AÑO XXIV, No. 535                          1-30 de noviembre, 2004-12-13

 

UCARISTIA DEL 16 DE NOVIEMBRE

 

LA CORRUPCIÓN EN COSTA RICA Y EL SALVADOR

CARTA A ELLACURIA

CARTA DE PRO BÚSQUEDA AL SEÑOR PRESIDENTE DON ELIAS ANTONIO SACA

DOCTORADO EN DERECHOS HUMANOS, HONORIS CAUSA A JULIAN FILOCHOWSKI

DOCTORADO EN DERECHOS HUMANOS, HONORIS CAUSA A MARIA JULIA HERNÁNDEZ

DISCURSO DE JULIAN FILOCHOWSKI EN SU DOCTORADO HONORIS CAUSA

DISCURSO DE MARIA JULIA HERNÁNDEZ EN SU DOCTORADO HONORIS CAUSA

DE LA “VOZ DE LOS SIN VOS” A LA VOZ CON VOS”: TRECE ANIVERSARIO DE RADIO YSUCA

CATEDRA DE LA REALIDAD NACIONAL. EL DESAFIO NACIONAL: REVERTIR LA HISTORIA DESDE LAS VÍCTIMAS

¿QUÉ PASA CON ESTADOS UNIDOS? DEMOCRACIA “LITE” (CONT.). LA REELECCIÓN DE G. W. BUSH

 

Mantel bordado por las Clarisas Franciscanas de Planes de Renderos, con el título: “UCARISTÍA” Jesús con una mano está lavando los pies a Ignacio Ellacuría y con la otra le rodea el hombro. Ellacuría viste una camiseta en la que se leen estas palabras: “que el pueblo haga oír su voz”. En el centro de la mesa, con dos mujeres, está Jesús, a su derecha está Julia Elba agarrándole la mano con cariño, y a su izquierda está Celina con la mano sobre su hombro. Juan Ramón, Nacho y Amando por un lado, Segundo y Lolo por otro completan el cuadro alrededor de la mesa. En el centro del mantel se lee esta frase: “Siguen vivos entre nosotros”.

 

 

 

La corrupción en Costa Rica y El Salvador

 

Dos cosas han sobresalido en el escenario político  y social en  país: la corrupción y las elecciones internas del FMLN. Vamos a destacar los aspectos más relevantes de ambas.

 

El ejemplo de Costa Rica

El sistema judicial de Costa Rica está dando un ejemplo de decencia y de eficacia al resto de países centroamericanos, especialmente a El Salvador. Para caer en la cuenta de ello basta con hacer una revisión somera del modo en que los sistemas judiciales de ambos países están enfrentando graves casos de corrupción. En Costa Rica, dos ex presidentes han sido acusados, con rapidez y sin contemplaciones de ningún tipo, de haber cometido actos fraudulentos durante sus respectivos mandatos —un tercero, está en la mira de las autoridades costarricenses—. Se trata de dos figuras políticas de primer nivel, con influencias y, por ello, con la capacidad de burlarse de la justicia. Sin embargo, nada de eso ha sucedido: como cualquier otro ciudadano acusado de haber violado la ley, los dos ex presidentes han tenido que responder por los delitos que se les imputan.

En El Salvador, ante el sonado caso de corrupción sucedido en ANDA, el principal responsable del millonario desfalco —Carlos Perla— logró fugarse del país y hasta ahora no ha habido forma de hacerle pagar por su delito. Su segundo de a bordo —Mario Orellana— está a la espera de los favores que los vicios del sistema judicial salvadoreño y la manipulación de la ley le puedan dejar. La situación de Orellana es curiosa, porque, siendo uno de  los principales implicados en el millonario desfalco a la institución, está recibiendo, por parte de la Fiscalía General de la República, un trato que parece estar encaminado a favorecerlo.

Los fiscales no cesan de apelar al “criterio de oportunidad” —un recurso legítimo, pero que se puede prestar a la manipulación— para beneficiar a Orellana con una suspensión de la condena que le correspondería, a cambio de una supuesta valiosa información que éste habría revelado a la fiscalía en torno al caso. La jueza Nora Montoya ha insistido en que la información revelada por Orellana es irrelevante y que, en consecuencia, éste no merece un trato especial. Los fiscales, contraviniendo su función de defender los intereses del pueblo, defienden ahora a Orellana. Y lo hacen con una energía y una pasión que pareciera que fueron designados —sobre todo, el “fiscal especial”— para salvarlo del castigo merecido. De acusadores del pueblo, los fiscales en el caso de ANDA se han convertido en defensores de un ex funcionario que se lucró, con desfachatez y dando muestras de la mayor bajeza moral, de los recursos públicos. En Costa Rica, los fiscales cumplieron con su trabajo y lo hicieron con eficacia; en El Salvador, los fiscales ni han podido ser eficaces, ni han podido cumplir con su obligación de defender a la sociedad de los embates del crimen y de la corrupción.

¿Qué decir de los medios de comunicación costarricenses y salvadoreños ante los respectivos casos de corrupción que han afectado a sus sociedades? En Costa Rica, los medios no han andado con complicidades de ningún tipo con los ex presidentes acusados de corrupción. Han sido tratados como delincuentes; se ha considerado su conducta y proceder como algo bochornoso. Los ex presidentes mismos no han hecho alarde ni de prepotencia ni de desdén ante la sociedad. Más bien, su actitud ha sido de bochorno y vergüenza. Como quiera que sea, al margen de la actitud de los acusados, los medios costarricenses —afines con la cultura política de su país— no han dado ninguna pauta para hacer creer que hay algo digno de alabar en la conducta de los ex presidentes.

Con los medios salvadoreños —concretamente, con las grandes empresas mediáticas— ha sucedido (y sucede) lo contrario. Se rasgan las vestiduras denunciando la corrupción, pero no toda la corrupción, ni con todas sus implicaciones. Les gustan aquellos casos de corrupción que pueden hacer daño al FMLN: aquí explotan a sus fuentes, hurgan por todos lados e incluso inventan complicidades. Cuando algún caso de corrupción estalla en las esferas de poder vinculadas a ARENA, se andan con cuidado. Y si no, ¿por qué no le siguieron la pista a la vinculación del ex presidente Flores con la corrupción de ANDA? ¿Por qué no hurgaron en la forma en la que Perla y Orellana movieron los millones robados en el sistema financiero?

Asimismo, los grandes medios salvadoreños —afines con una cultura política que tiene en alto al pícaro, al abusivo y al prepotente— no pueden evitar dejar de ver algo digno de encomio en quienes cometen delitos. Como prueba de ello, baste con citar la cobertura de prensa dada a Yiomara Gómez de Orellana, cómplice de Mario Orellana —su esposo— en el caso de corrupción de ANDA.  No ha habido noticia referida a la esposa de Orellana en la cual, lejos de enfatizar su complicidad en el crimen, lo blando de la condena que le fue impuesta o lo bochornoso de su complicidad, no se haga alusión a su belleza, sus lentes oscuros, su forma de caminar, su cabello, la combinación de su ropa y a su modo despectivo de dirigirse a los demás. Al leer sobre ella, se tiene la impresión de que el personaje en cuestión es una modelo o, en todo caso, una mujer fuera de serie, que deja a quienes la observan con la boca abierta.  Es como si quienes escriben sobre ella quisieran decir que, por ser como es, cualquier cosa se le puede disculpar: sus gestos despectivos o haber participado en un fraude millonario. En fin, es posible que Yiomara Gómez de Orellana tenga todos los atributos que la prensa pone de manifiesto, pero ninguno de ellos, separados o juntos, la exime de su responsabilidad por haber sido cómplice de un delito ni de ser, por tanto, considerada una delincuente, una vez que la justicia salvadoreña la ha tipificado, con pruebas contundentes, como tal.

El combate de la corrupción pasa por un sistema judicial más eficiente y comprometido con la defensa de los intereses de la sociedad. También pasa por la erradicación de la cultura del abuso, el oportunismo y la picardía. Esta cultura no podrá ser erradicada mientras los medios de comunicación sigan abordando el tema de la corrupción del modo como han tratado a Yiomara de Orellana. Es una grave irresponsabilidad transmitir al público la idea de que hay en ella una serie de atributos —por lo demás absolutamente superficiales— que son más importantes que el que ella haya participado en un delito grave y que, incluso, en virtud de ellos habría que obviar esto último. Cuando los medios proceden de esa forma, recrean en el imaginario social la tesis de que hay personas que merecen mejor trato que otras, así hayan cometido delitos graves. El trato que está dando la fiscalía a Mario Orellana confirma esa desigualdad de los salvadoreños ante la ley.

 

En este contexto se han realizado las elecciones internas del FMLN.

Los resultados electorales del FMLN

Ya es oficial. Medardo González, el candidato de la corriente socialista revolucionaria, ganó las elecciones internas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), celebradas el pasado domingo 7 de noviembre. Se convierte así en el segundo coordinador general del partido de izquierda desde la adopción de los últimos estatutos, que estipulan el voto secreto de todos los afiliados de la organización como mecanismo para seleccionar a sus dirigentes. ¿Cuáles son las principales claves que explican este triunfo? ¿Contribuirán a bajar  las tensiones en el partido de izquierda? ¿Ha madurado el FMLN con respecto a las últimas elecciones internas? ¿El partido se ha fortalecido en estos últimos dos años de gestión ortodoxa? Estas son algunas de las preguntas que se intentará responder a lo largo del comentario que sigue.

El balance interno de fuerzas

Sobre la base de las últimas noticias, la corriente revolucionaria socialista, a cuya cabeza se encuentra Schafick Handal, ha ganado con amplio margen las elecciones del domingo pasado. Si se dejan de lado las múltiples denuncias de fraude —sobre las cuales volveremos más adelante—, esta corriente habría ganado la coordinación de once sobre los catorce departamentos en disputa. Además,  estaría en disposición de controlar la gran mayoría de las 56 sillas con que cuenta el organismo nacional de coordinación general del partido.

Estos resultados significarían que los militantes del FLMN que acudieron a las urnas el domingo pasado aprobaron con amplia mayoría —aproximadamente el 54%— el desempeño de la corriente socialista revolucionaria. Estos militantes habrían valorado los más de ochocientos mil votos ganados en las últimas elecciones presidenciales. Y viceversa, desestimaron las críticas de la “alternativa por el cambio” —a cuya cabeza estaba Óscar Ortiz— que responsabiliza a los llamados ortodoxos por la derrota electoral, debido a su incapacidad para abrir el partido a la sociedad y disminuir el tono de sus discursos revolucionarios incendiarios. En este sentido, primó la identidad del partido de oposición frente a ARENA. Los militantes del FMLN habrían decidido que el mejor camino político pasa por la confrontación con sus opositores políticos.

Estos resultados reiterarían, además, que en la lucha política al interior de un partido como el FMLN cuenta más el control que se tiene sobre la organización que todos los discursos de buena intención o el apoyo que se pueda recibir por parte de elementos externos al partido.

 

CIDAI

 

 

 

Carta a Ellacuría

 

El P. Sobrino ha publicado las quince cartas dedicadas al P. Ellacuría. Ahí se encuentra, la versión completa y el contexto de cada carta.

 

Querido Ellacu:

 

   A los quince años de tu martirio te escribo sobre algo que me parece importante y necesario: “volver a Jesús de Nazaret”. La necesidad para la Iglesia es muy clara; y para nosotros cristianos, además de necesidad, es bendición, por supuesto. Pero pienso que también puede ser muy útil que Jesús se haga presente en nuestro mundo, anónimamente o de la forma que sea, pues el mundo necesita urgentemente savia nueva para vivir. Más adelante trataré de explicarme.

   Recordarás que desde jóvenes aprendimos que, cuando los santos querían renovar la Iglesia y curarla de sus males, siempre volvían a Jesús y a su seguimiento. San Francisco de Asís no quería ser más que repetitor Christi y san Ignacio de Loyola pedía insistentemente “conocimiento interno del Señor, que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y le siga”. “Volvieron” a Jesús y cada uno de ellos desencadenó una “revolución” que ha llegado hasta nuestros días.

   Pues bien, resulta que no sólo los santos y cristianos, sino que muchos otros han encontrado profunda inspiración en Jesús para sus vidas y tareas, a veces revolucionarias. Ganhdi quedó fascinado por las bienaventuranzas de Jesús (y, por cierto, decía también que los únicos que no han entendido el evangelio son los cristianos -precisiones aparte, quizás no le falte algo de razón a un asiático,  hondamente  religioso, cuando miraba a Occidente).

   R. Garaudy, cuando en Europa comenzó el diálogo entre cristianos y marxistas, allá por los años después del  concilio, se dirigió a los cristianos con estas palabras: “ustedes, gentes de Iglesia, ¡devuélvannos a Jesús!”. Milan Machoveck, marxista checoslovaco, escribió un libro titulado Jesús para ateos  en el que dice que  Jesús ha constituido siempre una protesta contra el poder establecido, y añade que su historia pertenece a todos, también a los rebeldes, a los herejes y a los ateos, a los marxistas y comunistas de los últimos años.

Simone Weil, judía, que nunca entró en la iglesia católica, cuenta que en 1938 pasó la semana santa en Solesmes, y poco después tuvo una iluminación que cambió su vida: “Cristo mismo descendió y me tomó”. Estas palabras no hay que entenderlas como piadosismo, pues es bien sabido que Simone Weil se entregó en alma y cuerpo a la causa de los obreros y murió por rechazar conscientemente comer mejor que ellos.

   En teología, obviamente, muchos autores me hablaron de Jesu-cristo, pero ahora recuerdo a dos que no sólo explicaban su humanidad y divinidad, sino que “volvían a Jesús”, al meollo de su realidad. De Dietrich Bonhoeffer recuerdo su proclama: “’sígueme’ es la primera y última palabra de Jesús a Pedro”, cosa que él mismo llevó a la práctica en la lucha contra el nazismo hasta ser asesinado y morir mártir. J. Baptist Metz insiste apasionadamente en la “compasión” y en la “autoridad de los que sufren”, y aboga por una cristología de los sinópticos, es decir, de Jesús de Nazaret.

   Desde Asia, Raimon Panikkar insiste en el Cristo cósmico, pero en un debate le oí decir que “a la hora de la verdad, para el cristiano el problema no es Jesús versus un Cristo cósmico, sino el cargar con la cruz como lo hizo Jesús”. Y Aloysius Pieris dice desde Sri-Lanka que en Asia nadie tiene problemas con Jesús de Nazaret, y añade que “el Cristo total” es Jesús con todos los pobres de este mundo. Ellacu, esta letanía podría seguir, pero terminemos con las palabras de González Faus: Jesús de Nazaret, memoria subversiva, memoria subyugante.

 El problema no es sólo de teología, sino de vida, de vida eclesial y también histórica. Para comprobarlo baste comparar al Jesús liberador de las comunidades de base, alabado por Puebla, n. 173, con el Jesús que aparece hoy en la llamada música cristiana en la que no resuena mucho ni  la injusticia ni la justicia de este mundo, ni la opresión ni la liberación de los pueblos. De Cristo mucho se habla y se canta, pero del Jesús de Nazaret que pasó haciendo el bien, defendió a los pobres del pueblo, se enfrentó con Caifás y Pilatos, murió en una cruz, víctimas de los pecados de los poderosos, y  al que Dios hizo justicia devolviéndolo a la vida, poco se habla. Pues bien, de ese Jesús tenemos necesidad urgentemente en nuestro mundo.

 

   Ante todo necesitamos un quicio para que la realidad gire bien. Quicios hay muchos, pero con frecuencia hacen que sea el mal lo que da vueltas por el mundo. Poder y placer, individualismo y soberbia, en la personas; imperialismo, prepotencia, aplastar y arrasar, en instituciones son quicios malos. Y también hay quicios buenos: la bondad, la compasión en todas sus formas, la verdad para saber más y para ponerlo al servicio de los débiles, la firmeza para no decaer ante dificultades, el amor en fin, y el mayor amor de entregar la vida por los hermanos.

Pues bien, el seguimiento de Jesús -debidamente historizado, aun sin nombrar a Jesús en sociedades secularizadas- es un quicio sobre el que pueden girar bien personas, iglesias y sociedades en nuestro mundo. Veámoslo brevemente.

 

   Nos guste o no, tenemos que elegir  entre vivir en la realidad o vivir en la irrealidad. Según Jesús hay que estar en la realidad más real. Y no sólo hay que estar en la realidad, sino que hay que abajarse a ella.

   A esto se opone vivir en las islas de abundancia del primer mundo, excepción y anécdota en el planeta, es decir, el docetismo, el vivir en la apariencia, en la irrealidad, la herejía más antigua del cristianismo. Significa igualmente vivir en la arrogancia que denunciaba Pablo, que es lo que ocurre cuando el primer mundo proclama, en palabras o, peor, dándolo por supuesto: “lo real somos nosotros”. Así no puede existir familia humana, sino sólo una especie, en la que los humanos se relacionan entre sí darwinistamente.

Seguir a Jesús es otra cosa. Comienza con “ser reales” en este mundo y con “abajarse” al mundo real, el de los hambrientos y el de las víctimas. De ese mundo real el primer mundo no tiene mucha noticia, y de él sólo considera  a países con grandes recursos naturales y potencial turístico. Seguir a Jesús comienza con el reconocimiento de la existencia y el aprecio a las gentes de ese mundo, hermanos y hermanas nuestras.

 

   Tenemos que elegir entre la compasión y la indiferencia, la justicia y la opresión. Según Jesús la tarea fundamental de todo ser humano es la de humanizar la realidad,  desde la verdad y desde la misericordia primordial ante el  sufrimiento de las víctimas. Y eso se hace también desde la obediencia -palabra chocante, no muy del agrado de Occidente- a “la autoridad de los que sufren”. Humanizar es sanar, dar de comer, expulsar demonios, acoger y consolar a débiles, denunciar y decir verdad, generar comunidad y celebrar alrededor de una mesa, anunciar nuevos cielos y nueva tierra. Confluye con el “otro mundo es posible”, pero bien explicado. Se trata también, obviamente, de cambiar, bastante radicalmente, estructuras, económicas, políticas, armamentistas, culturales. Y también es humanizar estar abiertos, al menos, a que el misterio de Dios nos muestre su rostro.

 

   Tenemos que elegir entre cargar con la cruz de las víctimas o distanciarnos de ellas. Según Jesús distanciarse de la  realidad es el principio de negación de lo humano y lo divino. Ante los cambios tenemos que caminar con entereza; ante las cruces, con firmeza, y con disponibilidad a cargar con ellas, y eso en un mundo en que mucho más abunda pilatos, que condena a muerte, que los sirineos que ayudan a llevar -o evitar- la cruz. Jesús exige estar dispuestos a cargar con esa cruz de los pobres y oprimidos, producto de la injusticia y que también sobreviene a quien lucha contra ella. Escribe Leonardo Boff:

Cuando juzguen nuestro tiempo las generaciones futuras nos tacharán de bárbaros, inhumanos y despiadados por nuestra enorme insensibilidad frente a los padecimientos de nuestros propios hermanos y hermanas.

   En este contexto de  realidad hay que preguntarse por el sentido de pedir que “vuelva Jesús”. La expresión de un clamor de que algo tiene que “venir” o “volver” a este mundo nuestro para que sea simplemente humano.

 

   No hay que temer, pues, que regrese Jesús de Nazaret -su mística, su pathos, su lucidez-  a un mundo secular. Ni tampoco hay que temer hacerlo presente en el mundo de las religiones -aunque tendrá que pasar mucho tiempo hasta que nos perdonen de todo el imperialismo religioso de los cristianos de Ocidente. Pero dicho esto, personalmente no creo que el diálogo religioso sea posible sin un centro de gravedad que aglutine y en el que converjan las religiones. Pero en nuestro mundo la compasión, traducida también en justicia, acompañada por la bondad y empapada de contemplación, bien puede fungir como centro de gravedad. Esto es central en Jesús.

 

   El primero es que cada vez echo más en falta a los maestros de la sospecha que tanto nos hicieron sufrir, pero tanto nos iluminaron: Freud, Marx, Sartre… Parecía que nos quitaban la fe como la piel se arranca a pedazos.  Pero fue bueno. Salimos ganando. Dios nos mostró un rostro más verdadero y acogedor, más justo y mas esperanzador. Pues bien, hoy no veo que haya mucha gente con audacia para sospechar, no ya de los grandes ídolos -lo cual se suele hacer-, sino para sospechar mas sutilmente de la democracia, de la prosperidad, como si fuesen intocables… No veo muchos maestros que hablen de estas cosas, como si la democracia y la prosperidad estuviesen mas allá de la sospecha. Todo lo que sea -sin saber a ciencia cierta de que están hablando- democracia y prosperidad es bueno. Parece que no abren los ojos. Pues bien, creo que Jesús de Nazaret bien puede fungir como uno de esos maestros que nos hacen sospechar de la prosperidad, de la oferta de felicidad, de la utopía del éxito, tal como se nos proponen.

 

   El segundo es que los grandes, cristianos, y a su modo los no cristianos, siempre han unido dos amores: Jesús y los pobres. Siguieron a Jesús y amaron  al pobre. Varias veces he hecho la prueba y he preguntado a gente pobre quién fue Monseñor Romero. La respuesta ha sido unánime: “Monseñor dijo la verdad, nos defendió a nosotros de pobres y por eso lo mataron”.  Eso es lo que Monseñor Romero llevaba hipostáticamente unido al amor de Jesús de Nazaret.

 

   Por último, quiero recordar algo que te oí en 1972 sobre Jesús de Nazaret, ése que queremos que regrese. Dos jóvenes jesuitas hicieron su profesión religiosa y tú les animaste al seguimiento de Jesús, lo cual no me sorprendió. Pero añadiste algo que sí me sorprendió, y es que debían vivir ya como resucitados en la historia. Creo que con ello querías decir que en el seguimiento de Jesús se debe notar lo que ya hay de plenitud y de victoria en la resurrección de Jesús. Yo lo he resumido en tres cosas.

   La libertad, no la que mira a favor de uno, sino a favor de otros: libre es aquel o aquella para quien nada es obstáculo para hacer el bien. Libertad es vencer las ataduras de la historia, el miedo, el egoísmo.

   El gozo, no la mera diversión y entretenimiento, sino el saborear la bondad de ser humanos unos con otros y unos para otros. Ese gozo va acompañado de sufrimiento, pero supera la tristeza.

   La esperanza, que no es mera expectativa, ni temperamento optimista ni conclusión de cálculos que llevarían a lo que deseamos. Es la convicción de que en el fondo de la realidad hay más bien que mal, que el amor es más fuerte que la muerte, como escribió Ana Manganaro, religiosa y médica estadounidense que durante años atendió hasta la extenuación a enfermos y heridos en Chalatenango durante el conflicto.

   Esto  es  lo quería decirte, Ellacu, en este aniversario un poco más  solemne: que demos entrada en nuestras vidas, en las iglesias y en la historia -junto con otros y otras, de otras procedencias y de otras religiones- a Jesús de Nazaret.

 

Jon

 

 

 

Carta de Probúsqueda al Señor Presidente Don Elías Antonio Saca

 

Señor Don

Elías Antonio Saca

Presidente Constitucional

República de el Salvador

 

Señor Presidente:

 

Me dirijo a Usted con todo respeto, después que, indirectamente, llegó a mis manos una copia del Decreto Ejecutivo de la creación de la “Comisión Interinstitucional de Búsqueda  de Niñas y Niños Desaparecidos por Causa del Conflicto Armado de El Salvador” y que viene avalado por su firma y la del Señor Ministro de Gobernación. He leído con interés el mencionado Decreto Ejecutivo. Mi interés fue cambiando a estupor e incredulidad al ver algunas de las ideas que se exponen tanto en los Considerandos como en el Articulado y quisiera comentarlo  para su consideración.

 

La primera afirmación que me llena de asombro es que a lo largo del Decreto, al referirse a la desaparición, únicamente  se dice: “quedaron separados involuntariamente”. Todos sabemos y Usted también, Señor Presidente, que esto no es cierto. Pro Búsqueda ha documentado cientos de casos de jóvenes víctimas de desaparición forzada así como de sus familiares. Ellos nos cuentan que, en muchas ocasiones, fueron arrancados violentamente de brazos de sus familiares, incluso a punta de fusil, para subirlos a helicópteros y llevarlos a los cuarteles. Posteriormente las niñas y los niños fueron trasladados por las Damas Voluntarias de la Cruz Roja desde los cuarteles  a diferentes orfanatos de la ciudad capital, de donde, muchos de ellos fueron vendidos en adopción.

También tenemos documentos de tribunales salvadoreños y copias de documentos desclasificados por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. En ellos se habla de acciones directas y voluntarias de desaparición forzada, incluso de niños arrancados violentamente de los frentes de guerra para luego venderlos en adopción.

 

Lo dicho hasta ahora y la celeridad y oportunismo con que se ha aprobado esta Comisión, integrada por muchos de los que hasta ahora siempre se opusieron a ella, nos hace pensar que el término”separación involuntaria” se emplea para evadir la responsabilidad estatal directa en la desaparición forzada de estas niñas y niños y la falta de seguimiento dado a la situación de las niñas y niños traídos de los frentes de guerra. Se  contraviene con este comportamiento lo recomendado por Naciones Unidas en la Convención de los Derechos del Niño, ratificada por la Asamblea Legislativa de El Salvador.

 

Al hablar del objeto de esta Comisión y verla propuesta como colaboradora de las instituciones públicas involucradas o encargadas de la protección de la niñez se puede concluir que ni se ha comprendido el problema ni se le quiere encarar.  Consideramos que la naturaleza de esta Comisión o de otra semejante es de tan vital  importancia, que siempre tendría que ser el ente rector y dinamizador de las instituciones públicas que se encarguen de esta búsqueda, instituciones que, hasta el día de hoy, después de doce largos años de haber finalizado la guerra, ni han existido ni existen. Por otra parte, la niñez en el momento actual tiene tantos y tan grandes problemas  que necesita más atención que la que se le puede brindar. Para poder colaborar con la Comisión creada, las instituciones encargadas de la protección de la niñez tendrían que abandonar parte de su misión para preocuparse  de la búsqueda de las niñas y niños desaparecidos como consecuencia del conflicto armado. No puede ser una Comisión que colabora con otras instituciones, sino una Comisión que se encarga de la búsqueda de las niñas y niños desaparecidos como consecuencia del conflicto, con suficiente presupuesto y personal, tal como lo recomendó en mayo recién pasado el Comité de los Derechos del Niño en Ginebra.

La mesa de trabajo de apoyo técnico de la que se habla en el Decreto nos trae a la memoria la tan tristemente recordada mesa del Procurador General, que después de un año de trabajo confesó, ante el abandono de las instituciones de gobierno que participaron en su creación, que no se había podido hacer ningún progreso en la búsqueda de las niñas y niños desaparecidos. Además, una Comisión como la que ahora se crea con este Decreto no puede estar integrada por representantes de los titulares de las entidades que la conforman sino por los propios titulares, para que haya capacidad y autoridad para tomar decisiones cuando fuese necesario. Y es que el tema de la niñez desaparecida no es un problema coyuntural  sino una tarea pendiente, consecuencia del conflicto armado. Y hasta el momento el Estado ni ha querido afrontar ni parece ser quiere hacerlo juzgando por el  Decreto que nos ocupa. Son nubes de humo que pretenden ablandar la posible dureza de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos o una vez más confundir a la opinión pública diciendo que se hacen cosas que realmente no se hacen.

 

Es de alabar que se busque, como dice el Decreto Ejecutivo, “el interés primario del niño o niña”. Este principio está recomendado por la Convención de los Derechos del Niño en varios de sus artículos. Sin embargo se puede manipular este principio bajo cualquier pretexto, tal como se comprobó en la reciente sesión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde se quiso probar, incluso con testigos dudosos, la no-existencia de las hermanas Serrano Cruz y la motivación económica de la familia al poner la demanda. Esta manipulación se está dando, también, en algunos  oficiales de la Fuerza Armada en situación de retiro, que aunque tienen niños traídos del frente de guerra, los han registrado como hijos propios, ocultándoles y falsificando su verdadera identidad. Será prácticamente imposible que la recientemente creada Comisión quiera investigar este tipo de hechos.

 

Sorprende, finalmente, que no se tenga en cuenta en ningún momento a las víctimas ni se les mencione como integrantes de la recientemente creada comisión. Ellos son los que pueden exigir que la Comisión sirva sus derechos y no a los intereses del Estado.

 

A manera de despedida quiero mencionar que un empleado de Pro Búsqueda, en su trabajo de investigación de campo, fue abordado por dos personas que se presentaron como miembros de la Comisión Interinstitucional, exigiendo que nuestro colaborador  les entregase la información del caso que investigaba. Ante la negativa de nuestro colaborador de complacer a los demandantes, fue seguido y “orejeado” por todas partes a donde se dirigió. Otro empleado nuestro, hablando con otro ex oficial de la Fuerza Armada en situación de retiro, fue invitado a retirarse “si no quería que le volase la tapa de los sesos”.

 

En esta oportunidad hemos preparado para el día jueves 4 de noviembre una caminata pacífica a Casa Presidencial. Le pedimos con todo respeto, Señor Presidente, que reciba a una pequeña delegación de madres de los niños desaparecidos para poder presentarle nuestra preocupación por la recientemente creada Comisión.

 

Sin otro particular nos despedimos de Usted, Señor Presidente, solicitándole que atienda el deseo de este grupo de personas de Pro Búsqueda.

 

Con nuestros mejores deseos para su gestión presidencial,

 

Atentamente,

 

Jon de Cortina, S.J.

 

 

 

Los jóvenes que se encuentran con su familia biológica pocas veces eligen dejar a su familia adoptiva o sustituta o el hogar (orfanato) donde han crecido. En el 97% de los casos resueltos por Pro Búsqueda, las y los jóvenes continúan al lado de sus familias adoptivas o sustitutas y poco a poco van restableciendo los vínculos afectivos con su familia biológica a través del proceso de reintegración.

 

A mediados de junio de 2003 se localizó la familia biológica de Raúl y Jorge Abarca, que residen en el Cantón El Colorado, Ilobasco, en el departamento de Cuscatlán.

La familia Abarca recibió con alegría y con lágrimas en sus ojos la noticia de que sus nietos y sobrinos estaban con vida.

 

 

 

Doctorado en Derechos Humanos, tc "Doctorado en Derechos Humanos, "

Honoris Causa a Julián Filochowski

 

El 15 de noviembre la UCA concedió un doctorado honoris causa en derechos humanos a Julián Filochowski y a María Julia Hernández. El rector, P. José María Tojeira, tuvo las palabras introductorias quedando la laudatio de Julián por parte del P. Jon Sobrino y de María Julia por parte del P. Provincial José Idiáquez. El P. Cardenal presento a los candidatos.

 

La persona a quien hoy honramos, Julián Filochowski, conoce las tierras centroamericanas desde su juventud. Y las conoce desde la generosidad de su cooperación personal y desde su compromiso con la cooperación institucional. Frente a las guerras que asolaron nuestros países centroamericanos, multiplicó sus esfuerzos, no sólo la ayuda económica, para lograr la paz con justicia en nuestras tierras, para que la paz se construyera desde los anhelos de los pobres, y para aminorar las terribles consecuencias, en dolor humano, de los conflictos civiles.

 

Julián Filochowski apostó desde hace muchos años por el desarrollo humano de Centroamérica. Comprendió que eran los pobres los que podían ser agentes de la construcción de una historia diferente, y puso toda su energía a su servicio. Ofreció su mano a todos los que deseaban un mundo mejor y una sociedad más humana. Pero sobre todo a quienes entendían desde lo más hondo de su corazón que los empobrecidos de esta tierra son los amigos del Señor Jesús, sus preferidos, y los que con mayor perfección pueden acercarse a la construcción de su Reino.

 

Hombre universal, los límites de sus esfuerzos no se circunscribieron a regiones particulares. El SIDA, como plaga mundial, encontró muy pronto respuesta y liderazgo en su actividad solidaria. Creación de conciencia sobre esta enfermedad, señalamiento preciso de que los más pobres son los más afectados, opción preferencial por África, donde el SIDA alcanza niveles de epidemia y amenaza con reducir la población de algunos países en proporciones apocalípticas, fueron, y siguen siendo, tareas permanentes de Julián Filochowski.

 

Por su incesante compromiso con los más pobres, por poner constantemente su solidaridad y esfuerzo al servicio de la paz con justicia, por su solidaridad con Centroamérica y El Salvador, por su contribución a la difusión internacional, y especialmente en Inglaterra, de la figura de Monseñor Romero, en esta solemne asamblea, y de acuerdo con la autoridad universitaria que detentamos, proclamamos a

 

Julián Filochowski

Doctor en Derechos Humanos, Honoris Causa

 

Tendrá, por todos los derechos y privilegios que este título, nuestra más alta distinción, le otorgam. Así lo afirmamos, y personalmente rubricamos y sellamos su título en este quince de Noviembre del año 2004.

 

José María Tojeira

Rector y Presidente de la Junta de Directores

 

 

Rodolfo Cardenal

Vicerrector Académico

 

 

 

 

Doctorado en Derechos Humanos, tc "Doctorado en Derechos Humanos, "

Honoris Causa a María Julia Hernándeztc "Honoris Causa a María Julia Hernández"

  

María Julia Hernández, simboliza en nuestra historia el esfuerzo pacífico por construir la paz desde el respeto, la defensa y la promoción de los derechos humanos. Su inspiración y sus raíces se extienden hasta los tiempos de Monseñor Romero y la invitación de nuestro obispo mártir a defender a las víctimas y a los pobres de nuestro pueblo. Monseñor Romero le encomendó la tutela de los derechos humanos en el Arzobispado y desde entonces su defensa de los mismos ha sido incansable.

 

María Julia Hernández defendió los derechos de todos y todas durante una guerra que costó 70,000 muertos. Bajó a las cárceles oscuras de las policías de aquel entonces y caminó entre las balas fratricidas. Acompañó a doliente e investigó casos que nadie se atrevía a tocar. Fue la primera en acusar públicamente a la Fuerza Armada en el caso de los jesuitas de esta Universidad y sus dos colaboradoras, y la promotora directa de la recuperación de la verdad respecto a las masacres.

 

Generosa y valiente, esta mujer que hoy honramos contribuyó a devolverle su dignidad a innumerables víctimas. Solidaria con los niños y niñas de El Mozote nos dejó entrever que como los santos inocentes, estos pequeños campesinos salvadoreños, ingenuidad, ternura y confianza en los adultos, son una especie de mártires anónimos. Derramaron su sangre desde la esperanza primordial de todo ser humano, que quiere creer que el corazón humano no puede derramar sangre tan tierna. Testigos de la bondad sencilla e indefensa, María Julia nos enseñó a verlos también como grito y denuncia de lo que no se puede volver a repetir.

 

Por su incesante defensa de la vida y de los derechos de las víctimas, por su lucha permanente contra la tortura y el asesinato, por poner los cimientos de la paz sobre la justicia y el respecto a los derechos humanos, por arriesgar su vida en defensa de sus prójimos maltratados, en esta solemne asamblea, y de acuerdo con la autoridad universitaria que detentamos, proclamamos a

 

María Julia Hernández

Doctora en Derechos Humanos, Honoris Causa

 

Tendrá por tanto, todos los derechos y privilegios que este título, nuestra más alta distinción, le otorgan. Así lo firmamos y personalmente rubricamos y sellamos su título este 15 de Noviembre del año 2004.

 

 

José María Tojeira

Rector y Presidente de la Junta de Directores

 

Rodolfo Cardenal

Vicerrector Académico

 

 

 

XV Aniversario. Testimonios

 

   Siempre vengo, para mantener vivo el recuerdo de los mártires de la UCA. Ellos ofrecieron sus vidas para defendernos de las injusticias. Y estoy segura que si ellos aún vivieran lo seguirían haciendo. Comunidad  Ojos de Agua, Chalatenango.

 

   Cuando una vez se han pasado ahí las fechas de los mártires eso ya no se puede olvidar nunca. Les acompaño esta noche con mis velitas encendidas ya que no puedo estar en la procesión de los farolitos. Emma Martínez, Madrid.

 

   Casi en silencio, quiero unir mi voz a la de los salvadoreños que en la noche del 16 de noviembre cantarán los nombres de Nacho y sus compañeros. Es el milagro que empieza ya a sobrevivirnos.

Con mi abrazo, Carlos Martín Baró.

 

   Me gustaría, y lo digo en nombre de toda mi familia, que ustedes siguieran luchando por un El Salvador libre y bonito. Alicia Martín Baró.

 

   Hoy, a la luz de nuestros mártires, seguimos diciendo que no queremos más guerra de los poderosos hacia los débiles... Padre Tojeira.

 

   Los familiares desde España queremos que se haga justicia. La justicia salvadoreña debería asumir la investigación del caso, porque esto sería más digno para todos. Catalina Montes.

 

 

 

 

 

Discurso de Julián Filochowski en su doctorado honoris causa

 

Queridos amigos y amigas. Quiero desarrollar brevemente esta noche cinco ideas.

 

1. La Iglesia y la Opción por los Pobres.  

Hace treinta años, los Jesuitas celebraron un encuentro mundial de trascendencia extraordinaria, su Trigésima Segunda Congregación General. Proclamaron una opción preferencial por los pobres y articularon la misión Jesuita como ‘el Servicio de la Fe Y la Promoción de la Justicia’. De allí en adelante ambas cosas serían inseparables. Hablaron de un mundo, donde millones de hombres y mujeres, con nombre y rostro, sufren pobreza y hambre como una negación de Dios. Enfatizaron el pecado de injusticia institucionalizada como fruto del culto del dinero y del poder. 

 

El desarrollo de la teología de la liberación en este continente, ha sido de una importancia crucial en la consolidación de esa identidad eclesial, en particular la articulación de la opción preferencial por los pobres.  Dentro de la única familia humana que juntos constituimos en este planeta, todos hijos e hijas del mismo Dios, hermanos y hermanas de Jesucristo, en primer lugar están los pobres.  En primer lugar están los pobres.  La vivencia fiel de esa opción preferencial, incluso hasta el martirio, significa que no se la puede descartar como mera retórica contextual de los últimos años del siglo XX.  Al contrario, la opción preferencial por los pobres llega a ser parte del código genético de la Iglesia post-conciliar.

 

En la formulación tradicional, la Iglesia tiene cuatro características – es una, santa, católica y apostólica.  Pues bien, al comenzar el siglo XXI, deberíamos añadir una quinta característica - su opción preferencial por los pobres.

 

2. El Mundo Dividido y la Globalización.  

Todo lo dicho hay que verlo en la realidad de nuestro mundo quebrado y dividido. Las cifras son bien conocidas. Al comienzo del Tercer Milenio, en este mundo de superabundancia, 830 millones de personas se acuestan todas las noches con hambre. Mas de 45 millones de personas viven con SIDA – el 90% de ellos en los países del Tercer Mundo. Una quinta parte de la humanidad, unos mil doscientos millones de personas, sobreviven en  la miseria absoluta, con menos de un dólar diario; al más mínimo nivel de subsistencia.  Las estadísticas nos pudieran adormecer, pero no son meras estadísticas, son “personas que se han cansado de llorar”

 

Las desigualdades, entre naciones y dentro de las naciones, son abrumadoras.  El 5 por ciento más rico  de la población del mundo recibe ciento catorce veces más ingresos que el 5 por ciento más pobre. El abismo se ha ido ensanchando durante 40 años, y durante los noventa, la primera década de la nueva globalización, empeoró todavía más. 

 

El hecho sencillo es que la globalización tiene una lógica, pero no tiene ética.  En el mercado globalizado no hay distinción entre la compra de una camisa para un hombre que ya tiene 39 camisas, y la compra de una camisa para un hombre que se muere de frío y no tiene nada. El mercado global, igual que los mercados en todas partes, responde a la demanda y no a la necesidad. Pero, con la globalización, la idolatría del mercado se ha convertido en fenómeno planetario.

 

3. Los Derechos Humanos y la Pobreza.  

Los doctorados ‘honoris causa’ que Uds. otorgan esta noche son en Derechos Humanos.  Lamentablemente, la agenda mundial de derechos humanos ha sido eclipsada por la agenda de la guerra-contra-el-terror.  Se ha dado una erosión masiva en las libertades civiles y políticas.

En lo fundamental un enfoque de la pobreza desde la perspectiva de los derechos humanos significa darles poder a los pobres. Una vez que en el discurso, se introduce el concepto de derechos, la razón fundamental para atacar la pobreza no está ya basada en el hecho de que los pobres tienen necesidades sino en el hecho de que tienen derechos.  Se otorga poder a los individuos y a las comunidades al concederles derechos, los cuales exigen correspondientes deberes en otros.  Si existen derechos o reclamaciones, también existen los que tienen responsabilidades y deberes, quienes deben ser obligados a responder a esas reclamaciones.

 

4. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio.  

Una esperanza surge de la Declaración del Milenio de Naciones Unidas de septiembre 2000, que fue firmada y solemnemente proclamada por unos 190 jefes de estado.  Todos juntos reconocieron que la globalización no funcionaba a favor de los pobres, y  reafirmaron su compromiso con los derechos humanos, el buen gobierno y la erradicación de la pobreza.  Dios quiera que así sea!

 

Los objetivos del milenio están lejos de ser perfectos – no nos podemos imaginar rezar el Magnificat de Maria así: “...El llenó a la mitad de los pobres de cosas buenas.... el levantó a dos terceras partes de los humildes”.  En ese sentido puede ser que sean Objetivos de Desarrollo Mínimos. Los objetivos probablemente se cumplirán en el ámbito global a raíz del crecimiento económico rápido que se da en China y en la India. Pero tienen que cumplirse en todas partes, país por país, tanto en El Salvador como en Etiopía, tanto en Guatemala como en Gran Bretaña.  En África al ritmo actual de progreso no se va a cumplir el objetivo sobre la pobreza absoluta hasta el año 2147. Más de un siglo tarde!

 

5. Los Pobres Crónicos.  

Y no hay que olvidar que cuando llegue el año 2015, si realmente se alcanza el objetivo principal sobre la pobreza, todavía quedaran unos novecientos millones de personas, hambrientos y viviendo en la miseria absoluta.  Y bien sabemos quienes serán.  Serán los ‘pobres crónicos’ – aquellos cuya indigencia va para largo; los que no podrían trabajar incluso si apareciera una posibilidad de trabajo decente – los ancianos, los discapacitados, los enfermos permanentes, los que viven con el SIDA, comunidades indígenas aisladas. Aquellos cuyos derechos humanos son muy fáciles de pasar por alto.  La gran mayoría estará en África.  Nuestra opción por los pobres seguramente nos lleva hacia ellos – para formar junto con ellos nuevas ‘comunidades de solidaridad’, para analizar con ellos su situación lamentable, para ayudarles a establecer sus derechos.  Una opción por los ‘crónicamente pobres’; una opción por África, una opción por los ancianos, una opción por los que viven con el SIDA.  Me parece una agenda de investigación para la UCA durante los años 2005 a 2015.

 

Para terminar quisiera agradecerles no solamente este Doctorado Honoris Causa, lo que será para mí un tesóro que guardaré toda mi vida;  quisiera agradecerles también por el testimonio magnífico de la vida de solidaridad y servicio.  Un testimonio que me han regalado Monseñor Romero, los mártires de la UCA, el padre Cesar Jeréz, mi compañera extraordinaria la doctora Maria Julia Hernandez y tantos otros valientes mujeres y hombres en América Central quienes se han dedicado a la causa de los pobres.  Ellos cambiaron mi vida del todo  ¿Como pudiera haber sabido yo  en el año 1969, en Cambridge, Inglaterra, cuando conocí a Xabier Gorostiaga, un joven jesuita, flaco y sin dinero, a quien regalé mis libros de texto, mi bicicleta y mi toga de estudiante, que la historia me traería hoy hasta ustedes? 

 

Por ello doy gracias a Dios.

 

Y quisiera dejar con la UCA un símbolo poderoso del pueblo crucificado. Es una cruz, muy sencilla, hecha por los pobres de Rwanda en Africa.

 

 

 

 

Discurso de María Julia Hernández en su doctorado honoris causa

 

En este solemne acto de investidura académica, que hoy comparto honrosamente con Julián Filokowsky, gran amigo y defensor de los derechos humanos y en especial en El Salvador de quien hemos recibido apoyo y presencia en tiempos difíciles;  y en este marco del año conmemorativo del XXV aniversario del martirio de nuestro profeta Mons. Oscar Arnulfo Romero maestro en la defensa de los derechos humanos, inspirador y modelo nuestro a seguir; en este XV aniversario de los mártires de esta universidad Padres Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín Baró, Joaquín López y López, Amando López, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno, Sra. Elba Julia Ramos y su hija Celina Mariceth Ramos ejemplos y modelos también; y en el X aniversario de la muerte de nuestro fundador Mons. Arturo Rivera Damas quien humanizó el conflicto y sembró esperanza construyendo los  fundamentos de los Acuerdos de Paz,  quiero dirigir estas palabras para expresar lo que agradecida y emocionadamente quiero decir. 

 

El que este doctorado honoris causa sea en derechos humanos, es un signo de la vocación de esta universidad,  de su defensa y promoción de los derechos humanos que todo hombre y toda mujer tienen que ejercer por  derecho y por deber, ya sea individual, colectiva o institucionalmente.  El que lo otorgue esta Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, mi alma máter, de fundamentación y principios cristianos, es un signo de su vocación por la defensa de los derechos humanos a nivel universitario y el costo martirial que ha pagado por ello.  El que sea otorgado este doctorado honoris causa en El Salvador, es un signo del terrible dolor que ha sufrido el pueblo salvadoreño en sus violaciones más graves como los crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra que ha tenido que soportar y al mismo tiempo signo de las luchas de un pueblo que no pierde la esperanza de construír y alcanzar un mundo mejor.

 

En nuestro país, entre otros problemas de derechos humanos, nos siguen preocupando en especial dos áreas por sus repercusiones profundas en la sociedad salvadoreña que no la dejan reconciliarse.  El primer problema se refiere a la ausencia, de iure o de facto, de la imputación de la responsabilidad penal y civil de los autores de violaciones de derechos humanos y su escape a toda investigación tendiente a permitir su juzgamiento; y a la ausencia de reparación por los perjuicios sufridos por sus víctimas. El segundo problema se refiere a la violación sistemática y estructural de los derechos económicos, sociales y culturales del pueblo salvadoreño.  Estos son los grandes desafíos para los que trabajamos directamente en la defensa y promoción de los derechos humanos y que nos comprometen a renovar nuestros esfuerzos y nuestra creatividad en esta labor para conquistar mejores condiciones de una vida más humana y cristiana.

 

La comunidad internacional, y El Salvador como uno de los Estados parte, han pactado que ciertos crímenes por su extrema gravedad como los crímenes de lesa humanidad, que afectan a toda la humanidad: la  tortura, las desapariciones forzadas, las ejecuciones arbitrarias, las masacres, etc.; los crímenes de guerra y genocidio, son crímenes de derecho internacional y obliga y compromete a todos los Estados, erga omnes, en su responsabilidad y en su juzgamiento de estas violaciones a estos derechos y en su deber de protección de estos mismos.  También se ha pactado, por la comunidad internacional, que estos derechos humanos son normas imperativas, normas de  ius cogens, que no admiten normas o acuerdos en contrario, como por ejemplo las autoamnistías; y que además son imprescriptibles, es decir, que su acción penal para su juzgamiento por su violación a estos derechos no prescribe.  Esto se ha reforzado después con convenciones o tratados, pero no obstante se hayan o no firmado y ratificado, obliga a los Estados, por el derecho de los tratados, a no normar en contrario.

 

El conocimiento por un pueblo de la historia de su opresión pertenece a su patrimonio y su finalidad es la de preservar del olvido la memoria colectiva.  Las familias de las víctimas tienen el derecho de conocer la verdad en lo que concierne a la suerte que corrieron sus parientes. Este ejercicio del derecho a la verdad y a la justicia es esencial para evitar en el futuro que tales actos no se reproduzcan.  Siendo estos crímenes de lesa humanidad y crímenes internacionales su repetición ahora nos afecta;  y me refiero a esas violaciones aberrantes de derechos humanos de Abu Ghraib, en Irak, que con toda razón sus imágenes horrorizaron e indignaron al mundo entero.  Esas mismas violaciones también se cometieron y más,  aquí en El Salvador.  Como pertenecientes a la humanidad y miembros de la comunidad internacional somos afectados nosotros aquí en El Salvador por estas violaciones a los derechos humanos.  Luchando nosotros aquí ahora contra esta impunidad para que estas aberraciones no se repitan en El Salvador, estamos ayudando también a la dignidad humana del pueblo irakí.  Este es el tipo de ayuda que El Salvador debería de enviar a Irak como ayuda humanitaria. Por otro lado, la importancia para nuestra sociedad de la defensa de estos derechos radica en el fortalecimiento del sistema judicial, el combate a la violencia institucionalizada, el fortalecimiento a la seguridad ciudadana, el combate a la corrupción entre otros.

 

En la defensa y promoción de los derechos económicos, sociales y culturales uno de sus desafíos es la judicialización de estos derechos.  A nivel interno de nuestros países, estamos  aprendiendo a emplear las escasas normas vigentes para ayudar a esta lucha por la sobrevivencia.  Pero a nivel internacional, las Naciones Unidas y el sistema de la Organización de los Estados Americanos no han podido judicializar estos derechos como lo han hecho con los derechos civiles y políticos.   Es decir, el sistema de las Naciones Unidas y el de la OEA no defienden los derechos económicos, sociales y culturales como deberían de hacerlo según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los Pactos Internacionales  y las Convenciones.  Más aún, las peores violaciones a los derechos económicos, sociales y culturales son cometidas por organismos internacionales como la OMC, y por algunos de los cuales incluso están ligados al sistema de las Naciones Unidas como el FMI, el Banco Mundial que son los que han diseñado los ajustes estructurales, los planes de austeridad para los pueblos pero no para los gobiernos y las transnacionales,  siendo éstos responsables de que millones de personas en América Latina  hayan sido privadas de educación, de atención médica, de vivienda, de empleo, de su medio ambiente etc. 

Nuestro gran desafío está en defender estos derechos inalienables de la persona humana, promoverlos y educar y concienciar sobre los derechos humanos con una pedagogía activa a todos los sectores de la sociedad.  Esto debemos hacerlo todos, cada quien desde donde pueda realizarlo.  Este mundo tiene que cambiar y hacer que los derechos humanos sean una realidad para los pobres. El gobierno, los políticos tienen que cambiar, la sociedad civil tiene que redoblar sus esfuerzos, se tiene que expansionar el espacio de la gente para que pueda reunirse, para que pueda debatir, para que pueda discutir.  Tenemos que realizar las creativas iniciativas de las luchas de la resistencia de un pueblo que se niega a hundirse en la tremenda pobreza.  Hoy tenemos presente las valientes palabras de Juan Pablo II que dice “es necesario revisar el orden económico internacional, es necesario, está en fuerzas que son deshumanizantes”.

 

Termino diciendo lo que dijimos en nuestro último encuentro continental de pastoral de derechos humanos: nuestro camino es “participación”.  Y nuestra participación está en lo que estamos haciendo, estamos tratando de hacer un mundo más justo, un mundo más humano, un mundo más cristiano, donde podamos ser todos corresponsables de esta promoción de los derechos humanos. 

 

 

 

De la “voz de los sin voz” a la “voz con vos”:  tc "De la “voz de los sin voz” a la “voz con vos”\:  "

Trece aniversario de radio YSUCA

 

El ideario de YSUCA, se deriva de una tradición fundamentada en dos grandes comunicadores del sentir del pueblo salvadoreño: Monseñor Óscar Romero y el padre Ignacio Ellacuría.

 

   El primero consideraba que sus homilías querían ser la voz de los que no tenían voz. Es decir, de aquellos a los que se les negaban los espacios en la mayoría de medios de comunicación, incluso en los campos pagados. De aquellos cuya voz, estaba reprimida y oprimida. De la voz del campesino, del obrero, del perseguido, del desaparecido, del torturado. Voz de los pobres, que van a la Asamblea Legislativa y no se les quiere escuchar, van a los ministerios y se les trata como gente de segundo orden, van a las instancias que deben servir al pueblo y los marginan, no los escuchan (cfr. Homilía, 2 de septiembre de 1979).

 

   El segundo, planteaba no sólo la necesidad de ser voz racional de los que teniendo razón (los pobres) no pueden expresarla, sino también la importancia de que el pueblo mismo hiciera sentir su voz , que reflexionara sobre la situación del país, que exigiera ser bien informados, que exigiera la solución al problema de la injusticia.

   Romero y Ellacuría, nos dejaron también una tradición de afán por la verdad. Ambos criticaron fuertemente el encubrimiento de la realidad y exhortaron a buscar y comunicar la verdad. Monseñor Romero dijo a los medios de comunicación: “Es una lástima no poder confiar en la noticia del periódico o de la televisión o de la radio porque todo está comprado, está amañado y no se dice la verdad” (homilía 2 de abril de 1978). Para Ellacuría, es la búsqueda y el anuncio de la verdad – frente a lo que la impide - lo que puede traer tanto a las personas como a los pueblos la libertad. Y él dejó al país una tradición larga, creativa, profética y conflictiva de voluntad de verdad.

 

   ¿En qué medida YSUCA ha caminado en esa tradición? Veámoslo desde lo que opinan algunos oyentes:

Patricia Herrera (ama de casa): “En tiempos de Monseñor Romero, mi radio favorita era la YSAX. Era la única que escuchábamos porque allí sí se decía la verdad de lo que ocurría. Toda mi familia estaba atenta a las homilías de Monseñor, a las informaciones y comentarios que se hacían en la radio católica, la AX. De esa radio hoy ni siquiera queda el nombre. Las nuevas autoridades de la Iglesia no quisieron continuar en esa línea. Hasta el nombre le cambiaron. Hoy se llama radio Paz. Cuando salió al aire la YSUCA me alegré mucho. Al saber que era una radio de la UCA pensé que sería algo bueno y no me equivoqué. Para mí esta radio es como una escuela donde se aprende todos los días. Quizás en ninguna parte he aprendido tanto y sin pagar nada. Me han ayudado a quitarme muchas ignorancias que tenía”.

 

Pedro García (empleado): “Yo me alegré cuando salieron al aire las radios comunitarias, entre ellas, YSUCA. Sentí que en esas radios sí podíamos expresarnos . En cambio en las radios comerciales si no hay dinero no hay nada. Ya lo dice la palabra, son radios comerciales, dedicadas al comercio, a la propaganda, a la venta de artículos. Sólo buscan que la población consuma todo lo que anuncian. Al principio eran varias las radios que abrían espacios a la voz de la gente. Con el tiempo han ido desapareciendo o se han vuelto comerciales. La única que se ha mantenido dando espacios a la comunidad es YSUCA.  En ella podemos expresarnos con libertad y sin temor. Se sigue difundiendo el pensamiento de Monseñor Romero y de todos los mártires. Los programas de opinión de YSUCA (Hablemos Claro, La Buena Noticia, A usted qué le preocupa,  Sembrando futuro,  los sondeos y entrevistas), son verdaderas tribunas abiertas donde podemos pronunciarnos”.

 

   Mariana Mejía (profesora): “Para mí la YSUCA es una guía espiritual, una radio que ilumina el camino diario. Los programas que tienen nos instruyen a los adultos, jóvenes y niños. Es la radio que ayuda a abrirnos los ojos con la verdad y nos mantiene viva la memoria. En El Salvador tenemos un montón de radios que más parecen discotecas del aire. Otras más parecen púlpitos de manipulación de la mente. La mayoría de medios de comunicación no están interesados en la verdad. Nos mienten respecto a los temas económicos, políticos, sociales. Nos mienten sobre lo que ha ocurrido en el pasado o, simplemente, quieren que olvidemos. YSUCA, en cambio, procura decirnos la verdad sobre los problemas que más nos aquejan. Permite también, que nosotros mismos expresemos la realidad de injusticia que padecemos. Nos mantienen con los pies en la tierra. Los programas de noticias, los comentarios, los programas religiosos, la memoria de los mártires, la entrevistas. Todo eso nos ayudan a ver las cosas con más inteligencia. ¡Cómo quisiéramos que hubieran más medios de comunicación como YSUCA! La gente no andaría tan perdida, tan alienada, tan desinformada. Necesitamos medios que nos digan la verdad. No hay que dejar que nos sigan mintiendo en nombre de Dios, del pueblo, de la democracia”

 

   En suma, Romero y Ellacuría son para nosotros figuras ejemplares de comunicadores. Y la gente aprecia a YSUCA, en la medida en que proseguimos la herencia que nos dejaron, esto es: en cuanto hacemos centrales – en nuestra programación - los clamores y esperanzas de los pobres,  el desarrollo de la conciencia crítica y la búsqueda y comunicación de la verdad. Asumir la herencia de la “voz de los sin voz” (Monseñor Romero), ha implicado para nosotros ser voz que se inserta en el mundo de los pobres, que analiza y muestra su realidad, que abre espacios para la participación informada de las mayorías,  En una palabra, ha implicado ser “la voz con vos” (el sueño de Ellacuría).

 

Carlos Ayala Ramírez.

 

 

 

 

 

Cátedra de realidad nacional. El desafío nacional:

revertir la historia desde las víctimas

 

Mientras haya víctimas, hay necesidad histórica y exigencia ética de revertir la historia del país. Pero esta exigencia es aun mayor ahora que antes, porque ahora hay más víctimas que en los años anteriores a 1992. La existencia de esa enorme cantidad de víctimas no es negociable. No es cuestión de pragmatismo para ceder o asimilar al poder, es cuestión de principios éticos y cristianos. Conviene recordar aquí a los poderosos la larga lista de víctimas, sin olvidar que detrás de cada categoría y de cada estadística está la vida de una persona y la de sus familiares. En la actualidad, hay víctimas de la falta de empleo, salud, educación, vivienda e infraestructura básica. Hay víctimas de la violencia y la inseguridad general. Hay víctimas de las pandillas juveniles y también hay víctimas entre los integrantes de las mismas. Hay víctimas de la policía y de la burocracia corrupta e ineficaz. Hay víctimas del machismo, de la violencia de género, del hogar desintegrado, del abandono y de la irresponsabilidad. Hay víctimas del abuso y la violación sexual. Hay víctimas de un sistema judicial incompetente y venal, que protege al fuerte contra el débil, al hombre contra la mujer, al adulto contra el menor, al funcionario contra el ciudadano. Hay víctimas del crimen común, pasional y organizado, del tráfico de drogas, vehículos y personas. Hay víctimas de la desconfianza que suscitan los otros por causa del temor inculcado. Hay víctimas del temor que lleva a sospechar de los que son diferentes y a verlos como una amenaza.

 

La centralidad de las víctimas surge de una situación de extrema gravedad para la población salvadoreña. La existencia de las víctimas no terminó con la guerra civil, sino que han aumentado de una forma escandalosa y aberrante, durante la transición. Esta no pudo poner fin a la crueldad humana, la cual produce ahora más víctimas que antes. Las nuevas víctimas que se agregan a las de la guerra civil también son producidas por una injusticia activa que ellas sufren de parte de unos poderes que actúan de un modo absoluto. Es el mismo fenómeno del Siglo XX, un siglo de grandes avances tecnológicos durante la postguerra, pero al mismo tiempo el siglo que más víctimas ha ocasionado a la humanidad.

Llevado al extremo, tal vez esta sea una de las cuestiones límites de la experiencia humana. Es un límite insuperable, porque responde al anhelo humano de que al fin se haga justicia, que el verdugo no triunfe sobre la víctima. La víctima es la realidad negativa más grave de la historia y expresa; pero al mismo tiempo expresa una esperanza positiva, la llegada de la justicia. Por eso, reclamar el derecho de las víctimas no es mirar al pasado, tal como sostiene la derecha, para evadir su responsabilidad histórica, sino que es la apertura más real hacia el futuro que pueda conseguirse. Porque este futuro es tal, en la medida en que no haya más víctimas, y en la medida en que haya justicia. No es, pues, cierto que desde 1992, El Salvador sea un país o una sociedad dedicada a construir su futuro. Sigue siendo una sociedad del pasado. Es la misma realidad que se prolonga sin aparente solución de continuidad, puesto que ahora hay más víctimas y, en esa medida, menos justicia. La sociedad salvadoreña, como un todo, sigue prisionera de su propio pasado. Su presente es continuidad de injusticia y opresión y, en esa misma medida, continúa sin futuro.

 

Esta parcialidad de la justicia choca a los oídos democráticos, aunque en la realidad impera una obvia parcialidad, pero en la dirección contraria, tanto en el ámbito jurídico como en el ámbito más primordial de lo económico y social. Sin embargo, esa parcialidad de la justicia es muy actual, porque la intuición de la parcialidad hacia el débil ha desaparecido. Para avanzar hacia la justicia es necesario superar la imparcialidad espuria del derecho, que redunda a favor de los poderosos. De ahí que hablemos de parcialidad. Es decir, la justicia debiera tener en mente, en primer lugar, la vida de los pobres y no sólo de los pobres individuales, sino de la mayoría que conforman como pueblo. La democracia no coloca en el centro de la sociedad a la víctima, sino al ciudadano. Es cierto que algunas de ellas sí se ocupan de ellas, pero no es la centralidad. Esta limitación teórica puede explicar por qué las democracias no generan mucha vida, sino que con frecuencia generan más muerte que vida.

Para revertir esta historia hay que hacer uso de tipos de poder menos proclives al mal como la organización, la ciencia y la palabra. Estos poderes, bien utilizados, pueden ser eficaz para combatir la injusticia. Pero además, tal como dijo Ignacio Ellacuría, en su último discurso, en el ayuntamiento de Barcelona, es necesario crear modelos económicos, políticos y culturales que hagan posible una civilización del trabajo como sustitutiva de una civilización del capital. En esta tarea, los intelectuales de toda clase, esto es, los teóricos críticos de la realidad, tienen un reto y una tarea impostergable. No basta con la crítica y la destrucción, sino que se precisa una construcción que sirva de alternativa real. La tarea es inmensa y compleja. Sólo utópica y esperanzadamente se puede creer y tener ánimos para intentar revertir la historia, para subvertirla desde las víctimas y lanzarla en otra dirección, en una en la que cada vez haya menos víctimas. Esta tarea requiere de la mayor excelencia académica posible. Sin ella, la contribución de los académicos a problemas tan complejos es pobre. Requiere de gran honestidad, entendida como vocación de objetividad, pero además como autonomía y libertad. Por último, requiere de un gran coraje para enfrentar las corrientes dominantes. Por eso y en su memoria, esta edición de la revista ECA está dedicada a una experiencia que, precisamente, da sus primeros pasos para sustituir a la civilización del capital por la civilización del trabajo.

 

El lugar de esa esperanza es, desde la experiencia cristiana, el mundo de los crucificados. No es un lugar excepcional, sino el más común de ellos. La cruz de Jesús, antes de ser “la” cruz es una cruz más. Antes y después de ella ha habido muchas otras cruces. Las víctimas a quienes se ha dado muerte son hombres y mujeres crucificados; otras muchas mueren de lenta crucifixión, producida por la injusticia de las estructuras. La cruz es, pues, el lugar donde la esperanza se universaliza y desde ese lugar, la resurrección se convierte en signo de esperanza y en la medida en que se participa, de forma análoga, en la vida y muerte de las víctimas.

 

La esperanza en la resurrección es contra esperanza, tal como enseña Pablo, porque se trata de una esperanza crucificada, pero no sólo porque la expectativa de la supervivencia más allá de la muerte lleva consigo su propia oscuridad, sino porque ahora la injusticia da muerte y pareciera que su poder no tiene fin. Este es el gran escándalo de la historia. En efecto, el escándalo primario es el asesinato del justo y no la muerte, en sí misma, así como también la posibilidad de darle muerte constantemente. La resurrección de Jesús nos plantea el problema de cómo habérnosla con nuestra propia muerte, en el futuro, pero nos recuerda que antes tenemos que habérnoslas con la muerte injusta del otro. El modo cristiano de enfrentar el gran escándalo de la injusticia que da muerte es el mismo con el cual enfrentamos la muerte personal. El coraje cristiano de esperar la propia resurrección vive del coraje de esperar la superación del escándalo histórico de la injusticia.

 

Quien ama a las víctimas, quién siente compasión última hacia ellas, quien está dispuesto a entregarse a ellas y a correr su mismo destino, éste puede encontrar también una esperanza para sí mismo, en la resurrección de Jesús. A un Dios que va siendo descubierto como amoroso y a favor de las víctimas, se le puede corresponder con amor radical a favor de ellas y de ahí que la pregunta por su destino último se vuelva más agudo. Pero también se puede esperar que el verdugo no triunfe sobre ellas y uno mismo puede entregarse a una esperanza final y plenificadora. La esperanza es difícil. Exige apropiarse de la esperanza y con ello, de la realidad de las víctimas. Pero con todo, la esperanza es real. Es como un don que las víctimas mismas entregan a quien se coloca de su lado. Así, pues, las víctimas nos ofrecen su esperanza.

 

 

¿Qué pasa con Estados Unidos? tc "¿Qué pasa con Estados Unidos? "

    Democracia “lite” (cont.). La reelección de G. W. Bush

 

El Salvador y Estados Unidos son dos países casados, o al menos acompañados. Un divorcio ya no es posible. La visita del Secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld al país el pasado 12 de noviembre demostró lo que significa esta relación desigual, a nivel de gobiernos, después de la reciente reelección de George W. Bush. Rumsfeld vino a instar al gobierno salvadoreño a enviar un cuarto contingente de soldados a Irak. (Pocos días antes, la ciudad de Hilla, donde el Batallón Cuscatlán realiza sus “tareas humanitarias”, sufrió un ataque fuerte). Ya que la Administración Bush quiere dirigir su proyecto en Irak sin reparos, no cuenta con sus aliados tradicionales de la OTAN (excepto el Reino Unido) y busca apoyo simbólico en Centroamérica ¡y aún en países sin ejército! Hungría se acaba de convertir en el último país de retirarse de la “Coalición de Brazos Torcidos” convocado para esta guerra que Kofi Annan ha declarado “ilegal”. Pero el gobierno salvadoreño enviará más soldados de buena gana. Para cuatro años más, El Salvador, junto con Colombia, será amigo incondicional de EE.UU. en este hemisferio donde los gobiernos de Venezuela, Brasil, Argentina y Uruguay resisten las políticas neoliberales. Como premio, pronto se aprobará el TLC y el TPS.

El repudio del gobierno del presidente Bush es abrumador en el mundo, y a muchos salvadoreños/as les cuesta comprender cómo el pueblo estadounidense pudo reelegirlo el pasado 2 de noviembre. Me comentan colegas aquí que pueden comprender cómo la propaganda electoral de ARENA hace diez meses logró convencer, o al menos atemorizar, a la población salvadoreña –a la que se le niega la escuela (el promedio de años escolares por persona es sólo seis). Pero ¿en Estados Unidos? No hay excusa.

¿Qué pasa con EE.UU.? De hecho, las elecciones en el país del norte tienen elementos importantes en común con las elecciones presidenciales de El Salvador el marzo pasado, elementos que arrojan luz sobre ambos procesos.

Primero, para ambos comicios prevalecía un clima de miedo. La propaganda arenera amenazó con el fin del TPS, deportaciones masivas del norte y cortes de remesas. Empresarios amenazaron a sus empleados con la pérdida de empleos. Los medios de comunicación, los oficiales del partido en gobierno, la Fuerza Armada y los mismos empresarios pronosticaban “desorden” e “inestabilidad” en caso de un cambio de gobierno. Sembraron miedo en una población vulnerable e insegura. De la misma manera, el miedo enmarcó el proceso electoral en EE.UU. Debido a los ataques de 11 de septiembre de 2001 y la “guerra contra el terrorismo”, se ha mantenido un clima de miedo y una percepción de inseguridad, entre una población poco acostumbrada a la inseguridad física. Kerry y Bush compitieron en un certamen sobre quién iba a combatir el terrorismo con mano más dura para garantizar la seguridad del pueblo norteamericano. En ambas elecciones, el miedo no quedó sin efecto.

Segundo, abundaba la desinformación. En El Salvador el marzo pasado, la propaganda sucia y manípuladora llevó a mucha gente a votar por el miedo y en base a falsedades. Esto pasó en EE.UU. también. Un estudio reciente informa que más de 72% de la gente que favoreció a Bush (y sólo un 30% o menos de quienes apoyaron a Kerry) se aferraron a las ideas, ya refutadas, de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva antes de la invasión o programas para producirlas y que colaboraba con el grupo terrorista Al Qaeda. Un tercio de quienes favorecen a Bush cree que la población mundial apoyaba la invasión de Irak. Todo esto es falso.

La encuesta estadounidense también reveló que la gente que respalda a Bush cree, equivocadamente, que su presidente apoya una serie de tratados internacionales (como, por ejemplo, el tribunal penal internacional). La gente que apoya a Kerry conocen mejor las posturas de los dos candidatos sobre todos estos temas. El informe concluye que los simpatizantes del presidente son más propensos que sus opositores a ser engañados en cuestiones tan importantes. En realidad, son más propensos porque su gobierno los ha engañado.

Contribuye al engaño el que muchos estadounidenses se informan por medio de fuentes de información (la prensa y radio local) que, en los últimos años, se han tornado muy conservadores. Aunque la población tiene altos niveles de educación, suelen estudiar “la literatura” más que la realidad social (un punto central para Ellacuría y su filosofía de la educación). Después de un día laboral, mucha gente se informa a lo barato, por titulares y por lo que «se dice». En  EE.UU. hay mucha ignorancia del resto del mundo. Es cierto que, después de la guerra en Vietnam y la crisis de Watergate que acabó con la presidencia de Richard Nixon (1974), el pueblo estadounidense tiene una actitud más crítica respecto a las autoridades. Y ahora más que nunca los medios de comunicación ventilan escándalos, como los amoríos de Bill Clinton. Esta tendencia ha contribuido a que casi la mitad de votantes despertó ante la verdad (y las mentiras) de la Administración Bush. Pero este despertar sólo logró polarizar al país; no era suficiente para derrotar a Bush. Además, desde los 70s, las fuerzas conservadores han promovido agresivamente su ideología, conquistando a la vez más espacio en los medios de comunicación en EE.UU. –sobre todo la prensa (fuera de las metrópolis costeras) y la radio.

Tercero, las elecciones en ambos países giraban en torno a la moral, los valores y la religión. En El Salvador, se presentó a Schafik Hándal como secuestrador, comunista-terrorista, ateo y revolucionario sangriento, mientras Tony Saca era un cristiano de origen humilde, hombre honrado de trabajo duro. (El FMLN presentaba su mensaje moral también, pero no predominó). Muchos analistas creen que el factor valores-religión era decisivo en la reciente elección presidencial de EE.UU. De la gente que votó por Bush, un 80% declaró que votaron en base a valores. En toda probabilidad, esto significa que votaron por Bush como un cristiano confeso, opositor al aborto y el matrimonio de homosexuales. Para comprender este fenómeno, sólo hay que ver las ofertas de la tele aquí en El Salvador, sobre todo, de cable y del Internet. En EE.UU., en los ultimas décadas, se ha presenciado una liberalización revolucionaria en temas como el aborto (más de 40 millones en 30 años de legalización), la homosexualidad y la permisividad sexual –además de la prohibición de la Biblia y la oración en las escuelas públicas. La televisión se ha ido saturando de temas sexuales y, últimamente, de la homosexualidad. Cuando estos programas, que emanan de las metrópolis “liberales” de las costas atlántica y pacífica, invaden los hogares de familias tradicionales y conservadores, provocan resentimiento e indignación. Ciertamente, Bush cosechó esta reacción en defensa de valores familiares tradicionales –a pesar de que sus cortes del gasto social exponen a muchas familias a presiones económicas aplastantes.

Ambas elecciones demuestran el enorme poder de los medios de comunicación, sobre todo, la televisión. Los mismos medios ayudaron a definir y a limitar muy estrechamente el tema moral, con la ayuda de las iglesias evangélicas conservadoras. Pero ¿no son temas morales también: la miseria en El Salvador y la falta de gasto social? ¿No es cuestión moral –y religiosa –la invasión de Irak y la muerte de civiles ahí, la mentira y la manipulación, los abusos de Guantánamo y la tortura en Abu Ghraib, los contratos de Halliburton y los escándalos de empresas como Enron (cercana al gobierno), la pobreza y el sueldo mínimo congelado, la falta de vivienda mínima y de servicios médicos, el descuido del medio ambiente y los cortes masivos de impuestos para los más ricos?

Por fin, el partido Demócrata de Estados Unidos perdió porque no puede superar su crisis de identidad. Ya que sólo millonarios pueden gastar los miles de millones necesario para una campaña televisada, los demócratas se han convertido más que nunca en otro partido (innecesario) de millonarios –dejando a la clase obrera que queda sin partido. Para ganar elecciones, no compensa apropiarse del “nicho electoral” de la defensa el derecho al aborto y los derechos de “gays”.

Permite que se reelija el gobierno de Bush –tal vez el más extremo en la historia de EE.UU. Con su fundamentalismo neoliberal, conducirá por cuatro años más su jihad en favor de élites y sus megacorporaciones, sin importarle mucho la colaboración internacional, el diálogo con otras corrientes, los derechos humanos elementales y el estado de derecho internacional.

Las dos elecciones de 2004 demuestran que la democracia está en crisis. Los elementos comunes de las elecciones en El Salvador y en Estados Unidos demuestra cómo esta crisis se globaliza.

Dean Brackley

 

 

 

Niña Tina: la rezadora de nuestra tierra

 

   La señora María Ernestina Rivera vda de Rodríguez es una colaboradora eficaz de la parroquia del Sagrado Cristo de Esquipulas, Colón, La Libertad. Sin embargo, para esta bisabuela la trayectoria de servicio viene desde su Chalatenango que la vio nacer pasando por Aguilares hasta su lugar actual de trabajo. En cada celebración de los mártires de la UCA trae el pan de la ofrenda, compromiso de su tiempo en la cafatería de la universidad.

 

   Fue célebre la pregunta del P. Rutilio Grande cuando llegó a la casa preguntando por la rezadora. La hija respondió que ahí vivía. El padre dejó una frase que se repitió hasta el día de hoy: “¿Es una rezadora cohetona?”. El rezo sube a Dios pero puede caer quemado y sin fruto como el palo que ha visto estallar el cohete. Hay otro rezo que sube pero baja cargado de las cosas de Dios y cuando cae en la tierra se llena de bondad, justicia, consuelo, cariño, consejo... de tantos frutos maduros y galanos. Desde la tierra vuelve a subir esa alegría o ese clamor por ayuda hasta el cielo.

 

   La niña Tina no sabía de cohetes pero conocía muy bien  esa oración para que el cipote creciera avispado y según Dios. La plegaria para que el viajante fuera con bien y su camino sin tropiezos, sobre todo, que volviera contento y sin llanto. El rosario que acompaña la finada que había fallecido de mucho vivir pero que tanta falta hacía al resto de la familia. Las letanías consolaban un puño de  lágrimas por el niño recién nacido que no había pegado por ser desnutrido, por la cipota que agarró mal camino y un día se quedó sin camino, por la comadre que de tanto parir se quedó sin aliento y sin dientes, por el compadre que se comprometió y lo cazaron como si fuera animal entre los cañales. Lloró al P. Tilo que un día fue a celebrar la novena de San José y se encontró con la muerte acompañada de un viejo y de un niño.

 

   El rezo de la niña Tina sigue recogiendo multitud de  dolor y tanta  partida de gente, pues, aunque la guerra ya se fue se ha quedado la violencia que es su hermana gemela. Hoy hasta los asaltantes no le hacen nada cuando la ven trajinar de un rosario a otro por la noche porque saben que un día su alabado será de los pocos consuelos que tendrán ante los seres humanos y ante Dios. Dios la cuida para que vaya desgranando su salve y sea un testigo fiel de su presencia en medio de los hijos de los seres humanos. Las charlas, las catequesis y su servicio en la misa terminan de engalanar su alabanza. Gracias por ese rezo que se hace cielo.