Carta a las Iglesias, AÑO XXI, Nº473, 1-15 de mayo de 2001

 

Madres de la patria

INDICE

EDITORIAL: "El problema más grande de Guatemala es la impunidad", Mons. Gerardi

REALIDAD NACIONAL: Trabajadores y empresarios

ENCUESTA: Casi el 40% piensa que el terremoto es de origen divino

COMENTARIOS: Madres de la patria

IGLESIA CENTROAMERICANA: ¡Cristo vive y es nuestra esperanza!

COMENTARIOS: ¿"Medios de comunicación social" o "Medios de propaganda social"?

REFLEXIONES: América Latina 2001. Análisis de coyuntura (I)

INMEMORIAN: Ha muerto el Padre Fabíán Amaya

 

 

 

"El problema más grande de Guatemala es la impunidad", Mons. Gerardi

El 26 de abril la Conferencia Episcopal de Guatemala publicó un Comunicado que el lector podrá leer en las páginas centrales de este número de Carta a las Iglesias. Es un documento lúcido y grave, que mueve a la reflexión también en nuestro país. En él se recuerda a Mons. Gerardi, asesinado hace tres años, y sobre su recuerdo queremos decir unas breves palabras.

Monseñor Gerardi soñaba con una país distinto, y ese nuevo país pasaba, entonces como ahora, por el reconocimiento de la verdad del pasado. Eso es lo que pretendía Mons. Gerardi con la publicación del Informe REMHI. Sobre esa verdad se hace posible la reconciliación, el perdón y la solidaridad. Y esa verdad es también la que devuelve lo que a nadie se le puede quitar, ni siquiera después de muerto: la dignidad. La verdad devuelve dignidad, en este caso sobre todo a los miles de indígenas oprimidos, despreciados y asesinados de la sociedad guatemalteca.

Por ese amor a la verdad que defiende a las víctimas, Mons. Gerardi luchó contra la impunidad, y dijo frases memorables que resuenan hasta el día de hoy como denuncia de una sociedad que quiere seguir haciendo oídos sordos y como esperanza de que el mal y el crimen no tienen la última palabra. En la sede de la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra decía en 1992:

"Quiero enfatizar el problema más grave de Guatemala: la impunidad en las violaciones de derechos humanos. Esta situación tiene una expresión de fatalidad muy honda en la vida de los guatemaltecos. Es un muro levantado entre el Estado y la Sociedad".

Dos años después volvía a decir en Ginebra:

"Debo reconocer que me embarga una profunda tristeza al recordar la larga lista de víctimas de violaciones a los derechos humanos, que he tenido que mencionar antes esta Comisión, cuyos autores continúan en la impunidad".

La impunidad ha tomado diversas formas: silencios, mentiras, asesinato de testigos, amnistías precipitadas y encubridoras. En el caso de Mons. Gerardi toma ahora la forma de un juicio, que no parece tener fin, lleno de obstáculos y sin voluntad de verdad. Expertos y conocedores de cómo se manejan estos casos están convencidos de que lo que se pretende en definitiva es exculpar a dos militares e inculpar a un sacerdote, sea cual fuere la responsabilidad de éste. Los militares serían, como dice Mario Benedetti, "los perdonados de siempre". Y lo que en verdad se pretende es que –pasado el tiempo– los militares ofrezcan un rostro amable, civilizado, como si nada hubiera pasado ni nada hubieran hecho. Y es que los militares latinoamericanos, en Centroamérica y en Sudamérica, como la derecha en general, piensan que el tiempo está a su favor. Y así parece ser, aunque de vez en cuando se lleven un susto, como con lo ocurrido con Pinochet. Esta es la ironía en el caso de Mons. Gerardi: que quede en la impunidad el asesinato de quien luchó contra ella aun a costa de su vida.

En El Salvador estamos en una situación parecida. El caso de Monseñor Romero sigue sin verdad. Lo que ahora hacen con el caso jesuitas es dejar que pase el tiempo. Los jesuitas son persistentes, pero siempre hay triquiñuelas –ahora en el ámbito de la legalidad– para ir lavando el rostro de los militares. Y si éstos se han comportado bien después del terremoto –de lo cual nos alegramos– mucho mejor. Es impresionante como se cancela el pasado.

En noviembre del año pasado los generales Guillermo García y Eugenio Vides Casanova fueron absueltos de toda responsabilidad en la captura, violación y asesinato de las cuatro religiosas norteamericanas en un juicio que a muchos pareció injusto. Y se fue lavando la cara de los militares, aunque no del todo. Para el 7 de mayo de este año estaba anunciado un nuevo juicio contra ambos por torturas a manos de la Guardia nacional a cuatro salvadoreños, Juan Romagoza Arce, Neris González, Carlos Mauricio y Jorge Montes, que viven ahora en Estados Unidos.

Romagoza, un doctor, dice que Casanova estuvo dos veces en su celda durante los 23 días en que estuvo detenido. Sus manos quedaron tan dañadas que no puede ejercer la cirujía. Ahora dirige una clínica para el tratamiento del sida en Washington. Carlos Mauricio era profesor de la universidad nacional, fue secuestrado y torturado por miembros del ejército. Jorge Montes, agente de pastoral, fue golpeado y drogado por soldados. Neris González, católica laica, fue secuestrada, detenida, golpeada brutalmente y violada por miembros de la Guardia Nacional cuando tenía ocho meses de embarazo. A los dos meses de nacer, su hijo murió por causa de los golpes a la madre.

No se sabe que pasará en el caso Gerardi y en el de los cuatro salvadoreños. Pero podemos terminar con tres reflexiones.

La primera es que las violaciones graves de derechos humanos se parece a los terremotos: siempre ocurre "lo mismo" a "los mismos". En las grandes aberraciones de nuestros países (casi) siempre han estado implicados militares –aunque a veces no sólo ellos– y (casi) siempre han encontrado cómo salir del paso.

La segunda es que nada tenemos en contra de la reconciliación, y nos alegra la mejoría en su comportamiento. Ojalá eso lave el rostro de tantas abominaciones cometidas en la realidad. Pero, como en el evangelio, se nos ocurre que, para ser perfectos, que decía Jesús, una cosa les falta: "reconocer sus crímenes del pasado y pedir perdón por ellos". Muchas veces lo hemos dicho: la dificultad mayor para la reconciliación es que no se dejan perdonar.

La tercera es que por qué volvemos a estas cosas cuando muchos dicen que mejor sería dejar al tiempo sanar heridas. La ocasión, en este caso, son los tres años de uno de los asesinatos más inicuos: el de Monseñor Gerardi. Pero más allá de la ocasión está la razón: es inútil querer humanizar a un país sobre la mentira. Pragmáticos e ilustrados habrá que lo pongan en duda y lo vean como un bien –o necesario mal menor. Pero los mejores, muchos de los cuales fueron ellos mismos víctimas, Mons. Romero, Ignacio Ellacuría, Mons. Gerardi, nunca pactaron con la mentira y la impunidad y nunca pactarían hoy. Está en juego en ello no sólo el progreso y la globalización, ni siquiera la democracia, sino la civilización, la humanización y la decencia.

 

 

 


 

 

Trabajadores y empresarios

La marcha del 1 de mayo. La historia volvió a repetirse. Los trabajadores se manifestaron el 1 de mayo y protestaron por las medidas económicas del gobierno, por la dolarización y por el alto costo de la vida.

"Dale que la marcha es lenta, pero sigue siendo marcha", dice una de las clásicas canciones que suenan en las marchas populares. Este año, además de canciones, hubo una serie de hechos que enturbiaron la marcha: quema de llantas y casetas telefónicas, interrupción del tráfico, pintas en las paredes, consignas y hechos de violencia. La Plaza de Las Américas, la Plaza Libertad, la Iglesia El Rosario y las calles de San Salvador se convirtieron, de nuevo, en testigos de las protestas de los trabajadores. Entre ellos estaban altos dirigentes y diputados del FMLN, sindicalistas y supuestos estudiantes de la Universidad Nacional. La marcha produjo daños a la propiedad privada y también al patrimonio municipal.

Las reacciones, como es natural, no se hicieron esperar. Los primeros en protestar fueron los propietarios de los inmuebles manchados con consignas antidolarización. De igual manera, el párroco de la Iglesia El Rosario manifestó su rechazo a los manifestantes, puesto que la Iglesia fue tomada sin ningún permiso.

Los diputados del FMLN dijeron no tener la culpa de lo ocurrido durante ese día. "Es un irrespeto ignorar lo que los trabajadores estaban demandando. Fue una marcha de 50 mil trabajadores. Los que hicieron esos actos son como cuatro personas infiltradas", dijo Schafik Handal. El alcalde capitalino, Hector Silva, aclaró que los manifestantes habían pedido permiso para utilizar la plaza. Con todo, agregó que se iba a realizar una evaluación de los daños para "buscar que sean resarcidos".

Los políticos de derecha pusieron el grito en el cielo. René Figueroa, diputado de ARENA dijo: "Condenamos la manifestación callejera organizada por el FMLN, que genera zozobra en la población salvadoreña. Mandan un mensaje negativo a los inversionistas extranjeros".

La derecha fue secundada por algunos medios de comunicación, cuyos editorialistas y redactores se mostraron escandalizados por lo sucedido. Una vez más, los medios de comunicación cayeron en la trampa del sensacionalismo más chocante, lo cual merece un comentario más detallado.

Si es cierto que la información se debe al público, ¿por qué los profesionales de la comunicación convierten una noticia en algo escandaloso? ¿Por qué centran su atención en aspectos puntuales y olvidan el marco más global de los hechos? Cuando proceden así, lo que consiguen es que lo importante para la sociedad pase inadvertido. En el caso del 1 de mayo, se olvidaron de insistir en el problema fundamental: las demandas de los trabajadores. Hoy como ayer, éstos exigieron una vida digna y justa. Y ello no puede ser para menos ante el alto costo de la vida y el incremento de los precios de la canasta básica, de los recibos del teléfono, el agua y la energía.

Una vez más, "el derecho de información" que invocan los medios, en lugar de usarlo para investigar, recibir y difundir y información, cayó en el simplismo y en el sensacionalismo: gran noticia fue la primera pedrada que lanzó un manifestante o la forma de cómo prendió fuego a las casetas telefónicas propiedad de Telecom. La problemática de los trabajadores no parecía importarles.

El trabajo y la injusticia. Más allá de la marcha está el trabajo y la vida de los trabajadores. Sobre el tema reproducimos importantes declaraciones de Monseñor Fernando Saenz Lacalle y del Padre José María Tojeira.

Mons. Saenz: Todo el mundo tiene el derecho a un trabajo digno y bien remunerado

"Hay que buscar el bien común antes que el bien particular. Todo el mundo tiene derecho a un trabajo digno y bien remunerado, pero también tiene el deber de trabajar bien y defender los intereses de la empresa, sea estatal o particular, porque forma parte de ella... Es posible que haya situaciones de poca equidad y por eso es justo que los trabajadores se manifiesten democráticamente... Hacemos un llamamiento para que los sueldos mínimos no sean parte de las condiciones para la elección de un país como lugar donde se pueden poner maquilas o se puede tener inversión extranjera. No se puede cumplir sólo con el salario mínimo legal, sino que hay que pagar un salario justo". (Entrevista del 29 de abril).

Creo que es muy bueno celebrar y conmemorar el día del trabajo, siempre y cuando se mantenga como una celebración democrática y como una celebración civil. Si se dieron casos de vandalismo son lamentables. Considero que las personas que cometieron esos delitos no son representantes de los obreros es decir, de los verdaderos trabajadores. Creo que aprovecharon la ocasión para fines partidistas e inconfesables... Debe haber una evolución considerable al reconocer a las y los trabajadores, incluso con una participación de los beneficios de la misma empresa. Por otra parte, todos los trabajadores y trabajadoras tienen derecho a las prestaciones sociales, y hay un amplio campo de trabajadores y trabajadoras que no poseen esa cobertura. Incluso con el trabajo de la amas de casa, que es una labor imprescindible e insustituible, que debería tener esa consideración". (Entrevista del 6 de mayo).

Padre Tojeira: El salario mínimo es una vergüenza

"Al ver los salarios mínimos urbanos, que cubren con dificultad una cuarta parte de la canasta familiar, y al examinar el salario mínimo en el campo, que no puede calificarse sino como una vergüenza, resulta sumamente difícil pensar que en el país estemos tratando de implementar un verdadera cultura del trabajo desde el campo oficial y de la empresa. En efecto, salvo honrosas excepciones, la empresa en El Salvador se ha caracterizado por la carencia de sentido social, por el afán sistemático de maximizar las ganancias, aun a costa de salarios miserables, y por la cara dura de presentarse como los salvadores del país. El maridaje de un buen grupo de empresarios con los partidos más conservadores del país, no ha hecho sino agravar la situación...

A la empresa privada se le debería caer la cara de vergüenza cuando pide flexibilidad laboral para poder competir a nivel internacional, cuando ya legalmente la arbitrariedad patronal tiene unos márgenes de acción reñidos con la dignidad humana. Esclavos de su propio capital, aunque con frecuencia se autodenominan cristianos, deberían pensar un poco más en la doctrina de la Iglesia que siempre insiste en que el trabajo es más importante que el capital".

 

 


 

 

Casi el 40% piensa que el terremoto es de origen divino

Entre el 5 y el 11 de abril el Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA) de El Salvador realizó un sondeo con el objetivo de estudiar el impacto psicosocial de los terremotos. La muestra total nacional fue de 1,222 entrevistas a adultos salvadoreños de los catorce departamentos del país. Veamos algunos resultados.

Uno de cada tres salvadoreños se considera a sí mismo damnificado por los terremotos. Preguntados por los daños sufridos en su propio hogar, el 10 por ciento de los ciudadanos reporta haber perdido completamente su casa o lugar de vivienda, un 42.8 por ciento dijo que su vivienda había sufrido daños pero que era reparable, y, el resto, un 47.2 por ciento no reportó ninguna clase de daños en su hogar. Por otro lado, uno de cada diez ciudadanos salvadoreños dijo haber perdido a un ser querido (entre familiares y amigos) a causa de los terremotos, el 8.1 por ciento perdió su lugar de trabajo o su negocio particular y casi dos terceras partes de las personas se declararon afectadas psicológicamente a causa de los temblores.

Casi dos meses después del último terremoto un 25 y un 33 por ciento de la población aún sufría de crisis de ansiedad y de problemas relacionados con la salud mental. Los problemas más frecuentes son dolores de cabeza, nerviosismo e intranquilidad y problemas para conciliar el sueño.

Interrogados sobre la causa principal de los terremotos, un poco más de la mitad de los consultados señaló que los mismos son un fenómeno natural. Sin embargo, casi el 40 por ciento de los salvadoreños apuntó a causas de origen divino: el 26.7 por ciento sostuvo que el desastre "ya estaba escrito en la Biblia" y el 12.8 por ciento cree que es un castigo de Dios por el comportamiento humano.

Por lo que toca a que el terremoto es "castigo de Dios", así piensan el 12.1% de los católicos, el 11.4% de quienes pertenecen a iglesias evangélicas y el 19,4% que pertenecen a otras religiones. Por lo que toca a que "ya estaba escrito en la Biblia", así piensa el 14.8% de los católicos, el 54,2% de quienes pertenecen a iglesias evangélicas y el 38,7% a otras religiones.

Según el estrato socioeconómico, por lo que toca a que el terremoto es "castigo de Dios", así lo piensa el 4.1% del sector medio-alto, el 4,4% del medio-bajo, el 9,6% del medio obrero, el 16,7% del medio marginal, el 19,1% del medio rural. Por lo que toca a que "ya estaba escrito en la Biblia", así lo piensan el 6,1% del sector medio-alto, el 17,2% del medio-bajo, el 25% del medio obrero, el 28% del medio marginal, el 33,5% del medio rural.

Estos últimos datos son comprensibles, pero siguen dando que pensar. Más de 30 años después del Concilio Vaticano y de Medellín la Iglesia católica todavía no presenta con claridad a un Dios de los pobres que, lo último que haría, es enviar terremotos para castigar sobre todo a los pobres, que son mayoritariamente los grandes perdedores. Hay que repensar la pastoral y la evangelización, la presentación de Jesús y de Dios.

 

 


 

 

Madres de la patria

 

En el mes de la madre esta página quiere ser un pequeño homenaje a las mujeres campesinas que con su vida cotidiana construyen el país. Carmen Elena me ha hecho llegar unas páginas que son un tesoro. Se trata de los testimonios de vida de varias mujeres del norte de Morazán. Ellas, además de las infinitas tareas de hogar, sacan tiempo, de Dios sabe dónde, para trabajar por la vida de sus comunidades en varios proyectos. En este caminar han descubierto que los trajines no les impiden dedicar un tiempo para sí mismas. Un día dijeron, "hablemos de nuestras vidas", tomaron papel y lápiz, y comenzaron a escribir sus vidas.

Estas mujeres han toro el anonimato y el silencio. Cada día de sus vidas es una batalla contra la pobreza y la injusticia, en sus historias está la historia del país. Ellas sostienen lo mejor y lo más humano de nuestro pueblo. Ellas se aferran a un sueño, el sueño de que es posible vivir en comunidad. Son las "madres de la patria".

Es posible que algún día estos testimonios sean reunidos en un libro, que sin lugar a dudas será un documento de gran valor para entender la otra historia de nuestro pueblo, la historia ocultada, la historia real. De todos los testimonios seleccionamos un resumen de la historia de vida de Rosalina Martínez.

 

Historia de Rosalina Martínez

 

Nací el 6 de octubre de 1953 en San Fernando, Departamento de Morazán. Mi madre se llama María Isabel Martínez. Nací en poder de mis abuelos. Cuando yo tenía 3 años mi madre se acompaño, pero yo seguía con mis abuelos. De 6 años me mandaron a la escuela. Repasé varios años primero y segundo. Cuando cumplí 11 años ya no quisieron que fuera y me mandaron a Torola a mantener mozos para la milpa. Me enseñaron la doctrina cristiana. Mi abuela se sentaba con un lazo frente a mí para que aprendiera. Mi abuelo sabía rezar el Rosario. Entrando a la adolescencia, yo ya sabía el Rosario. De 18 años ya sabía costurar pantalones y vestidos. De 20 años, me casé. A los 21 años, tuve mi primer hijo. De ahí empezamos a sufrir por la guerra.

En 1980 nos fuimos para la montaña. Estábamos en el cantón Naguaterique. Cuando uno es pobre tiene que luchar para pasar la vida. En octubre de ese año ya teníamos cuatro niños. El último estaba tiernito, estaba de 15 días cuando perdimos todo lo que teníamos en la cada. Quedamos sin un guacal. En esos días había muerto una tía mía que se llamaba Mercedes. La mataron los soldados. Fue una muerte muy triste. Le cortaron las piernas poco a poco. La mataron sólo por la mala información que le cocía los compas. Siempre en medio de los bombardeos, de ahí nos venimos para El Volcancillo.

En abril de 1983 nos fuimos para Honduras. Estuvimos en Llano Verde. Y como no quisimos el refugio, trabajamos duramente. Hicimos la milpa y yo siempre trabajaba para criar la familia. Ahí fui a aprender a hacer loza para vender. Hacía tamales para ir a vender a Colomoncagua. También vendía tortillas. Traíamos guineos, pan para los niños y otras cositas con el poquito dinero que quedaba de la venta. Siempre pagábamos mensualmente en la migración 5 lempiras por persona y éramos cinco adultos. En diciembre del mismo año, nos regresamos nuevamente a El Salvador porque el otro país no es lo mismo para vivir. Cuando venimos ya nos habían quemado la casa que habíamos hecho.

En el año de 1991, me integré a CEBES. Para ir a las reuniones de Perquín me tocaba levantarme a la una de la mañana a moler y dejarles la comida a todos los que quedaban en la casa. Me tocaba hacer una gran esfuerzo. Luego empecé a dar catequesis a los niños.

En el año de 1995 empecé a trabajar en el proyecto de hortalizas que nos ha dado el Padre Rogelio con Carmen Elena. Iniciamos un pequeño grupo colectivo. Aunque con dificultades siempre estoy trabajando. Estoy apoyando en la clínica: peso a los niños desnutridos. Yo hago el esfuerzo, pues aquí es dura la vida, ya que criar a diez de familia no es fácil. La familia cuesta bastante. La riqueza del pobre en El Salvador son los hijos. Mi compañero de vida atiende varias reuniones. Me ha costado bastante criar a toda la familia en tiempos de la guerra por preocupación de una cosa y otra.

¡Anantes estamos contando el cuento!

 

Miguel Cavada

 

 


 

 

¡CRISTO VIVE Y ES NUESTRA ESPERANZA!

Comunicado de la Conferencia Episcopal de Guatemala

1.- En la primera Pascua del tercer milenio, la alegría y la esperanza inundan nuestros corazones de discípulos del Resucitado, nos dan nuevos ánimos y renuevan nuestra confianza en la fuerza que el Espíritu de Dios ha dado a su Iglesia para que continúe realizando la misión que le confiara su Divino Fundador. ÉI nos alienta a seguir clamando por la justicia, proclamando la verdad, denunciando la impunidad y condenando la corrupción en este país, que busca desesperadamente una salida a la situación caótica que estamos viviendo.

2.- Nunca antes en la historia, el pueblo había sentido el peso de la pobreza y aun de la miseria como en el momento actual. La exclusión de sectores de la población es una realidad. El pueblo, en efecto, se ve excluido del acceso a la educación, la salud, el empleo digno, la vivienda y el pan cotidiano. Por ello, nos parece incomprensible que el Congreso de la República haya reducido el presupuesto de educación y salud.

Somos víctimas de una globalización económica impulsada por grandes potencias, que si bien tiene ventajas innegables, sin embargo, ha hecho aumentar la brecha entre ricos y pobres, acrecentando la pobreza hasta Ilegar a la exclusión de la mayoría que denunciamos.

A esto hay que añadir el sentir generalizado de técnicos en la materia económica, que advierten que en Guatemala se han cometido peligrosos errores financieros, que han producido crisis bancarias que ahora todos tenemos que pagar y evidencian que el país no cuenta con un plan económico que genere seguridad y confianza, lo cual ha reducido la inversión extranjera y ha obligado a empresas nacionales a reducir e incluso interrumpir sus actividades.

3.- Más graves aún, –por impedir cualquier solución a nuestros problemas y el riesgo de agravarlos como si nada hubiéramos aprendido de la historia de largos años de conflicto armado interno–, son los hechos que a continuación señalamos:

• La violencia institucionalizada, que se manifiesta en el desprecio a la vida y dignidad humana;

• la manipulación de la justicia e impunidad generalizada;

• el resquebrajamiento del estado de derecho a que nos ha conducido una serie de hechos, tales como el retorcimiento de las leyes del país, y el peligro incluso de la manipulación de la Constitución Política;

• la actitud de los partidos políticos preocupados por la búsqueda de los bienes particulares con olvido del bien común;

• la falta de decisión política en el cumplimiento de los Acuerdos de Paz;

• la ausencia de un proyecto de nación que guíe a gobernantes y pueblo;

• la ingobernabilidad a la que estamos Ilegando, como resultado de todo lo dicho.

4.- En esta fecha recordamos con especial cariño y dolor el tercer aniversario del repudiable asesinato perpetrado contra nuestro hermano Monsenor JUAN JOSE GERARDI CONEDERA. El pueblo de Guatemala y el mundo entero tienen puestos sus ojos en el juicio oral que se desarrolla entre los temores de que no se Ilegue al esclarecimiento del crimen y la esperanza de que sea esclarecido en un marco de verdad y justicia. La Conferencia Episcopal ha dicho en repetidas ocasiones que busca la verdad, sea cual fuere, y la justicia, para que la impunidad no siga reinando en el país y afecte a tantas personas que han sido lesionadas en sus derechos fundamentales. No nos interesa sólo el caso del Obispo, sino que nuestra mirada está puesta en la aplicación de la justicia para todo el pueblo de Guatemala.

5.- No podemos dejar de mencionar en este comunicado la ola de robos sacrilegos de imágenes y otros objetos religiosos de valor que se ha venido cometiendo en muchos lugares del país, afectando no sólo al sentimiento religioso de los católicos guatemaltecos sino también al patrimonio cultural del país. De especial gravedad han sido: el robo de la corona de plata de la Virgen de la Asunción, patrona de la Ciudad de Guatemala, y que le fuera colocada por el Papa Juan Pablo II en su úItima visita; la destrucción de la pieza principal de la custodia de Santo Domingo, inapreciable joya de orfebrería colonial; la ornamentación de plata del Sagrario de la Catedral de Guatemala y, más recientemente, el robo de la histórica imagen de nuestra Señora del Carmen.

6.- La certeza de la resurrección de Cristo, que nos fortalece durante el período pascual, nos debe dar a los cristianos nuevos ánimos para seguir luchando por la verdad, la justicia, la honestidad y el bien común. Ante tanta muerte, intimidación, atropello, corrupción e impunidad, como ciudadanos y como cristianos, tenemos la responsabilidad de participar en el caminar histórico de nuestra patria. Sin hacer uso de la violencia, con el debido respeto, pero con la fortaleza que nos da nuestra fe, debemos unirnos para exigir eficazmente a los tres poderes que nos gobiernan, al Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial, que enderecen el rumbo por el que conducen a Guatemala; que no permitan que el manto de la impunidad siga protegiendo a criminales y corruptos; que actúen con verdadera transparencia en el cumplimiento del deber que se les ha confiado. Recordemos y exijamos que ninguno está por encima de la ley ni puede disponer a su antojo de la cosa pública.

7.- Queremos, por este medio, decir una vez más a nuestras hermanas y hermanos guatemaltecos que no se dejen dominar por la tristeza y el desaliento, por el aparente dominio del mal, de la corrupción y de la mentira; que miren el rostro de Jesús resucitado que nos dice: "no teman, yo soy el primero y el ultimo; yo soy el que vive. Estuve muerto pero ahora vivo para siempre y tengo en mi poder las llaves de la muerte y del abismo" (Ap 1, 17-18).

Asumimos la exhortación de Juan Pablo II en su reciente Mensaje de Pascua, y con él repetimos a todos los guatemaltecos:

"Hombres y mujeres del tercer milenio, el don pascual de la luz es para todos, que ahuyente las tinieblas del miedo y de la tristeza; el don de la paz de Cristo resucitado es para todos, que rompa las cadenas de la violencia y del odio. Redescubrid hoy, con alegría y estupor, que el mundo no es ya esclavo de acontecimientos inevitables. Este mundo nuestro puede cambiar".

En este día, en que conmemoramos el tercer aniversario de la inmolación de Monseñor Gerardi, elevamos nuestra más ferviente oración al Dios de la vida y le pedimos, por intercesión de nuestra Madre, la Virgen María, que la sangre de nuestros innumerables testigos de la fe, haga florecer en Guatemala, el amor, la verdad, la justicia y la paz.

Guatemala de la Asunción, 26 de abril de 2001.

+ Víctor Hugo Martínez

Arzobispo de Los Altos: Quetzaltenango-Totonicapán

Presidente de la CEG

+ Pablo Vizcaíno

Obispo de Suchitepéquez-Retalhuleu

Secretario de la CEG

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La hermana Barbara Ford, religiosa de la congregación de Hermanas de la Caridad de New York, fue cruelmente asesinada en la mañana del día 5 de mayo en la ciudad de Guatemala, víctima de desconocidos armados.La hermana llegó a Guatemala en 1978 para trabajar y promover la salud entre niños, mujeres y ancianos de los pueblos mayas de Sololá y Quitché, pero sobre todo de víctimas de la violencia, promoviendo actividades y procesos de salud curativa y preventiva, reconcialiación psicológica, humana y espiritual, principalmente en los sectores de población que en el pasado fueron víctimas de la violencia.

En un comunicado los obispos denuncian el crimen, piden justicia, y se quejan de la impunidad generalizada en el país y de la incapacidad de las autoridades que velan por la seguridad y la aplicación de la justicia, entre éstas el Ministerio Público, el Ministerio de Gobernación y la Policía Nacional Civil.

 

 

 


 

 

¿"Medios de comunicación social"

o "Medios de propaganda social"?

 

En uno de los más recientes cuadernos de Cristianismo y Justicia se plantea la tesis de que los "medios de comunicación social" deberían llamarse, deberíamos llamarlos con más exactitud, "medios de propaganda social". La razón es no sólo porque en la mayoría de medios predominan los espacios publicitarios sobre cualquier otro contenido, sino por tres rasgos esenciales, que, además, los grandes medios suelen ocultar o disimular: (1) los medios son poder y el poder necesita propaganda para mantenerse; (2) los medios dominantes mantienen un fuerte vínculo con los sectores de poder político y económico y, (3) la mayoría de medios están configurados por la lógica y la razón del mercado.

Estas reflexiones están hechas en el primer mundo, y la publicación aparece en Barcelona, pero son de suma actualidad entre nosotros aquí en El Salvador. Por ello, comentemos, brevemente, las tres razones.

1. Los medios como poder. No cabe duda de que el rol que tienen hoy día los medios acentúan su protagonismo e incidencia en la sociedad. En efecto, los medios emiten un juicio sobre lo que transmiten: avalan o descalifican hechos, opiniones, instituciones, sistemas o personas. Establecen lo que es real en la escena socio-política: eligen los actores, asignan papeles, escriben el argumento, fijan agendas y provocan el desenlance. Los medios pretenden representar a los ciudadanos, es decir, no sólo hablan al público, sino en nombre de él. De esta centralidad deriva ciertamente poder y búsqueda de mayor poder. De ahí surge en gran medida la preocupación por ser los primeros en audiencia, tener más cobertura, mayor potencia, mejor tecnología.

Claro está que el poder que da ese rol puede –y de hecho sucede así– pervertirse: hay determinadas realidades que nunca salen en los medios, con lo que esto supone en una sociedad mediática en la que se piensa que lo que no sale en los medios no existe. La dinámica de la publicidad y la propaganda dirigida por intereses económicos dominantes impone la simplificación y la no contradicción con esos intereses, de manera que las realidades se deforman.

De los perdedores y excluidos de la sociedad no se habla, y las pocas veces que salen son objetos de asistencialismo o son presentados como culpables de su situación. Los silencios de los medios ayudan a mantener un silencio colectivo, más profundo y necesario para el mantenimiento del sistema, sobre todo en lo que ese sistema tiene de injusticia, de desigualdad, de irrespeto a los derechos fundamentales de la persona. La manera en que muchos medios dan las malas noticias nos convierten en "consumidores de horrores", creando una cultura de la insensibilidad donde las desgracias se acaban considerando como algo inevitable, que sólo conmueven cuando se difunden y luego se olvidan. La instantaneidad e inmediatez de la información que difunden los medios termina imposibilitando la contextualización, la matización de posturas y el análisis de procesos, con lo que el conocimiento de la realidad queda mermado y falseado.

Frente a este tipo de desviaciones que suele ser más habitual de lo que pensamos, la reacción de los Medios de Propaganda Social es enormemente cerrada: no toleran en absoluto la crítica. Toman los cuestionamientos al sistema mediático o como un ataque a la libertad de expresión y al derecho a la información, o como una ingerencia de los ignorantes en cosas que son técnicas y de las que sólo ellos saben. Con semejante actitud acaban constituyéndose en una casta o corporación selecta con su inquisición, su censura y su infalibilidad. No reconocen que su poder puede pervertirse, creen que es sólo un poder de la verdad y de la libertad informativa. No reconocen que ese poder puede derivar en monopolio de la opinión ejercido en nombre de libertad de información.

2. Los medios vinculados a las esferas de poder. ¿Por qué los medios son más un instrumento de control de la opinión pública que un espacio para la opinión plural?

Los llamados grandes medios tienden a estar sustentados en dos ejes principales: por un lado, el control monopólico de las comunicaciones y, por otro, una fuerte vinculación con los sectores de mayor poder económico y político. Este último ha sido condición de posibilidad para que se fortalezca y se amplíe el primero. Dichos ejes permiten que estos medios incidan de manera preponderante en el flujo comunicativo de la sociedad, tengan una potente capacidad de difusión, controlen los contenidos y dominen el mercado publicitario a tal grado que fácilmente pueden cerrar el acceso a ese mercado a los medios que operan fuera de su círculo o con una lógica diferente.

En una realidad gobernada por los poderes económicos, los medios afines sirven para conseguir que esos intereses económicos aparezcan como el bien común y para convertir la comunicación en consumo. Esos medios se constituyen en constructores de una realidad que favorece los intereses del Estado, de las élites económicas y de la lógica del mercado. En una palabra, son Medios de Propaganda Social que pretenden crear una imagen favorable del sistema y encubrir aquellos aspectos vulnerables o contradictorios del mismo.

3. Los medios configurados por la razón del mercado. La influencia, a veces determinante, de la economía publicitaria en los medios termina decidiendo las formas y los contenidos de lo que se difunde. Una primera consecuencia de tal predominio es que cada vez en los medios prima más la información espectáculo y la superficialidad. Los medios se dedican más a entretener que a informar. Llegan al público por la seducción y no por la comunicación. Simplifican y hacen consignas y, por tanto, no reflejan la realidad sino que construyen una realidad interesada, un espectáculo.

La dinámica de la publicidad y la propaganda dirigida por intereses económicos impone la simplificación y la no contradicción con las ideas dominantes, de manera que las realidades se deforman por el modo de mostrarlas. Esto es: trivialización de la realidad (lo noticiable es lo vendible), orientación hacia un periodismo sensacionalista (distorsionar los hechos mediante la acentuación de los aspectos que provocan reacciones emocionales), fomento de la fugacidad y el olvido (que hace que nada sea más viejo que la noticia de ayer), pérdida del sentido del contexto y del análisis estructural (la instantaneidad prima sobre la profundidad), promoción de la cultura del entretenimiento (que puede conducir a una diversión sin freno, un consumismo banal y una fuga ante la responsabilidad).

En suma, en los Medios de Propaganda Social, condicionados por el reino del mercado, predomina el impacto sobre el pacto, es decir, lo momentáneo sobre lo duradero y estable.

Carlos Ayala Ramírez

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"Ante la grave y prolongada situación de crisis en El Salvador se requiere un gran esfuerzo por separar lo que es información de lo que es opinión, lo que es difusión de lo que es propaganda, lo que es nacional de lo que es partidista", (Ignacio Ellacuría, julio de 1989).

 

 

 

 


 

América Latina 2001. Análisis de coyuntura (I)

José Comblin

Seguimos en noche oscura. Sin embargo están apareciendo luces –sólo algunas luces– que podrían anunciar nuevos tiempos. En los últimos dos o tres años ya comienzan a aparecer dudas en el mundo de los dominadores. Empiezan a no confiar tanto en el sistema que han impuesto al mundo entero. Empiezan a darse cuenta de que toda su política, orientada y dirigida durante esta última década por el Fondo Monetario Internacional, el gobierno de EEUU y las grandes entidades financieras, lleva verdaderamente a un fracaso que puede amenazar la estabilidad de toda la economía mundial. En Davos, Suiza, los grandes dirigentes de la economía mundial, empiezan también a dudar, empiezan a ver lo que nosotros hemos visto y dicho durante estos últimos 10 años. Y empiezan a temer. Con eso sólo manifiestan su debilidad. Y en esa situación se da la posibilidad de que los pueblos puedan manifestarse.

Por otra parte, también empiezan a aparecer fuerzas de resistencia contra esa dominación de los poderes económicos y financieros de esta década. Alguien ha dicho que "el nuevo milenio empezó en Seattle", en diciembre de 1999. Sea como sea, al menos fue una gran señal. Hubo también grandes manifestaciones en Washington y otros lugares. Estas manifestaciones suponen la movilización de miles de grupos y ONGs, que representan una inmensa diversidad de sectores de la sociedad. Esta fuerza de oposición está apareciendo sobre todo en el primer mundo. El tercer mundo –hasta ahora– está tan desarticulado que no participa mucho en ese movimiento. Pero una vez que esas puertas se abran, va a animarse e integrarse con toda su vitalidad a esas luchas.

En cuanto a las grandes masas populares, hay señales de un despertar, aunque la máquina de poder es todavía tan fuerte que logra imponerse y mantener la pasividad de las grandes masas. Una de las señales más negativas en ese sentido fue el apoyo que el candidato de la derecha a la presidencia de Chile, Jorge Lavín, recibió de las masas populares en las últimas elecciones: logró el 49% de los votos, lo que supone que una gran porción de los pobres han sido seducidos por su propaganda. Y esto todavía ocurre con frecuencia allí donde hay elecciones. Las razones: no ha habido educación ni promoción popular; la miseria, la preocupación por el pan de cada día crecieron tanto que la formación crítica no se pudo desarrollar. Así, muchas personas votan, aceptan cualquier candidato que les ofrezca una pequeña ventaja material inmediata.

Las izquierdas actualmente están divididas: las que se han integrado en el sistema democrático y las que se niegan a entrar y buscan caminos fuera de las estructuras políticas institucionalizadas. Las izquierdas integradas no logran condiciones suficientes para realizar su programa, y más bien entran en la dinámica de las instituciones llamadas democráticas, que están hechas para mantener el status quo. Una Asamblea difícilmente permitirá un cambio; es muy difícil que una mayoría logre desde allí cambios profundos, serios. Cuando se entra en el sistema, en el juego de los partidos, se entra en una dinámica extraordinariamente compleja, en un sistema que puede ser manipulado, mangoneado por los poderosos, por el poder ejecutivo, y al final no se consigue nada. Además, es muy difícil que los partidos de izquierda consigan una mayoría, ya sea para elegir al presidente, a diputados, o a miembros de los congresos.

Las izquierdas, por ejemplo en México, pierden. No están avanzando, sino más bien retrocediendo. Hubo gran esperanza cuando Cuahutémoc Cárdenas fue elegido alcalde del D.F. de México; pero después de algunos años se constata que el problema era tan difícil, tan complejo –y con la oposición del gobierno federal, poca cosa se podía hacer– que su presencia al frente de la capital ha servido más bien para desprestigiar al partido y a la izquierda. En Chile el nuevo presidente es socialista, pero los partidos socialistas en Chile han tenido que hacer tantas concesiones al sistema neoliberal establecido, que su socialismo ya casi no se puede reconocer, y poco se puede esperar de ellos en lo concreto. En los demás países, los partidos de izquierda, o bien son insignificantes, o son tan minoritarios como en Brasil, y poco pueden hacer. En Uruguay casi alcanzaron la mayoría, pero eso es una excepción en el continente.

Han aparecido otros movimientos políticos que retoman los temas tradicionales de las izquierdas. No están integrados en el sistema, creen más bien que pueden ser más eficaces fuera de él. Eso sucede con el movimiento zapatista en México. Aparentemente está estabilizado o neutralizado, pero hay rumores de que su influjo estaría extendiéndose por todo el país. En Brasil el Movimiento de los Sin Tierra (MST) está subiendo, y está constituyéndose en la principal fuerza de oposición, incluso empieza a inspirar temor en los gobernantes. Esos movimientos quieren desestabilizar el sistema, utilizando sobre todo las grandes manifestaciones, que obligan a los medios de comunicación a mostrar su existencia y sus programas. La TV va donde hay perturbación, acontecimientos insólitos, donde hay violencia. Da a conocer lo que sucede, y el primer paso para la concientización de un pueblo es saber lo que pasa, saber que una cosa existe, que una oposición existe. Usando entonces el influjo de la TV, de los medios de comunicación, y encontrando también apoyos grandes en los movimientos y contestaciones del mundo, movimientos como el MST constituyen una amenaza para el poder establecido.

Están también otras fuerzas de oposición, por ejemplo los movimientos indígenas, que también preparan y proponen un modelo alternativo de sociedad, un modelo que siempre se inspira en alguna forma de socialismo.

Hay pues una nueva izquierda que está levantándose, articulándose, pero principalmente fuera de los partidos tradicionales, incluso fuera del Partido de los Trabajadores, que en Brasil sólo tiene 20 años, pero que ya se integró mucho en el sistema, lo que limita grandemente su actuación.

¿Qué puede suceder entonces en los años que vienen? ¿Habrá explosiones sociales? Explosiones sociales ya hay en todos los países andinos, todos ellos inestables, profundamente perturbados, con gobiernos muy precarios, muy contestados, muy discutidos, y sin proyecto claro para el porvenir. Se multiplican los conflictos en Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Venezuela... Todos estos gobiernos son actualmente inestables, se dan manifestaciones constantes, que permiten prever que una explosión mayor puede ocurrir en cualquier momento. En Ecuador, casi, casi se habría podido producir ya o una guerra civil, o el comienzo de una nueva guerrilla, o el advenimiento de un gobierno populista izquierdista, si hubieran tenido más apoyo por parte de militares importantes. Una parte de los oficiales del ejército entraron en el movimiento, lo cual ya es una señal, si hubieran logrado dividir las fuerzas armadas. Por supuesto que esto debilita mucho al gobierno establecido.

¿Se pueden prever estas explosiones en otros países? En México, la pérdida del PRI podría ser el inicio de un período de inestabilidad. América Central está por el momento en un tiempo de descanso de todas las violencias pasadas. Pero en Brasil ya ha empezado una época de perturbación en el año 2000: en los primeros meses el MST ha logrado agitar un poco a toda la nación, provocando una reacción muy dura por parte del gobierno, lo que es señal de debilidad y de preocupación.

Explosiones sociales pueden suceder, pues, en varias regiones del continente. La década de los 90 fue triunfalista: los nuevos dirigentes neoliberales estaban optimistas, prometieron el paraíso y estaban convencidos de ello. Ahora están constatando que no es así. El sistema establecido no está ya tan seguro de sí mismo, y por eso no va a tener tanta fuerza para reprimir a los movimientos. En la década de los 90 las fuerzas populares estaban totalmente aplastadas y toda reacción prácticamente aniquilada, pero esta primera década anuncia un cambio: ¿perturbación, explosión? Sí, probablemente conflictos, violencias...

¿Aprovechará la situación la izquierda clásica y alcanzará el poder gracias a esas explosiones sociales? No es muy probable. Van a aparecer nuevas tendencias, nuevas fuerzas, nuevos liderazgos. Los líderes de las izquierdas tradicionales ya están muy desgastados y su estabilidad está muy disminuida. En Chile, el país más estable, es posible que Lagos sea capaz de mantener una cierta estabilidad, pero en los demás países nada de eso está garantizado. Los partidos de la izquierda clásica se han integrado y adaptado al sistema llamado democrático que se ha establecido en la llamada redemocratización de Amárica Latina. Esto les quita iniciativa, imaginación, capacidad de riesgo, y también creatividad para proponer modelos nuevos de sociedad.

(Continuará).

 

 


 

 

Ha muerto el Padre Fabián Amaya

El sábado12 de mayo falleció el P. Fabián Amaya de un ataque al corazón. Había nacido en la ciudad de Chalatenango el 19 de enero de 1931, el menor de los diez hijos del matrimonio de don Cecilio Amaya y Doña Teresa de Amaya. En el Seminario Mayor San José de la Montaña de San Salvador estudió filosofía y los dos primeros años de teología. La terminó en la Universidad Pontificia de Comillas. Se ordenó sacerdote el 24 de marzo de 1957. Después estudió dos años publicidad y radio en la Escuela de periodismo, anexa a la universidad de Madrid.

En 1960 regresó a El Salvador. Su trabajo pastoral se desarrolló entre Chalatenango e Ilopango. Aprovechando sus estudios de periodismo, dirigió el semanario Orientación y, en tiempos difíciles de persecución, publicó la revista Justicia y Paz. Fue Vicario Pastoral de la arquidiócesis y Monseñor Romero le nombró Vicario Episcopal de Chalatenango.

En estas breves líneas se puede resumir la vida externa del Padre Fabián, pero su significado para el pueblo de Dios va mucho más allá de sus actividades y cargos externos, como lo podemos ver en los testimonios que publicamos de sus feligreses, Sin ánimo de hacer una semblanza completa de este gran sacerdote, quizás podamos recordar estas cosas que más nos impactaron.

1. Una intuición y pasión por la evangelización salvadoreña y según Jesús. Llámesele pastoral o, con mayor propiedad, evangelización, su convicción era que porque se trataba de comunicar la palabra de Dios, en definitiva, y no la palabra de hombres, ni siquiera sólo la de la Iglesia, siempre había que oír esa palabra, buscar modos de comunicarla y de ponerla por práctica. De ahí la pasión de Fabián por los nuevos caminos para construir el pueblo de Dios: las comunidades de base, los medios de comunicación que entonces empezaban, la formación continua, y de ahí su asistencia a seminarios fuera del país, en América Latina y en Estados Unidos. No cabe duda de que fue uno de los pioneros en despertar de la antigua pastoral. Eso fue muy provechoso para Mons. Chávez y González y Mons. Rivera, y ayudó a preparar la gran revolución de Mons. Romero. Fabián pertenece a la gran generación de grandes sacerdotes salvadoreños evangelizadores de hace 30 años. Junto a él, por nombrar a un mártir, estaba también, el P. Rutilio Grande.

2. Una fidelidad eclesial y eclesiástica. Por empezar con lo segundo, cuando no estaba de acuerdo con directrices superiores podía renunciar a su cargo –y así lo hizo–, pero se mantenía leal dentro de la institución, lo que a veces le causaba distanciamientos con personas más críticas. Lo primero era más evidente y motivo de mayor gozo para él. Ser "eclesial" significaba seguir a Medellín, ser sacerdote al servicio de los pobres del país, presentar a Dios y a su Cristo desde la realidad salvadoreña. Significaba algo que fue central en su vida, también personal: hacer la opción por los pobres. Ser "eclesial" y "eclesiástico", significó asumir responsabilidades diocesana como vicario. Especial gloria y gozo suyo fue ser colaborador fraterno y vicario de Monseñor Romero.

3. Una gran fidelidad a Dios y a sus convicciones más profundas. Esa es la impresión que daba el Padre Fabián, sobre todo en sus últimos años. Se le veía como en búsqueda, quizás hasta algo angustiado en la nueva situación nacional y eclesial, sin aceptar soluciones fáciles. Para comprenderlo quizás basten estas palabras escritas poco antes de su muerte:

"Aceptemos que en el presente, se esté dando una crisis institucional. Una crisis en todas direcciones: social, política, religiosa, eclesial. Una crisis general que alcanza a todas las congregaciones y todas las estructuras de la Iglesia que se traducen en deserciones, abandonos, rebeldías, protestas, temores, legalismos, imposiciones, condenaciones.

Lo que me da miedo no es la crisis en sí misma. El Señor me ha regalado muchos años y mucha vivencia de crisis personales, sociales y estructurales. Lo que me da miedo es que esta crisis es el grito de Dios que está pasando a nuestro lado y no la oímos, que no entendamos estos signos de los tiempos y nos hagamos sordos a la voz del Espíritu que quiere renovar su Iglesia, como en los tiempos de Asís, de Clara, de Teresa. No entendemos que es una vocación nueva de Aquel que hace nuevas todas las cosas.

Entendida así la actual crisis, la respuesta no puede ser un dejar correr las cosas sin hacer nada. La crisis nos está indicando que una situación de Iglesia está llegando a su fin y ya amanece una nueva esperanza. La solución, pues, no está en imposiciones legalistas, recargadas de miedos, amenazas y condenaciones. La solución tampoco es un abandono a dejar que el tiempo vaya solucionando todo, en una actitud negativa y pasiva. La campanada que Dios nos está dando no nos permite ver pasar las cosas. Dios nos está llamando a cosas grandes".

4. Austeridad de vida y persecución de los poderosos. Fabián nunca dio la sensación de aspirar a una vida acomodada, sino que vivía contento en la vida austera y frugal. Por otra parte, no le faltaron detractores y perseguidores. Su nombre aparecía con frecuencia en las fatídicas listas de muertes de aquellos años, pero se mantuvo fiel, y acompañó a Monseñor Romero hasta el final, hasta el último retiro espiritual del 25 al 28 de febrero de 1980. Se conserva la firma de ambos, con las del resto del grupo, en el Recuerdo de Ejercicios Espirituales.

Su vida fue densa, comprometida, difícil, hasta sus últimos días. Dicen algunos amigos cercanos que días antes de su muerte, conociendo la gravedad en que estaba, solía dar ánimo a la gente. Y repetía el epitafio que el atormentado y vital Miguel de Unamuno escribió para sí.

"Méteme, Padre santo, en tu pecho, venturoso hogar.

Acógeme, que vengo desecho de tanto bregar".

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Testimonios

"Su vida estuvo aquí en Ilopango y realmente su entrega fue incondicional. Siempre estuvo pendiente de todo, hasta de lo más mínimo de la persona. Recuerdo un ejemplo. Se hace en el año una colecta del salario mínimo ¿no? De un día de salario de todas las personas. Ultimamente sí se hizo una, aunque no todos colaboran, y eso estaba destinado para las gentes que se quedaron sin casas, sin nada aquí en este pueblo. Pues no vino toda la totalidad del dinero que se esperaba, pero eso se invirtió más que todo en el hierro que necesitaba la gente. El no tenía nada de dinero. Todo lo que iba saliendo de la colecta él lo invertía allí, no mucho porque la gente es muy pobre. Pero cuando lo hace la gente es muy generosa y muy desprendida, porque eso nos había enseñado él, a entregarnos, a prestar un servicio desinteresado, así como lo hizo Jesús".

(Doña Josefina García)

"Recuerdo del padre Fabián Amaya su condición humilde del pueblo. Y lo que se vive, lo que se lleva en la sangre, la gente justa, la gente fiel no lo olvida, no lo echa de menos. Siempre fue consecuente con su vida, con su fe, con su predicación". (P. Angel Renderos, Parroquia Reina de los mártires).

"El daba más que todo con los más necesitados. Un padre que se entregaba de corazón. Entregó toda su vida al pueblo de Ilopango".

""Bastante fue la ayuda del Padre. Gracias a él nosotros vamos a levantar un poco las casas".

"Un buen Padre acá en la Iglesia, que nos ayudó muchísimo. Con él fue con quien hice yo mi primera comunión y me estaba preparando para mi confirma. Pero como Dios se lo quiso llevar... Pero siempre ha sido un padre para todo Ilopango".