AÑO
XXV, No. 542 1-30 de junio 2005
La familia: comunidad de esperanza,
vida y amor
Curiosidades de la justicia estadounidense
La familia: ¿otra utopía que cae?
Fray Cosme: un franciscano en San Pedro
Nonualco
La isla de la felicidad: La globalización
de la fantasía
Congo: relato de un vía crucis
Rafael Palacios: 25 años de su martirio
Fidelidad creadora en seguimiento de Jesús
y al modo de Romero
Abraham: la visita se hace juicio
Curiosidades de la justicia estadounidense
Problemática aprobación del CAFTA
¿Quién Juzga a Estados Unidos?
La justicia estadounidense es, cuando menos, curiosa; hay incontables situaciones
que así lo ponen de manifiesto. Nos queremos referir a una en particular: el
caso del pastor de la Iglesia Bautista Emmanuel, Edgar López Bertrand —conocido
popularmente como el “hermano Tobi”—, quien se encuentra actualmente detenido
por las autoridades estadounidenses. A juzgar por las noticias en torno al caso,
López Bertrand ha sido acusado de haber mentido ante funcionarios de inmigración
de Estados Unidos, con el fin de obtener una visa para una menor que, sin ser
hija biológica o adoptiva suya, fue hecha pasar por tal.
No es el propósito de estas líneas tomar una posición a favor o en contra del
pastor bautista. El punto de partida de estas reflexiones: la obligación, por
parte de las autoridades pertinentes, de hacer que quienes violan las leyes,
respondan por sus actos, independientemente de su ascendencia económica, política,
social o religiosa.
No cabe duda de que está mal asesinar,
violar, robar, traficar con personas y falsificar documentos. Prácticamente,
en todas las sociedades occidentales hay un consenso firmemente establecido
de que esas prácticas deben ser erradicadas y sus agentes responsables castigados,
ahí donde se compruebe su culpabilidad.
Cabe esperar que quienes juzgan los delitos de otros y determinan el
castigo correspondiente no sean reconocidos públicamente ellos mismos como responsables
(o cómplices) de delitos semejantes o más graves.
El pastor bautista ha sido acusado por el gobierno de Estados Unidos, a través
de su oficina de inmigración, de haber mentido ante sus oficiales migratorios
con el fin de obtener fraudulentamente una visa para una menor que no era su
hija. Si el pastor bautista efectivamente
lo hizo, estuvo mal; si se prueba su culpabilidad, deberá ser sancionado como
es debido. El asunto es que el gobierno de Estados Unidos tiene poca o nula
solvencia moral o legal para juzgar a López Bertrand o a otros que, incluso,
hayan cometido peores delitos que el que,
presuntamente, cometió el pastor.
En el caso del líder bautista, ha salido a relucir lo molestos que están las
autoridades migratorias estadounidenses porque él mintió. Tal parece que la
mentira es algo imperdonable para el gobierno de Estados Unidos. Pero, curiosamente,
se trata de un gobierno especialista en mentir.
A otras administraciones gubernamentales no les fue ajena la mentira,
pero para la administración actual es casi una patología. El cineasta Michael
Moore se ha encargado de destapar la mentira que envuelve al gobierno de
Bush hijo: desde sus negocios inconfesables con la familia de Osama Bin
Laden, pasando por el ocultamiento de los intereses del gobierno de Estados
Unidos en la zona del Golfo Pérsico y de Europa central, hasta la proclamación
de que en Irak había armas químicas de destrucción masiva. De hecho, esta ha
sido la mayor mentira, desde la cual se justificó la invasión militar a Irak,
así como la captura de Sadam Husein, que en el pasado había sido aliado de Estados
Unidos.
Michael Moore también ha documentado la habilidad que tiene el gobierno de Bush
para alterar documentos, elaborar documentación falsa y ocultar información.
Tampoco esto es nuevo y los salvadoreños estamos familiarizados con esta
forma de proceder: hasta ahora, ha sido imposible obtener todos los documentos
(además de completos y sin tachaduras) que arrojen luz sobre las relaciones
del gobierno de Estados Unidos con los militares salvadoreños y con los escuadrones
de la muerte, durante los años ochenta. La versión oficial, desde Estados Unidos,
de estas relaciones es una enorme mentira: que no sabían nada, que ellos sólo
asesoraban, pero los militares hacían lo que les daba la gana, que los escuadrones
de la muerte estaban fuera de su control...
En Estados Unidos consideran una afrenta imperdonable que alguien, para cumplir
su sueño de viajar a ese país, mienta a las autoridades migratorias y les entregue
información falsa. Pero, ¿no son también una afrenta imperdonable, esta vez
para la humanidad, las mentiras y la alteración de documentos por parte del
gobierno de Estados Unidos, especialmente cuando ello se traduce en invasiones
militares, muerte e inseguridad? ¿Quién juzga a Estados Unidos?
¿Está cerca la aprobación del CAFTA?
Según las últimas noticias, el gremio textil —uno de los más fuertes en Estados
Unidos— estaría dispuesto a ceder para permitir la ratificación del Tratado
de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica (CAFTA). La senadora
republicana, Elizabeth Dole, representante de los intereses de los empresarios
de textiles, se encuentra con la disposición de apoyar el tratado siempre y
cuando se modifiquen algunas cláusulas comerciales. En ese sentido, Robert Portman,
un funcionario del gobierno norteamericano en materia de comercio exterior,
hará todo el esfuerzo por conseguir que los bolsillos de los pantalones y sacos
exportados de Centroamérica al mercado estadounidense se hagan con insumos provenientes
de Estados Unidos. El trabajo de Portman beneficiaria directamente a la Federación
de Granjeros de Carolina del Norte —uno de los gremios algodoneros más poderosos—
reduciendo una de las tensiones más importantes en el Congreso de Estados Unidos.
Otro
beneficio importante que podría tener el gremio textil norteamericano es el
compromiso de Nicaragua en el sentido de no hacer valer una cláusula que le
permitiría exportar ropa elaborada con materia prima asiática a Estados Unidos.
Dicha cláusula posibilitaría que el país centroamericano utilice millones de
metros cuadrados en tela de origen asiático para elaborar ropa que entraría
libre de aranceles a los Estados Unidos. Si se ratificara el convenio comercial
y Nicaragua utiliza este recurso para aumentar sus exportaciones, asestaría
un duro golpe a los productores y comerciantes de ropa norteamericanos.
Desde que comenzó a negociarse las condiciones del libre comercio entre los
países centroamericanos y Estados Unidos se pudo notar que los primeros eran
los que establecían las normas para la exportación e importación de bienes y
servicios entre los países. Estas normas tienen como trasfondo una gama de intereses
económicos que buscan beneficiar, en última instancia, a las empresas más poderosas.
A pesar de lo anterior, es probable que los países del Istmo obtengan algunos
beneficios del libre comercio con Estados Unidos, pero lo que se busca enfatizar
es la probabilidad de que el tratado arroje a la postre más resultados positivos
para los intereses estadounidenses. En este sentido, resulta innegable que,
durante la negociación del CAFTA, Estados Unidos otorgó algunas concesiones
comerciales que a los países del Istmo.
Existen en el tratado algunas consideraciones especiales que buscan que algunos
sectores económicos de los países más débiles no se vean afectados, al menos
en el corto plazo. Pero, todo parece indicar que esas consideraciones especiales
están por terminar. Esto se debe a que dichas condiciones afectan los intereses
económicos de algunos gremios empresariales de Estados Unidos.
En el primer caso, y tal como se mencionó anteriormente, los bolsillos de los
pantalones y sacos que importe Estados Unidos de la región centroamericana deberán
confeccionarse exclusivamente con insumos estadounidenses. Es decir, los países
del Istmo sólo podrán participar en el proceso de producción de los bolsillos
a través de la mano de obra. Todo el potencial multiplicador en la economía,
especialmente en el sector agrícola, que tendría la elaboración de algodón para
la creación de dichos bolsillos, ha terminado.
Lo anterior resulta irónico al constatar que a inicios de su gestión, Elías
Antonio Saca se comprometió a reactivar uno de los sectores agrícolas más afectados
durante el conflicto armado del país: el sector algodonero. Con la nueva disposición
que impulsa Portman en el congreso estadounidense, sería interesante saber qué
les diría el presidente salvadoreño a aquellos agricultores que se reunieron
con él, el año pasado, cuando inició el proceso de reactivación del cultivo
de algodón.
En el segundo caso, se encuentra Nicaragua. Con el fin de establecer un vínculo
comercial con Estados Unidos, la nación centroamericana está dispuesta a renunciar
a la cláusula citada líneas arriba, aún cuando esto pueda favorecerla. Esto
último busca satisfacer los intereses económicos y empresariales de los gremios
textiles más importantes de Estados Unidos. Además, dentro del comercio internacional,
Nicaragua sería un mercado poco atractivo para las inversiones en el área textil
de origen asiático.
Finalmente, la respuesta a la interrogante que encabeza este escrito es que,
efectivamente ahora, se está más cerca de la aprobación del CAFTA. Lamentablemente,
esto sucede a costa de que los países del Istmo pierdan aún más de lo que ya
habían perdido con las condiciones iniciales del tratado. En otras palabras,
algunos gobiernos centroamericanos, con tal de ver ratificado el tratado, están
dispuestos a entregar todo lo que Estados Unidos pida, subestimando el impacto
social que puede derivarse de dicho convenio
CIDAI
La familia: ¿otra utopía que cae?
En este mes hemos celebrado el día del padre. También ha sido ocasión para que
en varias instituciones se celebrara el día de la familia. Pues, la figura paterna
ha disminuido tanto que conviene completarla con otras ilusiones. Pero no solo
la paternidad parece agonizar sino también la misma realidad familiar. Las causas
parecen múltiples pero el resultado parece terminar en una pregunta. ¿Qué hacer
para recuperar la fuerza de la familia? Esa célula fundamental de la sociedad
como se decía antaño en los análisis sociológicos.
En nuestras sociedades centroamericanas y, en especial, en El Salvador parece
que hemos pasado tres momentos. A mediados del siglo pasado hablar de la familia
era recoger un sin número de nombres. No solo porque habían muchos hijos por
pareja sino también porque teníamos abuelos, tíos, primos, ayas e incluso amigos
que vivían en nuestra casa o pasaban mucho tiempo con nosotros. El gasto se
iba repartiendo, además estaba el consuelo que contaban las abuelas: cada niño
o niña nace con el pan bajo el brazo. Donde comen tres, comen cinco. No se puede
dejar abandonado a alguien que es nuestra propia sangre. Madrina o padrino eran
otro padre o madre si ocurría una necesidad.
Al pasar los años comenzaron a cambiar las relaciones. Cada niño no traía su
pan bajo el brazo ni cuidar a la abuela era fácil, pues, todos estaban trabajando
y no había quien la cuidara. Lo mismo pasaba con los hijos, ya no estaba esa
tía caritativa que se pasaba el día entero con ellos. Ya el abuelo no podía
llevar a los nietos a que dieran un paseo después de haberlos recogido en la
escuela. Ya la prima no podía venir como todos los años a darnos una mano para
poder salir a pasear sin miedo a no encontrar nada al regresar a la casa. Ya
el tío solícito que nos cuidaba en los días de enfermedad había desaparecido.
Teníamos razones para los cambios, decíamos nosotros.
Una fue la guerra. La cuestión política que terminó en conflicto todo lo cambió.
Había que pensar en salir del cantón, de la ciudad o del país, pues, peligraba
la vida del núcleo familiar más cercano. Ni tiempo había para pensar en los
primos o tías que vivían por otros lugares. Tantos muertos en la familia y tantos
parientes desperdigados que ya no sabemos por dónde andan los que se habían
criado cerca de nosotros. Cuando terminó la guerra, brilló el rayito de luz
de la paz. Al poco tiempo, seguimos emigrando ya no por el miedo a quedar en
medio de una batalla, ahora es por la pobreza que se come los zapatos casi sin
ponérselos o que nos deja sin tortilla casi antes de sembrar maíz.
Los que no han emigrado, se han dado cuenta que el pan de la niña viene
acompañado de la salud, de la educación y de tantas otras cosas que nos llevan
a trabajar todo el día y a casi todos los familiares adultos. Los que consiguen
trabajo saben que hay que cuidarlo aunque el salario no alcance ni siquiera
para tomar el autobús. Los que están sin trabajo deben ingeniárselas para lograr
el bocado de cada día. Además, eso que los abuelos no conocieron aunque bien
sabían dónde queda el norte del cantón o cómo guiarse con las ceibas para llegar
al pueblo, hoy no entenderían cómo hacerle para atravesar eso que llaman globalización.
Más todavía, una cultura globalizada donde todo tiempo pasado no fue mejor.
En esos antiguos días, el matrimonio o
los acompañados (aunque vivieran amancebados) eran considerados como personas
viviendo en estabilidad, permanencia y continuidad. Más aún, los padres tenían
una relación con los hijos e hijas que se llamaba filiación. Había una autoridad
parental donde con gozo se cuidaba y se administraba todo en beneficio a los
hijos. Esa vocación era irrenunciable, por eso, se hablaba de paternidad y maternidad.
Parecía inconcebible que se luchara por el derecho de los menores de poder conocer
sus padres.
La migración, los trabajos extenuantes y la cultura globalizada junto con un
machismo recalcitrante han erosionado todo aquello que se llamaba responsabilidad.
En algunos con culpa, en otros muchos sin saber cómo salirse de esa búsqueda
de la sobrevivencia. En los tiempos de la guerra, el que hubiera muchas mujeres
como cabeza de hogar se explicaba que los que combatían eran en su mayoría hombres,
más bien, jóvenes. Pero terminada la guerra estamos viendo que el crecimiento
de los hogares con jefatura de mujer es cinco veces mayor que el crecimiento
de hogares con jefatura de hombre. En estos últimos años llega a medio millón
de hogares dirigidos por mujer. La edad de una tercera parte de esas mujeres
está entre los treinta y cinco y los cuarenta y nueve años. Con otro dolor,
la mayor parte de las mujeres que están responsabilizadas de un hogar no tienen
años de estudio.
Nos hablan que actualmente cerca de 464
mil hogares salvadoreños se encuentran incompletos, falta uno de los progenitores.
Muchas veces, el padre.
En estos hogares se calcula que viven 919,635
niños, de ellos, el 50% no reciben apoyo económico de sus padres. Recordemos
que nos dicen que para hacer “vivir” a un niño o a una niña se necesita tener
un salario adicional básico para darle de manera modesta alimentación, educación,
salud, vestimenta, recreación... y por eso que la Procuraduría General de la
República y el Órgano Judicial están haciendo grandes esfuerzos para que, al
menos, ya que no quieren reconocer a los hijos que paguen las cuotas de alimentación
para que sobrevivan.
Si entramos en el reglón del cariño hacia la prole nos damos cuenta que los
abusos, las violencias familiares o incluso las violaciones sobre las menores
sigue ascendiendo. El silencio no deja precisar los datos pero las secuelas
claman por doquier. Anteriormente se decía que una persona conocía la depresión
a partir de los 20 años. Hoy se habla de niños o niñas deprimidos en el jardín
de infancia. Varios poetas cantaron sus odas a esa edad infantil donde la inocencia
iba de la mano con la alegría, y lo lúdico se abrazaba con la paz. Hoy esa edad
infantil, en muchas casas, ha conocido la violencia, con lo terrible de su multiplicación.
Esos niños se vuelven jóvenes reproductores de esos dinamismos que tanto daño
le han causado. Las dificultades del aprendizaje tienen, en muchas ocasiones,
las huellas de un maltrato o los vestigios de un rechazo.
Los datos estadísticos de los matrimonios disfuncionales, aunque no se divorcien
o simplemente se separen, siguen creciendo. Las bellas declaraciones de amor
de los noviazgos hoy se vuelven querellas interminables, donde los hijos son
utilizados como boomerang contra el otro cónyuge o ellos sufren lo que uno de
sus padres no puede hacer contra el otro. A la anemia infantil provocada por
el hambre se está uniendo la anemia de afecto y de ternura.
Sin embargo la celebración del día del
padre nos vuelve a invitar para seguir reconstruyendo esa fuerza inicial del
cariño que hace abandonar padre y madre para unirse con esposo y hacer una sola
carne. Esa carne unida se ve en el hijo o en la hija. Ese cariño compartido
se hace terreno fértil para que los vástagos conozcan que otro mundo es posible.
Esa alianza con Dios sigue consolidando la esperanza donde el infierno no son
los otros, así sean de mi propia sangre sino que el cielo son los otros, así
sean también mis prójimos.
Celebrar el día de la familia es relanzar ese pequeño micro cosmo para
que recupere su grandeza, prestigio y fuerza de crear futuro. Conocer la vida
y el amor desde el vientre materno es prepararse para seguirlo cultivando a
lo largo de la vida, muchas cosas han cambiado pero sigue intacto ese deseo
profundo de conocer el amor. Mejor aún, dejarlo aposentar en todos los momentos
de nuestra existencia. La paternidad irresponsable ha hecho muchos estragos,
la responsable puede hacer crecer de tal manera que tengamos la experiencia
de poder gustar la vida porque sabe sabrosa y alimenta. Animamos a los padres
a que sean auténticos y profundos papás y mamás, al mismo tiempo que trabajan
y cuidan para ser entrañables esposos. En una palabra hombres capaces de asumir
el camino de la responsabilidad como otra manera más de ser fieles y amorosos.
Así la familia recuperará esos aires natales, esa reforestación de las relaciones
amistosas y esa alegría sencilla del que ha hecho de su familia un
lugar donde Dios los ha seguido haciendo para siempre a su imagen y semejanza.
Fray Cosme: un franciscano en
San Pedro Nonualco
Para los veinte años de su martirio, Carta a las Iglesias, publicó un artículo sobre
Fray Cosme Spessotto
, pues, su nombre
no aparecía entre los nombres de los mártires de El Salvador. La lista fue enviada
al Vaticano por la Conferencia Episcopal Salvadoreña. El 14 de junio del 2000,
la comunidad franciscana abría oficialmente el proceso de beatificación y canonización.
Después de veinticinco años de su muerte, su rostro sigue mostrando el camino
abierto por Francisco de Asís. La oración de San Francisco muestra los cuatro
amores de fray Cosme que hoy se han vuelto alabanza al Señor y son parte del
badajo de la Iglesia de San Juan Nonualco cuando hacen resonar el Ave María
del mediodía y de las seis de la tarde.
Cuatro disparos quisieron acabar con los cuatro amores de fray Cosme. Tres de
ellos fueron llamados amores “blancos”, pues, amaba la hostia blanca de la Eucaristía,
amaba la mujer vestida de blanco como el sol, la Inmaculada Virgen María y amaba
al hombre vestido de blanco, el Papa sucesor de Pedro. El cuarto amor viene
vestido de rojo porque es su clamor que llega al cielo como defensa de su pueblo,
de su gente y de su parroquia. Todos ellos los aprendió de Francisco de Asís,
todos ellos los cultivó en su oración ante el Crucificado.
Francisco, ve y repara mi casa
Es conocida la narración donde vemos al joven
Francisco de Asís, convaleciente de una enfermedad, caminando entre el
olivar. Llega a la pequeña capilla de San Damián. Allí oyó la voz del Crucificado
que le dijo esas palabras. Francisco comenzó a recoger las piedras que serían
la letra de esa petición. Hasta que se dio cuenta que no solo la letra de las
piedras le pedía Jesucristo sino también el espíritu de las piedras vivas.
El joven Santos (Sante en italiano) no escuchó de la misma manera la voz pero
sí tuvo la experiencia de la invitación que le hacían. Entra con los franciscanos
en el convento de San Pancracio Barbarano (Italia). Al recibir el hábito cambió
su nombre: Cosme. Este santo es uno de los primeros mártires de la Iglesia.
Ese nuevo nombre lo acompañó para siempre
como su hábito que le hacía recordar el servicio que quería hacer. Nace su deseo
misionero que se dirige a China. Pero no pudo ir por la situación de guerra
y de la política que se estaba viviendo en ese país. China se vuelve El Salvador.
El cuatro de abril de 1950 llega al puerto de La Unión y de ahí va a San Pedro
Nonualco. Nunca más dejó ese puerto de llegada.
Fray Cosme empieza la reconstrucción de la iglesia, lo mismo hará en San Juan
Nonualco donde es enviado y donde hoy está enterrado como piedra viva de su
parroquia. El templo le permitió tener a esa Hostia que en su silencio escucha
la plegaria de todos los que llegan hasta él. Pero el templo también eran las
casas que visitaba, los cantones que recorría, las catequesis que predicaba.
Ese fraile que nunca se quitó su hábito como muestra de que su templo era su
parroquia entera que lograba seguir cuidando y trabajando a través del Santísimo
que le recordaba incesantemente: “Cosme repara mi casa que es la casa de todos”.
Las florecillas de Francisco
En el caminar de Francisco descubrió que todos eran hermanos y hermanas. Hasta
la “hermana muerte” que conduce a la vida definitiva es vista con esa ternura
que no esconde la verdad. Una mujer le dio rostro materno a ese Dios. Así la
poesía se vuelve plegaria y los versos maneras de hablar con Dios. María permite
meditar desde el corazón donde se guarda el cariño que hace ver de otro modo
la realidad, la vida y las relaciones. Nos deja ver a Dios en todas las cosas.
Fray Cosme llevaba sus votos de religioso guardados en su corazón pero los ponía
en práctica como servicio a la gente. Esa mujer sencilla, acogedora y de gran
servicialidad le permitía hacer de su casa parroquial un lugar donde la gente
sabía que se encontraría con una respuesta amable. Pero, sobre todo, respondiendo
sacerdotalmente a las necesidades de su gente. Ella le ayudó a nutrir su voz
con el silencio del encuentro con Dios que veía llegar a su puerta con cada
petición que tocaba en diversas horas y en diversos momentos.
Francisco y el Papa
Hasta el cine ha mostrado un Francisco que llega a Roma para pedirle audiencia
al Papa y poder mostrar la novedad de ese servicio a la iglesia. El pobre de
Asís se encuentra en medio de una riqueza que no acaba de entender pero un cariño
que guía. Suelen decir que el Papa se sintió conmovido con ese pobre que predicaba
por los mercados, las plazas, las ciudades y por todos lados. Ese hombre que
ayudó a que la iglesia siguiera siendo popular. Las catedrales contaban, en
sus piedras, las obras de Dios y de sus Santos. El pobre de Asís, con el nacimiento,
en medio de los pobres y necesitados hacía vivir y sentir en carne propia que
el proyecto de Dios era para los pobres, los excluidos y para todos aquellos
que puedan sentirse abandonados o huérfanos de los otros seres humanos.
Fray Cosme tenía claro que la Iglesia es madre y es de todos. En la Iglesia,
la gran utopía es que todos somos hermanos y debe cuidar a todos como hijos.
Por eso, la Iglesia tiene que estar por encima de las partes, incluso en conflicto,
para ser lugar de diálogo donde se buscaran conjuntamente la solución a los
problemas de la nación. La opción es por el evangelio, una buena noticia que
abre un camino novedoso donde todos los que sufren, los que son tratados indiscriminadamente
o conocen la muerte descubren que hay una palabra de aliento, de renovación
y de victoria. La vida, la verdad y el amor son más grandes que la mentira,
el egoísmo y la muerte. Por eso, defender a la gente es defender a la Iglesia
y a Jesucristo.
Los estigmas de Francisco
Muchas interpretaciones se han dado de las marcas que Jesús le concedió a Francisco.
Las llagas de Jesucristo que cuenta su vida, el reino predicado y la muerte
para alcanzar la victoria también se encarnaron en ese Francisco que seguía
a su Maestro aun en la letra de su camino. Francisco quiere tanto a ese que
lo había invitado a reparar la Iglesia que su cuerpo también se hizo compañero
del amor. Así como después rezaría, dentro de tus llagas, escóndeme, Francisco
supo entrar en ellas para estar cerca de su Amado. Las llagas también unieron
sus voces al gran cántico de la creación.
Fray Cosme también conoció estos estigmas. Sus “llagas” eran cada uno de sus
feligreses. Sus historias, sus heridas, sus búsquedas también eran acogidas
por este fraile fiel a su ministerio. Dentro de su pobreza no tenían grandes
medios para defender a su gente, a esa parroquia que era su familia, solo su
gran cariño. Por eso, recorría todos los lugares y también las cárceles y hospitales
porque sabía que su gente estaba conociendo de cerca la pasión. El que nunca
quiso alejarse del Crucificado tampoco podía dejar de acompañar a los que pasaban
por su nuevo vía crucis. Tan de cerca iba con su gente que las llagas se hicieron
realidad un día. Cuatro disparos quisieron acabar con su vida, murió murmurando
el perdón para resucitar con ese que había hecho de la cruz un paso de la vida
y del amor. Hoy, Fray Cosme rodeado de los feligreses que cuidó, es el testigo
fiel y prudente que entorna su canto de alegría y paz. Las campanas siguen tocando
el Ave María, en cada golpe se escucha la voz de aquel fraile, el pobre de Mansué
que hoy resucita de San Juan Nonualco.
la globalización
de la fantasía
Las utopías son grandes sueños que nos hacen despertar la fantasía. Soñar es
el modo de hacer posible los deseos irrealizables, o mejor dicho sólo los que
sueñan pueden tener esperanza.
Imaginemos que construimos un sueño que le pondremos por nombre: la isla
de la globalización. Esta isla tiene su apellido: la nueva sociedad red.
El lema para nuestra isla es: “buscar la felicidad a toda costa”. Nuestro credo
será: “lograr el mayor grado de satisfacción o felicidad posible para el mayor
número posible de personas”.
Nuestro modo de vivir será tal que nadie puede dudar que puede expresar sus
opiniones y participar en la construcción de esta isla. Nuestras decisiones
las vamos a tomar democráticamente, todos tienen libertad de expresar sus opiniones
y sus pensamientos. Todos tenemos derecho a soñar. Este proyecto es tan humanista
que se puede fusionar con el humanismo cristiano.
Nuestro proyecto se irá fortaleciendo si todos participamos en esta búsqueda
del tesoro: “la felicidad”. Lo importante es lograr el convencimiento de todos
los habitantes de la isla que estamos siguiendo el mejor camino posible.
Evidentemente, nuestro proyecto será posible si se impone el deseo y la satisfacción
de la mayoría. Ya sabemos que siempre habrá una minoría que no estará de acuerdo
y que vamos a tratar de convencer. Pero en esta isla todos tenemos que ser felices.
Aún aquellos que tengan la tardía sospecha que la felicidad es una fantasía
fabulosa.
Si logramos que la mayoría se sienta feliz, tan feliz que no se de cuenta de
su miseria, nuestra isla va ir creciendo. Si alguien se siente triste, es importante
que se conecte a la red, que pueda disfrutar de los beneficios de la tecnología,
que se sienta importante, que pueda descubrir el maravilloso mundo de la fantasía
de la sociedad multimedia. Así desaparecen las nostalgias y las tristezas.
Es lógico que la satisfacción de la mayoría es la suma de las satisfacciones
o la suma de los placeres individuales, esta sí es la verdadera felicidad. Es
suficiente que la estrategia tenga efecto para que no se sospeche que entre
los satisfechos habrá un pequeño grupo que tendrá las mayores ventajas. Pero
como la mayoría estaremos satisfechos, no hay otro proyecto que sea tan loable
como buscar la felicidad humana. Si por casualidad hubiera alguien que comenzara
a cuestionar nuestra isla, es simplemente un pequeño problemas de medios de
comunicación. Podremos recrear una vez más la burbuja de la isla de la fantasía,
¡perdón!, la isla de la globalización. Mostraremos ciudades, arte, poesía, deporte,
todo mundo tiene derecho a estar informado de los avances y los últimos descubrimientos
de la ciencia, etc. Predicaremos la felicidad y nos sentiremos satisfechos de
ser verdaderos filántropos y humanistas.
Nuestro modelo de sociedad es el mejor y el más realista, sabemos que
la felicidad en plenitud es cosa del más allá, pero seremos felices en la medida
de lo posible en el más acá. Ya sabemos que si estamos satisfechos 6 de 10 habitantes
de la isla, los 4 restantes tienen que aceptar las reglas del juego, porque
de lo contrario tendremos que imponernos a como dé lugar. Si fuéramos menos
los que estamos felices y satisfechos, tenemos que ingeniárnoslas para que los
insatisfechos piensen que están felices. El arte consiste en hacerlos pensar
que están felices. El truco está en hacerlos pensar que piensan, pero lo que
piensan es la isla de la fantasía que todos llevamos en nuestro interior.
Si hubieran sediciosos y disconformes, es preferible que mueran unos pocos por
salvar la felicidad del mayor número posible de los habitantes de la isla. Nadie
puede acusarnos de genocidio, ni de autoritarios, pues la felicidad bien vale
el sacrificio de unos cuantos para que siga siendo realidad el sueño de los
ciudadanos de la isla.
Se nos ocurre pensar que esta pequeño relato tiene algo que ver con la realidad.
Sin embargo, la realidad no es un sueño, tampoco una fantasía, aunque muchas
veces nos quedamos con una fotografía de lo que ocurre en nuestra isla. Atreverse
a pensar habitar una isla diferente es asumir el riesgo de cruzar el océano
para hacer posible la isla de los inconformes, perdón, el continente de los
insatisfechos, de los que son peligrosos porque están soñando no una isla diferente
sino gestar un nuevo mundo maravilloso que no consiste en la isla de la fantasía
sino un nuevo continente, cimentado en la verdad, en la realidad al desnudo
para darle contenido a los sueños y los idealismos, el nuevo mundo que queremos
construir es el mundo de los que sueñan la felicidad no de los multimedia, sino
de los seres humanos con carne y hueso, de los que tienen necesidades verdaderas,
sentimiento y deseos que no son la simple felicidad gratificante individual.
El nuevo continente será el verdadero mundo maravilloso no con el ropaje del
cristianismo sino con la fuerza del nazareno que abrazó los enfermos, comió
con los hambrientos, se sonrió con los niños y les reconoció igual en dignidad.
El nuevo continente que queremos construir no es el continente de las imágenes
de lugares paradisíacos que aparecen en los multimedia, sino el continente de
la naturaleza viva y rebosante, en donde el canto de los pájaros no es una imitación
por muy perfecta que sea de los sonidos cibernéticos que se trasmiten por los
impulsos electrónicos de la técnica.
No queremos una felicidad, tampoco un humanismo que esté dispuesto a sacrificar
la vida de un hombre o una mujer inocente para que vivamos en la burbuja. Queremos
un mundo nuevo donde todos tengamos el pleno sentido y reconocimiento de igualdad
de dignidad aunque haya las diferencias fascinantes de género, culturas y edades.
El
nuevo continente que queremos es el continente que no se asuste de enfrentar
el dolor, el sufrimiento y el malestar personal de los demás. Este nuevo mundo
es el mundo que vence el mal con el bien, la razón está preñada de la sensibilidad
y la solidaridad. Nuestro lema no es la felicidad para el mayor número sino
la felicidad de todos los habitantes del continente. Nuestra estrategia no es
la demagogia, ni tampoco la retórica para hacer olvidar los fracasos, el dolor
y el sufrimiento, sino argumentar con la verdad y convertir la realidad en el
argumento más convincente para medir el alcance de nuestras metas.
No queremos una isla de la fantasía sino un continente de una nueva humanidad
donde los límites de la seducción no se conviertan en motivo de la imposición.
En el nuevo continente, los inconformes serán profetas y los insatisfechos serán
la brújula que nos indiquen en el momento preciso que hay que hacer un alto
en el camino y buscar el sur para seguir la ruta que nos hemos trazado.
Se antoja pensar salir de la isla y surcar el océano para encontrar la tierra
firme y construir realidades que todos soñamos pero que no son sólo fábulas
y fantasías.
German Rosa Borjas, s.j.
La función humanizadora de la familia consiste en ayudar a cada uno de sus miembros
a entender, asumir, desarrollar y vivir, aquellos valores y elementos que constituyen
lo específicamente humano, en su dimensión más positiva y realizante: el amor,
el cuidado, la voluntad de estar juntos, la compasión solidaria, el respeto
a la dignidad de la persona. Desde la perspectiva cristiana – historizada en
los contenidos del Concilio Vaticano II y de Medellín– lo humano se cultiva
en la familia en la medida en que ésta se convierte en formadora de personas,
educadora de la fe y promotora del desarrollo social. Así lo entendió y enseñó
también Monseñor Romero:
“No quiero evitarles, queridos hermanos, de conocer (...) lo que los obispos,
reunidos en Medellín, dijeron de la familia, porque es necesario que ese Concilio
Vaticano que se hizo Latinoamérica en Medellín, lo conozcamos las familias latinoamericanas.
Hizo una síntesis bella la reunión de Medellín, al decir tres frases de la familia.
En América Latina la familia tiene que ser: Formadora de personas, educadora
de la fe, promotora de desarrollo” (Homilía,
31 de diciembre de 1978).
La familia humaniza amando
La familia humana tiene que formar personas, personalidades, lo cual quiere
decir, dice Medellín: ‘La presencia e influencia de los modelos distintos y
complementarios del padre y de la madre (masculino y femenino), el vínculo del
afecto mutuo, el clima de confianza, intimidad, respeto y libertad, el cuadro
de la vida social con una jerarquía natural pero matizada por aquel clima, todo
converge para que la familia se vuelva capaz de plasmar personalidades fuertes
y equilibradas para la sociedad’ ¡Cómo quisiéramos padres de familia que fueran
como José! ¡Cómo quisiéramos madres como María, y como quisiéramos hijos como
Jesús! ¡Cómo quisiéramos tener las recias personalidades de José, María y de
Jesús, que no se doblegan ante las adulaciones o las amenazas! Que saben decir
como Jesús que su pan es hacer la voluntad del padre. Que son ante todo, valores
humanos (Homilía, Ibid.).
La familia humaniza respetando y valorando
al otro
Cuando el hijo obedece, sobre todo cuando es grande se ve tan hermoso; un hombre
ya obedeciendo a otro hombre porque es mi papá, mi mamá. Como suena sagrada
esa palabra en los labios del hombre, y como suena también de autoridad casi
divina, el mandato de un hombre, tal vez un campesino, a su hijo que ya tal
vez es un profesional y que el profesional con toda veneración, respeta. Es
un culto. El sabe más que el campesino padre, sin embargo, él sabe que la autoridad
que él tiene, viene de Dios. Así como el papá también sabe que el hijo tiene
una vida que Dios se la ha dado y entonces hay respeto, hay un sentido religioso,
hay un culto (Homilía, Ibid).
La familia humaniza con la convivencia
generosa y el encuentro unificador
(La familia)
fundada por el Creador. Sabe el hombre
que es buen miembro de la familia; el esposo que es fiel a su esposa y no la
traiciona, que traicionarla es también un acto casi de sacrilegio porque está
traicionando una fidelidad que se la debe no a una mujer sino a Dios. Es entonces
cuando la relación familia recobra ese bello sentido que dice el Concilio también
al hablar de la familia: ‘Fundada por el Creador, la comunidad conyugal que
es comunidad de vida y de amor, nace ante la sociedad de un acto humano por
el cual los esposos se dan y reciben’. Ese es el matrimonio: darse. ‘Yo, fulano
de tal, me entrego y prometo serte fiel. Yo fulano de tal, te recibo y me entrego’.
Entregarse y recibirse es algo tan santo que sólo Dios, autor de la vida, puede
permitirlo y bendecirlo (Homilía, Ibid.).
La familia humaniza abriéndose al misterio
de Dios
(La familia) educadora en la fe. Esto es la dimensión eclesial. ‘Los esposos
cristianos son para sí mismos, para sus hijos y demás familiares, cooperadores
de la gracia y testigos de la fe. Son para sus hijos los primeros predicadores
de la fe y los primeros educadores, y deben inculcar la doctrina cristiana y
las virtudes evangélicas a los hijos (...) y realizar esta misión mediante
la palabra y el ejemplo, de tal manera que gracias a los padres que precederán
con el ejemplo y la oración en familia, los hijos y aún los demás que viven
en el círculo familiar encontrarán más fácilmente el camino del sentido humano,
de la salvación y de la santidad (Homilía, Ibid.)
¿Qué sería de la familia si faltaran estas
dimensiones éticas?
Cuando la familia deja de ser formadora de personas (por falta de preparación
de los padres, por “falta de tiempo”, por el desprestigio de algunos padres,
etc.), cuando deja de ser educadora de la fe (por falta de evangelización, por
el dualismo de fe y vida, por reducir la fe al devocionismo, etc.), cuando deja
de ser promotora de las virtudes sociales (por el egoísmo personal y familiar,
por la violencia social, por la asimilación del individualismo, etc.); aumentan
los conflictos familiares, la paternidad irresponsable, la violencia intrafamiliar,
la infidelidad conyugal, la discriminación de la mujer, el machismo, la falta
de amor, el irrespeto a los derechos humanos de la familia. En este sentido,
Monseñor Romero no obviaba los problemas concretos de la familia tal y como
se daban en su tiempo. Los veía con toda su crudeza, pero sin dejar de ser misericordioso
y esperanzador al enfrentarlos:
“¡Cuántos matrimonios en conflicto! ¡Cuántos esposos adúlteros! ¡Cuántos hijos
degenerados! ¡Cuánta juventud perdiéndose en el vicio, en vez de alimentarse
para el futuro en grandes ideales! ¡Cuántas familias destrozadas! ¡Cuántas angustias
de desaparecidos! ¡Cuánto dolor en aquellos cadáveres ambulantes de las mazmorras
de nuestras cárceles, torturados, flagelados horriblemente, injustamente desaparecidos,
muertos vivos de nuestra propia patria! Esta es la imagen de un pueblo al cual
se podría acercar Dios (...) y decirle a Moisés nuevamente: mi pobre pueblo
salvadoreño, el pobre pueblo que se ha apartado de los caminos de la felicidad
que yo le tracé. Y un retorno es lo que se impone, hermanos”
(Homilía, 11 de septiembre de 1977).
Un
retorno (vuelta al sentido cristiano) se impone decía Monseñor. Y otro mártir
–el padre Ignacio Ellacuría– refiriéndose al contenido y sentido del “retorno”
en el ámbito matrimonial, planteaba que habría que hacer de la relación conyugal
“el lugar ideal para llevar a su culminación el amor al prójimo como
a sí mismo y, desde este amor, al amor de Dios sobre todas las cosas”. Ahora
bien, para que esto sea así, es necesario
hacer de la familia un lugar propicio para la convivencia a base de respeto
y diálogo, un lugar propicio de afecto y cuidado del uno para con el otro, un
lugar de honradez y compromiso con el entorno en el que uno vive. Es un amor
que no termina en la puerta de su casa. Es un amor que ha de proyectarse no
sólo en la pequeña familia, sino en la familia humana. Monseñor Romero lo formuló
de la siguiente manera:
Nadie se casa sólo para ser felices los dos. El matrimonio tiene una gran función
social, tiene que ser antorcha que ilumina a su alrededor, a otros matrimonios,
caminos de otras liberaciones. Tiene que salir del hogar el hombre, la mujer,
capaz de promover después en la política, en la sociedad, en los caminos de
la justicia, los cambios que son necesarios y que no se harán mientras los hogares
se opongan. En cambio, será tan fácil cuando desde la intimidad de cada familia
se vayan formando esos niños y esas niñas que no pongan su afán en tener más,
sino en ser más, no en atraparlo todo sino en darse a manos llenas a los demás.
Hay que educarse para el amor. No es otra cosa la familia que amar y amar es
darse, amar es entregarse al bienestar de todos, es trabajar por la felicidad
común
(Homilía, 7 de octubre de 1979).
Carlos Ayala Ramírez
I parte
Debemos
solidarizarnos con la República Democrática del Congo en África que tiene una
historia de sufrimiento. No es solo presentar un calvario sino tratar de detener
un genocidio. Presentaremos en varias partes, todo este camino de cruz vivido
y que siguen viviendo los congoleños. Nos apoyamos en un trabajo que quiere
mostrar todo este proceso de muerte.
¿Guerra civil, conflicto étnico o invasión?
Los Gobiernos de Uganda y Ruanda intentaron desde un principio camuflar su invasión
al Congo para que internacionalmente no se les acusara. Para ello gestaron la
creación de varios grupos de “rebeldes” congoleños –entre los que se hallaban
antiguos mobutistas–. De esta manera podrían declarar que sus tropas no estaban
presentes en territorio congoleño sino que la guerra en el Congo se trataba
de una guerra civil entre congoleños.
Los grupos más importantes son el Movimiento de Liberación del Congo (MLC),
de Jean Pierre Bemba; la Reagrupación Congoleña para la Democracia (RCD o RCD-Goma,
también llamada Coalición Congoleña para la Democracia –CCD o CCD-Goma–), de
Azarías Ruberwa; y la Unión de Patriotas Congoleños (UPC), de Thomas Lubanga.
Había y hay muchos más grupos, y con una evolución compleja de uniones y separaciones
y cambio de líderes entre ellos, por eso lo simplificamos.
El MLC es aliado del Gobierno de Uganda, el RCD-Goma del de Ruanda y la UPC
inicialmente estaba vinculada al de Uganda pero se ha mostrado cercana al de
Ruanda en otras etapas.
La vinculación entre estos grupos rebeldes con los Gobiernos de Uganda y Ruanda
es conocida hace tiempo. Por ejemplo, en el primer informe del Grupo de Expertos,
al hablar cómo se saqueaba el coltán del Congo, se dice: “… Desde fines de
noviembre de 1998, las fuerzas rwandesas y sus aliados de la CCD organizaron
el transporte de ese mineral a Kigali…”
Más adelante expone un ejemplo de cómo operaban conjuntamente: “…Un desertor
de la CCD que había participado en algunos saqueos declaró al Grupo de Expertos
que los soldados rwandeses se dirigían sistemáticamente a los bancos locales
tan pronto como conquistaban una ciudad. En muchos casos, utilizaban a los soldados
de la CCD para recoger el dinero, mientras que los que estaban armados rodeaban
el banco. Por ejemplo, el Banco Kisangani, sucursal del banco central, recibió
una visita de personal de la CCD acompañado de soldados rwandeses…”
Los
métodos usados por estos y otros grupos “rebeldes” no distan mucho de los usados
por las tropas de Ruanda y Uganda. Los autores de este genocidio son en conjunto
todos ellos. Veamos algunas citas en informes de Naciones Unidas.
En un informe que presentó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos al Consejo de Seguridad, se dice: “La MONUC, el ACNUDH y
la Relatora Especial de la Comisión de Derechos Humanos sobre la situación de
los derechos humanos en la República Democrática del Congo han documentado que
se siguen cometiendo en el país violaciones masivas de los derechos humanos,
especialmente en las zonas controladas por los rebeldes de la Coalición Congoleña
para la Democracia-Goma (CCD-Goma), el Movimiento para la Liberación del Congo
(MLC) y la Unión de Patriotas Congoleños (UPC)”.
Luego concreta “Las víctimas informaron de varios casos de mutilación, seguidos
de actos de canibalismo. El equipo especial de investigaciones entrevistó en
Beni, Butembo, Mangina, Oicha y Erengeti
a más de 500 desplazados internos. Según los testimonios, las violaciones más
comunes de los derechos humanos fueron ejecuciones arbitrarias, violaciones,
desapariciones forzadas y personas desaparecidas, en particular niños, tortura
y malos tratos y más de 100 casos de secuestro de personas utilizadas para trabajos
forzados…” Téngase en cuenta que esta cita se refiere a lo ocurrido en tres
meses (de octubre a diciembre de 2002) y sólo en una zona concreta.
En otro párrafo aclara: “El nombre de la operación militar prevista fue “destrucción
total” (“effacer le tableau”). Presuntamente, su propósito era que las fuerzas
del MLC/CCD-N fueran de aldea en aldea destruyendo todo lo que cayera en sus
manos. Aparentemente se observó a algunos soldados que vestían una camiseta
que tenía impresa la frase “destrucción total”, lo que sugiere todavía más que
la naturaleza de la operación fue premeditada cuidadosamente. Los soldados de
esa fuerza confirmaron que habían sido enviados por Jean-Pierre Bemba (MLC)
y Roger Lumbala (CCD-N). La fuerza estaba integrada por una combinación de ex
soldados de las Fuerzas Armadas Rwandesas oriundos de Equateur, que sólo hablaban
lingala, y otros reclutas provenientes esencialmente de Isiro y en menor número
de Ituri (aunque se pudo identificar a algunos soldados que hablaban ugandés
y portugués). También había otros tres subgrupos, que se llamaban a sí mismos
Rayo, Dragón y Tigre. Los llamados “destructores” habían recibido la orden de
atacar en el doble eje de las ciudades de Mambasa y Erengeti, a fin de reagruparse
en Beni y capturar todo el territorio controlado por la CCD-ML”.
Más tarde llega a unas interesantes y lógicas conclusiones: “De la información
que he presentado, se observa que en la República Democrática del Congo se siguen
cometiendo con impunidad violaciones generalizadas de los derechos humanos.
Seguirá siendo necesario que el Consejo de Seguridad ejerza toda la presión
posible sobre el Gobierno y los demás beligerantes y quienes les apoyan en el
extranjero, especialmente Rwanda y Uganda, para poner fin de inmediato a las
violaciones de los derechos humanos y la cultura de impunidad y proteger activamente
a la población civil en las zonas que se encuentran bajo su influencia y control.
Insto al Consejo de Seguridad a que active los medios para hacer comparecer
ante la justicia a los responsables. Algunas de las personas cuyos nombres se
mencionan en el presente informe han sido ascendidas a una categoría superior
por la CCD-Goma, en anticipación a la reunificación de las Fuerzas Armadas Congoleñas.
Otros oficiales, en particular del MLC y de las fuerzas gubernamentales, también
han sido nombrados en el presente informe. Se debe tratar de impedir su integración
a los procesos posteriores a Pretoria hasta que su situación se haya aclarado
mediante un proceso judicial o una investigación creíble. Se debe considerar
que todos los comandantes son responsables de las violaciones graves cometidas
por los combatientes que se encuentran bajo su control. Se deberá considerar
seriamente la posibilidad de establecer una comisión internacional de investigación
a fin de examinar las violaciones graves de los derechos humanos cometidas por
todas las partes”.
La demanda de que se investiguen quienes son los responsables del genocidio
y que se les lleve ante los tribunales parece la conclusión más lógica y además
algo que el Consejo de Seguridad debería haber hecho desde el principio. Este
informe es del año 2003, con cinco años de guerra y varios millones de muertos.
¿Cómo es posible que deje pasar tanto tiempo y tantos muertos, y no haya intentado
siquiera formar un tribunal para juzgar a los responsables de este crimen contra
la humanidad?
Los últimos responsables, por lo menos así se puede deducir por lógica, han
de ser los Presidentes de Ruanda, Uganda, Burundi y los líderes de los grupos
rebeldes. Luego estarían los otros mandos de estos ejércitos y soldados concretos
que hayan destacado por su crueldad. Además sería importante que se investigaran
los actos de todos los grupos armados implicados en el conflicto, a fin de aclarar
responsabilidades. Finalmente se han creado algunos órganos que estudian estos
actos como la Corte Penal Internacional, el Observatorio Nacional de Derechos
Humanos y la Comisión de la Verdad y la Reconciliación.
Es de destacar que hay muchas más citas en otros muchos informes de Naciones
Unidas –y muy anteriores a este- en donde se establece claramente que los líderes
del MLC y RCD–Goma son responsables de este genocidio y de actos concretos de
torturas y asesinatos indiscriminados así como su vinculación clara con los
Gobiernos de Uganda y Ruanda. Ciertamente, el Consejo de Seguridad decretó en
la resolución S/RES/1493, de 28 de julio de 2003, un embargo de armas en la
zona, ¡pero incluyendo al propio país agredido: la R. D. del Congo! Y nos consta,
por diversos informes de grupos de la sociedad civil congoleña, que el embargo
apenas se está haciendo efectivo sobre los agresores, incluso en algunos casos
diversos grupos de la sociedad civil congoleña han acusado a los cascos azules
de la MONUC (Mision de Naciones Unidas en el Congo) de negarse a inspeccionar
ciertos lugares en donde ellos sospechaban (o habían descubierto) que los ruandeses
estaban ocultando armamento para transferirlo al RCD-Goma. Se dan estas circunstancias
en momentos en que al mando de la MONUC está el señor Williams Lacy Swing, diplomático
de los EEUU. ¿Casualidad?
Las riquezas de la R. D. del Congo.
La R. D. del Congo es un país enorme (España, Portugal, Francia, Alemania, Suiza,
Italia, Polonia y parte de Rumanía juntas), en el centro del África Negra, con
frontera a 9 países vecinos. Dentro de la estrategia militar es un país clave
para “controlar” África por esta situación.
Por otra parte el río Congo posee entre
el 40% y el 50% del agua de toda África, con la importancia que esto supone
a corto y largo plazo. En algunas zonas el río Congo llega a tener más de 15
Km. de ancho.
La presa hidroeléctrica de Inga, si tuviera construidas todas sus fases, produciría
la electricidad suficiente como para abastecer al cono sur de África. Con varias
centrales hidroeléctricas en el río.
Congo podría abastecer de electricidad a toda África (al menos hasta que el
consumo de electricidad se dispare).
Además el este del Congo es una zona extraordinariamente rica en recursos minerales,
en cantidades a veces sin igual en el planeta: oro y diamantes en cantidades
exuberantes. Las reservas de coltán y casiterita más importantes del mundo.
Petróleo aún virgen en el noreste, gas natural del lago Kivu, uranio, cobre
(segundo en importancia tras Chile), cobalto (las mayores reservas del planeta),
abundancia de minerales raros (germanio, euripio, niobio, thorio...).
Todo esto hace que la R. D. del Congo sea un país de especial importancia para
el futuro de África.
Rafael Palacios: 25 años de su martirio
Al cumplirse 25 años del martirio del Padre Rafael Palacios queremos presentar
un escrito suyo que nos permita recoger su pensamiento y su trabajo en las comunidades.
Una vez más, en la Iglesia del Calvario de Suchitoto se tuvo la misa que recoge
todo el recuerdo y la promesa de ese mártir.
¿Qué significa tener el Espíritu?
Se constata la existencia de cristianos
fieles a ciertas leyes, es decir, practicantes, pero que no tienen el Espíritu
Santo.
Participar del Espíritu Santo quiere decir
“ser cristianos de espíritu y no de forma”. Esto es lo que se nos exige para
ser cristianos, no de palabra, sino de vida. He aquí nuestro problema. Es natural
que esto significa un camino lento, pues todos estamos sujetos a caídas, a periodos
de cansancio.
Los Apóstoles habían recibido toda la enseñanza
de Jesús, sabían del interés de El en hacer conocer su Buena Nueva. Pero después
de su muerte, por miedo o porque no sabían qué hacer, habían caído en un desinterés.
Parece que todo había caído en el vacío, pero cuando vino el Espíritu Santo,
las palabras se hacen fuego y ellos se sienten como transformados, impulsados
por una fuerza desconocida que les empuja aun arriesgar sus vidas.
¿Qué sucede? Que la acción del Espíritu
Santo nos hace semejantes a Jesús, como dos gemelos o hermanos que se parecen.
Semejanza no física sino en pensar como, en actuar como, en mirar el mundo y
los hombres como.
¿Quiere decir que todos pensaban igual?
¡No!
Igual cosa sucede hoy entre nosotros. Pero
por el Espíritu podemos amarnos y estar unidos, sin pensar lo mismo.
Es una riqueza la diversidad de pensamiento,
el pluralismo como se da en el campo humano y sin embargo florece la unidad.
¿Cómo es posible la unidad en la diversidad?
Mediante una crítica creadora y constructiva.
Desechando la crítica ácida o malediciente.
En una Comunidad Eclesial de Base no debe
confundirse lo uno con lo otro, de lo contrario se da la confusión y es prácticamente
imposible la convivencia.
La crítica constructiva es obra del Espíritu
Santo que anima las Comunidades Eclesiales de Base.
El Espíritu Santo empujó a los apóstoles
hacia fuera como los hijos empujados por el viento.
Esto quiere decir que la preocupación de
las Comunidades Eclesiales de Base es asumir el Evangelio, no del mismo modo,
pero debemos preguntarnos:
¿Qué hemos hecho con el Evangelio?
Debemos sentir profundamente la acción
de estudiar al Espíritu Santo, hacerlo nuestro, meditarlo...
(Estos son apuntes encontrados entre las
cosas del padre Rafael Palacios)
Fidelidad creadora
en el seguimiento de Jesús
y al modo de Romero
Han pasado 25 años, el pueblo salvadoreño y la iglesia universal perdimos a
un hombre especial aquel 24 de Marzo del 1980. No sólo los Marzos hay que detenerse
ratos largos a beber de nuestra mística que se nutre del doble pozo de fe y
de lucha que recorre la historia de este sufrido y esperanzado pueblo. Porque
somos llamados a vivir todo el tiempo
con la conciencia en pie, no mutilados del espíritu y eso necesita tiempo de
militancia, de servicio y también de reflexión que madure los errores del pasado
para corregirlos y valore los aciertos para potenciarlos. Somos pueblos llamados,
convocados desde Medellín a continuar haciendo nuevo el continente y el ser
humano en la esperanza de resucitar a dignas condiciones de vida. Y lo hemos
de hacer en el seno de modelos económicos, políticos y culturales que globalizan
la lógica de los intereses de los poderosos sobre la subsistencia y la solidaridad
de los pueblos empobrecidos. Jesús cautivó a Monseñor Romero como Dios, desde
el mundo bíblico, viene seduciendo el corazón sensible de quienes se dejan tocar
por la herencia profética, para recrear relaciones de igualdad y justicia en
su pueblo, sin eufemismos ni sacralizaciones de ninguna marginación.
El camino está allí: la opción de Jesús por los pobres
En una homilía escuchaba que había que mirar este momento de la historia como
la relación entre Jesús con Nicodemo, quien buscaba a tientas cómo había
que nacer de nuevo. Es hermoso si se trata de dejarnos asombrar, sorprender
para encontrar en los valores de Jesús luces para las legítimas interrogantes
humanas de Nicodemo, para hacerle llegar al discipulado por su propia libertad,
iluminada por la fe descubierta. Y quizá entonces, cosas mayores haremos tras
las huellas del Dios vivo quien en palabras de Isaías
“nunca apaga la mecha que humea”. Toda nueva vida por gratitud a su entrega
tendríamos que descubrirla por los caminos de fidelidad que tantos hombres y
mujeres mártires nos han señalado, incorporando los aportes de todos, pues,
la amnesia no ayudaría a avanzar en ese “revertir la historia en dirección de
los oprimidos” en que Ellacuría utópicamente iluminó los diversos compromisos
de muchos.
En Monseñor Romero encontramos un modo que sin duda debió ser el de Jesús, el
del amor, el cariño y reconocimiento de la dignidad de todas las personas; no
dudamos ahora de que esas actitudes pastorales entrañaron un suave y vivo amor
por la Palabra de Dios, de donde se fortaleció la radicalidad por la misión
de Jesús, lo cual despertó un dinamismo apostólico que encuentra los caminos
donde no nos perdemos. Solo el amor dice un cantor, “alumbra lo que perdura”
y sólo él no se queda nunca inactivo. Por eso, la tradición Joánica nos interpela
a todos: “nadie nunca ha visto a Dios, pero que si nos amamos unos a otros,
Dios permanece en nosotros, y su amor se dilata libremente entre nosotros” 1Juan
4,12. La opción por los pobres nace
del amor solidario de Dios en la encarnación de Cristo mismo, por eso la teología
si es cristiana no puede pactar con ninguna forma de opresión o de exclusión.
Esa teología que redescubre que Dios “ha hecho buenas todas las cosas”
no le tiene miedo a problematizarse, pues, sabe que no hay recetas para las
encrucijadas de la historia, pero también respeta
y sabe estar en el ritmo histórico que los pueblos viven, sin violentarlo
para hacerle dar más de sí, porque ha nacido de él.
Tras las huellas de los sueños de Dios
Hace 25 años el mejor profeta, humilde y sincero, que hemos tenido, nos dejó
un modo de participar y acompañar de los nuevos signos de los tiempos: converger
con los sueños de otros y otras sin dejar de ser, cada uno y cada una, lo que
es y ojalá con la mayor plenitud posible. La Biblia misma, “es el libro de
los sueños de Dios” (cf. Rafael de Sivatte S.J.). En ella descubrimos cómo
a Dios le gustarían las relaciones ideales entre los pueblos y entre las personas
que son de un mismo pueblo. Israel sintió cómo Dios le acompañaba a lo largo
de su historia en momentos y situaciones
difíciles “a veces de felicidad, a veces de dolor, a veces de exilio, a veces
de apogeo y euforia nacional”.
Se trata de conocer, mejor aún, dejarnos conmover para analizar mejor y asumir
en la fe toda esta realidad en clave de dignidad, “liberación y misericordia”
(Jon Sobrino S.J). La teología sigue buscando y encontrando entre los pobres
y los mártires, sus raíces, sus alas y sus posibilidades históricas. Tiene preguntas
que hacer para dar razón de la esperanza desde las víctimas a causa de la pobreza,
la violencia, la marginación por razón de ser además de pobres, indígenas, mujeres
o afroamericanos. Teología de la liberación que ayer y hoy se problematiza,
buscando dar razón creyente de los ventanales que hemos de seguir o abrir a
la realidad. Los cristianos y cristianas hemos de ser como el caracol de las
voces de la historia no contada, voces retadoramente llamadas insignificantes,
como nos compartía Gustavo Gutiérrez, descalzándose en esta tierra suya
y santa de Romero, en la de Semana de Teología en la UCA.
De sus restos en catedral a su presencia
en la historia
Las víctimas en todos los desastres por
naturaleza o por injusticia estructural, nos posibilitan revertir nuestra
acciones, desde las siempre nuevas reacciones a que nos mueve la misericordia,
desde la cotidianidad de la historia, y como decía nuestro querido mártir jesuita
Amando López, construyendo frente a las estructuras de pecado, estructuras
de gracia.
Sabemos que hemos de asumir la herencia
de nuestros mártires actualizando su acción y su pensamiento, y eso no se improvisa
ni es ni debe ser, tarea de pocas personas. A muchos no les gusta que hablemos
de conversión de nuestra Iglesia al
Reino de Dios, ¿acaso no es ya santa?, eso sería olvidar lo que la teología
Patrística supo confesar ese misterio de la iglesia en su santidad popular y
también en su pecaminosidad, la llamaron sin miedo “santa meretrix” y
lo uno no quitaba lo otro.
Nos queda el desafío de seguir su testimonio
de compromiso cristiano de Romero, que se supo tan humano y
tan de Dios, fervoroso amante del misterio de Su Iglesia y de los pobres, nos lleve
a nacer de nuevo en este tiempo de difícil construcción de una plural cultura
de paz, que nos una su amor por los pobres y su reconocimiento de la acción
de Dios en la historia para encontrar los caminos a seguir. Estamos convocados
a realizar las nuevas síntesis de fe y justicia que hay que vivir,
reflexionar, para seguir escribiendo en el papel y en la historia por
supuesto. Que nos anime la memoria de la indignación cristiana -parresía- para
animarnos a asumir el conflicto sin perder con toda la historia vivida en diversas
tradiciones, la vocación a dar razón de la fe, a vivir la fraternidad, la esperanza,
la mutua confianza, la paz y la justicia que brotan de nuestra fe.
Nos
invitó a pasar de ser masa a ser pueblo de Dios
Debemos perder el miedo a reconocer que esta pascua cristiana de la resurrección,
anhelada por Romero y reconocida por la espontánea expresión de su santidad
popular, nos haga pasar de una voluntad de liberación más filosófica y política
a una evangélica que no deje de lado la inclusión en la sociedad y en las iglesias,
reconociendo la riqueza de esa diversidad.
Su memoria nos exige trascender los pequeños mundos familiares, comunitarios,
partidarios e institucionales, pues muchas veces nos pueden dejar anclados en
respuestas egoístas. Por eso nuestro obispo mártir, en múltiples ocasiones,
nos exhortó a creer en esa trascendencia que no sólo cobija la historia sino
que la invita a la unidad. De allí su llamado, a no ser masa sino pasar a ser
pueblo que nos configura como pueblo de Dios, cobra una vigencia y resonancia
que su palabra siempre hizo sentir.
Realicemos
la esperanza de Jesús y de Romero
El rostro de dios que se hace nube que cuida y guía el camino de su pueblo,
como en ese éxodo de la liberación, nos llama a compartir la responsabilidad
de asumir la historia que nos transforma en ciudadanos y cristianos capaces
de responder al reto que suscita esta hora en que vive nuestro país, incluso
en sus más densas noches obscuras.
Que su ejemplo de amor a su Iglesia, su
apertura ecuménica, su diálogo con quien sea, para dar vida y dignidad a nuestro
pueblo nos mueva a todos a retomar y discernir esos signos de los tiempos en
la vida personal, comunitaria, apostólica, institucional, y política, pues nuestro
pueblo demanda ocuparnos con seriedad de las situaciones que le afligen y que
en ello no temamos las vetas ideológicas se puedan “mezclar” en su evangélica
opción preferencial por los pobres (Puebla No. 1142).
Romero es un gran ejemplo de encontrar
juntos, con respeto mutuo, horizontes de fraternidad, justicia y solidaridad
donde otros solo vieron callejones sin salida y donde brille la esperanza que
ha sido el don más profundo que nos ha dejado el amor de Jesús crucificado y
resucitado en las personas y en los pueblos que anhelan plenitud de liberación.
Suyapa Pérez Escapini
Yo pensaba escribir un artículo sobre la Pastoral Universitaria y sus actividades
a mitad de año, de improviso me cayó una llamada que aceleró mi mañana y mi
corazón, Juan Pablo Sánchez (JP) había muerto.
JP (así le gustaba que le dijeran) es de
esos hombres que dejan huella. Hoy que se nos adelantó a “la casa del Padre”,
es bueno recordarle, por eso dedico estas líneas a ese “ser humano” lleno de
vida y amor. “La Pasto” como gustaba llamar a su trabajo en la UCA, no puede
entenderse sin JP.
Lo que continúa es una carta que debía recibir hoy. Algunas cosas han sido omitidas,
pero lo nuclear de la misma se mantiene.
San Salvador, 13 de junio 2005
A JPS2:
Holaquerido JP (me da alergia llamarte así). Pero bueno a ti te gusta que te
llamen así. ¿Qué te cuento? Pues mucho y nada primero te voy a dar un repaso
de lo que sucede en este país que tanto quieres (jejejejeje).
Primero ya sabes todo este mundo complejo de paisito. Ya sabrás que nos estuvimos
a pura alerta “arcoiris” (porque pasábamos de amarillo a verde a rojo, bueno,
era un semáforo). Como imaginas, anduve
con los de la radio por varios lugares en el mismo día. Vi lugares que realmente
viven eternamente en alerta y yo queriendo ser como Indiana Jones.
De ello te puedo decir que, sin hacer mofa como otros hacen, “Adrián” (así le
pusieron al bendito huracán) pasó sin pena ni gloria por estos lados. Hubo expertos
de todo y los supermercados hicieron su agosto en mayo. Una vez más quedó demostrado
que no estamos preparados para desastres.
Luego está tu amado FMLN, eso esta yuca papá, mirá que hubo otra fuga de gente
de las filas rojo y blanco. No sé, la
verdad sigo creyendo que el Frente comprueba que no quiere ganar nada, su única
estrategia es esperar a que “las Arenas sean cubiertas” por el mar de fracasos
que se van sumando.
Porque no te creas que el otro partido lo hace mejor. En estos días varias encuestas
indicaban que “Tony” tiene casi un 7 de nota global de aprobación.
La verdad creo que esa nota deberían dársela al equipo de relaciones
públicas. Que bárbaros, son buenos, no hay día que no me levante y escuche,
vea o lea lo maravilloso que es este país desde mayo del año pasado. Que donde
todos los gobiernos anteriores (perdón...recuerdas también eran de ellos) fallaron,
ellos están teniendo éxito.
El problema es que tus amigos del Frente en vez de estar preparando su proyecto
de nación alternativa, se encuentran enfrascados en una batalla interna que
los desgasta y hace que ARENA (si bien no crece) no disminuya sensiblemente
su fuerza. Ellos que tanto critican la ortodoxia de las políticas neo-liberales
no dialogadas con todos los sectores, terminan aplicando la ortodoxia de la
ideología sin diálogo con todas las corrientes.
Pero bueno, quedemos aquí por ahora, ya te mandaré otro reporte ChNN (Chambres
News Network).
En cuanto a la “pasto” (que cursi me oigo), que te digo, bueno ya voy a salir
de ella (algunos ya dieron gracias y harán peregrinaciones de agradecimiento).
Viene Goyo (¿te acuerdas? Creo que lo hará mucho mejor que yo, es más a ese
estilo tan tuyo, tan cercano y menos burócrata, más humano, menos frío).
Y es que hermano tú dejaste marcada esta vaina. Nunca pude encontrar el justo
medio entre el “ogrito” que soy y el “hombre bueno” que eres tú. No sé como
hacías pero a todos y todas tenías contento.
No sé si era ese aire de bondad que irradiabas o la sonrisa siempre gratuita
que regalabas. Lo que sí es cierto es que eres un hombre demasiado bueno, siempre
te dije que era difícil reemplazar a alguien como tú. Nunca lo pretendí, pero
quisieron ponerme una camisa que yo nunca quise llevar.
¿Qué más? Al menos ya volvieron a juntarse como grupo, creo que Goyo los entiende
mejor, yo siempre fui el que venía en reemplazo tuyo y eso créeme amigo no es
fácil. Yo creo que el grupo surgirá
de nuevo. Te cuento además que ya tendrán un lugar mejor para reunirse y trabajar.
¡Al fin hermano! Ojalá esté listo cuando vengas (Aquiles me dijo que vendrías
en noviembre) y le eches la bendición (ya después te explico). Se me olvidaba,
existe otro grupo, pequeño de estudiantes que se reúne como pastoral. Son más
pequeños, pero tienen un gran espíritu. En julio tendremos un taller de liderazgo
ignaciano con apoyo de la Universidad de Cali. Estarán jóvenes de Nicaragua
y Guatemala.
Por otro lado amigo mío perdona que no te hubiera escrito antes. Hay tanto que
decirnos. Si te contara mi hermano. A veces me hace falta la sana competencia
que teníamos, aunque tú siempre me dejabas ganar, el sentir un amigo, alguien
que te rete, ¿recuerdas cuando nos sentábamos a pensar el guión de “mi gorda
bella”, como fregábamos con la “Chiqui, Chiqui”, o esas conversaciones tan profundas
sobre las clases de tu “tata” Jon y las discusiones sobre cuerpo Paulino, los
apuntes de Historia, las tertulias sobre las Tesis de Comillas? ¡Qué tiempos!
¿Recuerdas las cenas de pescado seco y arroz con coco? Que cosas que sucedían
en nuestra casa, tus “homilías nocturnas”, los cuentos continuados cuando hablabas
dormido, ese tu gorro para dormir a 34 grados centígrados, y qué decir de tus
canciones ya sabidas de antemano, combinado con mis ronquidos estéreo... pues
sí mi hermano, como ve, se le extraña.
En estos días me encontré con Víctor, tomamos café y platicamos de muchas cosas.
La verdad es que estuviste presente. Nos acordamos de ti mucho y extrañamos
unas líneas tuyas de vez en cuando (la olla le dijo al sartén, jejejejejeje).
Tú cuando seas “general” por favor acuérdate de los mortales, no será difícil,
tienes una memoria prodigiosa, no por lo cabezón y calvo que eres, sino porque
curiosamente, tú tienes memoria cordial, esa que tenía María, “la que guarda
en el corazón”. Esa memoria que no son imágenes o ideas, sino experiencias.
El amor es la mejor memoria y quizás por eso no te es difícil hacer memoria
de tus amigos y amigas. Por eso quizás la gente se acuerda de ti con tanta facilidad.
Porque como se diría en griego (¿para apantallarnos verdad?)
H agaph oudepote piptei (1 Corintios 13, 8).
Y tu siempre mi hermano has sido mensajero del amor de Dios (uy ya me hacen
decir cosas cursis), mejor me despido pronto o me dará alergia.
Bueno mi querido amigo, ahí nos seguimos escribiendo, eso espero. Dios que siempre
te acompaña te cuide, y tú reza por mí. Ya te contaré en otra ocasión alguna
cosa más.
Tu amigo y hermano, Elías.
Post data: Gracias hermano, sé que en el seno del Padre has leído estas líneas.
Tú me has enseñado en tu vida y en tu muerte a pasar por la vida buscándole
la entraña al mundo. Ojalá aprenda a mirar el mundo con esos ojos tuyos que
buscaron mirar siempre un poco más allá, un poco más lejos, esos ojos que
hoy nos miran desde el cielo. HASTA SIEMPRE MI AMIGO.
Abraham: la visita se hace juicio
Abraham conoce la luz cuando escucha la promesa. Conoce las tinieblas cuando
el Faraón le quita a Sara. Pero le falta seguir conociendo el camino de Dios.
Estando en su tienda, en pleno calor del día le llegan unos visitantes, unos
desconocidos, unos extranjeros. En pleno medio día la promesa de un hijo va
a realizarse. Él los acoge, les da pan, carne y los hace reposar. No conoce
la xenofobia sino la filoxenia, el amor a los extranjeros.
La primera anunciación de la Biblia es mostrar que una nación que será bendición
para el resto de naciones, recibe el regalo de un hijo que es anunciado por
extranjeros. Abrir la puerta a los extranjeros y recibir un hijo se muestra
como camino para encontrar a Dios. Abraham escucha la noticia por los labios
de esos hombres distintos de su pueblo. En esa noticia también Dios habla, ellos
se vuelven “ángeles” que significa, mensajeros.
Sara se ríe, pues, a esas alturas de la vida, siendo viejos, un hijo era imposible.
Nada es imposible para el Señor, esta frase también la dirá un ángel a una joven
llamada María. Estos ángeles, hombres sin nacionalidad, después de estar con
Abraham continúan su camino a Sodoma y Gomorra. Pero en esas ciudades no los
reciben, incluso se lanzan contra ellos como si fueran presas de una cacería.
Jesús nombrará Sodoma y Gomorra a las ciudades que no reciben la “visita” de
Dios. Ellas son ciudades opulentas, ricas que se cierran en sí mismas porque
se sienten saciadas y terminan ejerciendo violencia contra el extranjero y contra
el pobre.
Hoy estas denuncias nos evocan comportamientos
y prácticas sexuales adjudicadas a Sodoma y Gomorra. La Biblia nos dice que
hay otra cosa. No se habla de personas sino de ciudades que están contra un
“ángel” (la imagen ideal de otra persona), es decir, muestran el síntoma de
un sistema. Hay una civilización que procede de esa manera donde las “abominaciones”
del cuerpo son la última fase de toda una serie de cerrazones, resistencias
profundas que no acogen el paso de la vida. Abraham defenderá estas ciudades
ante Dios regateando hasta diez justos para salvarlas. No se encontraron. Pero
habrá un justo
que salvará a todas las ciudades.