UCA

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas



Revista ECA

© 1996 UCA Editores



           A propósito de la propuesta del FMLN



     El contenido económico social de la propuesta del FMLN

no debe soslayar otro aspecto igual o más importante

aún. Una perspectiva de análisis es si la propuesta

en cuestión tiene coherencia interna, si es viable

técnicamente, si existen recursos para financiarla. De una

u otra forma, estos problemas podrían resolverse una vez que

el partido llegue al poder, pero antes es preciso llegar.



     En cualquier propuesta política y, especialmente,

cuando se trata de una con contenido económico social, antes

que detenerse a discutir su lógica o sus tecnicismos,

importa considerar si tiene sujeros reales dispuestos a ejecutarla,

ya que, de muy poco sirve una propuesta, por excelente que sea, si

carece de sujetos. Desde esta perspectiva, la propuesta del Frente

no es criticable, puesto que, efectivamente, cuenta con los sujetos

necesarios para llevarla a cabo. Los sujetos de la propuesta del

FMLN parecen ser los empresarios capitalistas.



     Cabe preguntarse, entonces, si al FMLN le corresponde elaborar

propuestas para tales sujetos. ¨Y por qué no? Se

podría arguir y añadir: si se busca ser gobierno de

El Salvador, hay que elaborar una propuesta para todos.

Formalmente, parece tener sentido tal argumentación. Sin

embargo, "toda la población" no pasa de ser un ente

abstracto, en razón de que ésta está

conformada por diferentes sectores sociales, los cuales poseen

diferentes intereses y por ello, precisamente, es que se torna

necesario optar preferentemente y el Frente tal parece que opta por

los empresarios capitalistas, aunque no lo explicite. Y es

aquí donde se encuentra un grave error: ¨a qué

partido preferirían estos empresarios como gerente del

proyecto, a ARENA o al Frente? La respuesta es obvia.



     En segundo lugar, hay que considerar con atención la

visión político ideológica que subyace en la

propuesta, puesto que ella estaría definiendo la

especificidad del Frente como partido político, es decir, lo

que lo diferenciaría de ARENA, del Partido de

Conciliación Nacional, del Partido Demócrata

Cristiano, del Partido Demócrata, etc., y es lo que, por

otro lado, atraería el apoyo o el rechazo de los electores.

De esto dependería, en último término, su

acceso al poder, la razón última de cualquier partido

político.



     La propuesta del Frente no parece distinguir entre aceptar las

reglas impuestas por el sistema y aceptar el sistema mismo. Es

decir, el Frente debiera optar preferentemente por los sectores

populares y, en consecuencia, proponer algo realmente alternativo

al modelo neoliberal y no simplemente ofrecer þun nuevo arreglo de

la misma melodíaþ.

     En tercer lugar, políticamente, el Frente ha

caído en su propuesta en algunos errores como consecuencia

de una concepción política errada. Da la

impresión que busca ser "potable", ya que, a su juicio, para

algunos sectores no lo es. En esto último, el Frente

está en lo correcto, porque ningún partido

político puede ser þpotableþ para todos los sectores. El

error consiste en que al busca su þpotabilizaciónþ renuncia

a su naturaleza esencial: ser un partido de izquierda radical en su

concepción política e ideológica. Radical no

en la connotación vulgar del término, sino en el

sentido de buscar atacar la raíz de los problemas. Este

radicalismo tiene razón de ser en la actualidad, ya que

nuestra sociedad continúa clamando a gritos por cambios

radicales, lo cual exije y justifica la presencia de un partido con

estas características. 



     Prueba de que hay un error en su concepción

política sería el hecho de que en las elecciones

pasadas, cuando recién se salía del conflicto

político-militar -con todo el lastre que esto significaba

para el Frente en aquél momento, pero no por su

visión político-ideológica, sino por sus

formas de lucha-, los electores lo colocaron como la segunda fuerza

política del país, pese a todas las fallas de su

campaña y a los presuntos fraudes del partido oficial. Esto,

obviamente, no se explica porque el Frente se presentara como un

partido "potable" para todos, sino precisamente porque se lo

veía como una alternativa de gobierno para los sectores

populares.



     En consecuencia, más que renunciar a ese contenido

esencial y a su imagen de entonces, el Frente debería

esforzarse por profundizar dicho contenido y por proyectar mejor

esa imagen. Esto es más importante todavía cuando se

considera que el partido en el poder es claramente anti popular, lo

cual, seguramente, se traducirá en una disminución

del número de sus electores; pero éstos

podrían ser captados por otros partidos electoreros,

gangueros y demagógicos -como algunos de los recién

constituidos-, si el Frente persiste en su postura de izquierda

moderada. ¨Moderada por quién?



     La búsqueda de "potabilización" puede acarrearle

más costos que beneficios al Frente, ya que podría

reducir el caudal de los votos populares de sus antiguos

simpatizantes así como también entre otros sectores

populares que urgen propuestas radicales. En cambio, entre aquellos

para quienes busca ser þpotableþ puede que no encuentre nuevos

votantes, ya que nunca podrá llegar a serlo en realidad.

Nunca le creerán que ha cambiado de piel, aunque

efectivamente lo haga. En consecuencia, ¨qué sentido tiene

el negarse a sí mismo?



     Y eso es, precisamente, lo que se desprende de la propuesta

del Frente, "Economía productiva con desarrollo humano", la

cual está muy bien, pero para los de "en frente".



     Finalmente, se pueden señalar algunos puntos y

sólo algunos a partir de los cuales se podría

þtrabajarþ una plataforma política de izquierda radical:

promocionar a los informales urbanos, así como a los

empresarios pequeños y medianos; promocionar a los

campesinos, así como a los agricultores pequeños y

medianos; promocionar a las comunidades urbanas y rurales;

promocionar las cooperativas, ya sean asociaciones o sociedades,

urbanas o rurales, de producción, comercio o servicios;

promocionar a la mujer para que participe más activa e

igualitariamente en los diferentes ámbitos de la vida

nacional; promocionar a las organizaciones no gubernamentales y

velar por su eficiencia y compromiso solidario con los sujetos

antes mencionados. Una plataforma como ésta debe ser

elaborada y consensuada a partir de propuestas concretas de los

diferentes sectores populares, que no sólo conoce

cuáles son sus problemas, sino también sus posibles

soluciones. Por eso mismo aquí no podemos señalar

medidas específias, sino tan sólo identificar sujetos

y objetivos.



     Los seis puntos anteriores implican, obviamente, una nueva

concepción de la labor del gobierno de cara a la

consecución del desarrollo socio económico de las

mayorías populares. Su labor estaría centrada en

promover la planificación local, regional, zonal y nacional

y en coordinar los esfuerzos de la sociedad popular, en la cual las

organizaciones no gubernamentales desempeñan un papel de

primer orden. Esto no significa, por supuesto, que el gobierno

desatienda financieramente el proceso, sino tan sólo el no

comprometerse en aquellas tareas que estas organizaciones pueden

hacer mejor que él.



     Otros elementos que habría que tomar en cuenta en la

elaboración de la plataforma serían: promocionar a

los empleados públicos y privados, mediante su

calificación y recalificación, y velar porque se

respete la legislación laboral, nacional e internacional -

cuando se trate de convenios internacionales, suscritos por el

país-; generar una conciencia ecológica y evitar por

todos los medios legales que continúe la degradación

del medio ambiente, así como procurar su recuperación

-la labor primordial en este campo correspondería a las

organizaciones no gubernamentales-; combatir la evasión

tributaria para incrementar la recaudación fiscal que

posibilite la promoción de los sectores populares,

así como otras tareas sociales indelegables por parte del

gobierno; gobernar de manera honesta y transparente, recuperando el

patromonio público mal habido y enjuiciando a los

responsables sin considerar cuándo se cometió el

delito y hasta donde lo permitan las leyes; combatir el crimen

organizado y la delincuencia común, y generar las

condiciones necesarias para prevenir esta última; los

empresarios capitalistas se regiran por las leyes del mercado, para

lo cual se propiciarán las condiciones necesarias para una

sana competencia, entre sí y con las empresas extranjeras.



     Si para entonces aún existieran algunos activos

públicos, cuya privatización sea socialmente

aceptable, se crearían empresas bajo la modalidad de

sociedades cooperativas con propiedad tripartita: popular,

gubernamental y empresarial capitalista. La propiedad accionaria de

estos tres sectores sería igual e invariable. En el caso de

los activos públicos ya privatizados se determinaría

si hubo irregularidades en el proceso de privatización y si

ésta se comprobasen, el proceso se revertiría. En

este caso, podrían crearse sociedades cooperativas bajo la

modalidad anterior, si esta es la forma más favorable al

interes nacional, en términos de beneficios sociales.



     Aquiles Montoya