La opinión pública sobre las elecciones de 1997

Instituto Universitario de Opinión Pública

RESUMEN

En la primera semana de febrero de 1997 se realizó una encuesta de opinión pública con una muestra de 1,812 adultos, representativa de la población nacional salvadoreña y con un margen de error de más-menos cuatro por ciento. El sondeo, diseñado para captar la opinión de los ciudadanos sobre el proceso electoral del año en curso, mostró que la mayoría de los salvadoreños no tenía predilecciones políticas partidistas, además reveló que buena parte de la población no tenía confianza en las elecciones y que su interés en las mismas no era generalizado. La encuesta también mostró que, a pesar de la falta de intenciones de voto, estas elecciones serían las más estrechamente disputadas por el FMLN y ARENA

1. Introducción

El resultado de las elecciones del pasado 16 de marzo sorprendió a muchas personas. Por un lado, algunas personas entre analistas, políticos y periodistas, presagiaban un relativo aumento de los votos de la izquierda y una leve disminución del apoyo al partido en el gobierno como consecuencia de un desgaste del ejecutivo. Por otro lado, en ciertos círculos -incluido el IUDOP mismo- se llegó a pensar en la posibilidad real de que en estas elecciones finalmente se vencería la problemática de ausentismo o abstencionismo que ha venido caracterizando a los procesos electorales salvadoreños, y que estos comicios podrían registrar una elevada participación de la ciudadanía.

El evento electoral mostró unos resultados muy singulares. En primer lugar, ciertamente aumentó significativamente el caudal de votos para la izquierda con el paralelo decremento del apoyo al partido oficial, pero a juzgar por las declaraciones de muchos observadores no se esperaba que los resultados electorales tuviesen la dimensión de cambio que los mismos finalmente han implicado. En segundo lugar, el nivel de participación electoral mostrado en estas elecciones ha sido el más bajo dentro del ciclo inaugurado en los ochenta.

Este trabajo es una presentación y una discusión de los resultados más importantes de la última encuesta del IUDOP. Como se podrá ver, muchos de estos datos pueden ser útiles para formular planteamientos e hipótesis sobre el comportamiento electoral de los ciudadanos y sobre lo que ocurrió el 16 de marzo. Lo expuesto acá no agota de manera alguna la riqueza de la encuesta, pero es el primer paso para su utilización justa y racional, de manera que contribuya a comprender lo que piensan y sienten los salvadoreños sobre su sistema político, sobre sus políticos y sobre sus incipiente democracia basada, por ahora, en las elecciones.

2. Encuesta y población encuestada

La encuesta se hizo entre los días 1 y 9 de febrero del año en curso, más de un mes antes de la jornada electoral; el Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas realizó el sondeo de opinión pública para conocer como evaluaban los salvadoreños el proceso electoral de 1997, así como también indagar sobre el interés y la confianza que la población tenía en la política nacional, además de obtener las preferencias partidistas de cara a la campaña electoral para concejos municipales y diputados.

En esta ocasión se añadió el recurso del voto simulado en la auscultación de las preferencias electorales. Al inicio de la encuesta se hacía entrega a la persona entrevistada de una boleta, en la cual estaban impresas las banderas de los partidos políticos que participarían en el proceso electoral (se incluyeron todas las banderas de los partidos políticos inscritos para las elecciones, independientemente de si su participación sólo se circunscribía a ciertos municipios o departamentos) y se le pedía que marcara la bandera del partido por el cual pensaba votar para diputados y alcaldes. El procedimiento para marcar diputados se hizo en todo el país, mientras que el procedimiento para marcar por alcaldes se hizo únicamente en el departamento de San Salvador. Los entrevistados marcaban sobre la papeleta con un lápiz rojo cuando se trataba del voto para diputados, y con un lápiz negro cuando se trataba del voto para alcaldes, luego se pedía que introdujeran la papeleta doblada en una urna simulada, a manera de que el encuestador no se enterase del partido político elegido. A continuación se procedía a la consulta oral.

El cuestionario usado para este sondeo estaba constituido básicamente por siete partes. La primera obtenía la frecuencia con la cual los consultados estaban expuestos a los medios de comunicación (televisión, periódico y radio), así como también la opinión sobre el principal problema que enfrenta El Salvador y si los partidos políticos han planteado en la campaña electoral como resolver ese problema. La segunda parte estaba constituida por cinco preguntas que exploraban los valores que posee la población sobre diferentes aspectos relacionados con el comportamiento político de los ciudadanos: autoritarismo, tolerancia y conformismo. La sección número tres del cuestionario contenía dieciséis preguntas referentes a la participación política de los ciudadanos: preferencia partidista, confianza e interés en los procesos y las campañas electorales, conocimiento de los candidatos a alcaldes y diputados, interés en la política y nivel de participación en las próximas elecciones. El cuarto apartado constaba de catorce preguntas, orientadas a recopilar opiniones sobre el sistema político salvadoreño y la situación del país de cara a las elecciones. La siguiente sección contenía una serie de reactivos, que recopilaban el conocimiento y la evaluación de los entrevistados sobre los partidos políticos. Por un lado, se les preguntaba acerca del partido político por el cual votaron en las elecciones para diputados de 1994, así como también se pedía a los ciudadanos que identificaran el partido político con más capacidad para cumplir ciertas metas. Por otro lado, se recopilaba información sobre las intenciones de voto de los ciudadanos para las elecciones de alcalde y diputado, el partido político que posee la mayor posibilidad para ganar, según el encuestado y el interés del mismo por conocer los resultados de las encuestas políticas electorales. El sexto apartado fue aplicado sólo al departamento de San Salvador con el fin de medir el conocimiento de la población sobre los candidatos a alcalde del municipio de San Salvador y su correspondiente evaluación; además se les pedía a los encuestados que identificaran al candidato más capaz para solucionar algunos problemas del municipio de San Salvador; se les preguntó también por el candidato a alcalde con mayores posibilidades para ganar las elecciones. La última parte recopilaba los datos demográficos de las personas: sexo, edad, escolaridad, condición de empleo y religión.

La muestra nacional se diseñó de tal manera que reflejase lo más fielmente posible la totalidad de la población salvadoreña; según los datos del Censo Nacional de Población de 1992 y del último informe de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de la Dirección de Información del Ministerio de Relaciones Exteriores. La cuota muestral incluyó 45 municipios de los catorce departamentos de la república. En cada departamento, la muestra se dividió en dos grandes sectores: urbano y rural. El primero fue dividido en cinco estratos: alto, medio alto, medio bajo, obrero y marginal; la cuota rural se dejó como una categoría aparte. En el muestreo se consideraron también cuotas para los rangos de edad y el género de los encuestados.

La aplicación del cuestionario se hizo por aproximación no sistemática a los hogares ubicados en los municipios y en las zonas definidas aleatoriamente. Los entrevistados explicaban a la personas abordadas los objetivos y el tema de la encuesta. En cada caso se entrevistó únicamente a las personas que quisieran contestar (una persona por hogar) y que cumplieran con los requerimientos descritos en la boleta para completar la cuota muestral.

Cuadro 1

Distribución de la población encuestada

según departamento y sector social

(En porcentajes)

Sector socialTodos
DepartamentoAltoMedio-altoMedio-bajoObreroMarginalRuralN%
Ahuachapán57711756935.1
Santa Ana920203020641639.0
Sonsonate516152215541277.0
La Libertad10252235237218710.3
Chalatenango3558538643.5
San Salvador509491137907153329.4
Cabañas3558424492.7
Cuscatlán57511725603.3
San Vicente46610616482.6
La Paz5204171230884.9
Usulután610132012531146.3
San Miguel1219213221311367.5
Morazán2669528563.1
La Unión4612161046945.2
Todos N6.813.612.820.213.133.61812--
%123246232366237608--100.0

La muestra final obtenida fue de 1,812 encuestas válidas, con un margen de error muestral estimado de +/- 0.04 (cuatro por ciento). El 48.4 por ciento de los encuestados pertenece al sexo masculino y el 51.6 por ciento corresponde al sexo femenino. La edad promedio es de 36.29 años con una desviación típica de 13.75 años. Los encuestados tienen un promedio general de 8.5 años de estudio y un 57.5 por ciento se encuentra empleado en la actualidad o poseen un trabajo propio, según sus propias afirmaciones. El Cuadro 1 muestra la distribución de la población encuestada por departamento y sector social, mientras que el Cuadro 2 muestra la distribución de los ciudadanos consultado, según sexo y nivel educativo.

Cuadro 2

Distribución de la población encuestada

según sexo y nivel de estudios

SexoTotal
Nivel de estudiosMasculinoFemeninoN%
Ninguno39.061.021011.6
Primaria48.351.758832.5
Plan básico46.054.026314.5
Bachillerato49.550.536820.3
Superior no universitario36.963.1844.6
Universitario61.138.928515.7
No responde21.478.6140.8
Todos N8779351812---
%48.451.6---100

Según el Cuadro 2, la distribución de la población encuestada por nivel educativo no es el mismo para hombres y mujeres. Aunque en ciertos niveles educativos como primaria, plan básico y superior no universitario prevalece un poco el porcentaje de mujeres, en el conjunto de universitarios -o personas que han llegado a estudiar en la universidad- constituyen significativamente el grupo más pequeño, al mismo tiempo que el porcentaje más alto está entre las personas que no tienen instrucción o son analfabetas. Este dato es muy importante dado el papel que suelen jugar las variables de género y nivel educativo en la configuración de la opiniones sociales. De acuerdo a esta distribución, las mujeres presentan los promedios de educación más bajos y desde esta perspectiva, las personas del sexo femenino tendrían un acceso más restringido a los sistemas de información posibilitados por la educación.

3. Los resultados

3.1. Las preferencias electorales

Siendo un sondeo pre-electoral, uno de los ejes esenciales de esta investigación de opinión pública era conocer las simpatías de los salvadoreños por los partidos que constituían la oferta electoral de cara a la jornada del 16 de marzo de 1997. Por lo mismo, la encuesta del IUDOP exploró las preferencias electorales de los ciudadanos desde distintas perspectivas, en el entendido de que toda elección de orden político está sujeta a diversos factores que no sólo pueden modificarla a través del tiempo, sino también bajo distintos contextos en un lapso relativamente corto. Aunque existe un núcleo básico de preferencias en las opiniones de los ciudadanos, la intensidad y la fidelidad con la que se mantienen éstas no están exentas de modificación, sobre todo cuando la persona posee las herramientas y los recursos que le permiten recibir una infinidad de mensajes e informaciones del mundo exterior. Las opiniones tanto como las preferencias políticas pueden cambiar. En tal sentido, las pesquisas de opinión pública, más que instrumentos para pronosticar un suceso social como los resultados de los comicios, constituyen herramientas que permiten conocer cómo ciertos factores pueden llegar a variar las decisiones de los individuos y de grupos, además de que posibilitan la comprensión del contexto psicosocial en el que las personas deben tomar su decisión electoral.

Por ello, la última pesquisa pre-electoral de la UCA en 1997 no sólo preguntaba por las intenciones de voto para concejos municipales y diputados, sino también interpelaba a los salvadoreños sobre su partido de preferencia (sobre todo porque esto no siempre equivale al partido por el cual se va a votar); y además, preguntaba acerca del partido más capaz para resolver ciertos problemas del país -los identificados como los más graves. Más aún, para tratar de simular al máximo dentro de lo posible las condiciones de votación, se pedía a los consultados que marcaran, de manera secreta, la bandera del partido por el cual pensaban votar para diputados en una boleta proporcionada por el mismo encuestador. El producto fue una encuesta con varios resultados que permitían aproximarse a la posible conducta electoral de los ciudadanos el día del sufragio. Tales resultados en sí mismos son muy reveladores sobre algo señalado anteriormente: las opiniones y las conductas humanas no son estáticas, sino modificables, en función de diversos contextos. En este apartado sólo se presentan los datos referentes al partido de preferencia, pues en los últimos se presentan y discuten los otros resultados. Los datos que se presentan en el Cuadro 3 serán usados para comparar y analizar las diferencias de algunas opiniones recogidas en el sondeo, en función del partido preferido.

Cuadro 3

Partido político de preferencia

Partidos políticosN%Proyección ajustada*
Ninguno80444.4----
Alianza Republicana Nacionalista (ARENA)32117.737.7
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)30817.036.2
Partido Demócrata Cristiano (PDC)945.211.0
Partido de Conciliación Nacional (PCN)432.45.0
Convergencia Democrática (CD)251.42.9
Partido Liberal Democrático (PLD)231.32.6
Otros partidos382.14.5
No responde1568.6----
Ahora dígame por favor, ¿cuál es el partido político de su preferencia?
* Porcentajes que se obtienen eliminando las respuestas de “ninguno” y no responde.

El Cuadro 3 revela tres puntos importantes. En primer lugar, inicios de febrero - un poco más de un mes antes de las elecciones- casi la mitad de la población salvadoreña no tenía un partido específico de preferencia; a esto hay que añadir un porcentaje importante de personas que no reveló sus simpatías partidistas. Ello deja a menos de la mitad de los salvadoreños expresando públicamente un instituto político concreto. En segundo lugar, el cuadro revela que los dos primeros partidos - ARENA y el FMLN - concentran la mayoría de las preferencias partidistas. Del total de personas que señalaron un partido concreto, los dos institutos en mención concentran a más del 70 por ciento de las preferencias, dejando al resto con menos del 30 por ciento de la elección popular. Finalmente, y en relación con lo anterior: la mayoría de partidos políticos que no representan los polos del espectro ideológico-político poseen muy poco peso entre los salvadoreños. En tal sentido, las simpatías políticas al inicio de la campaña electoral estaban extremadamente desequilibradas entre los más de diez partidos que participarían en la misma. La fuerza y la posición ideológica con que se mueven los dos partidos mayoritarios determinaba un elevado nivel de polarización no sólo en el ambiente político pre-electoral, sino también en la opinión pública salvadoreña.

3.2. Los problemas del país al inicio de la campaña electoral

Este apartado no ofrece ninguna novedad en términos de la problemática nacional advertida por la población en el presente sondeo. Más bien, a la vez que se comprueba que los salvadoreños siguen manteniendo las mismas preocupaciones nacionales de siempre - delincuencia y economía - , los datos sugieren en primer lugar, cierto cambio en la tendencia mantenida por la opinión pública al privilegiar los problemas de orden económico sobre la delincuencia; y, en segundo lugar, sugieren una relación entre la idea sobre la problemática nacional y la preferencia partidaria del encuestado.

Figura 1

Fuente de encuesta de diciembre: IUDOP, serie de informes 60.

La Figura 1 revela que los salvadoreños no contestaron de la misma forma a la pregunta sobre el principal problema del país en dos encuestas separadas temporalmente por sólo tres meses. En el sondeo realizado a finales de 1996, el problema de la delincuencia se impone como el más mencionado sobre el resto (41.7 por ciento), a éste se añade un pequeño porcentaje que aún llegó a identificar la “violencia” como dificultad nacional (6.2 por ciento); estos dos problemas sumaban casi la mitad de las respuestas. Mientras, la sumatoria de los problemas de orden económico - la economía en general, la pobreza, la inflación y el desempleo - no llegan a superar al binomio anterior y se mantienen como un grupo que señala una segunda gran problemática. En cambio, en la consulta de febrero de 1997, justo en la primera fase de la campaña electoral, los resultados son significativamente distintos, sobre todo porque la serie de encuestas de la UCA ha venido mostrando la creciente preocupación ciudadana por el crimen. En este caso, aparentemente se interrumpió esa tendencia. El sondeo de febrero, si bien muestra todavía a la delincuencia como la respuesta más frecuente, coloca al crimen con casi nueve puntos menos (33.3 por ciento) de lo obtenido en diciembre del 1996, aparte de que la ”violencia” como problema no es mencionada. Por el contrario, toda la problemática relacionada con el tema de la economía registra un ascenso en comparación con diciembre; juntas, las opiniones referidas a aspectos económicos, alcanzan más de la mitad de las opiniones ciudadanas.

En pocas palabras, lo anterior quiere decir que, a finales del año pasado, lo que más preocupaba a la población adulta salvadoreña era la criminalidad, mientras que a inicios de la campaña electoral, los ciudadanos estaban más preocupados - o al menos más interesados en hablar y discutir - sobre la situación económica del país: economía, inflación, pobreza y desempleo. ¿A qué se debe este cambio, sobre un tema que por lo general ha sido muy estable según lo muestran las mismas encuestas? (ver Coleman, Cruz y Moore, 1996). ¿Será que la campaña electoral cambió la agenda de discusión ciudadana? Y si es así, ¿qué partido se vio favorecido por esa modificación en la agenda pública? Es difícil responder con total certeza a las preguntas anteriores; sin embargo, los datos disponibles del sondeo en cuestión parecen señalar precisamente que la coyuntura pudo haber influido sobre la opinión pública nacional. El Cuadro 4 señala que la frecuencia con que las personas identificaron cada uno de los problemas nacionales no es la misma en los distintos grupos sociales. Por ejemplo, la preocupación por la delincuencia se muestra mucho más alta en la zona oriental del país que en cualquier otra área geográfica; es más, pareciera que la criminalidad es más preocupante conforme el ciudadano encuestado reside más al oriente. Así, los menos inquietos por el crimen son los residentes en el oeste del país: Ahuachapán, Santa Ana y Sonsonate. Esto tiene repercusiones también sobre la frecuencia con que las personas identifican a los aspectos económicos como problema. Temas como la inflación y la economía son más fuertes donde la delincuencia no aparece tan alta.

Sin embargo, no sucede lo mismo cuando se ven las respuestas en función del nivel educativo. Las respuestas singulares de delincuencia y economía son más frecuentes a medida que la persona tiene mayor educación; pero la problemática de la inflación y pobreza está más presente entre los ciudadanos con menor instrucción académica. Esto quiere decir que no siempre la preocupación por la delincuencia es inversamente proporcional a la preocupación por la economía. Todo depende de los aspectos económicos que sean de interés para cada grupo social. Y es que parece lógico que los salvadoreños con menos educación, que al mismo tiempo suelen tener menos recursos, aparezcan más intranquilos por la inflación y la pobreza - que les afecta directamente - que por la concepción genérica de la “economía”, más propia de los instruidos.

Pero quizás uno de los aspectos esenciales del cuadro sobre los principales problemas del país es que muestra las diferencias en las opiniones según el partido de preferencia. Esto es particularmente visible cuando se trata de los partidos mayoritarios, ARENA y FMLN. Los areneros aparecen más dispuestos a señalar la delincuencia como problema que los efemelenistas, quienes se decantan en mayor medida por la “economía” y por otros aspectos de esa índole. Es interesante ver también cómo éstos dos partidos representan los “extremos opuestos”, ya que según su forma de responder sobre el principal problema nacional, los seguidores del resto de partidos se sitúan equilibrando ambos tipos de problemas, en mayor o menor medida. Lo anterior quiere decir que la concepción sobre la principal dificultad nacional que tienen los ciudadanos depende mucho de su compromiso político partidista que poseen. Este compromiso abarca la visión de la realidad y para ello, aparentemente, no sería necesario militar activamente en el partido: basta con ser simpatizante de una institución política. Ello muestra el nivel de compromiso ideológico que implica preferir a un partido o a otro en este país; entonces, la polarización política, representada por los partidos mayoritarios, podría no estar limitada sólo a la identidad grupal matizada por la ideología, sino que la representación ideológica rebasa el ámbito político y contamina la percepción de la realidad y, con ello, la opinión pública.

Cuadro 4

Principal problema del país según zona del país, nivel educativo y partido de preferencia

(En porcentajes)

ProblemaNo
MalOtrosresponde
VariablesDelincuenciaEconomíaInflaciónPobrezaDesempleoCorrupcióngobiernoproblemas
Zona del país
Occidental27.918.320.114.68.91.01.34.23.7
Central32.022.79.315.511.80.60.64.72.8
Metropolitana31.422.913.28.711.92.61.96.31.1
Paracentral33.516.316.710.212.71.21.66.11.6
Oriental41.512.514.59.310.01.51.53.55.8
Estudios
Ninguno28.610.529.011.94.81.00.03.810.5
Primaria29.818.018.713.911.11.01.53.12.9
Plan básico32.717.114.411.015.21.90.43.83.4
Bachillerato39.920.48.49.210.61.41.96.81.4
Superior36.024.17.08.911.72.42.47.00.3
Preferencia política
Ninguno35.317.214.211.410.71.41.15.82.9
ARENA39.615.911.811.510.32.50.94.03.4
FMLN27.624.414.013.312.71.31.33.91.0
PDC35.116.021.39.66.41.12.15.33.2
PCN32.632.611.64.79.30.02.34.72.3
CD28.020.012.016.012.00.04.08.00.0
PLD30.421.78.78.713.00.04.38.74.3
Otros23.726.323.710.57.90.05.32.60.0
No responde23.716.721.210.913.51.31.33.28.3
Todos %33.318.714.711.510.91.51.44.93.0
N603339 26720819827268955

En su opinión, ¿cuál es el principal problema que enfrenta actualmente El Salvador?

Todos esos datos sugieren, por tanto, el peso de la coyuntura y la dinámica política sobre la opinión de los principales problemas. Existen varios mecanismos que lo explican. En primer lugar, porque probablemente los medios de comunicación, los líderes y políticos nacionales dejaron de hablar de la delincuencia y comenzaron a hablar de la política y al hacerlo, algunos partidos recordaron, a través de sus mensajes, las dificultades económicas que ha enfrentado la sociedad salvadoreña en los últimos años. En segundo lugar, los medios de comunicación encontraron que la noticia ya no era la crónica del crímen sino la competición política.

Al abordar el tema de las dificultades nacionales en el contexto de una campaña electoral, el IUDOP preguntó a los salvadoreños si los partidos habían ofrecido soluciones a los problemas señalados por aquéllos. Las respuestas fueron relativamente divididas, con un peso mayor hacia la opinión de que los institutos políticos no habían planteado soluciones a los principales problemas nacionales: el 42.3 por ciento dijo que no se habían planteado alternativas de trabajo para enfrentar las dificultades; el 36.1 por ciento dijo que sí se habían planteado, mientras que un 9.4 por ciento fue menos positivo y dijo que sólo se habían planteado algunas soluciones; el resto no supo responder a la pregunta. Un análisis por la preferencia política reveló que el grupo de personas que no eligió partido de preferencia - o sea, los que dijeron “ninguno”- fue el más escéptico, en términos de identificar planteamientos de solución a los problemas por parte de las instituciones políticas. Ello muestra cierto nivel de consistencia entre la postura de rechazo hacia los partidos y la percepción de que éstos no enfrentan los problemas esenciales.

3.3. Valores en torno a las elecciones

Se ha escogido el término de “valores” a falta de uno mejor que defina la naturaleza de las opiniones que se presentan en este apartado. La verdad es que el sondeo del IUDOP perseguía medir ciertas actitudes de la población en torno a la importancia de la propia participación en las elecciones, el papel de las mujeres en la política, la tolerancia para cierto tipo de participación y la inclinación hacia figuras autoritarias.

En primer lugar, se pidió a los ciudadanos que externaran su opinión respecto a la comprensión que las mujeres tienen de la política, como una manera de aproximarse a la cuestión de género en las simpatías electorales. Los resultados arrojaron que la mayor parte de la población, el 64.1 por ciento, está de acuerdo con la afirmación de que “las mujeres entienden mucho de política”; un porcentaje del 13.1 se mostró indeciso y la porción restante, casi el 23 por ciento, estuvo en contra de la idea de que las mujeres comprenden la política. Las opiniones positivas, por lo general, fueron más intensas en la medida en que se ascendía en la escala socioeconómica; es decir, las personas con más recursos económicos estaban muy de acuerdo con mayor frecuencia en que las mujeres sí entendían el ámbito de la política. Un dato curioso es que, de manera global, no se encontraron diferencias entre las opiniones de hombres y mujeres; en ambos grupos, las respuestas siguieron un patrón parecido. En el terreno de las preferencias partidaristas, la encuesta del IUDOP encontró ciertas diferencias llamativas: los correligionarios de los partidos más grandes, ARENA y FMLN, expresaron las actitudes más positivas hacia la perspicacia de la mujer en la política, ello en comparación con el resto de personas seguidoras de otros partidos, especialmente del Partido Demócrata Cristiano, donde prevalece una actitud menos favorable. El dato es interesante, porque frecuentemente los dos partidos mayoritarios se distinguen en la forma de opinar.

Cuadro 5

Opinión de si a la gente se le debería permitir votar a pesar

de que no lo haga de manera inteligente según variables

(En porcentajes)

Opinión
Muy enAlgo enAlgo Muy
VariablesdesacuerdodesacuerdoIndecisode acuerdode acuerdo
Estudios
Ninguno12.44.815.217.650.0
Primaria18.46.812.820.641.5
Plan básico16.36.113.316.747.5
Bachillerato26.99.012.012.839.4
Superior30.16.06.812.544.7
Preferencia política
Ninguno22.86.816.315.838.3
ARENA20.97.87.816.247.4
FMLN25.04.23.913.053.9
PDC19.19.69.613.053.9
PCN7.04.711.630.246.5
CD24.08.012.012.044.0
PLD26.14.34.313.052.2
Otros23.75.310.510.550.0
No responde12.87.714.719.944.9
Todos %21.56.711.816.343.8
N389 121213 296793

A la gente se le debería permitir votar a pesar de que no lo haga de una manera inteligente.

En segundo lugar, el sondeo en cuestión exploró la tolerancia de los salvadoreños hacia la forma en que los demás toman sus decisiones políticas. Concretamente, el cuestionario encerraba un ítem que rezaba de la siguiente manera: “A la gente se le debería permitir votar a pesar de que no lo haga de manera inteligente”. Los resultados, aunque positivos en general, revelan la existencia de un grupo de ciudadanos que, de acuerdo a sus declaraciones, impediría que otros votasen si “no lo hacen inteligentemente”. Seis de cada diez salvadoreños mostraron una actitud de tolerancia en este sentido, diciendo que deberían votar; sin embargo, tres de esos diez se mostraron en desacuerdo y afirmaron que no se les debería dejar participar electoralmente si no lo hacen lúcidamente y uno de esos diez se mostró indeciso (ver Cuadro 5). Lo que llama más la atención es descubrir que las personas con mayores niveles educativos son las que se muestran menos tolerantes que aquéllas con escolaridad inferior. Los analfabetas están más dispuestos a permitir una participación amplia, independientemente de si juzgan que los otros lo hacen mal o no. Hipotéticamente, esto podría deberse a que en los niveles de menor escolaridad las personas están más acostumbradas a enfrentar situaciones en las cuales perciben que no tienen los criterios suficientes para elegir.Al contrario, en los sectores con mayores recursos educativos, se privilegia la toma de decisiones sobre la base de razones bien establecidas; el no hacerlo de esa forma podría ser percibido como algo menos válido o inadecuado. Ahora bien, cuando se trata de las opiniones según partido de preferencia no parecen existir diferencias muy significativas en los partidos importantes. Quizás el dato que más salta a la vista en el Cuadro 5, es el que se refiere a las opiniones de los simpatizantes al Partido de Conciliación Nacional, quienes se destacan por su amplio apoyo a que las personas voten independientemente de la manera como toma su decisión.

Cuadro 6

Opinión de si los políticos deberían ser como el General Martínez según variables

(En porcentajes)

Opinión
Muy enAlgo enAlgo Muy
VariabledesacuerdodesacuerdoIndecisode acuerdode acuerdo
Estudios
Ninguno24.35.728.613.328.1
Primaria27.76.629.911.724.0
Plan básico25.57.235.08.723.6
Bachillerato30.75.231.59.023.6
Superior46.95.419.89.518.4
Preferencia política
Ninguno28.76.033.89.222.3
ARENA28.76.224.613.127.4
FMLN42.25.220.89.722.1
PDC28.78.527.712.822.3
PCN30.24.720.911.632.6
CD44.012.020.04.020.0
PLD39.14.326.14.326.1
Otros39.50.021.115.823.7
No responde26.97.133.311.521.2
Todos %31.56.028.810.423.3
N570109521189423

Los políticos que ganen las elecciones deberían ser como el General Martínez.

El tercer punto examinado en esta parte de “valores” se refiere al autoritarismo, medido a través de la simpatía que la población pueda mostrar hacia una figura autoritaria. En estudios anteriores del IUDOP se criticó mucho la interpretación sobre las tendencias hacia el autoritarismo, a partir de un ítem referido a la necesidad de tener un “hombre fuerte y decidido que pusiera orden”. En esas investigaciones (ver IUDOP, 1995), más del 70 por ciento de los consultados estaría de acuerdo con contar con una persona con esas características. En esta ocasión, para indagar de forma más precisa y menos ambigua sobre el apoyo al autoritarismo, se añadió la referencia al general Maximiliano Hernández Martínez, conocido popularmente como el general Martínez, dictador salvadoreño, entre los años 1930 y 1944 y figura polémica de la historia nacional. De cara al proceso electoral de 1997, se pidió a los consultados que señalaran su nivel de acuerdo o desacuerdo con la siguiente frase: “Los políticos que ganen las elecciones deberían ser como el Gral. Martínez”. Los resultados muestran a una opinión pública fundamentalmente dividida. Aunque existe una leve mayoría en el grupo de los que están en desacuerdo con la afirmación (37.5 por ciento), en general los datos parecen mostrar una población dividida en tercios: un 33.7 por ciento piensa que los políticos deberían ser como “Martínez” y un 28.8 por ciento se mostró indeciso o no supo dar una opinión al respecto. Lo anterior quiere decir dos cosas. Primero, que existe un grupo significativo de personas que apoyaría, o inclusive pediría, a políticos autoritarios en el gobierno; y, segundo, la existencia de un grupo no menos importante que no parece tener una actitud determinada al respecto, pero que, eventualmente, podría apoyar tendencias de ese tipo. El examen del Cuadro 6 revela que el desacuerdo con la idea de tener políticos como “Martínez” aumenta con el nivel de escolaridad de los consultados; es decir, las personas con mayor instrucción académica rechazan con más frecuencia la idea de una figura autoritaria. Por el otro lado, son los analfabetas los que apoyan un poco más la figura de políticos dictadores. Ahora bien, en términos de las preferencias partidistas, las diferencias en las opiniones no llegan a ser extremadamente grandes. Según los datos expuestos en el Cuadro 6, se puede decir que lo más destacable es la actitud de rechazo por parte de las personas seguidoras de izquierda, mientras que los simpatizantes de los partidos de derecha se muestran levemente más a favor de ese tipo de figuras.

Siempre relacionado con el tema del autoritarismo, el IUDOP consultó a los ciudadanos sobre el sistema político con el cual se identifica más. De esta manera se evaluaba el apoyo a una democracia en contraposición al autoritarismo o la dictadura. El sondeo arrojó que la mayoría, el 70.4 por ciento, piensa que “la democracia es el mejor sistema político en cualquier circunstancia”; mientras que el resto se divide en pensar que democracia y dictadura no suponen ninguna diferencia importante (19.3 por ciento) o que la dictadura es el mejor sistema político (5.6 por ciento) - un 4.7 por ciento no contestó a la pregunta. Estos resultados, aunque indican un amplio apoyo a la democracia como sistema de gobierno, muestran que todavía no todos los ciudadanos se sienten comprometidos con esta clase de gobierno; en esta línea, casi la cuarta parte de los salvadoreños aparentemente podrían prescindir de la democracia y promover otro sistema que podría estar basado en una dictadura. Comparativamente, esta cuarta parte de la población podría ser la misma que apoyaría a un político que tuviese un perfil autoritario como lo revelaba el sondeo anteriormente.

Finalmente, el aspecto que se buscó medir mejor en esta pequeña batería de preguntas sobre valores - la mayoría formuladas como frases en las que el consultado afirmaba la intensidad de su acuerdo o desacuerdo - fue el que se refiere a la aprehensión por parte de los salvadoreños sobre la importancia de su concurrencia al evento electoral. En otras palabras, se buscaba establecer qué tanto los ciudadanos son conscientes de la importancia de su participación en los comicios para modificar su resultado. Para ello, se diseñaron dos ítems: el primero consultaba si las elecciones son el resultado de la voluntad de Dios; el segundo, pedía a los encuestados su postura ante la idea de que “independientemente de que vote o no, el resultado de las elecciones será siempre el mismo”. Los resultados se presentan de manera interesante (ver el Cuadro 7).

Cuadro 7

Opinión de si el resultado de las elecciones es voluntad de Dios según variables

(En porcentajes)

Opinión
Muy enAlgo enAlgo Muy
VariablesdesacuerdodesacuerdoIndecisode acuerdode acuerdo
Estudios
Ninguno23.37.610.019.539.5
Primaria34.97.09.915.033.3
Plan básico45.24.911.410.328.1
Bachillerato55.76.57.910.119.8
Superior64.55.73.58.717.6
Religión
Ninguna45.95.713.313.022.1
Católica49.56.36.711.825.7
Evangélica31.96.49.014.238.6
Otra48.111.55.811.523.1
Preferencia política
Ninguno46.17.110.411.125.2
ARENA43.66.25.315.629.3
FMLN53.64.55.510.426.0
PDC34.09.610.616.029.8
PCN51.20.04.720.923.3
CD44.016.012.04.024.0
PLD65.24.30.00.030.4
Otros42.15.35.321.126.3
No responde32.75.110.914.137.2
Todos %45.46.38.412.527.4
N823115152226496

El resultado de las elecciones es voluntad de Dios.

Un poco más de los consultados, el 51.7 por ciento, no está de acuerdo con la idea de que los resultados de las elecciones sean la voluntad de un ser supremo; sin embargo, un porcentaje importante, casi el 40 por ciento, sí cree en una intervención divina en el desenlace electoral. Estos datos prácticamente dividen a la población, sobre todo por la existencia de un significativo grupo de personas que atribuye el producto de una acción humana a algo externo. Este grupo está conformado por personas de menores niveles educativos; es más, parece que la educación es una variable fundamental en la conformación de esta idea: a menor nivel académico mayor creencia en la intervención divina. En el campo de la religión sucede otro tanto cuando se observan las opiniones de los “evangélicos”; éstos se muestran como el grupo más creyente en la intervención de Dios en los resultados electorales. Esto tiene sentido, si se recuerda que este tipo de grupos religiosos tiende a ser más participativo y a poseer un carácter más fundamentalista; de hecho, en el otro lado, los que menos creen en la intervención de Dios en las elecciones, son aquéllos que no tienen religión. Pero quizás el dato más interesante del Cuadro 7 es el que muestra que incluso la simpatía por un partido político concreto está relacionada con la idea de la intervención divina. Por ejemplo, los que no revelan su partido de preferencia y los seguidores de partidos como ARENA y Demócrata Cristiano presentan el mayor nivel de fe en la actuación celestial sobre el proceso electoral; en cambio, los correligionarios de los partidos FMLN y de Conciliación Nacional, aparte de quienes rechazan la preferencia partidista, son los que presentan el nivel más bajo de credulidad. Más aún, éste grupo refuta con mayor frecuencia la idea de una intervención divina en los resultados electorales.

Cuadro 8

Opinión de si independientemente de que vaya a votar o no,

el resultado de las elecciones va a ser siempre el mismo según variables

(En porcentajes)

Opinión
Muy enAlgo enAlgo deMuy de
VariablesdesacuerdodesacuerdoIndecisoacuerdoacuerdo
Estudios
Ninguno21.06.228.112.432.4
Primaria26.27.515.016.734.7
Plan básico30.86.812.213.336.9
Bachillerato29.34.312.516.037.8
Superior37.46.28.410.837.1
Preferencia política
Ninguno26.75.317.015.935.0
ARENA25.56.510.615.042.4
FMLN37.75.28.411.437.3
PDC29.813.814.913.827.7
PCN27.90.011.611.648.8
CD36.08.08.016.032.0
PLD34.813.017.40.034.8
Otros44.72.610.510.531.6
No responde25.69.621.214.728.8
Todos %29.16.314.314.336.0
N527114259260652

Independientemente de que usted vaya a votar o no, el resultado de las elecciones va a ser siempre el mismo

Ahora bien, ¿qué pasa cuando se pregunta sobre el impacto de la propia participación en el resultado de las elecciones? Los datos, que se muestran en el Cuadro 8, revelan que la mitad de la población, el 50. 3 por ciento, piensa que el proceso electoral tendrá el mismo desenlace prescindiendo de su propia participación; en cambio, sólo la tercera parte de los consultados, el 35.4 por ciento, está en desacuerdo con la idea de que su participación no afectaría el resultado de las elecciones. El resto de personas, el 14.3 por ciento, se muestra más bien indeciso. Lo anterior quiere decir que buena parte de los salvadoreños no ve la utilidad de su participación electoral. Esto tendría un impacto muy significativo cuando los ciudadanos deciden si asistir a votar o no. Si no se cree que la propia participación en los comicios puede variar sus resultados, el proceso pierde sentido y, sobre todo, validez para segmentos importantes de la ciudadanía. ¿Cómo se distribuyen estas opiniones en los ciudadanos según nivel educativo y preferencia política? De acuerdo a los datos mostrados en el Cuadro 8, en términos de instrucción académica, las diferencias más grandes pueden encontrarse en las respuestas de rechazo o incertidumbre a la afirmación de que “independientemente de que vaya a votar o no, el resultado de las elecciones será siempre el mismo”. A medida que se posee más educación, las personas se muestran más en desacuerdo y se revelan menos indecisas respecto a la idea en cuestión. Es decir, las personas con más escolaridad estarían más convencidas de la importancia de la propia participación para modificar los resultados electorales. Esto concuerda con los datos vistos anteriormente, según los cuales, las personas más instruidas creían menos en una intervención divina. Por otro lado, en el ámbito de las preferencias políticas, los partidarios de ARENA y Conciliación Nacional presentan el nivel más alto de displicencia hacia la participación para lograr cambios electorales; es decir, apoyan la idea de que el resultado de los comicios será el mismo, independientemente de si votan. Mientras que los simpatizantes de los institutos políticos de izquierda, FMLN y Convergencia Democrática, parecen más dispuestos a rechazar esa idea y a pensar que los resultados de los sufragios son modificables en función de la propia asistencia. En otras palabras, los ciudadanos de tendencia izquierdista estarían más convencidos de la importancia de la propia participación.

Precisamente, sobre el problema de la participación ciudadana en las elecciones y en la política se concentró buena parte del presente estudio de opinión pública y ello será abordado con más amplitud en el siguiente apartado.

3.4. La participación política

Uno de los puntos esenciales de la dinámica electoral tiene que ver precisamente con el comportamiento de la población. En un principio, no tanto por quién votan los ciudadanos, sino si éstos participan en el evento electoral o no. En el caso salvadoreño, probablemente ése es el dilema más importante en vista de la creciente tendencia al ausentismo en las elecciones. Uno de los objetivos del último sondeo pre-electoral del IUDOP era precisamente medir qué tanto la población estaba dispuesta a tomar parte activa en los comicios del 16 de marzo: si asistirían a votar o no y las razones para hacerlo. Esto se hacía también con una consulta sobre las actitudes que suelen estar detrás de la decisión para concurrir a votar: la confianza y el interés en el proceso electoral. Tanto la confianza como el interés constituyen factores esenciales en la inclinación a la participación.

3.4.1. La confianza en el proceso

Como es costumbre, el IUDOP evaluó la confianza de los salvadoreños hacia las elecciones a través de dos preguntas claves. Por un lado, se preguntaba sobre la posibilidad de un fraude en la jornada del 16 de marzo- porque la mayor parte de la historia electoral salvadoreña ha estado manchada con procesos alterados fraudulentamente- y en tal sentido se medía la mayor o menor certidumbre que tenía la población sobre el funcionamiento del sistema. Por otro lado, se consultaba directamente sobre el nivel de confianza que le merecía el proceso electoral. Las respuestas de los salvadoreños en ambos ítems no son muy positivas y revelan que los ciudadanos no estaban muy convencidos de la transparencia del proceso.

Por ejemplo, sólo la cuarta parte de los consultados aseguró que los comicios serían limpios, el resto sostuvo que habría fraude o que no sabía si las elecciones serían transparentes o no. Esto muestra un nivel bastante significativo de incertidumbre por parte de los salvadoreños hacia el segundo proceso electoral de postguerra. Un análisis por distintos grupos sociales reveló que la mayor desconfianza, es decir, la gente que dijo que habría fraude, se encontró entre las personas de las clase medias urbanas, en los que tienen un nivel de escolaridad superior o de bachillerato y entre los simpatizantes de los partidos de Conciliación Nacional y Liberal Democrático. Por el contrario, quienes se mostraron más confiados en la transparencia de las elecciones eran particularmente los ciudadanos de clase alta y los simpatizantes del partido ARENA.

Figura 2

¿Usted piensa que habrá fraude en las próximas elecciones o que serán limpias?

El segundo ítem sobre el tema de la confianza de los ciudadanos en el proceso electoral permite tener una visión más amplia sobre esta actitud entre la población. Preguntados concretamente sobre el nivel de confianza que les merecía el proceso electoral que ya estaba en marcha a inicios de febrero de 1997, la mitad de los consultados señaló poca o ninguna confianza, mientras que un poco menos de la otra mitad indicó algún o mucho nivel de convicción. Sin embargo, las personas que señalaron el más alto nivel de confianza en el proceso constituyen el grupo más pequeño, mientras que los porcentajes mayores se concentran en los niveles intermedios de confianza (ver el Cuadro 9).

Según los datos sobre el nivel de confianza, parece que ésta se encuentra ligada a la posición socioeconómica de la persona. En tanto que la desconfianza absoluta parece subir en los estratos más desposeídos de la población, los mayores niveles de credibilidad en el proceso electoral se dan a medida que se asciende en la escala socioeconómica. Algo parecido sucede cuando se trata del nivel de estudios, las personas con mayor escolaridad tienden a mostrar más confianza en el proceso, mientras que aquéllas que adolecen de educación se muestran más desconfiadas. Una explicación hipotética de estas actitudes podría ser la accesibilidad con que los ciudadanos perciben el sistema electoral. Varios analistas políticos han señalado que el sistema electoral salvadoreño se caracteriza por estar hecho más bien para personas que viven en zonas urbanas y con un buen nivel educativo. En tal sentido, los más pobres y con menos criterios de información tienden a desconfiar lógicamente de algo que no terminan de comprender completamente. Si el proceso electoral y el hecho mismo de votar implican poseer una serie de recursos conceptuales que no son propios de los más desaventajados socialmente, muchos de éstos no encuentran razones para juzgar positivamente tal proceso.

Cuadro 9

Confianza de los salvadoreños en el proceso electoral según variables

(En porcentajes)

ConfianzaNo
VariablesNingunaPocaAlgoMucharesponde
Estrato
Alto13.024.434.127.60.8
Medio-alto16.729.330.522.01.6
Medio-bajo20.733.228.415.52.2
Obrero22.130.627.616.43.3
Marginal23.630.827.015.23.4
Rural21.529.328.115.15.9
Estudios
Ninguno28.625.722.411.911.4
Primaria20.629.429.117.93.1
Plan básico25.927.828.112.95.3
Bachillerato18.236.126.917.41.4
Superior15.229.032.822.20.8
Preferencia política
Ninguno29.131.525.010.34.1
ARENA11.224.936.424.62.8
FMLN11.730.828.626.32.6
PDC19.131.931.912.84.3
PCN20.925.637.216.30.0
CD4.012.036.044.04.0
PLD13.034.821.730.40.0
Otros18.436.826.313.25.3
No responde18.630.827.617.35.8
Todos %20.629.928.617.23.6
N37354251931266

¿Ud. tiene mucha confianza en el próximo proceso electoral, algo de confianza, poca o ninguna confianza?

Por otro lado, en términos de preferencia de partido, los resultados no indican diferencias grandes y significativas en el nivel de confianza en las elecciones entre los partidos mayoritarios; aunque los areneros muestran un poco más de confianza que los efemelenistas, esto no puede calificarse como una diferencia importante. Quienes, por el contrario sí se diferencian del resto de grupos partidarios son los simpatizantes de Convergencia Democrática. Éstos revelan un grado excepcional de confianza en la dinámica electoral, lo cual no aparece en ningún otro grupo.

Con todo, la confianza mostrada por los salvadoreños en las elecciones no parece la más conveniente, sobre todo cuando el proceso ya se encuentra en marcha. Los ciudadanos parecen seguir temiendo la posibilidad de fraude y en general no están seguros de un proceso que no entienden; para una porción importante de ellos, los comicios no reúnen las cualidades necesarias que probablemente les permitirían considerar su participación.

3.4.2. El interés en el proceso electoral

Junto con la confianza, el interés en un evento electoral constituye la actitud más importante desde la perspectiva de la participación ciudadana. Si la población en general no está interesada en las elecciones y en lo que significan, es muy probable que muchos ciudadanos no deseen participar en la elección de sus gobernantes. El sondeo que se presenta en estas páginas abordó el problema del interés ciudadano de cara a los sufragios en varios niveles. Considerando que detrás de la intención de asistir a votar no sólo existe interés por acudir al centro de votación el día de las elecciones, sino también se halla la curiosidad por el proceso electoral en su conjunto, y además el interés en la política, la encuesta buscó aproximarse a estos aspectos.

En primer lugar, hay que decir que la mayor parte de los consultados, el 44.7 por ciento, revela poco interés en la política en general; seguido de un 34.1 por ciento para quien el interés en la política es nulo (o sea, “nada”). Solamente un 17.9 por ciento, que es la respuesta menos frecuente, manifestó mucho interés en los asuntos políticos. Lo anterior deja un balance negativo muy claro: a la mayoría de los salvadoreños, en términos generales, no le importa la política. Según los datos de la encuesta, esto es especialmente cierto entre las personas que ocupan los escalones socioeconómicos más bajos, entre las que cuentan con menos años de escolaridad, entre las mujeres y las personas de mayor edad y entre las que no tienen un partido de preferencia concreto. Ahora bien, ¿cómo se refleja esto en el proceso electoral y en la votación?

Aparentemente, los salvadoreños muestran niveles intermedios de interés, tanto en el proceso como en la intención de voto. En principio, los datos sugieren que el nivel de interés en el proceso mostrado por los ciudadanos sería parecido al nivel de confianza, aunque el porcentaje de personas que manifiesta mucho interés es mayor que el que dice tener mucha confianza. Ahora bien, comparando el interés en el proceso con el interés por votar, los datos muestran que, en general, las personas manifiestan más interés en votar que en el proceso electoral.

Figura 3

El próximo proceso electoral, ¿le interesa mucho, algo, poco, o nada?

¿Qué tanto está Usted interesado en asistir a votar el 16 de marzo?

En el caso de la actitud hacia proceso electoral en su conjunto, los resultados muestran que la mitad de los encuestados tiene poco o ningún interés, mientras que casi la otra mitad dice tener mucho o algún interés. Esto indica un población dividida. En lo que se refiere al interés por votar, la tendencia es distinta. Aunque no se puede hablar de un interés abrumador, los datos indican que los salvadoreños muestran un poco más de atención en este rubro que en el caso del proceso electoral o la política en general. Lo que sí comparten todos estos ítems que se refieren al interés por las elecciones es la distribución de opiniones entre la gente. En otras palabras, las personas con mayores recursos socioeconómicos y con escolaridad más alta revelan mayor interés en todos los ámbitos; en cambio, el desinterés es más evidente en la medida en que los encuestados disponen de menos recursos socioeconómicos y de educación.

Estos datos sugieren que las personas más interesadas en la política son aquéllas con más ventajas sociales; por el contrario, la persona de bajos recursos, del sexo femenino y sin mayor educación se traduce en apatía política. En estas circunstancias, no sería raro que este tipo de ciudadana decida no asistir a votar.

3.4.3. La disposición a votar

A pesar de los bajos niveles de confianza e interés en las elecciones en general, cuando se interrogó a los ciudadanos sobre su disposición a votar el 16 de marzo, la mayoría dijo que iría; mientras que un pequeño porcentaje aseguró lo contrario y el resto expresó dudas al respecto. En el Cuadro 10 se presentan las razones de cada respuesta.

Es curioso ver cómo las personas que dicen que irán a votar muestran más acuerdo en sus argumentos. Estos se pueden resumir, por un lado, en que se trata de un deber y de derecho constitucional , y, por otro lado, en la necesidad de incidir sobre la realidad del país. En cambio, las personas que sostienen que no irán a votar, aunque son muchas menos, dan una serie más variada de argumentos - menos estereotipados quizás -, que van desde los problemas operativos que subsisten en todas las elecciones hasta la falta de interés y la percepción de que el sufragio no sirve de nada.

La razón más frecuente que dan los ciudadanos que irán a votar es “el deber”. Este tipo de respuesta - que puede ser muy sincera - podría indicar que muchas personas tienen dificultades para encontrar motivaciones personales o intrínsecas al hecho. Cierta parte de la población estaría mostrando su disposición a participar electoralmente más por una obligación constitucional que por convicción. En este sentido, podría ser lógico esperar que mucha de la gente que contestó de esa manera realmente no tuviera deseos de votar y que, en efecto, no lo hiciera. Y es que, como ya se ha dicho antes, esta elevada disposición a la concurrencia electoral no parece coherente con los niveles de confianza e interés en las elecciones. En este contexto es útil otra interrogante sobre la disposición a votar de la ciudadanía.

Cuadro 10

Intención y razones para emitir o no el sufragio

Disposición votar
Respuesta%Razones%
Sí piensa votar74.1Porque es un deber37.5
Para cambiar al país15.9
Para mejorar el país13.8
Porque es necesario8.8
Para apoyar al partido8.5
Porque es un derecho6.9
Otras respuestas5.5
No responde3.1
No piensa votar17.2No tiene carnet electoral26.7
No le parece ningún partido22.5
Nada cambia15.8
No le interesa13.8
Por problemas personales6.8
Porque es un fraude4.2
Ganan siempre los mismos1.3
Por los problemas a la hora de votar1.0
Otras razones7.1
No responde1.0
No sabe8.7

La experiencia en la opinión pública señala que hay temáticas sociales en las cuales los sujetos responden más en función de “lo esperado socialmente” que en virtud de lo que realmente piensan. En un país en el que no sólo se tiene el derecho de votar, sino que, además, se tiene “el deber” de hacerlo y con una historia en la cual las personas debían votar para no ser sospechosas de formar parte de la guerrilla, mucha gente puede pensar que frente a la pregunta directa de si irá a votar o no, es más conveniente responder positivamente, aunque no sea ésa su intención. En este sentido, una interrogante directa sobre un tema polémico, conflictivo o en el que la sociedad no acepta formalmente el disenso, no siempre es la mejor para captar la opinión más auténtica. En estos casos, es mejor reformular la pregunta y acercarse a las opiniones de los ciudadanos a través de reactivos, que no resultan comprometedores. Por ello, el IUDOP decidió incluir otra pregunta sobre la disponibilidad de la gente para participar en las elecciones, formulada de la siguiente manera: “¿Cree usted que muchos salvadoreños se abstendrán de votar en las próximas elecciones?” Los resultados son particularmente distintos de los de la pregunta directa.

Cuadro 11

Opinión de si los salvadoreños se abstendrán de votar

en las próximas elecciones según variables

(En porcentajes)

OpiniónNo
VariablesNoresponde
Estrato
Alto26.064.29.8
Medio-alto20.370.78.9
Medio-bajo30.662.96.5
Obrero32.257.99.8
Marginal37.649.812.7
Rural35.248.816.0
Estudios
Ninguno37.637.125.2
Primaria37.248.514.3
Plan básico36.153.610.3
Bachillerato28.064.47.6
Superior19.475.64.6
Preferencia política
Ninguno30.553.016.5
ARENA34.356.49.3
FMLN26.670.13.2
PDC40.452.17.4
PCN20.965.114.0
CD32.064.04.0
PLD39.156.54.3
Otros36.855.37.9
No responde37.848.713.5
Todos %31.756.611.7
N5741026212

¿Cree usted que muchos salvadoreños se abstendrán de votar en las próximas elecciones?

De acuerdo a los datos expuestos en el Cuadro 11, más de la mitad de los salvadoreños pensaba que sus compatriotas se abstendrían de votar en los comicios del 16 de marzo, la tercera parte creía que no se iban a abstener y un pequeña porción no supo responder. Estos resultados difieren claramente de las respuestas a la pregunta directa si votará o no. En otras palabras, muchos ciudadanos afirmaron que irían a votar, pero al mismo tiempo dijeron que los demás no lo harían. En vista de los resultados electorales del 16 de marzo, es muy probable que las personas que opinaron que las demás no votarían estuviesen hablando más por ellas que por la percepción de las demás. Es decir, los salvadoreños, sobre todo los de las capas socioeconómicamente menos favorecidas, mostraron su disponibilidad personal a participar cuando se les preguntó por los demás y no por ellos mismos.

Cuando se preguntaron las razones a los que dijeron que los demás se abstendrían, los argumentos más sobresalientes tenían que ver con la falta de credibilidad y de confianza en el proceso electoral. De acuerdo a lo expuesto en el Cuadro 12, los motivos esenciales fueron: “no creen en los partidos”, “no creen en el proceso”, “da lo mismo” y “no les interesa”. En segundo plano quedan razones como la falta de carné, problemas personales o la indecisión. Sin embargo, es interesante ver algunas diferencias en los argumentos, según el estrato social. Por ejemplo, la falta de credibilidad en los institutos políticos sube conforme se asciende económicamente: los consultados de la clase alta muestran el doble de desconfianza en los partidos que los campesinos. Por otro lado, la falta de credibilidad en el proceso, si bien aparece más alta entre la clase media-alta, no se diferencia sustancialmente en el resto de los estratos. En cambio, el argumento de que “da lo mismo votar o no” , que puede ser interpretado como indiferencia, es más alto conforme el estrato socioeconómico es más bajo. Esto es, la indiferencia hacia la participación aumenta entre los más pobres.

Todas esas razones, formalmente referidas a los “otros”, probablemente explican más el comportamiento ciudadano del 16 de marzo, es decir, el comportamiento propio de los encuestados

Cuadro 12

Razones por las que algunos encuestados opinan que la mayoría de personas se abstendrán de votar según variables

(En porcentajes)

RazonesNo
No creen enNo creen enDa loNo lesNo tienenProblemas Están Por sabe
Variableslos partidosel procesomismointeresacarnetpersonalesindecisostemorOtras
Estrato
Alto46.819.07.65.11.31.36.31.38.92.5
Medio-alto42.023.68.06.36.31.72.39.17.51.1
Medio-bajo34.218.513.011.041.13.43.43.48.20.7
Obrero30.713.710.49.47.13.34.75.77.57.5
Marginal21.216.112.75.111.07.65.95.99.35.1
Rural21.215.213.89.414.410.83.04.06.75.4
Todos %30.517.211.48.37.55.63.93.87.74.2
N31317611785775740397943

¿Por qué cree Ud. que no van a ir a votar?

Ahora bien, no sólo se preguntó a la gente si iría a votar, sino que además se consultó sobre si ya había decidido por quién votar. En el contexto del inicio de la campaña electoral, se preguntó a los salvadoreños si creían que los demás ya habrían decidido por quién votar. Más de la mitad de los consultados, el 52.3 por ciento, afirmó que “la mayoría de las personas están indecisas”; el 37.1 por ciento dijo que ya lo habían decidido y porcentajes menores no respondieron o afirmaron que los demás no irían a votar. Sin entrar todavía en la cuestión de la intención de voto, se preguntó si la decisión de voto era la misma que la de eventos anteriores. Los resultados son muy interesantes y se muestran en el Cuadro 13.

Existe un buen porcentaje de ciudadanos que dijo que no asistió a votar en las elecciones de 1994. A éstos habría que sumar el porcentaje que no quiso responder a la pregunta. Así, la proporción de salvadoreños que habría de votar por el mismo partido no se diferencia mucho del grupo que iba a cambiar su voto. En otras palabras, los datos muestran un porcentaje significativo de salvadoreños que, en las elecciones de 1997, tenía la intención de votar por un partido distinto al de 1994. Este desplazamiento de la intención de voto parece estar muy relacionada con la clase social, el nivel educativo y el mismo partido de preferencia. Los datos señalan que las personas de sectores socioeconómicamente altos y medios estaban más dispuestas a modificar su voto en estas elecciones que sus compatriotas más pobres. Lo mismo sucede con el nivel educativo: los salvadoreños con más años de instrucción escolar responden con mayor frecuencia que su voto no será igual al de 1994. Lo anterior quiere decir que los votantes que disponen de más recursos sociales, posición económica y educación, se estaban desplazando de partido con más insistencia. Esto claramente tiene un impacto sobre los partidos políticos, sobre el voto potencial tal como puede verse también en el cuadro. Los actuales seguidores de ARENA presentan el nivel más bajo de desplazamiento, la mayoría de los seguidores del partido oficial votó de la misma manera que en 1994. Este dato es considerablemente distinto en los otros partidos, los cuales muestran diversos grados de desplazamiento. Los partidos pequeños, Convergencia Democrática y Liberal Democrático, presentan el mayor porcentaje de votos nuevos; partidos como el FMLN muestran porcentajes intermedios, lo cual es significativo.

Cuadro 13

Opinión de si votará por el mismo partido que en 1994 según variables

(En porcentajes)

OpiniónNo
VariablesNoNo votósabe
Estrato
Alto39.832.519.58.1
Medio-alto37.837.017.57.7
Medio-bajo33.232.820.713.4
Obrero25.734.423.216.7
Marginal22.833.329.114.8
Rural24.835.025.215.0
Estudios
Ninguno21.435.221.921.4
Primaria25.239.119.416.3
Plan básico23.630.030.016.3
Bachillerato31.025.833.210.1
Superior39.337.416.37.0
Preferencia Política
Ninguno33.520.625.220.6
ARENA7.860.423.18.7
FMLN30.545.521.82.3
PDC19.147.925.57.4
PCN39.534.925.60.0
CD56.036.08.00.0
PLD47.88.739.14.3
Otros68.413.213.25.3
No responde28.231.417.323.1
Todos %28.634.523.313.6
N518625422247

¿Su voto en marzo será por el mismo partido que en las elecciones de 1994?

A pesar de que los datos podrían hacer creer que ARENA muestra el nivel más alto de retención de sus seguidores, en realidad, dicen lo contrario. El partido de gobierno muestra la proporción más alta de personas que dicen que votaron por el mismo partido, porque buena parte de su electorado se ha ido a otro lado y, a diferencia del resto de partidos, ha ganado muy pocos votos procedentes de otros partidos. En este sentido, el partido de gobierno sería el que más aportó votos a favor de partidos como el de Conciliación Nacional y Liberal Democrático, incluso el FMLN.

3.4.4. El carné electoral

Para finalizar este apartado que aborda los factores que intervienen en la participación electoral, sólo resta presentar los datos arrojados por el sondeo en lo que se refiere a la tenencia del carné electoral. Obviamente, antes que la disponibilidad para votar, hay que cumplir conuno de los requisitos básicos, poseer el carné electoral. He aquí los resultados.

Cuadro 14

Posesión del carnet electoral

(En porcentajes)

Respuesta
VariablesNoEn trámite
Estrato
Alto5.787.86.5
Medio-alto4.592.33.3
Medio-bajo7.886.65.6
Obrero9.684.46.0
Marginal14.876.48.9
Rural16.475.77.9
Estudios
Ninguno20.073.36.7
Primaria12.181.66.3
Plan básico13.776.89.5
Bachillerato10.183.26.8
Superior4.690.25.1
Preferencia política
Ninguno12.380.86.8
ARENA12.579.87.8
FMLN6.288.05.8
PDC20.272.37.4
PCN11.686.02.3
CD8.084.08.0
PLD13.082.64.3
Otros5.392.12.6
No responde10.982.76.4
Todos %11.482.06.6
N2061486120

¿Tiene usted carnet electoral?

A un poco más de un mes de que se celebraran los comicios, aproximadamente ocho de cada diez salvadoreños adultos en posibilidad de votar afirmó tener su carné electoral, uno de esos diez lo tenía en trámite y el restante ni tenía carné ni los estaba tramitando. Ello muestra que, en teoría, la mayoría de la población estaba posibilitada para votar. Al menos tenía lo necesario para hacerlo. Sin embargo, la tenencia del carné no parece haber sido la misma en todos los grupos sociales. De acuerdo a las cifras del Cuadro 14, el documento era más común en los sectores medios y altos urbanos y en los universitarios que en los marginales, los campesinos y los analfabetas. Ello quiere decir que las personas con menos recursos contaban también con menos posibilidades para ejercer su derecho a elegir. Un dato importante del mismo cuadro es el que se refiere a la distribución por partido de preferencia. Los simpatizantes del FMLN y del Partido de Conciliación Nacional presentan la proporción más alta de ciudadanos con carné electoral, mientras que seguidores de partidos importantes como ARENA y el Demócrata Cristiano muestran la proporción más baja. No es posible precisar aquí si una distribución de este tipo afectó el desempeño electoral de estos últimos partidos. En teoría esto podría haber favorecido a unos y perjudicado a otros. Sin embargo, por otro lado, muchos de los que no tenían carné electoral tampoco mostraban mucha confianza, suficiente interés y la necesaria disponibilidad para ir a votar. Precisamente, esos ciudadanos no disponían de la documentación electoral porque no estaban interesados en participar, a pesar de tener un partido de preferencia. Estas condiciones pudieron haber equilibrado el resultado electoral al final.

3.5. Las opiniones sobre el proceso electoral y la situación política

Como ya se ha dicho, una amplia sección del cuestionario fue dedicada a explorar las opiniones respecto al proceso electoral. Esto no sólo en cuanto a las preferencias partidistas o a las actitudes hacia el proceso, sino también en términos de lo que piensan sobre coyunturas específicas o lo que significa la elección para ellos. Ya se ha visto que en febrero de 1997, buena parte de la ciudadanía tenía poca confianza e interés en la dinámica electoral. De hecho, a esas alturas del proceso (la campaña para diputados había comenzado quince días antes y la de concejos municipales estaba a punto de dar inicio), la mayoría de los salvadoreños, el 74 por ciento, no conocía los candidatos a diputados y es muy probable que la campaña haya terminado sin un incremento sustancial en este punto. Sin embargo y a pesar de estas condiciones, la mayor parte de los ciudadanos sí tenían opiniones concretas sobre los aspectos electorales . Estos elementos, a la vez, forman parte de una estructura más amplia de pensamiento sobre el sistema político.

3.5.1. Opiniones sobre el país

Una pregunta ya clásica en los sondeos políticos del IUDOP es la que recoge las opiniones sobre el cambio social en el país. En esta oportunidad, los resultados muestran que la mayoría de la población piensa que el sistema social salvadoreño necesita reformas, un porcentaje menor pero importante considera que deben realizarse cambios radicales y sólo un minoría se pronunció por dejar la sociedad tal y como está. Una comparación con resultados obtenidos en sondeos anteriores (ver IUDOP, 1994; IUDOP, 1995) muestra que cada vez hay menos personas que piensan que el sistema social debe dejarse tal y como está; mientras que el grupo que ha crecido más es el de las que piden algunas reformas. Así, los datos sugieren que la población está convencida de la necesidad de cambios; sin embargo, no existe un acuerdo único sobre la magnitud de los mismos.

Figura 4

Pensando en cómo está nuestro país hoy, ¿cree Ud. que hay que mantener el sistema

social como está, hay que hacer algunas reformas o hay que cambiarlo totalmente?

Ahora bien, en otro punto, desde la población ¿qué significan las elecciones para el proceso democratizado del país? Más de la mitad de los consultados, el 52.9 por ciento, piensa que los comicios serán muy útiles para la democratización nacional; mientras que el 32.3 por ciento, la tercera parte, piensa que el proceso será poco útil y un 6.3 por ciento considera que no será útil. El resto declinó opinar. Estos datos ofrecen una imagen, en general, positiva por parte de los ciudadanos sobre la utilidad de las elecciones; sin embargo, habría que estudiar más a fondo - el sondeo en cuestión no lo hace - si estas opiniones responden realmente a una convicción ciudadana del valor de las elecciones para fundamentar la democracia, o simplemente expresan la idea estereotipada de que elecciones es igual a democracia.

3.5.2. La confianza en el Tribunal Supremo Electoral y los partidos

Un aspecto esencial de la manera en que los ciudadanos perciben un proceso electoral es la confianza en las instituciones que toman parte activa en él. Aunque en un evento tan complejo como las elecciones toman parte muchas instituciones, probablemente las más importantes son dos: los contendientes, o sea, los partidos políticos, y el juez, es decir el Tribunal Supremo Electoral. En el sondeo se pidió a los salvadoreños que señalaran el nivel de confianza que les merecen esas instituciones. Los resultados no son tan favorables, sobre todo en lo que se refiere a los partidos políticos.

Un poco más de la cuarta parte de los salvadoreños no tiene confianza alguna en los partidos políticos, mientras que más de la mitad expresan poca o alguna confianza y sólo el 8.7 por ciento se declaran muy confiados en los partidos políticos. En el caso del Tribunal Supremo Electoral, la evaluación es un poco menos rígida: las cifras se desplazan hacia un aumento de la confianza, arrojando una evaluación mejor. ¿Cómo se explican estas opiniones un tanto diferenciadas? La poca confianza en las instituciones políticas partidistas no es algo nuevo, las investigaciones de opinión pública vienen mostrando una tendencia de desconfianza creciente hacia la mayoría de las instituciones del país, especialmente hacia los partidos políticos. Aparentemente, la campaña electoral no modificó sustancialmente esas actitudes de parte de los ciudadanos, es más, a juzgar por las tendencias mostradas en el resto de la encuesta de febrero, la campaña no hizo sino acrecentar esos niveles de recelo hacia los partidos. El caso del Tribunal Supremo Electoral es distinto. Y ello porque éste no ha sido un organismo visible permanentemente. El protagonismo del Tribunal Supremo Electoral se da esencialmente en épocas electorales, cuando se constituye en el dirigente y en el gestor de la dinámica electoral. Esto lo hace estar lejos del debate y de la polémica públicas - a diferencia de los partidos políticos -, lo cual se traduce en evaluaciones más equilibradas.

Cuadro 15

Confianza en los partidos políticos según variables

(En porcentajes)

ConfianzaNo
VariablesNingunaPocaAlgoMuchasabe
Partidos políticos 26.638.921.98.73.9
Tribunal Supremo Electoral18.331.625.418.06.6

Ahora le voy a pedir que me diga cuánta confianza tiene Ud. en las instituciones que le voy a mencionar:

Los partidos políticos.

Con todo, la confianza mostrada por los ciudadanos hacia las instituciones que participan en el proceso electoral, no parece ser la más apropiada cuando lo que se exige es credibilidad. Las elecciones salvadoreñas de 1997, cinco años después del fin de la guerra civil, debieron haber encontrado niveles crecientes de confianza ciudadana en sus instituciones; el que no haya ocurrido así constituye un indicador preocupante sobre la dinámica de la transición política salvadoreña.

3.5.3. Las opiniones sobre la campaña electoral

En términos generales, los salvadoreños pensaban que la campaña electoral de 1997 estaba dominada por la confrontación de los dos partidos mayoritarios, pero no se pusieron de acuerdo sobre el nivel de agresiones de los partidos, en comparación con las elecciones pasadas. Concretamente, dos tercios de las personas consultadas sostuvieron que existían sólo dos fuerzas con posibilidades para ganar las elecciones; mientras que la cuarta parte pensaba que todos los partidos tenían iguales oportunidades.

Un análisis por grupos sociales reveló que las personas con mayores recursos socioeconómicos, con más alto nivel educativo y con militancia en los partidos de izquierda tendieron a opinar que sólo existían dos fuerzas con posibilidades para ganar. Esto se explica porque los ciudadanos con mayores recursos socioeconómicos y educativos probablemente seguían con más atención el desarrollo de la campaña, la cual indicaba la preponderancia de los partidos mayoritarios. Tal explicación podría también ser aplicable a los seguidores de los partidos de izquierda, quienes al mismo tiempo se caracterizaron por mostrar los niveles más altos de interés en el proceso. El interés en el evento electoral usualmente se pudo haber traducido en una búsqueda más amplia de información sobre el mismo, al hacerlo se disponían de más criterios para distinguir sobre las candidaturas más fuertes.

Cuadro 16

Opinión de si sólo hay dos partidos políticos con posibilidades de ganar o

si todos los partidos políticos tienen igual oportunidad según variables

(En porcentajes)

OpiniónNo
VariablesSólo hay dos fuerzasTodos tienen oportunidadsabe
Estrato
Alto78.017.94.1
Medio-alto74.023.22.8
Medio-bajo72.821.16.0
Obrero63.128.18.7
Marginal63.329.17.6
Rural59.226.314.5
Estudios
Ninguno48.124.827.1
Primaria62.226.910.9
Plan básico63.928.97.2
Bachillerato70.126.13.8
Superior77.520.61.9
Preferencia política
Ninguno61.126.012.9
ARENA64.230.25.6
FMLN83.115.61.3
PDC57.433.09.6
PCN51.244.24.7
CD72.020.08.0
PLD69.626.14.3
Otros63.226.310.5
No responde64.722.412.8
Todos %65.625.49.1
N1188460164
Por lo que ha visto u oído de la campaña electoral, ¿considera que sólo hay dos fuerzas políticas con posibilidades o todos los partidos tiene igual oportunidad?

Según la encuesta, la mayor parte de los ciudadanos no sólo percibía que las posibilidades de victoria se reducían a dos partidos, sino que además pensaba que la campaña electoral básicamente estaba dominada por la confrontación entre éstos. Efectivamente, el 72.7 por ciento de los consultados, una amplia mayoría, sostenía que el proceso electoral estaba dominado por la confrontación; en cambio, sólo un 11.3 por ciento pensaba lo contrario y un 16.1 por ciento no supo responder a la pregunta. Ahora bien, lo anterior no quiere decir que para algunos salvadoreños, ese nivel de confrontación implicara de suyo un elevado nivel de agresiones. Aunque la mayoría de los ciudadanos estaba consciente de una campaña dominada por la confrontación entre los partidos ARENA y FMLN, no todos pensaban que habría más agresiones que en las anteriores. En este punto, la población se mostró dividida. Un poco más de la tercera parte, el 36.6 por ciento, sostenía que había más agresiones que en los procesos electorales anteriores; mientras que otra tercera parte, el 32.2 por ciento, pensaba que más bien había menos agresiones; y el resto pensaba que las agresiones se mantenían igual o no respondió.

En otro orden, el proceso electoral de 1997 estuvo precedido por un inusual desplazamiento de líderes políticos de un partido a otro. Este fenómeno, motivó muchas especulaciones sobre el impacto que tales movimientos tendrían sobre los resultados electorales. La encuesta consultó a los ciudadanos cómo veían estos desplazamientos. Específicamente se preguntó lo siguiente: “¿Considera Ud. que es bueno o malo el cambio de partido que han hecho algunos políticos?” El 44.7 por ciento opinó que ese cambio de “camiseta política” era malo para el proceso electoral; la mitad del porcentaje anterior, el 21.1 por ciento, dijo que era positivo, y el 18.5 por ciento comentó que “no era ni bueno ni malo”. El resto se abstuvo de responder a la pregunta. La opinión de que el cambio de partidos por parte de algunos líderes era un factor negativo para las elecciones se mantuvo con más intensidad en los sectores medios y altos urbanos y en los ciudadanos que han tenido estudios superiores. En cuanto a la distribución por preferencias políticas, los seguidores de los partidos grandes fueron más negativo que los de los partidos pequeños. Esto podría explicarse porque, precisamente, los partidos mayoritarios son los que más han tenido que enfrentar la emigración de figuras que, por lo general, se han desplazado hacia partidos nuevos o pequeños.

Otro de los puntos abordados en la parte dedicada a las opiniones sobre el proceso electoral se aproxima al ámbito de las simpatías y las preferencias políticas, aunque sin tocarlo de frente, pero de alguna manera ayuda a comprender cómo los salvadoreños veían a los partidos en contienda en 1997. En primer lugar, se preguntó sobre el partido que, a su juicio, tenía la propaganda que más le gustaba. Un porcentaje significativo (prácticamente la mitad) no eligió partido alguno, ya sea porque dijeron que ninguna propaganda le gustó o porque no quiso responder a la pregunta. Entre quienes mencionaron un partido, prácticamente sólo se destacan ARENA y el FMLN, los partidos más grandes. El partido de gobierno tiene el doble de respuestas que el partido de izquierda, pero juntos reúnen un poco más del 40 por ciento, dejando al resto de partidos muy por debajo (ver la Figura 5).

Figura 5

¿Qué partido tiene la propaganda que más le gusta a usted?

Estos datos confirman la percepción ya revelada por los ciudadanos, sobre el dominio que ejercían dos partidos en la campaña. Este dominio, sin embargo, no era absoluto, puesto que la mitad de la ciudadanía pareció no participar de la dinámica para apoyar a los rivales, ya sea por un abierto rechazo a los mismos o por indiferencia.

Preguntados sobre el tipo de asamblea legislativa que le conviene al país, en términos de partido dominante, tanto el FMLN como ARENA recibieron casi los mismos porcentajes: FMLN, el 19.4 por ciento, y ARENA, el 18.5 por ciento. Sin embargo, la respuesta referente a otros partidos o “dominada por otros” reunió a la tercera parte de las opiniones ciudadanas, a las que habría que añadir un 5.1 por ciento que dijo que la asamblea más conveniente para el país era una dominada por “todos los partidos” (ver la Figura 6). Estos resultados reflejan muy claramente que a pesar de que los dos partidos mayoritarios acumulaban las fuerzas políticas más grandes y dominaban la dinámica electoral, esto no quiere decir que eran apoyados por toda la población. Sin embargo, el resto de partidos tampoco contaba con el apoyo necesario como para revertir la polarización.

Los datos del sondeo son muy consistentes en mostrar dos cosas. En primer lugar, el dominio de dos partidos y, en segundo lugar, que ese dominio - que ciertamente afectaba toda la dinámica electoral - se fundamentaba esencialmente en la intervención de no más de la mitad de la población apta para votar. Esto da pie también a un par de consideraciones. Primero, se podría hipotetizar que ARENA y el FMLN dominaron la campaña no sobre la base de un apoyo popular masivo, sino sobre la de una población indiferente políticamente. Segundo, la naturaleza de los partidos que predominaron en la campaña no sólo impuso una dinámica de confrontación, sino que también implicó y profundizó la polarización política de las últimas dos décadas. A pesar de la indiferencia de buena parte de la población, la posición ideológica de los dos partidos principales hizó que la dinámica de confrontación competitiva, típica de unas elecciones, se convirtiera en agudización del fenómeno de la polarización que divide al país. Esto excluyó del debate político las fórmulas de concertación, en las cuales podrían haber participador la mayoría de los ciudadanos, que se mostraban más bien apáticos.

La polarización política era evidente en muchos aspectos. Por un lado, se podía identificar en las actitudes sobre la posibilidad de que ARENA siguiera controlando la asamblea Legislativa. Por otro lado, era visible cuando se preguntaba por el futuro del país si el FMLN ganaba las elecciones.

El primer caso se refiere a los resultados de una pregunta, la cual rezaba de la siguiente manera: “Pensando en el trabajo de la actual asamblea legislativa, ¿estaría usted de acuerdo con que ARENA continuara con la mayoría en la asamblea?”. Los resultados muestran que un poco más de la mitad de la ciudadanía, el 55.5 por ciento, señala su desacuerdo; mientras que la otra mitad está a favor (26 por ciento) o duda (18.5 por ciento). Pero quizás el dato más ilustrativo - aparte de los datos sobre la intención de voto - sobre el nivel del enfrentamiento y de la polarización política se encuentra en las respuestas a la pregunta sobre el futuro del país si el FMLN ganase los comicios.

Figura 6

¿Qué tipo de Asamblea Legislativa cree usted que le conviene más al país, una Asamblea

dominada por ARENA, una dominada por el FMLN o una Asamblea dominada por otros partidos?

Mientras el 23 por ciento de los encuestados dijo que el país mejoraría si el Frente llegase a ganar las elecciones; un porcentaje muy parecido, el 20.1 por ciento, afirmó que el país estaría en peligro. Los porcentajes restantes se dividen en opiniones intermedias, cuyo sentido además puede ser tomado de varias maneras: no pasaría nada (¿nada bueno o nada malo?), no dejarían gobernar al FMLN y las no respuestas. El nivel de enfrentamiento es particularmente evidente cuando se ven los resultados según el partido de preferencia (ver el Cuadro 17). La mayor parte de los adeptos al partido de gobierno se mostraron convencidos de que el país correría peligro si a el FMLN ganara y muy pocos pensaban que mejoraría la situación. En cambio, los partidarios del FMLN, en su mayoría, manifestaron su convicción de que el país habría de mejorar con una victoria de su partido, y sólo unos cuantos dijeron que estaría en peligro. Es interesante ver, al mismo tiempo, cómo en el resto de partidos las opiniones se distribuyen más equilibradamente y en varias filas, los porcentajes más altos están en las otras respuestas, incluyendo la no respuesta.

En con junto, los datos que se han presentado en las páginas anteriores son muy coherentes. Muestran una proporción constante de personas cuyas opiniones revelan apatía e indiferencia hacia el proceso electoral; este grupo es distinto de otro, en el cual es evidente el predominio de los dos partidos que representan los polos ideológicos que dominan el espectro político.Estos últimos, aparentemente pertenecientes a las clases medias urbanas y con elevados niveles de escolaridad, muestran opiniones que los hacen participar de una dinámica de polarización, que afecta al proceso en su conjunto

Cuadro 17

Opinión de qué pasaría si el FMLN gana las elecciones según variables

(En porcentajes)

OpiniónNo
NadaEl país estaríaNo dejaríanMejoraría laresponde
Variablesen peligrogobernar al FMLNsituación
Preferencia política
Ninguno30.316.811.416.025.4
ARENA20.644.510.05.919.0
FMLN11.72.318.261.76.2
PDC22.314.710.617.021.3
PCN23.341.92.314.018.6
CD0.012.048.036.04.0
PLD39.121.78.713.017.4
Otros23.723.723.721.17.9
No responde21.811.510.323.732.7
Todos %23.720.112.723.020.5
N429365230417371

En su opinión, ¿qué pasaría si el FMLN gana las elecciones?

. 3.6. El apoyo a los partidos

Este apartado es el más importante de una encuesta pre-electoral, pues mide el apoyo o rechazo social que reciben los partidos políticos contendientes. Como ya se dijo al principio del artículo, el sondeo de febrero procuró obtener las preferencias electorales de varias maneras, poniendo énfasis en diversos aspectos relacionados con la decisión de votar y modificando los contextos en los cuales se podría votar. En el presente apartado final, se presentan precisamente los resultados de todas esas mediciones, intentando poner al descubierto cómo - a pesar de existir una preferencia básica - una condición o estímulo diferente hacia las personas puede producir resultados un tanto distintos. Y en tal sentido, los datos aquí presentados pueden ser útiles para explicar los resultados de las elecciones.

Un dato fundamental para intentar establecer la movilidad de las preferencias partidistas es recoger el voto de las elecciones anteriores. Por eso se preguntó por la intención de voto para diputados en las elecciones de 1994. Al cruzar esas respuestas con las preferencias actuales se encuentran datos interesantes (ver el Cuadro 18).

La mayoría de personas que no tiene un partido de preferencia no votó en 1994. Esto sugiere que muchas de esas personas se han mantenido sin preferencia política y no han participado electoralmente por largo tiempo. Es muy probable entonces que buena parte de este grupo no haya votado el 16 de marzo. Más de la mitad de los seguidores de ARENA votó por el mismo partido en 1994 y casi una tercera parte no votó en 1994. Esto deja una proporción muy baja de areneros conversos, procedentes de otros partidos. En 1997, ARENA no habría captado votos que en el pasado pertenecieron a otros partidos. Esto ratifica los datos expuestos antes, según los cuales los areneros mostraban el porcentaje más bajo de nuevos simpatizantes. En el caso del FMLN, la distribución es distinta, pues tiene un buen grupo de seguidores que votó por él en el pasado, pero más de la mitad de sus adeptos actuales son electores nuevos o vienen de votar por otros partidos, especialmente de ARENA. Ello significa que buena parte de la fuerza básica del FMLN sería de afiliación reciente.

Cuadro 18

Partido político por el que votó para diputados en 1994 según variables

(En porcentajes)

Partido político por el que votó en 1994No
Preferencia políticaNo votóARENAFMLNPDCCDPCNOtrosresponde
Ninguno43.826.63.64.61.02.20.417.8
ARENA32.457.91.23.10.01.60.03.7
FMLN29.218.241.94.22.30.30.03.9
PDC31.98.51.150.00.02.16.06.4
PCN27.937.22.30.00.027.92.32.3
CD8.028.012.04.044.04.00.00.0
PLD52.226.14.34.30.04.30.08.7
Otros26.328.97.910.52.60.015.87.9
No responde26.924.45.15.80.62.61.333.3
Todos %36.129.99.96.71.52.40.712.7
N65454217912 2284412231

¿Por qué partido votó Ud. en las elecciones para diputados de 1994?

Ahora bien, aparte de las preferencias generales por partido, ¿cómo calificaban los ciudadanos la capacidad de cada uno de ellos para lidiar con los principales problemas del país?, ¿sería que los salvadoreños se dejaban llevar totalmente por sus inclinación partidista? Los resultados sugieren que no del todo. A los consultados se les preguntó concretamente sobre el partido más capaz para combatir la corrupción, de crear fuentes de trabajo, detener el alto costo de la vida y combatir la delincuencia; además, se les pidió que identificaran el partido que representa mejor sus intereses.

Cuadro 19

Partido político considerado más capaz de resolver los problemas.

(En porcentajes)

Partido más Partido políticoNo sabe
capaz de:NingunoARENAFMLNPDCCDPCNPLDOtros
Luchar contra corrupción28.815.224.33.61.12.02.02.021.0
Crear fuentes de empleo25.919.422.53.51.02.61.31.921.8
Detener alza de precios27.913.626.83.71.22.31.41.721.4
Combatir el crimen27.118.922.12.91.02.41.61.822.2
Defender sus intereses29.217.122.13.71.22.41.52.320.5

De los partidos inscritos en el país, ¿cuál considera más capaz de ...?

Según los resultados mostrados en el Cuadro 19, como era de esperarse por las cifras vistas anteriormente, las respuestas de ninguno, no sabe y la identificación de los partidos FMLN y ARENA, presentaron los porcentajes más altos. En general, un promedio del 27 por ciento piensa que ningún partido es capaz de resolver los problemas planteados ni de defender los intereses del consultado. En segundo lugar, el FMLN aparece como el partido que recoge la mayor proporción de respuestas de apoyo. Estas respuestas son particularmente más altas en los rubros del control del alza de los precios y del combate a la corrupción. En tercer lugar, ARENA aparece con porcentajes menores a los del FMLN. El partido oficial muestra un mejor desempeño cuando se trata de crear fuentes de trabajo, pero desciende significativamente en cuanto a parar la inflación y combatir la corrupción. El último punto destacable del Cuadro 19 es el bajísimo porcentaje que recibe el resto de partidos contendientes, juntos no reúnen ni siquiera el 12 por ciento y esto hace imposible validar cualquier diferencia planteada por los datos.

Los datos anteriores señalan que ciertamente algunos salvadoreños percibían diferencias en la capacidad de, al menos, los partidos mayoritarios para resolver problemas distintos. Mientras que ARENA y el FMLN se acercan mucho en sus porcentajes en el rubro de “crear fuentes de trabajo”, se distancian significativamente cuando se habla de “detener el alza de los precios”. Esto sugiere que ese rubro de orden económico pudo haber constituido una variable fundamental en la decisión del voto de los ciudadanos.

Llegados a este punto, ¿cuáles eran las intenciones de voto para los concejos municipales y para diputados a inicios de la campaña electoral? Los datos revelan que para los primeros días de febrero, el partido de izquierda mantenía una leve ventaja en las intenciones de voto sobre el partido oficial; esto, a pesar de que los dos partidos reciben casi porcentajes iguales en las preferencias generales. En la intención de voto para alcaldes, casi la mitad de los consultados no reveló un partido concreto, esto si se suman los porcentajes de los que dijeron ninguno, “voto secreto” y no sabe (ver la Figura 7). Los partidos con más intenciones de voto para alcaldes eran el FMLN y ARENA; partidos como el Demócrata Cristiano y de Conciliación Nacional se quedan en un nivel intermedio, aunque a una gran distancia de los primeros y luego se ubica el resto de los partidos. En comparación con las cifras referentes al partido de preferencia mostradas al principio de este trabajo, los partidos más grandes estarían recibiendo más intenciones de votos que muestras de preferencia; sin embargo, es el partido de izquierda el que tiene más intenciones de voto.

Figura 7

Si las elecciones fueran el próximo domingo, ¿por cuál partido votaría Ud. para alcaldes?

En cuanto a las intenciones de voto para diputados, el sondeo arrojó unos resultados muy parecidos. Prácticamente se mantiene la misma estructura de intención de voto, aunque en este caso se incrementa levemente la diferencia entre los dos partidos mayoritarios: el FMLN respecto a ARENA. El área de los que no eligieron partido se mantiene prácticamente igual, lo cual sugiere cierto nivel de firmeza en las declaraciones de las personas. En el Cuadro 20 se muestran los resultados según diversas variables.

Un examen de los datos por distintos grupos sociales arroja tendencias interesantes. En primer lugar, las intenciones de voto no se distribuyen de la misma manera en las distintas zonas geográficas del país. Mientras que en la zona metropolitana (constituida por San Salvador y los municipios que lo rodean) existe un predominio substancial del FMLN, en zonas como la oriental, ARENA predomina de una forma significativa; en el área occidental, por el contrario, parece más bien haber un equilibrio entre los dos partidos grandes; en las zonas central y paracentral el FMLN mantenía un equilibrio mas bien incómodo. Esta distribución de los resultados indica una tendencia según la cual la ventaja del FMLN es mayor conforme la población reside más hacia el centro del país; en los sitios más lejanos y a medida que se alejan del centro, ARENA tiene un apoyo importante.

En el estrato social, las diferencias se dan en varios puntos. En primer lugar, curiosamente, las personas con más recursos socioeconómicos tienden a decir con más frecuencia que no tienen partido de preferencia, esta conducta disminuye conforme se pasa a estratos menos aventajados; pero al mismo tiempo, en los estratos más bajos prevalece el “no sé”. Esto quiere decir que, mientras las personas con más recursos tienden con más frecuencia a rechazar la afiliación a un partido, los ciudadanos con menos recursos tienden a mostrarse más indecisos. En cuanto a los partidos mayoritarios, ARENA tiene un apoyo fundamental en las clases altas, el cual disminuye conforme lo hace la posición social; sin embargo, en las clase medias y bajas las diferencias no son tan grandes. El FMLN, por el contrario, parece tener su mayor base de intención de voto en los sectores medios de la población; éste es particularmente débil en los extremos socioeconómicos.

En la variable de género hay tres cosas relevantes. Primero, los hombres mostraron más intenciones de voto que las mujeres. Segundo, las intenciones de voto por los partidos mayoritarios son prácticamente iguales, en el caso del sexo femenino: por cada mujer que vota por ARENA, hay otra que vota por el FMLN. Tercero, el FMLN tiene un apoyo decisivo entre los hombres. En la variable de edad, las diferencias más obvias están en el porcentaje de personas que se muestra indecisa; según los datos, la indecisión - o las respuestas de “no sé” - aumenta con la edad y, en general, todos los partidos importantes ven disminuido su apoyo con el aumento de los años del elector. Esto produce que los votantes más activos sean los más jóvenes, especialmente en el caso de ARENA, cuyo apoyo en el grupo de 18 a 25 años es crucial.

Cuadro 20

Intención de voto en la actualidad para diputado de 1997 según variables

(En porcentajes)

Intención de votoNo
Votosabe
VariablesNingunoARENAFMLNPDCCDPCNMUPLDPRSCsecretoOtros
Zona del país
Occidental5.516.415.75.50.83.72.90.81.019.11.627.2
Central6.517.422.03.11.61.21.22.50.616.10.627.0
Metropolitana11.316.932.32.83.51.10.44.31.110.60.615.2
Paracentral4.518.020.03.70.87.31.60.82.018.00.822.4
Oriental7.818.513.57.52.34.00.32.32.317.81.322.8
Estrato
Alto11.432.514.61.63.34.60.02.44.911.40.013.0
Medio-alto11.419.127.20.04.54.52.42.81.211.02.013.8
Medio-bajo10.816.822.82.62.61.31.74.31.713.82.220.3
Obrero7.116.425.76.01.63.01.41.91.611.70.822.7
Marginal4.214.824.18.02.13.40.03.00.418.60.421.1
Rural5.415.515.85.60.53.01.21.30.821.20.729.1
Sexo
Masculino7.516.224.44.22.23.11.73.21.416.21.318.7
Femenino17.518.518.14.91.73.20.71.51.415.70.726.0
Edad
18 a 25 años6.724.723.95.51.72.90.82.11.010.10.619.9
26 a 40 años8.514.323.24.41.43.31.92.01.418.01.520.1
41 a 55 años6.812.418.63.43.42.80.61.92.519.90.327.3
56 años y más6.519.811.15.12.33.70.54.60.515.70.929.5
Estudios
Ninguno5.217.16.28.11.02.41.00.51.420.50.536.2
Primaria4.915.818.75.11.03.21.02.00.320.20.527.0
Plan básico5.316.322.86.11.11.90.82.31.116.70.425.1
Bachillerato11.116.623.94.12.74.90.83.31.910.32.218.2
Superior10.821.728.71.43.82.72.43.02.711.41.410.0
Religión
Ninguna8.59.922.94.51.42.80.82.01.719.80.325.2
Católica6.820.021.84.92.33.70.82.61.515.20.819.8
Evangélica8.416.517.73.81.22.33.21.70.914.82.327.2
Otra9.621.219.23.83.80.00.01.90.013.50.026.9
Preferencia política
Ninguno15.37.78.63.11.42.11.02.61.622.30.933.5
ARENA0.971.34.40.90.30.60.30.30.35.60.314.6
FMLN1.01.086.71.01.30.00.00.30.33.90.04.5
PDC0.05.38.551.10.02.10.00.00.08.51.123.4
PCN4.72.37.00.00.079.10.02.30.02.30.02.3
CD0.04.08.00.076.00.00.04.00.00.00.08.0
PLD4.38.70.08.70.04.30.069.60.00.00.04.3
Otros partidos2.60.010.50.00.00.034.20.023.70.023.75.3
No responde1.97.710.31.30.00.60.00.60.645.50.031.4
Todos %7.517.421.14.61.93.11.22.31.415.91.022.5
N13631538383355722422528618407

¿Si las elecciones fueran el próximo domingo, ¿por cuál partido votaría usted para diputado de su departamento?

Las intenciones de voto por los partidos mayoritarios aumentan con el nivel de escolaridad de los ciudadanos; sin embargo, al mismo tiempo aumenta el nivel de rechazo para elegir un partido. Lo que sucede entonces es que en la medida en que las personas tienen menor nivel educativo, en esa misma medida aumenta su nivel de indecisión política. En otras palabras, la educación influye en los niveles de decisión, ya sea para elegir partido o para rechazarlo. ARENA tiene un apoyo poco común entre los universitarios y mantiene pocas diferencias en el resto de niveles educativos; en cambio, el apoyo al FMLN registra un aumento proporcional al nivel educativo. Al igual que ARENA, su apoyo máximo se da entre los más educados, pero en la medida en que baja la escolaridad de las personas, en esa misma medida disminuye también su apoyo.

Resumiendo, las cifras indican que las intenciones de voto no son uniformes para toda la población. Tanto variables sociales - el lugar de residencia, el estrato social y la educación - como las variables personales - el sexo y la edad - intervienen no sólo en el apoyo a un determinado partido, sino incluso en la actitud de rechazo a los mismos. Esto complementa todos los datos anteriores que muestran la división de opiniones. El proceso electoral de 1997 encontró a un país con una diversidad de visiones y posturas sobre la dinámica política que, al final, intervinieron en la manera en que ésta se desarrolló. Aunque este articulo no tiene como propósito hipotetizar sobre las causas del ausentismo que se dio en la jornada electoral, los datos sugieren que este fenómeno no surgió inesperadamente, sino que buena parte de la población, de antemano, había decidido no votar.

3.7. Los candidatos a alcalde de San Salvador

Como punto adicional se midieron las simpatías de los residentes capitalinos hacia los candidatos a la alcaldía de San Salvador. Esto porque la alcaldía capitalina es considerada de suma importancia dentro de la dinámica política del país. Esta institución gobierna a un poco más del 10 por ciento de la población y tiene una influencia fundamental en los gobiernos de los municipios que la rodean, los cuales controlan el 20 por ciento adicional de la población.

Para medir la simpatía por los candidatos a alcalde se pidió a la personas que dijeron que votarían en San Salvador que calificaran con una nota de 0 a 10 a cada uno de los principales candidatos. Los candidatos evaluados fueron: Eddie González de Conciliación Nacional, Ramón Wilfredo Jovel del Demócrata Cristiano, Hermán Schlageter de Renovación Social Cristiano, Héctor Silva de la coalición FMLN-Convergencia Democrática-Movimiento de Unidad y Mario Valiente de ARENA. Los resultados indican que en general todos los candidatos recibieron promedios bajos, pero el único que logró superar la línea del 6 fue Héctor Silva. Éste recibió los mayores puntajes en comparación con el resto y es especialmente bien visto por los sectores medios y altos de la capital. Curiosamente, el candidato con la siguiente mejor nota no es el representante del partido en el gobierno, sino Herman Schlageter - postulado por uno de los partidos que recibe muy pocas preferencias del público -; en tercer lugar y a poca distancia, se encuentra Mario Valiente, dejando a los candidatos del Demócrata Cristiano y de Conciliación Nacional con los promedios más bajos. Aparte de las calificaciones recibidas, los datos señalan que no todos los candidatos eran conocidos de la misma forma. Valiente, por ejemplo, era el más conocido, pero no estaba bien evaluado; en cambio, Héctor Silva era conocido por muchas menos personas, pero en general sus evaluaciones fueron positivas. Candidatos como González y Jovel enfrentaban el doble problema, al ser poco conocidos y no estar muy bien evaluados.

Cuadro 21

Calificación de los candidatos a la Alcaldía de San Salvador

CandidatosNPromedio
Héctor Silva2466.42
Herman Schlageter1874.94
Mario Valiente3714.88
Ramón Wilfredo Jovel1624.09
Eddie González 1713.88
Ahora le voy a preguntar sobre algunos candidatos a la alcaldía de San Salvador, le voy a pedir por lo que Ud. conoce o ha oído me diga ¿qué calificación le daría en una escala de 0 a10?

4. Conclusiones

El último sondeo pre-electoral realizado por el IUDOP reveló varios puntos importantes relacionados con la dinámica eleccionaria.

La mayoría de los salvadoreños no tenía partido de preferencia alguno. Esto se daba no tanto porque los ciudadanos se mostrasen indecisos, sino porque la mayoría no parecía sentirse atraída por algún instituto político. Dentro de los que sí eligieron partidos, las simpatías estaban concentradas en sólo dos partidos, que juntos constituían más del 60 por ciento de los que identificaron un partido, pero que en comparación con la población adulta del país representaban sólo el 35 por ciento.

En la campaña electoral, los salvadoreños se mostraron inusualmente más preocupados por la problemática económica que por el problema del crimen - que había venido en ascenso en los últimos sondeos . Los resultados de la encuesta sugieren que el planteamiento de los problemas nacionales estuvo influenciado por la dinámica electoral, favoreciendo algunas ofertas políticas y perjudicando otras.

El sondeo también mostró el impacto de la identidad partidista en ciertas actitudes hacia el proceso y en ciertas áreas de la opinión pública. Esta influencia no es generalizada, pero actúa de manera que condiciona la forma en que los ciudadanos encaran el proceso electoral.

En términos de género, la mayor parte de los ciudadanos tiene una actitud positiva hacia la relación entre mujer y política; sin embargo, el sondeo mismo no ofrece más evidencias de que esta actitud declarada se traduzca en un comportamiento coherente en el mismo sentido. La mayoría de los ciudadanos se muestra tolerante hacia la participación electoral y el apoyo al sistema democrático, pero existen grupos importantes que se resisten a permitir que los demás ejerzan su derecho, cuando lo hacen de una manera que puede ser juzgada poco inteligente. Aunque la mayor parte de los consultados veía a las elecciones como un evento en el que se podía incidir, un grupo nada despreciable pensaba que su participación no era importante para definir el resultado de las elecciones.

A pesar de que muchas personas valoraron las elecciones como útiles para la democratización del país y de que la mayoría de los salvadoreños prefiere una democracia a una dictadura, la encuesta mostró que todavía existen segmentos importantes de la población que podrían llegar apoyar un sistema autoritario.

Las actitudes generales hacia el proceso electoral estaban traspasadas por la desconfianza y el poco interés hacia la política. Aunque la desconfianza en los procesos electorales todavía persiste de manera significativa y se mantuvo en el de febrero de 1997, el interés en la dinámica electoral actual estuvo más vinculado a la posibilidad de participación.

Los salvadoreños percibieron una campaña electoral extremadamente confrontativa. A ojos de los ciudadanos, el proceso electoral estuvo dominado por la competencia entre los partidos ARENA y FMLN. Esta percepción provocó que muchos de ellos decidieran no participar, mientras que otros - los seguidores de los partidos en cuestión - se mostraban muy interesados. Esto produjo uno nivel de polarización política elevado y mostró que algunos ciudadanos aún se comportan según esquemas que recuerdan mucho la guerra.

Al igual que las preferencias partidistas, la mayor parte de las intenciones de voto se concentraba en sólo dos partidos. La encuesta mostraba sobre todo el potencial del FMLN y el desgaste de ARENA, en relación a elecciones anteriores. También mostraba cómo los resultados variaban en función de diversas condiciones. Aunque el partido de izquierda aparecía siempre en las intenciones de voto con una ligera ventaja, los datos provenientes de la pregunta sobre la preferencia de partidos y las preguntas sobre la identificación con los partidos indicaban que la ventaja del Frente no era cómoda.

Las evaluaciones sobre los candidatos a alcalde arrojaron en general unos promedios bastante bajos. Sin embargo, el candidato de la coalición FMLN-Convergencia Democrática-Movimiento de Unidad recibió los mayores puntajes estableciendo una brecha significativa entre él y el resto que , a excepción de Mario Valiente, eran desconocidos para la mayoría.

Referencias bibliográficas

Coleman, Kenneth; Cruz, José Miguel y Moore, Peter. (1996).” Retos para consolidar la democracia en El Salvador”. En Estudios Centroamericanos (ECA). 571-572, pp.415 - 440,

San Salvador.

J.M.C. (1994).” Ausentismo en elecciones: algunas reflexiones e hipótesis desde las encuestas”. En Estudios Centroamericanos (ECA), 545- 546, pp. 274-285, San Salvador.

Instituto Universitario de Opinión Pública (1997). Encuesta sobre el proceso electoral de 1997. Serie de informes 61. San Salvador: IUDOP-UCA.

Instituto Universitario de Opinión Pública (1996). Encuesta de la evaluación política de 1996. Serie de informes 60. San Salvador: IUDOP-UCA.

Instituto Universitario de Opinión Pública (l995). Encuesta sobre el sistema político salvadoreño.

Serie de Informes 51. San Salvador: IUDOP-UCA.