Me gustaría la memoria,
que te recuerden como un gigante.
Me gustan las pinturas,
me encantaba su fe.
Grande como un celoso pintor.
Fuerte, si la lluvia así lo quería.
Me gusta su sangre,
salvadoreña llena de pudor intelectual.
Adoro las persianas cantantes,
esas que no tenían banderas, solo ideales.
Me gusta la revolución desnuda y sin colores,
ojalá tratáramos… Eso me gustaría.
Me gustaría abrir la puerta y saludarlos a todos,
por primera vez decirles adiós.
Como al escuchar una canción triste,
que habla solo de ellos.
Me gustaría no encontrar armas,
y tener un estilo que les de apetito.
Me gustaría que me conocieran,
y me dijeran que me falta mucho por hacer.