12/11/2013
“Dignas y ejemplares mujeres, representantes de la sencillez, generosidad y laboriosidad del pueblo salvadoreño. En recuerdo agradecido a su cercanía y servicio a la Compañía de Jesús, que las llevó a compartir el martirio”. Así reza la placa conmemorativa del que ahora es el Auditorio Elba y Celina Ramos, en el Edificio de Aulas “D”.
El acto de nominación y develación de placa se llevó a cabo en la tarde del 11 de noviembre. Como punto de partida de la actividad, Lidia Salamanca, vicerrectora académica, destacó el rol de la mujer salvadoreña en la realidad nacional y la necesidad de que desde la UCA se siga trabajando para mejorar sus condiciones sociales y económicas.
Como segundo punto, se dio lectura a las biografías de Elba y Celina. En los relatos, está reflejado el estilo de vida sencillo y fiel de las mujeres. Sus historias de sacrificio y lucha por superarse y salir adelante retratan el día a día de la mayoría de salvadoreños. Y se han convertido, de acuerdo a Andreu Oliva, rector de la Universidad, en “la voz y la esperanza de miles de víctimas inocentes que siguen esperando justicia y verdad”.
Oliva compartió algunos de los aspectos que hacen de ellas mujeres especiales. Por un lado, Elba, que trabajó como cocinera del teologado de los jesuitas en Antiguo Cuscatlán, era, para sacerdotes y novicios, “una madre que sabía reconocer en sus rostros las alegrías y las angustias que vivían, especialmente en esos años difíciles de la guerra civil”. Mientras que su hija, Celina, “representa la alegría, la esperanza y los sueños de la juventud salvadoreña”.
La joven, por su dedicación a los estudios, consiguió una beca para cursar el bachillerato e hizo los sacrificios necesarios para no perderla: dejó el baloncesto y la catequesis, para dedicarse de lleno a conseguir buenas calificaciones. Celina es, además, “y de manera muy dolorosa, un símbolo de esa juventud que continúa en nuestros días siendo perseguida, amenazada, secuestrada y hasta asesinada”, reflexionó el Rector.
El campus de la UCA tiene ahora un espacio dedicado a ellas, “para que sigan siendo fuente de inspiración y esperanza para el trabajo que día a día realizamos”. El Auditorio Elba y Celina Ramos se convierte, además, en un lugar que nos recuerda “que nos debemos al pueblo que aspira a una vida digna, y que esa es la misión de esta universidad”, recordó Oliva.
Madre e hija fueron asesinadas junto a los seis jesuitas en la madrugada del 16 de noviembre de 1989. Murieron abrazadas: el cuerpo de Elba sobre el de Celina, en un intento inútil por protegerla de las balas. Obdulio, esposo de Elba y padre de Celina, trabajó como jardinero en la UCA. En el sitio donde hallaron los cuerpos de cuatro de los sacerdotes, plantó rosas. En el centro colocó dos rosales amarillos, uno por Elba y otro por Celina. Alrededor sembró seis rosales rojos. Y calificó el asesinato de su familia como una “ingratitud inmensa”.
Elba y Celina Ramos.
