Rufina Amaya fue la única sobreviviente de la masacre de El Mozote, en 1980; perdió a toda su familia y conocidos. Pero decidió no quedarse callada; su historia trascendió fronteras y sacó a la luz una realidad que miles de salvadoreños sufrieron en la época del conflicto armado.
Ahora, tras 29 años de aquella tragedia y en el marco de la conmemoración del XX aniversario de los mártires de la UCA, el Centro Cultural Universitario y Salvadoreños en el Mundo, institución que representa a buena parte de los 2.5 millones de compatriotas dispersos en el orbe, organizaron la presentación del réquiem Las lamentaciones de Rufina Amaya. El evento tuvo lugar en el Auditorio “Ignacio Ellacuría”, el viernes 6 de noviembre, a las 6 de la tarde, con un lleno total.
Presentándose por primera vez en la UCA, el coro de Ópera de El Salvador, dirigido por Karl Doetsch, junto a una orquesta de cámara fueron los encargados de darle vida a la composición del músico salvadoreño Carlos Colón Quintana, basada en textos litúrgicos y en un poema de Nora Méndez, escritora también salvadoreña.
Durante el concierto, las finas y hermosas voces de los niños y niñas del Instituto Hermanas Somascas, que también acompañaron al elenco principal, se mezclaron con los violines, piano y el canto operático de Ana Gertrudis Gómez Pinel y Ángela de Guardado; coincidiendo todos en una armonía que a más de uno de los asistentes sacó lágrimas. Una de las interpretaciones más ovacionadas de la noche fue Rufina llora por sus hijos, canción que expresa la angustia que vivieron los menores asesinados en El Mozote.
En el cierre de la jornada vocal, los músicos interpretaron Vencerá el amor, pieza dedicada a los mártires de la UCA, que se constituyó en el final perfecto para una velada de melodías clásicas que permitió homenajear de manera profunda y emotiva la memoria de todos los mártires de El Salvador.
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