Carta a las Iglesias AÑO XXIII, Nº 513, 1-31 DE ENERO DE 2003
PEDRO CASALDALIGA: En la hora oscura del amanecer circular 2003
SONDEO: "Mi esperanza está en la gente del pueblo"
EDITORIAL: 2003. La esperanza que nace del amor
REALIDAD NACIONAL: Continúa el drama de la salud
IRAK: Un mundo inhumano ante irak
BRASIL: Lula: La revolución de lo obvio. Carta a Leonardo Boff
COMUNIDADES DE BASE: Mujeres en Morazán. "Tomamos la palabra" (II)
COMENTARIO: "Entre Dios y el dinero, lo segundo es lo primero"
circular 2003
Ya van dos años del nuevo siglo XXI y el Mundo sigue cruel y solidario, injusto y esperanzado. Todavía hay guerra y hay imperio, y el imperio ha inventado la guerra preventiva. Todavía el Mundo se divide por lo menos en tres: Primero, Tercero y Cuarto.
El hambre, la pobreza, la corrupción y la violencia han aumentado; pero han aumentado también la conciencia, la protesta, la organización, la voluntad explícita de alternatividad.
Aquel sello místico que Rahner profetizaba para este siglo nuevo aparece, sin duda, con muchos rostros, en confusión y en diálogo también. Las Religiones cada vez más son pluralismo religioso, y habrán de ser convivencia e intercambio. La fe se refracta en mil nombres y mil búsquedas, y la fe convivida fraternalmente será el gran soporte de la esperanza humana.
Dios está a la vista. Está a la vista la Humanidad nueva.
Hay una creciente, incontrolable, ansia de cambio. En mensajes y foros y plataformas la consigna básica es: "¡Queremos otra cosa!". Queremos otro Mundo, porque otro Mundo es posible, y es necesario y urgente. Un Mundo uno, sin primeros ni terceros, sin imperios y sin genocidios, sin lucros sanguinarios y sin exclusiones desesperantes. Queremos otra América, decimos concretamente aquí; sin dominaciones y sin alcas, en fraterna Unión. Queremos otra Iglesia también, sin "clases", sin centralismos, sin rencillas denominacionales.
En el Mundo esta voluntad de cambio se expresa simbólicamente en el Forum Social Mundial y en los foros regionales. En Nuestra América, el cambio más significativo se llama ahora Lula, con proyección de esperanza para todo el Continente. En la Iglesia las inquietudes están convergiendo en la propuesta de un proceso conciliar, que parecerá inoportuna a ciertos espíritus involucionistas, y que sin embargo traduce muy eclesialmente la voluntad multitudinaria de ser y de hacer otra Iglesia: más al lado de los pobres del Reino, más inculturada, más samaritana, más sinodal, más corresponsable, más fraterna. No es ninguna inoportunidad soñar con el Concilio Vaticano III o con el México I o con el Bombay bien asiático...
La verdad es que estamos cansados de dominación y de falta de transparencia, en las diferentes esferas públicas y en las secretas esferas personales. Este nuestro Mundo y este nuestro pequeño corazón, tan malos al parecer, llevan una profunda carga de buena voluntad, de sed de Verdad, de hambre de Vida y de Dios. Los signos de los tiempos, a pesar de tantos antisignos, son más bien luminosos, esperanzadores. Como dice el proverbio sefardí, "la hora más oscura es cuando está por amanecer...".
En esta Prelatura de São Félix do Araguaia, nuestra adolescente Iglesia particular, estamos de cambio también. Este año completo yo los 75 y, como es de rigor canónico, renuncio a la mitra. Hemos tenido en los últimos meses un período bastante fecundo de "transición", con las Asambleas regionales y la promulgación del Manual –objetivo, actitudes, normas– que es referencial y guía de nuestra "caminhada".
En esta hora y con esta breve circular, quiero agradecer, en nombre de todo el Pueblo de la Prelatura y de todo el Equipo Pastoral, la solidaridad, la colaboración, la presencia, gratuita e incondicional, de tantas amistades e instituciones que vienen acompañándonos y posibilitando nuestra misión y sus estructuras de servicio. En primerísimo lugar, recordamos evidentemente a los/las agentes de pastoral que aquí soportaron "el peso del día y del calor", y me soportaron a mí. La lista, de agentes y amistades, es demasiado larga para citar nombre por nombre. Dios los tiene escritos todos en el Libro de la Vida. Algunas amistades y entidades nos vienen acompañando desde la primera hora y sobre todo nos han acompañado en las horas de la represión y de la incomprensión. Yo sé que nuestras amistades y esas entidades –vosotros, vosotras, ustedes– continuarán siendo amistad, solidaridad, presencia, para la Prelatura de São Félix do Araguaia. Somos ya todos/todas gente de casa, empresa de familia, una parcela, pequeñita pero estimulante, del Reino de Dios "entre el Araguaia y el Xingu, el Pará y el Travessão".
Personalmente me siento como quien espera en una parada de bus, sin saber bien ni la hora ni el destino inmediatos, pero, en todo caso, sabiendo que continuaremos en comunión el humilde viaje humano hacia la Casa paterno-maternal.
El proverbio sefardí habla de la luz del amanecer; un proverbio universal dice que en la hora del ocaso ninguna luz ofusca... Hago míos en esta hora unos versos de "El hombre de la Mancha", que me traducen expresivamente:
"Soñar otro sueño imposible.
Luchar cuando es fácil ceder.
Vencer el enemigo invencible.
Negar cuando la regla es vender.
¡Cuántas guerras tendré que vencer por un poco de paz!
Y mañana, si este suelo que he besado
fuera mi lecho y perdón,
sabré que valió la pena delirar
y morir de pasión".
Y en esta hora, y en todas las horas, valga sobre todo la consigna que las Hermanitas de Jesús nos han recordado, celebrando en la Prelatura sus 50 años de presencia en medio del pueblo Tapirapé: "Gritar el Evangelio con la vida".
No nos despedimos. Seguiremos unidos, en la Paz militante del Reino.
Pedro Casaldáliga
A comienzos del 2003 la YSUCA hizo un sondeo con esta sencilla pregunta: ¿Tiene usted esperanza de que la situación crítica del país pueda cambiar? Veamos algunas respuestas.
"Yo no tengo esperanza de que la situación del país pueda cambiar, porque mientras el gobierno esté a favor de los ricos será muy difícil que cambie algo para los pobres. Tal como están las cosas, no veo cómo podamos sacar a los ricos del poder. En las próximas elecciones lo veo difícil".
"Yo creo que sí puede cambiar la situación. Si todos tenemos fe en el mismo Dios y en la unidad que podemos conseguir como pueblo, eso nos animaría a todos a transformar la realidad. Con la ayuda de Dios y el apoyo de cada uno de nosotros hacia los gremios del pueblo, puede haber esperanza en que la situación del país cambie".
"Es difícil que la situación del país cambie, sobre todo por la actitud del mismo gobierno que no quiere acceder a nada. Si hubiera una huelga de brazos caídos a lo mejor cambiaría un poco la realidad. Pero esto también es difícil por la misma desunión que hay entre el mismo pueblo. Desunión propiciada por la derecha, que usa todos sus medios de comunicación para difundir confusión entre la gente. Esos medios propagan el desconocimiento de la realidad del país y las principales víctimas de eso son los jóvenes. A nosotros sólo nos queda confiar en Dios y poner algo de nuestra parte. De esta forma a lo mejor cambie algo en la realidad".
"Yo espero que la situación cambie. Pero eso dependerá de la conciencia que el pueblo vaya adquiriendo respecto a ese cambio. Yo tengo una esperanza cercana: las elecciones de marzo. Ahí tendremos la oportunidad de elegir a buenos gobernantes. Debemos pedirle al Señor que ilumine a nuestro pueblo para que ya no siga votando por partidos que están en contra del mismo pueblo".
"La esperanza es lo último que se pierde, aunque el gobierno y la empresa privada quieren acabar con nuestra esperanza. Mi esperanza es de que el pueblo se organice. Organizados se puede conseguir muchas cosas. Eso está demostrado en los últimos años de historia salvadoreña. Si cambiamos el gobierno podemos dar un poco de esperanza. Si seguimos con lo mismo, terminarán por arrebatárnosla".
"Yo tengo esperanza en el cambio de estructuras que respondan a las necesidades del pueblo. Y eso puede ocurrir porque el pueblo salvadoreño tiene mucha capacidad de lucha y claridad de que debemos cambiar una situación injusta por una realidad más favorable para la mayoría de salvadoreños. Mí esperanza está en la misma gente del pueblo, especialmente en todos aquellos que luchan por la justicia, por la paz y por la solidaridad".
"Yo tengo esperanza en que la situación del país puede cambiar, pero en la medida en que cada uno de nosotros sea artífice de ese cambio. Que no nos quedemos solo a nivel de espectadores, sino que tomemos parte activa en las decisiones que deben hacerse en el país. Sería un error pensar y esperar que sea el gobierno el que realice los cambios. Somos nosotros los que tenemos que asumir el compromiso del cambio. Y lo primero que tenemos que cambiar es la mentalidad. Ya no debemos pensar de que las cosas no pueden cambiar".
En las respuestas aparece todo un mundo de realidades: deseos, miedos, esperanzas, dificultades... Responsabilidad personal, cambios estructurales, sí a elecciones, no a gobiernos... Y un acordarse de Dios, tan propio de la fe de la gente, y tan indicador de la poca fe que tienen de sus dirigentes. En la mejor tradición salvadoreña, la de los mártires, ese acordarse de Dios significa lo que ha dado título a estas reflexiones: "mi esperanza está en la gente del pueblo".
Deseos y anhelos dependen del gusto y del interés. El optimismo es cosa del temperamento. Las expectativas son productos de cálculos. La espera pertenece a la naturaleza humana.
Al iniciar el año 2003 es evidente que en nuestro país y en nuestro mundo, hay muchos anhelos y expectativas nobles, necesarias y justas, pero casi todas se desvanecen, porque tienen en su contra a grandes poderes, ante los que surge un sentimiento de indefensión e impotencia. Quizás se sabe qué se debe hacer para cambiar la realidad, pero la gran pregunta es si algo importante se puede cambiar, y si nos van a dejar hacerlo.
En esta situación, se necesita algo especial, fuerza, espíritu, que, por una parte, no nos deje caer en la resignación y el desencanto, y, por otra, nos anime a seguir buscando, analizando alternativas, trabajando por ellas, y a mantenernos en esa tarea a pesar de todo, porque eso es bueno, y es bueno, sobre todo, para los mayorías pobres de nuestro mundo. Esa fuerza y ese espíritu es lo que llamamos esperanza. Existe entre nosotros, y la gran pregunta es de dónde surge. La respuesta es indefensa: "allí donde hay amor, surge la esperanza". Veámoslo.
Bush y Lula
Los usamos como símbolos. Bush está decidido a atacar a Irak, como antes lo hizo con Afganistán. En otro lugar se explica la inmensa desgracia que eso puede suponer para millones de seres humanos, la prepotencia e injusticia en el modo de proceder y el sentimiento de impotencia para frenar la guerra. Y ahora nos preguntamos: ¿hay algo de amor en medio de esta barbarie?
Ciertamente hay hoy muchos gestos de compasión ante el sufrimiento del pueblo iraquí, que se proponen parar la agresión. Entre éstos queremos enfatizar las palabras de Juan Pablo II en su reciente discurso del 13 de enero a los representantes diplomáticos de 174 países, apremiándoles a salir del actual "desorden mundial" y a liberar a la humanidad del "sentimiento de miedo" que ensombrece su futuro. En el contexto pre-bélico en que vivimos sentenció: "la guerra es una derrota de la humanidad". Y echando una mirada al mundo de hoy dijo:
"Me impresiona personalmente el sentimiento de miedo que atenaza frecuentemente el corazón de nuestros contemporáneos. El terrorismo pertinaz que puede atacar en cualquier momento o lugar; el problema no resuelto de Medio Oriente, con Tierra Santa e Iraq; los vaivenes que conmueven a Sudamérica, particularmente Argentina, Colombia y Venezuela; los conflictos que impiden a numerosos países africanos dedicarse a su propio desarrollo; las enfermedades que propagan contagio y muerte; el grave problema del hambre, sobre todo en África; las conductas irresponsables que contribuyen al empobrecimiento de los recursos del planeta. Todo esto son calamidades que amenazan la supervivencia de la humanidad, la serenidad de las personas y la seguridad de las sociedades".
Los analistas han hecho notar que es la primera vez que Juan Pablo II, cansado de predicar en el desierto contra la guerra, ha usado lenguaje directo y con tonos proféticos. "Los pueblos de la tierra, así como sus autoridades, han de tener a veces valor para decir no a la muerte, al egoísmo, a la guerra (que nunca es una simple fatalidad) y que podría recaer sobre las poblaciones de Irak (tierra de profetas), extenuadas por más de doce años de embargo". Estas palabras expresan indignación y compasión, y dejan traslucir algo de la impotencia que hemos mencionado, pues lo mismo dijo a Bush padre hace doce años. Pero lo importante es que estas palabras han generado esperanza.
Estos días también ha hablado Lula. Prefiere programas sociales a la compra de aviones, el Foro de Sao Paulo a Davos, que los pobres coman tres veces al día a un progreso que sólo hace progresar a unos pocos opulentos. Los problemas que le esperan a Lula, y a los pobres, son grandes. La impotencia se hará presente muchas veces, pero Lula ha generado esperanza. El secreto está en que Lula es un hombre de amor. Si esto suena piadoso hablando de un político, dígase que es hombre de compasión y misericordia. Y si eso todavía suena piadoso, digamos con Leonardo Boff que es "el único de los presidentes que tiene cara de brasileño". Y recordemos también que Lula es hombre de fe, la de la Iglesia latinoamericana en sus mejores momentos, la de Medellín, la de los pobres. Es hombre de fe en Dios y en los pobres. Genera esperanza.
Una catedral tomada y la tumba de Monseñor Romero
Desgracia grande es la situación de la salud en nuestro país. Ante ella ha habido reacciones buenas, "de amor", manifestaciones para mejorar la salud de los pobres. Pero también han sobrevenido conflictos y desgracias menores: huelgas sin futuro, egoísmos de muchos, posibles despidos, decretos y contra-decretos... Como expresión del problema, bien puede fungir la toma de Catedral del 8 al 10 de este mes para protestar contra la inflexibilidad del ejecutivo a las peticiones de los huelguistas del sector salud.
Una primera lectura de la toma es la apegada a la ley y al derecho canónico. La toma es considerada como delito, civil y eclesiástico, y de ahí la amenaza a los ocupantes de ser perseguidos judicialmente y excomulgados –aunque no hubo excomunión. De ahí también la necesidad de purificar con agua bendita la Catedral, lo cual se hizo el lunes 13 de enero. Y de ahí, por último, las inconsultas manifestaciones del presidente Flores: "hay movimientos que buscan de alguna manera entrar en conflicto con las autoridades del gobierno... Bajo una gabacha blanca, bajo un uniforme de estudiante, estamos viendo expresiones políticas violentas y se dan en el marco de la campaña electoral".
Hay una segunda lectura. La procuradora de Derechos Humanos, doctora Beatrice de Carrillo, quien acompañó a Monseñor Rosa para dialogar con los huelguistas y acompañó después al señor Arzobispo al acto de desagravio, en medio de su proceder judicial, habló también como persona y como cristiana. Admitiendo el agravio judicial, no se atrevió a calificar de delincuentes a los encapuchados. Dice que "Dios no le ha enseñado eso. El Cristo que yo sigo es un Cristo de amor y perdón, que estaba con prostitutas en la cárcel. Y como Dios me ha entregado un pueblo que sufre, yo bendigo a este pueblo y estoy con él en el bien y el mal". Y añadió con gracejo: "gracias a Dios soy laica y no cura". Por cierto, una de las peticiones de los ocupantes de Catedral era que el Nuncio apostólico trasladara a Roma una carta para que el Papa enviara un mensaje de concordia a la autoridades gubernamentales para que se termine el conflicto. Dice también la procuradora que los ocupantes "siempre estuvieron haciendo referencia a Dios y se definen como de la sociedad civil".
Monseñor Gregorio Rosa eligió también el camino de la comprensión, y el del siervo de Yavéh: "no apagar la mecha que humea". Pero, además, trabajó arduamente para mediar y buscar una solución a la toma de Catedral . Y sigue ahora trabajando para resolver el problema de la huelga y, en definitiva, uno de los graves problemas del país. "El país está hambriento de esperanzas, sediento de la verdad, de la justicia, del amor y la libertad. Un país no tiene futuro si no tiene un sueño, una utopía y un proyecto de nación".
Una última lectura de lo sucedido viene de la cripta. En tiempo de Monseñor Romero hubo más de 30 tomas de Catedral. Nunca las justificó, aunque sí las comprendió. El 2 de septiembre de 1979 habló largamente de ello en su homilía dominical. Veintitrés años después, la situación no es la misma –el mismo Monseñor hablaba de un tiempo que "no es normal, un tiempo de emergencia"–, pero no es inútil recordar sus ideas principales. Al condenar la ocupación de templos decía: "Culpa de las organizaciones populares... También son culpables las autoridades de la patria... Culpa también, y en mucha parte, la tienen los medios de comunicación social... Con un sentido más sincero yo les invito a que esta mañana, a la luz de las palabras divinas, analicemos precisamente no sólo el fenómeno de la ocupación de los templos, sino tantas hipocresías que bajo la capa de religión se cometen entre nosotros" –y explicó cada una de esas afirmaciones. Pero lo más importante es que Monseñor no se quedó apresado en la casuística de si "toma sí o toma no". Y dijo estas memorables palabras:
Uno de nuestros compositores populares, cantando a la muerte del padre Rafael Palacios, dice esta preciosa frase: "Dios no está en el templo, sino en la comunidad". ¡Ustedes son el templo! ¿De qué sirve tener iglesias bonitas de las cuales podría decir Cristo lo que les dice hoy a los fariseos: "¡Vuestro culto es vacío!"? Así resultan muchos cultos lujosos, de muchas flores, de muchas cosas, invitados y demás. Pero ¿dónde está la adoración en espíritu y en verdad? Creo que es para nosotros una lección, queridos hermanos, y yo soy el primero en recibirla y tratar de interpretarla. Tal vez no he sabido cumplir bien con mi deber de sacerdote del culto de Dios. Tal vez, con mis hermanos sacerdotes, hemos hecho consistir el culto en arreglar bien bonito el altar y, tal vez, cobrar tarifas más altas, porque se adorna mejor. ¡Hemos comercializado!
Estas son palabras recias, que siguen vigentes aun en situaciones nuevas. No disimulan los problemas. Vierten un juicio sobre la responsabilidad de los diversos actores sociales. Pero rezuman respeto y amor por la gente. Por eso generan esperanza.
Las mujeres de Morazán
No todo anda mal en el país, pero hay que buscar los lugares donde las cosas andan bien. Y para ello hay que tener alguna idea de lo que entendemos por "andar bien". En este y en el anterior número de Carta a las Iglesias hemos publicado "Testimonios de mujeres de las Comunidades Eclesiales de Base del Norte de Morazán".
Estas mujeres son, ante todo, verdaderamente salvadoreñas, y han vivido los años más densos, en sufrimiento y en esperanza, de la historia de este país. Sus sufrimientos han sido inmensos: por ser mujeres, por ser madres con hijos que deben sacar adelante solas, por tener que huir como refugiadas, con abandono muchas veces de sus líderes políticos y pastores religiosos... Y sin embargo estas mujeres siguen adelante. Como los primeros apóstoles nos dicen, "no tenemos oro ni plata", pero nos dan lo que tienen: decisión de vivir, defensa de sus hijos, fe en Dios, amor. Y generan esperanza.
Todo esto puede extrañar. Puede ser ignorado por "piadoso", "religioso", "ingenuo", "idealista". Los pragmáticos dirán que con eso no se construye un país. Pero hay que responder dos cosas. La primera es que "sólo con eso" no se construye un país, ciertamente; pero "sin eso" no se construirá un país humano. La segunda, para los cristianos, es que esas mujeres –y muchos otros salvadoreños y salvadoreñas– reproducen la vida de Jesús. Muchas veces han reproducido su muerte. Pero reproducen también la nueva vida de la resurrección: la vida en el amor que genera esperanza.
Esta reflexión es religiosa y cristiana, aunque revolucionarios hubo, no creyentes, a quienes la vida y el amor de la gente del pueblo les produjo esperanza. Pero volviendo a los creyentes, vano será repetir que el crucificado-resucitado es la causa de nuestra esperanza, si no lo vemos hoy en nuestro mundo.
Volvamos al comienzo. Justo y necesario es preguntarse qué deseos y expectativas tienen los salvadoreños, si son optimistas o pesimistas, si aguantan la espera en la historia o no. Y, por supuesto, es decisivo analizar los caminos históricos de que se cumplan esos anhelos y expectativas, y poner manos a la obra.
Pero la esperanza sigue teniendo su lugar insustituible. Es la convicción de que, a pesar de todo y contra todo, existe bondad en esta creación maltrecha, bondad que no desaparece y que está en favor de los pobres de este mundo. Bondad que asoma en nuestro mundo y sobre todo en los pobres. Bien se ha dicho antes: "mi esperanza está en la gente del pueblo". Está en las mujeres de Morazán, en los que luchan para que vuelva la vida a Las Colinas –y que sea una vida segura–, en los que luchan para que –por fin– haya salud para los pobres...
Lo hemos dicho muchas veces. "No toda vida es ocasión de esperanza, pero sí lo es la de Jesús, quien, por amor, tomó sobre sí la cruz". Lo decisivo para la esperanza es el "por amor". Entonces, la cruz, es decir, el trabajo y la lucha honrada, nos encaminan a "un nuevo cielo y a una nueva tierra", donde ya no habrá muerte ni lamento, ni llanto ni pena –palabras con las que termina el Nuevo Testamento. Tras la maldición de la realidad se percibirá también la bendición. Tras la mentira y el absurdo se percibirá la verdad y la promesa.
¿Cómo empezó el 2003? Más o menos como acabó el 2002, con el grave conflicto de la salud en el país, símbolo de muchos otros males. La huelga no da señales de terminar, debido a la intransigencia del gobierno de Francisco Flores, y mientras este conflicto no se resuelva pacíficamente, no va a ser posible entrarle de lleno al gran reto de crear un sistema de salud que sea equitativo, incluyente y eficaz. Esto parece ser lo de menos para Flores y su equipo de gobierno, empecinados en llevar adelante sus planes de privatización de la salud. Veamos los últimos acontecimientos.
El PCN y la aprobación del Decreto 1024
A mediados de noviembre, el PCN, aliado tradicional de ARENA, rompió el entrampamiento existente en la Asamblea Legislativa en torno al Decreto 1024 -que sustancialmente iba contra la privatización de la salud- y, con sus votos, la oposición pudo vencer las observaciones presidenciales contra el mismo, de modo que se logró su aprobación.
La decisión pecenista sorprendió a todos, pues no podía caber en la cabeza que el PCN se convirtiera, de un día para otro, en defensor de una causa popular. Inmediatamente después, los líderes pecenistas tuvieron que soportar las críticas de las filas areneras, del gobierno y de la empresa privada. Estoicamente, parecían dispuestos a soportar lo que les viniera encima.
La huelga continuó, pese al decreto 1024
Por su lado, los médicos y sindicalistas habían conseguido lo que se convirtió en su casi exclusiva demanda: la aprobación del Decreto 1024. Era claro que con tal decreto no se resolvían los problemas existentes en el sistema nacional de salud, pero los huelguistas, aun sabedores de eso, enfilaron sus baterías al logro de ese objetivo. Una vez que el mismo había sido alcanzado, no tenían otras razones de peso para continuar con el paro de labores.
Pese a ello, médicos y sindicalistas decidieron no desactivar el movimiento huelguístico. Un motivo importante para mantener el paro era la inseguridad laboral y salarial en que quedarían los trabajadores que apoyaron la huelga. La poca habilidad política de los dirigentes del movimiento huelguístico los llevó a hacer de este último motivo una nueva bandera de lucha, sin caer en la cuenta de lo extemporáneo de su demanda y del error de haber hecho de la aprobación del Decreto 1024 su principal demanda. Médicos y sindicalistas corrían el riesgo de perder el capital social que habían acumulado hasta entonces: una cosa era mantener una huelga para evitar la privatización de la salud y otra mantenerla porque se quería conservar los empleos y cobrar los salarios de los huelguistas.
Diciembre: nueva arremetida de Flores
El gobierno de Flores decidió, por un lado, ofrecer seguridad laboral a quienes desistieran del paro; por otro, dejar que la inercia venciera a los huelguistas; y, en tercer lugar, negociar con el PCN la derogación del Decreto 1024. Casi en vísperas de Navidad, ARENA logró su propósito principal: el Decreto 1024 fue derogado el 19 de diciembre —con los 44 votos que suman las bancadas de ambos partidos, más dos votos fantasmas—, ante el asombro de quienes, hasta hacía poco, habían creído en la bondad y compromiso popular de los diputados del PCN.
Acto seguido, ambas fracciones aprobaron el Decreto 1107, conocido como "Ley de Garantía estatal de la salud". Francisco Merino se convirtió en vocero del giro de su partido, el PCN, a favor de la "libertad económica en lo que no se oponga al interés social, como lo establece el artículo 102 de la Constitución". Derogado el Decreto 1024, la crisis del sector salud amenazaba con no llegar a su fin. Pero en los últimos días del 2002, el agotamiento de los huelguistas era más que evidente. Y la población ya no veía con la misma simpatía una huelga que no sólo se prolongaba más de la cuenta, sino que, lejos de obtener los frutos esperados, estaba perdiendo parte de lo conquistado.
La política y la huelga
La política, con toda su turbiedad, manipulación e intereses mezquinos, había clamado por sus fueros: la aprobación y derogación del Decreto 1024 fueron decisiones políticas. El PCN, principal gestor de ambos procesos, trató de sacar el mejor provecho de la crisis en el sector salud y se posicionó en torno a la misma según le fuera más conveniente. El presidente Flores aceptó el golpe bajo que le propinó el PCN a mediados de noviembre, pero no se desesperó ya que sabía que lo que se jugaba no eran principios, sino meros intereses partidarios. De lo que se trataba era de satisfacer esos intereses, con favores, promesas y compromisos. Flores y los suyos no se equivocaron: el PCN seguía siendo un partido hermano.
La jugada para dar al traste con el Decreto 1024 tuvo varios frentes, donde el escenario legislativo era el lugar del golpe final. La derogatoria ya se iba perfilando al día siguiente de su aprobación: las gremiales de empresarios y algunos "particulares" interpusieron recursos de inconstitucionalidad. Eso ayudó a ablandar a los que, empujados por la conveniencia, u obligados por la fuerza de la huelga, habían dado sus votos a favor. El otro frente fue el mediático: los ataques contra el decreto se sucedieron constantemente, hasta que el día 19 esas empresas de comunicación festejaron la derrota del "adefesio jurídico", como dieron en llamarle.
Pero se emplearon otros recursos. Las autoridades del ISSS contribuyeron deliberadamente a demostrar la supuesta ineficacia del decreto que había sido aprobado. Contrariando el texto legal de manera flagrante, la dirección del Seguro Social se negó a refrendar los contratos con empresas de servicios que expiraban en esos días.
"Providencialmente", uno de esos contratos era con una empresa encargada de recoger desechos sólidos hospitalarios. Aunque las concesiones que el 1024 dejaba intactas eran en rubros o servicios que la red hospitalaria no podía proveer por sus propios medios (por ejemplo: papelería y recolección de basura), las autoridades del ISSS adujeron que el decreto sí afectaba a cualquier tipo de servicio, con lo cual se produjo un problema de acumulación de basura en varios hospitales. Esto le cayó de perlas a las empresas mediáticas que apoyan la privatización y les sirvió para destacar los supuestos absurdos a que llevaba, en la práctica, el Decreto 1024.
En diciembre, el movimiento huelguístico parecía agotado. El gobierno de Flores tenía el camino despejado, una vez derogado el decreto que prohibía las privatizaciones (o concesiones) en el sistema nacional de salud, para retomar su iniciativa privatizadora. Si el paro de labores a nivel nacional y el respaldo social generado por ese paro habían sido las armas de los salvadoreños para detener la privatización de la salud, la gran interrogante con la que se cerró año 2002 era si los médicos y los sindicalistas serían capaces de reactivar el movimiento de resistencia contra la embestida privatizadora del gobierno.
CIDAI
* * *
Las opiniones sobre lo que está ocurriendo son innumerables. Publicamos a continuación unas reflexiones de un grupo de médicos jóvenes.
Problemática actual de la Salud
El conflicto alrededor del problema de la salud explotó a finales de septiembre como una necesidad para frenar la política de privatización de los servicios de salud y prestaciones afines. Con esa política la población de escasos recursos sería la más afectada, tanto a nivel institucional -llamese éste Seguro Social- como al nivel del Ministerio de salud, que abarca a la mayoría de la población.
Ya hace cuatro años el gremio médico había iniciado una campaña para evitar que el gran capital concentrado en el Seguro social pasara a manos de "pocos que continúan teniendo mucho", y que quieren conseguir todavía más sin importarles los medios ni lo que sufre la gente. Todo esto es bien conocido y el problema de la salud viene de lejos. La pregunta que nos surge es: ¿cómo vemos la salud los médicos jóvenes?
Desde el inicio de nuestra formación académica, al ingresar al área hospitalaria de la red nacional de salud, vamos teniendo contacto con diferentes personas que padecen enfermedades, muchas de ellas crónicas. Lamentablemente es gente de escasos recursos económicos, y por lo tanto no pueden costearse los medicamentos necesarios. Quizás con esos medicamentos no puedan curarse, pero sí al menos pueden tener un "buen vivir" junto a la enfermedad.
Ante esta adversidad de nuestra gente algunos vamos tomando conciencia. Y no sólo por lo que sufren, sino por lo que nos aportan. Ellos son los que nos enseñan. Dentro de sus necesidades y sufrimientos albergan una esperanza. Nos dan "lecciones de vida" y de entereza, en pocas palabras, nos humanizan.
Y también nos damos cuenta de la precariedad de los servicios de salud en el país. Muchas veces no contamos con medicamentos ni equipos necesarios -y menos aún, equipos especializados- para atender a los pacientes. Es muy doloroso, pero nos vemos en la necesidad de sacarlos adelante con lo poco que se tiene, y en ocasiones luchamos únicamente con nuestras manos.
Esta es la realidad de la salud en el país, y la situación se ha ido agudizando hasta llegar al momento actual. Estos meses se ha hablado mucho del conflicto de la salud, pero la verdad es que casi cuatro meses de estar en huelga en el seguro Social y en hospitales de la red nacional, no han servido para cambiar las cosas, sino que quizás estamos peor que al principio. Quizás algunos se asustarán de lo que vamos a decir, pero nos sentimos realmente decepcionados, porque algo que comenzó como lucha por "el bien común" gira ahora alredor de intereses personales por ambas partes: gremio médico y gobierno.
Creemos que ya es hora de "dejarnos afectar" por el sufrimiento de la gente, por sus dolencias, por las necesidades sociales en general. Los pacientes son los sacrificados con el desmoronamiento de un sistema de salud que, poco a poco, se viene agrietando. Y no son ellos los culpables, sino las cabezas de los tres poderes con su ambición desmesurada.
En esta situación nosotros, los médicos jóvenes, hemos optado por atender a nuestros pacientes, aunque a veces nos hemos visto coaccionados y forzados a no hacerlo, siendo incluso tildados de traidores, y no lo decimos por hacernos las víctimas. Cuando tomamos esas decisiones no nos mueve un mero juramento, el hipocrático, sino nuestra convicción moral. Lo hacemos por principio y por humanidad.
Repetimos que queremos un cambio radical en el sistema de salud, para que en esta país todos y sobre todo las mayorías pobres puedan gozar de un sistema de salud justo y compasivo. Estamos dispuestos a trabajar y luchar por ese cambio. Pero creemos también que no lo vamos a conseguir afectando seriamente a la población enferma.
Médicos jóvenes
Hay consenso: habrá guerra en Irak, sólo falta decidir la fecha. Esto es tan sabido que ya no produce escalofríos. Miles y miles morirán, los pobres de Irak serán más pobres, quizás los ricos del Norte –a mediano o largo plazo– serán más ricos, la mayoría de los países democráticos se distanciarán –de palabra al menos– de Estados Unidos, pero a la hora de la verdad no arriesgarán mucho por enfrentarse con su jefe máximo, y líder de la que han llamado máxima democracia mundial. El aire que respira el espíritu de los seres humanos, ya enrarecido, queda todavía más polucionado con la desvergüenza y prepotencia de unos y con la indefensión e impotencia de otros. La ecologia del espíritu va tan mal o peor que la otra.
De todas formas han habido muchas voces y clamores contra la guerra. Publicamos algunos de ellos que hagan pensar la verdad de las cosas.
13 de diciembre. "MANICOMIO", Eduardo Galeano
Tiempos del miedo. Vive el mundo en estado de terror, y el terror se disfraza: dice ser obra de Saddam Hussein, un actor ya cansado de tanto trabajar de enemigo, o de Osama bin Laden, asustador profesional. Pero el verdadero autor del pánico planetario se llama Mercado. Este señor no tiene nada que ver con el entrañable lugar del barrio donde uno acude en busca de frutas y verduras. Es un todopoderoso terrorista sin rostro, que está en todas partes, como Dios, y cree ser, como Dios, eterno. Sus numerosos intérpretes anuncian: "El Mercado está nervioso", y advierten: "No hay que irritar al Mercado". Su frondoso prontuario criminal lo hace temible. Se ha pasado la vida robando comida, asesinando empleos, secuestrando países y fabricando guerras.
Para vender sus guerras, el Mercado siembra miedo. Y el miedo crea clima. La televisión se ocupa de que las torres de Nueva York vuelvan a derrumbarse todos los días. ¿Qué quedó del pánico al ántrax? No sólo una investigación oficial, que poco o nada averiguó sobre aquellas cartas mortales: también quedó un espectacular aumento del presupuesto militar de Estados Unidos. Y la millonada que ese país destina a la industria de la muerte no es moco de pavo. Apenas un mes y medio de esos gastos bastaría para acabar con la miseria en el mundo, si no mienten los numeritos de las Naciones Unidas.
Cada vez que el Mercado da la orden, la luz roja de la alarma parpadea en el peligrosímetro, la máquina que convierte toda sospecha en evidencia. Las guerras preventivas matan por las dudas, no por las pruebas. Ahora le toca a Irak. Otra vez ese castigado país ha sido condenado. Los muertos sabrán comprender: Irak contiene la segunda reserva mundial de petróleo, que es justo lo que el Mercado anda precisando para asegurar combustible al despilfarro de la sociedad de consumo.
Espejo, espejito: ¿quién es el más temido? Las potencias imperiales monopolizan, por derecho natural, las armas de destrucción masiva. En tiempos de la conquista de América, mientras nacía eso que ahora llaman Mercado global, la viruela y la gripe mataron mucho más indígenas que la espada y el arcabuz. La exitosa invasión europea tuvo mucho que agradecer a las bacterias y los virus. Siglos después, esos aliados providenciales se convirtieron en armas de guerra, en manos de las grandes potencias.
Un puñado de países monopoliza los arsenales biológicos. Hace un par de décadas, Estados Unidos permitió que Saddam Hussein lanzara bombas de epidemias contra los kurdos, cuando él era un mimado de Occidente y los kurdos tenían mala prensa, pero esas armas bacteriológicas habían sido hechas con cepas compradas a una empresa de Rockville, en Maryland. En materia militar, como en todo lo demás, el Mercado predica la libertad, pero la competencia no le gusta ni un poquito. La oferta se concentra en manos de pocos, en nombre de la seguridad universal. Saddam Hussein mete mucho miedo. Tiembla el mundo. Tremenda amenaza: Irak podría volver a usar armas bacteriológicas y, mucho más grave todavía, alguna vez podría llegar a tener armas nucleares. La humanidad no puede permitir ese peligro, proclama el peligroso presidente del único país que ha usado armas nucleares para asesinar población civil. ¿Habrá sido Irak quien exterminó a los viejos, mujeres y niños de Hiroshima y Nagasaki?
Paisaje del nuevo milenio: gente que no sabe si mañana encontrará qué comer, o si se quedará sin techo, o cómo hará para sobrevivir si se enferma o sufre un accidente; gente que no sabe si mañana perderá el empleo, o si será obligada a trabajar el doble a cambio de la mitad, o si su jubilación será devorada por los lobos de la bolsa o por los ratones de la inflación; ciudadanos que no saben si mañana serán asaltados a la vuelta de la esquina, o si les desvalijarán la casa, o si algún desesperado les meterá un cuchillo en la barriga; campesinos que no saben si mañana tendrán tierra que trabajar y pescadores que no saben si encontrarán ríos o mares no envenenados todavía; personas y países que no saben cómo harán mañana para pagar sus deudas multiplicadas por la usura. ¿Serán obras de Al Qaeda estos terrores cotidianos?
La economía comete atentados que no salen en los diarios: cada minuto mata de hambre a 12 niños. En la organización terrorista del mundo, que el poder militar custodia, hay mil millones de hambrientos crónicos y seiscientos millones de gordos. Moneda fuerte, vida frágil: Ecuador y El Salvador han adoptado el dólar como moneda nacional, pero la población huye. Nunca esos países habían producido tanta pobreza y tantos emigrantes. La venta de carne humana al extranjero genera desarraigo, tristeza y divisas. Los ecuatorianos obligados a buscar trabajo en otra parte han enviado a su país, en el año 2001, una cantidad de dinero que supera la suma de las exportaciones de banano, camarón, atún, café y cacao. También Uruguay y Argentina expulsan a sus hijos jóvenes. Los emigrantes, nietos de inmigrantes, dejan a sus espaldas familias destrozadas y memorias que duelen. "Doctor, me rompieron el alma": ¿en qué hospital se cura eso? En Argentina, un concurso de televisión ofrece, cada día, el premio más codiciado: un empleo. Las colas son larguísimas. El programa elige los candidatos, y el público vota. Consigue trabajo el que más lágrimas derrama y más lágrimas arranca. Sony Pictures está vendiendo la exitosa fórmula en todo el mundo. ¿Qué empleo? El que venga. ¿Por cuánto? Por lo que sea y como sea. La desesperación de los que buscan trabajo, y la angustia de los que temen perderlo, obligan a aceptar lo inaceptable. En todo el mundo se impone "el modelo WalMart". La empresa número uno de Estados Unidos prohíbe los sindicatos y estira los horarios sin pagar horas extra. El Mercado exporta su lucrativo ejemplo. Cuanto más dolidos están los países, más fácil resulta convertir el derecho laboral en papel mojado. Y más fácil resulta, también, sacrificar otros derechos.
Los papás del caos venden el orden. La pobreza y la desocupación multiplican la delincuencia, que difunde el pánico, y en ese caldo de cultivo florece lo peor. Los militares argentinos, que mucho saben de crímenes, están siendo invitados a combatir el crimen: que vengan a salvarnos de la delincuencia, clama a gritos Carlos Menem, un funcionario del Mercado que de delincuencia sabe mucho porque la ejerció como nadie cuando fue presidente.
Costos bajísimos, ganancias mil, controles cero: un barco petrolero se parte por la mitad y la mortífera marea negra ataca las costas de Galicia y más allá. El negocio más rentable del mundo genera fortunas y desastres "naturales". Los gases venenosos que el petróleo echa al aire son la causa principal del agujero del ozono, que ya tiene el tamaño de Estados Unidos, y de la locura del clima. En Etiopía y en otros países africanos, la sequía está condenando a millones de personas a la peor hambruna de los últimos veinte años, mientras Alemania y otros países europeos vienen de sufrir inundaciones que han sido la peor catástrofe del último medio siglo. Además, el petróleo genera guerras. Pobre Irak.
5 de enero. Carta a José María Aznar, presidente del gobierno español
A través de la presente le transmito mi honda preocupación por el progresivo despliegue de medios bélicos que está llevando a cabo Estados Unidos para atacar Irak, y por la casi nula respuesta de los países occidentales, incluida España, para detener esta agresión injustificable que agravará aún más la penuria en la que vive la inocente población civil iraquí.
Me parece totalmente inaceptable que en pleno siglo XXI los países más desarrollados sigan tratando de resolver sus diferencias con los países más pobres recurriendo a la guerra, olvidándose de los valores que sustentan la Carta Fundacional de Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos. También me parece inadmisible que la estrategia internacional de Estados Unidos de "ataques preventivos", con la que ese país se otorga a sí mismo la facultad de atacar a cualquier otro país cuando y como quiera, no sea criticada por el resto de países desarrollados, incluida España, a pesar del grave riesgo que esa estrategia supone para la paz mundial.
Aun en el caso de que Irak posea armas de destrucción masiva –cuestión que nadie ha sido capaz de demostrar aún de forma clara e irrefutable–, como también las tienen Estados Unidos, Rusia, Francia, Gran Bretaña, Corea del Norte, Pakistán o India; los países más poderosos económicamente cuentan con mecanismos de presión internacional para dar una solución al problema sin disparar ni una sola bala, y sin poner en peligro a la población civil de Irak.
Por todo ello le pido que dé las instrucciones necesarias para que el representante de España en el Consejo de Seguridad de la ONU no apoye la guerra contra Irak, y para que la política internacional de España, en el seno de la Unión Europea y fuera de ésta, se oriente a evitar ésta y cualquier otra guerra.
Antonio Arnau Carrillo de Albornoz.
9 de enero. Carta desde Bagdad de religiosos y religiosas
"Les pedimos, conciudadanos estadounidenses, que tengan en cuenta la experiencia que está viviendo el pueblo iraquí: un médico preparado por los jesuitas que apenas puede contener su dolor, una madre musulmana que llora a su hijo muerto, un taxista que llora pidiendo la salvación de su familia, una religiosa católica que se ocupa de las mujeres embarazadas y de los huérfanos que duermen con la preocupación de que de un momento a otro se escuche el estruendo de las bombas".
"El pueblo iraquí ha sufrido en estos últimos doce años las sanciones más duras de la historia moderna y el uranio de las armas estadounidenses ha multiplicado en un 400% los casos de cáncer en el sur, mientras que las sanciones hacen imposible conseguir los medicamentos apropiados. Este es el pueblo que nuestro gobierno se prepara a sacrificar en aras de los ‘daños colaterales’ de una guerra inconsciente. En el momento en que estamos escribiendo, la gente vive en el temor de una guerra que podría comenzar de un día para otro".
"Nuestro gobierno considera la guerra como la respuesta a nuestro temor. Pero la guerra no nos protegerá a nosotros y causará daños a toda la humanidad. Una guerra contra el pueblo iraquí comportará la masacre de miles de inocentes, mujeres, hombres y niños, en una tierra ya devastada por las sanciones y tendrá repercusiones violentas y actos terroristas que podrían destruir nuestro mundo".
El llamamiento fue leído en la Iglesia caldea de San José de Bagdad y está firmado por altos dirigentes religiosos. Uno de ellos, el Padre Roy Bourgeois, comenta: "El Iraq, el Oriente Medio, América Latina, aunque muy diversos desde todos los puntos de vista, tienen sin embargo algo en común: la presencia predominante del poder de Estados Unidos. Como en América Latina, Estados Unidos están profundamente involucrados desde el punto de vista militar".
11 de enero. Superiores y superioras generales escriben a Bush
La Comisión Justicia, Paz, Integridad de la Creación, de la Unión de los Superiores Generales (USG) y de la Unión Internacional de las Superioras Generales (UISG), se ha dirigido al Presidente Bush para pedirle que "acepte" el llamamiento de los obispos estadounidenses contra el uso "preventivo" de la acción militar.
"Expresamos nuestra grave preocupación sobre la moralidad de la invasión programada, con el riesgo de provocar un conflicto peor. Tememos que una invasión contra el Iraq pueda crear una deplorable polarización religiosa, que podría destruir resultados preciosos del diálogo interreligioso. Tememos, además, que sirva de estímulo para una represalia contra la población inocente del Iraq y de países lejanos".
"Repetimos las palabras de Mons. Wilton Gregory (presidente de los obispos estadounidenses), que ha pedido que se detuviera la preparación de una invasión y se pensara más bien en una respuesta global y real al desafío del Iraq que sea conforme a los límites morales tradicionales del uso de la fuerza".
11 de enero. Carta a la BBC de Londres de Teresa Okure, religiosa africana, profesora del Catholic Institute of West Africa. Resumimos los cuatro puntos de la carta.
1. La BBC dice que Bush tiene evidencia sólida de que Saddam Hussein tiene armas de destrucción masiva. Este lo niega. Los inspectores de Naciones Unidas dicen que hasta ahora no han encontrado tal evidencia. Pregunta: ¿por qué Bush no muestra la evidencia? ¿De dónde le viene la obsesión de hacer una guerra que causará incalculables males? Bush tiene que demostrar que no hay segundas intenciones en su guerra contra Irak. El sentido común exige que Bush y sus aliados revelen dónde están los depósitos de armas.
2. Hasta que esto no se sepa, hay que preguntarse por los motivos verdaderos de la guerra. Algunos piensan que beneficiará a la debilitada economía de Estados Unidos, como ocurrió con la segunda guerra mundial. Si estalla la guerra unos pocos norteamericanos sufrirán las consecuencias, mientras que para la mayoría produciría bienes. ¿Es esto justicia?
3. Otra razón pudiera ser el espíritu de venganza y el deseo de limpiar la imagen de su padre por no haber terminado la guerra en Irak. No hay que descartarlo fácilmente. Siendo gobernador de Texas, Bush firmó la sentencia de muerte de una mujer que admitió claramente su culpa y se convirtió en la prisión. Hubo muchas peticiones de perdón, incluida la de Juan Pablo II. Pero Bush no cedió. Esta obsesión está presente en la declaración de guerra contra Irak: a las innumerables peticiones de frenar la guerra se ha hecho oídos sordos. Este espíritu de venganza es uno de los aspectos peores de la moderna cultura estadounidense, y se ve reforzado por la falsa creencia de que Estados Unidos es el número uno del mundo. Nadie tiene el derecho a impedir sus deseos. ¿Pero cómo es posible que Europa no caiga en la cuenta de esta farsa?
4. Hasta ahora se ha hecho énfasis en la posesión de armas de destrucción masiva, pero no en las políticas de destrucción masiva. Estas políticas destruyen consistentemente naciones y pueblos, hombres, mujeres y niños, la tierra, el medio ambiente, las economías. ¿Cómo quedaría el gobierno de Estados Unidos si se le juzga por sus políticas de destrucción masiva? Es necesario que Estados Unidos y sus aliados se quiten la viga de su ojo antes de quitar –con espíritu de venganza desvergonzada– la paja del ojo ajeno o la viga más pequeña del ojo de Saddam Hussein. ¿Qué pasaría si un equipo de inspectores de Naciones Unidas recibiese el mandato de inspeccionar los documentos secretos sobre política exterior del gobierno de Estados Unidos y tuviesen que testificar que no hay en ellos políticas de destrucción masiva?
* * *
"¿Qué decir de la amenaza de una guerra que podría golpear a la gente de Irak, la tierra de los profetas, gente que ya ha sido tratada con severidad por más de 12 años de ambargo? La guerra no siempre es inevitable. Siempre se trata de una derrota para la humanidad". Juan Pablo II, 13 de enero de 2003
Lula, compañero, amigo, hermano y presidente. El día de tu victoria, y la nuestra, un ángel bueno me susurró que debía escribirte esta carta. Y lo hago unido a la conmoción de millones de otros brasileños y brasileñas. Las cosas brotan del corazón.
Eres el único de los presidentes que tiene cara de brasileño. Vienes de la gran tribulación. En tu cuerpo cargas toda la tragedia y también toda la esperanza del pueblo brasileño. Esa esperanza siempre fue derrotada, pero nunca fue vencida. Ahora, a través de ti y contigo, triunfa y ojalá sea definitivamente.
Llevas una carga pesada: ser la encarnación de otro Brasil posible, en el cual puedan caber todos. Los que el mercado considera sobrantes y ceros económicos ocupan ahora un lugar central en tu gobierno. Estás convencido de su fuerza histórica. Ha llegado la hora de trabajar para los empobrecidos, a partir de ellos y con ellos. Esa es la novedad que traes en las huellas de Paulo Freire y de la Iglesia de la liberación.
Tú, Lula, te has propuesto realizar la revolución de lo obvio: tratar con respeto a cada ciudadano, devolverle el derecho de tener esperanza, hacer que todos puedan comer al menos tres veces al día, crear las condiciones de trabajo y de crecimiento del país, base para poder tener renta, escuela, salud, casa, seguridad y descanso, y, finalmente, reforzar un trabajo articulado con el capital productivo para derrotar al capital especulativo, ruina de la economía real.
Pero, además, lo que ahora significas no se restringe a Brasil, alcanza al mundo, especialmente a aquellos millones que sueñan con otra globalización, solidaria y respetuosa de la naturaleza. Te has convertido en símbolo anticipador de esa posibilidad, urgente y tan anhelada.
Finalmente, Lula, vas a mostrar otra forma de hacer política y de ser presidente: en el palacio para planificar, en las plazas para realizarlo con el pueblo. Entonces podrás realizar lo que siempre dices, querer hacer política con el corazón. Eso es hacer política como ética, como preocupación por el bienestar del pueblo, cuyas carencias conoces en la historia de tu propia vida: tú también lloraste de hambre, más aún, por no poder llevar a casa comida para tus hermanos pequeños. Vas a mostrar en la política lo que es verdad en la física cuántica: por la sinergia de todos con todos, dos más dos no son cuatro, son cinco. Aquí estará el secreto de tu éxito social.
El poder es la mayor tentación para el ser humano, pues nos da un sentimiento de omnipotencia divina. Es puro vigor. Y si sólo es vigor es destructivo. Sólo la ternura limita el poder y hace que sea benéfico. Ternura y vigor son las dos dimensiones básicas que construyen a un ser humano de verdad. El equilibrio entre ternura y vigor hace que los grandes sean grandes, como Gandhi, Chico Mendes, Betinho, Francisco de Asís, y no en último lugar el hombre de Nazaret. Tú, Lula, eres por obra y gracia del Misterio un potencial de ternura, canalizada en un torrente de vigor. De ahí nace y se alimenta tu carisma que habla a lo profundo de las personas, allá donde viven los arquetipos ancestrales.
Por último, Lula, te hablo como a hombre de fe. En las decisiones difíciles no dejes de recurrir a la fuente secreta de inspiración y de Luz: el Espíritu Creador. Con tu política harás lo necesario, con tu carisma harás lo posible, pero con la luz del Espíritu harás hasta lo imposible.
Con la inmensa fraternidad de tantos años,
Leonardo
Una de las primeras decisiones de Lula fue renunciar a la compra de aviones militares e invertir ese dinero en programas sociales. Después el 10 de enero, acompañado de 30 de sus ministros, visitó una favela en Recife. Cumple así una promesa electoral: llevar a sus ministros a que conozcan de cerca la pobreza. En su recorrido ingresó a varias casas y habló con la población, la mayoría mujeres jóvenes cargadas de hijos, sin trabajo y sin marido, que alimentan a su pequeña prole gracias a la caridad de los vecinos y a golpe de pequeños trabajos. Lula dijo: "hay situaciones en que la pobreza se vuelve insoportable, se convierte en miseria y eso ataca la dignidad humana. No puedo prometer que mañana resolveré todo, pero les puedo prometer que voy a volver para comprobar lo que hemos hecho".
Al día siguiente estuvo en Itinga. Un gran cartel en la Iglesia decía: "Lula, gracias por sentir el dolor de nuestro pueblo". Una mujer de 70 años, balanceando sobre su cabeza una bolsa con maíz para sus pollos, decía: "es muy bueno que un presidente venga y nos apoye, es el primero en la historia". Esa región es aquejada por una feroz sequía nueve meses al año. La señora continúa: "un día comíamos un arroz, otro unos frijoles y así Dios proveía y los crié". Se refería a sus quince hijos.
Con su visita Lula cumple la promesa de volver que hizo a este pueblo en 1993. Las expectativas son inmensas. En un lugar a 600 kilómetros de Belo Horizonte, la primera ciudad de importancia, los pobladores le piden lo siguiente: "un puente, y que funcione el hospital construido hace siete años".
Lula ha pensado en otros viajes. Irá a Porto Alegre. Ha aceptado la invitación para estar presente en el Foro Económico Social del 23 al 28 de enero. No queda claro si después irá a Davos (Suiza), el centro del capitalismo neoliberal. En cualquier caso Porto Alegre tiene prioridad. "Es un testimonio claramente indicativo de por dónde pasan las prioridades del nuevo gobierno brasilero".
Silvia Maribel Arriola
Silvia nació el 20 de marzo de 1951 en el departamento de Santa Ana, hija de Jorge Arriola y Angelina Marroquín de Arriola, fue la primera hija entre cuatro hermanos (un hombre y tres mujeres).
A la edad de 15 años descubre su vocación religiosa e ingresa a la Congregación de Hermanas Guadalupanas. Sus padres no estaban de acuerdo y fueron para sacarla del convento; pero al ver su terquedad, optaron por permitir su regreso al convento. Silvia permaneció 8 años con las Hermanas Guadalupanas. Durante ese tiempo estudió enfermería en México, compartiendo con personas enfermas y mucha gente necesitada.
Regresó a El Salvador para profesar sus votos perpetuos. En este tiempo acompañó a una de sus hermanas que estudiaba Sociología, para hacer una encuesta en el tugurio de Tutunichapa. Silvia conoció allí a un grupo de mujeres de las Comunidades Eclesiales de Base, pidió quedarse en la reunión y al final de la sesión conoció a Noemí, hermana de la Pequeña Comunidad, intercambiaron sobre la experiencia comunitaria –religiosa nacida de las Comunidades Eclesiales de Base y se entusiasmó por esa novedad.
Silvia, aun siendo religiosa Guadalupana, continuó visitando la comunidad marginal de Tutunichapa. En poco tiempo asimiló la mística de las Comunidades Eclesiales de Base y se incorporó a visitar y vivir el espíritu comunitario. Un día Silvia recibió una carta de la hermana superiora de la Congregación donde se le exigía decidir entre las Comunidades Eclesiales de Base y la Congregación.
Silvia decidió salir de la Congregación de Religiosas Guadalupanas y se incorporó a la experiencia de vida religiosa de la Pequeña Comunidad. El 25 de agosto de 1975 todas celebraron la incorporación de una hermana más en la vida comunitaria. "Nosotras no dudamos frente al planteamiento de incorporarse a la comunidad. Al contrario, celebramos como cipotas su integración. Silvia era una persona con grandes valores. Puso en la vida de la comunidad su espíritu, su mística y su opción para con los seres humanos. ¡Eso le encantó tanto a la gente!" (María Isabel).
Silvia vivió y compartió cinco años y medio en la Pequeña Comunidad. María Isabel Figueroa trabajaba en el archivo del arzobispado con Monseñor Luis Chávez y González. Con la llegada de Monseñor Romero en 1976, María Isabel fue trasladada como secretaria. A través de Isabel, Silvia llega a trabajar también como secretaria de Monseñor Romero. Trabajaban medio tiempo: leían y resumían la correspondencia, redactaban y archivaban. En el otro medio tiempo, Silvia animaba hasta altas horas de la noche a las Comunidades de Base en San Roque (Plan del Pito) y Cuscatancingo.
"Silvia tuvo una especial atención para los jóvenes y el acompañamiento al movimiento político. Con su forma de ser selló a cada persona, respetando su individualidad y potenciando sus capacidades" (Carmen Elena). Durante esa época de persecución, muchos de esos jóvenes se comprometieron con su vida por los cambios sociales. Ahora son parte de la lista de mártires. Otros asumieron compromisos de liderazgo en la formación y la continuidad de las Comunidades Eclesiales de Base.
El 3 de enero de 1981, Silvia decidió incorporarse al frente de guerra acompañando a la población en la ofensiva guerrillera del 10 de enero de 1981. Durante estas batallas Silvia ofreció sus servicios de enfermería. El 17 de enero de 1981, murió en el cantón Cutumay Camones, del departamento de Santa Ana, junto a más de un centenar de hombres y mujeres combatientes del FMLN.
"A 20 años de su martirio, el espíritu de Silvia continúa revoloteando, sus valores son parte de la herencia y la presencia en quienes siguen creyendo en ideales comunitarios y de transformación de la sociedad" (Carmen Elena).
"Silvia fue pequeña en estatura, ¡pero con un ser tan grande! A través de sus hermosos ojos reflejó su opción de vida por las personas más desposeídas. Silvia no está ausente, sigue presente, manifestada, animando la vida y el compromiso de mucha gente que continúa luchando por la misma causa por la que ella dio su vida. Cuando oigo hablar de ella a otras personas, la vida se recrea y su presencia, que animó a muchos en su infancia, les sigue acompañando hoy en su vida de personas adultas" (María Isabel).
"Silvia es un ser extraordinario que pasó y se quedó en nuestro corazón, su respeto por cada persona, el amor en los detalles, el regalo de su sonrisa y su presencia siempre dulce, me invita a seguir conociéndome, desarrollando mi ser y el inmenso agradecimiento a la vida por la oportunidad de amar y ser amado" (Juan Carlos).
Bartola Ramos
Yo, Bartola, nací un 24 de agosto de 1947 en la calle del Gigante solamente con el amor de mi madre. Calor de padre no lo he conocido. A la edad de siete años, empecé a ir a la escuela. Por falta de recursos económicos, no logré estudiar lo suficiente. Estaba de 17 años cuando mi mamá murió. De 19 años pensé acompañarme sin tener una aclaración o buena experiencia para el sacrificio de cómo poder crecer los hijos, pero soportando todo, he logrado verlos crecidos.
En el tiempo de la guerra con mis tareas en mi hogar, empecé a estudiar la palabra de Dios que hasta hoy ha sido una luz y guía para poderme formar un poco en lo espiritual. A la edad de hoy he aprendido a descubrir el derecho y el deber que como mujer me corresponde. También he aprendido a tener más paciencia, más respeto, más igualdad, más reconocimiento en mi hogar. Sentir que hasta mi compañero ha cambiado es una experiencia más para mí.
Decirles que la organización es un paso más, he conocido a nuevas personas, y experiencias, y comparto nuevas cosas o tareas que ni en mi juventud logré aprender. Decirles que me siento más animada porque mi tiempo no ha ido perdido. Mi idea es seguir unida con mis compañeras porque me doy cuenta que, igual que mí, han sufrido, pero tenemos la fe que con el poder de Dios vamos a lograr salir adelante. Esta es mi pequeña historia que les escribo.
J. I. González Faus
En un periódico español durante estos meses han aparecido algunos grandes textos del periodismo pasado. Siguiendo esa misma línea, voy a reproducir aquí otro gran texto mucho más antiguo, nada menos que de "Antígona", una de las mejores tragedias de Sófocles y de la Grecia clásica. Decía así:
No hay entre los hombres institución tan perniciosa como el dinero. El dinero destruye las ciudades, expulsa a los hombres de sus casas, trastoca las mentes honradas de los seres humanos y las induce a entregarse a acciones vergonzosas. El es quien enseña a los hombres a transgredir y cometer impiedades de todo género... Las infames ganancias pierden a muchos más de los que salvan.
De la antigua Roma cabría añadir a esas palabras aquel verso de Virgilio en la Eneida: "hambre sagrada del oro, ¡qué cosas induces a hacer a los mortales!". O la ironía del poeta Horacio que parece dicha de la sociedad de hoy: "lo primero es buscar el dinero. Luego ya vendrá eso de ser bueno".
La importancia de las citas reside en que esa visión del dinero es casi el único punto en que coinciden "Atenas y Jerusalén", la cultura griega y la judía, que son las dos cunas de nuestro ser occidental. (En realidad también coincidirían aquí las grandes religiones del Oriente que son, sobre todo, religiones "de la pobreza" y que hoy Occidente intenta convertir en objetos de consumo. Pero ahora podemos prescindir del Oriente).
Según la historia bíblica del "becerro de oro", los hombres se apartan de Dios adorando el dinero. Según el Nuevo Testamento (y algún otro texto cristiano primitivo) "la raíz de todos los males es el amor al dinero" (1Tim 6, 10). Las palabras de Jesús contra el dinero y contra los ricos son una piedra en el zapato de todos los cristianos. Algunos conocerán incluso la famosa diatriba de un sermón de san Juan Crisóstomo: "el que es muy rico, es un ladrón o es hijo de ladrones".
Es cierto que la Modernidad quiere construir a Occidente, quedándose con nuestras raíces griegas y arrancando las judías. Pero la coincidencia de Atenas y Jerusalén en su visión del dinero hace ver que esa visión no es una verdad religioso-moral, sino un dato de sabiduría humana universal; y que la cultura griega era mucho más sabia que la nuestra. Un "teólogo" norteamericano se irritaba contra los teólogos de la liberación por su visión del dinero al que él considera sólo como "un inocente medio de cambio". No sabe uno si el inocente es el dinero, o ese teólogo.
Porque es verdad, mucha verdad, que el dinero resuelve una cantidad enorme de problemas. Es verdad que el dinero proporciona una de las cosas que más necesitamos los humanos: crédito y estima y hasta una cierta envidia de los demás (aunque se trate de un crédito y una estima fingidos, y de una envidia bastante real). Es verdad que el dinero permite tratar bien a los amigos, que es un gusto muy comprensiblemente humano. Pero, precisamente por eso, es verdad también que el dinero se nos pega a los bolsillos como las uñas a la carne ("te quiero como se quiere al dinero", se cantaba en una zarzuela). Es verdad que la abstracción en que últimamente se ha convertido el dinero facilita mucho más todas las tentaciones que denunciaba Sófocles. Es verdad que dinero nunca tenemos bastante: los que tienen mucho dinero buscan influencia política para, a través de ella, facilitarse mayores adquisiciones. Y es verdad que la izquierda se desnaturalizó cuando adoptó la ideología de la derecha en este punto, y hoy vaga por ahí sin identidad, como alma en pena, buscando desesperadamente sustituir a la derecha en el poder... para hacer la misma política que la derecha (y acordándose de la justicia social sólo en los días de campaña electoral y de promesas que no serán cumplidas).
Sorprende por eso que la jerarquía y el magisterio eclesiásticos, tan obsesionados por los problemas del sexo, se muestren tan poco preocupados por la hinchazón de los bolsillos de un Bill Gates, por ejemplo, cuyo patrimonio está estimado en 90.000 millones de dólares (que puestos sólo al 5% le devengarían unos 4.500 millones de dólares al año). ¿Cuándo repetirá la Iglesia públicamente su doctrina más tradicional, a saber: que una fortuna así es, por sí misma, un pecado mortal? ¿Cuándo desempolvará la frase citada de san Juan Crisóstomo que es uno de sus Santos Padres? ¿Cuándo dará una mínima vigencia a las palabras de su Fundador: que "no se puede servir a Dios y al Dinero", y que es "casi imposible que un rico se salve"?
Pero dejemos la moral y volvamos a la sabiduría. En la sociedad del dinero la vida sólo está hecha para producir y consumir. Los demás campos de actividad (el amor y la amistad, la cultura, el deporte, la religión...) quedan como apéndices de "fin de semana", y caen fuera de la órbita humana, salvo cuando pueden ser reducidos a objetos de consumo. Si antaño se decían cosas como que "el ser humano existe para alabar y servir a Dios y mediante esto salvar su vida", ahora se diría que el ser humano existe para producir y consumir y, mediante esto, generar nuevos dineros con los que se pueda producir y consumir más. El hombre de nuestras sociedades teme al despido mucho más de lo que en España se temía a la policía en tiempos de Franco.
* * *
Felices ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios.
Felices ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados.
Felices ustedes los que lloran, porque reirán.
Pero ¡pobres de ustedes los ricos, porque tienen ya su consuelo!
¡Pobres de ustedes los que ahora están satisfechos, porque después tendrán hambre!
¡Pobres de ustedes los que ahora ríen, porque van a llorar de pena!
Jesús de Nazaret, Evangelio de Lucas 6, 21-24-25.