha sido muy bonita. No había sacerdotes en la comunidad y nos acompañaron dos seminaristas. Todo el trabajo nos tocaba hacerlo, el fuego, el agua... No teníamos iglesia porque con los terremotos sufrió daños y se decidió botarla, aunque ya con la guerra estaba muy mal. Las actividades se hicieron en la calle, y no sólo en el casco urbano, sino en los cantones. Especialmente a mí me llamó la atención que la gente allí no va a las playas. En los pueblos se vive tan lindo la Semana Santa que nadie piensa en salir a las playas (Juana María, Las Vueltas, Chalatenango).

Yo participo en la parroquia la Sagrada Familia de la colonia Las Palmas. Con nosotros está el Padre Dean trabajando. En la comunidad se ha organizado un grupo para celebrar la Semana Santa. Antes no encontrábamos lo central y ahora sí, en las peticiones de cada estación: por las personas afectadas por el terremoto, por los drogadictos, por el medio ambiente, por el maltrato a la mujer. Así hacíamos conciencia en la comunidad. No sólo vamos a vivir de una tradición de sólo cargar imágenes, de hacer alfombras bonitas, sino de centrar nuestro espíritu en lo que Jesucristo verdaderamente quiere. Y otra cosa es el día de la resurrección. Nosotros comentábamos también que la gente no asiste quizás porque hay muchos problemas dentro de la Iglesia. Pero como que esto de la comunidad ha quitado barreras y la gente se acerca más para buscar una cercanía y una hermandad. Personalmente, también me ayudó que fui a Las Vueltas, en Chalatenango, y a San Agustín fuimos a celebrar la misa de Monseñor Romero. Al ver las casas que habían quedado paradas y las que había quedado botadas, eso me ayudó mucho a mí a salir de mí misma (Blanca Lilian, Colonia Las Palmas, San Salvador).

Esta Semana Santa fui de misión con las Hermanas de la Asunción a un cantón de Senseque, San Francisco Aguayo, que queda por las faldas del volcán. Al igual que San Agustín sufrió totalmente y no hay casa de pie. Murió un joven que era el que más motivaba a los jóvenes y a las personas mayores. Allí no hay Padre ni nada, sino que las hermanas fueron las que celebraron, y las personas estaban muy agradecidas porque tuvieron esa oportunidad. Es una gente muy devota y llena de esperanza, aunque saben que además del terremoto en que se les cayeron las casas, tienen el peligro de que con el invierno el pueblo quede inundado porque queda en las faldas del volcán y las quebradas se han tapado. Todavía no saben si los van a evacuar o no. Fue una experiencia que me llenó: el compartir con la gente, la vigilia del sábado y, sobre todo, la despedida. Cuando nosotros nos veníamos no se querían despedir. Toda la gente llorando, y las ancianitas. Algo que también a uno le parte el corazón (Ana Mercedes, La Chacra, San Salvador).

Pertenezco al grupo juvenil Angel de la Guarda de Apopa. Antes de Semana Santa, de otro país nos mandaron unos víveres para que los fuéramos a repartir y que viéramos donde los podíamos dar. Viendo así que en Cojutepeque había una comunidad que no les habían llevado muchos víveres y que estaban muchos niños necesitados, entre todos vimos cómo recogíamos víveres y los llevamos. Todo se había caído y estaba muy polvoso. Vimos una iglesia protestante y que no había ningún culto, y pensamos, con las hermanas, cómo podíamos hacer para que nos prestaran el templo. Yo pensaba que no nos lo iban a prestar, pero la persona que estaba cuidando nos dijo: "aquí las puertas de la iglesia están abiertas", y bien sabían que éramos católicos y que iban hermanas. Me alegró mucho que en ese momento todas las iglesias nos unimos. Pero entre nosotros había gente que, por ser católicos, no querían entrar en esa iglesia. Después hablamos de Monseñor Romero y los de la iglesia protestante no dijeron nada. Al cabo de un rato nos tuvimos que salir porque iban a empezar un culto. Pero fue muy bonito. Con respecto a la Semana Santa, después del terremoto hicimos unas encuestas para poder construir casas con ayuda internacional, y en Semana Santa aprovechamos para inaugurarlas. El miércoles inauguramos unas casas y el sábado también. Total dieciocho casas, nueve en una comunidad y nueve en otra. La gente estaba muy contenta al ver sus casas. Al principio no nos creían porque no creían que alguien llegara, así por así, a ayudarles a hacer casas. Además, les pedíamos las escrituras, y ellos decían que no, que "estos quieren robarnos el terreno". Y es que no se les ocurría que alguien llegase a construrles su casa sin pedir nada a cambio. El sábado de Pascua vi a una de las personas que nos decía que queríamos robarle el terreno. "Ya vio, le dije, que no se lo robamos". "Sí, me dijo, ya veo que todavía existen personas buenas aquí". Fue algo muy bonito. El domingo de ramos, toda la gente con su ramo. Y hay algo que me impresionó mucho, había gente que llevaba un gran ramo de palmas y otras que no llevaban nada. Pues las primeras iban haciendo ramito por ramito y al final todos tenían palmas. El miércoles jugamos en todas las comunidades. Todas las iglesias nos reunimos para tener un momento de recreación. Hubo regalos a los mejores equipos y jugó hasta el Padre que metió tres goles y nadie sabía que jugaba (Wendy Lissete, Popotlán, Apopa)

En Ilobasco tuve la oportunidad de insertarme en las celebraciones de semana santa, y he sacado algunas reflexiones. Por un lado me impresionaba el alto grado de sacrificio que tiene la gente, porque al andar al mediodía el día viernes en el via crucis, tenía ganas de irme. Estaba el sol insoportable y la gente iba con la ropa empapada, pegada al cuerpo, sudando al medio día. Eso me impresionaba. Sólo un hondo sentimiento profundo le puede hacer a uno llegar a ese grado de sacrificio. Y no sólo eso, sino que más noche había una procesión del santo entierro, que procesión de mujeres, que procesión de hombres, después la del silencio, y así un montón de procesiones. Por otro lado, me daba pena qué poquita gente iba a las tres celebraciones litúrgicas: la misa de la cena pascual, el día jueves, la del día viernes y la vigilia pascual. Sí había mucha gente el día sábado, en la celebración en que debería estar la iglesia a reventar, con el coro, con los adornos, con las luces, con los cuetes, pero yo me decía, "si toda esa gente que viene al via crucis el viernes estuviera aquí, eso fuera otra cosa". Los que dirigen la iglesia tienen que dar una catequesis para decirle a la gente cuáles son las celebraciones claves de la semana santa. A veces siento también que la gente se centra más en el aspecto sentimental del Jesús sufriente y descuida la dimensión de la esperanza, la alegría, la vida del Resucitado. Quizás todavía no se ha sabido descubrir a la gente que la Pascua tiene otra dimensión, el paso de la muerte a la vida. Y que hay que celebrar la vida, el Jesús vivo, el Jesús que da esperanza, el Jesús que da alegría de vivir. (Javier, Ilobasco).

 

 


 

 

San Marcos Lempa, Usulután

Quería vivir una Semana Santa diferente a la que he vivido en muchos años, y me fui a San Marcos Lempa, Departamento de Usulután, lugar terriblemente dañado por el terremoto. Las Hermanas de La Providencia, Mónica y María Antonieta, me alojaron con mucho cariño y compartieron conmigo sus experiencias pastorales, el acompañamiento espiritual y moral que han dado a los damnificados de las comunidades de San Marcos Lempa, La Papalota, El Mono y Mata de Piña. Son comunidades muy pequeñas. La gente es sencilla y humilde, pero con un corazón lleno de riqueza y solidaridad.

Las Hermanas están llevando un proyecto de reconstrucción de 30 casas de bloque y cemento. Dice Chabelita, una joven de 17 años del grupo juvenil: "Mi familia tendrá ahora una casa y más segura de la que tenía antes".

Recorriendo las comunidades se puede observar a simple vista que ninguna casa de adobe está completamente buena, todas tienen daños muy serios. En el caso de la señora Vicenta, han hecho un dormitorio en el patio, pues su casa está bien agrietada. Hay mucha gente en estas condiciones. Otras cuentan con el apoyo del servicio jesuita para la construcción de una casa provisional. Vayamos ahora a la semana santa.

El miércoles santo los jóvenes ya preparaban con mucha devoción los cantos y las lecturas para la misa de Resurrección y también una estación para el viacrucis. Manifestaban sus derechos, sus derechos a tener una educación, respeto, diversión y oportunidades de trabajo. Los niños y niñas participaron en otra estación. Exigieron ser respetados, y pidieron al señor crucificado no ser maltratados y abusados sexualmente, poniendo como ejemplo a la niña símbolo de El Salvador Katy Miranda.

El jueves santo en la misa del lavatorio de pies todos los grupos de las comunidades presentaron un "ayuno económico" %en la línea de Isaías%, es decir en ayudar al débil. Para obtener los fondos realizaron ventas de pupusas, carreras de cinta y otras tantas cosas. El dinero que recolectaron está destinado a la construcción de una casa a la persona más necesitada de estas comunidades. El lavatorio de los pies lo realizaron a doce miembros de las diferentes comunidades, a los que se les está construyendo su casa.

El viernes santo a las 7 de la mañana dio inicio el santo viacrucis desde la comunidad de Mata de Piña hasta la iglesia de San Marcos Lempa. Durante el viacrucis se hicieron estaciones enmarcadas a las tristes caídas que sufrió el Señor en el camino, y se compararon con tres caídas de nuestros días. La primera fue la guerra que dejó heridas profundas a familias enteras dando testimonio de lo mucho que habían luchado por un mejor bienestar pero que hasta la vez no habían conseguido nada. Una segunda caída fue el Mitch que destruyó sembradíos, casas y todos sus animales. Una tercera fue el terremoto que sin mucha contemplación desplomó en segundos sus casas.

Ahí terminó mi experiencia. Luego me enteré que el sábado celebraron el agua, el fuego, el cirio pascual y la resurrección del señor.

Zulma

 

 


 

 

JUEVES SANTO

Yo le pido al Señor que en esta Eucaristía en que estamos celebrando la Ley de la Nueva Alianza, todos ratifiquemos la Alianza con él y que nuestro propósito sea cumplir esa ley que marca a los verdaderos aliados con Dios. Sólo el que ama vive la Alianza con el Señor. El que no ama no debe llamarse cristiano. La alianza tiene una ley que Cristo la ha dictado en esta noche "en esto conocerán que sois mis discípulos". Ojalá, hermanos, que todos salgamos en esta noche con esa marca del Señor, del amor. Y sepamos perdonar y sepamos amarnos y sepamos celebrar en este Jueves Santo, la gran reconciliación que necesita nuestra patria. Así sea… (Mons. Romero).

 

"Mi Cuerpo es Comida"

MIS MANOS, esas manos y Tus manos

hacemos este Gesto, compartida

la mesa y el destino, como hermanos.

Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.

Unidos en el pan los muchos granos,

iremos aprendiendo a ser la unida

Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.

Comiéndote sabremos ser comida,

El vino de sus venas nos provoca.

El pan que ellos no tienen nos convoca

a ser Contigo el pan de cada día.

Llamados por la Luz de Tu memoria,

marchamos hacia el Reino haciendo Historia,

fraterna y subversiva Eucaristía.

Don Pedro Casaldáliga

 

 

VIERNES SANTO

La humanidad doliente… ¡Qué bien se identifica Cristo con el sufrimiento de nuestro pueblo! Así parecen clamar muchas cosas, muchos tugurios, muchos en las cárceles y en el sufrimiento, muchos hambrientos de justicia y de paz. "¡Dios mío, Dios mío¡, ¿Por qué me has abandonado?" No nos ha abandonado. Es la hora en que el hijo de Dios va pasando con toda su carga de pecado por la obediencia que Dios le pide para poder perdonar esos pecados de la humanidad, de donde derivan todas las injusticias, todos los egoísmos. (Mons. Romero)

 

"¿Por qué me has abandonado?"

LOS MUERTOS piden paz inútilmente:

somos hijos y padres de la guerra.

Piden en vano credencial de gente

los muchos condenados de la tierra.

Moloc yergue su altar y su pantalla

sojuzgando señor el mundo entero.

Calla, de miedo, la verdad. Y calla

degollado el amor, como un cordero.

Y Tú, ¿no dices nada?, ¿no te enteras?,

¿pides más cruz aún?, ¿más sangre esperas?,

¿no sabes imponerte, Amor frustrado?

¿Qué más le exiges a la pobre fe?

¡Dios mío y nuestro y de Jesús: ¿por qué

una vez más nos has abandonado?!

Don Pedro Casaldáliga

 

SABADO DE PASCUA

Esta noche, es una noche de fidelidad ante aquel que me mostró la fidelidad hasta la muerte. ¡El sí me amó! Y, aun cuando el amor le costó la muerte de cruz, no tuvo miedo y se entregó por mí. "Ya no vivamos para nosotros %dice san Pablo%, vivamos para aquel que murió y que ha resucitado también". "Porque el que pierde la vida por mí, la encontrará. El que cree en mí y me sigue, no morirá nunca, tendrá vida eterna". Y esta noche de la Resurrección el cristiano comprende la grandeza de su fe, de su esperanza, de poner en Cristo toda su fuerza, todo su amor. (Mons. Romero)

"¿Donde está, oh muerte, tu victoria?"

¿DONDE está tu victoria, muerte extraña?

¿Dónde está tu derrota, muerte amiga?

Nos llevas, te llevamos, en la entraña,

grano en tu surco, de tu surco espiga.

Juntos crecemos. Tú hacia el ocaso,

cumplida la misión que nos fecunda.

Nosotros hacia el día, por el "paso"

de tu garganta abierta. La profunda

soledad de tu abismo se ha llenado

con el grito de Dios crucificado,

con tu muerte en Su muerte redentora.

¡Victoria derrotada en Su agonía,

oh hermana temporal, vientre del Día,

umbral de los "levantes de la aurora"!

Don Pedro Casaldáliga

 

 

 


 

 

Semana Santa en La Colina

La Colina es el símbolo de la tragedia del terremoto, y también de la codicia cruel de los seres humanos, que con frecuencia prefieren ganar dinero a respetar la vida de las personas.

El 13 de enero centenares de casas y personas quedaron soterradas. El domingo de Pascua, en un acto muy emotivo y muy significativo para los creyentes de Cristo. se celebró una Eucaristía en la explanada que quedó después de retirar los escombros. La presidió el Arzobispo de San Salvador, Don Fernando Sáenz Lacalle con todos los sacerdotes de la Vicaría. Muchísima gente, alrededor de seis mil personas, se juntaron para rezar, llorar y sacar esperanza.

El panorama era sombrío: escombros, chatarra de vehículos y pisos polvorientos de las viviendas arrasadas. Se veía también una enorme nube gris que parecía desprenderse de la cordillera rumbo al volcán de San Salvador. Se veía muy de cerca el inmenso corte entre la montaña, dantesco y amenazante.

El Arzobispo comparó La Colina a El Calvario. "Si no tuviéramos la luz para entender la muerte de Cristo, tampoco entenderíamos lo que pasó aquí". Y después alabó al pueblo salvadoreño: "Por todo el mundo han visto que tenemos fe y esperanza".

La gente, a la vez, sollozaba y se daban ánimos. "Aquí viví yo con mi familia", decía la señora Dominga que perdió a su padre y a dos nietos allí en La Colina". Teresa Ponce lloraba en silencio: "Aquí vivieron mis compañeros de trabajo, espero que un día ellos resuciten". Jesús Rosales leía un pasaje de la carta de san Pablo a los Colosenses: "La paz de Dios gobierne nuestros corazones, y seamos agradecidos". No había perdido ningún familiar, pero quería mostrar su solidaridad con todos los que perdieron a sus seres queridos.

La Eucaristía del domingo de Pascua no devolvió a los muertos a la vida, pero serenó y animó a sus familiares. Ahora éstos esperan exhumar los cadáveres para poderlos identificar y darles cristiana sepultura. Los familiares no tuvieron tiempo para reconocer a sus parientes debido al estado de descomposición en el que fueron encontrados, y las autoridades los sepultaron en una fosa común antes que ningún familiar los reclamara o reconociera para evitar epidemias. Las autoridades aseguran que se hará la exhumación, pero todavía los familiares tendrán que tener un poco de paciencia.

* * *

El papa Juan Pablo II pidió que la colecta en la misa crismal, que se ofició el jueves santo en la Basílica de san Juan de Letrán, sea destinada a los damnificados de los recientes terremotos en El Salvador. Al comunicar la noticia, el arzobispo de San Salvador añadió: "El pueblo salvadoreño está cargando la cruz del calvario. Esperamos que el pueblo salvadoreño resurja de entre los escombros".

 

 


 

 

Tercer aniversario de Mons. Juan Gerardi

El 28 de abril se celebra el tercer aniversario del asesinato-martirio de mons. Juan Gerardi. En el próximo número informaremos de cómo se ha celebrado y también del juicio que se sigue a sus presuntos asesinos. Ofrecemos ahora unas bellas palabras de Mons. Julio Cabrera que recogen la vida, la misión y el martirio de Mons. Gerardi

 

En esta misma catedral, Monseñor Juan Gerardi presentaba el Informe GUATEMALA, NUNCA MAS. Ese grito nacido desde el fondo del corazón de tan numerosas víctimas ya ha recorrido el mundo entero mostrando la crueldad del conflicto armado interno padecido en esta tierra y ha inspirado iniciativas valiosas en varios continentes.

La verdad que las víctimas sacaron a luz, hizo que el odio se desatara y desbordante acabara con la vida del inspirador del proyecto. Quuisieron acallar su voz, pero más que silenciarla la han multiplicado, quisieron ocultar la verdad pero ésta se abre camino por sí misma, quisieron acabar con una vida solidaria con el pueblo que sufre, pero ella sigue inspirando nuevos compromisos en favor de la verdad y la paz.

A Monseñor Juan Gerardi le sucedió como a Jesús: su misión a favor de la vida y dignidad de las personas, sobre todo, de los más pobres y sufridos, lo llevó a la muerte, minuciosamente preparada. Se perpetró su muerte y se planificó la impunidad. Más el final %lo sabemos, es la buena noticia de la Pascua% no se escribe en un sepulcro, sino que se proclama con la acción más liberadora de todas: ¡Jesús ha resucitado!

(Homilía del 28 de abril de 2000)

* * *

"La paz no podrá ser realidad si, ante todo, no buscamos al hermano en una actitud de encuentro y de reconciliación. Esta reconciliación va más allá de los tratados y de los acuerdos firmados entre las partes en conflicto. Nos lleva a la reconciliación del hombre con Dios en Cristo y que es la fuente y modelo de toda reconciliación". (Monseñor Girardi).

 

 

 


 

 

Capitalismo cruel.

El proceso de la vergüenza

Con toda justicia se le ha llamado "el proceso de la vergüenza". Es el juicio celebrado en Sudáfrica por la denuncia presentada por multinacionales farmacéuticas contra el Gobierno de aquel país que pretende favorecer la fabricación de productos facmacétucos a precios asequibles para tratar enfermedades como el Sida.

Un periódico explicaba así la noticia: "La industria farmacéutica mundial, representada por 39 empresas, ha demandado al Gobierno de Sudáfrica por una ley de 1997 que permite a compañías locales fabricar fármacos genéricos o comercializar productos adquiridos en Brasil o India más baratos que los convencionales. Esta ley choca con las normas de la Organización mundial del Comercio (OMC)".

Las empresas dicen que es necesario mantener las normas de la OMC que reconocen su "derecho" a la patente comercial de los medicamentos durante 20 años, porque eso es lo que garantiza medicamentos de calidad. El Gobierno sudafricano, con la ley que no ha podido entrar en vigor, pretende que sea posible el acceso a los medicamentos con un coste muchísimo más bajo. Con ello se intenta pasar de tratamientos que cuestan por persona y año, con los precios que imponen las industrias, alrededor de 10 mil dólares, a tratamientos que cuestan 500 dólares. Veinte veces menos.

Es decir, el conflicto es muy importante. Y muy ilustrativo de lo que es la OMC (la farsa que representa frecuentemente la pretendida defensa de la libertad de mercado que, muchas veces, no es otra cosa que defender la posición de dominio de algunos en el mercado). Como lo es de lo que significa que la salud se haya convertido en un negocio. Una ley como ésta significa una brecha por la que puede comenzar a resquebrajarse el monopolio de las empresas y colarse otro tratamiento de la salud. Eso no conviene al negocio, porque los medicamentos se pueden vender muchísimo más baratos.

El motivo concreto es el tratamiento del Sida. Sudáfrica es uno de los países con mayor número de casos; cada día se contagian 2.000 personas, y mueren 5.000 a la semana. Pero la trascendencia del conflicto va mucho más allá. Para los empobrecidos es vital poder acceder a medicamentos mucho más baratos, contra el Sida y contra otras muchas enfermedades.

A estas empresas que reclaman su "derecho" les podríamos regalar, para que lo colgaran en los despachos de sus directivos, en las salas de reuniones de sus consejos de administración, y acompañando fotografías de los cuerpos maltratados por la enfermedad, en lugar bien visible, una reproducción enmarcada de las palabras que allá por el siglo IV dijo Basilio de Cesarea refiriéndose a quienes veían a la gente morir de hambre y no hacían nada:

"El que pasa indiferente ante esos cuerpos, ¿de qué castigo no es digno?, ¿acaso le queda algún otro colmo de crueldad que contemplar?, ¿no es digno de ser contado entre las fieras mas inhumanas, de ser mirado como un criminal y un homicida? Sí, el que tiene facultades para socorrer ese mal y lo difiere por avaricia voluntariamente, ¡que sea con toda justicia considerado como homicida!".

 

 


 

 

La Pascua de los pueblos. Marcha por la paz (I)

Butombo, Congo, 24 de febrero - 4 de marzo

Periódicamente ofrecemos en esta Carta a las Iglesias relatos, testimonios y reflexiones sobre Africa, continente mártir, pueblo crucificado y esperanzado. Es una pequeña muestra de solidaridad entre los pueblos pobres. Hoy en tiempo pascual ofrecemos el relato de una %inesperada, arriesgada y celebrada% marcha por la paz en el Congo.

El continente africano pasa por una tragedia a la que no se ve fin, especialmente en la región del Congo. Este país atraviesa, quizás, la situación más grave de su historia. Dos guerras sucesivas en el espacio de cuatro años han provocado una pauperización de la población casi extrema. Aproximadamente un millón setecientas mil personas han muerto directa o indirectamente por los efectos de la guerra. Hay dos millones de desplazados en el interior y un millón de refugiados en el extranjero. Desde un punto de vista económico el país alcanzó en 1999 %situación que se ha agravado% un crecimiento negativo del -14.7%. A esto hay que añadir la partición del país en cinco pedazos, administrados por grupos rebeldes, apoyados, a su vez, por fuerzas extranjeras, sobre todo ruandesas, ugandesas y burundesas. Y, además, la falta de un ejército republicano en la zona que controla el gobierno de Kinshasa, lo que le obliga a depender militarmente de Angola, Zimbabwe y Namidia.

Y esto ocurre en medio de la indiferencia generalizada, sobre todo en el primer mudo, como si no pasase nada. Pueblos enteros, extremadamente cansados por tanta violencia y saqueo, se sienten abandonados. Desde una resistencia no violenta asombrosa, ahora se han unido para gritar: BASTA YA, QUEREMOS LA PAZ.

Del 24 de febrero al 4 de marzo tuvo lugar en Butombo, región de Kivu Norte, Congo, una Acción Internacional No Violenta por la Paz en Africa, y allí llegaron unas 300 personas provenientes de Europa, Italia, España, Alemania, Francia, Bélgica y Suecia, con el apoyo de miles de europeos y gran cantidad de grupos y asociaciones que apoyaron la iniciativa. Como peregrinos de la Paz, los participantes han querido participar en el Simposio Internacional por la Paz en Africa, organizado por la Sociedad Civil de Bukavu y de Butembo y por las Iglesias Católica y Protestantes de la región del Kivu y manifestar su apoyo al pueblo congoleño, víctima de una ocupación militar extranjera, que está luchando por la defensa de la libertad y de la democracia, desde una resistencia activa no violenta y el respeto de los derechos humanos

Con esta acción se quiere caminar con este pueblo que sufre y resiste, denunciar el silencio cómplice en el Norte, el saqueo de las inmensas riquezas a costa de violencia y muerte de las poblaciones, y hacer presión sobre las instituciones en donde se toman las decisiones. Se trata de "globalizar" la solidaridad desde el sur y mantener la esperanza de que otro mundo es posible.

Antes del viaje a Butembo, en Bolonia, Italia, se tuvieron dos jornadas preparatorias para los 300 participantes. Melkisedek Sikuli, obispo de Butembo, dijo a su llegada estas proféticas palabras:

Será la primera vez que se verá en la zona un grupo de blancos tan numeroso y tan unido. Será un acontecimiento del todo singular y un momento histórico, porque el motivo de tal encuentro es muy importante: la Paz y la Solidaridad... Toda la ciudad os espera porque en Africa nos sentimos muy solos en reclamar la paz y pensamos que quien vive en otro país no puede sentir la urgencia de la paz. La gente no ha querido esta guerra. La verdad es que es una guerra importada. ¿De dónde se sacan las armas? ¡En los países implicados en esta guerra no hay industrias militares! Sin duda alguna, no merecemos este destino. Para nosotros, vuestra presencia será mucho más significativa que muchos discursos pronunciados en la sede de la ONU... Vuestra misión en la región del Kivu es un verdadero y real acontecimiento político, el más importante para Congo después de los Acuerdos de Lusaka, firmados en julio de 1999.

La iniciativa de esta acción solidaria la generó la sociedad civil de Bukavu, Rep. Dem. Del Congo, a donde llegaron, huyendo, cientos de miles de refugiados cuando las matanzas en Rwanda, viviendo en situaciones de miseria y crueldad que desafían la imaginación. El mes de abril de 2000, la Asociación italiana, "Felices los constructores de Paz", recibió el llamado: "Estamos organizando una serie de manifestaciones a favor de la Paz y los Derechos Humanos. Queremos que sean encuentros ecuménicos de oración, ponencias y manifestaciones culturales".

Se han necesitado diez meses de sensibilización, organización y negociación con las autoridades militares locales, para llevar a cabo este acontecimiento histórico. A última hora las autoridades militares de Bukavu se negaron a dar el permiso de entrada a los europeos, y los organizadores se decidieron por tener el simposio en la ciudad de Butembo, ocupada también por otro ejército extranjero. Con la mediación del obispo Mons. Sikuli, de los representantes de la sociedad civil y religiosa y del rector de la universidad, pocos días antes de salir de Italia, se consiguió la autorización.

El simposio ha sido un excelente ejemplo de diálogo abierto y sereno, a pesar de la complejidad y la gravedad de la situación. En él participaron unos 400 congoleños, de tendencias políticas a veces opuestas y que, sin embargo, han dado prueba de saber hablar y escucharse en un clima de profunda tolerancia. Es más, los que hasta entonces eran "enemigos de guerra" se han hablado como entre hermanos. Los 300 participantes europeos tuvieron la suerte de ser testigos oculares del milagro que estaba ocurriendo. El final fue impresionante, y mas allá de todas las expectativas. Veamos brevemente la cronología de los hechos.

25 de febrero. Llegan los 300 participantes al aeropuerto de Kampala, Uganda.

27 de febrero. Después de dos días de viaje largo y duro, al llegar a Butembo descubren asombrados la gran acogida popular, que les acompañará todos los días del Simposio. La situación de pobreza, inseguridad, violencia y miedo, no ha impedido que la ciudad se vistiera de fiesta. La extraordinaria vitalidad, el calor humano y el deseo profundo de paz de la población, han llenado de asombro, literalmente, a los "peregrinos de la Paz", que recorrieron a pie los últimos 3 kilómetros entre dos grandes filas calculadas en 200.000 personas. Los acogieron, rodearon y acompañaron con el grito unánime de: ¡Queremos la Paz! ¡Queremos la libertad! ¡Queremos la dignidad!

El obispo Sikuli con voz firme recordó en el saludo que el simposio es "una providencia y una apuesta porque su objetivo es hacer guerra a la guerra con la no violencia". Hubo aplausos sin fin cuando dijo:

Hay que poner presión sobre las autoridades internacionales para que se garantice la integridad territorial del Congo, los derechos humanos de la población, la libertad de todos y la justicia. Hay que cambiar las relaciones de fuerza en "la fuerza de las relaciones".

Recordó con emoción a "todos los mártires de la paz, las innumerables víctimas de la guerra, la situación trágica de 200.000 desplazados, el drama de las mujeres violadas, de los pueblos quemados, de la justicia sumarísima". Sobre todo insistió en que "la desgracia del Congo es ser un país rico que suscita la voracidad de los Países del Norte y de los 'señores locales' de la guerra, y denunció con fuerza la hipocresía de las Organizaciones Internacionales". Lanzó también un llamamiento para "la liberación y recuperación de los niños soldados, realidad muy grave y extendida en Africa".

Seguidamente el sacerdote José Gwanwanya, administrador diocesano y miembro de la coordinadora de la activa "sociedad civil" de Bukavu, expresó la esperanza del inicio de nuevas relaciones entre personas y asociaciones de distintos países que puedan llevar a las transformaciones necesarias.

Así mismo el Presidente de la Iglesia de Cristo en Congo, Kuye Ndondo, fue muy aplaudido cuando afirmó, con valor, que "los rwandeses, burundeses y ugandeses son nuestros vecinos y no nuestros agresores, pero les pedimos que se queden en su tierra, que dejen en paz al Congo y seguiremos queriéndonos como amigos".

Finalmente un miembro de la coordinadora de la marcha, don Albino Bizzoto, leyó una carta en nombre de los 300 europeos, comenzando con el saludo congoleño, "¡Jambo!". Recordó además cómo hasta el último momento habían experimentado el riesgo de verse esfumada la posibilidad de llegar. Un larguísimo aplauso resonó tras la petición de perdón por las culpas de Occidente relacionadas con la colonización de antes y la opresión de hoy por parte de los grupos internacionales del poder económico y político.

28 de febrero. El segundo día del simposio tomaron la palabra diversos grupos, asociaciones y comunidades. Por primera vez se iniciaba un diálogo abierto y respetuoso de cara a la reconciliación entre los distintos grupos que están luchando en el este del Congo por el predominio sobre la zona. Además hubo trabajos en talleres con la población local sobre temas como: los derechos humanos, la situación de la mujer, la educación de la juventud, el conflicto, el ecumenismo... Se organizó también un partido de fútbol entre un equipo local y otro de los "peregrinos de la paz", formado en gran parte por periodistas italianos. Ganaron los locales 8 a 0. También hubo actividades musicales con jóvenes, animaciones recreativas con niños, visitas a la mezquita y otros actos religiosos.

Sobre un gran mural, todo él pintado con símbolos de paz y de diálogo, pusieron su firma los representantes de los países que estaban allí representados, Italia, Francia, Suecia, Congo, Zambia, Estados Unidos, España, y todas las asociaciones e instituciones presentes en el Simposio. Un representante del Alto Comisariado de los Derechos Humanos de la ONU, traía un mensaje personal de la Sra. Mary Robinson, presidenta de dicho organismo. También envió una carta de apoyo el Presidente de la Coordinadora de todas las Conferencias Episcopales de Africa Negra y arzobispo de Kisangani.

1 de marzo. El tercer día se vivió en Butembo una jornada extraordinaria, verdaderamente histórica, no sólo para la ciudad, sino para el Congo y para todos los países de Los Grandes Lagos, que están implicados en una guerra internacional sin final y sin sentido. Por todas las calles y senderos de la ciudad se realizó la gran Marcha por la Paz en la que participó toda la población. El acto final tuvo lugar en la gran explanada frente a la catedral.

Lo más impresionante y el verdadero éxito de toda esta iniciativa de paz, sólo apareció en plenitud al final de la celebración ecuménica, el último día, cuando el líder de la coalición política del Frente de Liberación del Congo, tomó la palabra y dijo:

Pido perdón... Pido perdón por todas las atrocidades, violencias y saqueos cometidos por mis soldados... Ordeno que los militares en Kiondo, Musienene y Maboya se retiren a los cuarteles de Beni.

Profundamente emocionado, uno de los organizadores comentó inmediatamente:

Nunca había ocurrido hasta hoy que un líder africano haya pedido perdón a su pueblo... Esta es la primera vez que un movimiento no violento consigue de inmediato un resultado político de tal envergadura. Desde el comienzo hasta el final, esta acción por la paz ha tenido un crescendo inesperado de sorpresas positivas y de grandes emociones. ¡Ha sido un verdadero milagro!

En un contexto de oración ecuménica se dio lectura al documento final del simposio, reconociendo así que la Paz no es sólo el fruto de los esfuerzos humanos, sino que es sobre todo don del único Dios y Señor de la Paz. Del manifiesto final entresacamos los siguientes párrafos:

Nos hemos reunido para apoyar la búsqueda de voces, personas y medios hacia un proceso de reconciliación y de pacificación en esta región de los Grandes Lagos. Hemos escuchado distintas voces y distintos puntos de vista, pero siempre en un espíritu de escucha y de recíproca comprensión. Podemos decir que en estos días, aquí en Butembo, se ha iniciado ya un verdadero diálogo entre naciones vecinas y entre congoleños... Pensamos que es el momento para que cada uno de nosotros asuma sus responsabilidades para construir la paz tan esperada y deseada.

En ese contexto Jean Pierre Bemba dio la sorpresa alegre y esperanzadora para el futuro: su petición de perdón por la violencia de sus soldados y la orden de cerrar tres campos militares, situados en los alrededores de Butembo. Un enorme estruendo popular siguió a sus palabras, en las que pedía la paz. En los ojos y en el corazón de todos quedará grabada por siempre la imagen de ese "señor de la guerra" que aceptó llevar sobre sus espaldas la bandera con los colores del arco iris y símbolo de la paz. Un africano decía que estaba presenciando un acontecimiento que será transmitido a las generaciones futuras por sus importantes consecuencias en la historia del pueblo.

La iniciativa por la paz acción logró sus objetivos. El grupo de los 300 participantes europeos, pocos minutos antes de emprender el vuelo de vuelta a Europa, entregaron al embajador de Italia en Kampala un documento:

Nos ha sorprendido a todos la libertad y la dignidad con las que han expresado su pensamiento y su opción política personas que viven en una situación de guerra, arriesgando hasta su propia vida... Se puede decir que "los enemigos" han aprovechado la ocasión para conocerse mejor y expresar sus distintas opiniones con respeto a todas las personas. Sin embargo, la situación es difícil y sabemos que muchos de los participantes han sido ya objeto de amenazas e intimidaciones... Por eso, sentimos la necesidad de enviar un grito de alarma a las instituciones políticas internacionales, a los gobiernos y a las organizaciones de defensa de derechos humanos para que sigan velando atentamente por la seguridad de las personas que han participado en el simposio y de sus familiares... Garantizar su seguridad es el primer paso en el camino de la paz.

Los comités de solidaridad con Africa terminan esta información con las siguientes palabras:

Con esta información queremos romper el silencio cómplice y la manipulación de la información sobre el drama de los Grandes Lagos, y del Congo en particular, por parte de la comunidad internacional y de los medios de comunicación. Deseamos dar voz a quienes no la tienen y ser sus altavoces. Les invitamos a unirse a nosotros en esta tarea de información y de presión política sobre instituciones nacionales e internacionales, gobiernos y administraciones, para que se comprometan más en el camino de la paz por medio de la abolición de la deuda externa de los países más pobres, la prohibición del comercio de armas y unas relaciones comerciales más justas.

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Después de escritas estas líneas hemos recibido la siguiente enformación. Después de la reunión, en la región de Butombo ha aumentado la represión. Están matando a la población civil, quemando aldeas, saqueando las pobres pertenencias de las gentes. En alguna parroquia han maltratado a los sacerdotes, y no se sabe con certeza si han matado. Los invasores, en este caso de Uganda, están violando los acuerdos que firmaron en la mesa de diálogo.

El objetivo es saquear las minas tan abundantes, sobre todo, de coltan, oro y maderas preciosas. Como empieza a haber presión internacional para que se retiren, están agotando al máximo el saqueo y las matanzas. Mucha gente tiene que huír de sus pueblos.

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La FAO subsahariana se enfrenta en el 2001 a un empeoramiento de la situación alimentaria, con 16 países en situación de crisis por escasez de alimentos y 28 millones de peronas dependientes de la ayuda exterior para sobrevivir, según un informe dado a conocer el 9 de abril, por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La organización subraya que es necesaria la asistencia continua en todos los países de Africa Oriental y en la región de los Grandes Lagos, así como en Angola, Guinea, Liberia, Somalia y Sierra Leona. Se prevé un grave descenso en la producción de alimentos en el sur de Africa a causa, sobre todo, del mal tiempo, en algunos casos, como el de Kenia, debido a la prolongada sequía y en otros por las lluvias torrenciales.

Los conflictos armados siguen interfiriendo en la producción de alimentos en siete países de la región. El informe alerta en especial de la situación en Liberia, Ruanda, la República Democrática del Congo y Sierra Leona, países que necesitarán ayuda financiera constante para restablecer sus sectores agrícolas. La FAO considera desoladoras las perspectivas en la República Democrática del Congo, donde se encuentran dos millones de desplazados internos y más de 300.000 refugiados procedentes principalmente de Angola.