Universidad Centroamericana José Simeón Cañas

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Simplemente único


En la década de los ochenta, viví en la ciudad de Jayaque por cinco años. Durante mi niñez en esta ciudad, conocí al padre Ignacio Martín-Baró, a quien le decíamos padre Nacho. Recuerdo que con él salíamos a visitar enfermos, a los ancianos y dábamos catequesis a los niños.

Al finalizar cada misa, el padre Nacho se iba a la puerta de la iglesia y de sus bolsas sacaba muchos dulces; todos los niños lo rodeábamos con alegría. Me acuerdo de que cantaba y tocaba la guitarra con frecuencia. Él era simplemente único.

En 1989 murió de forma trágica un hermano mío; el 2 de noviembre de ese año que lo velamos, y el padre Nacho estuvo allí conmigo y mi familia. El 11 de noviembre, todos nos encontrábamos en Jayaque cuando nos avisaron que lo habían matado. Fue una terrible noticia. Estábamos de luto y encima nos mataban a nuestro pastor. Desde entonces, año con año, del pueblo sale una excursión para asistir a la vigilia.

Iris Indhira Campos de Morán, graduada de Licenciatura en Administración de Empresas en 2001