AÑO XXIII, No. 516 1-30 de abril, 2003

Semana Santa . Iraq

INDICE

EDITORIAL: ¿Bush qué has hecho de tus hermanos?

SEMANA SANTA: Semana Santa

SEMANA SANTA: Pregón pascual 2003

REALIDA NACIONAL: Semana Santa violenta en El Salvador

GUERRA: Un Occidente "obscene"

COMENTARIOS: En Defensa de las víctimas

COMENTARIOS: La náusea

COMENTARIOS: Lo nuevo y esperanzador

IRAQ: Dios en Iraq (II)

COMENTARIO: El "factor" Dios. Reserva de verdad, compasión, justicia y solidaridad

IRAQ: Propaganda y periodistas muertos

OBISPOS: Defensa al pueblo de un nuevo engaño negociado en secreto llamado TLC

CUBA: Fusilamientos en Cuba

 

Bush ¿qué has hecho de tus hermanos?

Tuve un Sueño. De repente, el Cristo de la parroquia se estremeció y cobró vida. Lo que era cimiento y piedra se hizo cuerpo y sangre. Levantando los ojos, vio multitudes que llenaban calles y plazas del mundo entero, llevando banderas blancas y clamando: queremos paz, nunca más la guerra. Entonces, conmovido de ternura, abrió la boca y dijo:

"Bienaventurados todos ustedes, constructores de la paz, porque serán llamados hijos del Altísimo y amigos de la Tierra. Benditos ustedes, porque conservaron la memoria del arco iris, la alianza que sellé con toda la vida y para siempre".

Y mirando más lejos, vio ciudades milenarias destruidas, monumentos de la cultura humana reducidos a polvo, cuerpos destrozados, niños calcinados por el fuego, mujeres mutiladas por la metralla de las bombas, y sangre, mucha sangre, por las paredes humeantes. Y lleno de ira sagrada, con voz cortante, habló y dijo:

"Ay de ustedes, señores de la guerra, enemigos de la vida y de la naturaleza, y asesinos de mis hermanos y hermanas del Islam. Raza de víboras venenosas, ¿por qué no escucharon el clamor de la Humanidad suplicando diálogo, negociación y paz?

Blasfemos, usan el nombre del Dios de la vida para quitar la vida a los otros. Hipócritas, despreciaron las leyes que ustedes mismos crearon para contener la voluntad de agredir y de matar.

¿Por qué han despreciado las normas internacionales que salvaguardan la justicia mínima y la más elemental humanidad? ¿Por qué con sacos de vil dinero han hecho todo lo posible para comprar conciencias y conseguir con extorsión la licencia para atacar y matar?

Cobardes, eligieron un país sitiado, humillado y extenuado para mostrar la capacidad de devastación que han conseguido, como nunca antes fue vista sobre la faz de la Tierra.

Ay de ustedes, terroristas del miedo, que con el pretexto de desarmar a un tirano que ustedes mismos armaron con armas de destrucción masiva, mintieron al pueblo, alegando un peligro inminente de ataque. Contra el más mínimo sentido del derecho, se adelantaron con una guerra desproporcionada. Más aún que el petróleo, lo que quieren es destruir a quien no se someta a sus intereses, extendidos ahora a todo el Planeta.

Maldita la ‘guerra preventiva’ que les trajo el miedo preventivo. ¿No ven que han hecho a su pueblo rehén del miedo, del miedo a subir en un avión, miedo a recibir cartas, miedo a los árabes, miedo a los musulmanes, miedo a ustedes mismos?

Malditas las bombas inteligentes. Más maldita aún la ‘madre de todas las bombas’, cuyo poder destructivo sólo queda un paso detrás de las armas nucleares.

Ay de las inteligencias que han pensado esa máquina de muerte contra todas las formas de vida. Han abierto las puertas del infierno y han soltado los

demonios del terror y las masacres. ¿Qué han hecho de sus hermanos? ¿Qué han hecho?

Padre Santo: vuelve tu mirada hacia los humanos, mis hermanos y hermanas más pequeños. Dales el cuidado de unos para con otros, a fin de que nazca la paz verdadera. Que estén celosos por el bien de su Casa Común, la Tierra, que enjuguen mutuamente sus lágrimas, que se estrechen las manos, que se besen en el rostro, que se sienten a la mesa y sientan la generosidad del alimento suficiente para todos. Y que rían y canten y amen y veneren, bajo el mismo arco iris de la gracia divina que se extiende sobre todos, expresión de tu Reino -tuyo y nuestro- de benevolencia y Paz"

 

 

 

Semana Santa

Dios no quiere sangre

En otro artículo de este número de Carta a las Iglesias insistimos, a propósito de Iraq, en que Dios no quiere la guerra. Ahora queremos insistir en algo que se le parece, aunque no es exactamente lo mismo: Dios no quiere sangre. Lo decimos porque muchas veces da la sensación, sobre todo en Semana Santa, de que la sangre es lo central y lo que nos salva. Se estaría manteniendo así la antigua idea de que Dios está airado por nuestros pecados y que para desagraviarle tenemos que ofrecerle sacrificios. Y como los sacrificios nuestros no bastan para aplacarle, Jesucristo tuvo que derramar sangre abundantemente. Y esa sangre sí pudo aplacar a Dios porque tiene un valor infinito.

Las consecuencias de este modo de pensar son graves, pues atentan contra lo más profundo del Dios de nuestra fe. Esta fe dice que Dios no quiere sangre, sino vida; no quiere la sangre de Jesús, sino el amor de Jesús. En otras palabras, Dios no es un Dios cruel, sino Padre acogedor y Madre tierna. Eso para nada quita que el pecado de los seres humanos no haya que tomarlo con absoluta seriedad, pues es fracaso personal que da muerte a otros. Ni tampoco quita -como lo muestra la historia- que superar ese pecado, no sea costoso y exija sacrificios. Pero de ahí no se puede deducir que Dios se complace en el derramamiento de sangre de seres humanos, incluida la de Jesús, y que ese derramamiento de sangre es lo que nos trae salvación. La primera y última palabra de Dios a los hombres es amor. Y en lo que se complace Dios es en el amor. Lo que ocurre es que entre nosotros un amor verdadero y fiel puede llegar hasta el derramamiento de sangre. Es el caso de Monseñor Romero, de Martin Luther King, de Ita, Maura, Jean y Dorothy que han llegado hasta dar la vida.

¿Cómo aparece la Semana Santa si se mira no tanto desde la perspectiva de la sangre, sino del amor? Veámoslo. El domingo de ramos Jesús va a Jerusalén, aunque sabe que allí le esperan sus enemigos. La gente le recibe con entusiasmo, porque los ha amado y defendido de sus opresores, escribas y sumos sacerdotes. Y es tal el entusiasmo que sus enemigos no podían apresarlo "por temor al pueblo", y tuvieron que hacerlo de noche y a traición. En los días siguientes Jesús aparece en el templo en serios enfrentamientos con los opresores del pueblo, expulsando a los mercaderes del templo. Todo ello es un gesto de defensa y amor al pueblo.

El jueves se despide de sus amigos, les lava los pies y les deja como testamento el mandamiento nuevo: "ámense unos a otros como yo los he amado". En esto resume su propia vida: el servicio por amor. En el huerto, en gran oscuridad, mantiene la decisión de seguir adelante hasta el final. El viernes santo expresa sin lugar a dudas que ese tipo de amor se convierte en entrega, hasta el final, en sufrimiento y muerte.

Nosotros, los seres humanos, ante la sangre de la cruz de Jesús, como ante la sangre de cualquier víctima inocente por defender al débil, sólo podemos mirar en silencio. Ojalá no se nos ocurra que esa sangre es necesaria para que Dios se mueva a nosotros con amor y perdone nuestros pecados. Ojalá veamos, en medio del misterio de iniquidad, que da muerte al justo, el misterio de un amor fiel hasta el final, aunque esto tampoco es misterio total, pues bien sabemos que no hay verdadero amor sin asumir algún tipo de sufrimiento. En la cruz Dios guarda silencio, pero no desea en forma alguna la muerte de su hijo, ni es coautor de ella. Es como una madre que, aun previendo el fin doloroso del hijo, lo deja ir por amor al pueblo para que su hijo trabaje y luche por ese pueblo.

En el sábado santo, empieza a asomar Dios y lo fructífero del amor. El domingo de resurrección la vida triunfa sobre la muerte y el amor triunfa sobre el sufrimiento y la sangre.

Recordemos la semana santa de Monseñor Romero. ¿No fue toda su vida un amor de entrega, con la muerte siempre al acecho? ¿No fue el 24 de marzo el sello definitivo de ese amor? Su sangre sobre el altar no es una especie de "medicina mágica" que nos trae salvación, sino que es la prueba de su amor hasta el final.

 

Pregón pascual 2003

Es bueno, Señor, en medio de la oscuridad en que vivimos, darte gracias por la luz que nos ilumina esta noche.

Fuiste justo con tu Hijo Jesús, y no dejaste que la grama creciera sobre su tumba. No permitiste que la muerte venciera sobre la vida, ni la crueldad sobre la misericordia. Resucitaste a una víctima de la injusticia, y desde entonces todas las víctimas de este mundo pueden tener una esperanza.

Le diste la razón a Jesús. Pasó haciendo el bien, se acercó a los pequeños, consoló a los afligidos, acogió a los marginados. No vino a ser servido, sino a lavar los pies a los demás. Y desde entonces sabemos cómo tenemos que vivir.

Lo resucitaste como el hermano mayor, el que se nos ha adelantado, pero también el que nos invita a vivir ya como resucitados en la historia, como muchos hombres y mujeres que han vivido con compasión, libertad y esperanza.

Dios nuestro, en la Pascua, junto a la cruz de Jesús, insuflando en él tu Espíritu de Vida, te has convertido en nuestro Dios. No produces miedo por tu majestad y lejanía, sino confianza por tu solidaridad y cercanía. Por todo ello, a pesar de nuestra pequeñez y de la inmensidad de los problemas de nuestro mundo, con temor y temblor, tenemos la audacia de proclamar nuestro júbilo:

Alégrate, El Salvador, pueblo agobiado por la pobreza, desperdigado por muchos países, divididas muchas familias, desorientados muchos jóvenes, desesperados muchos enfermos, pueblo desilusionado, engañado por los poderosos de dentro y de fuera, porque sigue brillando en ti el trabajo, la constancia, la santidad primordial de tus gentes. Ustedes, pueblo crucificado, son también un rebervero de Jesús resucitado.

Alégrate El Salvador, pequeña Belén. Miles de tus hijos e hijas nos recuerdan a Jesús, no sólo porque llevan su nombre, sino por su vida y su entrega con Monseñor a la cabeza. A ti siguen llegando gente de muchas partes a aprender generosidad y el mayor amor. No ofreces "oro ni plata, armas ni dólares", pero das de lo que tienes: la pascua de todo un pueblo. Alégrate, El Salvador, porque el amor y el valor de tus hijos e hijas han quedado unidos para siempre a la Pascua de Jesús.

Sacando fuerzas de nuestra flaqueza, a la luz de este cirio y con total respeto ante los millones de víctimas, decimos también: Alégrate, mundo de Dios. Vives en viernes santo, en Palestina, en la República del Congo, en Irak. Mundo de epulones y lázaros, de millones de muertos por hambre y sida, excluidos, refugiados, desconocidos y despreciados... Pero alégrate. El mismo Dios que está en la cruz contigo es el Dios que resucitó a su Hijo. Alégrate, porque llegará el nuevo cielo y la nueva tierra, la pascua no será sólo liturgia, sino realidad. Jesús resucitado no mostrará ya las llagas, sino que invitará al banquete de todos y de todas, donde no habrá ya gemidos ni llantos, ni nadie hará daño a nadie.

Alégrate porque los dioses de la coalición, los que lanzan bombas, no pueden acabar con la esperanza; los que destruyen casas, escuelas y hospitales, y hacen negocio con la reconstrucción, no pueden acabar con la dignidad; los que envían cientos de miles de soldados para la guerra no pueden acabar con los millones que se manifiestan por la paz. Eso nadie te lo puede quitar, mundo de Dios, porque tu Dios es el Dios del resucitado. El te levantará para que llegue a haber en ti una mesa compartida con manteles largos para todos sin que a nadie falte la tortilla y el conqué.

Alegrémonos todos porque en esta noche brilla una luz que ya nadie puede apagar, y nos calienta un fuego que nadie puede enfriar. Es la luz del resucitado, que vence todas las oscuridades y recoge todas las luces. Es el calor del resucitado, que vence todas las opresiones y recoge todas las solidaridades de nuestra comunidad, de nuestro país, del mundo entero.

Que el lucero de la mañana, y de todos los amaneceres, encuentre siempre ardiendo a este cirio que no conoce ocaso, y nos acompañe en nuestras vidas, Jesucristo, tu Hijo y hermano nuestro, que vive por los siglos de los siglos. AMEN.

El Carmen, Santa Tecla

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Semana Santa violenta en El Salvador

Lo que debió ser una semana de descanso y de reflexión se convirtió en un período violento que dejó como resultado 136 muertos -78 de ellas a causa de la violencia social-, y 2,350 personas heridas. El porcentaje de víctimas mortales aumentó en un 15 por ciento con relación al mismo período del año pasado. Esas muertes fueron ocasionadas por armas de fuego y blancas, accidentes de tránsito y la imprudencia de la población al convertir el ocio en desenfreno.

Los salvadoreños aparecen como los centroamericanos más violentos en esos días de semana santa. Sólo Nicaragua, con 85 fallecidos por diferentes causas, se acerca a las estadísticas salvadoreñas. De acuerdo a la prensa nacional, el resto de países disminuye en su cuota: Guatemala, 76 muertos; Costa Rica, 45; Honduras, 30; y Panamá, solamente 3. La pregunta es, pues, ineludible: ¿qué es lo que origina que en El Salvador se registren, año tras año, más muertes que en el resto de los países del Istmo? El director del Comité de Emergencia Nacional (COEN), Mauricio Ferrer, ofrece una respuesta entre sorprendente y falaz: el sistema de emergencias salvadoreño es "más activo y organizado" y por ello puede constatar mejor el número de víctimas. No obstante, las causas parecen ir más allá.

No viene al caso comparar las cifras regionales en sí mismas, pues ello no diría mucho sobre las causas. Un cuadro lleno de estadísticas se queda corto si no se consideran las situaciones particulares que hay detrás, dado que las sociedades centroamericanas difieren -algunas veces sustancialmente- en sus dinamismos. A ello se suma la idiosincrasia y los rasgos propios de culturas tan próximas, pero tan contrastantes. Además, aunque tenga cierta lógica, no es conveniente atenerse a la operatividad o no de los organismos nacionales encargados de atender las emergencias. Por ejemplo, no tiene ninguna base afirmar que las 45 personas muertas de Costa Rica pudieran haber sido más si la Comisión Nacional de Emergencias, organismo costarricense encargado de atender este tipo de situaciones, estuviera mejor coordinada que el COEN salvadoreño. Comparaciones simplistas corren el riesgo de confundir la opinión pública, sobre todo cuando la misma se vuelca a sí misma ante el luto y el dolor. Al menos 136 familias salvadoreñas han vivido esta pesadilla en los últimos días.

Otras opiniones pueden sostener que el repunte de los decesos en el país se debe a la elevada densidad poblacional salvadoreña. Y no es para menos, podrían razonar quienes opinan de esta manera: las posibilidades de confrontación, accidental o intencional, entre personas sería proporcional a la proximidad entre las mismas. Esta hipótesis explicaría que en San Salvador, Santa Ana, La Libertad y San Miguel -es decir, los mayores núcleos poblacionales salvadoreños- se hayan registrado los más altos índices de violencia durante el pasado período vacacional. Lo anterior explicaría, además, que el resto de países centroamericanos -cuya densidad de población es inferior a la salvadoreña- no hayan registrado cifras relativas tan altas.

Pero esta idea se torna insostenible si se tienen en cuenta los siguientes datos. En 1999, ocurrieron 1000 homicidios en España, es decir, la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes, con una población de 40 millones de personas, ascendió a 2.5. Ese mismo año, en El Salvador tuvieron lugar 2,278 homicidios, con una tasa de 38 homicidios por cada 100 mil habitantes y una población, en aquel entonces, de unos 6 millones de personas.

Armamentización, cultura de la violencia y deterioro moral

Las anteriores hipótesis, pues, no parecen explicar del todo las causas del repunte de muertes en el país en los últimos días. Sin embargo, la armamentización de la sociedad, la enconada cultura de la violencia, la tensión social derivada de situaciones adversas, la pérdida de valores y la escasa cultura de prevención parecen dar cuenta de los alarmantes datos salvadoreños.

El primer punto es el alto número de armas de fuego disponibles en la sociedad salvadoreña. De acuerdo a los datos del COEN, las personas fallecidas en Semana Santa por arma de fuego fueron 52, es decir, 5 más que en el mismo período de 2002. Según estadísticas de la Policía Nacional Civil, el 75% de los homicidios en El Salvador ocurren por arma de fuego. Aunque no se conoce a ciencia cierta la cantidad de armas de fuego en circulación y en manos de civiles, se estima que éstos tenían, en 1999, unas 400 mil armas de fuego. El registro del Ministerio de Defensa, en el 2000, daba cuenta de unas 140 mil armas legalmente inscritas en dicha cartera de Estado. Pese a que en los últimos años se ha procedido a la destrucción de armas y a la rigurosidad de los requisitos para la tenencia y portación de aquéllas, las cifras son igualmente altas en la actualidad.

El fácil acceso a armas de fuego parece ser un detonante serio de las estadísticas de homicidios cometidos por este medio. Es más, de acuerdo a la Policía, la persona portadora de armas es una víctima potencial en tanto que en la mayor parte de casos es ultimada por su propia arma. En esta línea irían los constantes llamados de las autoridades policiales, de ciertos sectores políticos y sociales a la desarmamentización de la sociedad.

Un segundo punto es la cultura de la violencia en El Salvador que, indudablemente, difiere del resto de países del área. La sensación de inseguridad parece ser mayor entre salvadoreños y guatemaltecos, dados los altos índices de violencia registrados en estos países y a sus particularidades históricas. Al parecer, dirimir conflictos por vías no violentas es una deficiencia de los salvadoreños, cosa que por demás se presta a la discusión. Con todo, tal parece que las conductas violentas se reproducen en condiciones de hacinamiento, baja cobertura de servicios básicos, marginalidad y otros factores característicos de no pocas localidades salvadoreñas.

En tercer lugar, la creciente tensión social puede explicar en parte las preocupantes estadísticas. En un periódico electrónico nacional, el editorialista hablaba en términos de "catarsis vacacional" para referirse al fenómeno registrado. Esto tendría sentido si se toman en cuenta las altas dosis de tensión social registrada en los últimos meses entre los salvadoreños. Con evento electoral, crisis de la salud y diversas contrariedades socioeconómicas sobre sus espaldas como el desempleo -podría sostenerse siguiendo esta hipótesis-, los salvadoreños canalizaron sus tensiones mediante conductas violentas. Tal conjetura no es del todo insostenible -aunque no por ello justificable-, si se considera que, a falta de espacios que potencien la salud mental y propicien la recreación a bajo costo, aunado a los otros factores anteriormente mencionados, los salvadoreños hayan drenado sus insatisfacciones violentando el orden legal establecido y transgrediendo la integridad física de otros.

Seguidamente -y en ello se ha insistido repetidas veces desde diversos sectores-, aparece la crisis de valores entre los salvadoreños y salvadoreñas -jóvenes y adultos-. Desde las escuelas se les enseña a los niños valores como la tolerancia, el respeto y la amabilidad; sin embargo, en la práctica, parecen imponerse conductas contrarias a esos valores. De poco sirven los esfuerzos realizados en el ámbito educativo si la sociedad entera -en especial la población adulta- no se rige por esos valores que se pregonan desde los escritorios y los salones de clase. Finalmente, la escasa cultura de prevención y de atención a los llamados de las autoridades pertinentes parece influir, en cierta manera, en el repunte de casos de muertes violentas.

Las cifras de violencia en Semana Santa invitan a la reflexión y a la acción. Los esfuerzos aislados -todo lo válidos que se quiera- deben articularse en un esfuerzo de alcance nacional. Medidas concretas como el control efectivo de armas de fuego, la enseñanza denodada y ejemplar de los valores en las escuelas y centros de estudio, la creación de espacios y campañas educativas que potencien la salud mental de los salvadoreños y la decidida colaboración ciudadana deben orientarse a cambiar elementos de carácter estructural como es la cultura de la violencia en El Salvador. De lo contrario, las cifras continuarán registrándose año tras año.

CIDAI

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Un Occidente "obscene"

Hay cosas que atentan contra el pudor en el ámbito de la realidad erótica y sexual. En castellano se le llama obsceno. Pero hay cosas que atentan contra el pudor en el ámbito global de lo humano, ante las cuales siente uno vergüenza de ser un ser humano. A eso en inglés se llama obscene.

1. Hace unos veinte años Occidente y Estados Unidos necesitó de Saddam Hussein para frenar a Irán y por ello envió a Irak armas químicas y de destrucción masiva. Algo parecido ocurrió con Bin Laden en los años 90 para frenar la invasión soviética en Afganistán. Después vino lo que ya sabemos: los que estaban en el "eje del bien" se convirtieron en paladines del "eje del mal".

2. Con Saddam Hussein hubo represión, sobre todo contra kurdos y chiítas. En la primera guerrade Bush murieron 110,000 civiles según el PNUD, y desde entonces creció aún más la pobreza. 24 millones de iraquíes viven con menos de diez dólares al mes por familia. La esperanza de vida bajó de 66 a 57 años, mientras que el analfabetismo pasó del 40% en 1990 al 70%. La malnutrición afecta a un 66% de los niños... El bloqueo impuesto por Naciones Unidas tiene grave responsabilidad en todo ello.

3. La guerra es cruel por destruir a un país tan empobrecido. Es injusta, pues había otros caminos para reducir los males que ocasionaba Saddam. Es ilegal, pues va contra el derecho internacional, y es una mofa contra Naciones Unidas. Es prepotente, pues no atiende a razones de nadie, ni de un anciano Papa, ni de 41 premios Nobel de Estados Unidos, ni de millones de manifestantes en todo el mundo. Es innoble -si es que puede haber algo de noble en la guerra-, pues el mayor ejército que ha conocido la historia no va a luchar, sino a machacar. Es mentirosa, pues lo que se busca son las reservas de 112 mil millones de barriles de petróleo (el segundo país después de Kuwait) para asegurar el escandaloso buen vivir y mostrar el poder incuestionable de Estados Unidos en el mundo -la soberbia total. Es blasfema, pues se ha usado en vano el nombre de Dios.

4. El saber de los humanos ha quedado derrotado. Las bombas "inteligentes" no saben que la crueldad es la máxima negación de lo humano. El periodismo, o es "enquistado" o sufre censuras de todo tipo. El lenguaje es secuestrado en su significado y se convierte en propiedad privada: ellos deciden que la barbarie puede ser "daños colaterales" y la destrucción puede ser "liberación". El jefe de inspectores de armas de las Naciones Unidas en Irak, Hans Blix, acaba de denunciar -el 22 de abril-, el empleo de documentos falsos para justificar la guerra. No se sabe -ni se sabrá- la verdad de los muertos, heridos y desaparecidos. Lo que sí se sabe es que nadie de la Casa Blanca y del Pentágono ha pedido perdón a las víctimas.

5. Ha seguido la destrucción del patrimonio cultural de la humanidad, y, ante los saqueos, el inefable Donald Rumsfeld corrigió a los periodistas: "Ustedes no entienden lo que está ocurriendo. Los iraquíes están ejerciendo por primera vez sus derechos a la libertad, y la están disfrutando". También se fotografió abrazado a Michael Jordan, en la despedida de éste: se abrazaron la industria del deporte y la industria de las armas.

6. Como en la película Zorba el griego, cuando las mujeres se aprestan a repartirse los despojos de una moribunda, las empresas de occidente buscan posiciones para hacer el gran negocio de la reconstrucción. A la cabeza están empresas cercanas a altos políticos de Estados Unidos, entre otros el vicepresidente Cheney. El congreso quiere pasar una ley para que el ejecutivo no permita que empresas de países que no participaron en la destrucción puedan beneficiarse de la construcción. Algunos de estos países se hacen ahora los buenos para poder participar en el reparto.

7. Los soldados de Estados Unidos -por lo general- no han sido recibidos como liberadores. Los chiítas les dicen que se vayan. Algún entusiasta compara a Bush con Saddam Hussein. La respuesta es clarividente: "les traemos la democracia. Si no la quieren, ellos se excluyen de ella". Este "ellos" puede ser más del 60% de la población.

8. Lo de Irak sigue siendo obscene, aunque se hace lo posible para aparentar que se vuelve a la normalidad del planeta. Pero siempre quedan los que trabajan por la paz, la justicia y la verdad, aunque sufran persecución por ello. Son los que hacen que no se nos caiga la cara de vergüenza.

Jon Sobrino

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En defensa de las víctimas

Carta a Bush

Sr. Presidente de los EE.UU. de Norteamérica.

George Bush:

No se si leerás ésta carta, no porque no te llegue, sino porque eres incapaz de leerla, porque tu corazón está endurecido por el odio y los miedos, no tienes capacidad ni coraje para abrir tu mente y espíritu a la compasión. A pesar de todo, no puedo dejar de enviártela, porque si tú no la lees, estoy seguro que la leerán muchos hombres y mujeres, los que te piden que detengas la masacre contra el pueblo iraquí.

Cuando decidiste la invasión a Irak, a pesar de la oposición de los pueblos del mundo, no escuchaste su clamor de "No a la Guerra, sí a la Paz"; cerraste tus oídos y tu corazón cuando las Naciones Unidas, las iglesias, las organizaciones humanitarias y de derechos humanos, reclamaban que debía imperar el Estado de Derecho y el respeto de los pueblos. Tú no estabas dispuesto a oírlo.

Te expresaba en otra carta, que no desafíes a Dios, que no construyas la torre de Babel de la in-misericordia y el odio, que no te dejes dominar por la ambición del poder para imponer tus intereses políticos, económicos y militares. Te decía que reflexiones, porque lo que siembras, recoges. Lamentablemente no sabes honrar la vida, has dañado profundamente a toda la humanidad y a tu propio pueblo.

Ganarás batallas con tu ejército imperial y el de tus aliados; podrás demostrar el poderío de las armas y la alta tecnología de muerte; pero nada de eso te da la razón. La mayor de tus derrotas es que perdiste el respeto de los pueblos del mundo, y ganado el rechazo en la conciencia de la humanidad, por todos los crímenes cometidos. En ésta fuga hacia adelante te acompañan tus aliados de la muerte: Tony Blair, José María Aznar y Australia.

Ocultas los verdaderos motivos de la invasión a Irak y buscas justificar las masacres para apoderarte de los recursos del petróleo iraquí, y dominar el Medio Oriente para imponer tus planes de hegemonía mundial y la dictadura globalizada. Has transformando a los EE.UU. en un Estado terrorista. ¿Necesitaste masacrar al pueblo de Irak, matar niños y mujeres para sacar a un dictador que fue tu aliado?

Es necesario hacer memoria, no para quedarse en el pasado; nos debe iluminar el presente. La larga historia de invasiones lo confirma, Vietnam, Camboya, Yugoslavia, Nicaragua, El Salvador, Santo Domingo, Haití, Cuba, y las dictaduras militares que los EE.UU impusieron; la actual militarización y bases militares en toda América Latina, y en otras partes del mundo. Podrás dominar militarmente, pero nunca podrás convencer.

Los pueblos no se dejan engañar por las campañas de desinformación y mentiras, que los medios de comunicación cómplices utilizan como acción sicológica, mostrando a los soldados norteamericanos y británicos en actos caritativos, regalando caramelos a los niños iraquíes, después de masacrar a sus familias y bombardear a la población ¿Cómo tratarás de justificar tus crímenes, que llamas "daños colaterales"? ¿Cómo explicarás al mundo que buscas destruir las Naciones Unidas y desconoces el derecho internacional, para aplicar tus políticas de dominación, sin importarte el costo humano y la destrucción de otros países, aplicando el terrorismo de Estado?

¿Cómo justificar lo injustificable? ¿Puedes dormir sin que tu conciencia te castigue? Tu ejército bombardea con miles de misiles, ciudades y población civil; arroja "bombas racimo" y paquetes de comida de color amarillo contra el pueblo; métodos aberrantes empleados en Vietnam, Camboya y en la guerra del Golfo Pérsico. Bombas y comida son tus "medicinas de la muerte". Tus generales dicen que ellos no cuentan cadáveres; cuentan las bombas que los producen.

La perversión no tiene límites; pero dices orar a Dios y te crees un predestinado para la humanidad. Lo mismo pensaba Hitler al desatar su locura y querer dominar el mundo. El Dios de la Vida te pedirá cuenta de tus crímenes. Eres responsable de crímenes de lesa humanidad y serás juzgado por tantas muertes y dolor contra el pueblo de Irak y otros pueblos.

El mundo ve con horror que repartes lo que no te pertenece, que las aves de rapiña que te rodean, están al acecho para lanzarse sobre los despojos y la sangre del pueblo iraquí, para hacer negocios con el petróleo. Hablan de la "reconstrucción de Irak", colonizado y sometido a los intereses de los EE.UU., y piensan cuánto ganarán.

Hablas de Dios. Y reniegas de Dios. Hablas de libertad y destruyes la libertad. Hablas de democracia y dignidad, y no vacilas en sacrificarlas en el altar del dios Molok, tu dios de destrucción y muerte. Hablas de los derechos humanos, violándolos sistemáticamente.

Las Naciones Unidas son un estorbo para tus intereses. O se someten a tu voluntad, o la destruyes. Pretendes constituir un tribunal para juzgar a tu ex aliado, Saddan Hussein, porque ya no te sirve; pero desconoces la Corte Penal Internacional para juzgar los crímenes de lesa humanidad. Quieres lograr la impunidad de los crímenes de tus soldados y la de ti mismo. No desafíes a Dios y a los Pueblos del mundo. Los imperios caen, por más poderosos que sean.

Pudiste sembrar la Paz y la Solidaridad y no lo hiciste. Pudiste generar programas para la vida y desarrollo de los pueblos y no lo hiciste. Elegiste el peor de los caminos. ¿Quiénes serán tus próximas víctimas?

No puedo darte mi saludo de Paz y Bien, porque no crees en la Paz y no practicas el Bien. Sí puedo decirte que te arrepientas de tus crímenes y repares el Mal que haces.

Buenos Aires, 9 de abril de 2003

Adolfo Pérez Esquivel

Premio Nobel De La Paz

 

 

 

 

La náusea

Las bombas inteligentes, que tan burras parecen, son las que más saben. Ellas han revelado la verdad de la invasión. Mientras Rumsfeld decía: "Estos son bombardeos humanitarios", las bombas destripaban niños y arrasaban mercados callejeros

El país que más armas y más mentiras fabrica en el mundo desprecia el dolor de los demás. "Nosotros no contamos a los muertos", contestó el general Franks, cuando alguien le preguntó sobre los daños colaterales, como se llaman los civiles que vuelan en pedazos sin comerla ni beberla.

Babilonia, la ramera del Antiguo Testamento, merece este castigo. Por sus muchos pecados y por su mucho petróleo. Los invasores buscan las armas de destrucción masiva que ellos habían vendido, cuando el enemigo era amigo, al dictador de Iraq, y que ha sido el principal pretexto de la invasión.

Hasta ahora, que se sepa, no han encontrado más que armas de museo, en muy desigual combate. Pero, ¿son armas de construcción masiva los misiles gigantes que ellos disparan? Los invasores tienen a la vista las armas tóxicas y las armas prohibidas: las están usando. El uranio empobrecido envenena la tierra y el aire y los racimos de acero de las bombas de fragmentación matan o mutilan en un área que va mucho más allá de sus blancos.

En 1983, cuando los marines se apoderaron de la isla de Grenada, la asamblea de las Naciones Unidas condenó, por abrumadora mayoría, la invasión. El presidente Reagan, respetuoso, comentó: "Esto no ha perturbado para nada mi desayuno". Seis años después, fue el turno de Panamá. Los libertadores bombardearon los barrios más pobres, fulminaron a miles de civiles, reducidos a 560 en la cifra oficial, y eligieron al nuevo presidente del país en la base militar de Fort Clayton. El Consejo de Seguridad, casi por unanimidad, se pronunció en contra. Estados Unidos vetó la resolución, y se puso a trabajar en sus invasiones siguientes.

Las Naciones Unidas aplaudieron esas invasiones siguientes, o silbaron y miraron para otro lado. Y fueron las Naciones Unidas las que decretaron el embargo internacional contra Iraq, que asesinó mucha más gente que la guerra de Bush padre: más de medio millón de niños muertos, a confesión de parte, por falta de medicinas y de alimentos. Pero ahora, oh sorpresa, las Naciones Unidas se han negado a acompañar la nueva carnicería de Bush hijo. Para evitar que en las próximas guerras se repita este episodio de mala conducta, me temo, no habrá más remedio que contar los votos del Consejo de Seguridad en el estado de Florida.

No habían aparecido los primeros misiles en los cielos de Iraq, cuando ya se había cocinado el gobierno de ocupación, democrático gobierno íntegramente formado por militares de Estados Unidos, y ya se estaba haciendo el reparto de los despojos del vencido. Todavía se sigue disputando el botín, que no es moco de pavo: los fabulosos yacimientos de oro negro, el gran negocio de la reconstrucción de lo que la invasión destruye... Las empresas agraciadas celebran sus conquistas en las pizarras de la Bolsa de Nueva York. Allí está el mejor noticiero de la guerra. Los índices bailan al son de la carnicería humana.

En 1935, el general Smedley Butler había resumido así sus tres décadas de trabajo como oficial de marines: "Yo fui un pistolero del capitalismo". Y había dicho que él podía dar algunos consejos a Al Capone, porque los marines operaban en tres continentes y Capone actuaba nada más que en tres distritos de una sola ciudad.

"¿Y a mí qué tajada me va a tocar?", se preguntan algunos miembros de la coalición. Pero, ¿qué coalición? Los cómplices de esta misión libertadora, que son cuarenta, como en el cuento de Alí Babá, integran un coro donde abundan los violadores de los derechos humanos y las dictaduras lisas y llanas. ¿Y desde dónde se ha lanzado la cruzada? ¿Dónde están ubicadas las bases militares de Estados Unidos? Basta con echar una ojeada al mapa: esas monarquías petroleras, inventadas por las potencias coloniales, se parecen tanto a la democracia como Bush se parece a Gandhi.

Es una alianza de dos. Uno que crece, el imperio de hoy, y otro que encoge, el imperio de ayer. Los demás sirven el café y esperan la propina. Esta alianza de dos por la libertad del petróleo, que Ira nacionalizó, no tiene nada de nuevo. En 1953, cuando Irán anunció la nacionalización del petróleo, Washington y Londres respondieron organizando, juntos, un golpe de Estado. El mundo libre amenazado hizo correr la sangre y el sha Pahlevi, estrella de las revistas del corazón, se convirtió en el carcelero de Irán durante un cuarto de siglo.

En 1965, cuando Indonesia anunció la nacionalización del petróleo, Washington y Londres también respondieron organizando, juntos, un golpe de Estado. El mundo libre amenazado instaló la dictadura del general Suharto sobre una montaña de muertos. Medio millón, según los cálculos que más cortos se quedan. De cada árbol colgaba un ahorcado. Todos comunistas, aclaraba Suharto. El siguió matando. Le quedó el tic. En 1975, pocas horas después de una visita del presidente Gerald Ford, invadió Timor Oriental y asesinó a la tercera parte de la población. En 1991 mató, allí, a unos cuantos miles más. Diez resoluciones de las Naciones Unidas obligaban a Suharto a retirarse de Timor Oriental "sin demora". El, siempre sordo. A nadie se le ocurrió bombardearlo por eso, ni las Naciones Unidas le decretaron ningún embargo universal.

En 1994, John Pilger visitó Timor Oriental. Mirara donde mirara, campos, montañas, caminos, veía cruces. La isla, toda llena de cruces, era un gran cementerio. De esas matanzas, nadie se había enterado.

El año pasado, Ana Luisa Valdés estuvo en Yenín, uno de los campos de refugiados palestinos bombardeados por Israel. Ella vio un inmenso agujero, lleno de muertos bajo los escombros. El agujero de Yenín tenía el mismo tamaño que el de las Torres Gemelas de Nueva York. Pero, ¿cuántos lo veían además de los sobrevivientes que revolvían los escombros buscando a los suyos? Las tragedias conmueven al mundo en proporción directa a la publicidad que tienen.

Hay periodistas honestos, que cuentan la guerra de Irak tal como la ven. Algunos, lo han pagado con la vida. Pero hay periodistas disfrazados de soldados, que más bien parecen soldados disfrazados de periodistas, que ofrecen versiones adaptadas al paladar de las grandes cadenas de la desinformación globalizada.

¿Matanzas en los mercados llenos de gente? Fueron bombas iraquíes. ¿Civiles muertos? Escudos humanos que usa el dictador. ¿Ciudades sitiadas, sin agua ni comida? La invasión es una misión humanitaria. ¿Resistieron algunas ciudades mucho más de lo previsto? En la tele, se han rendido todos los días. Los invasores son héroes. Los invadidos que les hacen frente son instrumentos de la tiranía: los acusan de defenderse. La mayoría de los estadounidenses está convencida de que Saddam Hussein derribó las torres de Nueva York. También cree, esa mayoría, que su presidente hace lo hace por el bien de la humanidad y por inspiración divina. Los medios masivos venden certezas, y las certezas no necesitan pruebas. Pero el mundo está harto de que una vez más lo obliguen a tragarse, cada día, los sapos de ese menú.

El país dedicado a bombardear a los demás países, que desde hace añares viene infligiendo al planeta una incontable cantidad de once de setiembres, ha proclamado la tercera guerra mundial infinita. El presidente, que no fue a Vietnam gracias a papá y que sólo conoce las guerras de Hollywood, manda matar y manda morir. No en nuestro nombre, claman los familiares de las víctimas de las torres. No en nuestro nombre, clama la humanidad. No en mi nombre, clama Dios.

Eduardo Galeano, 10 de abril, 2003

 

 

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Lo nuevo y esperanzador

Quizás el elemento nuevo y renovador más impresionante alrededor de Irak son las manifestaciones populares en contra de la guerra que no se abaten ante la aparente indiferencia de los detectores del poder mundial. En vez de entregarse a la frustración, los jóvenes y viejos militantes aumentan sus energías y su convicción sobre la importancia de manifestarse. Un fenómeno de esta dimensión y profundidad debe tener razones muy radicales que lo explican y me gustaría intentar formularlas.

Si observamos el hecho de que estas manifestaciones impresionantes se han desarrollado durante los últimos años en oposición a las reuniones de las organizaciones

internacionales, lo que indica que existe un sentimiento que rebasa el acontecimiento específico de la guerra...

Si agregamos el hecho de que se extienden por todo el planeta, aunque tienen sus mayores expresiones en los países centrales del sistema mundial...

Si vemos que están asociadas a procesos de discusión, investigación y acción política cotidiana que suponen un inmenso aparato institucional, que tiene como fenómeno nuevo las organizaciones no gubernamentales de distintas formas, que incluyen también los antiguos sectores sindicales y cooperativistas, organizaciones y partidos políticos y grupos de intelectuales y militantes de los más distintos orígenes...

Si valoramos el hecho de que el movimiento buscó un centro de expresión en el Foro Social de Puerto Alegre (Rio Grande do Sul, Brasil), pero que se desdobla en varios foros locales y regionales...

Si agregamos los procesos de contestación armada de nuevo tipo y de antiguas formas que se desarrollaron en los últimos años, sobre todo a partir del fenómeno del zapatismo en México...

Si nos fijamos en el aparecimiento de nuevos movimientos étnicos de expresión continental, como el movimiento indígena latinoamericano, que se asocia al fenómeno del zapatismo, con los antecedentes de las guerrillas guatemalteca y otras manifestaciones de explosión indígena, locales y regionales como el caso reciente de Ecuador y de Bolivia...

Si nos fijamos en la existencia de movimientos de nuevo tipo como el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, las varias formas de asociaciones de masa que se produjeron en Argentina a partir de la crisis final del gobierno De la Rúa...

Si, finalmente, asistimos a procesos electorales hacia los cuales se desaguan estos vastos movimientos sociales sin que los gobiernos por ellos generados asuman claramente todas las consecuencias de representar una rebeldía tan significativa, vacilan en sus políticas económicas y tienden a conceder a las presiones de las instituciones internacionales tan combatidas por este mismo movimiento...

Si sumamos a todos estos elementos la presencia creciente de los movimientos religiosos, fuera y dentro de las jerarquías eclesiásticas, involucrando las más distintas religiones y las más distintas formas de articulación entre lo religioso y lo político...

Si sumamos todos estos fenómenos bajo el stress de la acción insana del gobierno Bush hijo, comenzamos a configurar un proceso revolucionario cuya ideología y objetivos están aún confusos, pero que desean claramente "otro mundo", como lo identificó la consigna de Porto Alegre.

El gobierno Bush es también el resultado de muchos años. Es la coronación de una vasta ofensiva contrarrevolucionaria que se inició en los gobiernos Thatcher y Reagan en la década del 1980.

Theotonio Dos Santos

 

 

 

Dios en Iraq (II)

Después del 11 de septiembre proliferaron las reflexiones sobre el papel peligroso o claramente nocivo de las religiones monoteístas: el "dios" de cada una de ellas podía exigir la guerra para defender la propia fe, y propiciando para ello entusiasmos suicidas, que llevan a la propia inmolación y a la muerte del otro, del de otra religión. Se recordaron las guerras de religión, las cruzadas, la connivencia entre la espada y la cruz en el descubrimiento-encubrimiento de América... El 11 de septiembre, hizo recordar todo esto. Universalizando el fenómeno, las religiones y su idea de Dios fueron puestos en el banquillo. José Saramago, nobel de literatura, honesto no creyente, luchador denodado por la justicia y los derechos humanos lo dijo con toda claridad en un artículo que hizo historia: "El factor Dios". No condena la realidad de Dios -en la que no cree- sino a un "nombre", una "idea", un "factor" de la psicología personal y social que pervade la historia y las religiones. "Por causa de Dios y en nombre de Dios es porque se ha permitido y justificado todo, principalmente lo peor, principalmente lo más horrendo y cruel". Sin llegar a esos extremos no se puede decir que no tenga algo de razón.

Sin embargo, en la guerra de Irak, en medio de tradiciones religiosas islámicas y cristianas, está ocurriendo un fenómenos distinto. Conocidos pensadores y escritores, conocidos defensores de la justicia, la democracia y los derechos humanos, hablan de Dios de manera diferente. Bajo ese término parecen comprender ahora algo bueno, sea real o ideal, y en cualquier caso, algo que se respeta. Y a ese Dios invocan también precisamente para tener otro importante argumento para condenar la guerra y a sus propulsores, Bush, Blaire y Aznar, y sobre todo para defender a las víctimas de Irak.

"El presidente del planeta anuncia su próximo crimen en nombre de Dios y de la democracia. Así calumnia a Dios. Y calumnia, también a la democracia... ‘No en mi nombre’, clama Dios", dice Eduardo Galeano. "Dios parece protestar junto con los millones que se inmovilizan en las calles de todo el mundo para decirlo con toda fuerza: ‘no utilicen mi Santo Nombre en vano’", dice Theotonio dos Santos. "En todos los idiomas ‘paz’ es una palabra suprema y sagrada, expresa el deseo de Dios para los hombres", dice Ernesto Sabato. Y Adolfo Pérez Esquivel recuerda que durante la dictadura argentina un preso escribió en las paredes de su celda: "Dios no mata".

En consonancia con esta gran verdad se ha dado un movimiento mundial sin precedentes. Muchas personas e instituciones, de diversas fes y modos de pensar, condenan la barbarie en Irak. Lo importante es que los creyentes no lo hacen para defender a sus iglesias, sino a las víctimas. Las defienden en nombre de Dios. El "factor" dios se convierte en denuncia y misericordia, no en incentivo para guerras y matanzas.

Muchos líderes religiosos así lo han hecho, con Juan Pablo II a la cabeza. Condenó hace doce años la guerra de Bush padre, cuando no lo hicieron los países democráticos, y ahora ha condenado con mayor dureza la guerra de Bush hijo, y le ha pedido -también a Saddam Hussein- que no mencione a Dios en asuntos de guerra. Muchos otros líderes religiosos y cristianos han condenado esta guerra. Y algunos han sido sumamente duros y proféticos.

El cardenal Etsou, arzobispo de Kinshasa, ha dicho con vehemencia. "Ha comenzado otra guerra que todos temían y nuevamente nos encontramos con muertes inútiles y destrucciones materiales enormes por nada. El presidente de los Estados Unidos no ha querido escuchar a nadie. No obstante los consejos del Papa, no obstante el rechazo de muchos presidentes de otros países, no obstante las numerosas manifestaciones contra la guerra, el presidente Bush ha preferido la guerra al diálogo y a las negociaciones. Ha invocado el nombre de Dios para hacer la guerra, pero Dios dice: ‘no usarás el nombre del Señor tu Dios para el mal’ ... La guerra es un mal, sobre todo la guerra de agresión es un mal. Es un pecado".

El obispo John Michael Botean, de la diócesis de St. George, Canton, Ohio, ha escrito en una carta pastoral: "Tengo que decirles, por la salvación de su alma y de la mía, que cualquier participación o apoyo directo a esta guerra contra el pueblo de Irak es objetivamente un grave mal, es pecado mortal... Una ley injusta no debe ser obedecida... Nunca antes les he hablado de esta forma, usando explícitamente la plenitud de autoridad que Jesucristo otorgó a los apóstoles... Cualquier muerte producida por esta guerra es injustificable y, en consecuencia, es claramente un asesinato".

El obispo de la Iglesia Católica en La Florida y ex combatiente de Vietnam, Teniente Coronel retirado Robert Bowan, emplaza al Presidente de Estados Unidos.

"Señor Presidente: Usted dijo que somos el blanco del terrorismo porque defendemos la democracia, la libertad y los derechos humanos del mundo. ¡Qué absurdo! Somos blanco de los terroristas porque, en la mayor parte del mundo, nuestro gobierno defendió la dictadura, la esclavitud y la explotación humana. Somos blanco de los terroristas porque somos odiados. Y somos odiados porque nuestro gobierno ha hecho cosas odiosas en Irán, en Chile, en Vietnam, en Nicaragua y en otras repúblicas de América Latina.

En vez de continuar matando diariamente a millares de niños iraquíes con nuestras sanciones económicas, deberíamos de ayudar a los iraquíes a reconstruir sus cocinas, sus estaciones de tratamiento de agua, sus hospitales, que les impedimos reconstruir con sanciones económicas. En lugar de entrenar terroristas y escuadrones de la muerte, deberíamos cerrar la Escuela de las Américas, deberíamos abolir la CIA...

Resumiendo, deberíamos ser buenos en lugar de malos, y de serlo, ¿quién iba a intentar detenernos? ¿Quién nos iba a odiar? ¿Quién nos iba a querer bombardear? Esa es la verdad señor Presidente".

Hay muchísimas protestas de cristianos por todo el mundo. Algunas muestras. En Quito la Universidad Politécnica Salesiana organizó una marcha contra la guerra. Al frente iban diversas autoridades universitarias. La marcha comenzó delante de la Embajada de Iraq y prosiguió hacia la Embajada española, hasta llegar a la embajada estadounidense. En Bolonia las Ediciones Misioneras Italianas se solidarizan con la moción aprobada por la Asamblea de las Asociaciones Islámicas en Italia que critica la "violenta agresión" contra Iraq, país cuya "dictadura se ha visto sostenida durante mucho tiempo por los mismos que hoy han desencadenado una guerra espantosa para eliminarla". Los dominicos promueven una oración por la paz en Iraq, la tierra de los patriarcas bíblicos. En Chile una declaración de la Conferencia de religiosos y religiosas condena el exterminio masivo e indiscriminado perpetrado en un conflicto injusto e inmoral. Según la revista de los misioneros combonianos Bush ha hecho oídos sordos a todo el mundo y está interesado en el petróleo. El conflicto es inmoral, ilegal e injusto. Entre los escombros de Bush están también Naciones Unidas y la Unión Europea. En Asturias y otros lugares de España hay movimientos que piden la excomunión del primer ministro Aznar -fenómeno extraño e infrecuente, que expresa hasta qué punto ha calado en la conciencia lo anticristiano, antidivino, de esta guerra.

En la reacción ha sido espectacular, sin precedentes. Y con la importante novedad de cuestionar -mucho más que otras veces- raíces culturales muy hondas, también en las Iglesias, de patriotismo, orgullo americano, lealtad a las instituciones. La hermana dominica Ardeth Platte ha dicho ante un juez de Denver, Colorado: "Quisiéramos desmantelar todas las armas de destrucción masiva una por una". La religiosa, junto con otras dos dominicas, debe presentarse ante un tribunal para responder a la acusación de haber ingresado ilegalmente en una base de misiles del norte de Colorado el 6 de octubre de 2002 durante una manifestación pacifista. Si se las encontrara culpables, las tres religiosas corren el riesgo de ser condenadas a treinta años de cárcel y a una multa de 250.000 dólares. La decisión de entrar en la base se tomó cuando supieron que los misiles eran una parte de las armas destinadas a Iraq. "Hemos pensado en los niños iraquíes y hemos decidido que debíamos hacer algo para protegerlos".

Numerosas conocidas personalidades del mundo de las universidades y movimientos cristianos, encabezados por Martin Luther King Jr., también se han manifestado contra la guerra. Repiten su inmoralidad y crueldad, pero tocan algunos puntos desde su responsabilidad específica de ciudadanos estadounidenses, y que son altamente contraculturales y "políticamente incorrectos": El ataque preventivo no tiene precedentes en nuestra historia del país, nos deshonra, irrespeta toda moralidad, viola la ley internacional... Busca conseguir petróleo a bajo precio y controlar a los países que lo producen... Por ello urgen a los militares, especialmente si son cristianos, a la objeción de conciencia y a que se nieguen a participar en esta guerra inmoral; piden a los capellanes militares que cuestionan esta guerra que hablen valientemente; se comprometen a ayudar a las personas que tendrán que pagar un alto precio si se niegan a ir a la guerra.

Por último, un ejemplo de compasión. Un grupo de Cristianos por la Paz, de Estados Unidos, fue a Bagdad pocos días después de comenzados los ataques de los aliados. Jim Douglas, Jeah, Jonathan, Weldon, Sis, Jerry, Kara, Sean y Dave viajaron en dos camionetas, conducidas por Mohammed y su hermano, a través del desierto en medio de soldados estadounidenses y soldados iraquíes. En medio de aventuras y desventuras llegaron a Bagdad. ¿Por qué lo hacen? "Nuestra fe cristiana nos llama a ir a Bagdad. Queremos estar con el pueblo iraquí cuando caigan nuestras bombas porque sabemos que Dios los ama y llora por ellos. Las bombas no pueden liberarlos. Creemos en el camino de liberación de Jesús a través de la cruz no violenta del amor de Dios. La cruz nos llama a dar la vida, no a quitarla. Si nuestros soldados están dispuestos a arriesgar sus vidas por un guerra violenta, nosotros los cristianos debemos estar dispuestos a arriesgar nuestras vidas por la paz y la reconciliación".

Volviendo al comienzo, si por un lado se puede decir que el uso sociológico del factor Dios es "el más pertinaz y corrosivo del espíritu humano", también hay hombres y mujeres que no inventaron a Dios por el ansia de matar o por el miedo a morir, "sino que se dejaron matar para que otros pudieran vivir" (Joaquín García Roca).

Y para finalizar, la religión de George Bush. Es conocida la religiosidad fundamentalista de Bush y sus colaboradores. Están marcados por el enfrentamiento entre el bien y el mal, por guerras devastadoras y por la actuación del Anticristo. Tienen una profunda convicción que ya la expresó el senador Albert Beveridge en 1900: "Dios designó al pueblo norteamericano como nación elegida para dar inicio a la regeneración del mundo". De ahí la continua referencia a "nuestra superioridad moral" para justificar invasiones político-militares. Todos los días Bush madruga para leer la Biblia y hacer sus oraciones. Antes de tomar decisiones, el grupo reza para que Dios los ilumine.

Bush se mueve por misión. No necesita el aval del Consejo de Seguridad. Tiene a Dios. Hay que derrumbar a Saddam Hussein pues él es una de las expresiones del Anticristo. Se apropia del petróleo de Iraq porque aporta la base material para el cumplimiento de la misión. La globalización debe ser modelada por los valores norteamericanos, pues solo éstos son queridos por Dios. Esta religiosidad le da un aura cristiana al "destino manifiesto". Su Dios no es el Dios de las víctimas de Iraq, Congo, Afganistán.

 

 

 

 

El "factor" Dios

Reserva de verdad, compasión, justicia y solidaridad

Para los humanos no es fácil dejar a Dios ser Dios, sino que lo manipulamos y fácilmente lo convertimos en "factor", en "idea" o "nombre " que flota en el ambiente social y que por ello tienen incidencia en la historia. Puede ser un factor, a nuestra imagen y semejanza y en favor de nuestros intereses. Al principio de este comentario recordábamos como Dios puede convertirse en un "factor" negativo, que propicia fanatismo, exclusión, violencia, guerra. Pero no tiene por qué ser así, y Dios puede ser también un "factor" positivo. Y eso es lo que está mostrando, aunque sea en pequeño, la crisis de Irak.

1. Las grandes mayorías que condenan la guerra -sean creyentes o increyentes- no responsabilizan de ella a Dios, y ciertamente no al Dios de Jesús, vislumbrado como Dios defensor de víctimas y propiciador de solidaridad. Lo que sí condenan es el "factor" ídolo, generado por el petróleo, la supremacía geopolítica. Es el "factor" dios de Washington, a cuyo servicio está la mentira, el encubrimiento, la hipocresía, que tergiversa la realidad hasta la alucinación, convirtiendo la destrucción en liberación, la crueldad en misericordia. Bendice lo que hay que maldecir.

2. Este cambio en la comprensión del "factor" dios no ha ocurrido, en lo fundamental, por argumentos conceptuales ni siquiera por una relectura más balanceada de la historia, sino por el testimonio de quienes invocan a Dios, no sólo como "factor", sino como realidad. Cuando la invocación a Dios va acompañada de la verdad y de la compasión, en ese "factor" debe haber algo "bueno". Y si esto se lleva a cabo sin condiciones -a veces hasta la entrega total- entonces bien puede ser que en ese "factor" haya algo de "último". La Escritura avista repetidamente a los creyentes: "por causa de ustedes se blasfema el nombre de Dios entre las gentes". Ahora no ocurre eso, sino que al menos se respeta "el nombre", el "factor" Dios.

3. Aunque no desaparezcan de la noche a la mañana diferencias y aun luchas entre las religiones, se ha hecho más posible la con-vivencia entre musulmanes y cristianos, y el diálogo entre creyentes y no creyentes. Religiones, culturas, visiones políticas no son lo que dividen en último término a los humanos, sino bombardear a débiles o defenderlos de palabra y obra. El ecumenismo tiene una raíz universal.

4. Si nos preguntamos por qué se está haciendo posible, poco a poco, este nuevo y radical ecumenismo, puede haber varias respuestas, pero mencionemos la que proviene de la tradición bíblico-cristiana. "Cuando sea levantado en alto, lo atraeré todo hacía mí", dice Jesús hablando de su muerte en cruz. En nuestro lenguaje, las víctimas ante nuestros ojos son las que nos "atraen a todos". Para el ecumenismo de religiones y culturas, bueno y necesario es el diálogo, pero no es lo primero ni lo primordial. Con anterioridad está el sufrimiento de las víctimas, que nos descentran de nosotros y nos empujan hacia ellas, donde podemos encontrarnos todos. La autoridad última no la tienen culturas ni religiones. La máxima autoridad es la autoridad de los sufrientes.

5. Esto lo han logrado -en buena medida, que ojalá perdure y crezca- las víctimas de Iraq. Han hecho despertar en muchos lo humano, la compasión y la indignación, la verdad y la profecía -y por ese orden. Y por esos misteriosos dinamismos de la psicología social, han introducido todo ello en el "factor" dios. Para los creyentes Dios es una realidad. Para todos, creyentes y no creyentes, Dios es también un "factor" que configura la psicología personal y social. Lo que ha ocurrido es que ese "factor" es visto ahora como un referente y reserva de verdad, compasión, justicia y solidaridad.

6. No se trata de hacer una apología de Dios, sino de aunar fuerzas en este mundo inhumano para dar vida a las víctimas y de volver humanidad a todos. Que se introduzca a Dios, como realidad o como "factor" en esta tarea, bien pudiera ser un gran signo de nuestro tiempo. No es lo que buscaba el presidente Bush, pero es lo que está ocurriendo. Y añadamos que comunidades como las de base, teologías como la de la liberación, pastores como Romero han facilitado la tarea.

Jon Sobrino

 

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Propaganda y periodistas muertos

Las imágenes que se han podido ver en las cadenas de televisión estadounidenses han sido criticadas por los círculos periodísticos en todo el mundo. En Estados Unidos unos 500 periodistas fueron elegidos entre los mejores para acompañar a las tropas e informar como "reporteros incrustados" desde tanques y cazas en la línea de fuego, mientras que la información veraz está sujeta a censura. Las cadenas afines al gobierno no ofrecen información objetiva, sino imágenes preparadas y seleccionadas para influir en la opinión pública.

Sensacionalismo bélico. Cuando el sol se pone en Estados Unidos, mientras en Irak amanece, los estadounidenses llegan del trabajo y se acomodan frente al televisor. Las horas de máxima audiencia están ocupadas por la guerra. Es la hora del espectáculo. "Muchachos, los iraquíes tienen que ver que ésta es una potencia militar", grita un reportero desde los tanques en primera línea de ataque. "No hay duda de que los muchachos tienen ganas de atacar y esto va a ser un juego de niños", informa un emocionado Oliver North, quien fue responsable del escándalo Irán-Contras en 1986, desde la línea de ataque para la cadena Fox. Esta estación cuenta con una de las cuotas de audiencia más altas. Sus comentaristas estrella llegan a extremos increibles: califican de fascinantes columnas de fuego sobre Bagdad tras el ataque de los Tomahawks.

"En primera fila". Pero no es la única. "Es un momento histórico y tenemos sitios en primera fila", dice un reportero de la CNN a bordo de un portaviones. "¡Guau, qué explosión!", grita otro reportero de la cadena tras la detonación de una bomba que tiñe el cielo de fuego. Estos y otros ejemplos se pueden escuchar cada día en las emisoras estadounidenses cuando emiten los especiales sobre la batalla.

Las imágenes del lado oscuro de la guerra no aparecen tan claramente en las cadenas de EE.UU. Los telespectadores no ven las caras de terror de los habitantes de Irak. Las protestas contra la guerra en todo el mundo apenas aparecen en la pantalla. En las cadenas ABC, CBS, NBC, Fox y CNN la guerra aparece como una retransmisión deportiva. Incluso dividen la pantalla, emitiendo imágenes de todos los ataques al mismo tiempo para que nadie se pierda ni uno.

Una de las pocas cadenas que muestra la otra cara es C-Span. Incluye en su programación noticieros de países extranjeros como Israel y Líbano. En una emisión canadiense emitida por esta cadena se pudo escuchar: "Es una pena que los periodistas estadounidenses no estén "incrustados" en las familias iraquíes."

Libertad... pero no de prensa. En Alemania los corresponsales califican la actitud de los EE.UU. como escandalosa. Peter Puhlmann, de la ARD, dice que la información que manejan los periodistas de países no implicados en la alianza les llega manipulada, lo que lleva a situaciones grotescas: para conseguir información a veces tienen que entrevistar a otros colegas que se encuentran a más de doscientos kilómetros del frente.

Según Jörg Armbruster la información está manipulada por el mismo ejército estadounidense. Los reporteros norteamericanos tienen un catálogo de temas sobre los que no pueden informar. También del lado iraquí existe una limitación de la libertad de prensa. En Irak no se respeta este derecho y cada reportaje tiene que pasar primero por la censura del ministerio de Información.

Guerra psicológica. El antiguo presidente de la asociación alemana de periodistas, Siegfried Weischenberg, también advierte de la censura previa por parte de los militares estadounidenses. Hay mucho espacio de emisión para tan poca información, y esto cansa a los telespectadores. Según los psicólogos, esta estrategia tiene como objetivo manipular a la opinión pública.

Aunque se dice que la guerra se libra por la libertad de Irak, parece que el resto de las libertades no son importantes. La actual campaña de información de los Estados Unidos mantiene a Bush en lo alto de las encuestas de opinión.

Asesinatos de periodistas. Hasta el día 15 de abril habían muerto al menos 13 periodistas en Irak, algunos de ellos al parecer asesinados. La mayor conmoción la ha causado el ataque con proyectiles lanzados por un tanque estadounidense contra el hotel Palestina en Bagdad, donde se albergaban casi todo los periodistas extranjeros. Un proyectil impactó el piso 15 del ala derecha, dos periodistas extranjeros murieron y otros cuatro resultaron heridos.

Las reacciones en contra de Estados Unidos, no sólo por este hecho, sino por el modo de tratar a los periodistas no "incrustados" en el ejército, han sido muy fuertes. Aidan White, secretario general de la Federación Internacional de Periodistas, ha dicho: "No hay duda de que todos estos ataques podrían tener por objetivo a periodistas. De ser así, hay graves violaciones del derecho internacional". Añadió que los responsables deben ser llevados ante la justicia y que las tropas de la coalición están siendo negligentes en su tratamiento a periodistas que no cubren la guerra junto a las tropas aliadas.

Por su parte, el grupo de defensa de derechos de los periodistas señaló que enviaría una carta a Donald Rumsfeld para protestar contra lo que parece ser una acción deliberada del ejército estadounidense. Y también ha protestado el canal de televisión árabe Abu Dhabi por haber sufrido un ataque deliberado contra sus instalaciones. Un portavoz comentó: "algunas personas no quieren que salga a la luz la verdad sobre la guerra".

En España la indignación ha sido mayor. En el ataque al hotel Palestina murió el camarógrafo español José Coso -además de un corresponsal de Reuters, y de que otros tres reporteros resultaran heridos. "Un asesinato", piensa Jon Sistiaga, compañero de Coso. El día anterior había muerto Julio Anguita Parrado, al impactar un misil en un centro de comando y comunicaciones estadounidense. El diaro "El mundo" no está convencido de que su reportero haya muerto a causa del impacto de un misil iraquí. "Sería el único misil iraquí en esta guerra con un efecto tan devastador". El periodista muerto era hijo de Julio Anguita, ex secretario general de Izquierda Unida. Al enterarse de la noticia dijo: "Malditas todas las guerras y canallas los que las propician".

Esas muertes han estremecido a la opinión pública española y han sacudido al gobierno. "Bush no quiere testigos en Irak", titula acusador "El Periódico de Catalunya". Y añade: "Bárbara ofensiva de las fuerzas estadounidenses contra los medios de comunicación". Los reporteros españoles han protestado enérgicamente. El día 9 abandonaron la conferencia de prensa que ofrecían en Madrid los ministros de asuntos exteriores de España, Ana María Palacio, y del Reino Unido, Jack Straw. Posteriormente otro grupo de reporteros protestó en la Cámara Baja ante el presidente de gobierno, José María Aznar. Lo recibieron con sus cámaras y utensilios de trabajo colocados en el suelo y carteles con fotografías de los fallecidos. En la rueda de prensa formularon una sola pregunta: si los gobiernos español y británico sabían que el Hotel Palestina era objetivo militar, y si España había pedido explicaciones a Estados Unidos por el disparo que causó la muerte de José Coso. Tras las respuestas de Ana María Palacio y Straw abandonaron el salón.

Ha habido muchos otros actos de repudio y de solidaridad. Los periodistas que informan desde Bagdad recordaron a sus colegas muertos con un minuto de silencio. Rodearon las pertenencias de los dos muertos y encendieron velas. Un reportero español rezó una oración.

"La verdad les hará libres", decía Jesús.

"A la libertad que proclama Bush no le interesa la verdad".

 

 

 

Defendamos al pueblo de un nuevo engaño negociado en secreto llamado TLC

"Dictaré sentencia porque venden

al inocente por dinero" (Amós 1,6)

 

El obispo y su presbiterio de la Diócesis de Santa Rosa de Copán, reunidos en Asamblea Extraordinaria, en unidad de pensamiento y voluntad, alertamos a todo el pueblo de Honduras sobre la gravedad del Tratado de Libre Comercio (TLC) que el gobierno está negociando en secreto con Estados Unidos y que atenta contra la vida de las grandes mayorías de la población.

Por lo que ya se conoce de tratados similares con México y otros países, el TLC con Estados Unidos implicará la privatización de los servicios públicos como el agua, la educación, la salud, las comunicaciones y otros, que al pasar al control de las grandes empresas, se encarecerán en forma alarmante a fin de elevar las ganancias de dichas empresas, a costa de incalculables sufrimientos, explotación humana y grave deterioro del medio ambiente.

El TLC implicará la eliminación de los impuestos a los productos importados de Estados Unidos y la reducción de los ingresos del gobierno, lo que provocará un despido masivo de trabajadores (maestros, enfermeras y otros empleados públicos), menos inversión social, nuevos impuestos al pueblo y mayor endeudamiento externo.

El tratado también provocará la ruina casi total de la pequeña agricultura nacional y de cientos de pequeños y medianos negocios, que no podrán competir con las gigantescas empresas. La poca tierra de los campesinos, y lo que en ella se produce, pasará a ser propiedad de las transnacionales y de sus aliados en el país. La población campesina tendrá que abandonar la tierra, casa, bienes, familias y costumbres, para buscar trabajos mal pagados en maquilas o fuera del país.

Otro daño del TLC será la pérdida casi total de nuestra soberanía que nos ha costado 180 años de lucha, ya que las empresas de Estados Unidos tendrán el derecho legal, por encima de la Constitución de la República, de demandar al Estado hondureño ante tribunales privados que operan en secreto, si consideran que alguna medida nacional les afecta sus ganancias.

Este saqueo, conquista y extensión del dominio contra Honduras y Centroamérica de parte del imperio norteamericano, es parecido a las acciones de muerte que éste realiza mediante el bloqueo económico y la agresión militar contra el pueblo de IRAQ, que lleva a cabo con el rechazo del mundo entero.

Estamos ante un momento histórico de enorme trascendencia para el presente y futuro de nuestra patria. En nombre del Dios de la vida hacemos un llamado urgente a quienes integran los tres poderes del Estado para que eviten el sufrimiento y la explotación que conduce a la muerte de nuestro querido pueblo y no pasen a la historia como traidores a su patria. Y urgimos a la unidad nacional frente a este mal que nos amenaza.

Nosotros, al igual que Jesucristo, que sufrió junto a los pobres y excluidos, caminamos hoy con ellos, defendiendo la vida, con la plena seguridad de que más temprano que tarde se cumplirá lo que proclamó la Virgen María, madre de Jesús, en el Magníficat: "sacó a los poderosos de sus tronos y puso en su lugar a los humildes; repletó a los hambrientos de todo lo que es bueno y despidió vacío a los ricos" (Lucas 1, 52-53).

 

Mons. Luis Alfonso Santos Villeda, SDB.

Siguatepeque, 11 de marzo de 2003.

 

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Fusilamientos en Cuba

Entre el 19 de marzo y 10 de abril, fueron secuestrados y desviados a Estados Unidos, dos aviones cubanos y una lancha con decenas de pasajeros a bordo. Tras ser arrestados y sometidos a un "juicio sumarísimo", tres de los asaltantes fueron fusilados en la madrugada del 11 de abril.

Las reacciones no se han hecho esperar. En el próximo número analizaremos más en detalle la reacción hipócrita de Estados Unidos. Pero ahora queremos dejar constancia de nuestra condena moral contra estos fusilamientos, y también defensores y simpatizantes de la revolución cubana. He aquí algunas reacciones.

José Saramago. "Ahora llegan los fusilamientos. Secuestrar un barco o un avión es un crimen severamente punible en cualquier país del mundo, pero no se condena a muerte a los secuestradores, sobre todo teniendo en cuenta que no hubo víctimas. Cuba no ha ganado ninguna heroica batalla fusilando a estos tres hombres, pero si ha perdido mi confianza, ha dañado mis esperanzas, ha defraudado mis ilusiones. Hasta aquí he llegado"

Eduardo Galeano, en un artículo del 22 de abril afirma: "El siglo XX, y lo que va del XXI, han dado testimonio de una doble traición al socialismo: la claudicación de la socialdemocracia, que en nuestros días ha llegado al colmo con el sargento Tony Blair, y el desastre de los estados comunistas convertidos en estados policiales... La revolución cubana nació para ser diferente. Sometida a un acoso imperial incesante, sobrevivió como pudo y no como quiso. Mucho se sacrificó ese pueblo, valiente y generoso, para seguir estando de pie en un mundo lleno de agachados. Pero en el duro camino que recorrió en tantos años, la revolución ha ido perdiendo el viento de espontaneidad y de frescura que desde el principio la empujó. Las prisiones y los fusilamientos en Cuba son muy malas noticias, que mucho duelen. Lo digo con dolor. Cuba duele".

Mario Benedetti. "Siempre he estado contra la pena de muerte, en cualquier país del mundo, por tanto estoy en contra de la pena de muerte en Cuba. En alguna ocasión que pude hablar con Fidel Castro le dije mi opinión sobre el tema y agregué ‘si ustedes dejan de utilizar la pena de muerte como castigo posible, dejarían a Estados Unidos completamente solo en el continente con la pena de muerte y sería una cosa de mucho efecto, que beneficiaría a la revolución cubana’"

Medardo Gómez, Obispo de la Iglesia Luterana. Condena los fusilamientos. "Nuestra iglesia siempre ha admirado a esa nación por su valentía y el progreso alcanzado, pero esto no le impide oponerse a este tipo de medida. Como iglesia, soy simpatizante de la salud de los cubanos, han crecido en el mejor sistema de salud, los pobres no sufren de hambre. Pero cuando se comete una injusticia, venga de donde venga, hay que criticarla y rechazarla".