Carta a las Iglesias, Año XXI, Nº 480, 17-31 de agosto de 2001

Indice

SECUESTRO: El secuestro del Padre Rogelio Esquivel

EDITORIAL: La Biblia, la Asamblea y Monseñor Romero

LA BIBLIA: Texto de Monseñor Romero sobre la Biblia

LA BIBLIA: Los diputados y la Biblia

REALIDAD NACIONAL: El drama de la vivienda

DERECHOS HUMANOS: Impunidad

MONSEÑOR ROMERO: Homilía de Mons. Ricardo Urioste el 15 de agosto en el cumpleaños de Monseñor Romero

COMUNIDADES: Cinquera. Testimonio de Don Lito

ARGENTINA: Dos cartas al Presidente de Argentina, Fernando de la Rúa

COMENTARIO: El Area del Libre Comercio de las Américas: sueño o pesadilla

MEDITACION: Las Bellaventuranzas

 

 

 

 

El secuestro del Padre Rogelio Esquivel

El domigo 12 de agosto fue secuestrado el P. Rogelio Esquivel, párroco de Concepción, y fue liberado el 25 de agosto. En esos quince días pasó por una situación dificil. Sufrió una pequeña herida, con los ojos vendados y las manos esposadas durante bastante tiempo.

Tuvo que insistir en que no tenía el dinero que le pedían, pues "los millones" que habían venido de Colombia para ayudar a la Iglesia (27 millones 600 mil pesos) no eran dólares ni colones, sino pesos colombianos. El cambio es 2.300 pesos por dólar. Se invirtieron de inmediato en la reconstrucción de la parroquuia.

Quienes lo han visto, afirman que fue una experiencia personal muy profunda. Con el henequén de un costal hizo un rosario y un crucifijo. Pidió una biblia y se ganó la voluntad de sus captores. Pensó en el sufrimiento de los salvadoreños, recordó a muchos otros capturados y secuestrados, entre ellos a los sacerdotes de hace dos décadas. "Fue una experiencia espiritual muy profunda la que vivió", dijo Mons. Gregorio Rosa.

La solidaridad de muchos cristianos y sacerdotes ha sido realmente grande. Misas, vigilias, procesiones... También ha llegado solidaridad de la Iglesia luterana y de la Iglesia Bautista Emanuel.

Ofrecemos el mensaje que él mismo grabó y que fue leido en la misa de acción de gracias el 27 de agosto. De nuestra parte, le enviamos fraternalmente las palabras de Pablo:

"Nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones" (Rom 5, 3-5).

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"Ofrezco, en nombre de Dios, el perdón a mis captores"

Quiero invitarlos a que repitan conmigo el Salmo 100, el salmo de la Biblia que nos exhorta a la gratitud.

"Cantad alegres a Dios, cantantes de toda la tierra, servid al Señor con alegría, venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que el Señor es Dios. El nos hizo y no nosotros a nosotros mismos.

Pueblo suyo somos y ovejas de su prado, entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. Alabadle y bendecid su nombre.

Porque el Señor es bueno para siempre en su misericordia y su verdad por todas las generaciones.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos, Amén".

Que este Salmo 100, salmo de gratitud que brota este día de lo más profundo de mi corazón de hombre, de cristiano y de pastor, sea el marco que me sirve ahora para abrazarlos a cada uno de ustedes.

Lamento esta tarde no estar concelebrando la eucaristía, sirviendo al Señor, uniéndome a ustedes. El Señor me permita en pocos días poderme encontrar con ustedes, mientras llega ese momento yo les pido a ustedes que continúen orando para que la huella del mal, de la violencia terrible se borre de mi mente y de mi corazón. Y como muchas veces yo les enseñé que cada uno de nosotros, cristianos hijos de Dios, tenemos que ser en la vida como el bálsamo de nuestras costas salvadoreñas. El bálsamo perfuma el hacha que lo hiere.

Que esta herida que me han hecho, no a mí, sino a la comunidad, perfume por el perdón, la vida, el corazón y las mentes de muchos salvadoreños que no hacen el bien, para que se conviertan y para que permitan que Dios obre en sus corazones y que al obrar la ley del Señor podamos hacer de esta tierra bendita de Cuscatlán una tierra donde todos juntos podamos vivir en paz.

Que María, nuestra buena madre, María Inmaculada, llena de gracia. se regocije también con nosotros en ese día. Los abrazos y los quiero mucho. Hasta pronto.

COMUNICADO

1. Me uno a toda la Iglesia y hombres y mujeres de buena voluntad por haber recuperado mi libertad, haber vuelto a mi comunidad cristiana y a mi familia.

2. Deseo unir mis sufrimientos a la pasión de Cristo y los ofrezco por la conversión de todo el pueblo salvadoreño. Me alegra de padecer por ustedes, pues así voy completando por mi existencia terrena y a favor del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, lo que aún falta al total de su sufrimiento.

3. Ofrezco en nombre de Dios el perdón a mis captores, exhortándoles a que se arrepientan y se conviertan al amor de Dios...

4. Deseo que los sufrimientos de la personas privadas de libertad sirvan para que desaparezcan todas las formas de violencia de nuestra sociedad.

5. Como sacerdote y como pastor, no emprenderé ningún tipo de acción en contra de mis captores.

6. Deseo, fervientemente, lo más pronto posible, volver a ejercer mi servicio pastoral al pueblo de Dios.

7. Agradezco las oraciones y acciones, los gestos de solidaridad realizados por las comunidades cristianas y la sociedad civil.

 

 


 

 

La Biblia, la Asamblea y Monseñor Romero

Hace unas semanas se comentaba en la Asamblea que, para mejorar los valores humanos y éticos de la juventud, se legislase sobre la lectura de la Biblia en las escuelas y colegios. No vamos a discutir ahora esa posibilidad. Sólo queremos recordar en breves palabras lo que es y dice la Biblia.

Unos seres humanos recogieron tradiciones del pueblo judío y de los primeros cristianos, y a eso llamaron la Biblia. Escrita por hombres, creyeron, sin embargo firmemente, que esas palabras son Palabra de Dios. Esto significa, para quien lo acepte, que la Biblia debe ser recibida con agradecimiento y veneración por iluminar a los seres humanos como sólo Dios lo puede hacer, pero también con total seriedad, pues no es una palabra cualquiera.

En la actual situación del país, esa seriedad se traduce en aceptar radicalmente, en teoría y praxis, la sacudida y el camino de salvación que expresa la Biblia. Por ello a continuación reproducimos, simplemente, algunas palabras del Nuevo Testamento.

Pobres y ricos, sacerdotes y gobernantes. Decía Jesús: "Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y un pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico, pero nadie se lo daba, y hasta los perros venían y le lamían las llagas" (Lc 16, 19, 21).

"La raíz de todos los males es la ambición del dinero" (1Tim 6, 10). "Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al Dinero" (Mt 6, 24; Lc 16, 13).

"Dichosos los pobres porque de ustedes es el reino de Dios. Dichosos ustedes los que tienen hambre ahora, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque reirán... Pero, ay de ustedes los ricos porque ya han tenido su consuelo. Ay de los que ahora están hartos porque tendrán hambre. Ay de los que ahora ríen, porque tendrán aflicción y llanto" (Lc 6, 21.24%25).

"Los reyes de las naciones las gobiernan como señores absolutos, los grandes las oprimen y los que ejercen autoridad se hacen llamar bienhechores, pero no sea así entre ustedes, sino que el mayor sea el que sirve" (Lc 22,a25s; Mt 20, 26).

El camino de salvación y de condenación. Decía Jesús: "Un hombre cayó en manos de salteadores que lo despojaron, golpearon y lo dejaron medio muerto. Casualmente bajaba por allí un sacerdote y un levita. Lo vieron y dieron un rodeo. Pasó un samaritano, tuvo compasión de él, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino, lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a un lugar seguro y cuidó de él" (Lc 10, 30-34).

"Vengan benditos de mi Padre, reciban la herencia del reino, porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber... Apártense de mí, malditos al fuego eterno, porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber..." (Mt 25, 34s.41s)

"Yo soy el camino la verdad y la vida" (Jn 14, 6). "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame Porque quien quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el evangelio, la salvará" (Mc 9, 34s).

Muchas otras cosas dice la Biblia, pero si se ignoran éstas, la Biblia no sacude y no muestra el camino de la salvación, en esta vida y en la otra. Entonces suele ser manipulada para poner a Dios "en una hamaca en las nubes", como se quejaba Rutilio Grande.

El problema no es la Biblia y las escuelas, sino la Biblia en sí como Palabra de Dios, palabra de promesa, de amor a los pequeños, palabra de exigencia y de denuncia a los grandes, palabra que debe ser tomada con seriedad y agradecimiento. ¿Se quiere lo fundamental que dice esta Biblia se lea o no públicamente en la casa, en la Asamblea, en la escuelas, en la Iglesias? ¿Lo quieren los creyentes? ¿Les dice algo a los no creyentes? Ese es el problema.

 

 

 


 

 

Textos de Monseñor Romero sobre la Biblia

 

No podemos segregar la palabra de Dios de la realidad histórica en que se pronuncia, porque no sería ya palabra de Dios, sería historia, sería libro piadoso, una biblia que es libro de nuestra biblioteca. Pero se hace palabra de Dios porque anima, ilumina, contrasta, repudia, alaba lo que se está haciendo hoy en nuestra sociedad (27 de noviembre de 1977).

Queridos hermanos, que no vaya a ser falso el servicio de ustedes desde la palabra de Dios. Que es muy fácil ser servidores de la palabra sin molestar al mundo. Una palabra muy espiritualista, una palabra sin compromiso con la historia, una palabra que puede sonar en cualquier parte del mundo porque no es de ninguna parte del mundo; una palabra así no crea problemas, no origina conflictos. Lo que origina los conflictos, las persecuciones, lo que marca a la Iglesia auténtica es cuando la palabra quemante, como la de los profetas, anuncia al pueblo y denuncia: las maravillas de Dios para que las crean y las adoren, y los pecados de los hombres, que se oponen al reino de Dios, para que lo arranquen de sus corazones, de sus sociedades, de sus leyes, de sus organismos que oprimen, que aprisionan, que atropellan los derechos de Dios y de la humanidad (10 de diciembre de 1977).

Eso quiere la Iglesia: inquietar las conciencias, provocar crisis en la hora que vive. Una Iglesia que no provoca crisis, un Evangelio que no inquieta, una palabra de Dios que no levanta roncha como decimos vulgarmente, una palabra de Dios que no toca el pecado concreto de la sociedad en que está anunciándose, ¿qué evangelio es ése? Consideraciones piadosas muy bonitas que no molestan a nadie, y así quisieran muchos que fuera la predicación. Y aquellos predicadores que por no molestarse, por no tener conflictos y dificultades evitan toda cosa espinosa, no iluminan la realidad en que se vive, no tienen el valor de Pedro de decirle a aquella turba donde están todavía las manos manchadas de sangre que mataron a Cristo: "¡Ustedes lo mataron!". Aunque le iba a costar también la vida por esa denuncia, la proclama. Es el Evangelio valiente, es la buena nueva que vino a quitar los pecados del mundo (16 de abril de 1978).

La biblia sola no basta. Es necesario que la biblia, la Iglesia la remote y vuelva a hacerla palabra viva. No para repetir al pie de la letra salmos y parábolas, sino para aplicarla a la vida concreta en la hora en que se se predica esa palabra de Dios (16 de julio de 1978).

Para que vean cuál es mi oficio y cómo lo estoy cumpliendo: estudio la palabra de Dios que se va a leer el domingo, miro a mi alrededor, a mi pueblo, lo ilumino con esta palabra y saco una síntesis para podérsela transmitir, y hacerlo %a este pueblo luz del mundo, para que se deje guiar por los criterios, no de las idolatrías de la tierra. Y por eso, naturalmente, que los ídolos de la tierra sienten un estorbo en esta palabra y les interesaría mucho que la destituyeran, que la callaran, que la mataran. Suceda lo que Dios quiera, pero su palabra %decía san Pablo no está amarrada. Habrá profetas, sacerdotes o laicos, %ya los hay abundantemente que van comprendiendo lo que Dios quiere por su palabra y para nuestro pueblo (20 de agosto de 1978).

Que se capacite a los niños y a los jóvenes a analizar la realidad de su país. Que los prepare para ser agentes de transformaciones, en vez de alienarlos con un amontonamiento de textos y de técnicas que los hacen desconocer la realidad. Así hay muchos técnicos, muchos sabios, muchos profesionales que saben su ciencia, su profesión, pero que son como ángeles, desencarnados de la realidad en que actúan su profesión. Lo primero que debe buscar una educación es encarnar al hombre en la realidad, saberla analizar, ser críticos de su realidad. Una educación que sea educación para una participación política, democrática, consciente, Esto, ¡cuánto bien haría! (Homilía 30 de abril de 1978, IV p. 194).

 

 

 


 

 

Los diputados y la Biblia

Lilián Coto. Diputada del FMLN. "Yo nací en una iglesia evangélica, la iglesia Bautista. Considero que las enseñanzas de la Biblia han tenido gran influencia en mi propia humanización. La enseñanza religiosa ha estado presente en todo mi actuar, y es difícil desligarme de ellas tanto en mi vida personal como en mi vida política".

Ileana Rogel. Diputada del FMLN. "Soy católica. El estudio de la Biblia es importante porque nos da enseñanzas. Hay muchas parábolas, muchos principios éticos que deben ser incorporados en el quehacer cotidiano de los políticos y de los ciudadanos. No la he leído toda, pero sí he leído párrafos o proverbios que enseñan valores: la honestidad, ser responsables, solidarios. En la medida de lo posible trato de aplicarlos en mi trabajo. Cuando voy a ser sometida a un interrogatorio aquí en la Asamblea, me encomiendo a Dios, y pienso en mucha gente que quiere hablar y no puede".

Guillermo Gallegos. Diputado de ARENA. "Creo que sería una buena costumbre de todos los legisladores y funcionarios públicos leer la Biblia, porque esto nos permite ayudar desde nuestro puesto, sensibilizarnos y poner parte de nuestros dones al servicio de los demás. Yo recomendaría que todo funcionario público leyera la Biblia, para tener lo humano que necesitamos en estos puestos. El funcionario público debe ser la persona que más debe poner en práctica la palabra de Dios, porque esa palabra exige ayudar al prójimo".

Hernán Contreras. Diputado del PCN. "Para mí la lectura de la Biblia es indispensable, yo leo todos los días pasajes de la Biblia. Considero que la Biblia es una norma de conducta. Uno puede encontrar allí las respuestas para preguntas sobre temas y situaciones diferentes. Como diputado esas enseñanzas repercuten en mi manera de pensar. Nosotros debemos respetar las leyes divinas y las humanas. Como diputados debemos tener una lectura permanente de la Biblia. Siempre va a ser edificante.

Tomás Mejía. Diputado del PAN. "Yo creo que las enseñanzas bíblicas nos convierten en hombres más humanos. Gracias a Dios yo me he criado en un hogar donde se me han enseñando esos principios. Me han ayudado a conducirme más correctamente. Lamentablemente muchas veces en el quehacer político prevalece la cuestión del partido, y aunque uno está consciente de que hay decretos que pueden beneficiar a la población, no se toman en cuenta porque son las decisiones partidarias las que prevalecen. Los compromisos partidarios van por una vía distinta a nuestra conciencia cristiana".

René Figueroa. Diputado de ARENA. "Cuando uno tiene principios y ha sido educado en la religión católica, obviamente tiene uno un norte. Toda sociedad debe tener un norte y ese debe ser nuestro Señor. Yo aplico esos principios en temas como la defensa de la vida, el tema del aborto. Está el tema tan polémico de la pena de muerte. Yo soy católico, apostólico y romano, pero también creo en la aplicación de la pena de muerte para aquel mal ciudadano que priva o asesina, porque eliminándolo vamos a dar seguridad a otros ciudadanos. Son temas polémicos, pero obviamente uno tiene que encomendarse a Dios y pedirle sabiduría para hacer las mejores decisiones".

José Antonio Almendariz. Diputado del PCN. "Para mí ha sido bien valioso el pensamiento bíblico. En repetidas veces yo no he apoyado al partido porque mi conciencia me impide hacerlo. Al momento de estar con mis compañeros trato de inculcarles que no veamos la conveniencia de nosotros sobre lo que es conveniente para el país. La Biblia nos habla cómo debe conducirse una autoridad, no enseñoreándose sobre el pueblo, sino poniéndose a su servicio. Cuando no he cumplido con lo que dice la Biblia, consulto con mi pastor. Yo trato de guiarme en mis decisiones en la Asamblea en lo que dice la Biblia".

Rosario Acosta. Diputada del FMLN. "Yo siempre he leído la Biblia católica, porque hay varias Biblias. Yo no estoy de acuerdo en leer una Biblia donde a usted le quieran aplicar la palabra de Dios con amenazas y con temores. A mí la palabra de Dios me ha ayudado para enseñar valores a mis hijos y evitar meterme en problemas de los cuales después no pueda salir. Pero fundamentalmente me ha ayudado a relacionarme con mis compañeros. En el trabajo legislativo yo no tengo problemas con nadie de los diputados ni con los empleados. Dios dice que todos somos iguales ante la ley de Dios, por eso no podemos estar viendo que unos son de una u otra categoría. Eso lo he aprendido en la Biblia. Las enseñanzas bíblicas contribuyen a hacer las cosas de mejor manera, protegiendo los intereses de todos, no sólo el interés personal".

 

 


 

 

El drama de la vivienda

Según el Comité de Emergencia Nacional (COEN) con los terremotos quedaron destruidas 186,444 viviendas y otras 153,011 quedaron dañadas. El gobierno creó un Plan de Reconstrucción que busca soluciones permanentes para toda la población afectada, el proyecto de Creación de Nuevos Asentamientos Organizados (NAOS). Estos nuevos asentamientos constituyen un proyecto de reubicación de familias afectadas que habitan zonas consideradas de alto riesgo.

Durante estos siete meses tras el terremoto el monto de los fondos gubernamentales entregados a cerca de tres mil familias es de 300,400 dólares. Además, en esta primera etapa ya han comenzado a construirse viviendas con la colaboración internacional, como el proyecto el "Tzu Chi", de la Fundación Budista del mismo nombre, y de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Integral. En números redondos las viviendas iniciadas hasta la fecha beneficiarán a 7,765 familias.

Para el futuro, hay que contar con la ayuda que ya ha venido de Venezuela, Alemania, España, Taiwan, La Generalitat Valenciana. Todo ello supondrá 4,674 viviendas. Si se añaden a las 7,765 previstas en el proyecto de nuestros asentamientos, el total es de 12,439 viviendas. Conclusión: según las cifras del COEN faltan 174,005 viviendas.

En palabras sencillas esto quiere decir que siete meses después de los terremotos, la mayor parte de salvadoreños que perdieron sus hogares están viviendo si es cierto que todos ellos recibieron ese beneficio en viviendas provisionales, con el riesgo de que la situación se convierta en permanente, como ha sucedido con anteriores desastres.

Sobre la calidad de las viviendas, muchas de las viviendas permanentes, construidas o por construir, tienen serias limitaciones de espacio y comodidad. Pero las viviendas provisionales, construidas en su mayoría con láminas, madera y plástico, ni de lejos responden a los mínimos de seguridad, higiene y comodidad necesarios para una convivencia familiar y social medianamente digna. Al calor insoportable durante el día y la humedad durante la noche, se añaden el hacinamiento y la promiscuidad, con todas las tensiones y abusos a que ello da lugar.

La mayor parte de los damnificados van a tener que vivir en esas condiciones de provisionalidad durante un largo tiempo, quizás durante toda su vida. En otras palabras, por unas inercias institucionales imperdonables, se está condenando a un sector muy numeroso de la población a vivir en una situación de precariedad y pobreza, peores de las que enfrentaban antes de los dos terremotos.

Obviamente, ante esto no bastan gestos de buena voluntad, ni menos slogans publicitarios, a lo que tan inclinado es el presidente Francisco Flores. Pero lo que es necesario un nuevo modelo de país, fundado sobre unas bases distintas a las actuales.

 

 

 

 

 


 

 

Impunidad

De nuevo los periódicos publican, incluso con titulares gruesos, que existe impunidad en el país. Todo ello con motivo de la absolución judicial de supuestos secuestradores.

La impunidad tiene una larga historia en El Salvador, y a veces, viendo cómo caminan las cosas, se puede pensar que la solución del problema va para largo. En primer lugar porque se han desaprovechado oportunidades históricas para dar un golpe a la impunidad. En efecto, el informe de la Comisión de la Verdad en su momento ofreció una excelente oportunidad para cambiar el rumbo de impunidad dominante en el país. Teniendo miedo de los costos políticos que podía tener el enjuiciar a personas pertenecientes a los sectores sociales habitualmente impunes, el gobierno de entonces consagró y ensalzó en la práctica la impunidad con una amnistía. Y el sistema judicial ha seguido desaprovechando la oportunidad de revertir ese desaguisado, utilizando razonamientos a favor de los violadores de Derechos Humanos que ni son razonables ni son prácticamente inteligibles. Baste con recordar a los jueces de Cámara que al rechazar la petición de la UCA de procesar a los presuntos autores intelectuales del asesinato de los jesuitas y sus colaboradoras, echaban la culpa de la prescripción del delito a los ofendidos, argumentando que los derechos de éstos "siempre estuvieron latentes para accesar a la justicia". Olvidando que latente significa oculto y escondido, y que un derecho oculto y escondido no es un derecho, sino la negación del mismo. Si la ley insuficientemente promulgada no obliga, ¿cómo se va a considerar, desde una sana teoría jurídica, que un derecho latente no ejercido pueda invalidar derechos básicos?

Con jueces de tan ínfima calidad el problema de la impunidad va para largo en El Salvador. Pero no es el de los jueces el único problema. La policía sigue siendo un cuerpo con una capacidad de investigación deficiente, con unos métodos de utilización de la fuerza que con frecuencia se deslizan hacia la brutalidad, y con impunidad real para muchos de sus miembros. Debilita además a la institución la falta de ejemplaridad (o incluso la colaboración con el delito) de algunos de sus mandos en un pasado todavía demasiado inmediato. Y el asunto se agrava si además le añadimos al paquete el hecho de que a algunas personas involucradas en situaciones ciertamente turbias, se les ofrecen cargos de responsabilidad dentro de la propia PNC. Es el caso de un oficial de la policía, por no poner más que un ejemplo, que después de estar en la escena de un triste y sonado crimen y, al menos, permitir que la escena y las pruebas se contaminaran o desaparecieran, goza con posterioridad de cargos de responsabilidad en la PNC.

La Fiscalía no da esperanzas de una solución rápida de esta problemática. La poca capacidad de algunos, la falta de ética en otros, la confusión del monopolio de la acción penal con un accionar irresponsable, y en ocasiones arbitrario e impune del Fiscal General no ayudan a percibir que el futuro pueda mejorar con rapidez. El hecho de que no haya prácticamente modos asequibles al ciudadano para reclamar la deducción de responsabilidades, agrava la situación.

Si de veras queremos eliminar la impunidad hace falta diseñar dispositivos técnico-jurídicos que den acceso al ciudadano y le permitan solicitar con éxito la deducción de responsabilidades a todos aquellos componentes del sistema de represión, persecución o enjuiciamiento del delito, que violen derechos establecidos o incurran en procedimientos reñidos con la ética.

Nuestras instituciones vienen de una cultura donde la impunidad del más fuerte ha sido tradición permanente. Y en muchos aspectos han sido diseñadas y utilizadas para perpetuar esa cultura. Y dado que la cultura la producimos entre todos, bueno será que todos hagamos un esfuerzo, sociedad civil, empresa privada, actores estatales, por crear nuevas pautas de comportamiento humano y social que permitan erradicar la impunidad.

Especialmente algunas instituciones de la empresa privada, como la ANEP, debería dejar a un lado su fariseísmo, que le lleva a condenar unos crímenes y a absolver u ocultar otros, según sus intereses económicos o políticos. Y aportar con todos pautas respaldadas por dispositivos técnico-jurídicos, como ya hemos dicho, que nos ayuden a luchar contra una impunidad que en este momento es algo más que una plaga en El Salvador.

José M. Tojeira

 


 

Homilía de Mons. Ricardo Urioste el 15 de agosto

en el cumpleaños de Monseñor Romero

Nos reunimos alrededor del altar en este día en que recordamos el nacimiento, hace 84 años, de Monseñor Romero. Yo creo que, si él viviera todavía, estaría ágil, reflexivo y pensativo. Estaría pensando siempre en este pueblo y en esta patria, y a él iríamos todos a escuchar su consejo y su palabra. Yo lo he pensado así, cercano al Señor, cercano al pueblo y cercano a sus necesidades.

Y nos reunimos en este día en que María subió al cielo y en que Monseñor Romero llegó a la tierra preparando su camino hacia el cielo. Para él nacer y vivir era un regalo de Dios, y por eso amó tanto la vida, y amó la vida de los más pequeños, de los más humildes, de los más necesitados. Se angustiaba y casi lloraba cuando sabía de torturas y de encarcelamientos, cuando sabía de destierros y de amarguras en la gente.

Yo creo que Monseñor vio el nacer y vio la vida como encontrarse con un padre y una madre. Tuvo esa dicha de una madre fervorosa y un padre laborioso, que lo guió en la vida, lo estimuló y lo ayudó. Yo creo que Monseñor Romero sufría porque sabía que la inmensa mayor parte de nuestros niños no tienen un padre, sólo tienen una madre laboriosa que ha canasteado para poder hacer vivir a sus hijos. Pero sin esa presencia del padre.

Descubrió también que nacer y vivir es encontrar la vocación a la cual Dios nos ha llamado. Dios tenía un plan sobre él, y también tiene un plan sobre ustedes. Monseñor Romero supo responder al llamado de Dios, y ése fue su afán: que nosotros todos descubriéramos nuestra vocación, nuestro llamado de Dios, nuestra entrega al servicio.

Monseñor Romero también vio el nacer y el vivir como un encontrarse con Dios. Ustedes lo conocieron y vieron cómo se acercaba a cada uno con afecto, con cariño, con amor, con aprecio. Pues con más aprecio, con más cariño, con más amor se acercaba a Dios, y ahí encontró la raíz de su vida. Monseñor Romero era un árbol lleno de flores, así lo pienso yo, porque estaba muy enraizado en Dios, muy hundidas las raíces de su vida en el Señor. Para él nacer y vivir era encontrarse con Dios. Y nosotros tenemos que preguntarnos en su presencia qué significa encontrarnos con Dios en nuestra vida de todos los días.

Nacer y vivir para Monseñor fue igualmente encontrarse con el prójimo, sobre todo con los más pobres. Eran sus preferidos, sus predilectos. Por ellos lloraba, por ellos intercedía, por ellos hablaba siempre y en todo momento porque sabía que este pueblo es un pueblo hecho de pobres. Es una nación de pobres.

Hay dos ciudades de San Salvador: la ciudad de San Salvador de los pobres y la ciudad de San Salvador de allá arriba, que no es de los pobres y que no vienen aquí abajo. No hay a qué, no hay por qué, no hay razón, no hay para qué encontrarse con ustedes. Casi me atrevo a decir que esta patria casi ya no es patria. Esta patria hace que sus hijos se vayan al extranjero, y eso no es patria. Hace que sus hijos anden desempleados, y eso no es patria. Hace que nuestros niños anden abandonados, y eso no es patria. Hace que nuestros jóvenes no tengan donde trabajar y que haya miles de gentes buscando un trabajo que no encuentran. Y yo me pregunto ¿es eso patria?

Hoy es el día de la Asunción. Hemos escuchado ese canto revolucionario de María del Magnificat: "exaltó a los humildes y dejó ir sin nada a los poderosos". María lo dijo con toda convicción, con fe. Y así fue Monseñor Romero: creyó en los momentos de alegría y en los momentos de dolor, en los momentos de gozo y en los momentos de tristeza. Su fe fue siempre firme. ¿Se acuerdan de la carta de Pablo a los Corintios: "creí y por eso hablé"? Monseñor Romero creyó y por eso habló, y por eso habló como habló, dispuesto a correr los riesgos que se pueden pasar en la vida.

Yo lo recuerdo quizás en uno de los días de más tristeza y más oscuridad. Monseñor Romero se sentía casi solo. Y en ese momento dijo: "aunque me quede del todo solo, yo voy a seguir siendo fiel a este pueblo". Y fue fiel. Hay cosas que Monseñor Romero no hizo jamás. Monseñor Romero nunca fue infiel a Dios. Ni de niño, ni de joven, ni de joven sacerdote, ni de obispo auxiliar, ni de obispo de Santiago de María.

¿Qué obispo hemos visto que abra su casa para los menesterosos? Cuando llegó Monseñor Romero a Santiago de María se dio cuenta que los cortadores de café dormían a la intemperie en el parque y no lo pudo aguantar. Tenía un corazón tierno, un corazón grande y abrió su casa para que los campesinos y cortadores fueran a dormir en el salón episcopal. ¿De qué obispos están buscando las homilías después de 21 años de muerto? Quizás los haya, pero yo no los conozco. Sólo de Monseñor Romero la gente sigue preguntando por sus escritos, por sus homilías, porque han descubierto en él un hombre fiel a Dios, un hombre santo, un hombre con el espíritu de Jesús.

El Espíritu de Jesús se manifestaba en la oración. Oraba al Padre constantemente, y en el huerto va a hacer oración él solo porque sus apóstoles no le acompañan. El espíritu de Jesús se manifestaba también cuando dice que tiene compasión de las multitudes que no comen, y les da de comer. Y en la compasión de los enfermos, de los leprosos, de los tullidos, de los sordos, de los ciegos y de los mudos, y los cura.

Eso es lo que tiene también Monseñor Romero. Es un hombre que busca a Dios incansablemente, y también tiene el corazón de Cristo para saberse compadecer, para saber sentir la angustia que sienten los que sufren. Monseñor Romero nunca fue infiel a Dios, y nunca fue infiel al pueblo, a pesar de todas las calumnias y todos los desprecios, que tenía que sufrir por esa fidelidad.

Otra cosa que nunca hizo Monseñor Romero fue buscarse a sí mismo. Cuando murió, me tocó ir al hospitalito donde tenía su cuarto. Fui a ver sus cosas y entre otras cosas encontré una póliza de seguro. Yo me dije que eso nos va a servir para su hermana Zaida, a quien él ayudaba un poco. Yo mismo hablé a la compañía de seguros, diciendo que había encontrado una póliza de seguros de Monseñor y quisiera que nos la hicieran efectiva. Esperé un momento, llegaron y me dijeron: "Lo sentimos mucho. Monseñor Romero dejo de pagar hace dos años y medio la póliza". Es decir, desde que le nombraron Arzobispo se descuidó de todo, de sus intereses, de sus centavos, y pensó tan solamente en la gente.

El murió pobre. Generalmente los sacerdotes algunas cositas tenemos. Pero él era pobre, no dejó nada. No tenía una casa, tenía un automóvil, sí, pero no dejó nada más, ni cuenta en los bancos, ni dinero escondido, ni cosas valiosas. Fue un hombre pobre. En eso fue fiel también al Señor. No se buscaba a sí mismo, buscaba servir a los demás. Una cosa importante era que Monseñor Romero nunca hizo eso de vivir en las nubes y de predicar en las nubes. Vivía bien metido en la tierra.

Lo que tampoco hizo nunca fue dejar de hablar cuando tenía que hablar. Una Iglesia que calla no es la Iglesia de Cristo. Yo no sé qué Iglesia tenemos, pero la Iglesia de Monseñor no era una Iglesia silenciosa. Era una Iglesia que hablaba en nombre de Dios, y en nombre de su palabra estaba también dispuesto a correr los riesgos que fueran para su vida.

Yo siempre he dicho que la página de Monseñor Romero que más me gusta es la que escribió un mes antes de morir cuando con toda humildad dijo: "tengo miedo a la violencia en mi persona, pero cuando llegue el momento, todo se sufrirá con la gracia de Dios, y si es posible lo sentiré muy cerca de mí como lo sintieron los mártires". Y así fue.

Sólo tres obispos en la historia de la Iglesia han muerto en el altar, dentro del templo, un obispo inglés, un obispo polaco y un obispo salvadoreño. Los dos primeros fueron ya canonizados hace tiempo, y fueron mártires por defender los derechos de la Iglesia que los reyes de su tiempo estaban violando. Monseñor Romero no fue mártir por defender los derechos de la Iglesia. Fue mártir por defender los derechos de ustedes, por defender los derechos del pueblo.

El nos enseñó siempre a fijarnos en las calamidades del mundo. Todos sabemos que el mundo tiene 6,000 millones de habitantes, y de ellos 2,000 millones tienen ingresos diarios solamente de un dólar, ocho setenta y cinco colones. Eso es lo que ha producido el neoliberalismo. Tenemos que ver siempre nuestras realidades. Estamos pasando ahora una gran sequía y nuestra gente en el campo ha perdido sus cosechas y están viendo si el maíz sembrado en agosto va a producir, y quién sabe si va a producir porque la sequía continúa. Yo quisiera, con el permiso de los encargados, que en la colecta que hacemos aquí diéramos el doble de lo que damos siempre para ir en ayuda de estos hermanos. Será poco, pero es lo que nosotros podemos hacer.

Para terminar, yo quisiera, recordando a Monseñor Romero, que no sólo exaltemos su figura, sino que nos miremos a nosotros y nos preguntemos si seguimos o no el ejemplo de Monseñor. Si no, todo esto es en vano, todo esto es pura retórica, todo esto es puro hablar. Por eso hoy debemos examinar nuestra fe, nuestro servicio, a qué verdad servimos. Y deberíamos examinar nuestra búsqueda del prójimo y del prójimo más necesitado, y pedir al Señor Dios que nos dé la bondad de Monseñor, el corazón de Monseñor. Que todos lo tengamos un poco más, que todos aprendamos la verdad que él aprendió de Cristo y de su palabra, que todos aprendamos de su profecía. Que seamos profetas, que hablemos rectamente desde Dios y desde las necesidades del prójimo, que aprendamos de la misericordia de Monseñor y de la entrega y disponibilidad de su vida. De este modo, sí será un celebración auténtica la que aquí estamos haciendo. Pidámosle al Señor que nos lo conceda.

Recuadros

Casi me atrevo a decir que esta patria casi ya no es patria. Hace que sus hijos se vayan al extranjero, y eso no es patria. Hace que sus hijos anden desempleados, y eso no es patria. Hace que nuestros niños anden abandonados, y eso no es patria. Hace que nuestros jóvenes no tengan donde trabajar y que haya miles de gentes buscando un trabajo que no encuentran. Y yo me pregunto ¿es eso patria?

Su fe fue siempre firme. ¿Se acuerdan de la carta de Pablo a los Corintios: "creí y por eso hablé"? Monseñor Romero creyó y por eso habló, y por eso habló como habló, dispuesto a correr los riesgos que se pueden pasar en la vida.

¿Qué obispo hemos visto que abra su casa para los menesterosos? ¿De qué obispos están buscando las homilías después de 21 años de muerto? Sólo de Monseñor Romero la gente sigue preguntando por sus escritos, porque han descubierto en él un hombre fiel a Dios, un hombre santo, un hombre con el espíritu de Jesús.

Lo que tampoco hizo nunca fue dejar de hablar cuando tenía que hablar. Una Iglesia que calla no es la Iglesia de Cristo. Yo no sé qué Iglesia tenemos, pero la Iglesia de Monseñor no era una Iglesia silenciosa.

 


 

 

Cinquera. Testimonio de Don Lito

En la década de los años 80, la UCA publicó un libro de María López Vigil titulado Don Lito de El Salvador, que está basado en la entrevista con un campesino y donde narra su vida, cómo fue tomando conciencia de la realidad con la ayuda de la Biblia, las primeras luchas campesinas de FECCAS, la "toma de tierra" de la hacienda Azacualpa, las primeras guindas al monte huyendo de la represión de la Guardia Nacional y el largo éxodo de refugiado Ahora nos preguntamos: ¿qué fue de Don Lito?

Hace un par de semanas, recibí la carta de un campesino. En ella agradece el "esfuerzo de entresacar y ordenar esos fragmentos en El Evangelio de Monseñor Romero. Este trabajo de ustedes nos está siendo de mucha utilidad en nuestro esfuerzo de comunidades cristianas". La carta la firma Don Lito. Sí, ahí está, treinta años después de iniciar su compromiso con su pueblo, sigue trabajando y animando a las comunidades cristianas de Cinquera, de donde es originario.

No había terminado la guerra, cuando Don Lito, decidió emprender el retorno. Fue el promotor de una de las primeras repoblaciones. Aun debajo de las bombas y en un ambiente de inseguridad, caminó al frente de un pequeño grupo de familias. En el puente de Las Guaras el ejército les cerró el paso, pero pudo más la determinación de aquel pequeño grupo de familias, que la prepotencia del ejército. Cuando llegaron a Cinquera aquello era un charral, todas las casas destruidas, los caminos inservibles… Hoy Cinquera da gusto.

El domingo, 25 de agosto, visité a Don Lito en Cinquera. Lo primero que me llama la atención es la reunión de un numeroso grupo de jóvenes en la iglesia. En las paredes del templo, las fotografías de los mártires de la comunidad, entre ellas y ellos, tres hijos y una hija de Don Lito. A la entrada de la villa, en la pared de una casa están escritos los nombres de los "caídos en la guerra".

La comunidad cristiana se reúne todos los martes y los jueves por la tarde. Vale la pena contar cómo son las reuniones, donde se vive el más auténtico espíritu de las Comunidades Eclesiales de Base. Comienzan compartiendo las noticias de la comunidad y del país. Allí hablan de los hechos que les afectan y tratan de comprender qué es lo que está pasando. Luego reflexionan un texto bíblico o un fragmento de las homilías de Monseñor Romero. Lo leen despacio, dos veces, y luego cada quien da su opinión, lo que cada persona entiende.

"Cuando ya hemos exprimido el texto %me dice Don Lito, hablamos de las necesidades de la comunidad". En este punto, se comentan todo tipo de problemas que hay en la comunidad y qué solución o colaboración puede aportar la comunidad cristiana. Por ejemplo, cuando hay una persona que está enferma y no tiene dinero para pagar los gastos del hospital, la comunidad organiza una visita a todas las casas de Cinquera para pedir colaboración económica, que luego entregan a la familia de la persona enferma. También luchan por defender el bosque de las personas que, guiadas por su afán de lucro, lo quieren deforestar; colaboran con las actividades de desarrollo del municipio, etc.

El trabajo de comunidades cristianas está más avanzado en el casco urbano de Cinquera, en San Francisco y en San Nicolás. Pero también se visita y hay pequeños grupos de reflexión en San Benito, El Tule y La Escopeta. En todos estos lugares, cada semana hay Celebración de la Palabra. Además las animadoras y animadores de cada comunidad se reúnen los primeros domingos para reflexionar y planificar el trabajo del mes.

Sin lugar a dudas, es cierto lo que Don Lito escribía en su carta: "Las homilías de Monseñor Romero son vida en nuestro trabajo". Somos nosotros los que realmente estamos agradecidos con Don Lito por todo lo que hace. Personas como él son las que animan a seguir creyendo y trabajando por el sueño de Jesús y Monseñor Romero: un pueblo con vida y justicia. Gracias Don Lito.

Miguel Cavada Diez


 

 

Dos cartas al Presidente de Argentina, Fernando de la Rúa

Ofrecemos extractos de dos cartas recientes, julio y agosto, al Presidente de Argentina: una de un premio nobel de la paz y otra de un sacerdote.

Señor Presidente. Una vez más me dirijo a usted, a pesar de que no sabe o no quiere escuchar las demandas… En su discurso no dijo que las medidas tomadas son para responder a la voracidad de los mercados y al pago de los intereses de la deuda externa, inmoral e injusta, olvidándose de la deuda social que tiene el pueblo, siempre postergado y sometido día a día al aumento de la pobreza y la exclusión social…

Usted dice que las medidas anunciadas no son un ajuste, que hay que bajar el déficit fiscal y que la forma de hacerlo es recortando salarios de los trabajadores del estado y reducir las jubilaciones. Sólo le pido que sea sincero, que le diga la verdad al pueblo, y que no la oculte con actitudes falsas. Usted sabe que ningún país en el mundo ha llegado al déficit cero, ni aún los países desarrollados…

Debo advertirle, Señor Presidente, que está violando los derechos humanos. Y es responsable, conjuntamente con los gobernadores de las provincias, de graves violaciones, como lo han hecho en General Mosconi y Tartagal, provincia de Salta, Corrientes, Neuquén, La Matanza, provincia de Buenos Aires, entre otras regiones del país afectadas, en las cuales la represión ha provocado muertos, torturados, encarcelados y heridos.

Usted está incrementando la "bomba silenciosa del hambre". Según las estadísticas, en el país se mueren por año más de 20.000 niños, menores de un año, por causas evitables. Le recuerdo, Señor Presidente, tener presente el "no matarás ni con hambre, ni con balas"…

Sólo me queda decirle, Señor Presidente, recordando al Obispo mártir Enrique Angelelli: "poner un oído en el Evangelio y otro en el Pueblo", para saber por dónde ir correctamente. Sepa escuchar al pueblo, no le tema, salga y vea la realidad que viven miles de argentinos y argentinas".

Adolfo Pérez Esqivel

"Desde los llamados '10 mandamientos' el robo es considerado un pecado. Robar es no dar a alguien lo que le pertenece; algo agravado por quien lo hace abusando de su poder. Es robo que se les niegue a los ancianos lo que ellos mismos han aportado. No es un derecho que el Estado puede dar o no, sino un deber que no puede negar. Esto es triplemente agravado cuando a los ancianos se les niega lo que les pertenece para dar a los poderosos lo que no se les debe (vulgarmente llamado 'deuda externa'), que ni se debe (porque no se prestó, y que porque además ya se pagó) ni se puede pagar con hambre y muerte (además que todavía los poderosos no han pagado todo lo que han robado del Tercer Mundo, en vidas negras del África, en oro, plata y estaño de América Latina, por ejemplo). No pagar lo que se debe para pagar lo que no se debe no sólo es violación del mandato 'no robar', sino que se aproxima bastante a la violación del 'no matar'".

"La paz es un fruto de la presencia de Dios y su proyecto entre los hombres. Es el 'shalom' bíblico. Es que todo 'anda bien'. Pero la violencia es el fruto cotidiano en los barrios y las calles de nuestros pueblos, es la violencia de la desesperanza, de la droga, de los robos, del sin sentido... de que para muchos ciertamente 'nada anda bien'. Si no hay verdadera paz es porque hay otros frutos, es porque otra cosa se ha sembrado y no ciertamente el proyecto de Dios. La justicia es la lealtad a los caminos de Dios. Caminos que nos hacen hermanos con los miembros de nuestro mismo pueblo. La lealtad es fidelidad, es reconocer el paso de Dios entre nosotros. Pero la impunidad, la corrupción, la falta de fraternidad son signos evidentes de la injusticia. Injusticia que lleva a cada vez menos fraternidad, cada vez menos paz, cada vez menos vida. Si no hay verdadera justicia, es porque no hay lealtad".

Eduardo de la Serna


 

 

El Area del Libre Comercio de Las Américas: sueño o pesadilla

Javier Ibisate, S. J.

Se repite la historia de Israel: estamos mal y esperamos un "mesías". Nuestros profetas nos anuncian que la buena noticia viene del Norte y el mesías se llama "el libre comercio internacional, que reducirá la pobreza y fortalecerá la democracia". El anuncio está literalmente tomado del acuerdo firmado en Quebec, 20-21 de abril, por los 34 signatarios de Las Américas. No estamos en contra del libre comercio, que es un invento muy antiguo para que cada país disponga de lo que no produce a cambio de los bienes que sí produce. El problema es que las cosas han cambiado y que el "libre comercio" ya no es un "comercio libre".

Ahora el libre comercio ya está regulado por la Organización Mundial del Comercio (OMC), que a su vez está regulada por la trilateral del Norte, Estados Unidos, Unión Europea y Japón. Por añadidura, en la última reunión de la OMC, tenida en Seattle, Estados Unidos, diciembre de 1999, se pelearon los tres grandes y se acusaron de que ninguno cumplía con las normas de libre comercio que habían pactado. Como en esta reunión se hallaban presentes los delegados de los países pobres, como "invitados de piedra" y nadie los tomaba en cuenta, levantaron su voz y se negaron a firmar unos acuerdos que ni habían tenido tiempo de leer. Digamos que así se inicia la era de los manifestantes, porque en las calles de Seattle se habían congregado más de 40.000 manifestantes, que decían ser "la voz de los sin voz".

En abril del pasado año 2000 se reúnen en Washington los representantes del Grupo de los Siete (G-7), las siete naciones más fuertes, con el FMI y el BM, que allí tienen su cuartel. La agenda de la cumbre era eufórica: Estados Unidos habían inventado la "nueva economía", un nuevo comienzo, el Internet. La economía mundial del 2000 crecería un 4% y, por supuesto, los países en desarrollo compartirían este crecimiento. En ésas estaban cuando de repente sopló un "pentecostés" imprevisto: el viernes 14 de abril ("viernes negro") hubo un fuerte crack (sacudida) en la bolsa de valores, que diezmó las ganancias de muchas empresas e inversores. El viernes negro fue un anuncio de lo que iba a suceder a fines del 2000: que la especulación bursátil iba a quebrar a la misma especulación, que, en síntesis, es "el arte de vivir del trabajo ajeno".

En Washintong también hubo manifestantes y nos dijeron algo importante. Acusaron a la "trinidad pagana", el FMI, el BM y la OMC, instrumentos de la globalización para el empobrecimiento de los países en desarrollo. "¿Quién debe a quién?", se preguntaban los manifestantes. "Las grandes corporaciones, que explotan las materias primas del tercer mundo, producen enormes destrozos humanos y medioambientales. Antes defendíamos los derechos civiles; ahora luchamos por los derechos humanos. Si la policía no nos deja manifestarnos, estará violando la Constitución. La moralidad está antes que la legalidad". Así ha continuado la historia de los manifestantes, cumbre tras cumbre, hasta el Foro Social de Porto Alegre, enero 2001.

En enero de 2001, nuevo milenio, la economía norteamericana se despierta con mal pie. Había crecido sólo un 1,4% en el último trimestre y su timonel, Alan Greespan, había dicho: "probablemente estemos en un crecimiento cero". La élite del capitalismo se vuelve a reunir en Davos, Suiza, y su agenda resume la situación mundial: recuperar el crecimiento y reducir las desigualdades. La historia andaba mal, pero la teoría sige impertérrita. Había que matar dos pájaros de un tiro: el libre comercio internacional puede recuperar el crecimiento y reducir las desigualdades. Dicho en forma más elegante: "El objetivo central es que el Area del Libre Comercio de las Américas (ALCA) sirva a la reducción de la pobreza y al fortalecimiento de la democracia".

Más en concreto, los 34 signatarios afirman que "las economías abiertas y libres, el acceso a los mercados, el flujo sostenido de las inversiones, la formación de capitales, la estabilidad financiera, las políticas públicas adecuadas… son claves para reducir la pobreza y la inseguridad, elevar los niveles de vida y promover el desarrollo sostenible". En teoría suena bien, pero en la práctica, el jefe de economistas del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, había dicho que el libre comercio en poco o en nada ha beneficiado a los países pobres y que la teoría del libre comercio es "un fraude intelectual". Por presión del Congreso tuvo que dejar el BM.

¿Qué se podrá hacer para que el ALCA no sea otro fraude? Aquí viene la importancia de "la letra pequeña" de los documentos, es decir, lo que tienen que hacer de aquí al 2005 los países signatarios para que el ALCA tenga algún éxito. George W. Bush dijo: "Luego de la reunión presentaremos el acuerdo, o su marco, a todos para que puedan estudiarlo y para que los ciudadanos de todos los países tengan la posibilidad %por primera vez en la historia de examinar el texto de un acuerdo comercial". Y ¿qué tienen que hacer los jefes de gobierno? Cumplir 18 anexos, quizás escritos en letra pequeña. Pero "lo escrito, escrito está".

"La transparencia de las relaciones entre las instituciones y los ciudadanos, dándosele mayor participación a la sociedad civil. (La nación debe ser consultada). La cooperación en materia de derechos humanos, la protección de los derechos civiles, económicos, políticos y sociales de la mujer y de los pueblos indígenas. El acceso universal a sistemas de justicia imparciales e independientes y la necesidad de recurrir a éstos para resolver conflictos. Impulsar los principios de inclusión y equidad, así como mejorar las condiciones de trabajo, el respeto de las normas laborales y la cooperación en las cuestiones relacionadas con la migración. En este marco de la globalización hay que estudiar la adopción de iniciativas destinadas a garantizar la buena gestión de las empresas privadas y su responsabilidad social. Mejorar los sistemas de transporte en el hemisferio, enfoques comunes en cuanto a la energía y estrechar la cooperación en cuestiones medioambientales. Potenciar el acceso al empleo y facilitar que los ciudadanos adquieran las actitudes necesarias para competir en el contexto de una economía mundial basada en el conocimiento. Encontrar soluciones prácticas a la "brecha digital" existente en el hemisferio. Enfasis en el acceso a la educación, la asistencia médica, así como proteger y promover la diversidad cultural. Con ello se lograrían dos anexos más: La creación de prosperidad con la mayor zona de libre comercio, 800 millones de personas. La realización del potencial humano, que permita mejorar el nivel de vida de todos los ciudadanos, apoyando la iniciativa de reducir a la mitad, antes del 2015, el número de personas que viven en pobreza en todo el continente"….

Tal vez el ALCA vuelva a ser un piadoso milenarismo, aunque a Estados Unidos le interese recuperarse gracias a Las Américas. Pero el ALCA ha dejado a los gobiernos latinoamericanos una buena tarea: la letra pequeña de los anexos. ¿La dialogarán los gobiernos con la sociedad, por primera vez en la historia? ¿Estamos ante un sueño o ante una pesadilla?

 

 

 

 

 

 


 

 

Las Bellaventuranzas

Sabiendo Jesús que los hombres estaban cansados y que habían perdido toda fe en que la lucha por mejorar el mundo tuviera un sentido, y que los eclesiásticos proponían la experiencia de la belleza como único camino para llevar las gentes hasta el Dios perdido, subió a la montaña, donde se había congregado una gran multitud, y les enseñaba diciendo:

Preciosos los que optan por los pobres, porque transparentan el proyecto de Dios para este mundo.

Preciosos los no violentos porque, a la larga, salvarán la belleza de la tierra.

Preciosos los que se afligen por el estado de este mundo, en lugar de cerrar los ojos a él.

Hermosos como pocos los que tienen hambre y sed de justicia porque, al buscarla, se saciarán de una belleza escondida, superior a toda la belleza creada.

Bellísimos los misericordiosos porque están alcanzando la belleza misma de Dios.

Espléndidos los limpios de corazón porque encontrarán a Dios sin necesidad de buscarlo a su pequeña medida.

Maravillosos los hacedores de paz, porque llevan la impronta admirable de su Padre Dios, aún más que la naturaleza.

Resplandecientes, absolutamente resplandecientes, los que padecen persecución por la justicia, porque les aseguro que ni el genio de Mozart, ni la paleta de Velázquez, ni Salomón en toda su gloria, han logrado revestir lo humano de acordes y de esplendores tan brillantes.

Por eso les digo simplemente: contémplenlos y quedarán radiantes, y entonces me hallarán a Mí, aunque no lo sepan.

Cuando Jesús acabó de hablar, las gentes se maravillaban porque no hablaba como los canonistas ni como los profesores de teología.

José Ignacio González Faus