En un lugar de esta mancha,
cuyo nombre sería bueno recordar,
vivió un cristiano sincero,
fiero pensante y fiel denunciador
de las injusticias...
Por estandarte
siempre tuvo la razón,
y por caballo su fe.
Se dice que luchó
contra la violencia
buscando siempre el bienestar
de su gran amor:
el Pueblo.
Enfrentose a los molinos
de la represión.
y nunca se confió de lo evidente,
pues es allí donde los encantadores
siempre atacan,
por donde nunca nadie prevé.
Un día lo mataron
y le dispararon en la cabeza...
¡Y qué molinos tan tontos,
porque su historia nunca será olvidada!