Red de Observadores Nacionales

La tarea más grande y compleja de un conteo rápido es la construcción de una Red de observadores y observadoras conformada por miles de voluntarios, quienes observan en diversos municipios el desarrollo de la jornada y consignan información relevante respecto a la calidad de la misma y al conteo de los votos. Es misma red es la encargada de transmitir toda la información pertinente sobre la jornada. En el caso salvadoreño, un pequeño equipo dentro del IUDOP estuvo a cargo de articular a nivel nacional una red de más de 2,000 voluntarios y voluntarias para la elección de enero y de 3,000 para la elección de marzo, que cubriera las necesidades de observación establecidas en la muestra.

Para conformar la Red fue necesario desarrollar una serie de actividades de promoción, reclutamiento, capacitación y organización de los equipos a nivel nacional. La Red se organizó con base en una estructura escalonada en diferentes niveles y articulada a nivel territorial, lo que facilitó la operatividad del proceso, en sus diferentes fases. En esta lógica, se nombraron además de los observadores que asumirían el conteo rápido en su respectiva JRV, coordinadores departamentales y municipales. Estos últimos se constituyeron en los referentes locales que animaron el reclutamiento local, lo que permitió contar con observadores en la mayoría de los municipios seleccionados en la muestra y con apoyos locales para los procesos de capacitación y organización de los equipos. Dado que es fundamental que la organización que impulsa el conteo genere confianza y credibilidad, no sólo ante las autoridades electorales, sino frente a los actores políticos y a la ciudadanía, los grupos que realizan la observación deben mantener una actitud de imparcialidad y objetividad. Bajo estos criterios, la selección de los voluntarios cobra una especial relevancia. Además de compromiso y la responsabilidad, uno de los requisitos más importantes exigidos a los observadores y observadoras fue la no afiliación política partidaria, debido a que su labor debería ser asumida con neutralidad política partidaria.

La fase inicial de reclutamiento estuvo basada en la comunidad educativa de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), desde donde se logró involucrar a más de 1,200 jóvenes estudiantes, quienes operaron mayoritariamente como observadores electorales en los departamentos de San Salvador y la Libertad. Para lograr cubrir las necesidades de observación en otras regiones del país, se procedió a ampliar la convocatoria en universidades privadas, parroquias, centros educativos y unidades de salud, en diferentes municipios del país. Esto respondió además a la pertinencia de contar con voluntarios y voluntarias que cubrieran los centros de votación cercanos a su residencia, de manera que pudiesen ejercer su derecho al voto.

La decisión de incrementar a 2,500 JRV la muestra en las elecciones presidenciales, obligó a reforzar el reclutamiento local, tanto en los municipios cubiertos en la elección de enero, donde se incrementó el número de JRVs, como en los nuevos municipios seleccionados para la elección de marzo. A su vez, se estableció una estrategia de reclutamiento particular en el Departamento de Cuscatlán, en atención a la iniciativa de voto residencial, en donde se instalaría el esfuerzo de acercamiento de urnas. Esto demandó reiteradas visitas de campo a los municipios y sectores mayoritariamente rurales de este departamento, a fin de completar las necesidades de observación.

Para la jornada electoral de enero, se inscribieron a nivel nacional un total de 2,103 voluntarios, mientras que para las elecciones presidenciales, la inscripción aumentó a 2,690 personas. Posteriormente se procedió a capacitar a los miembros de la Red en temas como la metodología de la observación, contenidos del Código Electoral y Reglamento de Observación Electoral, para lo cual se elaboró un manual de capacitación. Dado el tamaño de la red, se organizaron jornadas de capacitación a nivel municipal y/o departamental. Para la jornada de enero se capacitó un total de 2,116 personas, los cuales se distribuyeron en 53 diferentes jornadas de capacitación y a 2,752 personas para la elección de marzo, distribuidos en 54 jornadas. A su vez, se realizó con el TSE el trámite para la acreditación de todos aquellos que participaron en las capacitaciones. Para las elecciones legislativas y municipales se logró que el TSE emitiera acreditaciones a 2,103 personas y 2,871 para la elección presidencial (Ver Tabla 1). Del total de acreditados en cada elección, no todos lograron transmitir la información debido a diferentes razones, por lo que no se logró recuperar el total de la muestra teórica, pero sí un alto porcentaje de la misma.



El criterio de asignación inicial del observador a su JRV fue el lugar donde le corresponde votar; en aquellos casos donde no se pudo asignar observadores en su lugar de residencia, se ofrecieron las facilidades para que los voluntarios pudieran desplazarse a votar. Paralelamente a la conformación de la Red de observación y con la finalidad de generar un respaldo de toda la información y asegurar posibilidades de recuperación de la muestra, se articuló un equipo de 67 personas denominadas receptores ciudadanos (RECI) para la elección de enero y de 94 para la elección de marzo. La tarea de estos ciudadanos y ciudadanas fue captar desde sus hogares, exactamente la misma información de los formularios que se transmitía a la central de datos.

En cuanto a las características de la Red de observación que participó en ambas jornadas debe señalarse que se trató de hombres y mujeres mayoritariamente jóvenes. En cuanto al género, la participación en ambas jornadas estuvo bastante balanceada. Durante la jornada de enero, el 47.4 por ciento de los participantes fueron personas del sexo masculino, mientras que el 52.6 por ciento del género femenino. Durante los comicios de marzo, el 49.7 por ciento de participantes fueron hombres y el 50.3 por ciento mujeres.



En cuanto a la edad, en ambas jornadas, un poco más del 80 por ciento de los participantes fueron personas menores de 24 años. Durante la jornada de enero, el 83 por ciento tenía entre 17 y 24 años, el 10.6 por ciento se ubicó en el grupo entre los 25 y 32 años, el 3.5 por ciento en el rango de los 33 y 40 años y el 2.1 por ciento en el grupo de 41 años y más. En general, la edad promedio de este grupo es de 22.2 años. En el caso de las elecciones presidenciales, se mantiene la tendencia: el 80.4 por ciento se ubica en el grupo de 17 a 24 años, el 12.7 por ciento tiene entre 25 y 32 años, el 4.1 por ciento se encuentra en el rango de 33 a 40 años y sólo el 2.8 por ciento tiene 41 años o más (Ver gráfico 2). La edad promedio del grupo de observación en marzo es de 22.6 años, lo que confirma la tendencia que se trató de una Red mayoritariamente joven. Esto alude al valor agregado que generó el proceso de observación, al promover entre los jóvenes un involucramiento directo en los procesos electorales y en la vida política del país.