UCA

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas



Revista ECA

© 1996 UCA Editores



Comentario Revista Estudios Centroamericanos (ECA), No. 571-572,

mayo-junio de 1996

                    De crisis y soluciones





     Cuando el crédito se expande desmedidamente es

señal inequívoca de que la economía se

encuentra al borde de una crisis de realización y cuando

el crédito ha operado con altas tasas de interés,

no debía de existir duda alguna de que la economía

se encamina hacia un grave colapso, si no se toman las medidas

pertinentes, por supuesto.  



     La explicación a la anterior afirmación es

relativamente sencilla. La expansión desmedida del

crédito nos indica que la sociedad ha consumido más

allá de sus posibilidades económicas reales y si

adicionalmente, un elevado volumen de ese consumo se ha realizado

con tarjetas de crédito u otros instrumentos de

crédito que elevan desmedidamente los precios nominales,

de por sí ya bastante altos, es claro que esas deudas no

sólo no podrán ser canceladas, sino que el volumen

futuro de las ventas se contraerá.



     ¨Quiénes serán más responsables de la

anterior situación? ¨Los que contrajeron los

créditos, persuadidos por los mecanismos del mercado, el

consumismo, la imitación, la publicidad, las facilidades

crediticias, o quiénes otorgaron los créditos de

manera irresponsable, motivados por el afán desmedido de

vender y obtener macro-beneficios?



     Adicionalmente, es importante reparar en que el mercado

doméstico de bienes prescindibles es relativamente

reducido, ya que, dada la exagerada concentración del

ingreso existente en nuestra sociedad, los consumidores efectivos

de los automóviles del año, de

electrodomésticos, de vestuario de marca, de los servicios

de los restaurantes, de las viviendas caras, etc., son muy pocos,

aunque suficientemente importantes como para mantener la balanza

comercial deficitaria; sin embargo, los que aspiran a vivir como

clase media alta son muchos, pero no tienen capacidad de pago.

De allí que al abrirles las puertas del consumo al

crédito, se desbocaron comprando y ahora no sólo

no pueden pagar, sino que ya no podrán seguir comprando,

porque ya no son sujetos de crédito. Esto, obviamente, es

un problema estructural y, consecuentemente, no puede ser

resuelto con medidas "mágicas" de política

económica, ni por el más "pintado" de esta

disciplina fenoménica. 



     Por otra parte, la situación anterior ha sido

agravada por la ilusión del mercado en lo que al llamado

precio del dinero respecta, ya que si existe liquidez financiera

y la tasa de inflación tiende a disminuir, ¨por qué

se mantienen tasas de interés desproporcionadamente

elevadas en relación a la tasa de inflación?

¨Será acaso que para "el mercado financiero" resulta un

excelente negocio contraer deudas en el exterior, donde las tasas

de interés son mucho más bajas,

aprovechándose internamente con el diferencial? ¨O

será acaso que la nueva oligarquía -con intereses

en los tres sectores principales de la economía- busca

centralizar aún más el capital, induciendo a la

quiebra a las fracciones capitalistas no oligárquicas? ¨O

será que la ingerencia estatal, vía encajes,

orientda a contener la inflación y a mantener la

obediencia al Fondo Monetario Internacional es la causante de la

crisis?



     Igualmente, el mercado evidencia todo su desencanto en la

asignación óptima de los recursos, ya que mientras

el agro agoniza y la industria manufacturera implora

protección, la construcción cuenta con casas

deshabitadas, los importadores de vehículos organizan

subastas, el comercio se queja de falta de comprandores, pese a

las ofertas del día de la madre, del padre, del maestro

y de San Alá, patrono de los mismos, los restaurantes

cierran o reducen personal, los bancos no encuentran qué

hacer con tanto dinero y preparan sus ejércitos de

abogados para proceder a los embargos y para hacer nuevos

negocios con los cooperativistas ingenuos que se acojan al pronto

pago, ya que terminarán también siendo embargados

y expropiados de sus tierras.



     Sin embargo, las cuentas macroeconómicas están

muy bien -al menos eso dicen los doctos en economía y

también los menos doctos-: la inflación está

controlada, el tipo de cambio es estable, el déficit

fiscal es manejable y la balanza de pagos es superhabitaria. Y

si no fuera porque la balanza comercial es deficitaria, lo cual

refleja el absurdo comportamiento interno en lo externo, ya que

consumimos más de lo que producimos, casi

estaríamos de acuerdo, pero resulta que este es un

problema muy grave como para no mencionarlo y aunque, por ahora,

no se sienta su impacto, gracias a los "pobre-dólares",

en la medida en que no se aproveche de mejor manera la abundancia

de divisas y se desarrollen las exportaciones, el impacto futuro

de este desequilibrio será mayor.



     Pero el segundo gobierno de ARENA cree que es un

éxito y el caso salvadoreño se presenta como modelo

y ejemplo en el mundo del Fondo Monetario Internacional y del

Banco Mundial, ya que ARENA, incluso, habría logrado

reducir la pobreza. Eso dicen sus funcionarios y los datos

así lo confirman de manera objetiva: una familia urbana

cuyo ingreso familiar mensual en 1995 fue igual o superior a

2,202.8 colones no es pobre; a la familia rural, en cambio, le

bastan 1,603.4 colones mensuales para salir de la miseria. Aunque

claro, resulta muy difícil, sino es que imposible,

encontrar una familia urbana de cinco miembros en promedio que

logre vivir dignamente con tan sólo 2,202 colones

mensuales; sin embargo, las familias que tienen estos ingresos

no son pobres y punto. Oficiamente, esa es la verdad y cualquier

otra cosa que se diga, no sólo es falso, sino que es

irresponsable. A sus asesores chilenos, por nacimiento o

adopción, les haría bien estudiar al menos los

rudimentos de economía política para que vieran

más allá de sus narices.



     Ahora bien, para que los empresarios no vayan a terminar

pensando que el gobierno no honra "sus promesas", éste se

olvida de la magia del mercado, de la cual dícese ser un

fiel creyente y anuncia un programa de inversiones

públicas, que asciende a más de mil millones de

colones, con lo cual se retorna a las prácticas

intervencionistas, puesto que el gobierno busca reactivar la

maltrecha economía, pero ¨qué pasó con el

mercado y el dinamismo empresarial? ¨No era que el Estado no

tenía que inmiscuirse en la economía? 



     Y renegando de las bondades de la competencia para generar

la eficiencia, se retrasa la desgravación arancelaria,

¨Por qué el gobierno sigue protegiendo a los ineficientes?

¨Por qué mantiene el reintegro del 6 por ciento a las

exportaciones no tradicionales? ¨Por qué exime a las

importaciones de bienes de capital del pago del IVA? Esas son

prácticas desleales, así no puede funcionar bien

el omnisapiente mercado. Y por si alguna duda existiera de que

el gobierno es muy permeable y comprensivo ante las demandas de

lo empresarios, los complace con la depreciación acelerada

de los activos físicos y la eliminación de los

impuestos sobre las ganancias del capital. ­El pobre capital no

debe pagar impuestos, éstos, que los paguen los pobres

pobres! 



     Y para que los grandes empresarios comiencen a olvidar la

anunciada recesión, se incrementan las líneas de

crédito para las empresas micro y pequeña, las

realizadoras y demandantes principales de la producción

capitalista en grande. Si después no pueden pagar, porque

no logran vender, porque la demanda está contraída,

el efecto deseado ya está conseguido y las empresas micro

y pequeñas encontrarán alguna forma para

arreglárselas. Si su condición habitual es estar

mal, qué mal les hará estar un poco peor.



     La angustia de los productores agropecuarios está

resuelta con Agrocambio: hay crédito para los productores

de granos básicos, pero cuando ya entró el

invierno; hay seguridad jurídica en la propiedad de la

tierra, pero ya no habrá cooperativas; habrá acceso

a la tecnología y la información de mercadeo, pero

no habrá producción... Bueno, pero tales medidas

tal vez sirvan para el otro año, si es que para entonces

el gobierno no ha realizado un nuevo viraje en su política

económica. "Por ahora demósle el beneficio de la

desconfianza".



     ¨Y quién dijo que se olvidó el gran reto de

fines de siglo? ­Cómo! Si se implementará el

programa nacional de competividad para acelerar la

modernización de las empresas. Y nacional implica que

hasta la más perdida empresita de Polorós

podrá modernizarse y competir eficientemente en el mercado

globalizado y si no desean hacerlo, pues, habrá una

intensa promoción del país en el exterior como

lugar de grandes oportunidades para la inversión, aunque

por ahora la economía está un poco acatarrada, pero

no hay de que preocuparse, es causa de los ya conocidos ciclos

de onda corta por los que atraviesan las economías, lo

bueno ya vendrá. ­También hay ministros ilustrados!





     Y para que no se siga elevando la tasa de interés y

puedan abrirse nuevos créditos o refinanciar los ya

existentes, se insinúa que el Banco Central de Reserva no

elevará el encaje como lo hizo el año pasado, ya

que para este año no se tienen contemplada medidas

distorsionadoras de los precios como el aumento del IVA, el alza

de las tarifas de los servicios públicos, el incremento

de los precios de la gasolina, de la harina, del gas, de las

tortillas, de los frijoles, del transporte, de la vivienda, etc.,

etc. Si ocurren, será por desgracia... 



     Y para que los ancianos jubilados se resignen de una vez y

para siempre a su desventura de haber vivido y trabajado en un

país como El Salvador, que un mal día cayó

en manos de ARENA, se anuncia la modernización del sistema

de pensiones, el cual -por cierto- no se privatizará, pero

sus recursos serán usados por los grandes empresarios

privados. ­Qué no ve la diferencia! Pregúntele al

comisionado. El resto de ingresos producto de la

modernización, entiéndase de la venta de los

activos de propiedad pública, esto es, de toda la

sociedad, se destinará a crear infraestructura a los

grandes empresarios. Pero para que no se diga que ARENA carece

de sensibilidad social, se destinará algo al área

social: se reconvertirán algunas escuelas en

cárceles, ya que como los de las maras no quieren

estudiar, pues, que estén guardados.

     

     Y no se ría, que gobiernos como éste, son los

que nos asegura ARENA y dicen que tendremos ARENA para rato,

porque como no hay oposición...



     Aquiles Montoya